LA RAZÓN INSTRUMENTAL / El sueño de la razón produce Monstruos / jordi maqueda

El sueño de la razón produce Monstruos

El sueño de la razón produce monstruos: es el título de un grabado que lo dice todo, sin necesidad de análisis alguno. Conocedor, como nadie de su tiempo, el artista, Francisco de Goya, representándose a sí mismo, nos muestra aquel momento en que la razón se adormece; y en el que se le aparecen visiones y alucinaciones de seres monstruosos salidos de la oscuridad de la noche: Se trata de uno de los grabados más conocidos de la serie de los 80 grabados al aguafuerte del artista español Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), publicados en 1799 y conocida como Los Caprichos. En la estampa, es el propio Goya es el que aparece en su mesa de trabajo adormecido, cuyo significado trasciende al tiempo, al artista y la propia España, más allá de aquel significado primero, que le quisieron dar algunos en tanto era revelador de una España que habría de dar batalla entre otras cosas a los problemas sociales de su tiempo, como la ignorancia y la superstición. Sin embargo, también podemos mirar en ángulo y ver lo que nos dice (de nosotros) de aquel sujeto que se pinta a si mismo dormido ―pero está despierto y piensa mientras pinta― y que había nacido del humanismo (de unas aspiraciones), y las corrientes racionalistas y empiristas del siglo XVII, que luego desembocarían en la ilustración XVIII. Ciertamente artista lo podría haber pintado hoy y el grabado guardaría toda su potencia y significado atemporal: cuando a una sociedad adormecida (como la nuestra) se le revelan sus peores pesadillas, aquello que no podemos ver si estamos también dormidos: los monstruos de la razón del ilustrado adormecido. (el sueño de la razón produce monstruos, 8 abril  2020)

II

El Sinsentido de la Razón ( 9 Nov 2023)

El hecho de percibir —y de aceptar dentro de sí— ideas eternas que sirvieran al hombre como metas fue llamado, desde hace mucho tiempo, razón. Sin embargo, observamos hoy que la tarea, e incluso la verdadera esencia de la razón, consiste en (razonar para hallar medios /para lograr unos objetivos: fines) propuestos en cada caso “singular” / entiéndase una razón de medios y fines: La razón se ha limitado a individualizar, construir y perfeccionar una serie de medios /o instrumentos, que bien pueden ser también otras personas, para conseguir los fines. Aquí hay un momento, donde el hombre ilustrado se durmió (perdiendo con la razón la posibilidad de una autocrítica lucida) y desembocando en una pesadilla, haciendo que esta deviniera en una razón instrumental. La Ilustración mutiló la razón y, por encima de la búsqueda de la verdad ―teórica y moral―, aconteció una "renuncia al sentido" dando lugar al “sin-sentido”: donde el sueño de la razón / y de racionalidad ilustrada quedó reducido a la "instrumentalización": al Sinsentido de la Razón. Una razón patológica (tan patológica como lo eran aquellos mismos ilustrados adormecidos) y que todavía se pretende justificar, de algún modo, en tanto nos refieren → razonar sobre la razón ilustrada (una dialéctica). Cuando más razón, es lo que quiere la razón, mas no sentido, para, precisamente por la razón volver a justificarse. (Quiero recordar, en este sentido, a Habermas)

II

La crítica de Horkheimer a la Ilustración muestra un proceso mediante el cual se desencadena la desmitificación del mundo por vía de un "acto de dominio" de la razón. Esta dialéctica no solo devela la crisis irreversible de la razón 2ª, sino que deja vigente, en la discusión de la teoría crítica, la idea de una "patología social de la razón", a partir de la cual puede proponerse la reivindicación de un "horizonte normativo" de justicia; dejando entrever en el escenario de la discusión ética la falta de racionalidad de las sociedades. "El peligro de que se introduzca el dominio en los seres humanos a través de sus necesidades monopolizadas no es una creencia de hereje que pudiera exorcizarse mediante conjuros, sino una tendencia real del capitalismo tardío "- 30 de junio de 1942, Theodor Adorno. Precisamente, es en este contexto, en el que Axel Honneth propone la reivindicación del horizonte normativo así como el interés práctico de la Teoría Crítica, colocando en el escenario de la discusión el núcleo ético -horizonte normativo que devela la falta de racionalidad de las sociedades. La idea de un "horizonte normativo" de la razón, consiste en un accionar ético que asume como inaceptable un ejercicio de la razón a-crítico y a-histórico sin punto de de fuerza (torque) máxima con la sociedad. Precisamente, el valor de la reivindicación que hace Honneth (2009a; 2009b) del "horizonte normativo de la razón en la Teoría Crítica" radica en que la autorrealización individual está vinculada a una práctica común que es, finalmente, el resultado de la razón. (Aquí cabe una reflexión terrible: ¿no buscábamos al ser humano libre emancipado? Luego ¿qué ocurre cuando unos pocos se liberan, emancipándose,  a costa de todos los demás?

Liberada de connotaciones teológicas, la sentencia “sé razonable” equivale a normativa, a decir: obedece, y observa las reglas sociales, (sin las cuales no pueden vivir ni el individuo ni el todo – nos dicen, las personas, que hablan por la sociedad). Luego, de este todo, entiéndase: el conjunto del ente social: la sociedad y sus personas) / por supuesto se puede vivir sin obedecer, al ente social,  a esas personas: el problema será que te denuncien o te arresten: a tal efecto la ciencia, ya no es “un puede servir como instrumento de opresión” (como antaño se insinuaba) sino que ya “es la ciencia una herramienta no encubierta, y descarada de opresión” que consentimos (cuando las ciudades están llenas de cámaras de los cuerpos de seguridad / como en china / china nos dicen que es una dictadura, y que te controlan con las cámaras ( aquí no) pero mis ciudades parecen de cámaras ciudades chinas): es por razones de seguridad- nos dicen ( pero yo no puedo poner una cámara mirando a la calle, por mi seguridad  (invade la intimidad de los demás/ se estaría cometiendo no solo una infracción administrativa, sino también un delito penal, ya que estarías invadiendo la privacidad de otras personas. Mi coche es propiedad privada, no he cometido ningún delito (hablo de delito) y no una absurdez que resulte de una sanción administrativa, pero me observan en él dentro con cámaras en la carretera, en postes, desde helicópteros y drones: pero es por nuestra seguridad /Se establece  que la instalación de equipos y sistemas de videovigilancia se hará en lugares en los que contribuya a prevenir, inhibir y combatir conductas ilícitas y a garantizar el orden y la tranquilidad de los habitantes, una seguridad, por tanto, que debería manifestarse sobre todo en arrestos de criminales, llamémoslos así, ellos los llaman así: que todos conocemos, pero que nunca arrestan. También nos protegen las cámaras de personas que puedan protestar, reivindicar→ en acto→ de viva voz contra el ente social, la política y los políticos: las formas de justicia, y de hacer política.  Esto lo estamos viendo continuamente (incluso hoy mismo en Madrid): así es una herramienta disuasoria (contra aquellos “descontentos” en la sociedad que reivindican formas distintas de sociedad y justiciaLa rebelión de los esclavos en la moral se inicia cuando el resentimiento mismo se vuelve creador y alumbra valores: resentimiento de esos seres a los que está vedada la auténtica reacción, la reacción del acto, de esos que sólo se resarcen mediante una venganza imaginaria. Mientras que toda moral noble brota de un triunfante decir «sí» a uno mismo, la moral de esclavos dice de antemano «no» a un «afuera», a un «de otro modo», a un «no-idéntico» [Nicht-selbst]: y este «no» es su acto creador.  Esta inversión de la mirada que instaura valores, esta necesaria dirección hacia fuera en lugar de hacia atrás, hacia sí mismo, pertenece precisamente al resentimiento: la moral de esclavos necesita siempre, para surgir, primero un mundo opuesto y exterior; necesita, por decirlo en lenguaje fisiológico, estímulos externos para actuar; su acción es radicalmente reacción. luego Sucede lo contrario en la manera noble de valorar: actúa y crece espontáneamente, sólo busca su antagonista para decirse a sí misma «Sí» con más gratitud aún, con más alegría aún..., su concepto negativo «bajo», «vulgar», «malo» es tan sólo un contraste pálido y secundario comparado con su concepto fundamental positivo, empapado de vida y pasión de parte a parte: «¡nosotros los nobles, nosotros los buenos, -nosotros los bellos, nosotros los felices!». (La genealogía de la moral, I, 10.) Por ello, también se puede escribir un libro, como protesta contra la razón: eso ya hoy no asusta a nadie y lo hacen muchos (filósofos), además, ya casi nadie lee librosDiríase que el sabio ha tomado como modelo el triunfo de las fuerzas reactivas no se expresan, fuerzas que no externalizan sus acciones; pues ellas se vuelven sobre sí (re-sentimiento) ―. Invoca su respeto por el hecho y su amor a la verdad. Pero el hecho es una interpretación: ¿qué tipo de interpretación? La verdad expresa una voluntad: ¿quién quiere la verdad? Y, ¿qué quiere el que dice: busco la verdad? Nunca hasta ahora la ciencia había llevado tan lejos en un cierto sentido la exploración de la naturaleza y del hombre, pero tampoco nunca había llevado tan lejos la obediencia al ideal y al orden, establecido” (Deleuze, 1971: 105-106). Por desgracia, los logros culturales, la productividad intelectual, el libre despliegue de fuerzas hoy siguen llevando el estigma de la violencia y la explotación. La razón no es más que un instrumento del orden.

Tengo rabia, creo que se nota… y la quiero expresar, sobre todo a los que se llama (dentro de ese orden que, mansamente lo critican, desde dentro claro está: a vosotros «¡… los nobles, …los buenos, …los bellos, …los felices!». … se han mencionado algunas condiciones bajo las cuales, a pesar de nocivas influencias contrarias, puede al menos nacer el genio filosófico en nuestro tiempo: libre virilidad del carácter, temprano conocimiento de los hombres, nada de educación erudita, nada de apego patriótico, ninguna necesidad de ganarse el pan, ninguna relación con el Estado; en una palabra, libertad y sólo libertad: el mismo elemento extraordinario y peligroso en el que les fue lícito crecer a los filósofos griegos. Quien quiera reprocharle, como Niebuhr reprochó a Platón, que es un mal ciudadano, que lo haga y se limite a ser él mismo un buen ciudadano (hoy todos lo hacen): éste tendrá razón, y lo mismo Platón. Otro habrá que interprete esa gran libertad como presunción; también éste estará en lo cierto, porque él mismo, con esa libertad, no sabría hacer nada razonable; y, por lo demás, si la desease para sí sería, es cierto, muy presuntuoso.. /… Aquella libertad es verdaderamente una culpa grave, y sólo podrá expiarse por medio de grandes obras. En verdad, el común de los mortales tiene derecho a mirar con rencor a cada uno de esos privilegiados: mas quiera algún dios librarlo a él mismo de convertirse alguna vez en uno de ellos, es decir, de verse tan terriblemente comprometidoPerecería enseguida en su libertad y en su soledad, y se volvería loco, un loco malvado, por el aburrimiento.  De Schopenhauer como educador, Tercera consideraciob intespestiva (Nietzsche)

Poe cierto, Kant fue para (Nietzsche), un “demorador” (Tardanza en el cumplimiento de una obligación desde que es exigible) A diferencia del imperativo hipotético, el categórico exige incondicionalmente que hagamos ciertas cosas o que las dejemos de hacer ¡Y no me hables ahora del imperativo categórico, amigo mío! Esta palabra hace cosquillas en mi oído y tengo que reír, a pesar de tu presencia tan seria: me hace pensar en el viejo Kant, quien, en castigo por haber introducido subrepticiamente "la cosa en sí" -¡un asunto bastante ridículo también!-, quedó sobrecogido de temor por el "imperativo categórico", y con él en el corazón regresó extraviado nuevamente a "Dios", al "alma", a la "libertad" y a la "inmortalidad", igual que un zorro que regresa extraviado a su jaula- ¡y su fuerza y astucia fueron las que habían roto esta jaula! (Nietzsche, 1990, § 335: 193-194).  “La razón no es más que un instrumento y Nietzsche advertirá cómo Kant en sus propuestas del conocimiento y de la acción, conduce a los espíritus a caer en el instinto del rebaño

"De un examen de doctorado. "¿Cuál es la tarea de todo sistema escolar superior?" Hacer del hombre una máquina. "¿Cuál es el medio para ello?" El hombre tiene que aprender a aburrirse. "¿Cómo se consigue esto?" Con el concepto del deber. "¿Quién es su modelo en esto?" El filólogo: éste enseña a ser un empollón. "¿Quién es el hombre perfecto?" el funcionario estatal. "¿Cuál es la filosofía que proporciona la fórmula suprema del funcionario estatal?" La de Kant: el funcionario estatal como cosa en sí, erigido en juez del funcionamiento estatal como fenómeno". (F. Nietzsche, Crepúsculo de los Ídolos)

"Apenas se encontrará aún en unos pocos eruditos ya viejos una comprensión básica de la filosofía kantiana. Porque los escritores filosóficos actuales han puesto de manifiesto un escandaloso desconocimiento de ella, que aparece del modo más indecente en las exposiciones de la misma, pero que también salta a la vista claramente tan pronto como se ponen a discursear sobre la filosofía kantiana, fingiendo saber algo de ella. Entonces es indignante comprobar cómo personas que viven de la filosofía desconocen en el fondo la doctrina más importante de lo últimos dos mil años, una doctrina que casi es contemporánea de ellas". (A. Schopenhauer, Sobre la filosofía de universidad)


La Razón Instrumental

LA RAZÓN INSTRUMENTAL

RELACIONES DE FUERZA Y PODER

LA RAZÓN INSTRUMENTAL EN LA EDUCACIÓN

POR LA PALABRA

“El Más Peligroso De Los Bienes”


El hombre es un ser social por naturaleza. Es decir, que le resulta imposible vivir aislado: ¿perdón? Pero hable solo por usted: El hombre o sujeto de la sociedad es un cobarde, al que le resulta imposible estar y sentirse solo, ante el caos perceptivo que deviene a sus sentidos de la naturaleza de las cosas y las personas: es un sujeto miedoso, incluso temeroso del vecino, que da forma a estados militarizados igualmente miedosos, del estado vecino, y que teme la oscuridad más que un niño pequeño, y en la tormenta se asusta de su propia sombra.

LA RAZÓN INSTRUMENTAL 

Hoy, próximos a alcanzar el primer cuarto del siglo XXI, y más allá de cualquier duda u opinión, predomina (al igual que mediada la segunda mitad del siglo XX) un sentimiento general de angustia y desilusión. Revelador de ello, y del desencanto de los ciudadanos con la sociedad, es el vago caso que se hace de la realidad o a temas relevantes, enfocada la ciudadanía en todo tipo de entretenimientos, distracciones y circo: el circo de la política (elemento polarizador, como el fútbol que me gusta pero distingo aquí como ejemplo de polarización social), a mayor escala y que mantiene la llama del rencor en la sociedad y a las personas enfrentadas (desconfiando unas de otras: la sociedad española sabe bien de lo que hablo: de hermanos enfrentados y matándose unos a otros): y por lo tanto ocupados los ciudadanos: distraídos de las cuestiones de fondo, más relevantes (lo que son, dónde están y que (sombra) los hace ser como son (en su forma de no-ser, ellos mismos). Pero solo tenemos que poner la televisión, la de toda la vida y echar un vistazo para darnos cuenta de ello y quedarnos perplejos, de lo que los medios nos muestran como realidad: gente chillando y dada al cotilleo, discutiendo sobre la vida de otros, noticias que nos hacen sentirnos seguros sólo en nuestra casa: guerras, pobreza, asesinatos, secuestros; corrupción política, reyes robando, empresas y bancos defraudando, la política bajos mínimos (siempre a ojos del adversario político que alienta con temas de hundimiento a los suyos, contra los otros), todo ello y esto último servido para la comida o la cena en los telediarios, como entretenimiento: el “oscurantismo” es lo que tiene: como si al mostrarse públicamente, de aquel niño que se delata ya no nos debiéramos molestar de lo que ocurre a nuestras espaldas y prestar más atención: en todo caso, ya nos dicen lo que es (y que estamos seguros en nuestra casa, en las manos de otros que manejan nuestra vida a antojo, sirviendo a la irracionalidad). Es más, incluso darnos por satisfechos, y contentos con el castigo y las herramientas que permiten atrapar a la supuesta escoria, en lugar de preguntarnos que las mismas herramientas por las que los atrapan, son las herramientas que las permiten y permiten esa escoria, entiéndase: la sociedad produce su propia basura, que como basura luego, igual que la nuestra la alejamos de nuestra casa, a esta otra la alejamos de las calles y de nosotros: la encarcelamos, todos conocemos a alguna persona, que es hoy socialmente basura, ¿verdad? y todos conocemos a alguien que no merece estar ahí por lo que hizo ¿verdad? no es un criminal, no mato ni hirió a nadie, pero ya no son humanos: como a los enfermos mentales los hemos rebajado a ambos porque no los entendemos, ni entendemos su modo de vida y ser: a escoria social, a basura: personas basura. Lo curioso, es que van bien las ratas, para vender matarratas. No nos dicen que estas ratas son así, invasoras, pero se alimentan y nutren de nuestra propia basura y ser, los convertimos en ese tipo de ratas. Y Nos van bien los asesinatos, para mantener más control en las calles: sobre todos nosotros. Y Nos va bien una pandemia, para ver como de atemorizados están los conejillos, que por sí mismos están encerrados en sus casas y aplaudiendo, aplaudiendo porque están encerrados, pero están seguros de la peste; mientras que yo buscaba cualquier excusa, como creo que tantos otros, solo para escaparme de mi casa. Y tuvo que llegar esta pandemia, para ver y reconocer que es lo mismo que nos ocurre (de esa angustia, pero amplificada) cuando nos quedamos a trabajar por obligación, en vez de irnos al campo un fin de semana; y lo mismo o peor cuando no podemos irnos de vacaciones, y escapar a lo que se llama monotonía, pero que dramáticamente nos lleva a la otra monotonía de las vacaciones, el cerco dentro de otro cerco: la ilusión de salir del cerco. Desgraciadamente, ya no sabemos vivir en el caos de la naturaleza; y como a Kant: nos asusta en su frondosidad durante el día, y en su oscuridad por la noche: nos pone enfermos (a algunos asmáticos de polen), a otros ansiosos e inseguros tanto de sus silencio como de sus sonidos.

Luego las nuevas tecnologías han venido a terminar el trabajo para que el conejillo siempre este entretenido en su madriguera: sin mirar la realidad, no aportan nada diferente como en YouTube (quiero decir a la gran mayoría, pues yo he aprendió bastante de YouTube solo dejándome llevar, escuchando, observando y pensando en ello) pero donde no dejamos de observar los residuos estrambóticos de poderes míticos del pasado: médiums y magufos, ufólogos, profetas del devenir y fanáticos de todo tipo, que esperan al mesías destructor, y que conviven con las más obtusas fuerzas del futuro: jovencitos de gran desparpajo dándonos clases de todo lo fútil y situado más allá del bien y del mal a la altura de la mayor estupidez e inmadurez humana, dispuestos a toda (estupidez posible e imaginable) con tal de “triunfar frente a sus semejantes”, sin olvidar la palabra mágica del momento: dale al me gusta, no te cuesta nada, (pero si te cuesta: te cuesta aquella perspectiva heterogénea y necesaria para por el propio juicio aprender a discriminar del contenido y evidente es esto en las cosas que son, a la vista- ahí para que le des más veces al me gusta y estar todavía más presentes ahí, evitando por este acto tan simple, las que deberían estar (otras) dispuestas a nuestro juicio, aunque no te gusten. Entiéndase: que luego vemos solo lo que nos gusta, aunque sea una memez y nos aleje de lo heterogéneo y necesario.

RELACIONES DE FUERZA Y PODER 

Esta es una crítica, dura, al modelo o paradigma (social) presente, que encontramos en las actuales instituciones del estado político-sociales, y a sus relaciones de fuerza: poder (que pretende la nula inteligencia de individuo) por medio de la razón segunda o (razón instrumental) Instrumentalización, en la educación: escuelas y universidades ―pero, igualmente, esto es observable en todos los ámbitos de la sociedad― utilizando todas las formas (instituciones y leyes, dentro del estado como aparato, instrumento por el cual aplicar sistemáticamente (la forma) .Estas relaciones de fuerza se ocultan al instaurar un poder por medio de unos significados legítimos (que son útiles al estado, y no al individuo) e ilegitimando otros modelos (sean de conducta) no convenientes o contrarios y a los que humillan, aíslan y controlan, dejándolas sin libertad y con muy poco de "ellos mismos" (control coercitivo). Este poder es espejo luego en las escuelas (donde unos críos imponen su fuerza sobre otros) a partir del espejo social en el que se representan. En tal sentido, sus efectos no son atribuibles a a ciertos dispositivos que le permiten funcionar plenamente (tolerancia social a la coercividad: nadie hace nada ante el abuso) donde la otra parte de la relación (el sujeto-del estado), fortalece el ejercicio del poder al ocultar la procedencia del poder.

Pero no hablamos de teorías en este blog, hablamos de realidad. De filosofía de la realidad social y la coercividad del estado hacia el individuo consentida por los (mismos sujetos del estado) que lo toleran y consienten, por su miedo irracional dándole (aquella forma: coercitiva y disciplinaria) consienten (su forma) a imagen de su propia forma (estado y sujeto, temerosos del individuo libre: una llama que hay que sofocar, no sea que se extienda): No hace demasiado me registró el coche la guardia civil, me venían siguiendo desde dos km atrás. Me bajé, lo registraron, no contestaron a mis preguntas, siguieron buscando y finalmente me dijeron, que fue porque el coche estaba muy sucio. Lo extraño viene después, esto fue en la puerta del súper, y cuando entro me preguntan: ¿qué paso?, qué estaban buscando, querían decir, a lo que respondí, deberías preguntarle a ellos, por qué estaban buscando algo en mi choche que no encontraron, y sin una razón o causa: solo me dijeron que estaba el coche sucio. Todo muy normal para el dueño del súper (¿entonces no paso nada me dice?), a lo que le respondo: Antonio, claro que paso, han hecho lo que les ha dado la gana conmigo y en mi coche, delante de personas que conozco, y sin ninguna razón, eso paso. Pero no lo ves. Ni lo verás así hasta que a ti te pase… (o a veces, ni siquiera entonces: como bien demostró la pandemia: todos aplaudiendo, a la vez…”J”). “Todo poder que logra imponer significados (morales) e imponerlos como legítimos disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza” 33 Pierre Bourdieu. Pero este estado de borregos (dije borregos, si) inicia desde mucho antes cuando se identifica a los zorrillos que podrían espantar el corral (la segregación del que tienen el coche sucio, por los conejillos siempre blancos y reloj nuevo). Iniciado este proceso de segregación entre individuos, y preservando el debate y conocimiento útil social (en su forma racionalista para servir al estado) apartando y seleccionado unos y de otros; además, de por medio de una dogmatización (Afirmando y exponiendo opiniones e ideas, no realidades, propias como si fueran dogmas o verdades indiscutibles), y luego encubriendo la relación existente entre medios y fines de la educación dirigida (a la formación profesional generalizada dentro de una forma o sistema integrador (que no promueve la inteligencia: distingamos aquí entre inteligencia y razón) sino fomentar la razón de unos y otros, universitarios o no, a servir (racionalmente) dentro de la forma (del estado), en su forma (de sujeto del estado) proyectando estos mismos la imagen del estado, en su propia imagen, (por ejemplo de las empresas en su maraca España, o en un europeo o mundial de futbol, el sujeto y su bandera, marca España, o la misma guardia civil), lo que constituye una acción malvada y vil por medio de una maquinaria altamente eficiente, que desnuda y confisca al individuo de todo cuanto habría de definirle, vistiéndolo, luego con cuánto habrá de definirlo homogeneizado: una montera y una bandera. Cuando en España hay muchas luces y sombras, tonos de colores, bombos y gaitas pulpo, cocido, paella y panderetas. Pero Siendo el mismo Poder, el Estado, por sus leyes →sanciones y castigos en última instancia aquel que posibilita estos actos “razonables” a la vez los "Irracionales” (pim pam toma Lacasitos) pero Razonables, en tanto a una especie de razón amparada en el funcionamiento abstracto del mecanismo pensante, sin reparar en el contenido de esa razón o mecanismo pensante: publicitando en los medios, de un lado el estado lo que nos dice que es malo, beber, pero luego permiten la publicidad en medios de la cerveza y licencias a locales donde beber . Una especie de razón, por tanto que puede designarse como razón subjetiva, pero subjetiva de quién o qué, y de carácter eminentemente instrumental, que no evalúa los fines mismos e “irracionales” de la acción→ su causa, sino que manipula la objetividad para favorecerlos al infractor (y multar), y con ello la autoconservación del sistema productivo industrial y de control, policial y coercitivo.

Hace tres semanas, me hicieron una prueba conduciendo y di, positivo: positivo en bravo y firme. Y mientras me multaban pregunté si podía decirle algo al guardia civil, este asintió y le dije: Vas de verde y perteneces a un cuerpo que se muestra firme, este me miro y asintió, y le dije igual que ese olivo: verde y firme, como un olivo, pero tú no eres un olivo, ( me volvió a mirar pero proseguí) el olivo aunque está dentro de esa rotonda, como ornamenta, por encima de todo y si te fijas “no solo está firme sino que se eleva firme en sus nuevas ramas hacia arriba, aun ahí dentro; primero es olivo, luego será lo que el hombre quiera: a la fuerza, pero primero es olivo. Tú me multas por que lo dice una máquina, pero me dices que estoy y me ves bien, entonces no piensas (no eres tu pensando) no obras por ti mismo, por tu razón, no eres tu sino un instrumento que obedece a la máquina. No eres un olivo. Pero, necesitamos, y lo necesitamos urgentemente que estos olivos, precisamente se reconozcan ya, olivos y no nos abandonen. Y si no puedes hacer que tu vida sea como la quieres, al menos intenta esto tanto como puedas: no la deshonres en el contacto apiñado con el mundo, en los muchos movimientos y la charla —Cavafis.

LA RAZÓN INSTRUMENTAL EN LA EDUCACIÓN 

Durante siglos la filosofía, los textos filosóficos, han tenido una particularidad, más allá del pensamiento que exponen: es el lenguaje que emplean (racional, muy, muy racional, digamos que casi ininteligible para una persona inteligente). Este lenguaje, académico y técnico (propio de la razón), como antaño ocurría con el latín en los textos de la iglesia, mantiene hoy al margen del entendimiento de éstos (de una forma existente dentro de la sociedad) al grueso de la masa social. Esto es una (forma) de elitismo: o monopolio del pensamiento (racional) y que casi nadie, con dos dedos de frente se avienen a leer, una discusión cerrada por tanto ―de la que en la actualidad la clase obrera, sin formación académica, se ve apartada de las teorías tal como fueron formuladas por los “grandes” pensadores racionales, políticos y sociales del siglo XVIII y XIX y ya no digo algunos del XX― y por el que sólo se accede a él a través de los cauces pedagógicos y dogmáticos de nuestra sociedad, desde la educación en la escuela, desde en el colegio, pasando por el instituto y llegando a las universidades y escuelas filosóficas (en este caso) afirmados luego todos (en una forma reconocible) a imagen de aquellas en aquellas, en las que se reflejan. Un camino largo y tedioso, que muchos repudian (no se dice la causa: les aburre) y, por consiguiente, algo se va a perder en el camino, aunque también algo se gana. Se pierde, precisamente, la educación plena de todos los individuos pero, también con ello dogmatizarse en la razón absurda (y ser un nuevo limitanei o habitante de absurdistan) y de ahí: que algo también se gane. Pero no nos alegremos todavía.

II

A menudo y si uno lo piensa, parece natural no querer seguir estudiando después de la fastidiosa experiencia en colegios e institutos (aburridísimos) o, tras pasar un tiempo en la universidad: que por cierto y a día de hoy, en poco o nada se parece o tiene que ver con lo que fueron y representaron antaño las universidades, ahora todas al servicio del paradigma, en lugar de cuestionarlo y, en todo caso, como mero ente administrativo del estado, proveedor de visados para trabajadores cualificados, donde muchas veces se otorga este visado, para no dejar entrever las estadísticas y sus pésimos resultados y penosas notas. Pero, tan natural es hoy no querer seguir estudiando, que parece incluso obvio para muchos no querer y no hacerlo, de no ser por la necesidad de ese visado laboral; y tan obvio resulta esta opción de "abandonar", que parece estar ahí como otra opción más, para que se "conciba" y se "abandone". Para dejar de estudiar y no ir a la universidad: llena solo de conejos. Posiblemente parecerá algo accidental o coyuntural; pero no se llega a tal punto por casualidad o accidente ―como no es un accidente que los ricos estudien en unos colegios y los tuyos en otro― pensar, que hoy un acto consentido dentro de la sociedad, en este caso: que más de dos terceras partes de los estudiantes no lleguen a las universidades por propia voluntad o, no terminen sus estudios, o que un ciudadano cualquiera vaya comprase un coche concreto, o que mi madre me pida la laca Pascual, pensando, que todo ello es a razón de accidentes o caprichos o, consecuencia de buenas o malas decisiones, es poco menos que vivir en la ignorancia. Que la gente abandone la universidad se debe, al igual que cuando alguien compra cosas, a una necesidad, pero no personal, sino social y por la cual la sociedad precisa que hagamos algo, pero no nos lo pide, pues es algo que no va en nuestro beneficio sino en el suyo (por tanto se desestimula, tienta e incita de forma velada). Compramos coches que nos lleven rápido al trabajo, lacas y peines para ir bien peinados, y consumimos y dejamos las universidades, porque de otra manera, no habría obreros, para ir al trabajo en coche, con laca y bien peinados. De lo que se entiende una razón técnica en todo ello, de medios hacia unos fines preestablecidos, y a procedimientos que parecen los más adecuados para lograr tales fines: un proceso segregatorio de castas ― que no existe, por cierto, o eso nos dicen― de obreros, comerciantes, intelectuales, políticos, administradores, banqueros, por el que la sociedad desde que somos jóvenes selecciona en tanto aquello que precisa: obreros de un lado (fuertes) y administradores (dogmatizados) aptos y fáciles de domesticar (débiles) del otro, de los que se tragan todo lo que les dan de comer sin rechistar, y luego te aplauden las gracias; y todo ello a través de un proceso prolongado y selectivo, casi imperceptible: pensado, estudiado y ejecutado con gran maestría por una vasta maquinaria instrumentalizadora para sí (una sombra extensa y alargada/ no persona concreta), que ha demostrado por tiempo y a lo largo de la historia su eficiencia, como la propia realidad demuestra, pero y además, de la que muchos que la conocen (esa sombras) luego se aprovechan, a costa de la libertar y salud de los demás.

III

Para empezar, en las escuelas, ni a niños o jóvenes se les enseña a pensar, siquiera algo práctico (probar su inteligencia y desarrollarla). La practicidad de éstas, de las escuelas o la enseñanza en sus primeros niveles, no va más allá de enseñar lo preciso para poder escalar cursos, nada útil, lo preciso y relativo al colegio o la sociedad, apenas sin juegos o interacciones con otros niños o el entorno: sentados en una silla, en silencio, frente a una pizarra ―cuando un niño es un pequeño explorador, un científico en potencia, un examinador meticuloso de ese entorno― privándole, de toda iniciativa de conocimiento y limitándose a obedecer, aprendemos am obedecer; y a vernos igual que los otros, en fila y mirando a la pizarra, par que nos digan qué hacer, o que nos van a hacer si nos ponemos el cinturón de seguridad, o cuando hace calor, decirnos que el campo se quema. Si nos atenemos a lo que sirven, más que a lo que dicen que sirven las escuelas o se pueda entender de su nombre, estos lugares, no son centros de estudio propiamente, sino guarderías obligatorias: jaulas con batas y pizarras en su interior; un lugar donde cuidar/vigilar a pequeños encerrados (pues no son libres de moverse o salir) mientras los padres que lo ven natural ―pues así fueron ellos educados― se sienten liberados de ir a trabajar tranquilos (que coñazo, y hartura de niños en la pandemia), poniendo toda su preocupación, atención y tiempo parra eficiencia o concentración en el trabajo.

Luego lo curioso es, que ya desde pequeños a éstos se les coloca en grupos homogéneos: la misma edad (e incluso en escuelas de la misma clase social muchas veces) fomentando así la medianía y la pertenencia, en la creencia venida de observar un día si, otro también a nuestro alrededor a todos los que nos rodean iguales a nosotros y nosotros iguales a ellos: vestidos con la misma ropa o uniforme y poco más o menos con los mismos peinados y zapatillas, cuando de hecho, cada uno de nosotros somos individualmente únicos, y por tanto, distintos a los otros, con nuestros sueños y anhelos; que con el tiempo se irán disipando y abandonaremos, adoptando unos nuevos sueños, necesidades y objetivos mostrándosenos por otros primero (como posibilidad), luego impuestos (pero que entenderemos normal) por el ente social. "Por otra parte, el hombre, desde su temprana infancia, se ve tan a fondo encasillado en asociaciones, grupos y organizaciones, que la individualidad, vale decir, el elemento de lo peculiar desde el punto de vista de la razón, se halla totalmente reprimido o bien absorbido". (Crítica de la razón instrumental- Max Horkheimer) La escuela, por tanto ―en lugar de avivar una apertura de mente, una proyección propia del individuo a partir de un conocimiento transversal averiguando en ello aptitudes― los dirigirá en la segregación, teniendo pronto, cuando aún no saben lo que quieren o gustaría hacer, que elegir una cosa (tema o materia) entre todas las demás una (a elegir: observemos que no existe el naturalismo ahí, del catalogo) y descartando las demás; y que luego deriva en una especialización concreta sobre algo concreto pero, igualmente, en una ignorancia general sobre el “Todo lo demás” (entendido este todo como “Todo” y no el todo que se enseña) cuya consecuencia es, poco menos, como cuando al desarrollar la bomba atómica dentro del proyecto Manhattan, se entregaban partes separadas e independientes del proyecto a estudio y por separado a los científicos, y cada uno desarrollaba por separado una parte de aquél: pero entre todos haciendo un algo, sin saber en ningún momento, ni ninguno de ellos, de qué algo se trataba; y de igual modo con nosotros, se nos forma (da forma) y construimos a la vez (dando forma) a la sociedad, sin saber que estamos construyendo, pero dando forma a ese leviatán de la razón / irracional por medio de una falsa moral, leyes, estructuras y organismos: los mismos, que luego como individuos nos concretan y delimitan ( en nuestra forma , dentro de la forma) a imagen de aquella, somos (imagen y creamos su sombra: nuestra propia sombra) mientras que lo hacemos bajo la falsa creencia de que al estudiar y formarnos lo que construimos es a nosotros mismos (individuo) y no, de que lo que realmente hacemos y construirnos es ese “uno” como “ente (forma) el estado. Del que luego nos quejamos”.

No soy bueno creando mundos de fantasía, pues he comprobado cualquier cosa que elucubro la realidad lo supera. Quiero decir, que no hay que imaginar conspiraciones, del todo inexistentes, cuando observamos determinadas situaciones. Estas y sus procesos están ante nuestros ojos, sólo debemos observarlos y estudiarlos. La forma hoy de enseñar, no es exactamente y como algunos dicen, igual a como se hacía en los tiempos pasados. Aquella servía a unas razones muy distintas a las de ahora. Fue durante la durante la ilustración, esto no es una casualidad, que se dio el desarrollo de los sistemas educativos en Europa, que luego continuó durante todo ese periodo y en la Revolución Francesa (Los pensadores de la Ilustración querían modernizar el sistema educativo y desempeñar un papel más central en la transmisión de estas ideas e ideales, por la razón, de lo irracional de un trabajo que explota y subordina a las personas). Sería a partir de 1800 durante la revolución industrial cuando la asistencia se hizo obligatoria a la escuela. La mano de obra en las empresas era muy necesaria y se precisaban obreros en cantidades notables para la industria; entonces, no sólo fue práctico encerrar a los niños en escuelas sino, igualmente apropiado empezar a formarlos y enseñarles a ser “buenos ciudadanos” “buenos trabajadores/obreros” por medio de una moral subordinada: una Ética moderna, y que desde Kant, se había convertido cada vez más, en una "ética mínima" en la que no se aspira a ayudar al hombre a alcanzar el desarrollo de sí mismo y su libertad, sino que incluso ésta verá amenazada pues, ya no se aspira a determinar la naturaleza o carácter de la persona, sino a determinar las leyes de la voluntad de este hombre: las leyes del deber: mirar el reloj y No llegar tarde al trabajo, lo resume, y en ello la preocupación propia de una moral subordinada (conveniente) a la convivencia (para beneficio de la burguesía) explotadora del sustrato social más indefenso y necesitado. Y Cuando esto sucede, cuando se renuncia a decir el bien, y se limita a enunciar el deber por la moral, es porque aquella idea de una cosmología para y con el hombre, ya ni digo en paz con la naturaleza: ha sido abandonada.

Las escuelas han sido y son aquellos lugares donde aprendemos y nos inculcan, más allá de las materias, unas normas de conducta tanto para dentro de las escuelas, como fuera de éstas, además, la inutilidad o falta de motivación que sugieren gran parte de las materias en los primeros años de escolarización para los jóvenes, de inmediato evidencia dos clases de estudiantes: aquellos que son sumisos y manejables que destacarán asimilando cuanto se les ofrezca, sin rechistar y, de otro lado, el grupo de los rebeldes e inquietos (esos en los que el carácter fuerte predomina sobre la sumisión y la servidumbre: los que hacen preguntas, como por qué “Pi” que Se obtiene al dividir el perímetro de una circunferencia (perfecta) entre su diámetro; es un numero imperfecto e irracional, en las matemáticas, que a si misma se definen como exactas y racionales) son los gustarían de aprender de la realidad, los que ven la grieta de la materia, por encima de lo que matera les pretende enseñar, y que pronto estarán descontentos, con muy baja o nula motivación; luego de esta separación, no violenta pero evidente, se distinguirán: aquellos que seguirán los estudios hacia una formación más completa, dirigida, e instruidos por el sistema para en el futuro convertirse en trabajadores de alta cualificación, administrativos (universitarios titulados, obedientes: todos están siempre enfermos: perezosos, solo hay que ver las bajas en la administración cada año de funcionarios) y, luego aquellos otros rebeldes, inquietos e inconformistas ― ya tienen un sitio esperando― de alguna manera serán sutilmente atraídos hacia otros ámbitos de la sociedad, pero ya no el estudio, sino en la formación (muchos profesional obrera) o los autónomos ( estos no faltan ni un día al trabajo, ni con gripe) pero dado que viven en un sistema materialista y consumista, el dinero rápido llamará a su puerta y dirigirá sus vidas ( el débil ve la sombra: no será nada si se distrae de seguir a los conejos, el bravo no la ve: sigue y persigue lo que siente le gusta y lo llama (pero la sociedad: muestra su sombra: los anuncios, y la promesa de emancipación de ser “el mismo”, y no depender de sus padre, ni de nadie ¿pero qué es ser uno mismo? No se hace la pregunta y solo se laza a la luz; y lo hace sin recorrer antes la oscuridad de la luz: sin reconocer tras de ella la sombra; y que esta es la proyección de su propia sombra. Luego El débil ni lo piensa, y la razón lo sabe, que no tiene el valor (seguirá estudiando para no-ser: evitando ser lo que más le asusta: un obrero entre otros obreros: una oveja entre lobos, perdiendo a cada día su instinto: pero entre lobos. Estos bravos son una amenaza al ejecutivo (son iguales a los que mandan) y mucho antes de terminar de formarse o saber que quieren o desean, abandonarán los estudios, serán dirigidos por la sombra del la sociedad, que conoce su sombra: decidirán emanciparse trabajando, con la consecuencia de que aquellos individuos de carácter fuerte serán encaminados a la producción y no al conocimiento (porque no hay nada que conocer de la razón, sino su irracionalidad reptiliana de medios y fines, y se darían cuenta de la infamia de que al fin solo está la nada) del consumo por nada, y el gasto por nada y para nada.

Ignoro, si alguien se percató del hecho, de que si todos los niños aprobasen el colegio, y luego todos el institutos, no habría universidades ni lugar donde acogerlos a todos; como en tiempo de pandemia, cuando debido a la alta incidencia de un virus todos enferman, no habiendo luego lugar para ellos donde estar ( faltaban hospitales), y para lo que la sociedad, tan organizada y diletante en tantas cosas, en esto no ha reparado, ni siguiera se ha preocupado de tapar su grieta (pero somos imbéciles; todos ponemos un clavo y crucifijo allí donde hay una en la grieta de la pared) y así no ver, o no querer ver precisamente lo que se pretende: la exclusión de los de carácter y difíciles de someter del ámbito del conocimiento (de la razón absurda) y de lo falso imaginado y de unas ideas que no conducen a nada; como el cero en las matemáticas), por ser determinantes y mostrase inteligentes y objetivos frente a la realidad, en una sociedad de vagos mansos y racionales. Imaginan: aun autónomo por la mañana desayunando y leyendo a Trias. No hay tiempo para tonterías en la vida real, cuando sientes sus botas sobre ti todos los días. (El artista y la ciudad 1976 / Trias) y en todo el libro, no habla de siquiera aparcamiento para descargar. Así el acceso a las universidades no es por aptitudes, sino por mostrar muy buenas notas en la sumisión a todo conocimiento inútil, sin mostrar duda o reproche por ello y aplicados en conseguir la siguiente meta: a estas alturas los estudiantes ya saben lo que quieren, igual que los que dejaron de estudiar: (trabajar unos / graduarse otros) pero ninguno quiere ser él. Y al ser preguntados unos y otros dirán: seré administrativo, soy albañil, soy abogado, y se someterán sin resistencia a todo aquello que se pida y ofrezca “y aquellos dominados, que han tomado siempre la moral que les venía de los señores, con mucha más seriedad que estos últimos, creerán en el mito del éxito aún más que los propios afortunados” (Dialéctica del iluminismo- Max Horkheimer & Theodor Adorno)

No cabe duda que lo irracional, dentro del sistema democrático, y mediante diversas maneras ha adoptado formas de manipulación, e igualmente de dominación menos ostensibles que en el pasado; pasando apenas inadvertido, frente a una ciudadanía entregada a la locura del consumo indiscriminado y el ocio, bajo el tinglado bien pertrechado de la industria del espectáculo y la información: los nuevos poderes, que dispensan a los valores culturales el mismo trato que el ignorante, que desprecia su finalidad más propia y los juzga sólo en función del lucro que le reportan: donde todo depende del mercado, y la propia razón se instrumentaliza como otro factor de rentabilización del producto, perdiendo su potencial emancipador. Tal es la situación denunciada por Horkheimer en Crítica de la razón instrumental, donde se demuestra la actualidad de su obra. Es por ello, que procede ser revisado esta obra, su idea, pues de inmediato se podrán observar analogías del pasado en el presente

 

POR LA PALABRA

El Más Peligroso De Los Bienes

 

 “…se le dio al hombre el más peligroso de los bienes, la Palabra, para que creando y destruyendo, haciendo perecer y devolviendo las cosas a la sempiterna viviente…

 dé testimonio de lo que él es”. Hölderlin.

Desde pequeños estamos sometidos a la palabra, en las escuelas en un principio, que nos adoctrinan en un pensar, sentir y unas necesidades para que posteriormente las hagamos propias, por medio de unas ideas y creencias necesarias y defendidas por el colectivo social, representado por el estado. Para ello utiliza sus métodos propios, incidiendo en valores o creencias como la religión, la lengua, la política o el sexo.

Independientemente, luego de los estudios que tomemos cada uno, es fácil a lo largo de nuestro camino como estudiantes que nos encontremos con aquella sentencia, apoyada por pensadores y científicos, que nos dice que lo que no consigamos entre los veinte y los veinticinco años ya no lo conseguiremos jamás, referido, a una idea bien asentada y extendida, de que la mente humana explota a esas edades para luego sencillamente decaer. Esto lo oirás más a profesores y científicos sobre todo. Sin embargo, es poco menos que decir que un hombre se desarrolla y explota intelectualmente a esa edad, y que allá donde se encuentre en cualquier ámbito de la vida, antes de los veintiocho años, es donde va a permanecer por siempre; y así encontramos a esa edad médicos, científicos y filósofos titulados en las universidades pero, también a carpinteros, albañiles y amas de casa, que como los primeros, no serán más que eso según el aserto: carpinteros, albañiles y amas de casa, según sentencia el mismo y, por lo tanto: no aspires a más, pues aunque lo hagas tu mente no te va a ayudar, confórmate con lo que eres, lo que tienes y lo que haces; pero, sobre todo, Trabaja: y trabaja todos los días. Y todos lo creen así: desde el Médico, al ama de casa, y así conviene al estado que lo crean. Sin embargo, es curioso que antaño fuesen los mayores, esos mismos a los que ahora no hacemos caso y metemos en residencias, los encargados de administrar las sociedades antiguas, debido a su experiencia y sabiduría derivada de esta misma experiencia alcanzada a lo largo de los años (Algo ya a mi ya no me encaja) Y os diré que, en mi experiencia, es cierto que a los 25, por poner un ejemplo, uno ya toma decisiones, pero ahora que tengo 55 puedo afirmar que aquellas decisiones tomadas no eran las más acertadas, no eran las mejor pensadas, las más estudiadas, y ni siquiera las que más necesitaba, quería o deseaba. Eran las que debía tomar, no las que quería tomar. Y tomé las que debía porque a esa edad, tras estudiar y tener una “vaga” idea de lo que podía ser o hacer, lo que quería era también encajar en el mundo al que pertenecía, influenciado, y de algún modo condicionado por éste y la sociedad. De tener que tomarlas hoy, con mi experiencia, mandaría al mundo a tomar viento, de hecho lo hago y hago lo que quiero hacer, y aunque la sociedad espere otra cosa de mí, es su problema y no el mío. Pero, cuando con veinticinco años eres albañil y sabes o crees -porque así te lo hacen creer-, que eso es lo que serás toda la vida, dejas pasar el tiempo y cuando te das cuenta con cincuenta años has formado una familia, tienes hijos, responsabilidades, deudas y compromisos y, en resumen, una vida social sea la que sea; entonces, ya no mandaras al mundo a la mierda, aunque así lo pienses. De ahí, que si te convencen de que con veinticinco años ya con lo que tienes te basta y sobra, y si además te embaucan y facilitan piso, coche y negocio, con ello esperarán que, si alguna vez despiertas a la realidad, sea ya demasiado tarde y tus compromisos y amor para con los tuyos y tu miserable y rutinaria “vida cómoda” te inmovilicen y obliguen tanto o más de lo que te somete el propio estado; y, entonces, habrán conseguido su propósito: No sólo que tú les sirvas, sino que tengas hijos para que le sirvan también.

Pero la palabra tiene además otros peligros, de los que muchos, digamos pretendidos productores intelectuales son dramáticamente inconscientes; y así Heidegger lo afirma, basado en la consideración de que a través de ella, de la palabra, es fácil caer en el error y la desilusión, pues el producto de su poder creador, al verse probado con la realidad, puede, muchas veces, no encontrar correspondencia y, así, el hombre queda sumido en una irrealidad como sucede tan a menudo a muchos autores: poetas de lo banal o novelistas de lo absurdo, que confunden lo esencial con lo no esencial, difuminando así el genuino decir (a lo que la palabra debería servir), poniendo en peligro su función esencial. Un peligro además, que va más allá, pues afecta no solo a los que escriben y difunden esa palabra o pensamiento inútil, sino sus interlocutores o lectores. Pues la calidad, o línea de pensamiento de una persona, lo es precedido, instruido e influenciado en buena parte por las lecturas realizadas a lo largo de su vida, así como por las experiencias propias y adquiridas de ésta. Sin embargo, encontramos hoy las estanterías repletas y rebosantes de lecturas inútiles cuando no absurdas, que no aportan nada más que distracción con poco o nada nuevo o relevante que decir al ser que lee. Coincidirán conmigo que "Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros" — Marco Tulio Cicerón. Nada pues, que ver con la literatura clásica, no es lo mismo leer Orlando Furioso que un manga japonés, o Hölderlin y a su joven Hyperion que crece y vive según los ideales de la Paidea griega: por el que el individuo se considera parte de la totalidad y unido a ella en armonía: “Ser uno con el todo es la vida de la divinidad, es el cielo del ser humano” ¿Donde está hoy Hiperión? me pregunto, cuando un poeta inspiraba a un filósofo, tomándose como referencia para sus escritos. Pero la gente escribe, y no paran de escribir, cualquiera lo puede hacer, lo difícil es que lo escrito tenga algún sentido, más allá del que le atribuyen el significado de sus propias palabras.

Sin embargo, y como hemos podido ver, es cierto que la palabra no sólo puede ser, sino es, la herramienta más peligrosa dada al hombre; muestra de ello es el mal uso que se hace de ésta, y el sometimiento que a través de ella, el hombre hace del hombre, mediante la educación y adoctrinamiento privándole de su individualidad. Pero a pesar de estos peligros, la palabra es para el hombre un bien, al que no puede ni debe renunciar, no sólo porque a través de ella pueda comunicar sus pensamientos y vivencias, sino porque gracias a ella el hombre obtiene y ratifica su lugar en el mundo. “Únicamente donde haya palabra habrá mundo, esto es: un ámbito, con alcance variable, de decisiones y realizaciones, de actos y responsabilidades, alborotos, caídas y extravíos. Pues solamente donde haya mundo habrá historia” entendemos en Heidegger. Pues el hombre es un ser que ha de dar testimonio de lo que es”, y es el testimonio de su realidad lo que hace al hombre ser lo que es, y dicho testimonio sólo podrá hacerse a través de la palabra, sobre la cual tiene su advenimiento la historia misma, pues es la palabra un bien del hombre y sólo a través de ella puede realizarse como tal, sino perece frente a ella.

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