¿A QUIÉN SIRVE LA FILOSOFÍA? " SOBRE la congregación para la doctrina del pensamiento" /Jordi maqueda

 ¿A quién sirve la filosofía contemporánea? He aquí la cuestión y, también, una respuesta o, lanza que no admite discusión; solo encuentra y se hunde: en el corazón del adversario cuando le acierta. Entendiendo, para empezar, que la filosofía contemporánea y "establecida en la sociedad” sea para el estudio —en escuelas—, la difusión —en librerías y bibliotecas— o, como disfrute personal sirve y beneficia principalmente, no tanto a quienes la producen o produjeron —que son pocos o ya están muertos y no protestan— sino primero y más, mucho más —que a autores o herederos— a quienes la reproducen, sean estas: editoriales, publicaciones especializadas, universitarias etc. Incluyendo, en este grupo de beneficiados, como subgrupo, a quienes la inducen de sus diversas formas: la más extendida en forma de libro como “estudio” que, muchas veces es fomentado por aquellas primeras, resultando con ello un “estudio” muchas veces parcial ,en tanto que subjetivo, y beneficiando en todo caso al autor y/o a los intereses de quien lo promueve. Después, están aquellos quienes encuentran su beneficio desde las cátedras o sillones donde se sientan y, que en la filosofía encuentran el pan que les sustenta a ellos y sustenta sus egos y, por qué no decirlo: sus ansias de poder y aspiraciones de ascender en lo social; pues ¿a quién si no sirve de verdad la filosofía? Yo recuerdo ahora a un ministro pero, realmente ¿a quién provee de alimento? Alimento que fuera en la vida o en la calle sirva de sustento, valiendo, para afrontar quehaceres en la lucha cotidiana del día a día. Mas se da el caso, que si a algunas personas a llevar una vida plena les ayuda la filosofía (entendiendo una determinada forma de pensamiento o a un filósofo concreto) es curioso, que cuando se expresan o expresan lo que sienten o piensan al respecto, sean aquellos —que fomentan la filosofía desde las escuelas— los mismos, que juzgan mal a quienes por la filosofía igualmente se orientan pero, difieran, o interpreten diferente —y todo en la vida es interpretar— en el modo de pensarla o practicarla, aunque todo devenga de un mismo fundamento o (texto) alegando: “Muchacho no pienses, no tienes escuela”. Y luego... ¿cómo discutir con ellos? Es absurdo. Si lo intentamos nos abruman, como buenos letrados en un juicio con textos y papeles, justificándose unos papeles a los textos y los textos a los papeles; hundiéndonos entonces a nosotros y aquel razonamiento humildemente expuesto, en la miseria más absoluta “mediante cuchilladas de silogismo, pues tiene el dialéctico un instrumento implacable con el que ejercer su tiranía, y condenar al vencido porque le obliga a tener que probar que no es idiota: enfureciendo así a los demás, a las vez, que le niega toda ayuda. El dialéctico reduce el intelecto del adversario a la impotencia” (Nietzsche). Y a mi pesar, opino que llámese o llámenlo como se quieran, pero esto no es filosofía: “es una congregación para la doctrina del pensamiento” que, en conformidad con su razón de ser, dentro de la curia de aquellas “Escuelas Filosóficas” que pretenden la dominación y razón en el pensamiento universal promueve: colegial y regularmente encuentros, e iniciativas, para difundir el instrumento mediante el que ejercen la tiranía en sobre otras corrientes del pensamiento; defendiendo, siempre con ferocidad aquellos puntos del pensamiento establecido y, que puedan estar siendo puestos en peligro como consecuencia de nuevas tendencias o movimientos contrarias/os y, que la amenacen; o bien, amenacen, la teoría general de la ocupación el interés y el dinero cuando, no puedan ser aceptables aquellas ideas al sistema que les promueve y financia, tanto a ellos, como a sus instituciones de adoctrinamiento. Y así, pasamos de filosofía a religión, con una curia, que igual que la iglesia, promueve, doctrinas desde sus propias instituciones o escuelas de adoctrinamiento —principalmente universidades—. Doctrinas, que son el tipo de doctrinas: pensamiento o filosofía que interesan al Estado que las promueve; que interesa y no da problemas, retroalimentando al sistema y al estado de individuos, adecuados, a este. Pero... exactamente por qué, digo que es “Religión” ¿Es esto posible? La Religión es básicamente un dogma, un culto y un clero. Dogma (es un conjunto de creencias inalterables, como los principios en filosofía). Un culto (es el hecho de poner en práctica por medio de ritos ese dogma o, en filosofía sus principios). Y un clero (son los encargados de mantener y conservar el dogma y que se muestran como oficiantes —sean curas o en este caso maestros— del culto y, que preserve el dogma de su pensamiento) la imagen de la sombra del conejo blanco, que siempre se mira el reloj. Veamos ahora, miremos a un lado y observemos la filosofía de hoy en las universidades o, mejor observemos el “Materialismo Filosófico” observemos así sus escuelas (universidades en las que se imparte) y fundaciones y, quien no vea en esto (dogma culto y clero) es marioneta y, además, está ciego: “Cuando el hombre cree en algo, cuando algo le es incuestionable realidad, se hace religioso de ello” (Ortega y G.) (Religio no viene, como se acostumbra a decir, de religare, de estar atado el hombre a Dios. Como tantas veces, es el adjetivo quien nos conserva la significación original del sustantivo, y religiosus quería decir ‘escrupuloso’; por tanto, el que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente) y, díganme, ¿conocen a alguien más escrupuloso en lo intelectual que el catedrático de filosofía? Yo no. Igualmente desde antaño la filosofía se ocupó del estudio filosófico de la religión incluyendo, argumentos sobre la naturaleza y existencia de Dios; sobre el problema del mal y, sobre la relación entre la religión y otros sistemas de valores como la ciencia y la ética; tanto, que si ahora podemos distinguir entre la filosofía de la religión y la filosofía religiosa, no era tanto así antaño o ¿no fue ya una cosa esta y ésta la otra? Termino pues, por el momento y lejos de reclamar condescendencia mejor, esperaré la crítica; pues nadie (adoctrinado en el sistema secundará lo expuesto) y es tan licito, como entenderlo es de sencillo: el alumno que aún no lo es, lo quiere, lo siente y desea por todo los medios cuando pueda y se lo permitan, pertenecer a la curia del “pensamiento cierto, de escuela, correcto y establecido” que no hallará más fundamento que aquel, que a la vez que sirviéndose a sí mismo y al que le formó, sirva igualmente al sistema que lo alimenta.



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