UN ASUNTO URGENTE — Crítica a una conferencia de Mario Alonso Puig— Adalid de la felicidad absurda y, de una nueva tierra de oportunidades

(...) y se le ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje,
para que con él cree y destruya (...) (IV, 2.4.6)
HÖLDERLIN, Friedrich





     Me pregunto, mi buen amigo si puedo frenar tu delirio; ese vértigo que sientes cuando desde tu púlpito escribes recetas para la felicidad: reinventarse y trazar un itinerario que nos conduzca a una nueva tierra: la tierra de las múltiples oportunidades: la llamas. Me hablas de explorar nuevas capacidades, del camino del héroe, de tu "Kun fu", y del destino. Y, yo me pregunto ¿qué destino?, cuando el porvenir es hoy: el presente, por muy insoportable que a todos nos parezca, más cuando ese mismo presente te tiene sujeto: inmovilizado, con la rodilla sobre el cuello. No se puede derribar a quien te estrangulado contra el suelo. Solo se puede, en ese momento, palmear la lona con el brazo que nos queda. Pero “negar la realidad presente, amigo, es negarse a uno mismo y negársela, igualmente, a los demás ofreciendo recetas falsas para un mañana que no llegará (pues mañana será igualmente el presente). Un crimen este, que alimenta la ingenuidad de la muchedumbre desventurada y unas falsas esperanzas, distrayendo la atención de aquello verdaderamente importante, a saber: que sobrevivir “hoy” es el asunto más urgente y unico relevante... La falacia no borra la mentira ni la tontería del mundo, solo la oculta y enmascara. Pero la realidad se muestra contundente y más rotunda aún con aquellos devorados por del parásito de la ingenuidad, que alimentarán deseos y vanas esperanzas, imaginando, trasladarlas a buen fin. Pues a poco de vagar laberintos, cuando les llega el momento en que comprueban que deben hacer frente a una realidad tan inminente como ineludible; que se torna en juego trágico con el destino. Llegado ese día, amigo, el más desgraciado de nuestra vida y que —siempre extrapolado a nuestro dominio— a todos nos ha de llegar, a saber: olvidada la promesa del último triunfo y una nueva tierra, e intuyendo el comienzo de aquello que no podremos soportar: será cuando reconoceremos en la vida la miseria de esta,  junto a esa inminencia opresiva de la lucha terrible y final que se avecina, entre “llegar a ser definitivamente, o dejar totalmente de ser: «quedar en nada». Es en ese punto es cuando reconocemos a nuestro verdadero enemigo, al más fuerte entre todos ellos: el miedo a nosotros mismos.

Tus recetas, amigo, solo sirven a tu cuenta bancaria. Quien se tenga que batir contra los demonios propios de este mundo, no encontrará armas o herramientas en la falsedad y vacuidad de aquellas palabras y gestos (siempre bien estudiados), los encontrará en su interior: viaje duro este, además, de solitario. Luego ni creo que sepas de lo que hablas, y mucho menos que estés capacitado para guiar a alguien por aquellas selvas, entendiendo que cada cual debemos, en solitario, hemos transitar en algún momento. Y digo esto, sencillamente porque no te veo en el fango, y mucho menos aún que alguna vez hubieses salido de él. Te veo acomodado: un intelectual que nos quiere dar lecciones a los que peleamos contra el devenir en los pantanales todos los días: unos contra la enfermedad y otros contra la pobreza, el hambre o la finitud de las propias esperanzas: vendes humo y por eso te critico: directamente. Por suerte es fácil, para quien quiere ver, ver la sombra del charlatán interesado que hay detrás de aquella figura: imagen que nos muestras. Nunca mejor que esta ocasión para terminar con aquella frase "Vives del cuento", solo que vendido como una realidad.

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