Cada cual es dueño de sus propios actos, y esclavo de sus palabras — nos dice Kimero. Por lo tanto, no hay más responsable de nuestros actos y de las consecuencias de aquellos que nosotros mismos. Si bien, nada malo hay en obrar y errar, que es muy humano; tan humano como lo es pretender justificarse con palabras que nos contradicen y desmienten pues, niegan hoy aquello mismo que afirmábamos otro día. Por lo tanto, «La palabra precisa tal vez sea efectiva a veces, pero — sobre todo en este y muchos otros casos —ninguna palabra jamás será tan efectiva como un silencio preciso».- Mark Twain
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