PALACIO ISHAK PASHA : Lugar de paso de "La Ruta de la Seda" - (Kurdistán - Turkia 2021) | Jordi Maqueda

 PALACIO ISHAK PASHA: Lugar de paso de "La Ruta de la Seda"

Vista del Palacio desde la carretera que lleva a éste

Dogubeyazit, junto al paso milenario hacia Persia, es una ciudad empequeñecida por la presencia del Ararat, siempre visible desde todas partes. Dogubeyazit significa “Beyazit del Este” porque las ruinas de la original Beyazit, apenas a unos kilómetros, sufrieron un destino parecido al de la antigua Van: sus habitantes fueron expulsados y masacrados por el ejército turco cuando, en 1930, una rebelión proclamó un estado independiente kurdo en la zona. Los kurdos, algunos de los cuales habían colaborado con los turcos en el exterminio de sus vecinos armenios, para apoderarse de sus propiedades apenas unos años antes, pasaban ahora a ocupar el papel de víctimas que aquellos antes (curiosidades de la historia).

Patio, entrada al palacio de Ishak Pasha, una joven que me mira, Sep 2021. A menudo, la gente al ver que los fotografío me mira: yo sólo sonrío, y es todo.

En Dogubayazit (1.900 metros de altura) hay unos 36 mil habitantes pero, curiosamente nada recuerda cuando fue construido —1918— tras la salida de los rusos. Se puede llegar a la ciudad desde Agri, una estación de tránsito para camiones grandes que van y vienen de Irán; o también se puede llegar desde Van, por carretera, como hicimos nosotros (aeropuerto de Van - Van - Dogubayazit). Los camiones son la nota de color a lo largo de las ilimitadas carreteras del norte y oriente de Anatolia. Corren, ahora subiendo mesetas, ahora descendiendo, por estas tierras antaño gobernadas por el emir Ishak Pasha que, habiendo obtenido el título de gobernador otomano en un período en el que la corte de Constantinopla se contentaba con cobrar un tributo de vez en cuando a estas provincias distantes, había considerado oportuno rivalizar con el palacio de Topkapi, asignando a sus arquitectos construir algo similar al palacio del sultán, en estilo y tamaño. Pero mucho, mucho tiempo antes de que Ishak Pasha pensara en su proyecto palaciego, ya existió una fortaleza Urartia (reino de Urartu) en esta importante posición estratégica; más tarde, los selyúcidas construyeron otra; y también lo hizo el sultán otomano Beyazit I Yildirim, aquel mismo que Derrotó a los cruzados en Nicópolis (en la moderna Bulgaria) en 1396, pero que luego sería derrotado y capturado por Tamerlán en la batalla de Ankara en 1402 , terminando sus días y muriendo en cautiverio en marzo de 1403, justo en estas mismas Mazmorras, lo que provocó el Interregno otomano… 

Mazmorras del Palacio Ishak Pasha: buscando sensaciones, aunque creo es imposible hoy, entender lo que eran estas mazmorras entonces...

Ishak Pasha quiso mantener el carácter de fortaleza en su palacio. Su arquitectura es una fusión de estilos: selyúcida y otomano hasta georgiano, persa y armenio.El portal este conduce a un primer patio quizás destinado a la caseta de vigilancia. A través de un segundo portal, se ingresa a otro patio en el lado norte del cual se encuentra una mezquita abovedada junto a la cual se abre sucesivamente un espacioso Selamik, un lugar donde se recibía y saludaba a los invitados, donde se realizaban las audiencias y las oraciones. Las magníficas puertas chapadas en oro que estaban allí en el pasado ya no están allí. Fueron retirados por los rusos que habían ocupado Dogubayazit en 1917 y trasladados al Hermitage de Petersburgo. El edificio alguna vez estuvo equipado con calefacción central, agua corriente y un sistema de alcantarillado. En el interior se ingresa a un laberinto de habitaciones donde se encontraba el harén, compuesto por 24 habitaciones, baños y una cocina con una gran chimenea. 

No muy lejos de Isak Pasa Saray se pueden ver los restos de la fortaleza urartica y las murallas que rodean un gran huerto vallado. Este último, un exuberante oasis en medio de un paisaje semidesértico, merece una visita. Aunque solo sea porque, según la tradición popular, aquí se nos habla del amor imposible entre un joven musulmán, Karim, y una princesa cristiana, Asli. 

El área de Doğubayazıt se convirtió en parte del Imperio Otomano en 1514. Poco después, la antigua fortaleza de Doğubayazıt fue abandonada y sus muros fueron parcialmente demolidos. Lo más probable es que algunos de los materiales se usaron más tarde para la construcción del Palacio Ishak Pasha. A la cabeza de Bayazit Sanjak se encontraba un funcionario con el título de mütesarrıf , designado directamente por el sultán. Esta posición se convirtió en hereditaria dentro de la dinastía familiar kurda de Çildıroğulları.

La construcción del palacio se inició alrededor del año 1685, por orden de Çolak Abdi Pasha. El palacio se erigió muy lentamente y su construcción fue supervisada por las generaciones de Çildıroğulları. Otro miembro de esta familia fue İshak Pasha, quien ocupó el cargo de visir en 1723, y al año siguiente fue nombrado gobernador de Tbilisi. Su nieto Hasan se convirtió en gobernador de Çıldır en 1760-1761. Otro İshak, también gobernador de Çıldır, terminó el largo proceso de construcción del palacio. La fecha de finalización está dada por la inscripción ubicada sobre el portal del harén. Proporciona el año islámico 1199, correspondiente a 1784-1785 EC. En el momento de la construcción del palacio, la ciudad se expandió en la llanura debajo de la colina del palacio.

Se supone que el último de la dinastía Çildıroğulları, que habitó todo el palacio, fue Mahmut. Es el único miembro de la familia cuya tumba se encuentra en la cámara funeraria debajo del patio del palacio. La fecha de su muerte es ilegible en la lápida, pero ahora se sabe que murió en 1805. Su sucesor, Behlül, trasladó su residencia del palacio a la fortaleza. Residió allí cuando llegaron los rusos durante la guerra ruso-otomana de 1828. La ocupación rusa duró solo un año, pero gran parte de la estructura de madera del palacio fue destruida en ese período. Las puertas del harén, recubiertas de oro, así como los documentos de la biblioteca del palacio fueron saqueados y llevados a Rusia. Es una gran pena ya que estos documentos podrían proporcionar información valiosa sobre la construcción del complejo.

Además, un terremoto en 1840 provocó graves daños tanto en el palacio como en la fortaleza. En 1860, se habían restaurado algunas habitaciones, pero la siguiente guerra ruso-otomana estalló en 1877. El palacio sirvió como refugio militar y volvió a sufrir daños. Esta vez, los rusos ocuparon la región hasta la Era del Primer Mundo cuando la usaron como puesto militar. Los disparos causaron más daños al palacio, ya que la ciudad se peleó debido a su posición estratégica entre las tropas rusas y turcas.

En los primeros días de la República Turca, el palacio sirvió como centro administrativo para la provincia de Ağrı y el distrito de Bayazıt. En 1926, la administración provincial se trasladó a la ciudad de Ağrı y la administración del distrito de Bayazıt se trasladó a la llanura de abajo. Luego, el palacio se utilizó como puesto militar de caballería, hasta 1937. Hasta principios de la década de 1930, el palacio estuvo rodeado por la ciudad que ahora se llama Eski (Viejo) Bayazıt, originalmente un asentamiento armenio. Fue demolido por el ejército turco después de un levantamiento kurdo, también conocido como Rebelión de Ararat, en 1930. En el período siguiente, el palacio sufrió más daños cuando se quitaron los bloques de piedra de sus paredes como material de construcción para las mansiones cercanas.

Investigación arqueológica: 

El primer visitante occidental del palacio fue Pierre Amédée Jaubert, un diplomático, académico y orientalista francés. Sin embargo, su permanencia en el lugar no fue voluntaria ya que estuvo preso en el calabozo del palacio, el mismo de arriba, durante cuatro meses. Fue el consejero orientalista de Napoleón que fue enviado en misión a Persia en 1805, para buscar una alianza con el Shah Fat'h Ali. Jaubert fue capturado y encarcelado incluso antes de llegar a Persia y solo fue liberado después de la muerte del Pasha de Doğubeyazıt, Mahmut. Posteriormente, escribió un cuaderno de viaje de esta misión como "Voyage en Arménie et en Perse". Este libro, publicado en 1821, permitió a los eruditos determinar la fecha de la muerte de Mahmut. Fue un descubrimiento revolucionario ya que Mahmut fue el último pachá que vivió en el Palacio Ishak Pasha. Además, el libro también incluía un boceto del palacio.

Charles Texier, un historiador, arquitecto y arqueólogo francés, visitó el palacio en 1830. Informó con admiración sobre la arquitectura y el equipamiento del palacio, especialmente de la sala de recepción. Otros informes de viajes europeos siguieron a su visita, incluido el preparado por el cónsul británico en Erzurum en 1838. Autores turcos escribieron descripciones más detalladas en la primera mitad del siglo XX. El primer informe en turco fue de Yusuf Mazhar Bey en 1928 y contenía tres fotografías y algunos bocetos. Demuestran que el palacio estaba entonces en mal estado. Mazhar Bey comparó el Palacio Ishak Pasha con el Palacio Topkapı en Estambul, mientras que otro autor turco, Ali-Salm Ülgen, encontró algunos paralelos con el Palacio Nuevo de Edirne.

En 1956, la autoridad de la Agencia de Protección de Monumentos de Turquía inició la primera investigación sistemática del palacio. Se midieron las estructuras y se prepararon dibujos. El director de las obras, Mahmut Akok, publicó un informe detallado en 1960. Siguió la limpieza del sitio y en 1966 se completaron las restauraciones en los muros fronterizos este y sur. Se realizaron más investigaciones en los años 1978-1979, y tres años más tarde Yüksel Bingöl escribió una monografía dedicada al palacio. Se hicieron algunas renovaciones a pequeña escala hasta 1984.

En 1992, el Ministerio de Cultura inició un amplio programa de restauración del palacio. No todo salió exactamente como se había planeado y en 1994 se introdujeron algunas revisiones importantes del plan de restauración. Las secciones de la pared, que previamente se habían complementado con hormigón, se quitaron y se reemplazaron con el mortero de cal más apropiado y piedras de campo talladas. Además, los muros elevados de la sección del harén se redujeron a su tamaño original. Finalmente, todas las partes de esta sección, a excepción del salón de ceremonias, se cubrieron con un techo de láminas apoyadas en una construcción de madera. La renovación, limpieza y reconstrucción duró hasta 2004. En este período, en el año 2000, el palacio fue inscrito en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Sin embargo, el difícil proceso de restauración del palacio no había terminado. En 2004, se descubrió que los anclajes de acero insertados incorrectamente provocaron daños en las paredes exteriores. Además, hubo que sellar las grietas en los muros de la mezquita. También se descubrió que las partes estructurales del techo protector no eran lo suficientemente fuertes para soportar el peso del techo cuando estaba cubierto de nieve. Así, apenas tres años después de que terminara la reforma anterior, se anunciaba otro proyecto. Sorprendentemente, el proceso de licitación resultó en la selección del mismo contratista que echó a perder la restauración anterior.

El cambio más importante de la renovación más reciente fue la construcción de una nueva estructura de techo sobre el palacio. En 2009 se instaló una construcción de madera y vidrio con bóveda de cañón para albergar algunas partes del palacio. Cubre un área de 3000 metros cuadrados y fue construido sobre el apoyo de vigas de madera de abeto siberiano. La cubierta la proporciona un vidrio templado y filtrado que aísla los edificios del conjunto de la lluvia, la nieve y los efectos térmicos. También se ha criticado esta nueva solución, ya que cambia la percepción estética del edificio histórico

Otros datos:

El Palacio Ishak Pasha se construyó en el lugar con vista a la llanura de Sariova, donde ahora se encuentra la ciudad moderna de Doğubayazıt. El viejo Doğubayazıt se encontraba al noroeste y al sur del palacio. El castillo Doğubayazıt se encuentra al noreste del palacio. La meseta de Sariova está rodeada por montañas, incluidas las cordilleras Ararat, Little Ararat, Pamuk y Ziyaret.

El palacio fue erigido sobre una plataforma nivelada artificialmente, dispuesta a lo largo del eje este-oeste. El efecto de nivelación del terreno se logró mediante la creación del sótano bajo una parte de la estructura. La bodega alcanza los 15 metros en su punto más profundo. Los cimientos del palacio descansan sobre un suelo rocoso y duro. Tres lados de la colina (norte, oeste y sur) son muy empinados y el único acceso adecuado es desde el este, donde se encuentra la única entrada. El palacio tiene forma irregular, y sus dimensiones son de aproximadamente 115 a 50 metros.

Debido a su ubicación en la frontera, la arquitectura del palacio es una mezcla creativa de los estilos selyúcida, otomano, persa y armenio. Se utilizaron seis tipos diferentes de piedra local para construir el palacio. Las decoraciones del palacio son principalmente tallas en piedra, que representan motivos florales, formas geométricas y arabescos. También se utilizó madera, especialmente para la estructura del techo y las columnas, pero la mayor parte del techo de madera original ha desaparecido. La madera también se utilizó como material decorativo para construir voladizos que sostenían un balcón en una de las habitaciones de la sección de hombres del palacio. Según Nurgün Erdin y Kamile Tırak, las esculturas tridimensionales de madera que decoraban las vigas tenían un significado simbólico en el arte turco. Las figuras representaban a un ser humano, un león y un águila, y su diseño es único para el palacio.

El elaborado portal del palacio, construido con bloques de piedra tallada, muestra las características del arte selyúcida con sus decoraciones de mocárabes. El complejo palaciego consta de dos patios, con numerosas habitaciones y estructuras situadas a su alrededor. Los visitantes llegan primero al patio exterior (birun) que en el pasado estaba abierto a comerciantes e invitados. Al patio interior (enderun) se accede desde el primero a través de un gigantesco portal. Finalmente, la última sección del palacio es la sección del harén, a la que se accede a través de otra puerta elaboradamente decorada. Así, el plan del palacio sigue el patrón de la división tripartita tradicional de los edificios otomanos. Según Yüksel Bingöl, el palacio cubría 7600 mil metros cuadrados y originalmente contaba con 366 habitaciones.

El primer patio se ha conservado en condiciones que distan mucho de ser perfectas, ya que algunas de sus estructuras fueron destruidas. Mide de 50 a 30 metros y está rodeada de cuartos de guardia y depósitos. La entrada al sótano y las mazmorras del palacio se encuentran en el extremo derecho (norte) del patio. También hay una fuente bellamente decorada en el muro este, así como algunas cámaras privadas. Tres pequeñas habitaciones en el muro del recinto en el lado norte del portal probablemente eran baños. Los edificios alargados en el lado norte y sur albergaban establos y habitaciones para los sirvientes.

La función del patio exterior correspondía a la del primer patio del Palacio de Topkapi. Aquí se resolvían los negocios cotidianos entre los comerciantes y los gobernantes locales. Los almacenes almacenaban madera, grano, carruajes tirados por caballos y armamento. La puerta del portal se abrió a la primera llamada de oración del día y se cerró a la medianoche en el último.

El camino turístico pasa por el segundo portal, también de impresionantes dimensiones pero de diseño sencillo. Se sitúa en el muro opuesto a la entrada principal pero no precisamente en el mismo eje. En la zona del segundo patio, el muro perimetral sur corre hacia el exterior y ensancha el área del palacio. El segundo patio, de 35 a 20 metros, es mucho más impresionante que el primero. Esta parte del palacio solo estaba disponible para sus habitantes. La mezquita y la madraza se elevan sobre la esquina norte, los cuartos de servicio y los establos están situados a lo largo del muro sur, y las salas de guardia de dos pisos están al este, a ambos lados de la entrada.

La sección norte es más alta que la sur. De este lado, el segundo patio está bordeado por la amplia fachada de la mezquita y el selamlik, que es la parte del palacio reservada para los hombres y sus invitados. El área de los hombres, que se ha conservado bien a excepción del techo original, consta de varias habitaciones donde los hombres vivían, trabajaban y recibían invitados. Una de las habitaciones albergaba la biblioteca del imán de la mezquita. La entrada al selamlik es a través de un portal en el muro norte. Está flanqueado por dobles columnas de más de dos metros de altura que soportan una bóveda de mocárabes de arco apuntado. Las paredes laterales contienen ventanas planas.

El portal selamlik conduce a través de una escalera de siete escalones a una antecámara con bóveda de cañón. Junto a él, a la derecha, hay una espaciosa sala, llamada Patio de Bienvenida, donde el bajá recibía a los invitados. El corredor que comienza en el lado izquierdo de la antecámara conduce a la mezquita y las habitaciones contiguas.

La sala de recepción del selamlik mide de 19 a 8 metros. Según la descripción de Charles Texier, su techo estaba pintado con pájaros de fantasía, y en los nichos rectangulares se veían paneles de vidrio pintado con motivos florales. El techo se derrumbó posteriormente, a causa del bombardeo ruso, y sólo se han conservado los techos abovedados de los pasillos. El piso fue puesto de bloques de basalto. En el extremo occidental de la sala de recepción, hay un nicho de buffet (şerbetlik). Una de las salas de selamlik estaba equipada con el balcón sostenido sobre vigas de madera que se había mencionado anteriormente.

A ambos lados del portal selamlik, una serie de ventanas colocadas en depresiones de pared en forma de arco dividen la fachada del patio. Encima de cada ventana, hay un patrón de trenzado diferente en el altorrelieve. Las cinco ventanas al este del portal iluminan la sala de recepción, y dos ventanas un poco más grandes pertenecen a dos habitaciones del otro lado.

En el segundo patio, justo enfrente del muro norte, un pequeño mausoleo de estilo kümbet selyúcida se aferra a la pared de la mezquita. Es una esbelta torre octogonal con cubierta cónica. Sus esquinas están formadas por triples columnas. Los paneles de la pared inferior contienen marcos con una piña en el medio. En los campos de la pared de arriba, una planta con ramas curvas de muchas hojas crece de una maceta redonda. En el interior, una escalera de doce escalones desciende desde la puerta del lado este hasta una sala abovedada, de aproximadamente 5 por 2,5 metros de tamaño. Es un lugar de entierro de muchos miembros de la dinastía Çildıroğulları. En el patio, dos cabañas de piedra que parecen perreras son en realidad aberturas de ventilación y exposición para la cámara funeraria.

La mezquita en el segundo patio ocupa el área entre el espacio abierto en el centro y el muro del recinto norte. Tiene un minarete con balcón. El minarete tiene planta circular y fue construido alternando capas de piedra roja y clara. La sala de oración cuadrada en el sur está arqueada por una cúpula alta con un diámetro interior de apenas ocho metros. Las huellas de la pintura ornamental aún son visibles en el interior de la cúpula. La sala de oración tiene una galería para mujeres sostenida por columnas. El interior de la mezquita está decorado con relieves, incluidos los árboles de la vida. El edificio de la mezquita ha sido restaurado con bloques de piedra de color rosa pálido cuidadosamente colocados.

La habitación detrás de la pared norte y la galería de la sala de oración y conectada a ella por tres puertas anchas se llama son cemaat yeri . Sirvió como sala de oración extendida para aquellos que llegaron demasiado tarde. Cuando terminaron las oraciones, la misma habitación hizo el papel de un aula y una medrese.

Un alto portal ornamental en el centro del muro occidental del segundo patio conduce a un largo corredor recto a la sección del harén. El portal está decorado con relieves que representan vides, animales, frutas y flores.

La sección del harén (privada) del palacio es la parte más occidental del complejo palaciego. Mide alrededor de 36 a 43 metros, y los jardines de recreo (hasbahçe) lo rodean por tres lados. En esta parte del palacio hay muchas habitaciones con chimeneas de piedra, baños y aseos, así como una cocina. Los conductos de aire que corren a lo largo de las paredes, que se encuentran en muchas habitaciones del palacio, sugieren que también se instaló un sistema de calefacción central, para la comodidad de sus habitantes. También había agua corriente y un sistema de alcantarillado a disposición de los vecinos. Aunque los niveles superiores de la sección del harén no se han conservado, algunas pistas estructurales sugieren la existencia no solo del segundo piso sino también de un tercer piso más pequeño. Además, las imágenes realizadas por Charles Texier demuestran que el harén tenía dos pisos y estaba cubierto con un techo plano.

Al sur del corredor de entrada, había una espaciosa cocina de dos pisos de altura (darüzziyafe). Tenía una abertura en la pared por la que se servía la comida en un pasillo orientado de norte a sur. Dos arcos de medio punto sobre imponentes pilastras sustentan la cubierta plana de la cocina, en cuyo centro se levanta una linterna octogonal con cubierta piramidal, solución que se remonta a los modelos selyúcidas. Junto a la cocina había tres habitaciones para los cocineros. Dos de ellos contienen estanques, construidos con piedras cortadas. Posiblemente, allí se almacenaron alimentos perecederos bajo el agua.

Cerca, hay una sección de hammam relativamente pequeña que constaba de un baño y un vestuario. La habitación más grande del harén era el salón (muayede salonu) ubicado en el medio y accesible a través de portales desde los lados este y oeste. De todas las habitaciones del palacio este recibió el diseño más elaborado. Representa la mezcla de estilos con cantería selyúcida, relieves florales armenios y capiteles de las columnas de estilo georgiano. Las secciones inferiores de las paredes se erigieron con bloques de piedra en blanco y negro, para crear un efecto de tablero de ajedrez. Frente a los dos lados estrechos de la sala orientada de este a oeste, un par de columnas octogonales sostenían tres arcos apuntados y la sección de la pared superior.

ARARAT / KURDISTÁN - REVELACIONES DEL MONTE SAGRADO / jordi maqueda - 2021

Cuando hablas con los guías kurdos y, más si estos son de Dogubayazit, todos te cuentan y recuerdan, que la montaña es poco menos que suya: que han nacido allí; que la llevan subiendo desde pequeños y se han criado en ella; y, es indiscutible, cualquiera allí lo puede comprobar, que la montaña está omnipresente en la vida de todos los habitantes de Dogubayazit. Pero, y volviendo al tema de que la montaña es suya, y a tenor de lo que podemos ver a medida que ascendemos —día tras día / 4, 5 días — comprobando, como las zonas de los campamentos están perfectamente delimitada (parceladas), y el terreno repartido en pequeñas parcelas donde cada guía o empresa tiene la suya, con sus tiendas de cocina y baños donde instalar a los turistas, casi que uno afirmará, que sí: “la montaña es hoy suya” ( un "Lloret Verd" a 4300m) o, al menos, esa es la sensación que da a todos lo que hemos pasado por aquí.   


Campamento a 4300m (Monte Ararat)

Pero que alguien se otorgue la propiedad de algo tan magnífico, y luego no lo valore o respete la montaña por lo que es: una montaña (volcán) sino por lo que les reporta, no resulta extraño cuando lo mismo ocurre con algunos "montañeros" quienes nada sagrado ven en (él volcán) y  a los que poco importa su historia, geología o vulcanismo reciente o, que curiosidades se puedan encontrar a 3000, o 4000 metros de altura, importando tan solo aquello → que la cima les puede reportar ( al ego) la fotouna cumbre más. y siempre la cumbre ( yo he venido a subir la cumbre) Así de resumido, y así de simple, es el sentido que tiene esta montaña hoy para unos y otros este formidable volcán, por cierto “Sagrado” para los armenios y, legítimos herederos de alguno significado de la montaña, mas allá del comercial,  si lo ha de ser alguien, de este magnífico, y para los armenios (sagrado) lugar. Recordemos...

La Armenia actual es solo la parte oriental de la Armenia histórica, siendo hoy una pequeña república ex-soviética en torno al lago Sevan. Lo que fue antaño la "Armenia occidental" se encuentra cerca del lago Van, y en la ciudad de Van, y hoy forma parte de Turquía. Y la "Armenia meridional" está en Irán, justo a orillas del lago Urmia (su «tercer mar»). Sin embargo, no vemos armenios, en Van, Dogubayazit, y nadie me dice nada de ellos, o mejor dicho, casi nada: “Aquí todos somos kurdos, no hay armenios" —dicen. Creo que sobra cualquier comentario, y he de añadir que esta actitud la reconocí en toda la zona. No lo voy a negar, durante el viaje me aislé bastante, pues me cuesta tratar con cierto tipo de personas, igual que ver y oír según qué cosas y de determinado modo. Sin embargo, algo me decía que estaba en el buen camino: que yo debía estar allí, sobre el Ararat (aunque sin saber muy bien por que); y que todo este viaje tenía algún sentido más allá de subir el volcán. En mi cabeza, entonces, no dejaba de darme vueltas algo que había averiguado durante mi estancia en Van, unos días antes, y en relación con los armenios.

Dos hermanos: niño y niña, muy jóvenes, vendiendo unas latas de cola a los turistas. Foto: en el lugar, punto final de la pista para vehículos. A partir de aquí se cargan mulas, y los diferentes grupos de excursionistas, inician camino  a pie durante 5 días, a la montaña.
Van era a principios del siglo XX un centro de la cultura armenia. De hecho, fueron precisamente las persecuciones otomanas del siglo XIX, las que llevaron a los civiles armenios a atrincherarse en Van y aliarse después con las tropas rusas. Consecuencia de ello, los turcos pulverizaron la antigua Van —construida sobre una antigua y milenaria fortaleza de Urartu—. Los armenios que entonces quedaron vivos y no huyeron, fueron asesinados o deportados. Sin embargo, lo que buena parte de gente desconoce, es que sí quedan armenios en la zona: aunque, no es tanto difícil encontrarlos, como luego lo es hablar con ellos. Se trata, concretamente, de descendientes de familias armenias que se convirtieron al islam cuando vieron que peligraba su vida y la de sus familias, y que ocultaron a sus hijos su cultura, o bien, son descendientes de los huérfanos de la matanza, luego adoptados por familias kurdas. A veces, en una familia, aparece un viejo documento en un trastero o desván y se revela una vieja historia familiar; así, cualquiera de un día para otro puede descubrir que su abuelo era armenio. ¡Increíble! ¿Verdad? Y, lo mejor, es que de estas historias primeras, surgen luego enterándote de otras: como que el Ararat sigue siendo esa Montaña sagrada para estos cripto-armenios, y que muchos aún la visitan, como cualquiera de nosotros que visitamos nuestros templos y ermitas. Pero, siempre, a uno le asaltan las dudas, pues estas extraordinarias afirmaciones precisan igualmente de pruebas extraordinarias, que demuestran esta realidad desconocida: "que los armenios aún están, y están en la montaña".

Monte Ararat, próximo al glaciar entre los 4300 y 4700m 
Darle un sentido propio a las cosas, las cosas que hacemos, más allá de las que le dan o hacen los demás, debe ser nuestro principal anhelo. Un viaje no es una certeza en la que se está (1); sino, más bien una certeza a la que se llega (2): y esto, es algo que todos comprobamos, al ver colapsar o aumentar nuestras expectativas durante el mismo. Es cierto, que todavía hay quien dice, y cree en aquella afirmación popular que refiere, en tanto que viajar, refiero “subir montañas/o volcanes es algo, estéril”. Y quizá lo sea, para aquellos con una mente igualmente estéril. En mi caso, intento ir más allá, renunciando incluso a lo por mi mismo proyectado; y este viaje fue muy especial en ese sentido...

1-Ya estoy aquí. Vine a esto -este día- y he hecho esto –durante estos días- y ya está: (esto es un programa de una agencia de viajes y entonces eres un turista)
2-los mejores viajes son los que, llegado un punto, obramos en función a lo que nos dicta el corazón y no el programa de viaje.

Antes de iniciar este viaje yo había hecho mis deberes. De hecho, hacía más de tres años que llevaba preparando y hablando acerca de detalles con algunos guías de la zona oriental de Anatolia (altiplano armenio) ya con vistas a este viaje: leyendo, además, bastante acerca de conflictos e historia reciente y antigua de la región, así como del vulcanismo pasado de la misma, como se podrá comprobar de mis otros escritos en esta web. Sin embargo: nadie me había dicho, que los armenios siguieran en la región hasta que llegue a la zona y, muchísimo menos que éstos anduviesen por la montaña: su antigua “Montaña Sagrada”. Creo que cuando escuché luego que los armenios ya no estaban, y el modo y las formas en que esto se afirmaba, algo, quizá un resorte oculto saltó en mi mente —y es mi condición, además, siempre estar enfrente—. Por no decir, que al tratarse de dos afirmaciones, por parte de unos y los otros, totalmente opuestas, ésto causó algún tipo de conflicto en mí a partir de ese momento.

Así, durante la mañana del 7 de septiembre, y mientras mis compañeros y el guía estaban a otras cosas, discretamente, me dirigí montaña arriba a un lugar todavía a más altura, y donde algo había llamado mi atención la tarde anterior —durante una de las muchas caminatas de aclimatación, arriba y abajo— y, que en aquel momento no entendí relevante, pues me pareció una rama delgada, casi inapreciable en la distancia, y pasando casi totalmente inadvertido; pero, ¿una rama donde no crece nada? — me pregunté, rato después— y, donde nada perdura, y a más de 4600 m de altura aprox... (aproximadamente, pues no llevo barómetro—  lo digo partiendo de la inf que nos da el guia: camp a 4.300m, y el icono estaba más arriba de éste, antes de los glaciares, éstos a 4700 u 4800m)
Es curioso como son las cosas: yo había ido allí principalmente, y más allá de conocer las ciudades y ruinas, por subir al volcán, cuando de pronto me ví, no pensando en subir la montaña, o en contemplar o buscar rocas o bombas volcánicas, ni nada de lo que se suponía que debería estar haciendo o pensando en aquellos momentos... Si, es cierto estaba en el volcán, pero no tenía la mente como en otras ocasiones pensando en lo que "debía hacer", yo estaba a otra cosa... "Impulsado" si queremos llamarlo así, siguiendo una corazonada, que no sabía dónde o hasta que, me llevaría.
Creo, que como le ocurriese a Colón, ya sabía lo que buscaba pero, no lo que iba a encontrar. Lo único que puedo decir, es que al llegar al lugar, mi sorpresa fue mayúscula, y una sonrisa enorme —de oreja a oreja— se dibujó en mi cara mientras, la  alegría como un tsunami inundaba mi corazón… quizá, encontrando allí el sentido y razón de aquel viaje. Y siendo, de nuevo la montaña ese vehículo, por el que llegaba a las otras cosas: paz, la felicidad. 


(fig-1) Pequeño Altar Armenio, que encontré a unos 4500m de altura aprox, en el monte Ararat (kurdistán Turco). El pequeño altar consta de dos iconos bien representativos de La Iglesia Cristiana Apostólica Armenia: uno en la rama o bastón, y el otro en el suelo, que representa a San Gregorio el Iluminador, que se convirtió en el primer católico de todos los armenios. La Iglesia Apostólica Armenia es parte de la iglesia Ortodoxo oriental, conjunto, que no se suscribe a las fórmulas cristológicas del Concilio de Calcedonia. Incluye el Iglesia copta ortodoxa de Alejandría, la Iglesia Ortodoxa Etíope Tewahedo, la Iglesia ortodoxa siríaca, la Iglesia Ortodoxa Siria de Malankara, y el Iglesia ortodoxa de Eritrea Tewahedo.
Encontrar este pequeño altar no fue casual: de entrada, y primero: no estaba escondido; y, segundo: tampoco es algo que hubiese quedado al descubierto, saliendo a la luz por casualidad: lo pusieron recientemente allí. Además, nada en este volcán, y menos a esa altura que no sea una roca perdura. Y, estoy seguro, de que una o algunas personas lo mantienen allí, y en buen estado. Lo afirmo en base a que las condiciones climáticas a diario allí son tremendas, y encontré el conjunto con la rama vertical y los iconos bien puestos y limpios aquella mañana, diría que quien lo montó también lo cuida —el viento y polvo son terribles— e, igualmente, diría que es alguien que pasa a menudo por allí, me atrevería a decir que regularmente: posiblemente un guía ¿Qué otra explicación sino? Pero, hay más... el simbolismo.



(fig-2)San Gregorio el Iluminador, este icono fue el que hizo que volviese a mirar después y con mayor atención el conjunto, pues claramente, y en cuanto investigue un poco observé que no era “pantocrátor” sino San Gregorio, el Iluminador (257-330) fundador, y santo patrón de la Iglesia apostólica armenia, llamado el segundo Iluminador de Armenia, tras los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé.
LA CARGA SIMBÓLICA

He tardado meses en decidirme a comenzar a escribir este texto, que no considero concluso, a día de hoy. Tenía muchas dudas al principio, pues había cosas que no me encajaban en relación a las imágenes representadas, sobre todo una de ellas, la (Fig 1) —dando por hecho desde hacía meses que representaban un ambos un “pantocrátor” y así lo expuse al consultar a mi primo José Manuel: capellán, y profesor de filosofía y Ética; Teología Moral Fundamental y Teología Moral de la persona en el colegio diocesano, San Antón - Badajoz), y pretendiendo, así con su ayuda, en la medida de lo posible desentrañar el simbolismo, o  mensaje, que estos iconos pudiesen representar.

De hecho, no fue hasta hace unos días, cuando volviendo de nuevo a los iconos y precisamente, hablando con José, mientras ampliaba los archivos para enviarle copias para el análisis de los mismos, que reparé en algunos detalles que me habían pasado anteriormente por alto —La primera imagen en principio, y parecida a un “pantocrátor” me confundió, dando por hecho que ambas lo eran— siendo, al ampliarlas, cuando comprobé algunos nuevos detalles, tanto en los ropajes de la - fig2, como también el detalle de la cruz sobre el pecho - fig1, o el “Barco” y el "paño" en la mano izquierda de ambos iconos; y, que después de comparar con otros “pantocrátor” buscados a este efecto, no me parecía tener por donde cogerlos; pues, la representación clásica de Dios “pantocrátor” Todopoderoso, y típica y del arte bizantino, aparece éste "mayestático", con la mano derecha levantada para impartir la bendición, y portando en la izquierda los Evangelios o las Sagradas Escrituras. Lo que no coincidía para nada con estos iconos.

Así,  luego observando ya con más atención y  detalle el dibujo de las ropas de la fig-2, éstas me recordaron otras imágenes vistan con anterioridad: retablos y cuadros, observadas en publicaciones anteriores, y que eran exactamente iguales (las ropas) a aquellas con las que se representa la imagen de San Gregorio el Iluminador, lo que hizo que volviese a mirar  con mayor atención ambas, concluyendo, que al menos la fg2 no era la imagen de “pantocrátor” sino San Gregorio, (257-330) fundador, y santo patrón de la Iglesia apostólica armenia, llamado también el segundo Iluminador de Armenia, tras los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé. Lo que daba un vuelco a todo, lo por mi imaginado hasta el momento, no teniendo ya ninguna duda del origen armenio del altar. 

ARARAT /KURDISTÁN La Montaña del dolor / Kurdistán

Desde las calles de Dogubayazit (ciudad cuartelaria creada hace pocos años y desde donde se vigila el acceso a Irán, y la díscola la población kurda), punto de partida de expediciones. Mirando al norte y si el día es claro, apenas a una docena de kilómetros puede verse, sobresaliendo por encima de postes y edificios, el enorme volcán dormido del Kurdistán: Agri Dagi foto, Sep 2021que es como llaman los turcos al Ararat en este lejano rincón oriental de Anatolia; en el centro de una encrucijada entre la incómoda y volátil frontera con la República Islámica de Irán, Armenia y Azerbaiyán. Tanto es así, que ya lo advierte nuestro Ministerio de Exteriores si se pretende viajar a esta zona: “La situación de seguridad en el sudeste del país sigue siendo muy volátil... Existen restricciones a la circulación en diversas áreas fronterizas... En el pasado se han producido secuestros esporádicos de ciudadanos extranjeros... y además, en la provincia de Agri, el acceso al Monte Ararat requiere autorización previa de las autoridades militares turcas... Por todo ello, se desaconseja viajar a esta región.

Foto: Jordi Maqueda /Dogubayazit - Turkia Sep 2021

Es cierto que viajar hasta esta región, en la altiplanicie helada del noreste de Anatolia, donde confluyen las actuales fronteras de Turquía, Armenia e Irán, y más aún, pretender la ascensión al Ararat no es tarea fácil, y deja poco espacio a la improvisación del viajero. De entrada, se necesitan de 4 a 5 días para ascender esta imponente montaña que, sin ser uno de los picos más altos -5156 metros de altura- es considerado unánimemente como uno de los más inaccesibles del mundo, y todo bajo un permiso militar especial, obtenido con meses de antelación, y siempre dentro del marco de una agencia turística turca: deben instalarse campos de altura en los lugares previamente establecidos, los días acordados, y descartando toda iniciativa autónoma o cambio de planes, y siempre con el uso imperativo de un guía, cocinero y arrieros... Para colmo, la frontera iraní está literalmente pegada a la montaña y las malas lenguas dicen, que si te sales de la única ruta de ascensión establecida, puedes ser blanco de tiradores del ejército. No en vano, los otomanos —actuales turcos— que aquí todavía siguen, llaman a la montaña Agri Dagi o "montaña del dolor": el de tantos que derramaron su sangre en estas laderas. Así y todo, la gente cuando la tratas se muestra curiosa, cordial y hospitalaria, tal y como pude comprobar desde Estambul, pasando por Van, Dogubayazit, Caldiran etc.

GENOCIDIO ARMENIO / Sobre la participación del pueblo Kurdo en el Genocidio armenio / Kurdistán - Armenia

 Jordi Maqueda TEMAS / Notas de Viaje 


En una entrada anterior titulada “Ararat, la montaña del dolor” toqué de forma sesgada el tema del genocidio armenio o Gran Crimen (Մեծ Եղեռն Mec Yełeṙn). Un genocidio que no fue otra cosa que la destrucción de la población armenia por el Imperio otomano, culminando con ello un proceso terrible y catastrófico que buscó la aniquilación total de este grupo étnico, a través de discontinuas, pero recurrentes masacres que comenzaron en 1894-1896, y siguieron en 1909 y que culminaron con el proyecto genocida que se inicia en 1915, y termina en 1918, llevado a cabo por el gobierno de los Jóvenes Turcos.

Sin embargo, en ese texto refiero concretamente un hecho hasta ahora poco conocido, ni siquiera hasta hace poco reconocido oficialmente por las autoridades (aunque algo se va ya adelantando en el tema), referido a “la participación del pueblo Kurdo” en dicha barbarie y, aunque, tentado me he sentido de haber desarrollado más este tema; todavía no me siento autorizado a tratarlo desde una perspectiva completa (no conozco totalmente Armenia actual, sino más el altiplano de la Armenia Histórica, y tampoco he hablado con armenios del tema en la capital—si con kurdos, o al menos lo he intentado sutilmente— aunque, espero poder ir este verano a Ereván (o Yerevan), visitar personas lugares de recuerdo, cerrando así este círculo).

Por el momento me centraré en relación con la participación del pueblo kurdo en dicho genocidio, y en la forma en que se trata o se recuerda este tema actualmente en el Kurdistán, no en Armenia —que como he dicho prefiero esperar—, sino en el propio Kurdistán (región de los hechos: Anatolia Oriental y “el Kurdistán Turco” que conozco y donde por cierto hice algunos amigos) y donde me documenté para este caso, tanto en mi propia experiencia y conversaciones sobre el terreno, bibliografías y publicaciones reconocidas a las que he tenido acceso, y que pienso pueden servir al propósito que pretendo.

Armenian woman and her children from Geghi, 1899 (edit)

Entiendo que este es un tema delicado, que puede levantar ampollas y herir sentimientos, por lo que muchas personas prefieren pasar por encima, como han hecho todos desde antaño: turcos, kurdos, rusos y europeos; sin embargo, nadie puede escapar a la memoria de los muertos, y los mismos kurdos son cocientes de ello. En este sentido se empiezan a escuchar algunas voces al respecto, como la de Özlem Belçim Galip: investigadora Kurda del Institute of Social and Cultural Anthropology de Oxford. Cuya investigación actual, financiada por Horizon2020, refiere principalmente al activismo de las mujeres migrantes kurdas en países europeos de acogida y quien en una entrevista en la revista NOR SEVAN reflexiona sobre la historia de los pueblos que habitan la Anatolia, el genocidio de 1915, y la cuestión actual kurda en la lucha por la paz y la democratización de Turquía, afirmando: “No habrá solución a la cuestión kurda en Turquía, si el genocidio armenio no se reconoce".

En esta línea de reconocimiento y conciliación, durante los últimos años, los ayuntamientos pro-kurdos han promovido iniciativas, a veces de origen privado con el apoyo de las autoridades locales, con el fin de rehabilitar el pasado armenio de la zona: la restauración de la gran iglesia Surp Giragos, en Diyarbakir; impartición de cursos de lengua armenia, la publicación de cuentos armenios, la conmemoración del genocidio cada 24 de abril y, finalmente, las disculpas públicas y oficiales de diputados kurdos por la participación de elementos de su etnia en las masacres. En este contexto, se puede mencionar, igualmente, la carta enviada a Agos por Abdulläh Öcalan (Abdullah "Apo" Öcalan, —político turco, nacionalista kurdo, presidente del Partido de los Trabajadores de Kurdistán PKK, y condenado en Turquía a cadena perpetua por cargos de terrorismo y separatismo armado—, en la cual califica la tragedia de 1915 como un genocidio que, tarde o temprano, tendrá que afrontar la República turca.

Pero antes de comenzar es imperativo aclarar algunos detalles, con los que seguramente no voy a hacer muchos amigos ―espero no perder ninguno―en relación con la historiografía kurda, y a aquellos, muchos, que hoy miran el pasado de Oriente Medio a través de unos ojos que parecen padecer un grave problema de memoria sobre el papel desempeñado por su propio pueblo en el genocidio armenio (y asirio), generalmente atribuido a los turcos –sin más detalle- entre 1915 y 1916, durante la Primera Guerra Mundial. Una historia escrita, que de manera muy sesgada ha dejado a los turcos como únicos, malos y genocidas, algo que ha interesado políticamente a los kurdos de hoy día, pues, el sueño kurdo y las promesas imperialistas de un Kurdistán independiente “recuerden esto”: se hicieron sobre el suelo, la sangre y a costa de un millón de  armenios masacrados y otros  deportados de sus propias tierras, por los mismos kurdos que ahora viven en ella y la reclama como propia.

Luego, y por motivos políticos tampoco la historiografía armenia ha sido demasiado explícita al respecto; aunque, y a pesar de lo que digan los historiadores, cualquier hijo de vecino de cualquier pueblo o aldea kurda de Turquía, sabe perfectamente quién cometió el genocidio y cómo se produjo y se sigue hablando con absoluta crudeza de las matanzas, los desalojos y los saqueos de sus vecinos armenios, aunque algunos prefieran no decir nada al ser preguntados por un extranjero o alguien ajeno a la comunidad (como cuando en Estambul me preguntó el camarero de un restaurante de dónde venía y le respondí: del Kurdistán, me respondió: “no sé, no sé ¿qué es el kurdistán?”. Poco menos, que lo mismo que en Dogubayazit, un kurdo me respondió al preguntarle por los armenios: “no sé, no sé ¿quiénes son los Armenios?”

Las respuestas no me sorprendieron, en este país “España” sabemos también mucho de silencio. Pero en capitales como Diyarbakir, Dogubayazit o Van, quienes quedaron fueron los genocidas, por lo que nunca han tenido problema en hablar de ello. Aunque, esas conversaciones nunca salían del entorno cercano: familia, amigos, lugares de reunión de la comunidad. Por lo que los historiadores tardaron un siglo llevar sus grabadoras a las aldeas y registrar los relatos de aquellos kurdos, ya mayores relatando lo sucedido. Por suerte todo esto ya está cambiando, y Al conmemorar el centenario, el año pasado el alcalde de Diyarbakir (capital del Kurdistán turco) prometió la reconstrucción de las iglesias ortodoxas armenias, que eran más numerosas que las mezquitas a principios del siglo XX en la región.

II

 Pero la cuestión del genocidio armenio no solo levanta ampollas en el Kurdistán turco. Igual y cíclicamente lo hace en el panorama internacional. El parlamento uruguayo fue el primero en reconocerlo en 1965. En 2011 la Asamblea Nacional Francesa aprobó una ley que penalizaba negarlo, refutada poco después por el Consejo Constitucional al violar la libertad de expresión y comunicación. España no está entre la treintena de Estados, entre ellos el Vaticano, con declaraciones de reconocimiento y condena a ese episodio, antesala del Holocausto al no servir durante entreguerras su efecto como advertencia, algo asimismo aupado por la manipulación de la nueva Turquía de Ataturk, artífice de un relato amnésico donde se intentaba dar la vuelta a la tortilla con la acusación de crímenes armenios contra turcos.


Lo cierto es que Desde Ankara nunca se negó la pérdida de unos trescientos mil cristianos de esa nacionalidad, solo 300 mil, justificándose por las precarias condiciones de los desplazamientos debidas a la contienda y la existencia de una guerra civil, imposible si se considera cómo los Jóvenes Turcos controlaban todos los resortes del poder desde la ley marcial, válida para vigilar más aún todos los movimientos, potenciar la censura para aislar una provincia de otra, dominar sin paliativos la comunicación y tener todos los ases para precipitar el infierno mediante castigos militares a los rebeldes.

Recientemente, el pasado sábado 24 de abril de 2021, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, reconoció como genocidio el exterminio de más de millón y medio de armenios a manos del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Con estas palabras se erigía en claro defensor de los Derechos Humanos. La inédita afirmación -en 1981 Ronald Reagan uso los mismos términos y debió rectificar para no agriar las relaciones con Turquía- se hizo en coincidencia con el aniversario simbólico de la tragedia, iniciada desde esa perspectiva el 24 de abril de 1915, en realidad preludio de una acción sistemática contra una comunidad tradicional, arraigada como comunidad religiosa propia pese a no tener casi prerrogativas civiles. Precisamente Aquella noche del 24 de abril de 1915, centenares de intelectuales armenios de Constantinopla, incluso entre estos algunos amigos y compañeros de lucha de los Jóvenes turcos, fueron detenidos, arrestados y aniquilados. Lo que nos hace recordar a más de uno la operación realizada en Polonia tanto por soviéticos como por nazis tras la invasión de 1939. Liquidar la base intelectual es la mejor plataforma para allanar los planes hacia asesinatos masivos y anular atisbos de resistencia.


www.armenian-genocide.org

Entre 1915 y 1916, en plena Primera Guerra Mundial, tuvo lugar uno de los primeros genocidios del siglo XX).  Talat Bajá (Kardzhalí, Imperio otomano, 1874-Berlín, 1921), ministro del Interior otomano, ordenó el asesinato de las élites armenias  de la capital, prosiguiendo en la aniquilación sistemática de la población civil armenia, siguiendo por las numerosas poblaciones de esta nacionalidad de las siete provincias orientales. En un primer momento, los agentes del gobierno reunieron a los hombres de menos de 20 años y de más de 45, los alejaron de su región natal donde les sometieron a trabajos forzados. Muchos de ellos murieron allí mismo. Al principio, el objetivo oficial era el de desplazarlos a ellos y a otros cristianos de las provincias orientales desde Anatolia hacia Alepo y los campos instalados en el desierto de Libia. La Ley Provisional de Deportación, del 27 de mayo de 1915, fija el marco reglamentario de la expulsión de los supervivientes así como el expolio de las víctimas. Durante el verano del mismo año desaparecieron dos tercios de la población armenia bajo soberanía turca. En una última fase, el gobierno de Estanbul -que era entonces la capital- decidió liquidar, de todas las maneras posibles, a los 700.000 desgraciados que sobrevivieron a las llamadas “marchas de la muerte[1],” los cuales fueron concentrados en los campos de Siria.

Este es el texto de un telegrama transmitido por el ministro a la dirección de los Jóvenes Turcos de la prefectura de Alepo:

El gobierno ha decidido destruir a todos los armenios que viven en Turquía. Hay que poner fin a su existencia, por muy criminales que sean las medidas a tomar. No hay que tener en cuenta ni la edad, ni el sexo. No ha lugar para escrúpulos de conciencia aquí.[2]

Ahorcamiento de notables armenios de Constantinopla por parte de la policía otomana el 24 de abril de 1915. Fuente: Comité de Défense de la Cause Arménienne
Las persecuciones continuaron con diversa intensidad hasta 1923 cuando el Imperio Otomano dejó de existir y fue reemplazado por la República de Turquía. Se informó que la población armenia del estado otomano era de aproximadamente dos millones en 1915. Se estima que un millón había muerto en 1918, mientras que cientos de miles se habían quedado sin hogar y refugiados apátridas. Para 1923, prácticamente toda la población armenia de Anatolia Turquía había desaparecido. El Imperio Otomano fue gobernado por los turcos que habían conquistado tierras que se extendían por el oeste de Asia, el norte de África y el sureste de Europa. El gobierno otomano tenía su centro en Estambul (Constantinopla) y estaba encabezado por un sultán que estaba investido con el poder absoluto. Los turcos practicaban el Islam y eran un pueblo marcial. Los armenios, una minoría cristiana, vivían como ciudadanos de segunda clase sujetos a restricciones legales que les negaban las garantías normales. Ni sus vidas ni sus propiedades tenían garantizada la seguridad. Como no musulmanes, también estaban obligados a pagar impuestos discriminatorios y se les negaba la participación en el gobierno. Dispersos por todo el imperio, el estatus de los armenios se complicó aún más por el hecho de que el territorio de la Armenia histórica estaba dividido entre los otomanos y los rusos.

Ahora bien, el genocidio armenio no fue obra exclusivamente de los turcos ya que también participaron en él -ciertamente en mucho menor grado- los kurdos, otra de las nacionalidades oprimidas por el poder centralista de Estanbul. Como veremos más adelante, éste es un asunto que suscita controversia y hay autores que ponen en solfa su verosimilitud.


Según afirma el historiador Adnan Çelik, durante la Primera Guerra Mundial, las persecuciones contra los armenios también tuvieron lugar en Diyarbakir, la ciudad kurda más importante bajo dominio otomano. El valí[3], el doctor Mehmed Resid  Bey (? Imperio ruso, 1873-1918, uno de los fundadores del Comité Unión y Progreso en Diyarbakir) con la complicidad de la burocracia, de los notables y de las milicias, amén de  la anuencia de las tribus kurdas  y de los dignatarios religiosos fueron los protagonistas de la represión. El arresto masivo de las élites armenias empieza veinte días más tarde, el 11 de mayo de 1915. Posteriormente, el conjunto de los habitantes de dicha etnia de la localidad de Diyarbakir son deportados y masacrados.

En total, según el censo del patriarcado de Constantinopla de 1914, 49 localidades albergaban a 106 867 armenios.[4]

El papel relevante jugado por el valí Resid ha sido subrayado por varios investigadores e historiadores. Prueba de ello es el telegrama que él envió el 3 de marzo de 1915 a Talat Bajá, el ministro del Interior, antes de su designación como valí de Diyarbakir: “ Cuento poner en práctica los medios más expeditivos contra los armenios.” De hecho, el nombramiento oficial del doctor Resid como valí de Diyarbakir el 25 de marzo de 1915 no era ajeno, para Çelik, a las decisiones que acababa de tomar el  comité central del CUP (Comité Unión y Progreso), nombre oficial de los Jóvenes Turcos, en relación a los armenios. En efecto, en otro telegrama expedido por el valí Resiad al Dahiliye Nezareti (Ministerio del Interior turco), el 28 de septiembre de 1915, indicaba que 120 000 armenios habían sido deportados de Diyarbakir bajo sus órdenes.

Según el historiador franco-armenio Raymond Kévorkian, en Diyarbakir, la mayoría de los deportados de la ciudad fueron masacrados mucho antes de llegar a sus puntos de confinamiento. Y no tan solo los de la urbe, sino también aquellos procedentes de los convoyes de otras regiones, dado que dicha localidad era lugar de paso de la mayoría de las caravanas que se dirigían al desierto de Siria.[5]

Jugaron un papel relevante en la persecución los cendirmeyên bejik (guardias campestres o milicianos kurdos). Entre sus misiones estaban las de reunir a los armenios, atacar los convoyes de deportados, capturar y matar a los que se ocultaban en escondites, etc. Se trataba mayoritariamente, de hombres de más de 45 años (los que tenían entre 20 y 45 habían sido movilizados). Muchos eran agricultores pobres sin filiación tribal y no muy numerosos, ya que en cada pueblo había solamente dos o tres de ellos.

Çelik, en su investigación, recoge testimonios verdaderamente sobrecogedores como el de Rabia, la nieta de un superviviente. Su abuelo, Dikran, tenía trece años en el momento del genocidio. Fue salvado por el muxtar (autoridad de la ciudad o del barrio ligada a la prefectura) de Serdê poco antes de que su convoy fuera masacrado. Posteriormente fue islamizado y rebautizado Hasan.

Me acuerdo de que mi abuelo me decía: ‘Los alrededores de la cueva estaban completamente recubiertos de dedos cortados. Desde el momento que las espadas iban a abatirse sobre sus gargantas, las manos [de las víctimas]  se ponían en el cuello para protegerlo. Es por eso que hay tantos dedos cortados”. Según mi abuelo, los gemidos continuaron oyéndose en esa cueva durante mucho tiempo. Su turno todavía no había llegado, había otros antes que él. [Un muxtar que se encontraba allí] se acercó a mi abuelo y le pidió al comandante: “Mi comandante, ¿podría darme a aquel para que lo convierta en pastor?” Y el comandante le respondió: “Ve, cógelo y llévatelo’. De esta forma mi abuelo se salvó por pura casualidad.[6]

Mapa de la región en 1915.Fuente: Armenian National Institute, Washington.

Sobre el papel de los kurdos en el genocidio de su pueblo, el periodista Irfan Aktan en declaraciones a la plataforma armeno-turca Repair en el 2014 manifestó lo siguiente:

Las razones de esta situación [la participación kurda en las masacres] merecen ser estudiadas. Me parece que la orientación, poco después del genocidio, de la persecución estatal contra los kurdos ha jugado allí un papel. En el proceso de participación de estos en el genocidio armenio, fueron determinantes dos factores: el miedo y la prosperidad. Los kurdos fueron convencidos por el gobierno de Estanbul que los armenios iban a crear su estado y que este iba a oprimirles a ellos. Se les anunció también que el “botín” que quedaría  después de la deportación de los armenios sería compartido con ellos. Sin embargo, justo después del genocidio, los Kurdos conocieron, a su vez, conocieron a su vez,, la persecución del Estado.[7]

Como se ha comentado antes, numerosos armenios vivían en localidades consideradas hoy kurdas. Es el caso de Diyarbakir, Van, Bitlis y Mus antes del genocidio puesto que no eran una minoría. Ellos representaban solo uno de los muchos grupos que habitaban en estas llanuras y montañas junto a los asirios, los árabes y los kurdos.

En la actualidad, sin embargo, Diyarbakir, com más de 1.700.000 habitantes, no tiene ninguna comunidad armenia. Aquellos que sobrevivieron al genocidio emigraron  a Constantinopla o al extranjero y las familias que se quedaron abandonaron la ciudad en los años cincuenta y sesenta. Solo permanecen en la urbe los llamados “armenios ocultos”, esto es, los descendientes de los que se convirtieron al Islam para salvar sus vidas,  o bien de niños de esa etnia que fueron salvados de las masacres por soldados otomanos o kurdos y que fueron educados como musulmanes.[8]

Hay que recordar que los kurdos vivían en un territorio fronterizo, en una especie de no man’s land entre los imperios ruso, turco y persa. La expansión del Imperio otomano y el crecimiento demográfico presionaron a una población, en buena parte  nómada, empujándola hacia zonas habitadas por armenios, entre otras etnias no kurdas, que eran sedentarias.

Ese movimiento de población, según  el investigador y activista Juan Manuel Olarieta, fue alentado  por el gobierno de Constantinopla, en un proceso paralelo al que Rusia llevó a cabo con los cosacos Los otomanos crearon también las Hamidiye Alaylan, las brigadas de caballería kurda como refuerzo fronterizo contra los rusos y los persas.

Los campesinos armenios fueron sometidos al saqueo en forma de pago de cuantiosos impuestos  y, luego, al expolio de sus tierras. Estaban obligados a pagar el hafir a los kurdos, una especie de tributo a cambio de asegurarles sus vidas y haciendas.

En el 2009, el presidente del Consejo Kurdo de Armenia, Knyaz Hasanov, reconoció la intervención de su pueblo en el genocidio si bien matizó que se trató de casos aislados, no de la nación kurda como tal. Otros, como el presidente del Parlamento kurdo en el exilio circunscriben la responsabilidad a “algunas tribus kurdas.” Para Olarieta, esta es una manera fácil de esquivar culpas ya que, según afirma, no tiene sentido sostener que el genocidio sea solo parcialmente atribuido a los kurdos y, al mismo tiempo, responsabilizar a todos los turcos de las masacres.[9]
Asimismo, el periódico kurdo editado en Estambul Özgür Gundem[10] (clausurado después del golpe de Estado del 2016) también presentó sus excusas al pueblo armenio por el silencio y la complicidad en el genocidio. Y no es el único medio que lo ha hecho. Otros como el Herald KurdeKomar (editado en Suecia) o Kurde han seguido la misma línea de reconocimiento de la responsabilidad kurda en las masacres.

Mención aparte merece la ensayista y periodista sueca de origen kurdo Dilsa Demirbag-Sten quien, en el 2006, publicó un artículo en el Dagens Nyheter sobre la implicación kurda en el genocidio en contra de los cristianos en el cual relataba que todavía tenía pesadillas de las mujeres armenias violadas y asesinadas.[11]

Más recientemente, el 18 de abril del 2020, Firat Aydinkaya, exabogado de Abdullah Öcalan (Ömerli, Mardin, Turquía, 1949) y escritor, publicó un artículo titulado “Los armenios. El genocidio y los kurdos en ocho preguntas”. El escrito apareció inicialmente en nuptal.net y provocó una discusión entre los kurdos en las redes sociales. Los círculos conservadores atacaron al autor por retratarlos a ellos, los “inocentes,” como los principales perpetradores de la masacre, ignorando el papel de los Jóvenes Turcos  del CUP (Comité Unión y Progreso), verdaderos responsables, a su juicio, del genocidio. Los sectores liberales y de izquierdas, sin embargo, sí que reconocían la implicación kurda.

Ayndinkaya hace uso de conceptos como “militarismo de saqueo”, “economía de botín” y “burocracia genocida.” Enumera a varios notables kurdos conocidos- afirma el periodista Abdulmesih BarAbraham-o como él- Ayndinhaya- lo describe “la máquina que hizo posible el genocidio”. En un artículo que analiza las declaraciones de Ayndinkaya y la reacción ante ellas, el reportero Feyzi Çelik profundiza en su concepto de “burocracia genocida”:

Burocracia significa una organización creada por decisión política del estado oficial turco. […] Como es sabido, a principios del siglo XIX se estableció una estructura administrativa centralizada basada en provincias para proteger al imperio multinacional de las influencias nacionalistas. El cuerpo principal de la burocracia del genocidio se creó en el marco de este sistema administrativo. Los gobernadores de las ciudades y distritos provinciales eran los líderes naturales de esta burocracia. También tenían pies locales. Según la época, y a diferencia de otras naciones del imperio, los kurdos se veían a sí mismos como parte de la comunidad islámica del estado otomano. Estaban unidos al califa.[12]

   Los Jóvenes Turcos. Fuente: Géographie, Histoire GEO, 05/12/2019

Aun así Firat Ayn sostiene que “mientras que las decisiones de genocidio o deportación fueron tomadas [por la CUP], no se tuvo en cuenta la opinión ni se contó con la aprobación de los kurdos. En otras palabras, los kurdos no participaron en la decisión del genocidio. Sin embargo, aunque la decisión se adoptó sobre el terreno, una parte importante de ellos estuvo involucrada en este vergonzoso crimen.” Y añade que, a través de la Comisión dequí Investigación,[13]los kurdos formaron parte de la burocracia local del genocidio en la mayoría de los lugares. Esto, para el periodista, “nos dice al menos dos cosas. Primero, si no hubiera existido implicación en Kurdistán, la decisión no se hubiera aplicado tan efectivamente. En segundo lugar, la presencia de estos colaboradores  en los centros provinciales manipuló fácilmente la actitud y la postura de la ciudadanía sobre este tema”.

Por lo que hace referencia al fenómeno de la ignorancia sobre lo que estaba pasando aducido por algunos líderes kurdos,  a un supuesto engaño por parte del Estado, Ayn manifiesta su disconformidad en estos términos:

Aquí es necesario preguntarse qué es lo que no sabían ¿Matar a una persona, quemar a un pueblo en los establos y destruirlo es algo relacionado con la conciencia? Además de eso, ¿solo los ignorantes matan? Por tanto, “la literatura de la ignorancia” es una especie de doctrina de empatía, una especie de documento de blanqueo que dice “entender a los kurdos involucrados en los incidentes.” Sin embargo, para la gran mayoría de los que participaron en progromos y genocidios, especialmente, los kurdos de Hamidiye, es más correcto decir  que “lo sabían, y precisamente por eso lo hicieron.” A los que efectuaron este trabajo les gustó la idea que matar a los armenios les traería prestigio en la comunidad, poder ante otras tribus, aceptación ante el Estado, apoderamiento de la tierra y plusvalía,compartir relaciones de propiedad y, finalmente, tener los medios de producción.[14]

Julián Casanova, por su parte, en Una violencia indómita. El siglo XX europeo (Crítica, 2020)  se remonta a las masacres sufridas por los armenios a finales del XIX para poner de relieve que, ya entonces, hubo participación kurda den las mismas.

[…] En 1894, kurdos y tropas otomanars destruyeron pueblos matando indiscriminadamente a todos los armenios que encontraron. En diciembre del año siguiente, más de tres mil armenios fueron quemados vivos en la catedral de Urfa y más asesinatos en masa tuvieron lugar en Constantinopla y Asia menor.

Esas masacres, ocurridas entre 1894 y 1895 , denominadas hamidianas, por ocurrir bajo el mandato del sultán Hamid, quien las consintió y amparó, causaron decenas de miles de víctimas -cerca de trescientas mil, según las investigaciones más recientes- y protestas políticas y diplomáticas. […] Según el informe de un diplomático ruso, en 1901, los supervivientes armenios en Sassoun  subsistían en una “casi dependencia feudal” de los kurdos locales. “Cada armenio es asignado a algún kurdo y obligado a trabajar para él; los kurdos venden a sus siervos cuando necesitan dinero; si un kurdo mata a un siervo, su señor se venga matando a un siervo perteneciente al asesino.[15]

Hay investigadores, sin embargo, que consideran que se ha exagerado-e incluso inventado- la implicación kurda en el genocidio armenio. Es el caso del historiador de esta etnia Sedat Ulugana.

En un artículo sobre la participación de su pueblo en las masacres, el autor empieza con esta frase: “ El esclavo que no puede decir nada a su amo, es capaz de llegar a creerse su culpabilidad por el crimen cuya responsabilidad le ha sido atribuida.”

Ulugana afirma no creer que el Imperio otomano no hubiese tenido una agenda secreta en relación a los armenios y manifiesta su disconformidad con las tesis de ciertos círculos que defienden que “la masacre se produjo de forma espontánea durante los años de guerra” El genocidio contiene conceptualmente un programa uniforme y un marco disciplinado. Sin embargo, cuando se observan las masacres contra los armenios, las “deficiencias del plan” salen a la luz. El motivo principal es que la voluntad de los territorios locales prevalece sobre la del gobierno central Eso no es algo específico que se diera durante las matanzas de armenios, sino que constituye una antigua característica de  una administración otomana indisciplinada. Es precisamente desde aquí, del punto en que la voluntad territorial se hace visible, que parte- siempre según Ulugana- la tentativa de cargar sobre las espaldas de los kurdos la responsabilidad del genocidio.

Para el historiador kurdo, con la excepción de algunas familias de la élite de su pueblo originarias de los regimientos hamidianos, a principios del siglo XX predominaba un espíritu de solidaridad y de vida común entre kurdos y armenios. No hay que olvidar, por supuesto, las expediciones de pillaje y los homicidios en masa de los regimientos hamidianos durante este periodo ya que estos no solamente organizaron expediciones de pillajes contra los armenios sino que atacaron igualmente a las tribus que no encontraban su lugar en el sistema hamidiano.

La monarquía constitucional de 1908, es decir, el régimen revolucionario de los “Jóvenes Turcos” se corresponde con un momento de ruptura importante en las relaciones kurdo- armenias así como en toda la esfera otomana.

Antes de esta fecha, prosigue Ulugana, los kurdos hamidianos que era fieles servidores del califato y del Imperio otomano, fueron acusados en 1908 de “colaboradores criminales del régimen cruel de Abdulhamid “ y tildados de “reaccionarios anticonstitucionales y anti-progreso.” Hasta 1908,  mientras que los armenios eran para el Estado dañinos,  pasadas estas fechas  fueron progresivamente considerados como “víctimas del régimen hamidiano.” Y, sin ningún género de duda, el arquitecto de esta transformación fue la organización Tasnaksütyun [Dashnaksutyun: La Federación revolucionaria armenia, la FRA].

De esta manera, Rupen Pacha, uno de los cuadros de la organización Dashnaksutyun, que combatía las tropas otomanas  en la llanura de Mus, bajó a Mus al conocer unos días más tarde la proclamación de la nueva constitución de 1908. Aplaudido por la población de la localidad se unió a Ômer Naci y a su desfile militar en la ciudad. Ulugana pone de relieve que Naci se convertirá en uno de los altos cuadros de la Organización Especial (Teskilat.i-Mahsusa) implicada en el genocidio armenio. A su vez este se codea con Hodja Ilyas Sami, descrito como  el “organizador provincial” del genocidio. Además, Hodja Ilyas Samir que  no reinvindicó nunca su kurdicidad y Keagäm Garabetyan fueron conjuntamente y sin discontinuidad elegidos en la Cámara de diputados  como parlamentarios del distrito de Mus, en el seno de la alianza del Comité Unión y Progreso (CUP) y la organización Dashnaksutyun (1908-1914)

En conclusión para Sedat Ulugana, durante todo este proceso serán de ahora en adelante los kurdos, particularmente, los regimientos hamidios, los chivos expiatorios. Y uno de los principales impulsores del mismo es, desde su punto de vista, precisamente, Aydinkaya. El énfasis que pone este en el hecho de que durante el genocidio, oficiales de origen kurdo estuvieran presentes en las filas del ejército otomano (lo que explicaría su posterior implicación en el mismo) es cuestionado por Ulugana. Y aporta como argumento que entre los militares del ejército de Estanbul había también oficiales de origen armenio, como Toroslan, decenas de árabes y de turcos, albaneses, bosnios, circasianos, etc. que se encontraban igualmente en los frentes de guerra. Cibranli Halit Bey, (Varto, Mus, Anatolia oriental, 1882- Bitlis, 1925), militar otomano de origen kurdo, acusado durante muchos años de haber dado apoyo e incluso organizado el genocidio, estaba , en realidad, en el frente palestino, lejos de las zonas donde vivían los kurdos y los armenios. No llegará a la región hasta 1916  y salvará, según Ulugana, a cientos de civiles armenios de las manos de  Halit Karsialan, comúnmente conocido como Deli Halit Pacha, (Besiktas, Estambul, 1883- Ankara, 1925)  (que sería condecorado después de la contienda con la Medalla  de  la de Guerra de la Independencia) cerca de Kars y los conducirá hasta las tribus Aras. Además, salvaron  a Kadri Cemil Pacha  e Ihsan Nury y rescataron, igualmente, a cientos de civiles armenios en los alrededores de Igdir.

Es evidente que la participación de parte de los kurdos en las masacres -al nivel que fuera y al margen que quien las incentivara fuese el Imperio otomano- ha dejado huella  en la  memoria colectiva. Adnan Çelik, al respecto se refiere a expresiones todavía muy usadas por los habitantes de la zona como “cien años de maldición” o “cien años de suspiros y remordimientos. ”Los malos tratos infligidos por elementos kurdos a los armenios han dado lugar a la transmisión de una memoria colectiva negativa impregnada de culpabilidad aún muy viva en Diyarbakir». “Cien años de maldición” que atormentarían a los kurdos a causa de su implicación en las atrocidades de 1915; he aquí una representación extremadamente extendida y que se expresa hoy en pleno día en Diyarbakir. No pocos acontecimientos negativos son considerados, de alguna manera, como una represalia del destino por las injusticias cometidas aquellos años. Así, por ejemplo, la expropiación de los bienes raíces kurdos que se habían beneficiado de los espoliados a los armenios, o  la razón de la extinción de la última generación de sus familias.

Çelik encuentra, además, paralelismos entre las representaciones colectivas  que se dan actualmente entre los habitantes de Diyarbakir y las de los cristianos de la época, testigos directos de las masacres. Se encuentra, por ejemplo, esta dimensión mesiánica, en el sentido de Walter Benjamin en las historias de dos dominicanos,  Hyacinthe Simon y Jacques de Rhétoré, que habían asistido al genocidio de Mardin (en el SE de la  actual Turquía en el límite con la frontrera siria). Hyacinthe Simon cuenta que una epidemia afectó la localidad a inicios de diciembre de 1915 y  provocó la muerte de numerosos musulmanes:

La venganza de Dios ha empezado exactamente seis meses después del arresto de las élites cristianas de Mardin el 3 de diciembre de 1915 […] Incluso los no cristianos lo esperaban:”Dioban, una mujer musulmana decía:”El miedo y la muerte están sobre nuestras cabezas, todos los musulmanes son responsables, sí; eso es todo” Otra musulmana: “Dios nos castigará severamente y continuará castigándonos” Y otra más: “Hemos hecho muchas cosas contra los cristianos. Dios no nos perdonará.[16]

  La iglesia Surp Giragos en Diyarbakir, el templo armenio más grande del Medio-Oriente, fue  reabierto en el 2012 después de 32 años sin que se celebrase culto.                       Fuente: Les non-musulmans. Timeline Turkey.

En los últimos años, los ayuntamientos pro-kurdos han promovido iniciativas,  a veces de origen privado pero con el apoyo de las autoridades locales, con el fin de rehabilitar el pasado armenio de la zona: la restauración de la gran iglesia Surp Giragos, en Diyarbakir; la impartición de cursos de lengua armenia, la publicación de cuentos armenios, la conmemoración del genocidio cada 24 de abril y, finalmente, las disculpas públicas y oficiales  de diputados kurdos por la participación de elementos de su etnia en las masacres. En este contexto, se puede mencionar, igualmente, la carta enviada a Agos por Abdulläh Öcalan en la cual califica la tragedia de 1915 como un genocidio que, tarde o temprano, tendrá que afrontar la República turca.

   BIBLIOGRAFÍ

AAdnan, Çelik “Mémoire du génocide des Arméniens à Diyarbakir: une présence par l’absence.” En: Varai. Études arméniennes contemporaines, nº 7, 2016, p.7-37. Disponible en: https://journals.openedition.org/eac/975
Aktan Irfan“L’identité kurde est marquée par l’oppression et la résistance, le silence et le cri.” En: Repair, 14/05/2014. Disponible en: https://repairfuture.net/index.php/fr/l-identite-point-de-vue-de-turquie/l-identite-kurde-est-marquee-par-l-oppression-et-la-resistance-le-silence-et-le-cri
BarAbraham , Abdulmsesih “El papel de los kurdos en el genocidio armenio y sirio.” En:Seyfo Center.Assirian Genocide Research Center, 23/05/2020. 
Casanova, Julián“La semilla de 1914” Una violencia indómita. El siglo XX europeo. Barcelona: Crítica, 2020, p. 65.
Fréderike Geerdink “Los kurdos en Turquía expían su papel en el genocidio armenio.” GlobalPost.22/09/2020 GlobalPost. Disponible en: www.pri.org./stories/kurds-turkey-atone-their-role-armenian-genocide.
Larané, André “24 avril 2015. Le génocide arménien.” En: herodote.net. Le média de l’histoire, (consulta 26/09/2020).
Disponible en: https://www.herodote.net/24_avril_1915-evenement-19150424.php
Olarieta, Juan Manuel “La participación de los kurdos en el genocido armenio.” En: Agenda Roja Valencia 12/06/2016. https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2016/06/la-historiografia-kurda-y-los-que-miran.html

NOTAS

1 En los pueblos que fueron privados, semanas antes, de sus notables y de sus hombres jóvenes, los militares y la policía reunieron a las mujeres y a los niños que fueron agrupados en largos convoyes y enviados a Deir ez-Zor, junto al Éufrates, una región desértica de la Siria otomana.
André Larané “24 avril 2015. Le génocide arménien.” En: herodote.net. Le média de l’histoire, (consulta 26/09/2020).
Disponible en: https://www.herodote.net/24_avril_1915-evenement-19150424.php
2 Ibidem.
3 En algunos Estados musulmanes, gobernador de una provincia, o de una parte de ella.
https://dle.rae.es/val%C3%AD
4 Adnan Çelik “Mémoire du génocide des Arméniens à Diyarbakir: une présence par l’absence.” En: Varai. Études arméniennes contemporaines, nº 7, 2016, p.7-37. Disponible
en: https://journals.openedition.org/eac/975
5 Ibidem
6 Ibidem
7 Irfan Aktan “L’identité kurde est marquée par l’oppression et la résistance, le silence et le cri.” En: Repair,
14/05/2014. Disponible en: https://repairfuture.net/index.php/fr/l-identite-point-de-vue-de-turquie/l-identite-kurde-est-marquee-par-l-oppression-et-la-resistance-le-silence-et-le-cri
8- Fréderike Geerdink “Los kurdos en Turquía expían su papel en el genocidio armenio.” GlobalPost,22/09/2020 GlobalPost. Disponible en: www.pri.org./stories/kurds-turkey-atone-their-role-armenian-genocide.
9 -J Juan Manuel Olarieta “La participación de los kurdos en el genocido armenio.” En: Agenda Roja Valencia 12/06/2016. En: https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2016/06/la-historiografia-kurda-y-los-que-miran.html
10- La Agenda Libre.

11 “Reconocimiento kurdo del genocidio armenio” En: Wikipedia.The Free Encyclopedia. 
(consulta25/10/2020)Citado por: Abdulmsesih BarAbraham “El papel de los kurdos en el genocidio armenio y sirio.” En: Seyfo Center.Assirian Genocide Research Center, 23/05/2020.
13- Se trataba de un organismo que establecido en las ciudades y que llevaba a cabo, la planificación, el tranporte y lagestión del genocidio. Según el periodista Abdulmesih BarAbraham, su funcionamiento era muy eficaz.
14 Ibidem.
15 Ben Kiernan, Blood and Soil. A World History of Genocide and Extermination from Sparta to Darfur.p.44Citado por:Julián Casanova “La semilla de 1914” Una violencia indómita. El siglo XX europeo. Barcelona: Crítica, 2020, p. 65.16 H.Simon, 2008, p.196. Citado por: Adnan Çelik “Mémoire du génocide des Arméniens à Diyarbakir: une présencE par l’absence.” En: Varai. Études arméniennes contemporaines, nº 7, 2016, p.7-37. Disponible en:https://journals.openedition.org/eac/975
[1] En los pueblos que fueron privados, semanas antes, de sus notables y de sus hombres jóvenes, los militares y la policía reunieron a las mujeres y a los niños que fueron agrupados en largos convoyes y enviados a Deir ez-Zor, junto al Éufrates, una región desértica de la Siria otomana.
André Larané “24 avril 2015. Le génocide arménien.” En: herodote.net. Le média de l’histoire, (consulta 26/09/2020).Disponible en:
https://www.herodote.net/24_avril_1915-evenement-19150424.php
[2] Ibidem.
[3] En algunos Estados musulmanes, gobernador de una provincia, o de una parte de ella.
[4] Adnan Çelik “Mémoire du génocide des Arméniens à Diyarbakir: une présence par l’absence.” En: Varai. Études arméniennes contemporaines, nº 7, 2016, p.7-37. Disponible en: https://journals.openedition.org/eac/975
[5] Ibidem.
[6] Ibidem
[7] Irfan Aktan “L’identité kurde est marquée par l’oppression et la résistance, le silence et le cri.” En: Repair, 14/05/2014. Disponible en: https://repairfuture.net/index.php/fr/l-identite-point-de-vue-de-turquie/l-identite-kurde-est-marquee-par-l-oppression-et-la-resistance-le-silence-et-le-cri
[8] Fréderike Geerdink “Los kurdos en Turquía expían su papel en el genocidio armenio.” GlobalPost,
22/09/2020 GlobalPost. Disponible en: www.pri.org./stories/kurds-turkey-atone-their-role-armenian-genocide.
[9] Juan Manuel Olarieta “La participación de los kurdos en el genocido armenio.” En: Agenda Roja Valencia 12/06/2016. En: https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2016/06/la-historiografia-kurda-y-los-que-miran.html
[10]La Agenda Libre.
[11]“Rconocimiento kurdo del genocidio armenio” En: Wikipedia.The Free Encyclopedia. (consulta25/10/2020)
En: https://en.wikipedia.org/wiki/Kurdish_recognition_of_the_Armenian_Genocide
[12]Feyzi Çelik Citado por: Abdulmsesih BarAbraham “El papel de los kurdos en el genocidio armenio y sirio.” En: Seyfo Center.Assirian Genocide Research Center, 23/05/2020. 

[13]Se trataba de un organismo que establecido en las ciudades y que llevaba a cabo, la planificación, el tranporte y la
gestión del genocidio. Según el periodista Abdulmesih BarAbraham, su funcionamiento era muy eficaz.
[14]Ibidem.
[15] Ben Kiernan, Blood and Soil. A World History of Genocide and Extermination from Sparta to Darfur.p.44. Citado por: Julián Casanova “La semilla de 1914” Una violencia indómita. El siglo XX europeo. Barcelona: Crítica, 2020, p. 65.
[16]H.Simon, 2008, p.196. Citado por: Adnan Çelik “Mémoire du génocide des Arméniens à Diyarbakir: une présence par l’absence.” En: Varai. Études arméniennes contemporaines, nº 7, 2016, p.7-37. Disponible en: