Jorge maqueda merchán & Jordi maqueda
Título: Los límites del lenguaje y la experiencia:
pensamiento, confusión y verdad en la filosofía especulativa
Resumen: Este ensayo examina la tensión entre lenguaje,
experiencia y pensamiento, argumentando que las estructuras lingüísticas
—aunque necesarias para comunicar— pueden también distorsionar o limitar la
manifestación espontánea de la conciencia. A partir de la proposición de
Wittgenstein “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”,
se explora cómo los conceptos heredados condicionan la percepción y restringen
la emergencia de una conciencia singular. El texto critica la tendencia a
abstraer el pensamiento de la experiencia vivida, advirtiendo sobre la
formación de conocimientos falsos cuando el lenguaje se desconecta de la
naturaleza de las cosas. Se reivindican tres modos epistemológicos —percepción
directa, inferencia lógica y testimonio valedero— como fundamentos para acceder
a la verdad. Finalmente, se propone una práctica filosófica rigurosa que
preserve el vínculo entre pensamiento y realidad, abierta a la contingencia
pero fiel a lo real, y se señalan tradiciones filosóficas que han enfrentado
este desafío desde perspectivas no occidentales.
Palabras
clave: Lenguaje, experiencia,
pensamiento especulativo, correlacionismo, epistemología, Wittgenstein, Yoga
Sūtra, falsedad conceptual, filosofía oriental, verdad.
Title: The Limits of Language and Experience: Thought,
Confusion, and Truth in Speculative Philosophy
Abstract: This essay examines the tension between language,
experience, and thought, arguing that linguistic structures—while esencial for
communication—can also distort or limit the spontaneous manifestation of
consciousness. Drawing on Wittgenstein’s proposition that “the limits of my
language mean the limits of my world,” it explores how inherited concepts
constrain perception and restrict the emergence of singular awareness. The text
critiques the abstraction of thought from lived experience and warns against
false knowledge arising when language becomes disconnected from the nature of
things. It reaffirms three epistemic modes—direct perception, logical
inference, and valid testimony—as essential for accessing truth. Finally, it
proposes a rigorous philosophical practice that preserves the link between
thought and reality, embracing contingency without sacrificing fidelity to what
is, and gestures toward non-Western traditions that have long addressed this
challenge.
Keywords: Language, experience, speculative thought, epistemology, Wittgenstein, Yoga Sūtra, false knowledge, contingency, philosophical rigor.
(El Texto)
Es difícil en ocasiones expresarse después de lo observado de alguna cosa antes, y cuánto más, todavía, expresar eso que sentimos acerca de lo observado; y así nos va.... No obstante, persisto en este deambular inagotable como pequeña condena que sufro con (júbilo→ eso que siento propio (lo→ que es antes de alguna manera y fuera del texto en el medio y en relación a alguna cosa de la propia experiencia / después lo→ de un texto y de una palabra, y lo→ del júbilo): cuando de nuevo a ello vuelvo (otra vez) y de un texto, a veces el mismo texto, que (ciertamente no-es cualquier texto) lo de una experiencia antes / que-es→ “una de esas cosas que Edgar Morín llamaría cuestiones ingenuas y banales (que todos solemos plantearnos entre los siete y los diecisiete años de edad, y que más tarde se inhiben (y de uno mismo la imposibilidad de ser de ellas) al mismo tiempo que nos oprime y asfixia pues de exponerlas se ridiculizan en cuanto entramos en las Universidades y en las Doctrinas”; aunque. en mi caso ―que no soy de doctrinas― me gustaría compartir de algunas lecturas, donde frases, enunciados, se dijeron que me dieron solo en que pensar, por el contrario (de otras lecturas) que como potencia y del pensamiento (antes) de la acción me movieron después (hacia→ actuar y a las me remito; de entre ellas una y donde entendí “El mundo era lo expresable→ luego lo que no era expresable quedaba fuera del mundo”. Después, y en la proposición 5.6 de su obra Tractatus Logico-Philosophicus Ludwing Wittgenstein afirmaba, «los límites de mi lenguaje Significan los límites de mi mundo» («Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt»). Y no parece que lleve poca razón. Nos educan mediante el lenguaje (siempre presente en nuestra formación desde edad muy temprana, siendo casi lo primero que aprendemos) pero, el lenguaje, como todo lo pretendidamente humano (y creado por las personas en su ilimitada imperfección) es incompleto e imperfecto, en tanto que no sirve universal y entera o correctamente a su fin, y, por tanto (comunicarse, solo por medio del lenguaje no es hacerlo manifestándose uno enteramente a los demás). Es cierto, que de una parte el lenguaje permite ejercer el pensamiento hacia fuera (expresarnos), pero al mismo tiempo de una parte nos limita de una sola forma: en las propias limitaciones de este; y de otro lado a veces somos en las propias limitaciones de uno: ausente del sentido propio de una cosa―por el mismo lenguaje― lo referido del otro→ pues, indudablemente, no podemos, y nadie puede representarse y ser del pensamiento entendiendo (de la memoria) de cualquier cosa que se nos refiera, sin haber sido antes nosotros en alguna experiencia de lo mismo (y de alguna cosa: luego en concreto de esa misma cosa (y en conciencia propia) después representada ante nosotros del pensamiento (aquello→ de lo que nos está hablando otro que nos lo refiere (por medio de una correcta definición lingüística; y aun así, entenderemos, que el significado de las palabras siempre depende de otras palabras, y sin esas otras, no hay nada, y lo mismo cuando no se ha considerado en ningún momento la necesidad de la experiencia→ como fuente primera de entendimiento de una cosa (de uno) y de toda palabra y nombre (o significante) de su significado de su verdad que deseamos transmitir mediante el lenguaje; Dicho de otra manera, el significado es el contenido y el significante es la forma física de un signo (como la palabra) que representa alguna cosa
Luego, qué ocurre si “algo” es de una
palabra→ “indefinible” a la conciencia propia (en ese sentido mismo del logos:
y de una verdad propia / y al escuchar aceptamos verdad de una palabra→ algo,
que es aquello “indefinible” sin propio significado de nosotros mismos (lo de
otro) no encontrando de la experiencia propia su verdad de alguna cosa, y solo
encontrando otras palabras que lo definen en el sentido de algo (que es el
sentido del otro (de algo) impropio ( no de unomismo- mío ( tuyo, suyo, etc.) y
que nos han explicado, pero que no reconocemos de ninguna forma ninguna cosa de
nosotros antes, ni de la propia experiencia-ahí de aquello que no-es en nuestra
conciencia todavía (y nada ahí) pues… sencillamente advertiremos que eso- no
existe de nosotros- / más después comprobando y del lenguaje (articulado
aquello mismo (de una explicación) luego una representación (de algo: que no-es
de una forma real de unomismo y es: nada, lo que ya hemos comprendido (por
medio del lenguaje) de lo que otros antes nos han explicado (por medio del
lenguaje) pero, que ahora podemos
recordar y es de alguna manera ( algo) lo
que no-es como pensar la cara de un hijo propio / pero de lo que podemos
movernos a- hacia→ de alguna cosa del medio a entenderlo. ¿Lo pensaron así alguna vez? Luego y no en
pocas ocasiones, llegamos a pensar (yo mismo lo hago) que más parece que no
somos nosotros quienes usamos el lenguaje, sino que este nos utiliza a
nosotros: desde aquel instante en que aquello que observamos en el camino, de
alguna manera y sólo se nos explica de inmediato en nuestra mente (del
pensamiento→ por el lenguaje) incluso antes de encontrarle uno mismo el
significado a la cosa que nos encontramos, observamos de inmediato armada la
frase que con las palabras propias definen aquello, que curiosamente ― y a
veces ocurre― que de la propia experiencia, no conocíamos.
Esta reflexión parte de la idea de
ser uno del pensamiento (desde las ideas o conceptos que refieren entidades aprendidas de
otros (y preso de estas por el pensamiento y ser→ de la palabra) sin ser
percibida “la situación”, genera una paradoja (que observamos / mas no
advertimos (lo serio de ésta) cuando al intentar consolidar nosotros una
identidad (de alguna cosa y de nosotros mismo observada del medio (en nuestra
propia revelación (lo de uno mismo) no percibimos como el mismo pensamiento
(por la luz la razón (y de la sombra del lenguaje (en la palabra), se dispara
articulándose de ésta a controlar (y dar sentido de pensar o imaginar) y
limitando así la manifestación espontánea y diversa de aquello mismo (de una
cosa del medio y propia) a la mente de uno / amputando de la conciencia aquello
mismo del medio que correspondería al conocimiento propio desde las propias
sensaciones ( de uno) y percepciones de lo mismo (en particular / lo de uno
mismo y de su propia experiencia después en conciencia (de alguna cosa)
Peor aún es→ cuando nos abstraemos de la
experiencia inmediata y directa—y nuestro pensamiento se distancia de la
vivencia o experiencia pura, como señalaría Paniker (y solo pensando de un
espacio en una estancia limitada) ― se impone una suerte de control del impulso
(que impide ser del acto hacia→ que la sustancia esencial de la mente se
despliegue moviéndose uno del medio de todas en todas sus formas. Esta
limitación no es únicamente una restricción desde lo conceptual (aprendido de
otro) que nos lleva a pensar que de un nombre una flor (es) y (es) lo mismo que
esa flor que yo tengo ante mis ojos); sino y más allá incluso se trata de un
fenómeno (irracional) en el cual el esfuerzo por dominar el pensamiento (desde
la razón actúa antes como una barrera impidiendo o negando el impulso que a uno
le lleva a conocer alguna cosa y siendo después desde la experiencia propia y pura
(en conciencia –uno- de aquello) lo mismo que de la mente luego uno, y de lo propio,
se expresa desde lo sentido: los verdaderos colores y riqueza innata variando
entre la inmediatez intuitiva y las estructuras discursivas del pensamiento
(siempre frente una cosa)
Luego, y sin salirnos de este mismo marco:
la filosofía abordada desde el mismo pensamiento de una perspectiva que desafía
el correlacionismo→ aquella noción que se asume donde el pensamiento
humano del mundo están intrínsecamente vinculados de modo que uno no puede
concebirse sin el otro, y donde la contingencia de lo real es absoluta (en
algunos casos→ entendiendo) que un evento, estado o cosa, puede ser→ de alguna
manera o de cualquier manera/ dependiendo de la situación, sin ser antes
necesario ni imposible después del pensamiento (algo→ que se presenta con
cierto margen de incertidumbre y que puede o no concretarse del todo o de
alguna forma (algo) dando opción / esto es: que el pensamiento (por la razón) pueda
formular enunciados acerca de entidades que “no son” y son en el
sentido radical, es decir→ entidades que no están
determinadas de una forma desde La percepción Directa, La Inferencia y
el Testimonio Valedero como pruebas de una naturaleza real preestablecida (que
todos más o menos entendemos de lo que conocemos) pero son→ del pensamiento entidades (lo que existe
y del pensamiento de uno). Lo que nos lleva después a La Confusión, en Lo
Engañoso de una Expresión Verbal que pudiese estar totalmente desconectada de
la realidad y, por tanto, a un Falso Conocimiento y testimonio lo mismo, falso,
después. En este sentido, el pensamiento humano (hablamos
siempre, al menos, entendiendo de una persona), aun cuando se origina en su
propia estructura y limites propios, es capaz de plantear y dar sentido a las
preguntas de uno que trascienden lo limitado de la propia experiencia directa o
incluso ausente de esta, abordando después una realidad radicalmente contingente→
“que no-es necesaria”, sino que depende de las circunstancias, condiciones o
deseos de uno para existir u ocurrir (evolucionado después de otros). A
continuación, algunos ejemplos breves que ilustran (lo que queremos decir→ en
relación a otras materias) que se han mencionado de otros textos y en relación
de alguna manera y de lo mismo que estamos trabajando:
Imaginemos la observación de un
fenómeno astronómico, como la explosión de una supernova, que nos ofrecería algunas
(sensaciones inmediatas) de la percepción o visión directa. Por ejemplo: la
supernova del Cangrejo, es una supernova que fue ampliamente vista en el año
1054, y según astrónomos chinos y árabes, fue notoria a la luz del día durante
23 jornadas y visible 653 noches, a partir del 10 de julio de 1054 hasta el 12
de abril de 1056. Sin embargo, a partir de esos datos, extrapolados a hoy
mediante telescopios (y de las supernovas actualmente, los científicos deducen
más allá de estas y las leyes físicas subyacentes: la forma de cómo es y no-es o
se manifiesta la materia en el universo. Este proceso refleja la postura
especulativa al reconocer que, aunque percibamos el evento individualmente y de
nuestras propias sensaciones de su aparición sintiendo alguna cosa / después su
desarrollo y explicación se fundamentan hoy como parte o dentro de una realidad
(o paradigma) independientemente de nuestra experiencia directa (es lo que
dicen otros que es, y más allá incluso de lo que podamos sentir de nosotros que
es).
Luego de marcos conceptuales en el ámbito
teórico: un físico, parte de ciertos datos experimentales (premisas). Luego y a
través del razonamiento deductivo, deduce (lo que no-es a los sentidos→ la existencia de
partículas aún no detectadas físicamente). Aquí, la validez de su testimonio de
datos medibles se combina con la lógica (paradigmática) para proponer (o
asentar) un modelo mayor al observado y físico que supone (y metafísicamente extrapolando) la presencia de
una realidad / otra mayor ( y, por tanto, formas) más allá del fenómeno observable,
alineándose con la idea, y del materialismo especulativo pues, de que lo real
trasciende la misma realidad observable Lo que para algunos podría ser y no-ser→
de alguna cosa (pensando: y estar nada / lo que no-es de una forma observable→ entendiendo antes de alguna cosa ahí del fenómeno
observable ) / lo que realmente después no-es pero es y es como es→ abierta a
múltiples interpretaciones e incluso a no estar de la forma de antes
manifiesta y existir→ de uno luego de otro evolucionando (meméticamente) y en
el ejercicio: en el sentido que algo se configura a partir de una interrogación
constante sobre la naturaleza de (algo) que no existe de nosotros
manifiesto de la forma, pero existe y de una pregunta después (eso→ de uno su pensamiento)
acerca de lo que no-es de una forma perceptible… Y Nos movemos ahora
hacia esa otra línea de reflexión que apunta a (eso→ de lo mismo y pensamiento)
que se denomina filosofía y de razonamiento (o solo de pensamiento→
especulativa) y, por tanto lo que puede ser / pensado / de alguna manera que es
y existe, lo que puede ser o no ser de una forma perceptible.
Tanto en las propuestas en las corrientes
del realismo y materialismo especulativo, que combina la creencia en una
realidad material independiente del pensamiento (materialismo) con la capacidad
de conocerla a través de la especulación (especulativo-a). Los principales
autores del materialismo especulativo, que son: Quentin Meillassoux, Graham
Harman, Ray Brassier e Iain Hamilton Grant buscan explorar una realidad
independiente de la cognición humana que revitaliza del materialismo a través
de una revisión de eso: que podemos llamar la
metafísica especulativa, y lo mismo pues, que intenta comprender después no
de la forma manifiesta, la realidad a través de la razón pura, partiendo de
principios abstractos para deducir la estructura de lo que no-es pero existe de
alguna manera luego es lo que puede ser→ pensado de alguna forma, sin basarse
en la experiencia sensorial (de antes / alguna cosa que entendemos y de lo que podemos
partir a entender otra cosa / lo mismo no igual la misma cosa “eso” del
pensamiento que existe, y no-es y es lo que puede ser de alguna forma perceptible
de alguna manera: lo pensado). Este enfoque se caracteriza por construir
sistemas filosóficos que, aunque a veces se inspiran en figuras como Dios o la
Idea (de algo/ que no es lo propio de uno todavía de una forma manifiesto),
operan a partir de dicha especulación y del debate conceptual [discusión formal y
estructurada entre dos o más partes que defienden posturas opuestas sobre un
tema polémico. Su objetivo es confrontar diferentes puntos de vista utilizando
argumentos razonados y persuasivos para persuadir a la audiencia y, a menudo,
llegar a una conclusión lógica o un acuerdo. Se caracteriza por la
participación de equipos a favor y en contra, un moderador que dirige el
proceso, y un formato de turnos para presentar introducciones, refutaciones y
conclusiones] sin la necesidad de
validación empírica de lo que existe de alguna manera de uno (de cada uno: lo
propio). Otros autores relacionados que incluyen a Arne De Boever, Rocco Turino
y Rodolfo Menchón, han contribuido con sus desarrollos buscando trascender lo mismo
esa limitación impuesta por la estrecha correlación existente entre sujeto y
objeto o realidad (dada del medio). Apostando por una capacidad del pensamiento
que-es→ aunque originada en criterios físicos y experienciales del medio (en
su origen: partiendo de un horizonte de eventos) capaz (por sí misma) de
extenderse después de una realidad que, en sí misma es y es lo que existe
diferente a nuestra perspectiva formal (y, por tanto: limitada).
Dicha filosofía especulativa (si es que
podemos hablar hoy de otros tipos de filosofía distinta) se erige→ desde la
posibilidad de uno y ser→ del pensamiento y moverse de él a-hacia→ y de las
cosas que son de la realidad en el medio (y de un margen de movimiento
interpretativo) luego a no moverse de la propia realidad de
una estancia (en lo que después se nos explica cómo una apuesta por recuperar
la facultad del pensamiento expresada en la posibilidad de generar marcos
interpretativos y no como lo que-es→ un abrazo a la incertidumbre que deviene
del pensamiento encerrado o cerrado al mundo (y más propio de un lugar y
personas con poca luz); pero, que curiosamente a algunos nos permite
observar de esa tensión de un pensamiento controlado y de la angustia… después
entender de la ausencia de la propia experiencia la imposibilidad luego de un
enunciado que capte la apertura de lo real a una conciencia (que después de una
experiencia se pueda explicar), y de lo que se establece (entiendo→ el centro
del que debería ser un debate del pensamiento contemporáneo (en español)
empezando desde su propio ser (es) entender de la palabra / entendida de un
idioma ( antes de abordarnos a otro lenguaje o idioma)
Que nos mueva a repensar (y tomados de la
mano de un hilo de cordura) no solo los límites del conocimiento humano (a
priori de una sola forma: y de cada uno su lengua) sino también luego la manera
en que (de otras formas de lenguaje o idioma) hoy entendemos el sentido relativo
de las cosas y el mundo que se articula desde la libertad especulativa para
cuestionar y reinventar los fundamentos mismos de lo que se conoce de las
ultimas causas (o de la realidad manifiesta). Frente a la realidad misma y
manifiesta donde todos los eventos, incluyendo las acciones humanas, están
causalmente determinados y se puede entender de o por causas anteriores y son y
es por lo tanto necesario (poder conocerlos entendiéndolos desde un determinado
origen) Y no caer en la contradicción / y decir yo soy (aquí y ahora de esta
manera→ un filósofo) y pretender después reinventarse de otra realidad
imaginaria y distinta (y ausente de la realidad misma de la que es y a la que “radicalmente” pertenece).
Luego entiendo, y de mí mismo, que el
pensamiento se revela (a veces ajeno) y no solo como una herramienta para
describir el mundo, sino como aquello que se atreve a dialogar con una realidad
mayor de la que nos hace y no nos hace participes (y tomemos ahora ese hilo de
cordura→ pues parece negarse de uno el propio pensamiento a encasillarse en
definiciones preestablecidas y verdades de otros, más cuando estas son
aceptadas (más les hace después parecer, y refiero de todos en general:
extraviados) Por tanto… De nuevo y de mí mismo, entiendo:
La percepción directa, la inferencia y el
testimonio valedero como pruebas o tres formas de conocimiento y verdad
que constituyen fundamentos esenciales en nuestra búsqueda de la propia verdad.
La percepción directa nos ancla en la experiencia inmediata de la realidad
de uno mismo; la inferencia, mediante el razonamiento lógico a partir de datos o
premisas, nos permite construir conclusiones que trascienden de uno la mera
experiencia sensorial; y el testimonio valedero (de otro), respaldado por la
credibilidad y la tradición, ofrece una verificación adicional en contextos
específicos hacia la propia verdad o conocimiento de algo en relación a alguna
cosa (de una cosa concreta y d nosotros nuestra verdad después). Cada uno de estos
métodos funciona como una prueba de la realidad, estableciendo un puente entre
el pensamiento de uno y lo que es –sin embargo, debemos reconocer que su
eficacia reside en que, al ser usados correctamente (y de un margen
interpretativo), cada uno se sustenta en una conexión genuina con la naturaleza
de las cosas (que son entendidas de sí mismas antes y en conciencia de uno
mismo luego de aquello (una cosa) y de lo otro y él→ ser del pensamiento lo
mismo uno consciente). Yo soy, de lo de mi mismo→ el pensamiento / luego por la
palabra (él→ de un texto) de un nombre y una forma fuera del texto.
La confusión como falso conocimiento: Cuando el
conocimiento se construye sobre premisas que no están fundamentadas en la
verdadera esencia o en la "real naturaleza" de un fenómeno, surge lo
que podemos denominar confusión (cuando no es la falsedad por medio de propios
intereses lo que prima). Este falso conocimiento no es simplemente una
equivocación temporal, sino un descarriar nuestro pensamiento que nos aleja del
entendimiento profundo de la realidad. La confusión se manifiesta cuando
interpretaciones parciales, erróneas o falsas se presentan como verdades
firmes, desviando así la búsqueda de sentido hacia rutas que no corresponden
con lo que realmente es→ una necesidad propia de nosotros conocer). En este
sentido, la claridad en la percepción y la consistencia en el razonamiento son
vitales para evitar caer en interpretaciones distorsionadas del mundo.
Lo engañoso en la expresión verbal y su
desconexión con la realidad: El lenguaje, herramienta central a
través del cual estructuramos el pensamiento y compartimos conocimientos, posee
una ambivalencia inherente. Por un lado, es capaz de transmitir ideas complejas
y de generar marcos interpretativos que nos permiten comprender de la realidad
misma igual lo contingente y lo imprevisto; por otro, puede volverse engañoso
cuando las palabras empleadas carecen de una correspondencia directa con la
experiencia real o con la naturaleza propia de las cosas (que son: entendidas o
no de unomismo). Cuando el discurso se distancia del referente (y de una cosa)
que pretende describir, se generan malinterpretaciones y, como consecuencia, se
alimenta una comunicación que, lejos de acercarnos a la verdad, nos conduce a
un constante estado de ambigüedad y falsedad simbólica. Este fenómeno es o
deberían ser especialmente críticos aquellos contextos filosóficos, donde la
precisión en el uso del lenguaje es crucial para no desvirtuar el significado
de enunciados (en relación a la experiencia propia de alguna cosa).
En el marco de una filosofía especulativa
–donde se pretende trascender la rígida correlación entre el pensamiento y la
experiencia– estas tres proposiciones permiten cerrar una separación y a la vez
una reflexión que se mueve entre la posibilidad de generar sentido de nada y el
riesgo intrínseco de equivocación. La percepción directa, la inferencia y el
testimonio valedero se erigen como pilares que, en conjunto, ofrecen una base
robusta para acceder a lo real (desde lo cual ser y después del pensamiento
movernos de algo (hacia alguna cosa). No obstante, debemos ser conscientes de
que el pensamiento está siempre expuesto a la tentación de la razón a caer en
la explicación de lo que no-es y por tanto en la confusión extraviándose uno:
cuando precisamente y de la explicación de lo que no-es se fundamenta un falso
conocimiento (aprendido) desvinculado de lo que es de la verdadera naturaleza
antes de los fenómenos luego de las ideas, o cuando el discurso verbal se
aparta de lo que realmente es hacia lo que no-es pero que se pretende
representar (de algo) alguna cosa.
Luego la tarea del pensador
contemporáneo –y de quien se adentra, por ejemplo: en el terreno de otro: lo
desconocido pues– consiste en mantener el ser→ de algo antes y entendiendo
alguna cosa) que no-es de una forma concreta (lo de unomismo todavía) y
moviéndose manteniendo viva la conexión entre el pensamiento y realidad,
utilizando las pruebas o experiencia válidas ―empezando desde las propias sensaciones
de alguna cosa ahí que no-es pero es y existe lo que a los sentido ordinarios
no parece estar de una forma― para sostener nuestro conocimiento. Al mismo
tiempo, es imperativo reconocer y evitar engaños que surgen de la confusión
conceptual y del uso impreciso del lenguaje. Solo a través de un discurso
riguroso se podrá lograr una comprensión más profunda de lo que es y no-es
libre de lo que son distorsiones, en las que el sentido se fundamente en el
reconocimiento real (aunque sea de alguna manera y de alguna forma: partiendo
de vagas pero precisas sensaciones). Luego Se abren aquí múltiples
senderos que se bifurcan para explorar distintas tradiciones de pensamiento
desde las escuelas de filosofía oriental– que han abordado el reto de articular
un conocimiento que sea simultáneamente fiable y abierto.
El ser uno del pensamiento -y de otro)
escuchando de: a- eSo→ que va moviéndose
luego de uno (hacia→ yendo, moviéndose / luego permaneciendo-ahí (es decir: habiendo
decido estar luego estando de algo de
aquello de otro, lo que se mueve y es de uno a la vez / es tener que impedir por el
control (cuando uno es lo ausente / no de esa experiencia) que la sustancia que
constituye la Mente tome diversas formas que no son lo de uno गः. Durante ese tiempo el
ser de (uno) descansa en su propio estado y es (inmodificado (sin
representaciones). En otros momentos el ser está identificado no de unomismo con
las modificaciones / representaciones (proponiendo / luego de uno pensando en
cosas que no son-ahí de uno lo propio /
pero son formas del pensamiento que representan realidades o supuestas
realidades de otro luego imaginarias de uno) यो. 5. Hay cinco clases de
modificaciones o vrittis (algunas) dolorosas y (otras) no dolorosas. 6. (Estas
son: el recto conocimiento (comprensión profunda y correcta de la realidad y,
por ejemplo: de alguna cosa sin experimentar dicha cosa o ninguna cosa (la
imaginamos); luego la falta de discernimiento (incapacidad de distinguir lo que
es correcto de lo incorrecto ( no distinguir verdad de una cosa de unomismo de
la no verdad de lo mismo (cuando es de otro su verdad); la ilusión verbal (se
refiere a una situación en la que el lenguaje, ya sea escrito o hablado o
pensado, crea una imagen o representación de una percepción errónea en la mente
/ que no-es del oyente o lector): lo mismo de otra manera es: no distinguir de
la realidad la posibilidad de un sueño y establecerse de la memoria
representarse de algo en lugar de estar siendo por conciencia de una cosa real
y propia. 7. Luego la percepción directa, la inferencia (proceso mental donde,
a partir de premisas o datos, se llega a una conclusión lógica) y el testimonio
valedero (considerado válido, creíble y aceptable en un contexto específico, un
relato o declaración que se considera como prueba fehaciente o confirmación de
alguna cosa concreta) son pruebas. 8. Confusión, es, falso conocimiento no
establecido en la real naturaleza de una cosa. 9. Lo engañoso, en la expresión
verbal, proviene de palabras que no tienen ninguna (relación con la) realidad― (Samadhi
Pada 1-9).


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