UN TEXTO DE 2024 SOBRE OTRO ANTERIOR DE 2020 i MOVIENDOSE⟶ EL HOMBRE ANTE LA NECESIDAD DE SABER ANTES I DE UN LABERINTO DENTRO LUEGO DEL MINOTAURO UNO Y DE LA PARADOJA DESPUES / JORDI MAQUEDA En Aceuchal - Badajoz (España)


La imperiosa necesidad de saber
The urgent need to know 

JORGE MAQUEDA MERCHAN
JORDI MAQUEDA en Aceuchal - Extremadura (España)

UN TEXTO DE 2024, SOBRE OTRO ANTERIOR DE 2020 i MOVIENDOSE 

PALABRAS CLAVE

SABER; CONOCIMIENTO; INDIVIDUO; ANTES; SUJETO;, ANGUSTIA;FILOSOFÍA;
SABER; LABERINTO; MINOTAURO; PARADOJA; DESPUES

1-La imperiosa necesidad de saber


1.1 La evolución como movimiento del pensamiento igual movimiento incesante hacia⟶ Darles un sentido propio a nuestros actos de antes i más allá del sentido que puedan darle los demás e incluso nosotros mismos es el principal anhelo i→ luego de encontrar su sentido a aquello que nos sucede es después que entendemos de lo que hacemos en la vida i→ que no-es aquella certeza en la que i de antes se está como en un programa de viaje i puntos concretos a concluir luego llegando después a su fin / sino que más bien se trata de aquella i otra certeza a la que (uno él) que llega en tiempo i lugar concreto i en el que se está luego i de otra manera como antes después obrando (él  que es en función de aquello que nos dicta el corazón i  todos de antes entendemos i luego comprobamos muchas veces al colapsar i ver después de nuevo florecer i lo mismo las expectativas durante un mismo tramo de la vida o viaje Y es en ese mismo sentido i precisamente en este tramo de vida viaje i desde antes que ahora i de otra manera como antes i lo mismo por las palabras que se Remprende desde donde yo habría de sentir después como ruptura (catástrofe lo llamaría Zeeman) i de la necesidad de renunciar a una idea o proyecto entonces un viaje i más aún al ego en mor luego de escuchar (i del viento) después seguir aquello que de otra manera i lo mismo de antes (arriba) contra todo lo racional cuando menos lo esperas (abajo) te lo dicta i del corazón ser después hacia⟶ desviándome de nuevo desde donde i como cogido de la mano antes la curiosidad de luego la necesidad de conocer después me habría de conducir a entender de algo i saber / que algo es siempre antes i en la realidad luego una cosa después  concreta i-ahí.

Luego es un hecho innegable que comprender de antes la razón de las cosas i de algo nos ayuda luego a entender aunque sea a nuestro modo i en tanto a como éstas “cosas” o “entes” luego son a nosotros i se nos representan i entendemos después Lo ha llevado a dotarnos antes de valiosos mecanismos por los cuales luego se premia con emociones agradables que recompensan después i en el individuo de alguna manera ese entendimiento que observamos de otra manera i no lo mismo de1 sujeto que se nos aparece del malestar i-que luego a modo de  ignorancia no-es i dice nada después de aquello que-es i más propio de sí  Y más vale i cierto es que no es más fácil pero mejor antes es decidir vivir a la luz de la realidad i de una forma propia de ser hacia (todas las cosas i de todas las formas i de como son en este mundo / que luego uno  tener que hacerlo después de otra manera i bajo la sombra i oscurantismo  que de la razón no-es aquello luego lo mismo estar que ser hacia  i como uno de antes decidir i luego de atrás la razón iniciar este nuevo viaje i desde un  saber de aquello que-es (de todas cosas que son-ahí) e igual que antes luego moviéndonos ( i del horizonte no hallando sino ⟶  Lo que es i descubrimos  después explicado del camino pues "Nosotros hemos descubierto la felicidad conociendo i del camino hallamos la salida de muchos milenios de laberinto. ¿Quién más la encontró? ¿Acaso el hombre moderno? “Yo no sé ni salir ni entrar; yo soy todo lo que no sabe ni salir ni entrar” así suspira el hombre moderno..." (nos dice uno i no antes sin saber Federico Nietzsche (i luego i lo mismo de él) como el otro es i después de otro nada i que de la pereza antes luego es Limperiosa necesidad de saber / i-que de LNada es suspirar después  Lo innombrable i nombre que no-es ahí i del significante de otro nombre antes i luego del texto Lo que es origen antes i ser de todas las cosas particulares que luego son (i⟶ no son de la conciencia antes de él i (nombre) de uno que no-es  lo mismo después i hacia nosotros igual esa conciencia i⟶ de él a otros que son luego i hacia nosotros De antes i de Lao Tse qué de muchas maneras escrito lo mismo es i se dice de tantas formas luego Lo innombrable que es Lo eternamente real i→ que nombrar(Lo) es el origen de todas las cosas i→que en general son de Lo que es antes i del nombre después que no-es fuera concreto (i gemina) que no define de Lo antes i después innombrable … i-que luego de nadie concreto es (gemina aquello i-que no-es Lo  mismo después que antes i nada del nombre / es decir→ opuesto de las cosas i que son Gemina de otras antes (i luego→ sus opuestas) antes del texto i concretas de un nombre después que no es / i – por tanto no concretas  i de un hombre fuera i que -es de Lo que son las legiones i esclavas de SPQR ( del senado i el pueblo romano) i lo mismo igual de Nerón en el 68 Cuando La Legio VII Gemina (Séptima legión «gemela») es creada de Hispania por el emperador Galba en Clunia (Burgos) cuando este es proclamado emperador por sus tropas en contra de Nerón en el año 68 i luego Desde 69 hasta el siglo V. Variable. Efectivos teóricos: 5120 infantes y 120 jinetes/ i que no-son luego ahí del texto i de un nombre otro) i de Hispania después que signifique ( algo i de alguien concreto i fuera de Hispania después) i de la misma manera otro ejemplo  de  un lugar antes i del nombre después que no define de La antes i después Casa i → que luego de nadie concreto es-ahí i que no se define Lo que es eternamente real  i-que nombrar(Lo) es el origen de todas las cosas que en general son  luego de las que no-son en concreto nada i antes esclavas fuera (i de ningún nombre después que las defina dentro del texto en Hispania ) luego decimos  que luego son gemina  i de sus polos opuestos antes  “almas gemelas” después  i-que en particular de nadie son i –que en términos de personalidad difieren las que son de un nombre después en del texto ( i hombre fuera del texto i del estandarte SPQR ( i del senado i el pueblo romano) las legiones que se sacrifican fuera i-que de Roma no son los que por ellos i por el pueblo romano dejan La casa i de sus familias luego nada)

1.2 Es incluso a una edad tardía i quizá influenciados por una amistad la casualidad o mara i de la curiosidad cuando algunas personas i-que son de antes también de clase i luego nada humilde i después la menos trabajadora i-que sencillamente comienzan a advertir esa terrible seducción que de antes i deseo es luego atracción i una representación de si mismo Lo i que después (no-es i hacia nada moviéndose son) los que viven solos i por ellos son luego i de aquellos  i de otros los temas que van a tratar más allá i que luego son de su quehacer de la nada lo cotidiano Y Digamos que antes son seducidos i de otros como ellos antes de ello son de⟶ no moverse de las cuestiones “metafísicas” que desde un tiempo i luego de antes en otros  lo mismo que en ellos han inquietado la mente de manera fabulosa tanto a personas de comunes como notables) Y Estos últimos ora igual i lo mismo que aquellos luego de antes i de aquellos luego ellos i de la misma manera que otros después comienzan a hacerse preguntas en torno a sí mismos i sobre si mismos desde aquello de si mismos dentro i de si que más profundamente les inquieta aquello i-que porque no decirlo i⟶ que de antes les angustia tanto como ora esto les quema i atormenta después Y esto son I⟶ lo mismo i de antes las palabras de1 texto que ora regresan como tempestades i del viento aquellas las mismas preguntas antes laberínticas que después son de nada i ora forma otra vez son i como antes (del S.VI ac.) i de lo expuesto del) otro Y no como luego luego de antes aparecen expuestas  después de lo que es i de lo aparentemente interrogantes profundos no-son sino i lo mismo i de una pregunta i la misma de antes siempre que atañe solo i del propio ser antes i-que luego (en fecha posterior arriba escrita no-es) i del olvido envuelto de la sombra es con la caída del mito antes luego de la palabra escrita i del logos extraviada después i de La razón su ser no-es de la nada después e inconciencia de lo que se-es i donde se esta cuando la entrada del propio laberinto uno debe reconsiderar-ahí solo i de los elementos propios i⟶ de la razón por la que es-sujeto-ahí dentro i rumiando luego cuestiones envueltas en una densa niebla de desconocimiento i consecuencia de no-ser antes hacia i desde fuera Lo que luego i desde dentro solo (no puede ser luego adentro) lo que i de las preposiciones igual las ideas son posibles solo desde fuera luego dentro i fuera otra vez moviéndonos de ellas hacia  i de la propia experiencia de aquello luego en el medio i de nosotros antes de fuera i luego dentro i afuera otra vez / i-que de lo contrario  i solo desde dentro es angustia de uno i del laberinto i del pensamiento sujeto (él) dentro i⟶ de aquello otra vez donde uno dice nada como signo i deriva después de un alma extraviada en aquello i lo mismo de otro dentro una idea i lo mismo después de nada i-que lentamente pretende como un gusano que es abriendo-se de galerías hacia dentro i del paso i de la nada no quiere-ser luego fuera  i de élLo que antes es lo mismo dentro i de otro luego de la propia experiencia es potencia fuera de lo mismo i nada de otra manera i del medio conciencia pudiendo (él) ser de la experiencia propia de aquello que de otra manera igual que dentro es poseer nada Lo primero i todo lo material antes fuera pudiendo él⟶ ser luego de lo mismo que que dice i habla dentro i del texto lo mismo i nada fuera es (honesto) no-tener nada-ahí material i fuera del texto nada igual después i de lo mismo no-sujeto de nada el individuo es uno i del ser (él) en camino propio i de uno luego de si mismo (él) héroe como  potencia  a ser de lo mismo que de antes i decía nada i ora es de lo mismo sujeto de otra manera igual hacia  distinguirse de otro que de la pereza de antes (él) i-que luego otro igual i lo mismo por la Razón su justificación no-es de si mismo ni propio su camino i-que de otro es aquel que en su lugar no-es  /  i del lugar de otro antes hablando es luego de nada otra vez)  Y no es extraño pues que a resultas del interés del “sujeto luego de otro” después i en algún momento de su vida decida aventurarse y realizar de otro pequeñas lecturas o “incursiones” podríamos calificarlas dado el carácter  breve de éstas i-que tienen como único fin encontrar-se de algunas de las respuestas antes  de otro las preguntas i luego el filosofo que de la misma manera i otros después de la misma forma durante siglos recopilan de libros ideas sobre los estantes i de su librería de otros recopilan sus grandes teorías i ensayos filosóficos i siempre impacientes a la espera de con el tiempo ir de comprendiendo luego compendio (i poder ellos explicar de su no experiencia fuera i de aquello lo mismo i nada  (solo de la razón antes i de los prejuicios i la pereza luego i de un libro  poder i explicarse a otros después (de lo mismo i nada  el profundo significado que de la ambición antes i el deseo de poder luego de un libro que es i despuésla satisfacción del deseo i en una representación de un libro resuelto en Nada después manoseando lo que de otros antes es un saber ser   de lo extraordinario de antes a la pregunta de la que ni ayudan ni proponen solución alguna de lo mismo i de la razón luego de otra  manera sintiendo después hacia   i de los innumerables problemas que día tras día plantea la vida igual i de uno ser de lo mismo i que de los demás sentimos lo mismo arriba que abajo sentimos / i luego nada de los filósofos que lo mismo es antes creer i luego no tener de ellos una extraordinaria guía después para comprender todos los misterios de la existencia pero escrita de si i para si en un idioma imposible i de descifrar pudiendo  reflejarnos de una experiencia que no-es de las cosas que son i entender de la realidad de otros igual/ cuando i de pronto nos encontramos zambullidos i mas allá de las cosas que son fiscas en una i de cada uno su Metafísica i-que precisamente reconocemos de ese aspecto en tantas ocasiones inescrutable que sugieren los caninos de la pereza insomne de la filosofía i-que como una la selva que-no-es oculta secretos que-no-son mostrándose tan infranqueable que a algunos parece antes (i de no-ser en la realidad i de las cosa que son) luego lo más seductor ( i de la pereza antes luego  somos de ella i después nada)

Y como si antes i de una cosmología del hombre hacia  i desde dentro se tratase / luego el carácter en ocasiones talmúdico que parecen adquirir de sus palabras reflexiones de algunos de aquellos por no decir de casi todos los grandes pensadores después  i de una sola manera i de muchas formas (todas desde dentro ) cuando menos compromete la capacidad intelectual del individuo común i no sujeto  de nada antes i que luego de nadie es dirigido para descifrar de la forma que es antes de nada i de como las grandes preguntas i cuestiones de la vida que luego no pueden del ser entender la forma en que son dadas antes tales cuestiones i de tal manera que pareciesen que permanecen ajenas a éste i ser que lo mismo es de la mayoría de las personas después en –La insatisfacción i  Lo descontento pero que no se nombra de esa especie de dolor que se aprecia de la apariencia por el desamor i desencanto de quien luego te ignora– i de ahí después apreciable es la falta de adhesión i la distancia mostrada luego de antes hacia aquellos sabios que atormentados i desde sus adentros son no de la misma i una forma antes que es del ser luego todos igual i de la nada ajenos a lo de fuera i lo mismo de él  un sufrimiento no igual i de la misma manera igual pero real en los demás que-ahí son de la realidad i consecuencia de un mundo que de la nada es luego trabajando para otros  sus sueños por i para nada ellos después son aquellos con los pies en el suelo i caminando todos los días a ningún otro lugar i del trabajo a casa son de la familia antes en la ciudad i luego de las sociedad capitalista i de uno pocos todos los demás después sus esclavos i en conciencia.

de tal modo que Muchos son los que antes abandonan i de los estudios se olvidan luego aquellos libros sobre sus estanterías. Pues, ciertamente, pretender alcanzar el conocimiento puede ser descorazonador; más, para aquel que carece del consejo de las cátedras: conocer pues, los profundos misterios, extraer conclusiones del estudio y la lectura de aquellos libros parece únicamente estar destinado a aquellos que, previa intensa formación académica, poseen el método y el medio para poder bucear e interpretar la compleja dimensión del pensamiento, en el cual se expresan aquellos singulares textos; y, como no podía ser de otro modo, esto no ha hecho, ni hace más que acrecentar el prejuicio ya existente, y ampliamente extendido entre las clases más humildes, de que la filosofía no tiene nada que ver con ellos y su dramática realidad: que escrito entre esas líneas no existe un nexo alguno con los deseos ni necesidades del hombre común: el trabajador, mucho menos con los suyos propios. Sin embargo, hay quienes no se resignan, capitulando, en ésta su búsqueda y no se rinden jamás; pues, entienden que en ocasiones las puertas de la razón se abren igualmente al profano, proporcionando, aunque sea por unos instantes algo de luz a su perspectiva. Un centelleo éste, muchas veces lóbrego y tenebroso, mas una luz que será casi siempre reveladora de la triste y angustiosa realidad, si bien, no parece importar el precio que por “saber” se tenga que pagar. Sin embargo, es en ésta (en la filosofía), más que en ningún otro lugar, donde el pensamiento desventurado ha escarbado hundiéndose con mayor pasión y vehemencia, labrando tan vasta maraña de galerías que si decidimos aventurarnos por nuestra cuenta a ellas, corremos serio riesgo de extraviarnos; amplificando así, la magnitud de todas las aflicciones por largo tiempo contenidas, como la ansiedad, surgida frente a la inquietante perspectiva surgida de transitar un camino, tras el que no se intuye final.,

III-El laberinto, El Minotauro y La Paradoja

       Algunos refieren el lugar como templo; otros hablan de un laberinto. Lo cierto, es que en todo caso no se trata de un dédalo cualquiera, sino de un enorme santuario fortificado de sapiencia y erudición, en el que contadas personas se adentran: llevadas, unas por la pasión y otras sencillamente ―a través del cenagoso sendero de la existencia― viéndose arrastradas al mismo, donde una vez apresadas se verán condenadas a morar por largo tiempo aquellas lóbregas y mohosas galerías. Aún y así, no es extraño encontrar a quienes, ingenuamente, penetran el templo que guardan El Minotauro y La Paradoja. La razón ―ante una providencia tan indefinida― no es otra, que encontrar algo con que aligerar el pesado fardo que “por el hecho de ser hombre, todo hombre lleva consigo” y en el páramo (desierto) demora su transitar; a la vez, que fustiga sus abatidas conciencias, cuando se impone ante ellos la perspectiva angustiosa de la aniquilación. En la marcha, se les distingue fácilmente, pertrechados con un utillaje arcaico de nociones, con ellos viaja siempre la duda; en todo momento presta a interrogar acerca de cuestiones confiscadas, si no extraviadas en un laberinto, donde la angustia resulta de todas partes al comprobar, que podemos una vez dentro de él volver la vista atrás, hacia el punto de partida, pero jamás retornar sobre los propios pasos: «quién sin estar obligado, intenta alcanzar el completo conocimiento prueba sin duda, ser audaz hasta la temeridad» (3). Tenemos por el laberinto tal curiosidad (4) que olvidamos el dolor y sacrificio que cuesta al hombre transitarlo. Y peor aún «suponiendo que la razón del individuo no perezca en el fútil intento, éste se encontrará ya tan lejos del entendimiento que jamás, podrán sus semejantes comprenderlo» (5).

     Sin embargo, en ocasiones muy contadas, los muros de ese complejo laberinto se derrumban ante aquel, que alcanzando el punto más bajo de sí mismo, hubiere tocado fondo, reconociendo en el laberinto un camino sin salida; hallando así, en la “angustia” un hilo de luz por el que guiarse ante la trágica perspectiva que habrá de resultar encontrarse sumido, palpando con las propias manos el fondo del abismo: tomando plena conciencia de aquello más absoluto. El precio a pagar habrá sido elevado: soledad, sufrimiento y no pocas veces la locura, serán la moneda de cambio exigida por el Minotauro. Pues sólo cuando la existencia muestra al individuo su más dramática figura, parece la mente derrotada entender, lo que desde hacía tanto tiempo aquellos libros decían; entendiendo, no las palabras sino a las personas que los escribieron, finalmente comprendiendo que en el laberinto no hallará solución alguna, sino esas mismas preguntas y angustias que a lo largo del tiempo, los hombres se han planteado y sentido, a sí y en sí mismos, cuestionándose, por el destino y fundamento de su propio ser (cuando no se trata de leer a quien pensó la muerte, sino de pensar por el mismo la muerte). Finalmente, hallando esa última verdad encontrará que no hay esperanza en ella (la muerte); y su símbolo así nos proclama (7): “pues en el anuncio de su verdad suprema encontramos la Paradoja, cuando el destino de la necesidad se conjuga con su desaparición pues ¿Acaso el hombre desea la muerte aún cuando ésta es la verdad, no queriendo alejarse de ella, en tanto que contribuya así a la no verdad?” (8). Sin embargo, “cuando se percibe el fin se va más aprisa que el tiempo. La iluminación primera y la decepción inmediata y fulgurante, otorga entonces una certeza que transforma el desengaño en liberación.”(9) que después, y más allá de la confusión total y, no siendo capaz de distinción alguna, logrará su salvación de la única manera posible: aferrándose a lo real y absurdo, a la inutilidad absoluta de ser en esa nada fundamentalmente inconsciente, cuya ficción es susceptible, sin embargo, de crear la ilusión de la vida (10). Una vez alcanzado este punto ya habremos entendido que la filosofía no es otra cosa que la expresión escrita de un  profundo y continuo interrogante humano, descubriendo: que nunca hemos sido nada, más que aquello que nos dejaron ser: cuando presintiendo de esa angustia el fin éste no lo será; pues, no es poco este angustioso saber: fin para algunos, fin sólo del principio para otros; siendo, por tanto (y catapultados por esa misma angustia) origen de lo que será.   

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1 el engaño. Ortega y Gasset: La rebelión de las masas.
2. la verdad, que habrá de ser igualmente la muerte. 
(a)Schopenhauer nos procura el recelo necesario frente a la idolatría del progreso, y frente a esa obsesiva búsqueda de la felicidad que es la gran falacia de nuestro tiempo.(Rafael Hernández Arias)Parerga y Paralípomena, Ed Valdemar (Pról. Pág. 16)
3. Jaspers, intr. a Nietzsche
4. Jaspers, intr. a Nietzsche 16,437
5. Jaspers intr. a Nietzsche 7, 49
6. Nietzsche
7. del Zaratustra
8. Nietzsche
9. E M Cioran
10. E.M.Cioran
11(así refiere Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres cap. 1 - sobre aquellos que son mas propicios a la dirección del mero instinto natural y no consienten a su razón que ejerza gran influencia en su hacer u omitir.



04 - MITO ÚNICO: PERIPLO DEL HÉROE // Jordi Maqueda



MITO ÚNICO: PERIPLO DEL HÉROE

II

Hay un mito, o único, también conocido como viaje o, que refiere al periplo del héroe, este es un término acuñado por el antropólogo y mitólogo estadounidense Joseph Campbell para definir el modelo básico de muchos relatos épicos, se trata de un patrón recogido por todo el mundo en todas las culturas. Desde Sumer: gilgamesh, pasando por griegos y romanos. Luego y relacionado con el monomito se encuentra el término clásico de catábasis o descenso del héroe (Ulises, Orfeo, Eneas...) al inframundo o los infiernos. La catábasis es la convención épica del viaje del héroe al inframundo. En la mitología griega, por ejemplo, Orfeo entra al inframundo para traer a Eurídice de vuelta al mundo de los vivos. Pero a que se refiere esta catábasis, por qué aparece en todos los mitos, parecería que quisiera decirnos algo.

La mayoría de las catábasis refieren o tienen lugar en un inframundo sobrenatural, como el Hades o el Infierno, en la Nekyia, del libro 11 de la Odisea, se describe el descenso de Odiseo al inframundo, o en el libro 6 de la Eneida, en el cual el héroe Eneas baja al Averno acompañado de Sibila. Sin embargo, la catábasis también puede referirse a un viaje a través de otras áreas distópicas, como los encuentros de Odiseo en su viaje de regreso de 10 años de Troya a Ítaca. Pilar Serrano (wiki) permite que el término catábasis englobe también estancias breves o crónicas en el inframundo, incluyendo los casos de Lázaro (en el evangelio) y Cástor y Pólux. En este caso, sin embargo, la catábasis debe ir seguida de una anábasis o resurrección (Lázaro) para que pueda ser considerado una verdadera catábasis en lugar de una simple muerte. (Como imagen retórica refiere a un descenso a los propios horrores a fin de enfrentarlos, verlos, volverlos conscientes (desde aquel punto de vista, fuera del sistema) y luego ascender purificado por el horror contemplado, la conmiseración, y el discernimiento de una verdad desconocida a la mayoría).

A fin de representarlo en la literatura, se han usado lugares como el inframundo, el infierno, etc., pero en otros casos se puede usar un pozo de agua, ingreso a una cueva, caverna, escondite, o incluso sumergirse en una pileta (lo que nos recuerda al bautismo). Sin embargo, en esta representación de una inmersión simbólica al inframundo, se superpone sobre el acto simbólico efectividad real) entiéndase; que la simbología del bautismo, o acto fisco del bautismo, bautizarse simbólicamente con agua: zambuyendose, no deja de ser un lazo o trampa, que nos detiene (entendiendo nuestra pureza en el mismo acto simbólico) cuando de hecho este acto al ser representado: solo nos muestra un camino a seguir, e invita a la inmersión real: nos refiere (a la pregunta) al viaje (de facto) que habríamos de recorrer. Deja todo lo que tienes, y sígueme… sube a la barca, inicia el viaje. “Si alguien se sumerge en el agua y sale de ella sin haber recibido nada y dice: «soy cristiano», ha recibido el nombre en préstamo. Mas si recibe el Espíritu Santo (pleroma), tiene el nombre como un regalo. A quien ha recibido un regalo no se le quita, pero quien ha recibido un préstamo, se le exige (su restitución).”(64 12-22) en un momento determinado el Ser Supratrascendente o Divinidad Suprema se manifiesta y proyecta hacia el exterior ( siendo visible y manifiesto a los sentidos). Las proyecciones son una serie de entidades divinas, que son como la faz inteligible o perceptible de ese Ser Supratrascendente. Esas emanaciones intradivinas, a las que da origen el Ser Suprastrascendente, constituyen el Pléroma o Plenitud de la Divinidad. Según los setianos, la concepción del Pléroma no supone que las entidades emanadas de la Divinidad tengan una auténtica realidad en sí mismas, es decir, no son hipóstasis o entidades divinas subsistentes, sino que son disposiciones de la Divinidad al proyectarse hacia el exterior

Debiendo abandonar lo que en nuestra propia vida llamamos luz,  y ( precisamente, en nuestra propia vida) encaminarnos hacia aquello que se define como frontera o limite: hacia las sombras (lo desconocido)… para poder entender las sombras (de las propias: guiarnos por ellas) "ser" del límite: Este ser del límite se descubre desde el comienzo en la propia existencia. Pero no puede ser deducido por la propia razón. Pues esa razón, se halla afectada por un límite real que la establece como una razón fronteriza. La existencia, a su vez, se halla remitida a ese mismo límite real que la determina y constituye. Tal límite es erigido, aquí, como el ser mismo y su límite. A éste se le llama el ser del límite. En torno a él circula dicha razón fronteriza, que sólo dispone de un modo para avanzar más allá de su propio límite o frontera: para asomarse, elevarse sobre dicho límite mediante la formación de símbolos (luego: por medio de este viaje iniciático)

Aquí el Ser del límite puede significar ser del límite: el ser (en sentido ontológico) que corresponde al límite (dentro de este límite / donde no está completo) ser- ahí-incompleto / pudiendo ser. Por tanto, que el ser (o lo que por tal se entiende en la tradición occidental de pensamiento) se halla en relación intrínseca con dicho límite, que lo limita y circunscribe, pero que debe traspasar: elevarse y asomarse a este límite. O bien puede significar que el tal ser pertenece al límite (ser –dentro- del límite). O bien las dos cosas a la vez: (ser del límite: que puede elegir estar (dentro del límite) o ser fronterizo). Luego el que existe (yo, nosotros, o cualquiera que pueda atestiguarlo) pertenece al límite, o bien se halla referido y orientado hacia él borde del límite de un modo intrínseco. En este último sentido ser del límite es sinónimo de ser-fronterizo, o de habitante de la frontera: si bien subsiste entonces la necesidad de esclarecer el ser (en tanto que tal) de ese ser del límite que el habitante de la frontera encarna y protagoniza. Luego de la misma razón fronteriza (se adquiere aquella conciencia reveladora de lo fronterizo) donde a partir de lo simbólico el ser-del límite se erige ser-fronterizo sobre aquel proyecto al que confiere horizonte, mediante esa misma razón fronteriza hallando en las formas simbólicas un modo de prolongarse en relación a aquéllo ( = x) que, en virtud de su condición limítrofe, no puede determinar a través de sus recursos propiamente racionales, o conceptuales.. Esas formas simbólicas, relativas siempre a lo que subsiste más allá del límite, esquematizan, o formalizan, de un modo «indirecto y analógico» el ámbito de nuestro mundo a través del arte; y el sustrato inaccesible de allende el límite a través de formas religiosas (no de la misma religión).

Hemos observado a lo largo de la historia El despliegue simbólico (indirecto y analógico) de lo indecible, o de lo que se halla más allá del límite, es propio tanto del arte como de la religión. Pero el arte efectúa ese despliegue a través de una formalización del «cerco del aparecer» en la que la referencia al «cerco hermético» es de naturaleza metonímica. Por el contrario, la religión lleva a cabo el despliegue simbólico con referencia expresa a lo que se halla allende el límite; revela el misterio, o el cerco de lo sagrado, en su propia condición de tal. La religión tiene por materia y objetivo ese cerco de lo sagrado, al que formaliza a través del simbolismo.( sin embargo, no se propicia al creyente el acceso, por si mismo a aquello allende, al dar una explicación y forma universal a este / privando la pregunta que propicia el aparecer) El arte, en cambio, tiene por materia y objetivo el mis cerco del aparecer, o el «mundo», al que tiende a formalizar de forma propia y específica (a través de cada una de las formas artísticas), siendo en cambio el cerco de lo sagrado una referencia metonímica: refiriendo algo, allí, que no sabe explicar, e incita siempre a la pregunta, que puede propiciar el aparecer: El héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; tropieza con fuerzas fabulosas que surgen/aparecen al paso, obteniendo finalmente una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar favores a sus semejantes. Y añade Campbell: Ya sea el héroe ridículo o sublime, griego o bárbaro, gentil o judío, su aventura varía poco en cuanto al plan esencial.

Estas imágenes arquetipicas, a menudo son utilizadas por el cine, refieren al mismo tiempo a un aislamiento con la soledad como herramienta de reflexión, así como a un regreso a la placenta (En la psicología moderna, el término de catábasis también se utiliza a veces para describir la depresión que experimentan algunos jóvenes.) El autor Robert Bly propone en su libro "Iron John: Un libro sobre los hombres" varias razones para el "fenómeno de la catábasis ", entre ellos la falta de los ritos de iniciación en Occidente y la falta de una fuerte figura paterna y de modelos a seguir.)






Campbell y otros estudiosos, tales como Erich Neumann, describen las historias de Gautama Buda, Moisés y Cristo en términos de "monomito", y Campbell sostiene que muchos mitos clásicos de gran variedad de culturas siguen este patrón básico.

En el monomito, el héroe arranca de su mundo ordinario, y recibe algún tipo de llamada para penetrar en otro desconocido, poblado de poderes y acontecimientos extraños. El héroe que acepta la llamada para entrar en este mundo extraño debe enfrentarse a diversas tareas y pruebas, ya sea en solitario o con ayuda. En las versiones narrativas más desarrolladas, el héroe debe sobrevivir a un grave problema, a menudo con ayuda. Si el héroe sobrevive, obtiene un gran regalo, don o bendición. Después, el héroe debe decidir si regresa al mundo ordinario con el don adquirido. Si el héroe decide volver, él o ella a menudo se enfrentan a retos en el viaje de vuelta. Si el héroe regresa con éxito, la bendición o el don se pueden usar para mejorar el mundo. Las historias de Osiris, Prometeo, Moisés o Gautama Buda, por ejemplo, acatan estrechamente este modelo ("Moisés con las tablas de la Ley", por Rembrandt. Moisés, en su faceta heroica de libertador de su pueblo, se asocia al monomito desde el punto de vista religioso)

Campbell describe diecisiete etapas o pasos a lo largo de este viaje, aunque son muy pocos los mitos que cumplen los diecisiete. Unos suman muchas de las etapas, y otros solo algunas; unos mitos pueden concentrarse en solo una de las etapas, mientras que en otros se hace frente a las mismas en un orden diferente. Las diecisiete etapas pueden organizarse de diversa manera. Es común la división en tres secciones: "Salida" (a veces llamada "separación"), "Iniciación" y "Retorno". La "Salida" trata de la aventura del héroe antes de cumplir la misión, la "Iniciación" se ocupa de las diversas aventuras del héroe a lo largo del camino, y el "Regreso" trata de la vuelta del héroe con los conocimientos y las competencias adquiridos en el viaje.

La Salida: La llamada de la aventura/ día grande y terrible.

El héroe parte de una situación mundana de normalidad en la que de pronto le llega una información que actúa en su mente como llamada hacia lo desconocido: se le reclama: sigueme

El héroe puede salir entonces por su propia voluntad para llevar a cabo la aventura, al igual que Teseo cuando llegó a la ciudad de su padre, Atenas, y escuchó la horrible historia del Minotauro, o puede ser empujado o enviado al extranjero por un agente benigno o maligno, como Odiseo, que fue impulsado a través del Mediterráneo por los vientos del airado dios Poseidón. La aventura puede comenzar debido a un simple error... o aún más, uno puede hallarse simplemente paseando cuando, de forma casual, un fenómeno singular que pasa por el lugar llama la atención de su ojo errante (un ciervo erguido que nos mira, impasible, y al que devolvemos la mirada a nuestro paso) atrayéndonos a apartarnos de los caminos frecuentados por el hombre. Somos tomados entre sus astas, camino del inframudo

El rechazo (simbólico) de la llamada

De hacerlo todos no ser trataría del camino héroe / el héroe se distingue de la masa, de la actitud de mayoría.

A menudo, cuando se da la llamada, el futuro héroe se niega en principio a prestarle atención. Esto puede ser por su sentido del deber u obligación (vende todo lo que tienes y sígueme), por el miedo, la inseguridad, un sentimiento de debilidad, o cualquiera de las posibles razones que actúan para mantener a la persona en sus circunstancias normales.

Campbell: «El rechazo de la llamada convierte la aventura en su opuesto. Emboscado en el aburrimiento, el trabajo rutinario o la "cultura", el sujeto renuncia al valor de la acción significativa y positiva y acaba convertido en víctima a rescatar. Su mundo floreciente se vuelve un baldío reseco y su vida parece sin sentido, a pesar de que, como el rey Minos, puede llegar a construir, a través de su esfuerzo titánico, una gran fama o todo un imperio. Pero cualquier morada que construya será una casa de muerte, un laberinto de muros ciclópeos para esconderse de su Minotauro. La única opción que le resta es crearse más y más problemas a sí mismo, esperando la aproximación gradual de su disolución».​

La ayuda sobrenatural

Una vez que el héroe se ha comprometido en la búsqueda, consciente o inconscientemente, aparece un guía o ayudante mágico, o se le revela entre las personas conocidas. A menudo, este tutor sobrenatural presentará al héroe uno o varios talismanes o artefactos que lo ayudarán más adelante en la búsqueda.

Campbell: «Para aquellos que no han rechazado la llamada, el primer encuentro en su singladura heroica es una figura de protección (a menudo una vieja bruja o un hombre de edad) que ofrece al aventurero algún amuleto contra las fuerzas negativas que está a punto de enfrentar. Lo que representa esta figura es el benigno, protector poder del destino. La fantasía es como el consuelo y la promesa de que la paz del Paraíso, que se conoció en el vientre de la madre, va a conservarse, que te apoya en el presente y te apoyará en el futuro como en el pasado (es omega y también alfa), que a pesar de lo omnipotentes que puedan parecer los peligrosos poderes que custodian el umbral de la iniciación de la vida, el poder protector está por siempre presente dentro mismo o justo a la vuelta de las circunstancias desconocidas del mundo. Solo hay que conocer y confiar, y aparecerán los guardianes eternos. El héroe encuentra todas las fuerzas del inconsciente de su parte, respondiendo a su llamada y continuando con valentía de su lado a medida que los acontecimientos se desarrollan. La propia Madre Naturaleza apoya la gran tarea. Y en la medida en que la conducta del héroe coincide con aquello que su sociedad requiere, él parece cabalgar a lomos del poderoso ritmo de la historia».

El cruce del primer umbral

Este es el punto en el que la persona ingresa en realidad en el campo de la aventura, dejando atrás las fronteras conocidas de su mundo y aventurándose en un terreno desconocido y peligroso donde no se conocen reglas ni limitaciones.

Campbell: «Con esas fuerzas benéficas para guiarlo y ayudarlo, el héroe avanza en su aventura hasta que llega al "guardián del umbral" en la entrada a la zona de poder magnificado. Éste custodia los vínculos al mundo en cuatro direcciones —también arriba y abajo— representando los límites de la actual esfera del héroe, u horizonte vital. Más allá de dichos límites se encuentra la oscuridad, lo desconocido, el peligro, al igual que más allá de la vigilancia paterna el niño se encuentra en peligro, y más allá de la protección de la sociedad peligran los miembros de la tribu. La persona normal se siente más que satisfecha, y hasta orgullosa, de permanecer dentro de los límites indicados, y el sentido común corriente le da todas las razones para temer dar el primer paso hacia lo inexplorado. La aventura consiste siempre y en todas partes en dar ese paso más allá del velo de lo conocido, hacia lo desconocido; los poderes que se vislumbran en la frontera son peligrosos, tratar con ellos, arriesgado, y, sin embargo, para cualquiera con capacidad y valor suficientes el peligro se desvanece».


El vientre de la ballena

El vientre de la ballena representa la separación final del yo y del mundo conocidos por parte del héroe. Al participar en esta etapa, la persona muestra disposición a someterse a una metamorfosis.

Campbell: «La idea de que cruzar el umbral mágico es un tránsito hacia una esfera de renacimiento aparece simbolizada en todas las culturas por el vientre de la ballena. El héroe, en vez de conquistar o conciliarse con la fuerza del umbral, es tragado por lo desconocido y parece haber muerto. Este motivo popular hace hincapié en la idea de que el paso del umbral es una forma de auto-aniquilación. En lugar de avanzar hacia afuera, más allá de los confines del mundo visible, el héroe va hacia adentro, a fin de renacer de algún modo. La desaparición corresponde al ingreso del fiel en el templo, donde se vivifica por el recuerdo de quién y qué es, es decir, polvo y cenizas solo posiblemente inmortales. El templo interior, el vientre de la ballena, y la tierra celestial de más allá, por encima y por debajo de los confines del mundo, son una y la misma cosa. Por eso, los accesos y las entradas a los templos están flanqueados y defendidos por gárgolas colosales: dragones, leones, demonios asesinos con las espadas desenvainadas, enanos resentidos, toros alados. El fiel en el momento de entrada en el templo sufre una metamorfosis. Una vez en su interior, puede decirse que ha muerto en el tiempo y regresado a la Matriz Universal, el Ombligo del Mundo, el Paraíso Terrenal. Alegóricamente, de este modo, la entrada al templo y la inmersión del héroe a través de las mandíbulas de la ballena son aventuras idénticas, denotando, en lenguaje simbólico, el acto central de la vida y la vida renovada».13
La Iniciación
Las distintas pruebas

Aquí se trata de las pruebas, hazañas o difíciles tareas a que la persona debe someterse al iniciar la transformación. A menudo, la persona fracasa en una o más de estas pruebas, que suelen aparecer en grupos de tres.

Campbell: «Tras haber atravesado el umbral, el héroe se mueve en un paisaje de ensueño, de formas ambiguas curiosamente fluidas, en el que debe sobrevivir a una sucesión de dificultades. Esta es una fase crucial del mito y la aventura. Se conoce una ingente literatura en todas las culturas acerca de pruebas y ordalías milagrosas. El héroe está secretamente apoyado por consejos, amuletos y otros agentes velados que proporcionan una ayuda sobrenatural que se le presentó antes de su entrada en esta región. O puede ser que aquí descubra por primera vez que hay un poder benévolo en todas partes dispuesto a apoyarlo en su sobrehumana andadura. La partida original al escenario de las pruebas representa sólo el comienzo del camino de las conquistas de iniciación; son momentos de iluminación. Ahora no queda otro remedio que matar dragones y superar obstáculos sorprendentes, una, y otra, y otra vez. En este entreacto habrá multitud de victorias preliminares, éxtasis irrepetibles y atisbos momentáneos de la tierra prometida».
El encuentro con la diosa[

Este es el momento en que la persona experimenta un amor que tiene el poder y la importancia de lo todopoderoso, lo inabarcable, el amor incondicional que un niño afortunado puede experimentar por su madre. Este es un paso muy importante en el proceso y con frecuencia está representado por la persona que encuentra a aquella otra por la que él o ella experimenta un amor más auténtico.

Campbell: «La última aventura, cuando se han superado todas las barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comúnmente como un matrimonio místico del héroe triunfante con la Diosa Reina del Mundo. Este es el momento culminante en el nadir, en el cenit, o en el borde extremo de la tierra, en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo, o dentro de la oscuridad de la cámara más profunda del corazón. El encuentro con la diosa (que se encarna en cada mujer) es la prueba final del talento del héroe para ganar el don del amor (la dádiva es el amor fati [el amor destinado]), que es la vida misma disfrutada como el encierro en la eternidad. Y cuando el aventurero, en este contexto, no es un joven, sino una dama, ella es la que, por sus cualidades, su belleza o sus aspiraciones, se ha vuelto apta para convertirse en la consorte de un inmortal. Entonces el esposo celestial desciende a ella y la conduce al lecho, ya de grado o por fuerza. Y si ella lo rechaza, es que la venda ha caído de sus ojos, y si ella lo ha buscado, su deseo encuentra la paz».


La mujer como tentadora

En este paso, el héroe se enfrenta a las tentaciones, a menudo de naturaleza física o placentera, que pueden llevarlo a él o a ella (la tentación no necesariamente tiene que ser representada por una mujer) a abandonar o apartarse de su misión. La mujer es una metáfora de las tentaciones físicas o materiales de la vida, ya que el héroe o caballero a menudo es tentado por la lujuria en su camino espiritual.

Campbell: «El quid de esta curiosa dificultad radica en el hecho de que nuestro punto de vista consciente de lo que la vida debe ser, rara vez se corresponde con lo que es en realidad. Generalmente nos negamos a admitir dentro de nosotros mismos, o dentro de nuestros amigos, esa fiebre enérgica, autoprotectora, desvergonzada, carnívora, lasciva en que consiste la naturaleza misma de la célula orgánica. Por el contrario, tendemos a maquillar, encubrir y reinterpretar mientras imaginamos que toda mosca en la miel o pelo en la sopa son culpa de algún inoportuno que no somos nosotros. Pero cuando de repente nos sobreviene o nos vemos obligados a convencernos de que todo lo que pensamos y hacemos está necesariamente contaminado por el olor de la carne, entonces no es raro que se experimente un momento de repulsión: la vida, los actos de la vida, los órganos de la vida, la mujer en particular, como gran símbolo de la vida que es, se vuelven intolerables para la pura, purísima alma. Aquel que busca la vida más allá de la vida debe buscar más allá (de la mujer), superar las tentaciones de su llamada, y elevarse en el éter inmaculado del Más Allá».​

La reconciliación con el padre

En esta etapa, la persona debe enfrentarse y ser iniciada ante aquello que ostenta el máximo poder en su vida. En muchos mitos e historias es el padre, o una figura paterna, el que posee el poder sobre la vida y la muerte. Este es el punto central del viaje. Todos los pasos anteriores han conducido a este lugar, y todos los que siguen a continuación se alejarán de él. Aunque este paso se simboliza con mayor frecuencia por el encuentro con una entidad masculina, no tiene por qué ser un hombre, sino solo alguien o algo con un gran poder.

Campbell: «La expiación consiste en poco más que el abandono de ese auto-generado monstruo doble: el dragón pensado como Dios (super-ego) y el dragón pensado como pecado (el id reprimido). Pero esto requiere un abandono del apego al ego, lo que es peliagudo. Hay que tener fe en que el padre es misericordioso, y a la vez hay que confiar en la misericordia. Con ello, el centro de la fe se transfiere fuera del apretado anillo escamoso del dios atormentador, y los ogros terribles se disuelven. Es en esta dura prueba en la que el héroe puede obtener esperanza y seguridad de la figura de apoyo femenina, por cuya magia (amuletos o poder de intercesión) está protegido para todas las experiencias aterradoras de iniciación en que se sufre el aplastamiento paterno del propio ego. Pero si es imposible confiar en el rostro terrible del padre, entonces la fe de uno debe estar centrada en otra parte (la Mujer Araña, la Santísima Virgen), y fortalecido por esta confianza, uno es capaz de superar la crisis —solo para encontrar, al final, que el padre y la madre se reflejan el uno en el otro, y son, en esencia, lo mismo. El problema de llegar el héroe a conocer al padre consiste en abrir los ojos de su alma más allá del terror, hasta el punto de madurar para entender cómo las dementes y repugnantes tragedias de este vasto y despiadado cosmos se ven perfectamente justificadas por la majestad del Ser. El héroe trasciende la vida desde este peculiar punto ciego y por un momento se eleva a una visión de la fuente. Contempla el rostro de su padre, comprende— y así ambos han sido expiados.
La apoteosis

Cuando alguien sufre una muerte física, o muere en sí mismo para vivir en el espíritu, él o ella se mueve más allá de los pares de opuestos, trasladándose a un estado de conocimiento divino, al amor, la compasión, la felicidad. Una forma más mundana de ver este paso es que se trata de un período de descanso, paz y plenitud previo al comienzo del regreso del héroe.

Campbell: «Los que saben, no sólo que lo Eterno se encuentra en ellos, sino que lo que ellos son realmente, y todas las cosas, es lo Eterno, habitan en los bosques del deseo satisfecho, beben el brebaje de la inmortalidad y escuchan en todas partes la música inaudita de la concordia eterna».

El don final

La bendición o don definitivo es el logro del objetivo de la misión. Es aquello en cuya consecución se esforzó la persona. Todos los pasos anteriores sirven para preparar y purificar a la persona para este paso, ya que en muchos mitos el don es algo trascendente, como el elixir de la vida misma, o una planta que proporciona la inmortalidad, o el Santo Grial

Campbell: «Los dioses y diosas entonces han de entenderse como formas de realización y custodios del elixir del Ser Imperecedero, pero ellos mismos no suponen, en su estado primordial, el Objeto Definitivo, pues lo que el héroe busca a través de su relación con ellos no es, en último término, a ellos mismos, sino a su gracia, es decir, el poder de la sustancia que los alimenta. Esta sustancia-energía milagrosa, ella sola, es lo Imperecedero; los nombres y las formas de las deidades que lo personifican en todas partes, lo dispensan y representan, son muy diversos. Esta es la energía milagrosa de los rayos de Zeus, Yavé y el Buda Supremo, la fertilidad de la lluvia de Viracocha, la virtud anunciada por la campana que resonó en la Misa de la Consagración, y la luz de la iluminación última del santo y el sabio. Sus guardianes se atreven a liberarla solo para los realmente merecedores».

El Regreso
La negativa a regresar

Después de haber encontrado la felicidad y la iluminación en el otro mundo, el héroe rehúsa volver al mundo ordinario a otorgar el don adquirido a sus semejantes.

Campbell: «Cuando la búsqueda heroica se ha cumplido, a través de la posesión de la fuente, o por medio de la gracia de alguna personificación masculina o femenina, humana o animal, el aventurero aún debe regresar con su trofeo de transmutación vital. El periplo completo, la norma del monomito, exige que el héroe comience el trabajo de transportar las runas de la sabiduría, el vellocino de oro, o su bella durmiente, de nuevo al reino de la humanidad, donde el don adquirido puede redundar en la renovación de la comunidad, la nación, el planeta o los Diez Mil Mundos. Pero esta responsabilidad frecuentemente no se asume. Incluso Gautama Buda, tras su triunfo, dudaba de que el mensaje de realización pudiera ser comunicado a otros, y otros santos han muerto embebidos en el éxtasis supremo. Numerosos son en verdad los héroes legendarios que han establecido su residencia para siempre en la isla bendita de la Diosa inmutable del Ser Inmortal».​
El vuelo mágico

A veces, el héroe debe escapar con el don, si se trata de algo que los dioses han guardado celosamente. El regreso puede resultar tan aventurero y peligroso como lo fue el viaje.

Campbell: «Si el héroe, tras su proeza, obtiene la bendición de la diosa o el dios y luego se le encarga explícitamente volver al mundo con un poco de elixir para la restauración de la sociedad, la etapa final de su aventura se produce con el apoyo de todos los poderes de su protector sobrenatural. Pero si el trofeo se ha alcanzado con la oposición de su tutor o si el deseo de volver al mundo del héroe no cuenta con el visto bueno de dioses o demonios, entonces la última etapa de la ronda mitológica se convierte en una animada, a menudo cómica, persecución. Este vuelo puede complicarse mediante obstáculos maravillosos o maniobras evasivas».

El rescate del exterior

Al igual que el héroe puede necesitar guías y asistentes para embarcarse en la búsqueda, muchas veces él o ella debe tener guías y salvadores de gran poder que lo conduzcan de vuelta a la vida cotidiana, especialmente si la persona ha sido herida o debilitada por la experiencia.

Campbell: «El héroe quizá necesite ser llevado de vuelta de su aventura sobrenatural con asistencia externa. Es decir, es posible que el Mundo vaya a buscarlo. Debido a la felicidad alcanzada en la morada profunda, no es fácil abandonar ésta en favor de la libre difusión del nuevo estado. "¿Quién, una vez desechado el mundo", leemos, "puede tener deseos de regresar otra vez? Más bien debiera quedarse allí." Y, sin embargo, en la medida en que uno está vivo, la vida se llama Sociedad, que siente celos de los que se apartan de ella, y acudirá a llamar a la puerta. Si el héroe [...] no se muestra dispuesto, el perturbador sufrirá una fea conmoción; pero, por otro lado, si el convocado sólo se retrasa, subsumido en la bienaventuranza del estado de perfección (que se asemeja a la muerte), se llevará a cabo un decidido rescate, y el aventurero acabará reintegrándose».​
El cruce del umbral de retorno

El sentido del regreso es la conservación de la sabiduría adquirida en la búsqueda, la incorporación de dicha sabiduría en una vida humana, y luego encontrar la manera de compartirla con el resto del mundo.

Campbell: «El héroe que regresa, para completar su aventura, debe sobrevivir al impacto del mundo. Muchos fracasos dan fe de las dificultades de cruzar este umbral de la vida positiva. El primer problema para el héroe que regresa, tras una experiencia visionaria de consumación del alma satisfecha, es aceptar como reales las alegrías y las tristezas transitorias, las ruidosas banalidades y obscenidades de la vida. ¿Por qué volver a ingresar en el mundo real, por qué tratar de hacer creíble, ni siquiera interesante, a los hombres y mujeres que se consumen en sus pasiones, la experiencia de la bienaventuranza trascendental? Al igual que los sueños experimentados como trascendentales durante la noche pueden parecer simplemente tontos a la luz del día, así el poeta y el profeta pueden sentirse a sí mismos haciendo el tonto ante un jurado de ojos sobrios. Lo más fácil es encomendar a toda la comunidad al diablo y retirarse de nuevo a la morada en la roca celestial, cerrar la puerta, y hacerlo sin perder un instante. Pero si algún espiritual obstetra ha hilado el shimenawa [cordón protector del sintoísmo] en el retiro, entonces el trabajo de representar la eternidad en el tiempo, y percibir el tiempo en la eternidad, no puede evitarse. Y el héroe regresa al mundo común y cotidiano, que debe aceptar como real»
El maestro de los dos mundos

Este paso suele ser representado por un héroe trascendental como Jesús o Gautama Buda. Para un héroe humano, puede significar el logro de un equilibrio entre lo material y espiritual. El héroe ha llegado a sentirse cómodo y competente tanto en el mundo interior como en el exterior.

Campbell: «La libertad de pasar de ida y vuelta a través de la división del mundo, desde la perspectiva de un espectro que cruzase desde la profundidad causal al otro lado, y de vuelta —sin contaminar los principios de un lado con los del otro, pero permitiendo que la mente se aperciba de uno en virtud del otro—, ese es el talento del maestro. El Bailarín Cósmico, advierte Nietzsche, no descansa pesadamente en un solo lugar, sino que alegre, ligero, gira y salta de una posición a otra. Es posible expresarse desde un solo punto en cada momento, pero eso no invalida las ideas en los otros puntos. El individuo, a través de concienzudas disciplinas psicológicas, renuncia completamente a todo apego a sus limitaciones personales, idiosincrasias, esperanzas y miedos, ya no se resiste a la autoaniquilación, que es requisito previo al renacimiento en la consecución de la verdad, y es así como adquiere la madurez, al fin, por la gran auto-expiación. Sus ambiciones personales se han disuelto por entero, ya no trata de vivir, sino de relajarse voluntariamente ante lo que pueda suceder en él, convirtiéndose, en una palabra, en un ente desconocido».​
La libertad para vivir

El dominio conduce a la libertad del temor a la muerte, que a su vez es la libertad de vivir. Esto se refiere a veces como vivir el momento, sin anticipar el futuro, ni lamentar el pasado.

Campbell: «El héroe es el paladín de las cosas que advienen, no de las sobrevenidas, porque él lo es. "Antes de que Abraham fuese, Yo soy". No confunde la aparente inmutabilidad en el tiempo con la permanencia del Ser, ni tiene miedo del momento siguiente (o de "otra cosa"), como la destrucción de lo permanente por el devenir. "Nada mantiene su propia forma; la Naturaleza, el mayor renovador, siempre crea formas de otras formas. Se asegura de que no perezca nada en todo el universo, solo varía y renueva su forma". Así se permite que sobrevengan un momento tras otro».​