THIS IS THE CUESTION ¿ESTAMOS ATRAPADOS EN EL SUEÑO DE LA RAZÓN?

 (Diogenes, 1905 ) Jules Bastien Lepage

Me pregunto, si es posible que nos encontremos próximos a un ocaso: advirtiendo de éste la mayor miseria que se ha dado jamás en el pensamiento ¿Hay alguna tragedia mayor que aquella, en la que se encuentra hoy la filosofía? Cuando ésta ya no tiene nada que decir; más desde que los intelectuales quedaron atrapados en el sueño de la propia razón, siendo incapaces de asimilar, adaptándose y poniéndose a la altura de los avances de una nueva ciencia, cada vez más moderna, que derivaría en signo y representación de la civilización moderna; decidiendo luego así ocuparse de cualquier cosa, menos de aquellas que realmente interesan*. Lo cierto es, que “ahora y desde hace años sumida en una profunda crisis, olvidada por el hombre común y desterrada al plano de las universidades y de la academia, la filosofía se contempla como la actividad de personas “confinadas en ideas y pensamientos” que se encuentran al margen de la realidad cotidiana, sin salir apenas nunca de su pequeña órbita profesional, de su mundo (de imaginaciones y fantasías) y círculo más inmediato. Igualmente, la falta de entusiasmo, la moderación de los criterios y la disolución del alma moderna en todo aquello material, vano y absurdo han hecho que perdamos la costumbre de sentir aquel viejo consuelo de la rabia debilitando así, no solo el vigor de nuestro corazón, sino también el de nuestro pensamiento”. ¡A esto nos han conducido siglos de educación y de erudita majadería!"(que diría Ciorán). Es entonces que surge una cuestión al margen de saber, si la filosofía sirve o no sirve o, cómo debería servir y, nos preguntamos ¿a quién sirve la filosofía? He aquí la cuestión y, entiéndase por servir: obrar al servicio de, o proveyendo a ―de manera directa o indirecta― una persona, empresa o causa obteniendo esta (persona, empresa o causa) un beneficio como tal (material) de haberes sea, en la contabilidad de su cuenta corriente o bien, de estatus personal y social. Y les advierto... ya una respuesta asoma, por sí sola, aunque se requerirá de una admirable dosis de osadía para dirigir lo que se resuelva de la cuestión, sin vacilar, contra las imponentes defensas: fortificaciones, que se advierten ya cargando cañones de tinta, en la lejanía. 

A quien sirve la filosofía, acerca de la congregación para el pensamiento correcto.. 


© Copyright 2001/2009 – 2020 Jorge Maqueda Merchán

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