Es difícil en ocasiones expresarse después de lo observado de alguna cosa antes, y cuánto más, todavía, expresar eso que sentimos acerca de lo observado; y así nos va.... No obstante, persisto en este deambular inagotable como pequeña condena que sufro con (júbilo→ eso que siento propio y de alguna cosa (lo→ que es antes de alguna manera y fuera del texto en el medio y en relación a alguna cosa de la propia experiencia / después lo→ de un texto y de una palabra lo→ del júbilo): cuando a ello de nuevo vuelvo y de un texto, que (ciertamente no-es cualquier texto) lo de una experiencia antes / que-es→ “una de esas cosas que Edgar Morín llamaría cuestiones ingenuas y banales (que todos solemos plantearnos entre los siete y los diecisiete años de edad, y que más tarde se inhiben (y de uno mismo la imposibilidad de ser de ellas) al mismo tiempo que nos oprime y asfixia pues de exponerlas se ridiculizan en cuanto entramos en las Universidades y en las Doctrinas”; aunque. en mi caso ―que no soy de universidad ni doctrinas― me gustaría compartir de algunas lecturas, donde frases, enunciados, se dijeron que me dieron solo en que pensar, por el contrario (de otras lecturas) que como potencia y del pensamiento (antes) de la acción me movieron después (hacia→ actuar y a las me remito; de entre ellas una y donde entendí “El mundo era lo expresable→ luego lo que no era expresable quedaba fuera del mundo”. Después, y en la proposición 5.6 de su obra Tractatus Logico-Philosophicus Ludwing Wittgenstein afirmaba, «los límites de mi lenguaje Significan los límites de mi mundo» («Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt»). Y no parece que lleve poca razón. Nos educan mediante el lenguaje (siempre presente en nuestra formación desde edad muy temprana, siendo casi lo primero que aprendemos) pero, el lenguaje, como todo lo pretendidamente humano (y creado por las personas en su ilimitada imperfección) es incompleto e imperfecto, en tanto que no sirve universal y entera o correctamente a su fin, y, por tanto (comunicarse, solo por medio del lenguaje no es hacerlo manifestándose uno enteramente a los demás). Es cierto, que de una parte el lenguaje permite ejercer el pensamiento hacia fuera (expresarnos), pero al mismo tiempo de una parte nos limita de una sola forma: en las propias limitaciones de este; y de otro lado a veces somos en las propias limitaciones de uno: ausente del sentido propio de una cosa―por el mismo lenguaje― lo referido del otro→ pues, indudablemente, no podemos, y nadie puede representarse y ser del pensamiento entendiendo (de la memoria) de cualquier cosa que se nos refiera, sin haber sido antes nosotros en alguna experiencia de lo mismo (y de alguna cosa: luego en concreto de esa misma cosa (y en conciencia propia) después representada ante nosotros del pensamiento (aquello→ de lo que nos está hablando otro que nos lo refiere (por medio de una correcta definición lingüística. Y aun así, entendemos, que el significado de las palabras siempre depende de otras palabras, y sin esas otras, no hay nada, y lo mismo cuando no se ha considerado en ningún momento la necesidad de la experiencia→ como fuente primera de entendimiento de una cosa (de uno) y de toda palabra y nombre (o significante) de su significado de su verdad que deseamos transmitir mediante el lenguaje; Dicho de otra manera, el significado es el contenido y el significante es la forma física de un signo (como la palabra) que representa alguna cosa
Luego, qué ocurre si “algo” es de una palabra→ “indefinible”
a la conciencia propia (en ese sentido mismo del logos: y de una verdad propia
/ y al escuchar aceptamos verdad de una palabra→ algo, que es aquello
“indefinible” sin propio significado de nosotros mismos (lo de otro) no
encontrando de la experiencia propia su verdad de alguna cosa, y solo
encontrando otras palabras que lo definen en el sentido de algo (que es el
sentido del otro (de algo) impropio que nos han explicado, pero que no
conocemos de ninguna forma ninguna cosa nosotros, ni de la propia experiencia
de aquello que no-es en nuestra conciencia (y nada ahí) pues… sencillamente no
existe de nosotros / más después comprobando y del lenguaje que es de la razón
(articulado aquello mismo) y de una representación (algo) de nada que ya hemos comprendido
(por medio del lenguaje) de lo que otros antes nos han explicado (por medio del
lenguaje) y que ahora podemos recordar, como la cara de un hijo. ¿Lo pensaron
así alguna vez? Luego y no en pocas ocasiones, llegamos a pensar (yo mismo lo
hago) que más parece que no somos nosotros quienes usamos el lenguaje, sino que
este nos utiliza a nosotros: desde aquel instante en que aquello que observamos
en el camino, de alguna manera y sólo se explica de inmediato en nuestra mente (del
pensamiento→ por el lenguaje) incluso antes de encontrarle uno mismo el
significado al ente, que nos encontramos observamos armada la frase que con las
palabras propias definen aquello, que curiosamente ― y a veces ocurre― que de
la propia experiencia, no conocíamos.
Esta reflexión parte de la idea de ser uno del
pensamiento (desde las ideas o conceptos que refieren entidades aprendidas de otros (y
preso de estas por el pensamiento y de su ser→ la palabra) sin ser percibida la
situación, lo cual genera una paradoja (que observamos / mas no advertimos (lo
serio de ésta) cuando al intentar consolidar nosotros una identidad (de alguna
cosa y de nosotros mismo observada del medio (en nuestra propia revelación (lo
de uno mismo) no percibimos como el mismo pensamiento (por la luz la razón (y
de la sombra del lenguaje (en la palabra), se dispara articulándose de ésta a
controlar (y dar sentido de pensar o imaginar) y limitando así la manifestación
espontánea y diversa de aquello mismo (de una cosa del medio y propia) a la mente
de uno / amputando de la conciencia aquello mismo del medio que correspondería al
conocimiento desde sus propias sensaciones y percepciones de lo mismo (en
particular / lo de uno mismo después y de su propia experiencia)
Peor aún es→ cuando nos abstraemos de la experiencia
inmediata y directa—y nuestro pensamiento se distancia de la vivencia pura (y
solo pensando de un espacio en una estancia limitada) ― se impone una suerte de
control del impulso (que impide ser del acto hacia→ que la sustancia esencial
de la mente se despliegue moviéndose uno del medio de todas en todas sus
formas. Esta limitación no es únicamente una restricción desde lo conceptual (aprendido
de otro) que nos lleva a pensar que de un nombre una flor (es) y (es) lo mismo que
esa flor que yo tengo ante mis ojos); sino y más allá incluso se trata de un
fenómeno (irracional) en el cual el esfuerzo por dominar el pensamiento (desde
la razón actúa antes como una barrera impidiendo o negando el impulso que a uno
le lleva a conocer alguna cosa y siendo después desde la experiencia propia y
(en conciencia de aquello) de lo que la mente luego se expresa de los
verdaderos colores y riqueza innata variando entre la inmediatez intuitiva y
las estructuras discursivas del pensamiento (siempre frente una cosa)
Luego, y sin salirnos de este mismo marco: la
filosofía abordada desde el mismo pensamiento de una perspectiva que desafía el
correlacionismo→ aquella noción que se asume donde el pensamiento humano del mundo están
intrínsecamente vinculados de modo que uno no puede concebirse sin el otro, y
donde la contingencia de lo real es absoluta (en algunos casos→ entendiendo)
que un evento, estado o cosa, puede ser→ de alguna manera o de cualquier manera/
dependiendo de la situación, sin ser antes necesario ni imposible después del
pensamiento (algo→ que se presenta con cierto margen de incertidumbre y que
puede o no concretarse del todo o de alguna forma (algo) dando opción s que el
pensamiento (por la razón) pueda formular enunciados acerca de entidades que “no son” y son en el sentido radical, es
decir→ entidades que no están determinadas de una forma desde La percepción Directa,
La Inferencia y el Testimonio Valedero como pruebas de una
naturaleza real preestablecida (que todos más o menos entendemos de lo que conocemos)
pero son→ del pensamiento entidades). Lo que nos lleva después a La Confusión,
en Lo Engañoso de una Expresión Verbal totalmente desconectada con la realidad y, por tanto, a
un Falso Conocimiento. En este
sentido, el pensamiento humano, aun cuando se origina en su propia estructura y
limites propios, es capaz de plantear y dar sentido a las preguntas de uno que
trascienden lo limitado de la propia experiencia directa o incluso ausente de
esta, abordando después una realidad radicalmente contingente→ “que no-es
necesaria”, sino que depende de las circunstancias, condiciones o deseos de uno
para existir u ocurrir (evolucionado después de otros). A continuación, algunos
ejemplos breves que ilustran (lo que queremos decir→ en relación a otras
materias) que se han mencionado de otros textos y en relación de alguna manera
y de lo mismo que estamos trabajando:
Imaginemos
la observación de un fenómeno astronómico, como la explosión de una supernova,
que nos ofrecería algunas (sensaciones inmediatas) de la percepción o visión directa.
Por ejemplo: la supernova del Cangrejo, es una supernova que fue ampliamente
vista en el año 1054, y según astrónomos chinos y árabes, fue notoria a la luz
del día durante 23 jornadas y visible 653 noches, a partir del 10 de julio de
1054 hasta el 12 de abril de 1056. Sin embargo, a partir de esos datos, extrapolados
a hoy mediante telescopios (y de las supernovas actualmente, los científicos
deducen más allá de estas y las leyes físicas subyacentes: la forma de cómo es
y no-es o se manifiesta la materia en el universo. Este proceso refleja la
postura especulativa al reconocer que, aunque percibamos el evento
individualmente y de nuestras propias sensaciones de su aparición sintiendo
alguna cosa / después su desarrollo y explicación se fundamentan hoy como parte
o dentro de una realidad (o paradigma) independientemente de nuestra
experiencia directa (es lo que dicen otros que es, y más allá incluso de lo que
podamos sentir de nosotros que es).
Luego de marcos conceptuales en el
ámbito teórico: un físico,
parte de ciertos datos experimentales (premisas). Luego y a través del
razonamiento deductivo, deduce (lo que no-es a los sentidos→ la existencia
de partículas aún no detectadas físicamente). Aquí, la validez del
testimonio de datos medibles se combina con la lógica para proponer (o asentar)
un modelo que supone la presencia de una realidad (y formas) más allá del
fenómeno observable, alineándose con la idea del materialismo especulativo de
que lo real trasciende la misma realidad observable Lo que para algunos podría ser
y no-ser→ nada / lo que realmente no-es
pero es y es como es→ abierta a múltiples interpretaciones e incluso a no existir y existir→ de
uno luego de otro evolucionando (meméticamente) y en el ejercicio: en el
sentido que algo se configura a partir de una interrogación constante sobre la
naturaleza de (algo) que no existe de
nosotros, pero existe y de una pregunta después acerca de lo que no-es… Y Nos movemos ahora hacia esa otra línea de
reflexión que apunta a (eso→ de lo mismo y pensamiento) que se denomina filosofía
y de razonamiento (o solo de pensamiento→ especulativa)
Tanto en las propuestas en las corrientes del realismo
y materialismo especulativo, se busca trascender la limitación impuesta por la
estrecha correlación entre sujeto y objeto o realidad. Apostando por una capacidad
del pensamiento que-es→ aunque originada en criterios físicos y experienciales ( en su origen), capaz (por
sí misma) de extenderse de una realidad que, en sí misma es y es diferente a
nuestra perspectiva.
Dicha filosofía especulativa (si es que podemos
hablar hoy de otros tipos de filosofía distinta) se erige→ desde la posibilidad de
uno y ser pensamiento y moverse de él a-hacia→ y de las cosas que son de la
realidad en el medio (y de un margen de movimiento interpretativo) luego a no moverse de la propia
realidad de una estancia (en lo que después se nos explica cómo una apuesta por
recuperar la facultad del pensamiento expresada en la posibilidad de generar
marcos interpretativos y no como lo que-es→ un abrazo a la incertidumbre que
deviene del pensamiento encerrado o cerrado al mundo (y más propio de un lugar y
personas con poca luz); pero, que curiosamente
a algunos nos permite observar de esa tensión de un pensamiento
controlado y de la angustia… después entender de la ausencia de la propia experiencia
la imposibilidad luego de un enunciado que capte la apertura de lo real a una
conciencia (que después de una experiencia se pueda explicar), y de lo que se establece
(entiendo→ el centro del que debería ser un debate del pensamiento contemporáneo
(español) empezando desde su propio ser)
Que nos mueva a repensar (y tomados de la mano de un
hilo de cordura) no solo los límites del conocimiento humano sino también la
manera en que hoy entendemos el sentido relativo de las cosas que se articula
desde la libertad especulativa para cuestionar y reinventar los fundamentos
mismos de lo que se conoce de las ultimas causas (o de la realidad). Frente a
la realidad misma y manifiesta donde todos los eventos, incluyendo las acciones
humanas, están causalmente determinados y se puede entender de o por causas
anteriores y son y es por lo tanto necesario (poder conocerlos entendiéndolos desde
un determinado origen) Y no caer en la contradicción / y decir yo soy (aquí y
ahora de esta manera→ un filósofo) y pretender después reinventarse de otra
realidad imaginaria y distinta (y ausente de la realidad misma de la que es y a
la que “radicalmente”
pertenece).
Luego entiendo, y de mí mismo, que el pensamiento se
revela (a veces ajeno) y no solo como una herramienta para describir el mundo,
sino como aquello que se atreve a dialogar con una realidad mayor de la que nos
hace y no nos hace participes (y tomemos ahora ese hilo de cordura→ pues parece
negarse de uno el propio pensamiento a encasillarse en definiciones
preestablecidas y verdades de otros, más cuando estas son aceptadas (más les
hace después parecer, y refiero de todos en general: extraviados) Por tanto… De nuevo y de mí mismo, entiendo:
La percepción directa, la inferencia y el testimonio
valedero como pruebas o tres formas de conocimiento y verdad que constituyen fundamentos
esenciales en nuestra búsqueda de la propia verdad. La percepción directa nos ancla en la experiencia inmediata de la
realidad de uno mismo; la inferencia,
mediante el razonamiento lógico a partir de datos o premisas, nos permite
construir conclusiones que trascienden de uno la mera experiencia sensorial; y el testimonio valedero (de otro),
respaldado por la credibilidad y la tradición, ofrece una verificación
adicional en contextos específicos hacia la propia verdad o conocimiento de algo
en relación a alguna cosa (de una cosa concreta y d nosotros nuestra verdad después).
Cada uno de estos métodos funciona como una prueba de la realidad,
estableciendo un puente entre el pensamiento de uno y lo que es –sin embargo,
debemos reconocer que su eficacia reside en que, al ser usados correctamente (y
de un margen interpretativo), cada uno se sustenta en una conexión genuina con
la naturaleza de las cosas (que son entendidas de sí mismas antes y en
conciencia de uno mismo luego de aquello (una cosa) y de lo otro y él→ ser del
pensamiento lo mismo uno consciente). Yo soy, de lo de mi mismo→ el pensamiento
/ luego por la palabra (él→ de un texto) de un nombre y una forma fuera del
texto.
La confusión como falso conocimiento: Cuando el conocimiento se
construye sobre premisas que no están fundamentadas en la verdadera esencia o
en la "real naturaleza" de un fenómeno, surge lo que podemos
denominar confusión (cuando no es la falsedad por medio de propios intereses lo
que prima). Este falso conocimiento no es simplemente una equivocación
temporal, sino un descarriar nuestro pensamiento que nos aleja del
entendimiento profundo de la realidad. La confusión se manifiesta cuando
interpretaciones parciales, erróneas o falsas se presentan como verdades
firmes, desviando así la búsqueda de sentido hacia rutas que no corresponden
con lo que realmente es→ una necesidad propia de nosotros conocer). En este
sentido, la claridad en la percepción y la consistencia en el razonamiento son
vitales para evitar caer en interpretaciones distorsionadas del mundo.
Lo engañoso en la expresión verbal y su desconexión
con la realidad: El
lenguaje, herramienta central a través del cual estructuramos el pensamiento y
compartimos conocimientos, posee una ambivalencia inherente. Por un lado, es
capaz de transmitir ideas complejas y de generar marcos interpretativos que nos
permiten comprender de la realidad misma igual lo contingente y lo imprevisto;
por otro, puede volverse engañoso cuando las palabras empleadas carecen de una
correspondencia directa con la experiencia real o con la naturaleza propia de
las cosas. Cuando el discurso se distancia del referente (y de una cosa) que
pretende describir, se generan malinterpretaciones y, como consecuencia, se
alimenta una comunicación que, lejos de acercarnos a la verdad, nos conduce a
un constante estado de ambigüedad y falsedad simbólica. Este fenómeno es o deberían
ser especialmente críticos aquellos contextos filosóficos, donde la precisión
en el uso del lenguaje es crucial para no desvirtuar el significado de enunciados
(en relación a la experiencia propia de alguna cosa).
En el marco de una filosofía especulativa –donde se
pretende trascender la rígida correlación entre el pensamiento y la
experiencia– estas tres proposiciones permiten cerrar una separación y a la vez
una reflexión que se mueve entre la posibilidad de generar sentido de nada y el
riesgo intrínseco de equivocación. La percepción directa, la inferencia y el
testimonio valedero se erigen como pilares que, en conjunto, ofrecen una base
robusta para acceder a lo real (desde lo cual ser y después del pensamiento
movernos de algo (hacia alguna cosa). No obstante, debemos ser conscientes de
que el pensamiento está siempre expuesto a la tentación de la razón a caer en
la explicación de lo que no-es y por tanto en la confusión extraviándose uno:
cuando precisamente y de la explicación de lo que no-es se fundamenta un falso
conocimiento (aprendido) desvinculado de lo que es de la verdadera naturaleza antes
de los fenómenos luego de las ideas, o cuando el discurso verbal se aparta de
lo que realmente es hacia lo no-es pero que se pretende representa (de algo )
alguna cosa.
Luego la tarea
del pensador contemporáneo –y de quien se adentra en el terreno de lo desconocido–
consiste en mantener el ser→ de algo entendiendo alguna cosa) que no-es de una forma
concreta y moviéndose manteniendo viva la conexión entre el pensamiento y realidad,
utilizando las pruebas o experiencia válidas ―empezando desde las propias sensaciones
de alguna cosa ahí que no-es pero es y existe lo que a los sentido ordinarios
no parece existir― para sostener nuestro conocimiento. Al mismo tiempo, es
imperativo reconocer y evitar engaños que surgen de la confusión conceptual y
del uso impreciso del lenguaje. Solo a través de un discurso riguroso se podrá
lograr una comprensión más profunda de lo que es y no-es libre de lo que son
distorsiones, en las que el sentido se fundamente en el reconocimiento real
(aunque sea de alguna manera y de alguna forma: partiendo de vagas pero precisas
sensaciones). Luego Se abren aquí múltiples senderos que se bifurcan para explorar
distintas tradiciones de pensamiento desde las escuelas de filosofía oriental– que
han abordado el reto de articular un conocimiento que sea simultáneamente
fiable y abierto.
El ser uno del pensamiento (-y de otro) (a la vez / es impedir por el control (cuando
uno es ausente de la propia experiencia) que la sustancia que constituye la
Mente tome diversas formas गः. Durante ese
tiempo el ser de (uno) descansa en su propio estado y uno mismo (inmodificado
(sin representaciones falsas). En otros momentos el ser está identificado con
las modificaciones (proponiendo cuestiones / luego de uno pensando en cosas que
no son-ahí / pero son formas del pensamiento que representan realidades o supuestas
realidades imaginarias) यो. 5. Hay cinco clases de
modificaciones o vrittis (algunas) dolorosas y (otras) no dolorosas. 6. (Estas
son: el recto conocimiento (comprensión profunda y correcta de la realidad y,
por ejemplo: de alguna cosa sin experimentar dicha cosa o ninguna cosa (la
imaginamos); luego la falta de discernimiento (incapacidad de distinguir lo que
es correcto de lo incorrecto ( no distinguir verdad de una cosa de uno mismo de
la no verdad de lo mismo (cuando es de otro su verdad); la ilusión verbal (se
refiere a una situación en la que el lenguaje, ya sea escrito o hablado o
pensado, crea una imagen o percepción errónea en la mente del oyente o lector):
lo mismo de otra manera es: no distinguir de la realidad la posibilidad de un
sueño y establecerse de la memoria representarse de algo en lugar de por
conciencia de una cosa. 7. Luego la percepción directa, la inferencia (proceso
mental donde, a partir de premisas o datos, se llega a una conclusión lógica) y
el testimonio valedero (considerado válido, creíble y aceptable en un contexto
específico, un relato o declaración que se considera como prueba fehaciente o
confirmación de alguna cosa concreta) son pruebas. 8. Confusión es falso
conocimiento no establecido en la real naturaleza de una cosa. 9. Lo engañoso
en la expresión verbal proviene de palabras que no tienen ninguna (relación con
la) realidad―(Samadhi Pada 1-9 ).

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