24/ 2/ 2023 (corr.)
«Alma mía, tienes una tarea, una gran tarea, si quieres. Escruta seriamente tu interior, tu ser, tu destino, de dónde vienes y a dónde vas; trata de saber si es vida la que vives o si hay algo más. Alma mía, tienes una tarea; por tanto, purifica tu vida: por favor, ten en cuenta a Dios y sus misterios; investiga qué había antes de este universo, y qué es el universo para ti, de dónde procede y cuál será su destino. Esta es tu tarea, alma mía; por tanto, purifica tu vida» San Gregorio (Carmina [historica] 2, 1, 78: PG 37, 1425-1426).
ADVERTENCIA
Esta es una línea de textos de carácter exploratorio, que requieren de cierta aptitud mental, pues al igual que las estrellas solo brillan para quienes al cielo miran; la realidad solo existe cuando hay una mente e imaginación capaz de reconocerla.
A continuación, se reúnen diferentes textos y / o ensayos: mensajes arrojados al viento y errantes en la luz del universo. Quien se aborde a ellos hallará cosas disímiles dependiendo de la propia perspectiva y, o apropiaciones que hagan de estos. Sin embargo, es necesario aclarar que no son discursos dirigidos a especialistas: filósofos o estudiantes de filosofía, ni tampoco dirigidos a iniciados en materia alguna. Y, si bien cada uno tiene su estilo, condiciones y objetivos diferenciados, todos son accesibles y espero que comprensibles desde distintos planos o niveles, dirigidos a un público amplio y diverso. Entiéndase, por lo tanto, este un camino a recorrer donde también descubrir otras formas de pensar y ver la realidad: un viaje sometido a permanente ajuste y revisión con relación a una idea, hasta ir dando forma / cuerpo a esta. Sin embargo, aquí no se defenderá posición o doctrina alguna de inicio (respecto a la nada), y si bien parto de unas convicciones iniciales, puedo perfectamente también aceptar otras, pues como muchas veces sucede en un viaje, este puede no ser solo de descubrimiento, sino igualmente, y a veces lo es, de transformación. Mi idea, por lo tanto, es cuestionarme la Nada: entenderla, desde sus diversas formas y definiciones, a través de estudios (ciencia, filosofía o religión) realizados sobre la misma, en gran amplitud y abarcando cuantas más posibilidades y puntos de vista posibles, ofreciendo una crítica u opinión sobre los mismos, así como sugerencias y cierres, o no, a cada unos de esos enfoques; además, de una conclusión al final del trabajo, que a día de hoy, ocho meses después, ignoro cuál será. Existe, por tanto, solo aquí la voluntad de quien se dispone a recorrer un camino por sí mismo: un camino difícil, por cierto, cuando creemos que nada hay tras el horizonte, y no existen ya territorios por explorar y descubrir.
INTRODUCCIÓN
Hoy, cuando las antiguas creencias están declinando y el final de las
grandes síntesis se acentúa, un hambre manifiesta avanza peregrinando el mundo.
Se trata, de una imperiosa necesidad de saber: saber quiénes somos, de dónde
venimos o cuál es el velado propósito, de la que en tantos casos resulta una
miserable vida. De tal modo, multitud de personas de la más variada condición,
cuyo nexo común encuentra su raíz más profunda en la angustia, se han dejado
seducir en torno a temas que van más allá de su quehacer acostumbrado.
Seducidos, hacia cuestiones “más profundas y metafísicas” ―cuando no, víctimas
del que resulta ser el humilde parásito de la ingenuidad― arrojadas a la
aventura de hallar unas nuevas expectativas, en las que habrán de volverse a
replantear aquellos mismos y pretéritos temas relativos a la existencia.
Apreciable en innumerables manifestaciones y formas, esta aptitud se observa en
mayor medida, al comprobar, el creciente interés mostrado por buena parte de la
ciudadanía, encandilada en torno a una amplia gama de tópicos y actividades: ufología, sectas, parapsicología,“meditación”…
Sin embargo, sería ventajista por mi parte arremeter directa y exclusivamente
contra lo metafísico, sobre todo contra aquello que más nos parecen disparates, cuando el más ligero
soplo de aire dirigido contra estos lo derrumba. No requiriéndose tanto pulmón, como una buena dosis de coraje y osadía para dirigirlo, sin vacilar, contra las
imponentes fortificaciones de la filosofía. Entiéndase, en esta más que en
ningún otro lugar, donde el pensamiento desventurado ha escarbado, hundiéndose
con mayor pasión y resuelta vehemencia en busca de "la Nada", labrando tan vasta
maraña de galerías que si decidimos aventurarnos correremos riesgo de
extraviarnos, amplificando la magnitud de de la inquietante perspectiva que nos habrá finalmente de causar, caminar hacia un horizonte, del
que no se intuye la dicha.
Pero
que la filosofía occidental se halla en situación crítica, es un hecho: que
no sirve para nada es solo un dicho, venido a raíz de una tradición que parece agotada: visto el fracaso de sus teorías y un repetir dando la vuelta, siempre a las mismas cosas, explicadas de mil y una maneras sin aportar nada nuevo o relevante, y olvidándose por completo de explorar nuevas formas de
pensamiento o entender el mundo: no puede sostenerse aquello que se da
de golpes contras sus propias paredes y a la vez da la espalda al mundo y a la
realidad, a la entrada de un milenio que aguarda y del que algunos afirman:
será un milenio espiritual o no será, dada la deriva de acontecimientos en la
que nos vemos envueltos. Es por ello que muchas
personas creen que la filosofía (como disciplina / no tanto el pensamiento) es
un método de conocimiento que pertenece al pasado, habiendo sido superada por las ciencias y la técnica. Pero
este agotamiento académico, en tanto a disciplina, no puede ni debe alejar nuestra atención de lo redundante: el mismo hecho de pensar, y de hacerlo sobre aquello
que se precisa en verdad: la verdad; ni debe hacernos perder de vista la
necesidad de unos nuevos planteamientos o formas de pensar renovadas, o incluso
atrevidas, que como afirma Trías: “bien pudiesen alimentarse de la
misma disolución de esa razón ilustrada, ahora en período de rebajas”; sobre
dodo, cuando la filosofía parece haber olvidado su razón primera, y
perdido la orientación definitivamente, precisando ahora de
esa movilidad libre en el pensamiento, como acto que disuelve aquellas
doctrinas que impiden el debate. Pero en mi caso, no me siento obligado a ser continuador de nada ya iniciado, como tampoco entiendo
preciso continuar nada (fracasado con anterioridad). Cada cual piensa, y al
pensar como al caminar uno dirige primero sus pasos hasta que estos luego lo
dirigen a él. Por lo tanto, elegir qué pensar sería fantasear, en un mundo
donde la realidad condiciona de antemano mostrando lo relevante, cuando la
verdadera decisión, o elección, sería negarse pensar “en aquello relevante”
desviándose hacia lo improductivo e irrelevante (lo académico) que por cierto a
muchos agradaría: una existencia irreflexiva, bien pagada, insensible y
ausente de la realidad. Si bien, más parece grave cuando se te
dice o dirige sobre qué, cómo o cuál es la forma apropiada de pensar.
En mi caso no me siento influenciado o dirigido en forma alguna, y esto me
permite una cierta libertad para maniobrar en un terreno en el que —todo hay
que decirlo— se observa cierta intolerancia y ambiente intelectual de
cafetería, sumado a esa aversión a abrirse al común de los
mortales, cuando entiendo, sería un gran paso para el hombre y para la
humanidad: universalizar el pensamiento, empezando por una
correcta educación que enseñe a pensar y observar, no tanto instruyendo a
obedecer.
Pero la ciencia no queda atrás de la filosofía: Una ciencia donde al ser escrutada con atención se observa, mantiene dos varas muy distintas de medir, dependiendo en tanto aquello que trata o estudia: fuera o dentro de nuestro planeta. En el primero de los supuestos —aquello que sucede fuera de nuestro planeta— se muestra irreconocible y abierta de forma permanente a nuevas perspectivas, tesis y descubrimientos como los agujeros negros, la teoría de cuerdas, los pliegues del espacio-tiempo, etc., reconociendo en ello la existencia de nuevas realidades sin necesidad de verlas, deduciéndolas de forma indirecta (mecanismo este, se quiera ver así o no: próximo a la intuición o clarividencia) no cerrando puertas, admitiendo su ignorancia y esas otras posibilidades válidas del pensar. Sin embargo, en el otro supuesto —aplicado a lo que ocurre aquí, en nuestro planeta—ocurre algo muy distinto y enormemente reductor, donde todo tiene que ser medido, experimentado en laboratorio y solamente válido en tanto se pueda comprobar directamente. Luego los sucesos que no encajen en las teorías supuestas al uso se desprecian e ignoran o se les fuerza a encajar de cualquier modo, incluso a costa de falsear la realidad. A primera vista se advierte diferencia: como si ambos niveles (de una misma ciencia) no estuvieran intrínsecamente relacionados. Lo que nos lleva que en la práctica, algunos científicos se hayan convertido en nuevos guardianes celosos de la ortodoxia, inquisidores de una ciencia, en ocasiones más dogmática e intolerante que la religión, y todo ello en nombre de una diosa llamada razón extremadamente sectaria e intransigente que solo mira hacia fuera y nunca dentro (que ve la mota de polvo en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio). sin embargo, todo ello no nos lleva al error luego de despreciar o criticar el pensamiento científico y sus logros, sino a afirmar una obviedad: que el método o paradigma actual no es suficiente, que no alcanza para abarcarlo todo (ni la realidad de las todas las personas) debiendo este ser revisado y complementado.
Para terminar, solo
añadir que no comulgaré con ruedas de molino sobre lo que filosofía o la
ciencia nos ofrece, dando por sentado respecto a la nada, o sobre cualquier
otra cosa, objeto de estudio en estos textos, pues esa “razón común
a todos” ilustrada o no se atestigua, en desafiar lo ya
aceptado enfrentando así las propias sombras: entablando diálogo con todo
aquello que dogmáticamente la desafía y pone a prueba, sea en la forma que
venga.
1- (La filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías. —Martin Heidegger)
2- (escuelas y universidades)
PROLOGO
Apenas todavía no daba comienzo el verano, cuando un buen amigo me
preguntó en el pueblo (Aceuchal), a dónde iría este año de viaje —de expedición
quería decir—, pues no publiqué nada al respecto de viaje alguno —como si
las redes sociales fuesen el altar, donde suplicamos intermediación a la vestal
que encarna nuestra sociedad, frente a esos falsos dioses que muchos honran con
piedad y franco servicio en un culto vano, hacia unas deidades que no lo son,
pero siempre observan y murmuran. “Por supuesto”— le
contesté. Claro que tengo previsto viajar este año. —
añadí seguidamente. Si bien, nada hacía sospechar tras mi sonrisa la respuesta
que aguardaba a la siguiente pregunta, que anticipa siempre la atención los
dioses conocedores de aquellas almas que alzan sus ojos a las estrellas y
encuentran un universo digno de admiración: que no observan tradición alguna
impuesta por hombres, ni temor, a cuanto desconocido ahí fuera nos aguarda. “A
la Nada”— le respondí. Sus ojos como platos rivalizaban con mi sonrisa cada
vez más amplia, sabedor de aquello expuesto ante quien jamás pensó tal lugar
como proyecto, interpretando mil y un significados de lo que no se termina de
entender: como aquellos, que de pronto reconocen un día los poderes que
gobiernan trabajado desde el cielo. Lo cierto es, que a menudo quien gusta
de viajar, gusta igualmente de diferentes maneras de hacerlo y a veces, aunque
sea hoy en día algo excepcional: a través de aquellas formas que
complementan y no alimentan el ego. Hay personas que deciden emprender un
viaje dedicado a los otros, que observan y murmuran, y los hay
que emprenden su camino como una modesta senda de autoconocimiento, un estar
consigo mismo. En mi caso, explorar, como significante, apunta
adquiriendo mayor sentido cuando en algunas de sus formas trasciende ese: “su
significado”, hallando en la soledad, el silencio y en una forma
particular de pensar, la vía que puede encauzar hacia aquel excepcional
destino.
Cuando me planteé este proyecto, si se puede llamar así (plantearse) — pues un viento que soplaba y no sabía de dónde, ni a donde mellevaría, trajo a mi aquel nombre (la Nada) grabandolo en mi voluntad— , aún no había dado comienzo el verano y no ignoraba lo que enfrentaba: había tiempo y aún podía renunciar y escaparme (o eso creia) lejos de la nada: Centroamérica o Indonesia, donde me queda trabajo por hacer, pero no fue así. Las propias condiciones personales que se dieron y un estado de ánimo espectacular e irreconocible, sumada aquella conjunción de 7 planetas: que salí apresurado a recibir al puente de madrugada (24 /7/ 2022), saludando a las estrellas y al universo, parecían invitarme a afrontar lo que en otras condiciones hubiere sido imposible siquiera plantearme: como si ellos, los astros, hubiesen hecho su trabajo, mostrándose alineados frente a mí y ahora yo debiese hacer el mío. No habría otro momento igual, entendí para hacer el esfuerzo: que no sacrificio, pues nada sacrificado hay en el conocimiento y en buscar la verdad, sino agradecer. Así me armé de cuántas herramientas: libros y otros textos pudiese adquirir, con el fin no de alcanzar —que sería mucho anticipar— sino de dar comienzo una singladura de la que seis meses después, y lo que todavía queda (11/2022 momento en que escribo este texto), solo puedo estar agradecido y con ganas de continuar, pues la exigencia intelectual y mental, no solo pone a prueba cuanto soy, sino también hasta dónde puedo dar y llegar, en pos de ese lugar al que casi nadie se aventura y menos aún llegan, donde habita lo que es y a la vez no es; lo que se muestra y oculta a la vez; lo que desafía a la realidad y al mismo concepto, aquello que algunos afirman revela finalmente al ser, y que ha llevado de cabeza a pensadores de todos los tiempos. Ese es el camino que elegí y que ahora sigo. ¿Hasta cuándo? Dejaré al espíritu que parece desde entonces guiar mis pensamientos, que igualmente en este camino guíe mis pasos, él dirá.
SOBRE LO PUBLICADO EN EL BLOG
La publicación de un texto en blog, mientras trabaje sobre el blog, no implica estar acabado; sino apartado; al cajón; en espera. Las fuentes de algunos textos, así como otros recursos, no se mencionan inicialmente en algunos de ellos o no al completo, pendientes de ser ampliados o volver a ser examinados (algunos no estarán ni corregidos) por incompletos, estar apenas iniciados y vagamente expuestos. Hasta entonces todo irá al blog (de la forma que sea y como sea mientras trabaje en ellos. El blog es mi mesa de trabajo, no como en otras personas una galería de exposiciones. Si alguien está interesado en cualquier tipo de información, o quiere decir algo al respecto, es bienvenido y puede ponerse en contacto conmigo a través de los comentarios, incluso se aceptan críticas e ideas: buenas críticas e ideas y originales, pues es un trabajo abierto. En tanto, al modo de abordar las ideas, mis ideas entiendo, es muy particular y pido disculpas, así como por la peculiaridad de mi escritura, o la forma en que expongo mi pensamiento o trato algunos textos, e igualmente me disculpo por invadir territorios ajenos: (entiendo la reacción habitual frente a esto es, siempre, rechazar al forastero, pero como se suele decir: en mi casa, hago lo que quiero). Saludos.
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