Saturno devorando a su hijo: obra ante la cual sobran palabras. Pertenece a la colección de Pinturas Negras que Goya produjo en las paredes de La quinta del Sordo ⸺sobre
revoco⸺ vivienda ésta que adquirió hacia 1819. Saturno devorando a su hijo es una de las obras más impactantes, no ya de toda su creación artística,
sino de toda la pintura universal, además, de paradigma de como el propio
estado anímico y las circunstancias propias que rodean al artista (y España) en un
determinado momento, influyen en su producción; de ahí que este trabajo sea señalado por muchos críticos y especialistas en arte como uno de los puntos de
partida del nuevo expresionismo. Cabe destacar, antes de
proseguir, que esta obra Junto a otras, fue copiada del revoco de la pared de
la casa donde había sido originalmente pintada, y trasladada a lienzo a
partir de 1874 por Salvador
Martínez Cubells (pintor y restaurador), tal y como le había propuesto un banquero francés de
origen alemán Émile d’Erlanger, que tenía intención de venderlas en la Exposición
Universal de París de 1878. Finalmente en 1881, d’Erlanger las cedió al Estado
español, que las destinó al Museo del Prado, donde se exponen desde 1889.
Acerca del mito: Saturno, dios romano de la
agricultura, Cronos para los Griegos, joven dios y Rey de los titanes relacionado
con el tiempo y las estaciones. Normalmente, Saturno es representado empuñando
una hoz o guadaña, instrumento agrícola que concretamente fue usado por Cronos
para castrar a su padre Urano y así destronarlo. Después, supo que sufriría el
mismo destino que su padre y, para evitar la misma suerte, decidió devorar, uno
tras otro y en cuanto nacieran, a sus hijos. Finalmente y como no podía ser de
otra manera, Zeus, su sexto hijo, que había sido puesto a salvo por su madre Rea en la isla de
Creta, cumplió su destino.
Es obvio que Goya no se
limitó únicamente a representar el mito, mostrándonos, de este modo una alegoría
de como el paso del tiempo consume todo a su paso. Saturno, muy lejos de ser
representado en la forma que entendemos o hemos visto representada por otros
artistas, nos es presentado como un monstruo deforme de grandes
miembros, con ojos desproporcionados, y provisto de una crueldad desmedida. La
imagen surge de la más absoluta negrura, una lobreguez y obscuridad donde la
luz únicamente existe para alumbrar la escena, cargada de una violencia
explícita y espantosa; donde
vemos clavarse los dedos del Titán, desgarrando el cuerpo ya inerte de su hijo que,
a grandes bocados, es devorado con brutalidad. Goya muestra
a un hombre ya adulto, alejado de esas otras representaciones del mito, dándonos
a entender el irremediable avance del
tiempo, ante el cual el hombre, sin defensa alguna, está a su entera
merced.
De otro lado, la técnica utilizada por Goya es muy poco
ortodoxa para la época, pinta sobre un fondo oscuro y a grandes brochazos, y no
le es casi necesario pintar las zonas más oscuras; y al igual que en el resto
de la colección utiliza una reducida gama de colores, en esta ocasión pálida, para una
mejor identificación con un personaje ya viejo y decrépito. Como
dato, y para una mejor comprensión de este cuadro y de su obra, Goya lo pintó, al igual que toda la serie en la que se incluye, ya a
una edad avanzada, sordo, recién recuperado de una grave enfermedad y después de haber vivido los horrores de la guerra. Razón por la cual se ha llegado a decir
que la imagen era una representación, a su modo, del rey Fernando VII
tragándose a su pueblo. Si bien, y al margen de ésta, y de cualquier otra especulación
en tanto a que podría representar más mas allá de lo pintado, lo único cierto
es que estamos ante una obra que muestra la transformación de un
artista apasionado, cuya vida y experiencias cambiaron por completo su pintura: de pintor de
corte a pintor del pueblo, de cronista de guerra a, como nos ocupa en este blog,
indagador de los más profundos miedos y terrores del hombre.
Autor: Francisco de Goya y Lucientes
Año: Entre 1820 y 1823
Medidas: 143,5 cm x 81,4 cm
Soporte: Óleo sobre pared, trasladado a lienzo
Tema: Mitología, arte figurativo
Estilo: Romanticismo
Localización: Museo del Prado, Madrid
Año: Entre 1820 y 1823
Medidas: 143,5 cm x 81,4 cm
Soporte: Óleo sobre pared, trasladado a lienzo
Tema: Mitología, arte figurativo
Estilo: Romanticismo
Localización: Museo del Prado, Madrid
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