ADVERTENCIA, INTRODUCCIÓN Y PRÓLOGO A: LA NADA / La Luz y La Nada - Jordi Maqueda / Aceuchal - Badajoz: 24-02-2023

Jordi Maqueda / Prólogo a la introducción a la nada - La Nada y el Hombre



 LA LUZ O LA NADA

24/ 2/ 2023 (corr.)


«Alma mía, tienes una tarea, una gran tarea, si quieres. Escruta seriamente tu interior, tu ser, tu destino, de dónde vienes y a dónde vas; trata de saber si es vida la que vives o si hay algo más. Alma mía, tienes una tarea; por tanto, purifica tu vida: por favor, ten en cuenta a Dios y sus misterios; investiga qué había antes de este universo, y qué es el universo para ti, de dónde procede y cuál será su destino. Esta es tu tarea, alma mía; por tanto, purifica tu vida»  San Gregorio (Carmina [historica] 2, 1, 78: PG 37, 1425-1426).


ADVERTENCIA 

Esta es una línea de textos de carácter exploratorio, que requieren de cierta aptitud mental, pues al igual que las estrellas solo brillan para quienes al cielo miran; la realidad solo existe cuando hay una mente e imaginación capaz de reconocerla

A continuación, se reúnen diferentes textos y / o ensayos: mensajes arrojados al viento y errantes en la luz del universo. Quien se aborde a ellos hallará cosas disímiles dependiendo de la propia perspectiva y, o apropiaciones que hagan de estos. Sin embargo, es necesario aclarar que no son discursos dirigidos a especialistas: filósofos o estudiantes de filosofía, ni tampoco dirigidos a iniciados en materia alguna. Y, si bien cada uno tiene su estilo, condiciones y objetivos diferenciados, todos son accesibles y espero que comprensibles desde distintos planos o niveles, dirigidos a un público amplio y diverso. Entiéndase, por lo tanto, este un camino a recorrer donde también descubrir otras formas de pensar y ver la realidad: un viaje sometido a permanente ajuste y revisión con relación a una idea, hasta ir dando forma / cuerpo a esta. Sin embargo, aquí no se defenderá posición o doctrina alguna de inicio (respecto a la nada), y si bien parto de unas convicciones iniciales, puedo perfectamente también aceptar otras, pues como muchas veces sucede en un viaje, este puede no ser solo de descubrimiento, sino igualmente, y a veces lo es, de transformación. Mi idea, por lo tanto, es cuestionarme la Nada: entenderla, desde sus diversas formas y definiciones, a través de estudios (ciencia, filosofía o religión) realizados sobre la misma, en gran amplitud y abarcando cuantas más posibilidades y puntos de vista posibles, ofreciendo una crítica u opinión sobre los mismos, así como sugerencias y cierres, o no, a cada unos de esos enfoques; además, de una conclusión al final del trabajo, que a día de hoy, ocho meses después, ignoro cuál será. Existe, por tanto, solo aquí la voluntad de quien se dispone a recorrer un camino por sí mismo: un camino difícil, por cierto, cuando creemos que nada hay tras el horizonte, y no existen ya territorios por explorar y descubrir.

INTRODUCCIÓN 

Hoy, cuando las antiguas creencias están declinando y el final de las grandes síntesis se acentúa, un hambre manifiesta avanza peregrinando el mundo. Se trata, de una imperiosa necesidad de saber: saber quiénes somos, de dónde venimos o cuál es el velado propósito, de la que en tantos casos resulta una miserable vida. De tal modo, multitud de personas de la más variada condición, cuyo nexo común encuentra su raíz más profunda en la angustia, se han dejado seducir en torno a temas que van más allá de su quehacer acostumbrado. Seducidos, hacia cuestiones “más profundas y metafísicas” ―cuando no, víctimas del que resulta ser el humilde parásito de la ingenuidad― arrojadas a la aventura de hallar unas nuevas expectativas, en las que habrán de volverse a replantear aquellos mismos y pretéritos temas relativos a la existencia. Apreciable en innumerables manifestaciones y formas, esta aptitud se observa en mayor medida, al comprobar, el creciente interés mostrado por buena parte de la ciudadanía, encandilada en torno a una amplia gama de tópicos y actividades: ufología, sectas, parapsicología,“meditación”… Sin embargo, sería ventajista por mi parte arremeter directa y exclusivamente contra lo metafísico,  sobre todo contra aquello que más nos parecen disparates, cuando el más ligero soplo de aire dirigido contra estos lo derrumba. No requiriéndose tanto pulmón, como una buena dosis de coraje y osadía para dirigirlo, sin vacilar, contra las imponentes fortificaciones de la filosofía. Entiéndase, en esta más que en ningún otro lugar, donde el pensamiento desventurado ha escarbado, hundiéndose con mayor pasión y resuelta vehemencia en busca de "la Nada", labrando tan vasta maraña de galerías que si decidimos aventurarnos correremos riesgo de extraviarnos, amplificando la magnitud de de la inquietante perspectiva que nos habrá finalmente de causar, caminar hacia un horizonte, del que no se intuye la dicha. 

Pero que la filosofía occidental se halla en situación crítica, es un hecho: que no sirve para nada es solo un dicho, venido a raíz de una tradición que parece agotada: visto el fracaso de sus teorías y un repetir dando la vuelta, siempre a las mismas cosas, explicadas de mil y una maneras sin aportar  nada nuevo o relevante, y olvidándose por completo de explorar nuevas formas de pensamiento o entender el mundo: no puede sostenerse aquello que se da de golpes contras sus propias paredes y a la vez da la espalda al mundo y a la realidad, a la entrada de un milenio que aguarda y del que algunos afirman: será un milenio espiritual o no será, dada la deriva de acontecimientos en la que nos vemos envueltos. Es por ello que muchas personas creen que la filosofía (como disciplina / no tanto el pensamiento) es un método de conocimiento que pertenece al pasado, habiendo sido superada por las ciencias y la técnica. Pero este agotamiento académico, en tanto a disciplina, no puede ni debe alejar nuestra atención de lo redundante: el mismo hecho de pensar, y de hacerlo sobre aquello que se precisa en verdad: la verdad; ni debe hacernos perder de vista la necesidad de unos nuevos planteamientos o formas de pensar renovadas, o incluso atrevidas, que como afirma Trías: “bien pudiesen alimentarse de la misma disolución de esa razón ilustrada, ahora en período de rebajas”; sobre dodo, cuando la filosofía parece haber olvidado su razón primera, y perdido la orientación definitivamente, precisando ahora de esa movilidad libre en el pensamiento, como acto que disuelve aquellas doctrinas que impiden el debate. Pero en mi caso, no me siento obligado a ser continuador de nada ya iniciado, como tampoco entiendo preciso continuar nada (fracasado con anterioridad). Cada cual piensa, y al pensar como al caminar uno dirige primero sus pasos hasta que estos luego lo dirigen a él. Por lo tanto, elegir qué pensar sería fantasear, en un mundo donde la realidad condiciona de antemano mostrando lo relevante, cuando la verdadera decisión, o elección, sería negarse pensar “en aquello relevante” desviándose hacia lo improductivo e irrelevante (lo académico) que por cierto a muchos agradaría: una existencia irreflexiva, bien pagada, insensible y ausente de la realidadSi bien, más parece grave cuando se te dice o dirige sobre qué, cómo o cuál es la forma apropiada de pensar.  En mi caso no me siento influenciado o dirigido en forma alguna, y esto me permite una cierta libertad para maniobrar en un terreno en el que —todo hay que decirlo— se observa cierta intolerancia y ambiente intelectual de cafetería, sumado a esa aversión a abrirse al común de los mortales, cuando entiendo, sería un gran paso para el hombre y para la humanidaduniversalizar el pensamiento, empezando por una correcta educación que enseñe a pensar y observar, no tanto instruyendo a obedecer.

Pero la ciencia no queda atrás de la filosofía: Una ciencia donde al ser escrutada con atención se observa, mantiene dos varas muy distintas de medir, dependiendo en tanto aquello que trata o estudia: fuera o dentro de nuestro planeta. En el primero de los supuestos  —aquello que sucede fuera de nuestro planeta— se muestra irreconocible y abierta de forma permanente a nuevas perspectivas, tesis y descubrimientos como los agujeros negros, la teoría de cuerdas, los pliegues del espacio-tiempo, etc., reconociendo en ello la existencia de nuevas realidades sin necesidad de verlas, deduciéndolas de forma indirecta (mecanismo este, se quiera ver así o no: próximo a la intuición o clarividencia) no cerrando puertas, admitiendo su ignorancia y esas otras posibilidades válidas del pensar. Sin embargo, en el otro supuesto —aplicado a lo que ocurre aquí, en nuestro planeta—ocurre algo muy distinto y enormemente reductor, donde todo tiene que ser medido, experimentado en laboratorio y solamente válido en tanto se pueda comprobar directamente. Luego los sucesos que no encajen en las teorías supuestas al uso se desprecian e ignoran o se les fuerza a encajar de cualquier modo, incluso a costa de falsear la realidad. A primera vista se advierte diferencia: como si ambos niveles (de una misma ciencia) no estuvieran intrínsecamente relacionados. Lo que nos lleva que en la práctica, algunos científicos se hayan convertido en nuevos guardianes celosos de la ortodoxia, inquisidores de una ciencia, en ocasiones más dogmática e intolerante que la religión, y todo ello en nombre de una diosa llamada razón extremadamente sectaria e intransigente que solo mira hacia fuera y nunca dentro (que ve la mota de polvo en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio). sin  embargo, todo ello no nos lleva al error  luego de despreciar o criticar el pensamiento científico y sus logros, sino a afirmar una obviedad: que el método o paradigma actual no es suficiente, que no alcanza para abarcarlo todo (ni la realidad de las todas las personas) debiendo este ser revisado y complementado.

Para terminar, solo añadir que no comulgaré con ruedas de molino sobre lo que filosofía o la ciencia nos ofrece, dando por sentado respecto a la nada, o sobre cualquier otra cosa, objeto de estudio en estos textos, pues esa “razón común a todos” ilustrada o no se atestigua, en desafiar lo ya aceptado enfrentando así las propias sombras: entablando diálogo con todo aquello que dogmáticamente la desafía y pone a prueba, sea en la forma que venga.

 

1(La filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías. —Martin Heidegger)

2(escuelas y universidades)           


PROLOGO


Apenas todavía no daba comienzo el verano, cuando un buen amigo me preguntó en el pueblo (Aceuchal), a dónde iría este año de viaje —de expedición quería decir—, pues no publiqué nada al respecto de viaje alguno —como si las redes sociales fuesen el altar, donde suplicamos intermediación a la vestal que encarna nuestra sociedad, frente a esos falsos dioses que muchos honran con piedad y franco servicio en un culto vano, hacia unas deidades que no lo son, pero siempre observan y murmuran. “Por supuesto”— le contesté.  Claro que tengo previsto viajar este año. — añadí seguidamente. Si bien, nada hacía sospechar tras mi sonrisa la respuesta que aguardaba a la siguiente pregunta, que anticipa siempre la atención los dioses conocedores de aquellas almas que alzan sus ojos a las estrellas y encuentran un universo digno de admiración: que no observan tradición alguna impuesta por hombres, ni temor, a cuanto desconocido ahí fuera nos aguarda. “A la Nada”— le respondí. Sus ojos como platos rivalizaban con mi sonrisa cada vez más amplia, sabedor de aquello expuesto ante quien jamás pensó tal lugar como proyecto, interpretando mil y un significados de lo que no se termina de entender: como aquellos, que de pronto reconocen un día los poderes que gobiernan trabajado desde el cielo. Lo cierto es, que a menudo quien gusta de viajar, gusta igualmente de diferentes maneras de hacerlo y a veces, aunque sea hoy en día algo excepcional: a través de aquellas formas que complementan y no alimentan el ego. Hay personas que deciden emprender un viaje dedicado a los otros, que observan y murmuran, y los hay que emprenden su camino como una modesta senda de autoconocimiento, un estar consigo mismo. En mi caso, explorar, como significante, apunta adquiriendo mayor sentido cuando en algunas de sus formas trasciende ese: “su significado”, hallando en la soledad, el silencio y en una forma particular de pensar, la vía que puede encauzar hacia aquel excepcional destino.

 

Cuando me planteé este proyecto, si se puede llamar así (plantearse pues un viento que soplaba y no sabía de dónde, ni a donde mellevaría, trajo a mi aquel nombre (la Nada) grabandolo en mi voluntad— , aún no había dado comienzo el verano y no ignoraba lo que enfrentaba: había tiempo y aún podía renunciar y escaparme (o eso creia) lejos de la nada: Centroamérica o Indonesia, donde me queda trabajo por hacer, pero no fue así. Las propias condiciones personales que se dieron y un estado de ánimo espectacular e irreconocible, sumada aquella conjunción de 7 planetas: que salí apresurado a recibir al puente de madrugada (24 /7/ 2022), saludando a las estrellas y al universo, parecían invitarme a afrontar lo que en otras condiciones hubiere sido imposible siquiera plantearme: como si ellos, los astros, hubiesen hecho su trabajo, mostrándose alineados frente a mí y ahora yo debiese hacer el mío. No habría otro momento igual, entendí para hacer el esfuerzo: que no sacrificio, pues nada sacrificado hay en el conocimiento y en buscar la verdad, sino agradecer. Así me armé de cuántas herramientas: libros y otros textos pudiese adquirir, con el fin no de alcanzar —que sería mucho anticipar— sino de dar comienzo una singladura de la que seis meses después, y lo que todavía queda (11/2022 momento en que escribo este texto), solo puedo estar agradecido y con ganas  de continuar, pues la exigencia intelectual y mental, no solo pone a prueba cuanto soy, sino también hasta dónde puedo dar y llegar, en pos de ese lugar al que casi nadie se aventura y menos aún llegan, donde habita lo que es y a la vez no es; lo que se muestra y oculta a la vez; lo que desafía a la realidad y al mismo concepto, aquello que algunos afirman revela finalmente al ser, y que ha llevado de cabeza a pensadores de todos los tiempos. Ese es el camino que elegí y que ahora sigo. ¿Hasta cuándo? Dejaré al espíritu que parece desde entonces guiar mis pensamientos, que igualmente en este camino guíe mis pasos, él dirá. 


SOBRE LO PUBLICADO EN EL BLOG

 

La publicación de un texto en blog, mientras trabaje sobre el blog, no implica estar acabado; sino apartado; al cajón; en espera. Las fuentes de algunos textos, así como otros recursos, no se mencionan inicialmente en algunos de ellos o no al completo, pendientes de ser ampliados o volver a ser examinados (algunos no estarán ni corregidos) por incompletos, estar apenas iniciados y vagamente expuestos. Hasta entonces todo irá al blog (de la forma que sea y como sea mientras trabaje en ellos. El blog es mi mesa de trabajo, no como en otras personas una galería de exposiciones. Si alguien está interesado en cualquier tipo de información, o quiere decir algo al respecto, es bienvenido y puede ponerse en contacto conmigo a través de los comentarios, incluso se aceptan críticas e ideas: buenas críticas e ideas y originales, pues es un trabajo abierto. En tanto, al modo de abordar las ideas, mis ideas entiendo, es muy particular y pido disculpas, así como por la peculiaridad de mi escritura, o la forma en que expongo mi pensamiento o trato algunos textos, e igualmente me disculpo por invadir territorios ajenos: (entiendo la reacción habitual frente a esto es, siempre, rechazar al forastero, pero como se suele decir: en mi casa, hago lo que quiero). Saludos.


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EPIGRAMA A: LA NADA / La Luz y La Nada - Jordi Maqueda / Aceuchal - Badajoz: 24-02-2023

Jordi Maqueda  / EPIGRAMA - La Nada y el Hombre



¡Hablan de juzgar y clasificar la sagrada naturaleza! ¡Dejémosles, pues, que hablen y digan! Si al menos fueran humildes. ¿Pero acaso esos mismos hombres no hicieron antes una ley, que ahora no respetan? ¿Acaso no son insolentes con todo lo divino? ¿No es mágico eso que llaman Nada, y eterno todo aquello que no tiene alma? ¿Y no es mejor Nada que tanta insolencia? Se enorgullecen por lo que no son y, cuánto más por lo que no saben: que los rayos del Sol son más nobles y divinos, y los manantiales de la tierra, los bosques, y el rocío de la mañana, el alma nos refrescan. ¿Pueden hacer ellos algo que se le parezca? ¡Pueden matar, pero no pueden dar vida! Se preocupan, traman y maquinan, pero ni con sus artes pueden entender, que no quiere ser resuelto aquello que les mira, y mientras tanto las estrellas observan, siempre por encima. Menosprecian, cuando ella los tolera, desnudando a la paciente Naturaleza; pero no podrán interrumpir el otoño —¡¡y qué digo!!— menos aún la primavera. ¡Ella si es realmente divina! Que les permite vivir y destruir, y pese a eso, y pese a ellos ¡La Nada sigue siendo Nada y la belleza todavía más bella!

El Espíritu / Jordi Maqueda - 2022

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¿POR QUÉ ME HAGO PREGUNTAS? - Sobre La Nada y el Hombre -

Jordi Maqueda  / ¿POR QUÉ ME HAGO PREGUNTAS? - Sobre La Nada y el Hombre - 


 DESCONFIAR DE TODO / CUESTIONARLO TODO


¿POR QUÉ ME HAGO PREGUNTAS?

«Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente» Linspector: Soplo de vida.

“La juventud —decía Rousseau— es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla”. Recuerdo la primera vez que compre un libro de filosofía: NietzscheHumano demasiado humano -1886, donde revelaba, a su modo claro está, el padecimiento del hombre. Para mí, amante de la astronomía y la naturaleza, entonces con tan solo 16 años de edad, y que no quería estudiar —al menos lo que no me atraía— fue como descubrir otra dimensión antes desconocida, tan intrigante como el propio cosmos que me disponía a descubrir en la asociación astronómica de mi pueblo (Barbera del Valles). Desde entonces y a la par, libros de filosofía, astronomía y cosmología saturaron estanterías de mi habitación… y ahora la memoria del ordenador. Leer, muchas veces sin entender y volver a leer, y leer a otros que explicaban aquello que no entendía: envuelto en esa felicidad absurda que da el conocimiento parcial e incompleto de las cosas —¿acaso hay otro conocimiento?— ha transcurrido buena parte de mi vida, siempre entre libros y viajes a selvas, desiertos y volcanes, sumada una creciente afición tardía por las plantas y la jardinería.

Pero entiendo que mi caso no es único —no refiero mi afición tardía— y son muchas las personas que, igual que yo, comenzaron en algún momento a advertir esa terrible seducción, atracción, hacia temas que van más allá de su quehacer cotidiano. Digamos, que son seducidos hacia cuestiones “metafísicas”. Preguntas, que como a otros en el pasado y desde tiempo inmemorial han inquietado de manera fabulosa: tanto   comunes como notables, pues todo ser humano, en algún momento de sus vidas, siente de esa necesidad de saber, saber de algo y practicar eso que llamamos filosofía, incluso sin ellos mismo saberlo, haciéndose preguntas e intentando comprender a los otros y comprenderse a sí mismos, cuestionando su origen o el del mismo cosmos. En palabras de José María Calvo, “el ser humano es filósofo por naturaleza y si se le ofrece la oportunidad, se hace preguntas a todas las edades” (Calvo, 2003: 36).  Luego, es un hecho que comprender la razón de las cosas, en tanto a como estas cosas son, se nos representan y entendemos, ha llevado a dotarnos de valiosos mecanismos por los cuales se premia con placer, recompensando ese entendimiento. Pero esta hambre de saber no tendría razón de ser, si no partiese, de una necesidad real de conocer respuestas: una necesidad tan real y apremiante que nos deje dormir. De ahí, que algunas personas problematizamos lo que se da por sentado, cuestionándonos, a partir de nada (de esa falta y ausencia total de saber que experimentamos). Un déficit o carencia de conocimiento del que se sabe objeto y le caracteriza y distingue, pues “para apropiarse de un problema no es importante entenderlo, hace falta vivirlo, sentirlo en la piel, dramatizarlo, sufrirlo, parecerlo, y sentirse amenazado por él” (Calvo, 2003: VIII). 

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¿POR QUÉ DESCONFÍO HOY DE TODO? / La Nada y el Hombre

Jordi Maqueda / ¿POR QUÉ DESCONFÍO HOY DE TODO? / La Nada y el Hombre

 DESCONFIAR DE TODO / CUESTIONARLO TODO


¿POR QUÉ DESCONFÍO HOY DE TODO?

Quizá “desconfiar de todo” no sea la expresión correcta, pues parece se afirme dudar de la propia razón y juicio, en cuyo caso: al desconfiar radicalmente y por completo de la propia razón para obtener el conocimiento y verdad, también estaríamos desconfiando, aún más radicalmente y por completo, de la razón de los otros, y de cualquier producto o fenómeno que se dé nos dé—a través de esta: nuestra mente— del mundo. Luego esta aptitud, resbaladiza, aunque tenga su vaga razón, podría conducirnos erróneamente a afirmar, primero: que ninguna verdad (lo es) salvo la míay segundo: que ni en la mía, en mi verdad, hallaría toda la verdad, condenándome de ese modo y, por lo tanto, a un solipsismo donde mejor no pensar ni decir nada, a fin de evitar juicios incompletos.

Sin embargo, para mí es natural la actitud de cuestionar y estar enfrente de todo y todos. Solo tengo que echar un vistazo al pasado y absolutamente nada me revela que en adelante las cosas puedan ser diferentes, más cuando la misma historia (historiografía/ciencia) me da la razón: si no es más contundente todavía: en tanto a mostrar como aquel conocimiento (o certezas) que se creían inmutables permaneciendo por siglos, finalmente eran suplantadas por otras certezas, más precisas, aunque igualmente incompletas. Luego, y lo que antes tardaba siglos en cambiar hoy lo hace apenas en unas décadas; y es en este sentido, cuando parto de la “certeza absoluta” que actualmente todo conocimiento de las cosas es incompleto y, por lo tanto, las interpretaciones o explicaciones posibles acerca de esas mismas cosas: qué son, a qué sirven, su razón, etc. de esas cosas, es igualmente incompleto, más allá de un relativo conocimiento de estas concernientes a nuestra incapacidad de entender, en tanto a qué son realmente, pues lo que entendemos de estas cosas, es: en relación directa a nuestro entendimiento / o capacidad de entendimiento y lo cierto es, que “No sabemos casi nada” y esto lo firmaría ante notario cualquier físico o científico. Pero, y casi más importante, parto igualmente de la premisa sobre nuestra mente: poco evolucionada todavía, pues somos una especie apenas salida de las sombrasegoísta, que asesina, esclaviza, y que destruye cuanto pisa incluso a sus propios semejantes: a veces vecinos y hermanos, y no hablo exclusivamente del pasado lejano, pues si bien la historia ha registrado períodos de crueldad y eventos de extrema barbarie que bien pondrían en aprietos a cualquiera que pretendiese rebatir el salvajismo inherente a nuestra especie, así como los argumentos de quienes hoy entienden aquella concepción más pesimista del hombre.  Pero, y como dije, no hemos de mirar muy atrás en el tiempo, solo prestemos atención al siglo pasado: un siglo XX particularmente ejemplar a la hora de mostrar el catálogo de los horrores propios a nuestra especie. Los cien años que cerraron el segundo milenio han sido pródigos en alumbrar —a quien tuviese alguna duda— aquellas circunstancias que exhiben un singular y profundo horizonte de maldad y ensañamiento, llegando a instrumentalizar (racionalizar): normalizando procesos de arresto, custodia y exterminio sistemático de nuestros semejantes. 

Así y sobre esta triste realidad de nuestra mente perversa/ entre otras muchas cosas: mejores o peores, todas las interpretaciones a cuantas cosas queramos entender o dar a entender de esas mismas cosas, lo son desde y a esa misma mente: igualmente, pobres, esquematizadas, vagas y propias de un “individuo, que llamaré: poco evolucionado” que las percibe y describe… mas es incapaz, de hallar en ellas la luz, el amor y la compasión, solo hallando en su representación oscuridad y tinieblas: la Nada. Pues esta búsqueda estéril de la nada que se ha dado en la filosofía, su interpretación. No sería un mal ejemplo: revelada como hija del hombre (nadificador) y de su tiempo. Un hombre y un tiempo que rehúsa todavía la luz y solo busca refugio y razón en sus propias tinieblas pasadas: en la oscuridad.

Pero me quedaría corto, muy corto, solo al decir que este individuo apenas atisba reflejos y no percibe la esencia, y menos la comprensión completa de nada de lo que le rodea, observa o toca: sea la luz o las cosas bañadas por esta, así como de todas aquellas sustancias y cuerpos que no ve e ignora, y que de estar a otro nivel cognitivo —esperemos esto sea en un futuro posible— serían interpretadas y entendidas de forma muy distinta, más aproximada a la realidad de su ser y razón de ser. Sin embargo: “El hombre mejorará no solo cuando se le muestre lo que es, sino cuando él lo acepte y entonces, igualmente, vea lo que puede llegar a ser”. Este hombre entretenido y fascinado en buscar otros planetas mientras destruye el propio y que piensa en descubrir civilizaciones lejanas en lugar de acabar con la miseria y el hambre de sus semejantes: este hombre está condenado, al menos, mientras insista en ser, en lugar exhortar aquello que puede llegar a ser… pues no hemos evolucionado en absoluto, solo hacemos las mismas cosas (sobre todo destructivas) en mayor volumen, mas rápido, más lejos y más eficientemente. En resumen: llevados por la tecnología, extendemos nuestras sombras y horrores sobre el mundo y los seres que lo habitan.

Nuestras funciones mentales son el reflejo y consecuencia de un proceso que se originó hace cerca de cuatro mil millones de años, y donde evolución es un continuo despertar de la consciencia a la realidad, determinado muchas veces por el proceder o dirección que toma la especie: tomar una buena dirección es, por tanto, imperioso.  El mundo material, hoy a todos los niveles, se nos empieza a mostrar como una vasta inteligencia y un inmenso sentir, que ¿quién sabe?, pueda juzgamos en cualquier momento. En el transcurso del proceso evolutivo esa inteligencia y ese sentir se deberán ir haciendo cada vez más profundos y explícitos e integrados en aquello a lo que pertenecen / a lo que pertenecemos: integrándonos en ese todo, en lugar de distanciarnos más de él.

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¿POR QUÉ ME PREGUNTO POR LA NADA / La Nada y el Hombre

Jordi Maqueda  / ¿POR QUÉ ME PREGUNTO POR LA NADA?/ La Nada y el Hombre 


 DESCONFIAR DE TODO / CUESTIONARLO TODO


¿POR QUÉ ME PREGUNTO POR LA NADA?

Dicen que el conocimiento es un edificio que se levanta con el tiempo, y las conclusiones o certezas derivadas de un texto que escribimos hoy, mañana, serán otras: seguramente más certeras. Por ello y aunque la Nada me ha intrigado desde siempre, preguntándome, primero por ese espacio aparentemente vacío entre las estrellas, y más allá de las galaxias observables, nunca antes me atreví a cuestionarme seriamente y menos aún a escribir públicamente acerca de ella, pues si bien me planteaba profundas y apasionantes cuestiones, y aunque nadie aparentemente parecía hacerle mucho caso: unos la detestan y otros la ignoran, lo cierto es que observé que todos se acercan a ella en un momento u otro, aunque solamente sea para manosearla, mas también los hay que haciendo de ella su guía y/o razón verdadera; encontrándose, por todo ello hoy como una tela de araña por diversos hilos sustentada, que penden de muy heterogéneos hilos—unos más flojos que otros —alimentados estos por la física, filosofía, matemáticas, astronomía, cosmología, lógica, matemáticas: lo que resulta, que hablar hoy de la Nada es irrumpir en “todo”; guerrear contra “todo” y hacerlos contra “todos” más aún en el ámbito sajón y a la orilla de la ciencia.  Precisamente por esto, y para poder obrar con cierta propiedad, que no certeza “de la Nada” incursionando en ese todo, se prioriza  de un cierto bagaje de nociones “transdisciplinares” o sustrato de conocimientos: lecturas y nuevas nociones actualizadas y asimiladas, además, de una aptitud mental holística que permita entender la Nada (si es esto posible, o aquello/o aquellos que la promueven) desde toda perspectiva que se dé y reconozca abierta a hipótesis a considerar y de ese modo poder luego refutar: no tanto la Nada... como “la idea” de esta.

Sobre lo acertado o no, de preguntarme acerca de la Nada públicamente, desde mi perspectiva, el enriquecimiento que supone esta incursión ya de por sí lo justifica: al alzarnos hacia los límites o fronteras del pensamiento. Pero, además, encontramos que la Nada no es tema marginal, estando hoy presente en los temas más candentes de la actualidad, cuando su importancia —nos dicen— inicia en la misma consideración del origen del Universo, la vida y el hombre, así como todos los cambios reales y abstractos de nuestra realidad social, se puede entender  mejor mi actitud; y más aún, cuando algunas interpretaciones de la Nada actualmente, observo, abren las puertas a la instauración de la (no diferenciación) entre el Vacío y Nada, diluyéndose la una en lo otro —no reconociendo ya aquello (la nada) en sí mismo, sino como lo conoce o le parece al hombre que lo conoce— así, nuestra relación con la Nada, hoy surge rehaciéndose a partir de un fondo, donde ya no se distinguirá lo uno (el vacío)  de la otra (la Nada). Quizá todo lo que pretendo pueda entenderse y resumirse a partir de una línea de pensamiento sencilla, y que se mantendrá sucinta en todos y cada uno de los siguientes textos: “la Nada, abierta a todas sus posibilidades” incluido, por supuesto, y sobre todo ((el de no-ser))pues es esa su verdadera esencia (no ser), pero no sin antes considerar y tratar cuantas posibilidades y exposiciones sean necesarias escuchar y luego, si es necesario, refutar.

La Nada, aunque muchos no lo consideren así, no es tema única y exclusivamente de confrontación y formación académica sino, igualmente, de intuición, calado de mente y apreciación: Reconociendo en ello, en su estudio, la existencia de nuevas posibilidades y concepciones (reales o metafísicas) que sin necesidad de verlas, unas, o deduciéndolas de forma indirecta otras(como habíamos hablado sobre la propia ciencia cuando estudia más allá de nuestro planeta / con esa intuición o clarividencia) e igualmente no cerrando puertas, admitiendo esas otras posibilidades válidas del pensar y la existencia, de llegar más allá y ver más lejos de lo que hacen otros. ¿Qué quiero decir con esos otros? Pues, que cuanta más formación y cátedra más se radicalizan las posturas y posiciones enfrentadas hacia un lado y otro de lo inamovible: cientificista o filosóficamente hablando, obviando unos y otros las posibilidades que se le ofrecen desde el lado contrario para mejor razonar; así como priorizar una mente abierta y no cerrada, esta última muy propia de las escuelas filosóficas y científicas, pues es lo que medra y razón última de ser hoy de las universidades: pensamiento único y no critico, amputando cualquier voz o aniquilando cualquier otra forma de pensar que no sea en línea a escuela o pensamiento dentro del actual paradigma. Por consiguiente, no habrá de tomarse consideración la posición de aquel que se atreve aquí, hoy, a incursionar en la Nada bajo riesgo de ser reprendido o perder su reputación, ni frente a la posibilidad dejar de ser como es, precisamente, por ser como es.

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