TEORÍA DE LA JUSTICIA Y REALIDAD SOCIAL / jordi maqueda - 11 Nov 2023

Abril de 2021 / Mérida - Badajoz / Foto: jorge Maqueda


En 1971, John Rawls publicó su obra Teoría de la Justicia, que reincorporó al núcleo central del pensamiento político unas apremiantes exigencias de justicia, que produjo una amplia revitalización del pensamiento político de la segunda mitad del siglo xx, por entonces estancado, si no desahuciado, por los diferentes positivismos, y donde quedaron por fin apuntaladas dos de las principales condiciones de posibilidad práctico-teóricas para la reconstitución, disciplinar o transdisciplinar, del filosofar político. A grandes rasgos, la teoría de Rawls considera que los principios de justicia son objeto de un acuerdo entre personas racionales, libres e iguales en una situación contractual justa. Luego el objetivo es combatir y superar el utilitarismo/materialismo planteando que una teoría, que por más elocuente que fuere, deberá ser rechazada o revisada si no es verdadera/ verdadera en tanto a justa, entenderemos, pues lo único que permite que toleremos una teoría errónea o injusta es la falta de una mejor, e igualmente el desconocimiento: saber, que podemos crear una sociedad mejor y más justa; pero,[no consistente (como se hace hoy para superar las deficiencias de una teoría de la justicia Kantiana) en una adaptación hermenéutica retrospectiva de los principios normativos a la estructura existente de las instituciones, o a las convicciones morales imperantes, sin dar el paso adicional de identificar su contenido mismo corno racional o justificable. En el pasado reciente se pueden mencionar los trabajos (Michael Walzer, David Miller y Alasdair Maclnryre) que demuestran el impulso de superar teorías de la justicia puramente normativas y, con ello, que los esfuerzos por acercarse nuevamente al análisis de la sociedad nunca se detuvieron. Axel Honneth - Introducción a La teoría de la justicia como análisis de la sociedad]

Sin embargo, una de las grandes limitaciones que sufre la filosofía actual española / si se quiere la filosofía política actual es estar desacoplada de toda realidad social y, por tanto, del análisis mismo de la sociedad española, y fijada en aquellos principios, tan suyos y puramente formales (institucionales, subvencionados y alejados de toda crítica). Esto no quiere decir que no sea tarea apremiante, y urgente el análisis de aquellas situaciones dadas y reglas normativas, que nos permitan medir la legitimidad moral, principios y fines, dentro del orden establecido, impuesto (recordemos: a la fuerza, por decreto) en sociedad actual Española, pues estos principios y fines, hoy  generalmente se establecen aislados de la eticidad (o conjunto de acciones que merecen el calificativo de "buenas", así como los valores que caracterizan la misión) y las prácticas de las instituciones del estado, para solo "aplicarlos" secundariamente a la realidad social, como quedó bien demostrado en 2020.

De modo, y a mi entender, el núcleo constitutivo del mejor filosofar político será aquel que incorpora el análisis del poder (del abuso del poder y los intereses ocultos) desde la perspectiva de la justicia: todo filosofar político lo es, cuando tiene como punto de partida la reflexión comprometida y crítica, sobre la injusticia social y sus secuelas concretas sobre los individuos. No obviando, que la política se ha convertido (y por algo será) en una de las actividades humanas más presente y a la vez desacreditada de la vida social española. Precisamente en los últimos años de la primera década del siglo XXI en España era un lugar común el hecho de que su ciudadanía percibiese la política (junto a la clase política y los partidos políticos) como la fuente principal de sus mayores problemas (véanse los diferentes «barómetros» del CIS de los años 2008-2011). Al resumir el informe Jóvenes españoles 2010 de la Fundación Santa María, la prensa española entresacaba lo siguiente respecto a lo que piensan los jóvenes de los políticos: «Buscan antes sus propios intereses o los de su partido que el bien de los ciudadanos (71%)» y «anteponen los intereses de las multinacionales, los bancos y los grandes grupos de presión a los intereses de los ciudadanos (66,7%)» (Véase, por ejemplo, El País 24-11-2010). Esto no cambio en 2021, más empeora cuando (murcia.com/ver noticia) advierte: que más del 75% de los jóvenes valencianos y murcianos cree que los políticos anteponen los intereses de las multinacionales, bancos y grandes grupos de presión a los intereses de los ciudadanos.

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