Y AHORA ¿TÚ QUE DICES QUE SOY? / jordi maqueda

La Nada fue (tras ser concebida su idea) por siglos, ocultada y negada a lo largo de la historia. Curioso parece que aflorará de nuevo aquella idea de la Nada como alternativa al deseo de esclarecer, pero sobre ella el deseo de aparentar: pues la Nada, aparece  como ese espacio (vacío) propicio y nicho para nuevas ideas: que se hace presente hoy no solo en la filosofía sino también en la física: en el espacio, cuando inesperadamente y habiéndonos  quedado huérfanos de ideas y espíritu, ante la magnitud de aquellos límites del universo que muestran nuestros instrumentos  este  espacio se nos revele, más allá de lo que entendíamos el borde mismo proyectándose hacia nosotros como una interrogante / de dos galaxias al límite de lo observable del universo. 

Cuando inicié esta serie de nuevos textos, entre la primavera y verano de 2022, no teníamos el James web escrutando los confines del cosmos, más allá de lo que hubble ya lo hiciese. De ahí que una parte del texto lo acabase hace unos días modificando, para poder iniciar una línea crítica siguiendo las palabras de David Helfand, astrónomo de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), que no observó nada raro en la imagen superior (ni siquiera el muro de oscuridad -detrás del signo- y sombra del signo) afirmando. "Es muy bonito. Es un signo de interrogación... pero puedes encontrar los dos puntos y los puntos y coma, y cualquier otro signo de puntuación, porque tienes 10.000 pequeñas manchas de luz en cada imagen tomada cada media hora". Pero lo que hay, ahí, Sr. David, es algo más un signo de interrogación, cuando tomamos el conjunto y entendemos de todo ello, una voluntad, que por medio de una sombra que proyecta el signo y lo hace perceptible (en una forma) a nuestros sentidos, a partir del borde de este, que es igualmente el borde de dicha sombra que lo proyecta hacia ud, como observador, pero que usted no ve (de la imagen proyectada: la sombra que lo proyecta); es decir, no ve lo que hay ante sus ojos (la sombra) que puede ver del borde mismo borde de la imagen de las galaxias. Sin embargo, Sr David Helfand, usted sí puede, y nos habla de lo que no ve ahí; es decir: usted puede imaginar, que hay también, por ahí (aunque no los ve) dos puntos, y puntos y coma, y cualquier otro signo de puntuación, pero usted no ve aquello de lo que nos habla (imagina que está),  y a la vez tampoco explica, aquello ahí mismo (ante sus ojos): desde donde está proyectado el signo, y no solo el signo, sino todas las demás imágenes capturadas del plano fotográfico. luego es normal que me pregunte ¿a donde vamos con este tipo de científicos? / científicos que pasan por alto lo manifiesto donde reposa la forma, o conjunto de las formas observadas (es decir que obvian la forma mayor que proyecta y a la vez contiene a todas las demás formas (visibles), y sin lo que estas (formas barionicas) no podrían ser definidas a los sentidos, es decir: el borde (que además es un ancho de sombra) de la imagen, que  de un punto nos proyecta la imagen visible.

Creo que esta es una prueba manifiesta, de cómo Ella (la razón) o, lo que es lo mismo  Él (el logos) prohíbe, al consciente ver iluminada la frontera, al tiempo que propone que nos hagamos la pregunta (a la vista de esta misma experiencia) acerca de ¿qué es toda esa oscuridad?¿y por qué eso ahí proyectado de ella? (en un acto particular de ser/ proyectándonos nosotros igualmente hacía aquello / que no vemos / sino de lo proyectado de aquello en un punto  / que ahora entendemos es una forma proyectada de otra / por medio de nuestra consciencia). Pero rápido comprobamos que nada hay más allá, nada alcanza la razón, de lo que esta pueda ver y entender (y manifiesto sólo de la imagen), o de lo que diga (y entendamos) de las palabras de un texto (Wittgenstein). Una consciencia, por tanto, limitada de la misma razón (que le dice a la conciencia lo que tiene que (mirar) ver, y como debe entender) y que nos limita a ver más allá, de lo manifiesto: aun cuando la oscuridad está invitando a conocerla desde el borde de la luz (desde que el hombre inclinó la cabeza y miró hacia los astros en la noche), pero que a la vez (ahora) nos dijera: hasta aquí llegaste (a ver) mirando con instrumentos (a lo lejos) lo que (de más cerca), y con tus propios ojos miras, pero no sabes entender);  exigiéndonos: ahora para ver,  comprender qué es eso que no puedes ver ni entender, y que al mirar a las estrellas llamas oscuridad. Pues pretendemos conocer el cosmos (conjunto de todo lo existente /uno), sin comprender qué es aquello, que hemos llamado oscuridad; es decir: queremos iluminar lo que ya está iluminado y hacerlo de nuestras propias tinieblas, que no ven más allá, y solo oscuridad.

Para los espíritus sabios, la naturaleza jamás fue un juguete; las flores, los animales, las montañas reflejan la sabiduría de sus mejores años, tal como habían deleitado la simplicidad de su niñezR. W. Emerson.

La naturaleza humana (de algunos individuos y estados) les lleva a construir / habitar el espacio exterior, como aquel espacio igualmente para el hombre. “Pero, ¿en qué medida el construir (en el espacio) pertenece a habitarlo? Nuestra naturaleza nos lleva al espacio exterior, y en él a construir, pero no exactamente a habitarlo (según parece hasta el momento, de la mano de los americanos), sino a pretender (como en tantos lugares de la tierra, por algunos) a explotarlo, como fuente de materias primas y riqueza (mediada la razón de medios y fines). No busca, esa naturaleza, por tanto habitarlo (en acto de ser-ahí) ellos, como parte de ese ese espacio exterior y de ese cosmos, que es, y en el que somos, igualmente, cosmos (como los españoles fueron igualmente / de otra manera (españoles en las nuevas españas); distinguiendonos de aquellos otros que entendemos (diferentes) y que fundan solo colonias de explotación. 

En palabras de R. W. Emersonel universo (cosmos) se compone de la naturaleza y el alma. Por lo tanto, hablando con propiedad, todo lo que es distinto de nosotros, todo lo que la filosofía (el iluminismo) distingue como "No Yo", o sea, la naturaleza y el arte, el resto de los hombres y mi propio cuerpo (y por supuesto, y en nuestro caso: el espacio debe ser clasificado bajo este rótulo: Naturaleza.  Naturaleza, en el sentido corriente, se refiere a las esencias no modificadas por el hombre: el espacio, el aire, el río, la hoja del árbol. Arte se aplica a la mezcla de voluntad del hombre con esas mismas cosas, como se da en una casa, un canal, una estatua, un cuadro. Pero, tomadas en conjunto, hoy, las operaciones del hombre son, cuando tomamos el último siglo como referencia, más allá de desbastar un poco como afirma Emerson― sencillamente, en devastar, arrasar, explotar; y luego cuando no estamos a estas cosas: hornear, emperchar, lavar un poco, y criar a las nuevas generaciones.

Luego bajo este signo, primero se ha vislumbrado y despues alcanzado la frontera del espacio, no como una forma nueva de mirar y de cambiar hacia, sino con aquella misma mentalidad “plana y chata” de colonos, que avanzan la frontera sin comprenderla, con el único fin de poseer nuevas tierras y explotarlas; sin comprender antes ―que solo estamos extendiendo los muros de la razón en forma de ambición, más allá de lo que comprendemos― sin  comprender que estamos aún sobre mismos los muros, hacia una frontera abierta “en dos direcciones” desde donde observamos una forma (territorio) que al contrario de las planicies americanas, no podemos definir (en una forma), pues pretendemos mirar al final, no comprendiendo ni viendo desde el inicio. Luego la razón nos explica la oscuridad, y por alguna razón damos (todos) por cierta la explicación, pero (la razón) no explica por qué algunos no lo sentimos así, pues, la inteligencia y el sentido común me dicen: que todo está lleno de luz, y me pregunto, entonces ¿por qué seguimos en la oscuridad?

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