LOS HECHOS SOCIALES / LA PESTE

Feria - Badajoz / Abril 2020 / 08:16 am /  foto: jorge maqueda

De la publicación del 10/3/2020 12:20 — El miedo: Quedarse en casa o salir a la calle? esa es la cuestiónSi miraba lo que estaba pasando (en la televisión: lo que me mostraban las noticias), veía que estamos como Italia quince días atrás. Si hacia una proyección a quince días, me podía hacer a la idea de cómo estaríamos... aquí en España (Nos la podíamos hacer todos) pero… yo vivía, y vivo, en un pueblito de Badajoz de solo 6000 habitantes; y, sin embargo, me estaba sugestionando, igualmente, como si viviese en una gran ciudad, como Madrid (el miedo).

El Miedo [Andamos por nuestra cotidianidad, tranquilos, distraídos, en los pensamientos más inocentes, cuando de repente algo nos asalta. Nos paramos (miramos la televisión: las noticias) las piernas tiemblan ligeramente, el corazón da un pequeño vuelco y unas escurridizas gotas frías de sudor caen por nuestra sien. La respiración se acelera y la mente se desboca hacia todo tipo de escenarios posibles. Nos sentimos paralizados, pero a la vez nos recorre un impulso interno para huir en caso de ser necesario (o escuchar al hegemon que nos habla). Tenemos miedo:  El «ante-qué» del miedo es ese algo que nos da miedo. El miedo siempre se dirige a un objeto o una situación que tememos (un arma, la oscuridad, o un virus). Pero ¿cómo abordar el objeto de nuestro miedo? No es tarea sencilla. ¿Qué características presenta lo temible para revelársenos como tal?, se pregunta Heidegger. No son características objetivas, sino fenoménicas. Pero ¿qué características fenoménicas tiene lo temible para ser tal? ¿Cómo se nos revela lo temible en nuestra experiencia? Heidegger responde: como algo amenazante. «El ante-qué del miedo tiene el carácter de lo amenazante», sentencia. Pero, ¿qué es lo amenazante? ¿Por qué se caracteriza el ser-amenazante de un objeto? ¿Cómo es la experiencia de lo amenazante?

En primer lugar, se caracteriza por estar dentro de un contexto particular que lo revela como tal. Por ejemplo, una pandemia nos resulta amenazante si esta la intuimos próxima a llegar  nosotros como objetivo. Lo amenazante lo es en un contexto particular que dota al objeto de su carácter de amenaza (hacia nosotros: hacia nuestra vida). Pero ¿de qué le dota? ¿En qué consiste esta característica del ser-amenazante? Según Heidegger, lo amenazante es tal porque se nos revela como algo perjudicial para uno mismo (nuestra vida). Nos amenaza lo que nos perjudica, lo que una de una forma u otra puede disminuir nuestras posibilidades de vida.  ¿y qué nos lo revela como amenaza? A priori, los medios de comunicación, al tanto de unas expectativas, a priori, propuestas por un gobierno, que a priori, estudia su repercusión, con una información mínima, o información propia ausente.

Pero no todo lo que es perjudicial para nosotros nos resulta amenazante y, por tanto, temible (la gripe no lo es y mata cada año casi tanto como lo hizo el corona-virus: 15.000 en España en  2018). Lo amenazante, el «ante-qué» del miedo, el objeto que nos perturba en su amenaza, tiene que estar a una distancia muy particular (o parecernos que lo esta: cerca), escribe Heidegger. Las pistolas que hay ahora mismo en otro país no me perturban, no les tengo miedo, porque la distancia es tal que es altamente improbable que puedan perjudicarme. Sin embargo, cuando el objeto que nos resulta amenazante se acerca, «la perjudicialidad irradia y cobra su carácter amenazante» (la cercanía: que nos muestran, por ejemplo, los medios de comunicación lo ponen en nuestra mesa de comer todos los días). El carácter esencial de lo temible no está, entonces, en lo perjudicial que algo resulta para nosotros, sino en lo cercano que nos resulte su carácter perjudicial: «Lo que puede ser dañino en grado máximo y se acerca, además, constantemente, pero en la lejanía, no se revela en su temibilidad» solo cuando nos lo muestran cercano (no temo lo que no siento ni veo, si no se me condiciona con ello). Ahora bien, ¿en qué consiste lo temible de la amenaza? Parece obvio decir que consiste en la posibilidad de nuestra destrucción parcial o total. Pero no es tanto la destrucción, sino la posibilidad de la misma (precisamente lo que nos muestran los medios de comunicación). Ese carácter posible del objeto siempre perturbador (que nos muestran los medios cada día en los informativos, y de la pandemia en su momento) es el que nos inquieta. Dice Heidegger: «Lo perjudicial es amenazante: puede alcanzarnos, o quizás no». El miedo surge ante una posibilidad que nos inquieta, que nos acecha, cuyos escenarios futuros nos empiezan a asfixiar. Cuando tenemos miedo no tememos un destino inexorable, sino su mera posibilidad. Es la posibilidad la que nos paraliza, En palabras de Heidegger: «A medida que se acerca, se acrecienta este ‘puede, pero a la postre quizás no’. Es terrible, decimos. Esto significa que lo perjudicial, al acercarse en la cercanía, lleva en sí la abierta posibilidad de no alcanzarnos y pasar de largo, lo cual no aminora ni extingue el miedo, sino que, precisamente: lo constituye»] y nos hace ir (sin reflexionar en las consecuencias) a un hospital saturado de enfermos, lo estemos nosotros o no. 

Así a bote pronto, (ya pensábamos todos) que esta enfermedad la pasaríamos todos, sin excepción y que las medidas de contención eran más para no colapsar la Sanidad, que para evitar lo inevitable (a la vista de lo que se nos mostraba: (el temor irracional de la gente: huyendo para abandonar las grande ciudades, como si se tratase Apocalipsis zombi), y mientras tanto que puedan ser atendidos aquellos a los que más afecta este virus y que son nuestros Mayores que, además, estaban bastante asustados. Entiendo (entendemos todos) que en un momento así había que ser solidario, sobre todo con nuestros mayores o familiares más débiles o enfermos y esto lo tenemos (lo teníamos algunos) que tener muy claro. Por lo que pensaba entonces: Creo que los gobiernos hacen lo que pueden, pero sin la colaboración de la ciudadanía poco pueden hacer. Todos hemos pensado, a razón de algunas oídas en los medios alternativos, o nos han hecho pensar que este virus es una caca de virus, un "mierdecilla", y no es así… es un SARS, que se ceba principalmente en aquellos que ya están enfermos, utilizando a los sanos como vector o trampolín.. Viajar o desplazarnos por placer o realizar actividades sociales innecesariamente, solo allana el camino al virus para que llegue a aquellos que encima están en su casa y no salen ni se exponen, pues están enfermos en sus casas o son muy mayores, pensadlo antes de exponernos y exponer a vuestras familias y, si no tenéis familiares de riesgo pensad en quienes los tienen, y si no pensáis en nadie nada más que en vosotros mismos no os sorprendáis luego de nada. Estamos siempre que si la solidaridad con estos y con aquellos, que si patatín y patatán. Pienso que ahora se verá quién es solidario y quién no (con los nuestros y con el conjunto). El virus solo se mueve si lo movemos nosotros, así de sencillo. No entro siquiera en temas de recortar movimiento a nadie (a mi me jode el primero), lo que quiero decir es que cada uno entienda de lo que hace, y las consecuencias posibles. Luego cada cual obre en conciencia que es de lo que se trata, de ser cocientes de la situación que ya se está viviendo, que estamos viviendo. (Así pensaba yo, a priori): a priori En Kant son las condiciones universales y necesarias del conocimiento que son previas, independientes de la experiencia; vienen puestas por el sujeto y constituyen la forma del conocimiento. Se utiliza en las expresiones a priori que significan ‘conjunto de los conocimientos a los que se llega por la razón, sin experimentarlos, en especial en un sistema filosófico (pensamiento) como el Kantiano). En un razonamiento a priori (kantiano) se indica que algo que afecta a un determinado hecho o asunto, se decide o se hace antes de conocido su resultado o el fin de su desarrollo, y sin tener en cuenta las circunstancias o hechos colaterales posibles que afecten al hecho. Entiéndase, estuvimos recluidos no por un virus sino por la razón, a priori, a saber de las consecuencias que para la sociedad de la razón, podría tener la incidencia de dicho virus en su economía. De otro modo dicho: Fuimos víctimas de un ataque preventivo de la propia razón (a priori), ejercitada contra la libertad del individuo que le otorga el poder y da forma a dicha razón (hecho social) que se nos impone. “Somos juguetes de una ilusión que nos lleva a creer que hemos elaborado por nuestra cuenta lo que se nos impone desde afuera”. Emile Durkheimm

                                                                 Año   muertos   porcentaje

2022

 462.734

9,70‰

2021

450.744

9,49‰

2020

493.776

10,40‰

2019

418.703

.

8,83‰

2018

427.721

.

9,10‰

2017

424.523

.

9,07‰

 


Precisamente el pico de mortalidad más alto, se da cuando estamos todos recluidos sin salir de casa, y se desatiende la sanidad pública, y a los enfermos con patologías mas graves como tumores en los hospitales, que estaban a mínimos de médicos, y apenas ningún paciente: yo visité un hospital en esas fechas, precisamente por una patología grave, no de corona-virus: no había pacientes. Las otras médias (los otros meses) de defunciones son iguales, o poco más altas al año anterior, precisamente, mientras la sanidad (asistencia pública estuvo parada), por decisión un gobierno... que “Sabe por lo tanto, de las películas de sus ídolos cómo debe comportarse en el ámbito del consumo (que comprar, como vestir y obrar) y aquí tampoco puede cometer ningún error. Luego su horizonte se ha estrechado: lo ha hecho, estrechándolo el mismo: se ha definido en una forma (visible y proyectada) a través de la sombra de aquellos: es el reflejo proyectado de aquellos). 

II


 (De la publicación del 17/3/20 19:40 — El Aburrimiento en tiempos de Pandemia) Parece que en estos días de reclusión “a la fuerza” que vivimos, las personas en general, pero sobre todo nosotros, los españoles, al igual que otros que también viven en países que permiten hacer buena parte de la vida en la calle, sufrimos de un cierto estrés: un no saber qué hacer o ¿Qué coño puedo hacer? al vernos privados de la libertad de movimiento a la que estamos normalmente acostumbrados. En mi experiencia, y no han sido pocas las veces que me he visto, no así ― 3 o 4 semanas sin salir― sino mucho más peor: y cuando digo peor, me refiero a operaciones continuadas y tratamientos duros en casa por meses incluso años (2009- 2011 por ejemplo) la solución que encontré para salvar esas situaciones fue siempre la misma: La creatividad. No leer o mirar aquello que escriben o hacen otros: sino escribir y hacer cosas yo, cosas creativas y que más allá de tenerme entretenido, me resultasen enriquecedoras trascendiendo a un aprendizaje. Y de todo lo que podemos aprender ―pienso― el mayor y más valioso aprendizaje es aquel que lleva a conocerse uno mismo, y a los demás: y el medio que elegí fue escribir, en relación. Llegados aquí, se abre un abanico tan grande que impone cuando vemos todas las posibilidades: artículos de opinión, de investigación, un diario, novelitas, relatos, cuentos, especulación, historia, pensamientos, política, deporte, sobre la familia, sobre ti, sobre una enfermedad, sobre un viaje, sobre los sueños, esperanzas u otras elucubraciones varias… yo que sé. Uno puede escribir sobre cualquier cosa, y puede hacerlo para él, o para que lo lean sus amigos, la familia, Dios, etc. Aunque si yo tuviese que dar un consejo “no sobre qué escribir” sino, dónde escribir, mi consejo seria escribir en un blog, llevar una bitacora. ¿Y por qué en un blog? Pues de ahí lo del aprendizaje, ya que si somos mínimamente creativos y curiosos, no sólo vamos a escribir algo, sino que vamos a aprender sobre aquello que escribamos, sino igualmente aprenderemos a controlar una plataforma web, y de paso si somos curiosos incluso HTML (todo muy sencillo por cierto y al alcance de cualquiera) además de recibir, apoyo, consejos y criticas siempre tan productivas y que nos llevan a mejorar. Personalmente, las dos cosas, la edición web y escribir no sólo han llenado momentos vacíos o aburridos en mi vida, sino que la han enriquecido. Los blogs, dado que son susceptibles a las opiniones de quien los visitan, se prestan a debates, se reúnen en comunidades y dan a conocer a quien escribe a otras personas y colectivos. Pero lo primero que deberemos hacer es dejar el MÓVIL y coger un ORDENADOR, luego todo viene de seguido, el tiempo pasará tan rápido que no os daréis cuenta, y finalmente, como me ocurrió a mí: entre los meses de  noviembre y enero, meses que se prestan a la lectura y escritura, sacareis tiempo de donde sea para seguir publicando un pensamiento, una vida, una realidad, y dar a conocer vuestra perspectiva sobre cualquier cosa, pero sobre todo ese será vuestro sitio, el que os define y definirá frente a aquellos que lean u observen vuestro trabajo…  también podéis escribir un libro, claro está, pero primero mejor empezar por un blog, atractivo y en condiciones y de ese modo, quizá, no empezando por el tejado no terminéis pagando a alguien para os lo editen y publiquen, como tantos hoy en día. Un abrazo, Y… ESCRIBE UN BLOG!!

De la publicación 18/3/20 17:01¿Cómo Puede ser todo esto posible? Coronavirus de Wuhan: Covid-2019 o (SARS-CoV-2). Llevábamos cuatro días de confinamiento, forzoso, recluidos en nuestras casas, saliendo a la calle únicamente para lo imprescindible. Yo espere unos días antes de publicar en el blog, y así tener una idea más de conjunto y no escribir a boleo de los acontecimientos, que nunca es una buena idea. Lo cierto es, que ni el peor de los casos, muchos ciudadanos podíamos esperar el escenario actual ―escenario de Alarma y Pandemia mundial― en el que se están desarrollando los acontecimientos; ni como consecuencia de ello, luego la situación de angustia (miedo) e inseguridad en la que nos estamos viendo inmersos (sobre todo debido a los medios de comunicación y las noticias que nos desbordaban de muertes). luego mirábamos sorprendidos ( las imágenes que nos mostraban los mediso de comunicación), las medidas que se tomaban con la población en Wuhan (China), a nuestro entender casi medievales, cazando la policía a los ciudadanos con una especie de caza-mariposas, y nos compadecíamos de esos pobres ciudadanos, obligados a permanecer en sus casas empujados ―encerrados o más bien emparedados― por las fuerzas de orden público del aquel país. Por supuesto, no se nos ofrecieron nunca las imágenes de los pueblos de España donde la incidencia era y fue nula, durante toda a la pandemia. Ni se nos explicaba, como las ciudades son precisamente los lugares donde por sus características, estas pandemias son más mortíferas (eso no se nos decía, y para que no nos lo cuestionásemos, se nos encerraría hasta en los pueblos pequeños y los aislados del pirineo).

 

pronto comprobamos, no sin asombro que el escenario de acontecimientos cambiaba, acelerándose y dejando de ser un problema local, en China, trasladándose primero a Corea e inmediatamente después a Italia de una forma sorprendentemente rápida; para finalmente alcanzar afectando a España, seguida de otros muchos países en Europa, y poco después el resto del mundo, pasando a ser un problema de Pandemia Global. Pero la culpa, por supuesto, no es de nadie. La culpa es de un virus: un ser oportunista pequeño, tan pequeño que es imposible saber que está ahí, a la espera, preparándose, oculto y cambiando a veces incluso en el interior de otro animal, hasta que una mutación fortuita, o no tan fortuita, y el momento oportuno y apropiado hacen posible el salto entre especies o (Zoonosis) en este caso: a nuestra especie. Aunque, quizá eso de “sin saber que está ahí” no sea del todo cierto en está precisa ocasión, como explicaré a continuación.

No, no es la primera vez que ocurre en nuestra historia reciente que un virus muta ―y más concretamente un coronavirus― infectando a personas. En 2003 como recordareis, se declaró la primera epidemia de SARS en china. Los primeros casos de “neumonía atípica” aparecieron en la provincia china de Guangdong allá por noviembre de 2002. Pero fue el 1 de febrero de 2003 ―cuatro meses después― cuando las autoridades del País informaron a la Organización Mundial de la Salud de un extraño brote de infección respiratoria, desconocida hasta entonces, con más de 300 casos y cinco muertos. Luego ―mes y medio más tarde― el 12 de marzo de 2003, la Organización mundial de la Salud emitía por primera vez una alerta global por una enfermedad nueva y desconocida hasta entonces: el síndrome agudo respiratorio y severo (SARS) al que ya podemos llamar (SARS-CoV-1).  Entonces, la colaboración internacional entre laboratorios a nivel mundial permitió en muy poco tiempo identificar al patógeno de la nueva neumonía, que acabo con la vida de más de 700 personas. Se trataba, al igual que ahora, de un “coronavirus” que podría haber dado el salto de animales a humanos en algún lugar de China a finales de 2002. Es cierto que el (SARS-CoV-1) atravesó entonces las barreras entre especies, pero por suerte para todos, probablemente el virus no tuvo en aquel momento una capacidad de adaptación total en humanos, lo que sin duda, lo hubiese convertido en un patógeno más letal y peligroso". Esto, sumado a que la transmisión de la infección se daba cuando los enfermos mostraban síntomas (a diferencia, por ejemplo de la gripe que comienza a contagiarse antes de que aparezcan los primeros signos) ayudó a controlar la situación en pocos meses. A partir del verano de 2003 la OMS dejó de emitir informes diarios sobre nuevos casos, y desde finales de primavera de 2004 no se volvieron a registrar infecciones.

Sin embargo, ningún especialista entonces, pasada la emergencia, ni algunos años después en congresos, artículos o conferencias se atrevieron a descartar por completo que el SARS pudiese reaparecer en algún momento del futuro, y en este sentido se pronunció el Dr. Tomás Pumarola i suñe, entonces portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología, y hoy miembro del Consell Assessor de Salut Pública, Departament de Salut, Generalitat de Catalunya, que advertía al ser preguntado al respecto del (SARS-CoV-1) lo siguiente, allá por 2010: "El virus sigue presente en el reservorio animal”, añadiendo que “si hubiera una circulación del virus en humanos, aunque sólo fuese esporádica, se detectaría inmediatamente" ―señaló. 

En 2003, si bien en todo el mundo se infectaron más de 8.000 personas ―relevante, pero no alarmante―, Europa permaneció relativamente al margen del contagio (fuertemente localizado en Asia, Canadá y, en menor medida, EEUU), con apenas treinta casos diagnosticados. En España únicamente se dio un caso posible, que cumplía los criterios epidemiológicos, si bien no presentó rastro alguno del coronavirus en las muestras analizadas. Lo que nos lleva a concluir: que cuando algo no te golpea de frente, o no golpea fuerte a la sociedad (dandpo el motor productivo) se le ignora: un error muy grave como ya estamos viendo, de la razón a priori, del que vamos a tener que aprender todos, a posteriori sin excepción. Pero sigamos adelante.

Luego de aquella primera epidemia del siglo XXI, se pusieron unas nuevas bases para planes de vigilancia de enfermedades infecciosas que, ciertamente, funcionaron durante los siguientes brotes de gripe aviar H5N1 (de nuevo en Asia) y más tarde la pandemia de gripe H1N1 de 2009 a 2010. Hay que recordar que hasta 2003 los países sólo tenían obligación de notificar cuatro enfermedades: cólera, peste, fiebre amarilla y viruela". Ciertamente "La neumonía atípica permitió desarrollar un nuevo marco legal que obligaba legalmente a los 194 países miembros de la Organización Mundial de la Salud a notificar cualquier evento potencialmente peligroso y desde 2007 cualquier nueva enfermedad infecciosa detectada debería ser notificada a la OMS". 

Y de algún modo todo esto surgió algún efecto, al menos en oriente, cuando la OMS tuvo conocimiento de un nuevo virus que se identifico, y de alguna manera se contuvo, llamado Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). De nuevo un coronavirus, identificado por primera vez en el 2012 en Arabia Saudita, ―virus zoonótico, que se transmite de los animales a las personas, que afecta a aquellos que están en contacto directo o indirecto con dromedarios infectados― y causante de enfermedad respiratoria aguda grave que provoca fiebre, diarrea, tos, neumonía, dificultad respiratoria, afectación renal y una alta mortalidad, próxima al 30%. (El MERS-CoV se ha identificó en dromedarios en varios países, como Arabia Saudita, Egipto, Omán o Qatar. También se han detectaron anticuerpos específicos contra el MERS-CoV (hecho que indica que el animal ha estado infectado por el virus) en dromedarios de Oriente Medio, África y Asia Meridional. No se conocen bien los orígenes del virus pero, según se desprende del análisis de varios de sus genomas, se cree que el virus habría podido originarse en murciélagos y haberse transmitido a los camellos en algún momento de un pasado lejano) Desde 2012 hasta el 31 de enero de 2020, el número total de casos de infección por MERS-CoV confirmados mediante pruebas de laboratorio ha sido de 2519, de los cuales 866 han sido mortales. El número total de muertes incluye las muertes de las que la OMS tiene conocimiento hasta la fecha gracias al seguimiento realizado con los Estados Miembros afectados - (fuente OMS).

Sin embargo, y lejos de ser eliminado para siempre el MERS-CoV parece que vino para quedarse, y ahí no queda todo pues la OMS lo tiene en vigilancia constante, como patógeno y fuente de posibles nuevas epidemias o pandemias graves. A día de hoy el MERS-CoV sigue causando infecciones mortales, como nos muestra este estudio que he sacado hoy mismo de las páginas de la OMS, y que delata que “entre el 1 de diciembre de 2019 y el 31 de enero de 2020, el Centro Nacional de Enlace para el RSI de la Arabia Saudita notificó 19 casos más de infección por MERS-CoV, ocho de ellos mortales. Los casos se notificaron en las regiones de Asir (7 casos), Riad (6 casos), Casim (2 casos), Región Oriental (2 casos), Medina (un caso) y Yauf (un caso). En enero de 2020 se notificó un brote hospitalario en la región de Asir con un grupo de 6 casos. Tres de ellos eran trabajadores de atención sanitaria, dos pacientes y uno visitante. Uno de los casos de ese grupo falleció el 4 de febrero de 2020”. - (fuente OMS). 

Dicho todo esto, sumado la advertencia del Dr. Tomás Pumarola parece que la aparición del Covid-2019, este nuevo SARS, no debería habernos cogido desprevenidos, y sin un plan concreto al respecto. Y lo cierto es que China, después de 2003 y como consecuencia del brote de (SARS-CoV-1) se doto de una nueva infraestructura (más moderna) de laboratorios y centros especializados de investigación análisis y comunicaciones, dirigidos a al estudio y contención eliminación de estos agentes infecciosos de los que carecía hasta el momento (digamos, que China aprendió por las malas, posteriori,  a lidiar con epidemias). No así parece que ocurriese en Europa, donde se creyó (que Rusia seria siempre buena), y que estaría al margen de Pandemias en el siglo XX. Luego y llegada aquella primera crisis del 2008, en España fue más importante fortalecer con el dinero de nuestros impuestos y recorte de nuestras pensiones de kos mayores, a los bancos privados, a costa, siempre entre otras cosas e instituciones, de la Sanidad Pública: algo muy cuestionable entonces, Sr. Rajoy, y que en la pandemia pagamos con creces, y algunos seguimos pagando con años de míseras subidas en salarios y pensiones. Pero no creo que sea momento este de atacar o echar culpas a nadie (o ya lo hice, vaya por dios): la historia pondrá a cada uno en su sitio, me dije, ingenuamente: a Rajoy lo jubilaron con dos buenas pagas. En España solo pagan los miserables, la cárcel, los impuestos y las propias cagadas.

Sin embargo, Ahora creo es el momento de aunar fuerzas. La humanidad no se ha visto en otra igual desde hace exactamente un siglo, cuando la gripe, mal llamada española, se llevo por delante a mas de 50,000,000 de personas. Aunque cabe destacar la gripe "asiática" y de "Hong Kong" que entre 1957-58 y en 1968 produjeron dos pandemias consideradas "leves" por la OMS: la gripe "asiática" entonces, fue causada por un nuevo virus de la influenza A (H2N2), y la "gripe de Hong Kong" después, tuvo origen en el virus H3N2. Se calcula que cada una de esas enfermedades fue causa de, entre 1 y hasta 4 millones de muertes en el mundo, y eran “leves”

 A día de hoy 18 de marzo de 2020, a las 5.00pm son ya 205.000 los afectados y 8250 los muertos en todo el Mundo, pero nadie sabe el alcance exacto de esta Nueva Pandemia que (sin ser peor que la gripe, a desplazado a ésta, incluso en las Urgencias de hospitales, en Madrid y Barcelona - recordemos cómo estaban las Urgencias de los hospitales de estas ciudades el año pasado: Saturados y sin camas, con los pasillos llenos de enfermos, por la gripe) que pronto olvidamos cuando vemos la vacaciones de Semana Santa y o de verano cerca ¿verdad? somos así de gilipuertas. Y lo saben…


(De la publicación del 21/3/20 19:43 Lo que ha de venir…) Los Datos: Sábado 21/03/2020; otro día más, ya el 6º desde que se decreto el estado de alarma y confinamiento a la fuerza. En casa no salimos, yo no salgo más que a comprar lo necesario, a poder ser no todos los días. Las cosas no mejoran, y en general siguen empeorando: el ejército se ha desplegado en prácticamente todas las ciudades y algunos pueblos apoyando a las fuerzas del orden ( para que no saliésemos de casa) y también en tareas de desinfección y construcción de hospitales improvisados de campaña, a la espera de lo que ha de venir (a priori): un pico de infecciones y enfermos, para el que no está preparado nuestra sanidad.

Por tercer día consecutivo, las buenas noticias sólo llegan desde China, donde de nuevo no se han registrado contagios de coronavirus entre la población, aunque las autoridades han confirmado 41 casos importados. En Italia hubo más de 4000 infectados y 627 muertos solo en el día de ayer, además, de 14 médicos muertos en total por el coronavirus, lo que es muy preocupante ( pues incluso los médicos comenzaron a darse de baja). En España, el último balance del Ministerio de Sanidad, muestra que hay 21.828 contagiados (entre ellos 157 miembros de Policía y Guardia Civil), de los que 1.141 están ingresados en la UCI, 1.117 han muerto y 1.585 recibieron el alta. Sin embargo esta mañana El País actualizados los datos muestra a la 13.00h una alarmante cantidad de contagiados: 24.926, ((3000 más que esta mañana)) y 1.331 fallecidos ((200 más sólo en las últimas horas)).  

En Madrid no daban abasto en los hospitales 8 sobre todo debido a la alarma generalizada por medios y gobierno la gente acudía, precisamente donde estaba el virus, ante el mínimo síntoma de este: curiosamente no había datos de gripe en 2020), y se reclutaban hoteles y preparan espacios paras recoger infectados y confinarlos, en lo que se esperaba, fuese una alarmante subida de éstos en los siguientes días; algo de lo que algunos médicos ya alertaban (en los medios de nuevo), y otros lo llevaban haciendo desde hace días (igualmente en los medios) que Madrid es como “Wuhan” y tendrían que cerrarlo en un “Estado de Sitio”. Luego, aquel viernes se volvieron a ver caravanas en las autopistas madrileñas de gente en coche queriendo saltarse la cuarentena y salir de la ciudad para ir al campo o a la playa (segundas viviendas) como es natural, debido al alarmante tono catastrófico, que gusta tanto de utilizar a los medios de comunicación, que les reporta más audiencia: la catástrofe anunciada es lo que vendey lo que mataba aquellos días). Es en Madrid, con diferencia, ciertamente ( y como es normal debido a la aglomeración de gente por km2, era donde el virus estaba golpeando con mayor fuerza: estaban faltos de equipos ante la avalancha de gente, sobre todo faltos de “respiradores” y una parte del personal estaba infectado causando baja, por lo que algunos médicos jubilados, en la reserva y otros de último año de Universidad habían sido llamados para ayudar (pues durante años se había reducido el número de médicos de la SS en Madrid, por recortes de presupuestos). En algunas residencias de mayores los muertos se contaban por decenas (lo que revelaba no tanto la incidencia del virus, como la dejadez y falta de atención que recibían nuestros mayores en un gran número de residencias: todo iba saliendo a la luz poco a poco. Luego se dio el caso, ALARMANTE, y por falta de equipamiento, debido a los recortes de la administración en Madrid, de tener que decidir entre diferentes enfermos, quien vivía y quien moría: así de simple, y así de duro. Mientras los políticos eran atendidos y se recuperaban en sus casas o en hoteles prestado a tal (caso de la presidenta de Madrid) que en la guerra, no piso ni un día el campo de batalla. Ayuso salió de la cuarentena el 10 de abril, pero no abandono el aparta hotel hasta más adelante. Entonces: hablamos de ¿Hoteles abiertos huéspedes?, a un huésped.

En general, la ciudadanía estaba respetando el confinamiento impuesto, en sus casa ―aunque sus gobernantes, alguno de ellos se instalaran en hoteles de 2500 euros al mes, y faltos de información detallada: no se nos decía mucho en tanto a los muertos (datos y estadísticas) sólo sabíamos que está muriendo mucha gente (no sabemos cuánto es mucha) de nuevo el miedo, pero nuestra Ayuso estaba en un hotel de lujo (no tenía ni que ir a compra su comida como todos), y nosotros encerrados en nuestras casas. Alertaron entonces que el virus no solo afectaba matando a los mayores, sino también a personas más jóvenes, el virus puede causar meningitis y miocarditis en personas más jóvenes (decían): (como le ocurrió al médico chino de poco más de treinta años. Algunas voces ya comunican, como he dicho anteriormente, que debido a la falta de equipos de respiración artificial asistida, en Madrid, “se estaba teniendo que retirar respiradores de los ancianos, para ponérselos a personas más jóvenes; por falta de presupuesto, mitras Ayuso, pagaba hoteles de lujo:  si es cierto, el gobierno (nacional y regional) hubiesen tenido que dar muchas explicaciones cuando pase todo esto (pero no lo hicieron): pues “entre unos y otros habían dejado la Sanidad Pública de Madrid y a su población expuesta” sobre todo a la más vulnerable, a nuestros mayores ―Intolerable.

Pero lo peor aún estaba por llegar, nos decían (y muchos siguen sin atender y hacer caso a advertencias e instrucciones, incluso yendo a los hospitales con síntomas (curiosamente: no había que ir a los hospitales enfermo, luego otros saltando o intentando saltarse la cuarentena queriendo irse a la segunda vivienda (propia) eran mandados a sus casas (quizá debieron coger habitación en un hotel, así como de vacaciones: como Ayuso). Luego supinos que el virus era resistente al aire y podía permanecer activo en muchas superficies como madera, plásticos, papel, monedas, etc. Si bien nada todavía concluyente, lo único cierto era que cualquier persona asintomática infectada, si sale de su casa, puede extender el virus por días haciendo casi imposible la contención. (Entiéndase: igual no lo notas, ni estas infectado: pero da igual TU NO SALGAS DE TU CASA). Luego, en Italia ya no sabían qué hacer, incluso en las zonas de cuarentena y confinamiento el virus se seguía extendiendo (era resistente a aire, recordemos): había miedo. Y es que parece que nadie había tenido en cuenta el “factor de carga” de un virus que pasa tan desapercibido; e igual que en España, donde según la proyección italiana para los próximos días (mismo tipo de población por rango de edad que en España) la semana siguiente podía ser horroroso. Y en relación a esto, a cuando alcanzásemos el pico de infectados y la totalidad de estos, después de nueve informes publicados sobre la predicción de cuándo se producirá el pico máximo del coronavirus en España y cuantos contagios se reportarán, el Instituto de Matemática Interdisciplinar de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) había extraído aquel viernes dos conclusiones:

(1)  « con un escenario tan cambiante como el actual -el estudio- debe hacerse día a día». De esa forma, el informe fechado este viernes 20/03 vaticina que “el pico del coronavirus en España se alcanzará entre el 15 y el 27 de abril”.

(2)  «el aumento de casos ha sido menor y estamos volviendo a una situación en la que se retrasa el pico, pero se reduce el número de casos esperados, que podrían superar, no obstante, los dos millones».

 (ENLACE AL ARTÍCULO ORIGINAL)

Si este estudio estaba en lo cierto, y llevan tiempo prediciendo muy bien los casos reportados por el Ministerio de Sanidad. Lo que se nos venía encima era alarmante (más miedo). Lo único cierto es que el debate en torno a la Sanidad Pública en este país debería haber quedado abierto. Se han hecho muchas cosas y todas muy mal, ya lo venían advirtiendo los sanitarios y médicos de la Seguridad Social desde hace mucho tiempo. Pero es ahora (fue entonces) cuando estaban quedando expuestas y al descubierto las innumerables deficiencias de la Sanidad Pública española, que es la de todos nosotros, (la misma que se quería cargar Aznar) y Ayuso, pero luego la única capaz de contener lo que aquellos días se nos venía encima.

 

(De la publicación 28/3/20 14:01 —La “solidaridad” de Europa se tambalea)La crisis del coronavirus había puesto en cuestión esa solidaridad europea tan proclamada por los eurófilos. Y Alemania tendrá que reflexionar en unos días que es lo que más le interesa, como líder – cuestionado en estos momentos- de la vieja Europa. La crisis del coronavirus había relegado a todos los demás asuntos al margen, en lo personal, en lo social y en lo político. Convirtiéndose en una crisis verdaderamente universal para todos nosotros. Afrontábamos un verdadero reto, en un escenario de aislamiento muy peligroso de final desconocido. Pese a ello, la” política” nunca para (pero nosotros si tuvimos que parar: ellos no), aunque en Europa precisamente la política no estaba ofreciendo su mejor cara ni respuesta, y esto deberemos recordarlo: el sálvese quien pueda estaba a la orden del día), y la crisis del ha puesto muy en cuestión esa solidaridad europea tan proclamada por los eurófilos. Más, después de escuchar ayer al Ministro holandés, criticando la gestión de ayudas a España y cuestionando cómo podía ser que estuviésemos en estas condiciones: una palabras inaceptables, que sumadas a la Negativa de Berlín, que seguía sin creer en los eurobonos, confiando, en el mecanismo de rescate y en las medidas del BCE tiene para apoyar a países europeos en situaciones difíciles 8 y desangrarlos (eso también es la razón de Kant).  Mecanismos éstos, de otro lado, donde de ir por cuenta propia a pedir un rescate seria carísimo para los países con economías más desfavorecidas y un mayor endeudamiento como Italia, Grecia, España, Portugal (sometidos a la usura económica de Holanda, Alemania, etc.)

Pero Alemania tenía que reflexionar, antes de la nueva reunión de ministros de la CE, pues su negativa y el fracaso de una ayuda conjunta a países como España e Italia podría sacar de sus agujeros a la extrema derecha (también en Alemania), hasta ahora inexistente en la realidad social y política, pero que de llevar a la ciudadanía al desencanto y la frustración podría tener su nicho para medrar, lo que consecuentemente posibilitaría en otros países Europeos ese repunte de nacionalismo tan temido, que daría al traste con una comunidad europea de la que muchos ya dudan, pero en la que Alemania, sobre todo por lo que le conviene, todavía cree…


 (De la publicación 29/3/20 14:01 —Y tú, ¿dónde estabas el día que cambio el mundo?) Me hice eco la mañana del 29M 2020 una noticia inquietante, no por menos esperada, pero ciertamente preocupante. La publicaba MIT Technology Review, en español, que es la edición en castellano de MIT Technology Review, una revista publicada por Technology Review Inc., compañía independiente de medios de comunicación propiedad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). La noticia era clara en su tirulo: “Aceptémoslo, el estilo de vida que conocíamos no va a volver nunca”, invitándonos a aceptar la realidad distópica que acontecia, y el hecho de que vamos a tener que vivir, más de lo que ninguno de nosotros esperaba, “en un estado de Pandemia permanente” esto ya es un hecho: sin la pandemia. Y aunque todos deseamos volver a la normalidad lo antes posible, parece que la mayoría de nosotros todavía, no ha aceptado que nada volverá a la normalidad. Lo cierto, es que algunas cosas nunca volverán a ser como antes, dado el modo en la sociedad acepto su sumisión al poder, del estado, y para el estado, a costa de la libertad de sus individuos …/… Lo que no sabíamos es que en un  informe del Imperial College de Londres (Reino Unido) los investigadores propusieron una forma de actuación (par la salvaguarda del hegemon social): imponer medidas de alejamiento social más extremas cada vez que los ingresos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) empiezan a aumentar, y suavizarlas al reducirse la cantidad de las personas ingresadas. Y (agárrense) Según este modelo, los investigadores concluyeron que el alejamiento social y el cierre de escuelas deberían producirse aproximadamente dos tercios del tiempo, es decir, dos meses sí y uno no, hasta que haya una vacuna disponible (entiéndase la exposición al virus, por el que nos mantenían a todos encerrados, (Encerrados 2 meses, y un mes para trabajar (para salvaguardar la economía, como sucedió) y estudiar: quienes estudien o trabajen, y así durante 18 meses.  De lo que resulta, ciertamente, que “el mundo no iba a cambiar: ya ha estaba cambiando, para nuestra desgracia, y lo ha habían hecho ante nuestros ojos. Aunque todavía seguimos sin creerlo, y menos aún aceptarlo”. Esperamos volver a una normalidad que ya no formará parte de nuestras vidas sino de los libros de historia y por la que quizá un día los nietos nos pregunten: y tú abuelo ¿dónde estabas el día que cambió el mundo? y nos condenasteis a la servidumbre.


(De la publicación (29/3/20 17:01 — Ahora es el momento... "hacia un nuevo paradigma"). Testigos de la debilidad del antiguo paradigma, y de rodillas por un microbio que paraliza la sociedad y aniquila a sus ciudadanos, ya sobrepasados por todo, cabía abordar la posibilidad de uno nuevo: mejor que el anterior. Sin embargo, con más de 500 millones de personas en sus hogares en todo el mundo, sin otra obligación que esperar a que todo pase… de todas las recomendaciones que nos daban los gobernantes aquellos días, para estar en casa (desde esconder notas, hacer deporte en el salón, cocinar, estar con los niños, salir al balcón a aplaudir etc.) Ninguno de ellos, nos dijo que pensáramos (quizá: por que podíamos pensar que estamos encerrados a la fuerza: como unos borregos), y  podríamos pensar entonces en cómo abordar la idea de mejorar el mundo (nuestro mundo, libertad y calidad de vida); y que en lugar de seguir conectándonos en Youtube, Skipe, ordenadores, tablets y dilapidar el tiempo -más allá de entretenernos- podríamos utilizar todos los recursos a nuestro alcance: ordenadores, redes y sistemas –pero sobre todo nuestra inteligencia- al igual que para hacer mascarillas, para desarrollar semilleros de ideas, ideas con las que mejorar nuestro mundo y la sociedad a la que pertenecemos… dando soluciones, no inmediatas, pero si proyectos, donde llegado el momento de dar viabilidad a un nuevo plan social, se tenga en cuenta la opinión de las personas en todo su conjunto, y no vayamos a un nuevo mundo, prefabricado, a la altura y necesidades del capital, en lugar del de las personas. Jamás se construyó algo, sin haber tenido antes una idea de aquello que se iba a construir. Y, si el día de mañana empiezan las obras (agenda 2030) y no se nos consultó nada: ya sabéis de quién fue la idea, y, por lo tanto: aunque posiblemente cambie el mundo, para vosotros (nosotros y nuestros hijos) no va a mejorar nada. De nosotros depende, pero si queremos cambiar el mundo tendremos que empezar por nosotros mismo. Primero, tendremos que cambiar nosotros. (Aquí lo dejo de momento) y no estaría mal. Ya puestos a escuchar algunas ideas, solo por escuchar: digo yo.

Por cierto, La pintura no está ahí, en la cabecera, para hacer bonito y tiene una razón. En mi último viaje a mi ciudad (Barcelona) con mi pareja, y antes de regresar a Extremadura, tuve conocimiento de un evento importante, al menos para mí. Aquel verano se me dio la oportunidad, única, de poder ver 100 obras de Basquiat (juntas): una retrospectiva en Bilbao (Guggenheim) que exploraba algunos de los temas más importantes de la obra del autor, superdotado y prolífico, que abrió nuevos caminos en el arte contemporáneo. La retrospectiva tenía como título sugerente (Jean-Michel Basquiat: “Ahora es el momento”). Y ciertamente, ese era el preciso momento, jamás volverían juntarse cien cuadros del autor en ningún otro lugar del mundo. Y lo mismo ocurrio ahora (entonces en 2020), jamás nos volveremos a juntar tantísimos millones de personas en nuestras casas, con la misma necesidad, sin la presión del trabajo pero con la posibilidad de aportar ideas y dar un empujón que ayude a mejorar nuestro mundo: pero “Ahora, también es el momento: El momento preciso"... Posiblemente, no vuelva a haber otro, si nos demoramos.


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He aquí, pues, maneras de obrar, de pensar y de sentir, que presentan la importante propiedad de existir con independencia de las conciencias individuales.

Y estos tipos de conducta o de pensar no sólo son exteriores al Individuo, sino que están dotados de una fuerza imperativa y coercitiva, por la cual se le imponen, a la fuerza. Sin duda, cuando consiento de buen grado, como esta coacción pesa poco, es inútil; pero no por esto deja de constituir un carácter intrínseco probado, a partir del momento en que intentamos resistirnos. La conciencia (ente social) impide todo acto que la ofenda, por la vigilancia que ejerce sobre la conducta de los ciudadanos y las penas de que dispone. En otros casos la coacción es menos violenta, pero existe. Si sal vestirme no tengo en cuenta las costumbres seguidas en mi país y en mi clase, la risa y el aislamiento al que se somete, producen, aunque de una manera más atenuada, o no, los mismos efectos que una pena propiamente tal (como demustra el abuso entre compañeros en los colegios por ser diferente). Además, no por ser la coacción indirecta, es menos eficaz ( como demuestran los suicidios). Yo no tengo obligación de hacer lo que me mandan, pero me es imposible hacer otra cosa: no me puedo ir a hacerme una casa al monte y vivir ajeno al ente social. Si intentara escapar mi tentativa fracasaría miserablemente. nada me impide trabajar con procedimientos y métodos del siglo pasado; pero si lo hago me arruinaré sin remedio. Aun cuando pueda liberarme de estas reglas y violarlas con éxito, no lo haré sin lucha. Aun cuando pueda vencerlas definitivamente, siempre hacen sentir lo suficiente su fuerza coactiva por la resistencia que oponen. Ningún innovador, por feliz que haya sido en su empresa, puede vanagloriarse de no haber encontrado obstáculos de este género.

He aquí, pues, un orden de hechos que presentan caracteres muy especiales: consisten en maneras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dotadas de un poder coactivo, por el cual se le imponen. Por consiguiente, no pueden confundirse con los fenómenos orgánicos, pues consisten en representaciones y en acciones; ni con los fenómenos psíquicos, que sólo tienen vida en la conciencia individual y por ella. Constituyen, pues, una especie nueva, a que se ha de dar y reservar la calificación de (sociales). Esta calificación les conviene, pues no teniendo al individuo por sustracto, es evidente que no pueden tener otro que la sociedad, ya a la política en su integridad, ya a algunos de los grupos parciales que contiene, confesiones religiosas, escuelas políticas, literarias, corporaciones profesionales, etc. Además, podemos afirmar que sólo conviene a ellos, pues la palabra social, sólo tiene un sentido definido a condición de designar únicamente fenómenos que no entran en ninguna de las categorías de hechos constituidos y calificados. Constituyen, pues, el dominio propio de la sociología. Es verdad que la palabra coacción, con la cual los definimos, corre riesgo de asustar a los partidarios entusiastas de un individualismo absoluto.

Como estos creen que el individuo es perfectamente autónomo, consideran que se aminora su valor, siempre que se intenta hacerlo depender de algo que no sea él mismo. Más siendo hoy ya incontestable que la mayoría de nuestras ideas y tendencias no son elaboradas por nosotros, sino que provienen del exterior, es evidente que sólo pueden penetrar en nosotros, por medio de la imposición: esto es cuanto significa nuestra definición. Además, es cosa sabida que toda coacción social no es necesariamente exclusiva de la personalidad individual (Los suicidios se producen con distinta frecuencia según la edad que se tenga y según la época en que se viva).

Sin embargo, como los ejemplos que acabamos de citar (reglas jurídicas, morales, dogmas religiosos, sistemas financieros, etc.), consisten todos en creencias y en prácticas constituidas, de lo que antecede podría deducirse que el hecho social ha de ir acompañado forzosamente de una organización definida ( atraves de la cultura de masas). Pero existen otros hechos que, sin presentar estas formas cristalizadas, tienen la misma objetividad y el mismo ascendiente sobre el individuo. Nos referimos a lo que se ha llamado corrientes sociales, que Vienen a cada uno de nosotros del exterior, y son capaces de arrastrarnos aun contra nuestro deseo. Sin duda, puede suceder que si me abandono a ellos sin reserva, yo no sienta la presión que ejercen sobre mí. Pero aparece desde el momento en que intente resistirlos. Que un Individuo trate de oponerse a una de estas manifestaciones colectivas, y los sentimientos que niega, se vuelven en su contra. Ahora bien, si esta fuerza de coerción externa se afirma con tal claridad en los casos de resistencia, es que existe, aunque inconsciente, en los casos contrarios. Entonces somos víctimas de una ilusión que nos hace creer que hemos elaborado por nosotros mismos lo que se nos impone desde fuera. Pero si la complacencia con que creemos esto, desfigura el impulso sufrido, no lo suprime. El aire tampoco deja de ser pesado, porque no sintamos su peso. Aun cuando hayamos, por nuestra parte, colaborado a la emoción común, la impresión que hemos sentido es muy diferente de la que hubiéramos experimentado de estar solos. Una vez terminada la reunión, y cesado de obrar sobre nosotros aquellas influencias sociales, al encontrarnos solos con nosotros mismos, los sentimientos por los que hemos pasado nos hacen el efecto de algo extraño en lo cual no nos reconocemos. Entonces comprendemos que los hemos sufrido mucho más de lo que en ellos hemos colaborado. Hasta pueden inspirarnos horror, por lo contrarios que son a nuestra naturaleza. Y de esta manera, individuos generalmente inofensivos, reunidos en manada, pueden dejarse arrastrar por actos de verdadera atrocidad. Ahora bien; cuanto hemos dicho de estas explosiones pasajeras, se aplica igualmente a estos movimientos de opinión, más duraderos, que se producen sin cesar a nuestro alrededor, ya en el conjunto de la sociedad, ya en círculos más limitados, sobre materias religiosas, políticas, literarias, artísticas, etc.

De otra parte, para confirmar con una experiencia característica esta definición del hecho social, basta observar la manera como son educados los niños. Cuando se miran los hechos tales como son y como siempre han sido, salta a los ojos que toda educación consiste en un esfuerzo continuo para imponer a los niños maneras de ver, de sentir y de obrar, a las cuales no habrían llegado espontáneamente. Desde los primeros momentos de su vida les obligamos a comer, a beber, a dormir en horas regulares, a la limpieza, al sosiego, a la obediencia; más tarde les hacemos fuerza para que tengan en cuenta a los demás, para que respeten los usos, conveniencias; les coaccionamos para que trabajen, etcétera. Si con el tiempo dejan de sentir esta coacción, es que poco a poco origina hábitos y tendencias internas que la hacen inútil, pero que sólo la reemplazan porque derivan de ella. Es verdad que, según Spencer, una educación racional debería reprobar tales procedimientos y dejar en completa libertad al niño; pero como esta teoría pedagógica no ha sido practicada por ningún pueblo conocido, sólo constituye un desiderátum personal, no un hecho que pueda oponerse a los hechos que preceden. Lo que hace a estos últimos particularmente instructivos, es el tener la educación precisamente por objeto el constituir al ser social; en ella se puede ver, como en resumen, la manera como en la historia se ha constituido este ser. Esta presión de todos los momentos que sufre el niño es la presión misma del medio social que tiende a moldearlo a su imagen y del cual los padres y los maestros no son más que los representantes y los intermediarios.

No es su generalidad lo que puede servirnos para caracterizar los fenómenos sociales. Un pensamiento que se encuentre en todas las conciencias particulares, un movimiento que repitan todos los individuos, no son, por esto, hechos sociales. Si para definirlos se contenta el sociólogo con este carácter, es que, equivocadamente, los confunde con lo que podríamos llamar sus encarnaciones individuales. Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomado colectivamente; en cuanto a las formas que revisten los estados colectivos al refractarse en los individuos, son cosas de otra especie. Lo que demuestra categóricamente esta dualidad de naturaleza es que estos dos órdenes de hechos se presentan muchas veces disasociados. En efecto: algunas de estas maneras de obrar y de pensar adquieren, por la repetición, una especie de consistencia que, por decirlo así, los precipita y los aisla de los hechos particulares que los reflejan. De esta manera afectan un cuerpo y una forma sensible que les es propio, y constituyen una realidad sui géneris muy distinta de los hechos Individuales que las manifiestan. El hábito colectivo no existe sólo en estado de inmanencia en los actos sucesivos que determina, sino que, por un privilegio sin par en el reino biológico, se expresa una vez para siempre en una fórmula que se repite de boca en boca, se transmite por la educación y hasta se fija por escrito. Tal es el origen de las reglas jurídicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los artículos de fe, en donde las sectas religiosas y políticas condensan sus creencias, de los códigos de lo bello que erigen las escuelas literarias. Ninguna de ellas se encuentran por completo en las aplicaciones que hacen las particulares, pues hasta pueden existir sin ser actualmente aplicadas.

Sin duda esta disociación no se presenta siempre con la misma claridad. Pero basta con que exista de una manera incontestable en los importantes y numerosos casos que acabamos de recordar, para demostrar que el hecho social es distinto de sus repercusiones individuales. Además, aun cuando no se presente inmediatamente a la observación, puédese ésta realizar mediante ciertos artificios de método: hasta es necesario proceder a esta operación si se quiere separar el hecho social de toda mescolanza, para observarlo de esta manera en estado de pureza. Y de esta manera, existen ciertas corrientes de opinión que nos empujan con una desigual intensidad, según los tiempos y los países, una, por ejemplo, hacia el matrimonio, otra, al suicidio o a una natalidad más o menos fuerte. Y todo esto son evidentemente hechos sociales. A la primera impresión parecen inseparables de las formas que toman en los casos particulares; pero la estadística nos proporciona medios para aislarlos. En efecto; no sin exactitud están figurados por el tanto por ciento de la natalidad, de los matrimonios, de los suicidios, es decir, por el número que se obtiene dividiendo el total medio anual de los matrimonios, de los nacimientos, de las muertes voluntarias por los hombres en edad de casarse, de procrear, de suicidarse.(2) Y esto porque como cada una de estas cifras comprende todos los casos particulares indistintamente, las circunstancias individuales que pueden tener cierta influencia en la producción del fenómeno se neutralizan mutuamente y, por consiguiente, no contribuyen a su determinación. Lo que expresan es un determinado estado del alma colectiva.

He aquí lo que son los fenómenos sociales una vez que se los ha desembarazado de todo elemento extraño. En cuanto a sus manifestaciones privadas, podemos afirmar que tienen algo de social, pues reproducen en parte un modelo colectivo; pero cada una de ellas depende también, y en mucho, de la constitución orgánico-psíquica del individuo, de las circunstancias particulares en que está colocado. Estas manifestaciones no son, pues, fenómenos propiamente sociológicos. Pertenecen a la vez a dos reinos: se las podría llamar socio-psíquicas. Interesan al sociólogo, sin constituir la materia inmediata de la sociología. En el interior del organismo se encuentran también fenómenos de naturaleza mixta que estudian las ciencias mixtas, como la química biológica.

Pero, se dirá:un fenómeno sólo puede ser colectivo a condición de ser común a todos los miembros de la sociedad o, por lo menos, a la mayoría de ellos, y, por consiguiente, si es general. Sin duda, pero si es general, se debe a que es colectivo (es decir, más o menos obligatorio), bien lejos de ser colectivo porque es general. Es un estado del grupo que se repite en los individuos porque se les impone. Existe en cada parte porque está en todo, lejos de que esté en el todo porque está en las partes. Esto es lo que es especialmente evidente de estas creencias y de estas prácticas, que las generaciones anteriores nos han transmitido completamente formadas; las recibimos y las adoptamos, porque siendo a la vez una obra colectiva y una obra secular, están investidas de una autoridad particular que la educación nos ha enseñado a reconocer y a respetar. ahora bien; hay que notar que la inmensa mayoría de los fenómenos sociales llegan a nosotros por este camino. Aun cuando el hecho social sea debido en parte a nuestra colaboración directa, no por esto cambia de naturaleza. Un sentimiento colectivo que se manifiesta en una asamblea, no expresa solamente lo que había de común entre todos los sentimientos individuales, sino que representa algo completamente distinto, como ya hemos demostrado. Es una resultante de la vida común, un producto de las acciones y reacciones que se desarrollan entre las conciencias individuales; si resuena en cada una de ellas, es en virtud de la energía especial que debe precisamente a su origen colectivo. Si todos los corazones vibran al unísono, no es a consecuencia de una concordancia espontánea y preestablecida, sino porque una misma fuerza los mueve en el mismo sentido. Cada uno es arrastrado por todos.

Llegamos, pues, a representarnos de una manera precisa el dominio de la sociología. Este dominio comprende solamente un grupo determinado de fenómenos. Un hecho social se reconoce en el poder de coerción externa que ejerce o es susceptible de ejercer sobre los individuos; y la presencia de este poder se reconoce a su vez, ya por la existencia de alguna sanción determinada, ya por la resistencia que el hecho opone a toda empresa individual que tienda a violarla. Sin embargo también se lo puede definir por la difusión que presenta en el interior del grupo, con tal que, teniendo en cuenta las precedentes observaciones, se tenga cuidado de añadir, como segunda especial característica, que existe con independencia de las formas individuales que toma al confundirse. En algunos casos, este último criterio hasta es de una aplicación más sencilla que el anterior. En efecto; la coacción es fácil de constatar cuando se traduce al exterior por alguna reacción directa de la sociedad, como sucede, por ejemplo, con el derecho, con la moral, con las creencias, con los usos y hasta con las modas.

Pero cuando esta coacción es indirecta, como, por ejemplo, la que ejerce una organización económica, no se percibe siempre con la necesaria claridad. La generalidad, combinada con la objetividad, pueden entonces ser más fáciles de establecer. De otra parte, esta segunda definición no es más que la primera en una forma distinta; pues si una manera de obrar, que tiene vida fuera de las conciencias individuales se generaliza, sólo puede hacerlo imponiéndose.(3)

Sin embargo, se nos podría argüir: ¿es esta definición completa? En efecto; los hechos que nos han servido de base son todos maneras de hacer; son de orden fisiológico. Ahora bien; existen también maneras de ser colectivas; es decir hechos sociales de orden anatómico y morfológico. La sociología no puede desinteresarse de lo que concierne al sustracto de la vida colectiva. Y sin embargo, el número y naturaleza de las partes elementales de que está compuesta la sociedad, la manera de estar dispuestas; el grado de coalescencia que han alcanzado, la distribución de la población por el territorio, el número y naturaleza de las vías de comunicación, la forma de las habitaciones, etcétera, no parecen al primer examen poder reducirse a maneras de obrar, o de sentir, o de pensar.

Pero estos diversos fenómenos presentan, desde luego, la misma característica que nos ha servido para definir a los demás. Estas maneras de ser se imponen al individuo de la misma suerte que la maneras de hacer de que hemos hablado. En efecto; cuando se quiere conocer el modo como están combinadas estas divisiones, la fusión más o menos completa que existe entre ellas, no se puede obtener ningún resultado mediante una inspección material o por inspecciones geográficas; y esto porque aquellas divisiones son morales, aun cuando tengan alguna base en la naturaleza física.

Esta organización solamente puede estudiarse con el auxilio del derecho público, pues es este derecho el que la determina, de la misma manera que determina nuestras relaciones domésticas y cívicas. Ella es pues, igualmente obligatoria. Si la población se amontona en nuestras ciudades en lugar de distribuirse por el campo, es señal de que existe una corriente de opinión, un impulso colectivo, que impone a los individuos esta concentración. La libertad que tenemos para elegir nuestros vestidos, no es superior a la que tenemos para escoger la forma de nuestras casas; tan obligatoria es una cosa como la otra. Las vías de comunicación determinan de una manera imperiosa el sentido de las emigraciones interiores y de los cambios, y hasta la intensidad de estos cambios y emigraciones, etc. Por consiguiente, todo lo más, a la lista de los fenómenos que hemos enumerado, como presentando el signo distintivo del hecho social, podríamos añadir una categoría más; pero como esta enumeración no podría ser rigurosamente exhaustiva, la adición no será indispensable.

Y ni siquiera sería útil, pues estas maneras de ser no son más que maneras de hacer consolidadas. La estructura política de una sociedad no es más que la manera cómo los distintos segmentos que la componen han tomado la costumbre de vivir entre sí. Si sus relaciones son tradicionalmente estrechas, los segmentos tienden a confundirse; en el caso contrario, a distinguirse. El tipo de habitación que se nos impone, no es más que el resultado de la manera como se han acostumbrado a construir las casas, los que viven a nuestro alrededor, y en parte, las generaciones anteriores. Las vías de comunicación no son más que el cauce que se ha abierto a sí misma —al marchar en el mismo sentido— la corriente regular de los cambios y de las emigraciones, etc. Sin duda, si los fenómenos de orden morfológico fueran los únicos que presentasen esta fijeza, se podría creer que constituyen una especie aparte. Pero una regla jurídica es una coordinación tan permanente como un tipo de arquitectura, y sin embargo, es un hecho fisiológico. Una simple máxima moral es, a buen seguro, más maleable, pero presenta formas más rígidas que una sencilla costumbre profesional o que una moda. Existen, pues, toda una gama de matices que, sin solución de continuidad enlazan los hechos de estructura más caracterizada con estas corrientes libres de la vida social que todavía no se han moldeado definitivamente. Entre ellos no existen más que diferencias en el grado de consolidación que presentan. Unos y otras no son otra cosa que la vida más o menos cristalizada. Sin duda, puede existir algún interés para reservar el nombre de morfológicos a los hechos sociales que hagan referencia al sustracto social, pero en este caso no se ha de perder de vista que son de la misma naturaleza que los demás. Nuestra definición comprenderá todo lo definido, si decimos: Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o bien: Que es general en el conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.(4)       

NOTAS

2 - Pero un estado individual no deja de ser individual por el hecho de que rebote en otros. Además cabe preguntarse si la palabra imitación es realmente la adecuada para designar una propagación debida a una influencia coercitiva. Esta expresión se utiliza para denominar, de forma imprecisa, fenomenos muy diversos y que seria preciso diferencias.

3 - Por lo dicho se comprende la distancia que media entre esta definición del hecho social y aquella otra que sirve de base al ingenioso sistema de Tarde. En primer lugar, debemos declarar que nuestras investigaciones no nos han hecho descubrir, en ninguna parte, aquella influencia preponderante que Tarde atribuye a la imitación, en la génesis de los hechos colectivos. Además, de la definición precedente —que no es una teoría, sino un simple resumen de los datos inmediatos de la observación—, parece resultar que la imitación no sólo no expresa siempre, sino que no expresa nunca lo que hay de esencial y de característico en el hecho social. Sin duda, todo hecho social es ilimitado, y como acabamos de ver, tiene una tendencia a generalizarse; pero esto es porque es social es decir, obligatorio. Su fuerza de expansión no es la causa, sino la consecuencia de su carácter sociológico. Si los hechos sociales fueran los únicos en producir esta consecuencia, la imitación podría servir si no para explicarlos, por lo menos para definirlos. Pero un estado individual que se repite no deja por esto de ser individual. Además habría necesidad de aclarar si la palabra imitación es la más conveniente para designar una propagación debida a una influencia coercitiva.

Bajo esta única expresión se confunden fenómenos muy diferentes, que sería preciso distinguir.

4 - Este estrecho parentesco entre la vida y la estructura, del órgano y de la función, puede establecerse fácilmente en la sociología, porque entre estos dos términos extremos, existe toda una serie de intermediarios. Inmediatamente observables que muestran su lazo de unión. La biología no posee este recurso. Pero hay derecho para creer que las inducciones sobre este punto de la primera de estas ciencias, son aplicables a la otra, y que tanto en los organismos como en las sociedades, sólo existe entre estos dos órdenes de hecho, diferencias de grado.

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