LEIBNIZ, HEIDEGGER, DIOS Y LA NADA
(12) LA NADA / LEIBNIZ, HEIDEGGER, DIOS Y LA NADA
(15) LA NADA / DE LOS QUE BUSCAN LA LUZ EN LAS TINIEBLAS (Find the light in the darkness) / jordi maqueda
¿Qué es la luz? ¿Qué son las tinieblas? La humanidad tiene necesidad urgente de una nueva forma de entender e interpretar el mundo, y que responda a las necesidades actuales de muchos de nosotros para estos tiempos. Pero no solo en cuanto a formulaciones y teorías absurdas, sino igualmente, referido al propio lenguaje. Pues este se ha vuelto extraño y sibilino, en manos de quienes alteran y sepultan una realidad que nos resulta cuando menos manoseada, donde encontramos hoy siempre esa Nada, que como una pesadilla "calderoniana" parece a todos perseguirnos, y empujarnos a su servidumbre.
El pensamiento sin Dios, que es el pensamiento del ser diferente, se halla más cerca del Dios divino— nos decía Heidegger. Esto es: que “este pensamiento, sin dios, es más libre para entender la forma de dios, de que lo que pueda creer esa metafísica”. Pero, no nos cabe duda, que ese pensamiento sin Dios (algunos dirán que en la Nada) — parece todavía más lejos de Dios de lo que entiendo, que el mismo Heidegger pensaba o imaginaba; pues podemos afirmar, que Heidegger, si lo encontró (a Dios) —y entiendo que a su manera lo buscaba—, muy vagamente nos lo explicó (por algo será, de esa manera). No obstante, esto tiene una explicación, y además nos viene esta explicación (precisamente por las palabras de dios), leamos: la lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! (Mt 6, 22,23); ¡y cuán enorme la oscuridad!, si te alejas del ser: hacia el infinito (en la nada).

Precisamente, entiendo que vivir se trata de esa búsqueda, para algunos sin fin —donde muchas veces sin nosotros mismos reconocerlo: andamos buscando a Dios— y a partir de la cual te das cuenta de que todos tenemos familia, pero somos huérfanos en el mundo. Que andamos buscando, sin saber muy bien qué buscamos y siempre desencantados; pues nos cansamos de todo, nuevo o no, que encontramos o compramos. Como aquel niño desamparado que en todo varón encuentra a un padre, siendo incapaz de reconocer al propio, pues nada de él sabe, ni siquiera que se lo arrebataron. Y en ello, hay toda una generación buscando un padre “hoy”, sin saber bien lo que buscan y, por lo tanto, siendo incapaces por si mismos de reconocerlo, pues muchos ignoran incluso que (de verdad) exista. Luego seguimos, desde aquel momento en que somos conscientes de nuestra carencia, en una búsqueda inagotable, buscando, e ignorando, la gran mayoría entre nosotros, que hay un camino Pero un camino distinto por el que antes ibas. De ahí que siempre digo: escucha esa voz que suena dentro de ti, y reconócela en todos tus caminos hacia esa búsqueda de la luz, que como una madre está esperando que de sus propias sombras salgan sus hijos. Pues no pocas veces, y es justo al final del camino, cuando por escuchar la propia voz y ser sabios a nosotros mismos, nos encontramos frente al vacío de un abismo que no esperábamos: entendiendo entonces, y solo entonces que algo nos hemos dejado en atrás; que quizá no hemos escuchado y nos decimos: "de la vida: mi vida, no puede ser solo hasta aquí, y solo esto".
Luego, algún ilustrado o filósofo nos dirá a este respecto: “pero qué nos dices, y de que nos hablas: esta explicación es absurda. Y además, ahora nos de Dios”. Y una cosa hay de cierta de sus palabras, pues tanto la filosofía, como la ciencia, no quieren saber hoy nada de Dios / del ser (que diría Heidegger). Por tanto, luego entendamos —pero entiendan, antes, que unos y otros hablan de la misma cosa ser o dios: que no entienden—que la concepción o noción más rigurosamente del ser, o de dios y que a partir de ciencia y filosofía hoy podemos esperar es, que saben del ser / o dios en la medida precisa en que del ser o de dios nada quisieron, ni nada quieren saber (incluida la propia religión). Y por supuesto, que es absurda, para aquellas almas racionales, que no saben ni entienden, porque se han cerrado sus ojos para que no vean y su corazón no entienda porque del ser ellos nunca quisieron saber. Y ven la luz sin salir de las sombras (en otras formas de oscuridad).
(15) LA NADA / DE LOS QUE BUSCAN LA LUZ EN LAS TINIEBLAS (Find the light in the darkness) / jordi maqueda
¿Qué es la luz? ¿Qué son las tinieblas? La humanidad tiene necesidad urgente de una nueva forma de entender e interpretar el mundo, y que responda a las necesidades actuales de muchos de nosotros para estos tiempos. Pero no solo en cuanto a formulaciones y teorías absurdas, sino igualmente, referido al propio lenguaje. Pues este se ha vuelto extraño y sibilino, en manos de quienes alteran y sepultan una realidad que nos resulta cuando menos manoseada, donde encontramos hoy siempre esa Nada, que como una pesadilla "calderoniana" parece a todos perseguirnos, y empujarnos a su servidumbre.
El pensamiento sin Dios, que es el pensamiento del ser diferente, se halla más cerca del Dios divino— nos decía Heidegger. Esto es: que “este pensamiento, sin dios, es más libre para entender la forma de dios, de que lo que pueda creer esa metafísica”. Pero, no nos cabe duda, que ese pensamiento sin Dios (algunos dirán que en la Nada) — parece todavía más lejos de Dios de lo que entiendo, que el mismo Heidegger pensaba o imaginaba; pues podemos afirmar, que Heidegger, si lo encontró (a Dios) —y entiendo que a su manera lo buscaba—, muy vagamente nos lo explicó (por algo será, de esa manera). No obstante, esto tiene una explicación, y además nos viene esta explicación (precisamente por las palabras de dios), leamos: la lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! (Mt 6, 22,23); ¡y cuán enorme la oscuridad!, si te alejas del ser: hacia el infinito (en la nada).

Precisamente, entiendo que vivir se trata de esa búsqueda, para algunos sin fin —donde muchas veces sin nosotros mismos reconocerlo: andamos buscando a Dios— y a partir de la cual te das cuenta de que todos tenemos familia, pero somos huérfanos en el mundo. Que andamos buscando, sin saber muy bien qué buscamos y siempre desencantados; pues nos cansamos de todo, nuevo o no, que encontramos o compramos. Como aquel niño desamparado que en todo varón encuentra a un padre, siendo incapaz de reconocer al propio, pues nada de él sabe, ni siquiera que se lo arrebataron. Y en ello, hay toda una generación buscando un padre “hoy”, sin saber bien lo que buscan y, por lo tanto, siendo incapaces por si mismos de reconocerlo, pues muchos ignoran incluso que (de verdad) exista. Luego seguimos, desde aquel momento en que somos conscientes de nuestra carencia, en una búsqueda inagotable, buscando, e ignorando, la gran mayoría entre nosotros, que hay un camino Pero un camino distinto por el que antes ibas. De ahí que siempre digo: escucha esa voz que suena dentro de ti, y reconócela en todos tus caminos hacia esa búsqueda de la luz, que como una madre está esperando que de sus propias sombras salgan sus hijos. Pues no pocas veces, y es justo al final del camino, cuando por escuchar la propia voz y ser sabios a nosotros mismos, nos encontramos frente al vacío de un abismo que no esperábamos: entendiendo entonces, y solo entonces que algo nos hemos dejado en atrás; que quizá no hemos escuchado y nos decimos: "de la vida: mi vida, no puede ser solo hasta aquí, y solo esto".
Luego, algún ilustrado o filósofo nos dirá a este respecto: “pero qué nos dices, y de que nos hablas: esta explicación es absurda. Y además, ahora nos de Dios”. Y una cosa hay de cierta de sus palabras, pues tanto la filosofía, como la ciencia, no quieren saber hoy nada de Dios / del ser (que diría Heidegger). Por tanto, luego entendamos —pero entiendan, antes, que unos y otros hablan de la misma cosa ser o dios: que no entienden—que la concepción o noción más rigurosamente del ser, o de dios y que a partir de ciencia y filosofía hoy podemos esperar es, que saben del ser / o dios en la medida precisa en que del ser o de dios nada quisieron, ni nada quieren saber (incluida la propia religión). Y por supuesto, que es absurda, para aquellas almas racionales, que no saben ni entienden, porque se han cerrado sus ojos para que no vean y su corazón no entienda porque del ser ellos nunca quisieron saber. Y ven la luz sin salir de las sombras (en otras formas de oscuridad).
(16) LA NADA / LA NADA COMO SIGNIFICANTE DIFERENCIADO, o POTENCIAL INDIFERENCIADO / jordi maqueda
Cuando hablamos de la Nada —que ya es mucho hablar de aquello que desconocemos— surgen dificultades sobre su conceptualización, representación y potencial realidad. La función simbólica en esta “no cosa” se torna aún más extraña e indescifrable, no hay forma / ni manera de poder entender, cuando la semiótica (la Ciencia que estudia los diferentes sistemas de signos que permiten la comunicación entre individuos, sus modos de producción, de funcionamiento y de recepción) se torna inservible y defectuosa ←º<, al comprobar que con lo que tratamos es con lo indiferenciado, o como lo califican algunos: un potencial informe e indiferenciado ←º<¡¡¡∞ Terreno pantanoso este reino de lo indescriptible, pero ya descrito →informe e indiferenciado, pues “la Nada” no tiene caracteres que la diferencian de otra cosa → siendo la vez (meta-diferente)o diferente ←º<¡¡¡∞ de toda “cosa” (ente). (La nada / la desconocida) en su esencia (su nombre-nombra-lo inexistente) ←º<¡¡¡∞
Así, al preguntarnos o preguntar por la Nada —nada en sentido estricto— como un potencial indiferenciado, surge de inmediato un bloqueo: primero, no nos sirven las comparaciones con la realidad, pues no podemos comparar con nada lo que la Nada sea (?) ni tampoco podemos visualizar lo que de manera literal la Nada pudiera ser. Por tanto, no podemos explicar ni sugerir la realidad de esta “desconocida” informe y atemporal desde nuestra realidad, ni de ninguna otra realidad (si no aquella realidad será nada) cuando queremos concretar aquello que no es concreto, concretándolo por la razón (en un nombre) al que esta misma razón le tendrá que dar un sentido → sentido de su ser (inexistente) por medio de la misma razón (absurda), que le dio un nombre (absurdo y que en si mismo se contradice / afirmando lo que no es, en su propio nombre) a lo inexistente ←º<¡¡¡∞ Quizá, y en este caso como en ningún otro, lo pretendido (de ese nombre) no se adecúa fácilmente luego para su entendimiento º<¡¡¡∞ x∞ por mucho que se pretenda por algunos (revelar) definir o entender (lo que no está presente). Por ello sencillamente, la Nada es un ejercicio de búsqueda condenado a fracasar en la curva hiperbólica del propio pensamiento irracional que busca en el infinito el objetivo de un ejercicio que excede a los dominios de lo existente, estando, además, más allá del ámbito de la ciencia o, sobre todo, si se relaciona a la ciencia: una ciencia que busca hallar en su fin la cosa para su estudio (y entenderla), luego: al pretenderlo donde no hay ente. Pero aun así, algunos físicos insisten y proclaman su posible existencia: de una (Nada) creadora del universo (entiéndase por tanto mas alla de lo universo / como motor inmóvil→ que mueve) y existente en un vacío que no es (tal vacío), donde de ese vacío, por lo tanto entiende: que no hay casi nada: o nada en absoluto, según leemos de algunos casos. Se diría que se parecen estos científicos, a aquellos helenos que terminaron por levantar un templo al Dios desconocido (solo porque unas ovejas se pararon en un lugar que ningún dios había asociado con él; y dando lugar a que un altar fuese construido allí, sin el nombre de un dios inscrito en él) y del que luego alguien, que pasaba por allí, les vino a hablar: de esa Nada.
(17) LA NADA / DE LA AUSENCIA OBJETAL / Jordi maqueda

(17) LA NADA / DE LA AUSENCIA OBJETAL / Jordi maqueda

18 (LA NADA) / LA FORMA DE LA NADA / jordi maqueda

Parménides se obsesionó con la Nada, como después lo hicieron tantos otros. Lo cierto es, que en filosofía esto ocurre más de lo que creemos (obsesionarse con lo absurdo)… “Anduvo, no hace demasiado por el mundo, igualmente, una doctrina que hizo bien y mucho mal: y entre sus males, uno fue el de traernos, un género de análisis donde los hechos se pulverizan con él: “Y el hombre, esta cosa, ¿es una cosa?” Por absurdo que nos parezca la pregunta, hay quienes se la habían propuesto”. (Revista Filosofía, Voz 13, N. 2 - El hombre de carne y hueso) — Unamuno. Por lo tanto, y siguiendo con la no existencia (la nada), concluiremos: que despojar a la Nada de nombre, y no pensarla (no razonarla: pretendiendo explicar, por la razón, una posibilidad no real: de la ausencia del ser: pues las cosas sencillamente son) hubiese sido abortar el nacimiento a esta igualmente de todo: desterrarla de nuestra mente.
Así, la forma de la nada dada a entender a la razón, a saber de Parmenides, en ( la supuesta) ausencia del ser (puede ser y no-ser definida absolutamente / o ser definida → (tener un nombre que la defina: por la razón) y no ser → (estando solo en la mente) → pero no estar aquí ni allá (en la realidad). Por tanto: puede ser (la nada) y a la vez no-ser, siendo esta materia de la abstracción sin estar bien definida jamás (por su no naturaleza inexistente y por tanto indefinible), (estando →sin estar aquí o en lugar alguno), (solo estando, o siendo → una idea) → (idea pero: sólo en el pensamiento entregado a la contemplación de una Nada → en la imaginación o el ensueño y tener forma y nombre de Nada.
Entiéndase, que cuando hablamos hoy de la Nada, hablamos de algo circunscrito ya a la mente (una sombra de aquella nada) y que en el ámbito de la filosofía se proyecta de diversas formas (Parmenides es” la imagen” primera, de esa sombra → de la Razón, que desde entonces se proyecta hacia nosotros, infatigable y negándose con todas sus fuerzas a desaparecer: a no existir, y que ( de forma “memética” → instrumento de la psique del lenguaje de la razón (Susan Blackmore ―la máquina de los memes- 1999) cada cierto tiempo gusta de descorrer las cortinas en la mente, revelándose en otra imagen (diferente, de alguien) que proyecta esa misma sombra / de la razón: que luego (por los memes del lenguaje de la razón) se proyecta manifiesta hacia otras imagines a lo largo del tiempo y la historia hasta nuestros días, en los que podemos apreciarla de su imagen proyectada en algunos filósofos que afirman por ejemplo: que falta mucho por decidir si el horizonte de la Nada es un horizonte habitable en todo su sentido práctico o existencial (E.Trias). Y del mismo modo esta otra, de un profesor de filosofía: La Nada por sí misma pareciera que no puede ser vista sólo le entendemos en relación a lo que es, a la manera de ausencia, de hueco, espacio o vacío, pero siempre en relación con la periferia del hueco, vacío o espacio mismo del que hablamos. Sin esa periferia del Ser en la frontera de la Nada, no podríamos reconocer que hay algo más que no es lo que vemos. Sin el Ser, la Nada no podría ser comprendida ← ¡ª<!!!∞ (entiéndase lo que nos dice hector: hay algo más: hay la nada, que no podría ser comprendida sin el ser, que es→ y por tanto no hay Nada, para comprender) empezando porque no habría un alguien que la comprendiera si hubiésemos eliminado todo ser. (Bueno… a ver→ es que →si hay nada →no hay ser, Héctor (principio de contracción) La eliminación del Ser es la eliminación de toda posibilidad de comprensión de la Nada aunque no de la Nada en sí ← ☺ Ciertamente no todo es Nada ←☺. Pero sí es por la Nada que vemos lo que es, ( ☺→ puesto que si todo fuera Ser← ☺) tampoco podríamos identificarlo pues no habría distinción entre las cosas que existen “ya que todo sería un sólo Ser en un sólo ente” ← ☺(Contemplar la nada / héctor Sevilla 2011) ← ☺.(Precisamente para eso están las formas Sr. héctor), para distinguir entre las cosas que existen, en sus formas, dentro de una forma mayor que es el ser, que a su vez contiene todas las formas que tienen su ser: un solo ser (forma), conteniendo todas las formas :seres (la Pta definición de ser). Otro libro para tirar a la basura.
Y he aquí,
el grave problema, manifiesto a los ojos, cuando el desconocimiento del ser, y de
lo que somos, propicia que no nos reconozcamos, pero en su lugar nos y reconociéndonos
en una Nada
que (por supuesto, que no puede ser vista:
ni es un horizonte habitable, para alguien normal con sentido común; ni
siquiera a partir de filosofías absurdas y literaturas ficción que han hecho de
la Nada ámbito de su despliegue, y que en el ámbito de la literatura se
denomina ficción especulativa: nada, que
ver como la realidad de carne y hueso, como nada que ver tiene la nada con la filosofía
de lo real de carne y hueso. Por suerte ha habido quienes han logrado ubicarla
y razonarla dentro de su ámbito circunscribiéndola a este: Heidegger, Sartré y
otros filósofos, que no solamente no la extrajeron fuera de este (su
ámbito/concp.) sino, que le dieron dimensión y campo de acción en la mente,
lugar donde medra según estos, relacionándola con una angustia: o vacío
existencial, y no con una “ausencia
objetal “que ya hemos
explicado.
(19) LA NADA/ LA SOMBRA DE LA NADA : La imagen de la sombra que más ilumina la nada: El conejo Blanco que se mira el reloj
¡ª<◊ - ¡ª<◄( - ¡ª< ◙
¿Es posible pensar y pensar en la Nada racionalmente pudiendo constituirse en un horizonte desde el cual es posible vislumbrar algo algo: aunque no se sepa muy bien que es, no siendo aquello de carne y hueso →la razón? Creo que el pensamiento debe empezar por lo más fundamental, para poder comprender de lo que hablamos. Entonces: ¿es posible comprender lo que no existe, ni puede existir? / ¿Es posible explicar y hablar de lo que no existe? Y ¿Es posible imponer ese pensamiento absurdo, y fundado en la nada de una imaginación patológica?
En todo caso, lo peor que te puede ocurrir si estás hablando de cómo es (no-siendo) y dónde está (no-estando) la Nada, es que un niño fije su atención y, mientras explicas aquello que ni tú mismo concibes o entiendes, este te interrumpa y pregunte ¿de qué hablas? Posiblemente, el niño con esa lúcida ingenuidad propia de la infancia, haya percibido que algo, y ciertamente es así: que no tiene sentido lo que dices, y estás hablando de una “cosa” mientras te esfuerzas en explicar que esa misma “cosa” no es. Por suerte para los padres, esa lucidez inquisidora desaparece paulatinamente con la edad pero, créanme: el niño no anda mal encaminado.
Como refiere John D Barrow: El Libro de la Nada – 2009 "la pregunta (sobre la Nada) es razón suficiente para escribir un libro"←º<!!!∞. (y el tema suficiente razón como para no abrirlo) Pues la cuestión es la siguiente: Cómo podríamos hablar, saber y menos escribir sobre algo que, no solo no existe, sino que no existió jamás, pues no tenemos conocimiento de ella ni de su existencia. En situaciones normales, podemos hablar de algo que existe y podemos también hablar de algo que no existe, pero que existió con anterioridad y conocemos, aunque sea vagamente por referencias, pues otros lo descubrieron-ahí — o bien, porque existen pruebas de su existencia. Lo cierto, es que los niños pueden estar siempre distraídos en sus cosas, y no muy atentos a lo que dicen los padres —o eso creemos— pero, aunque estos habiten el reino de la fantasía a esas tiernas edades, parecen distinguir claramente aquello que proviene de ese otro reino, más allá, y que tan frecuentemente moran los mayores: "el reino de lo absurdo". De modo que si insistimos, como insistimos tantas veces en explicar aquello que no conocemos, que nadie ha visto, que ni siquiera se sabe dónde está, o si estuvo, o fue alguna vez: es posible que alguna mente joven que esté escuchando se pregunte, y luego nos pregunte por aquello que no existe→ pero de lo que estamos hablándole (no sé si me entienden, en tanto a lo absurdo que queda uno hablando de cómo es algo, que no es ni puede ser, luego como si lo conociera).
De modo que si estaba ya complicada la noche teniendo que explicar esa Nada como una inexistencia absoluta de algo, “algo” que no existe ni existió jamás, pero que lo estamos explicando en su razón pura y parece que incluso lo conocemos. Créanme, la noche se complica, cuando ahora tenemos que explicar: que no existe, aquello de lo que hablamos, y con ello refutar todo lo anterior, e igualmente a nosotros mismos. Pues, no se tratará de explicar la no presencia → de algo (que hoy pudiese ya no existir) sino más, de explicar razonadamente la inexistencia → la no-existencia-absoluta (o inexistencia absoluta que, además → no puede ser de algo, ni de nada ¿me entienden? La Nada (el nombre) refiere→ la inexistencia absoluta→ /y “refiere (en su mismo nombre: un nombre que-es-ahí refiriendo → a la nada, que no-es en ningún lugar). Bueno, vemos que el lenguaje (racional) no nos ayuda / vemos que el lenguaje no ayuda a entenderlo, pero si a la razón práctica a explicarlo ← ¡ª< ¿Pero esto para qué nos sirve? se Diría Unamuno, cuando refiriendo a la utilidad de ciencia se pregunta:” toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una ópera; y se pregunta: ¿cuál es, en este caso, más útil, el tranvía o la ópera?” Bien: pues en este caso, el nuestro, no nos es útil ni el tranvía que nos lleva ni la ópera.
“La filosofía responde ―o debería responder (mejor dicho) ―, a la necesidad de formarnos una concepción unitaria y total del mundo y de la vida, y como consecuencia de esa concepción, un sentimiento que engendre una actitud íntima y hasta una acción” (Unamuno). En este caso, el de la concepción de la nada (o la nada que no vemos pero está: ahí, presente en la mente) la acción, no responde a necesidad alguna, sino a una razón: que más podría entenderse como irracional, o (patológica) dirigida en algún tipo de interés (voluntad o deseo). No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro optimismo o nuestro pesimismo, de origen filosófico o patológico, y quizá, tanto el uno como el otro, el que hace nuestras ideas (Unamuno): Unamuno ve un lado de una sombra, que reconoce luego de sí mismo y hoy de todos ¡<◊ y con su lenguaje castellano/ un castellano que no sabe de sombras comienza a recorrerla El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo que de los demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón. Más veces he visto razonar a un gato que no reír o llorar. Acaso llore o ría por dentro, pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva ecuaciones de segundo grado…//… así, lo que en un filósofo nos debe más importar es el hombre. Tomad a Kant, al hombre Manuel Kant, que nació y vivió en Koenigsberg, a forales del siglo xviII y hasta pisar los umbrales del XIX. Hay en la filosofía de este hombre Kant, hombre de corazón y de cabeza, es decir, hombre, un significativo salto, como habría dicho Kierkegaard…/… el salto de la Crítica de la razón pura a la Crítica de la razón práctica. Reconstruye en esta, digan lo que quieran los que no ven al hombre, lo que en aquella abatió, después de haber examinado y pulverizado con su análisis las tradicionales pruebas de la existencia de Dios—del Dios aristotélico, que es el Dios que corresponde al Dios abstracto— vuelve a reconstruir a Dios, pero al Dios de la conciencia, al autor del orden moral, al Dios luterano, en fin. Ese salto de Kant está ya en germen en la noción luterana de la fe. El un Dios, el Dios racional" ←º<¡¡¡∞ → es la proyección al infinito de fuera del hombre por definición, es decir, del hombre abstracto, el hombre no hombre…/ , (Unamuno-del sentimiento trágico de la vida)
¿Estábamos hablando entonces de dios? bien…”Llegados a este punto, y si queremos ser formales en aquello que tratamos, vemos que no podremos dar nombre y llamar cosa a lo que no lo es, o Nada a (nada) pues “no es: no hay cosa” y, precisamente, porque no “es” no puede tener nombre o categoría, ya que ni conocemos, ni podemos conocer aquello (?) en absoluto, como ninguno de nosotros es capaz ni puede hablar de lo que no existe, ni podremos nunca justificar o explicar, de ninguna manera “la inexistencia –de algo” —(“algo, ya sería cosa”)— que no conocemos ni existe, y menos aún deberíamos divagar en conceptos y mecanismos que rayan, cuando no superan, lo inaudito, del mismo modo que a nadie se le ocurre explicarnos sobre la inexistencia de cualquier otra cosa que no existió jamás; pues, y además, con solo nombrar (“algo: su nombre - darle nombre”) aunque no exista, sería empezar a dimensionar: primero, de una forma abstracta un entorno / para de inmediato empezar a dar “mentalmente” forma a una idea o concepto desarrollando la identidad de aquello; esto sería: crearlo —(auto crearlo)— nosotros mismos. Luego para quien no sale de su casa a conocer las realidades del mundo, lo ideal es recrear su propio mundo en casa: hoy lo hacemos todos) luego la crítica kantiana, pensamiento kantiano, consiste en separar aquello que la razón puede legítimamente conocer de aquello que está fuera de su alcance ¿pero que puede reconocer quien en toda su vida no sale de su pueblo, y esta siempre pendiente de un reloj? Todo, y solo gracias a la razón: solo hay que limitar la imaginación, para que no se vean los unicornios. Precisamente, en la "Introducción" a su Crítica de la razón pura Kant da cuenta, con su metáfora de la paloma, de que lo más importante era fundamentar sólidamente una nueva filosofía limitando la imaginación de sus alcances al genuino alcance de la razón (el infinito), leemos: Nuestra tendencia a extender el conocimiento no reconoce límite ninguno. La ligera paloma, que siente la resistencia del aire que surca al volar libremente, podría imaginarse que volaría mucho mejor aún en un espacio vacío. De esta misma forma abandonó Platón el mundo de los sentidos, por imponer límites tan estrechos al entendimiento. Platón se atrevió a ir más allá de ellos, volando en el espacio vacío de la razón pura, por medio de las alas de las ideas. No se dio cuenta de que, con todos sus esfuerzos, no avanzaba nada, ya que no tenía punto de apoyo, por así decirlo, no tenía base donde sostenerse y donde aplicar sus fuerzas para hacer mover el entendimiento.
Kant se dedicó por una década a trabajar (sobre esa base donde sostener aquello) sin salir de la madriguera, en una pretendida solución para los problemas, que él mismo se había planteado resolver (para solucionar el mundo de las personas, después de haber ya solucionado todo lo demás en una «Historia general de la naturaleza y teoría del cielo, o ensayo sobre la constitución y el origen mecánico de todo el edificio del mundo, tratado según principios newtonianos - 1755,creo no lo recuerdo». Pero resulta paradójico que el creador del imperativo categórico, el filósofo que se atrevió a definir al ser humano como un fin en sí mismo, con la obligación de ser lo más autónomo posible / (y atrevido: atrévete), tuviese una vida tan recortada y auto controlada, determinada por una gran ansiedad interna (no salir de casa, solo al trabajo, y luego… ni eso), una corporalidad endeble y un psiquismo o conjunto de de caracteres psíquicos de un individuo y de los fenómenos relacionados con ellos) tan rigidificado: (tendencia de alargar innecesariamente las palabras para aparentar elegancia en el habla / pedante).. pero aunque amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, esto pese a los intentos de sus amigos de sacarlo de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas peticiones de un antiguo alumno, Kant escribió: Cualquier cambio me hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a mis admiradores y amigos, que piensan tan bondadosamente de mí hasta comprometerse con mi bienestar, pero, al mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección en mi actual estado frente a cualquier alteración. - Kant. “No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a sí mismo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!» (Cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo más natural del mundo)”. Alicia en el país de las maravillas.
En la cultura popular, el Conejo Blanco se ha convertido en un símbolo a seguir, donde seguir al Conejo Blanco describe el acto de seguir a algo o a alguien ciegamente. (Kant Creció en un hogar pietista luterano que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación literal de la Biblia. De modo que Kant reconstruyó con el temor del corazón lo que con la cabeza había abatido. Pues suele ocurrirle a la razón que termina antes su edificio en la especulación y no examina hasta después las consecuencias (propias y ajenas), ni los cimientos sobre los que los había construido. Kant fue para Nietzsche un “demorador” (Tardanza en el cumplimiento de una obligación desde que es exigible). ¡Y no me hables ahora del imperativo categórico, amigo mío! Esta palabra hace cosquillas en mi oído y tengo que reír, a pesar de tu presencia tan seria: me hace pensar en el viejo Kant, quien, en castigo por haber introducido subrepticiamente "la cosa en sí" -¡un asunto bastante ridículo también!-, quedó sobrecogido de temor por el "imperativo categórico", y con él en el corazón regresó extraviado nuevamente a "Dios", al "alma", a la "libertad" y a la "inmortalidad", igual que un zorro que regresa extraviado a su jaula- ¡y su fuerza y astucia fueron las que habían roto esta jaula! (Nietzsche, 1990, § 335: 193-194).
La razón no es más que un instrumento y Nietzsche advertirá de cómo Kant en sus propuestas del conocimiento y de la acción, conduce a los espíritus a caer en el instinto del rebaño "De un examen de doctorado. "¿Cuál es la tarea de todo sistema escolar superior?" Hacer del hombre una máquina. "¿Cuál es el medio para ello?" El hombre tiene que aprender a aburrirse. "¿Cómo se consigue esto?" Con el concepto del deber. "¿Quién es su modelo en esto?" El filólogo: éste enseña a ser un empollón. "¿Quién es el hombre perfecto?" el funcionario estatal. "¿Cuál es la filosofía que proporciona la fórmula suprema del funcionario estatal?" La de Kant: el funcionario estatal como cosa en sí, erigido en juez del funcionamiento estatal como fenómeno". (F. Nietzsche, Crepúsculo de los Ídolos)
Una vez dado ese paso, al “conceptualizar” lo que habremos hecho es traer
aquello inexistente al plano existencial, a la vez que nosotros nos sumergimos
en su laberinto (y a los otros: memes /memética) y, por tanto, sería entonces
hablar de una “cosa” o "algo" ahí, que no está (en la realidad) pero está
en la mente de todos: La razón práctica, y su moral luterana (la sombra) de
dios. En consecuencia, y en este caso concreto que tratamos (al haber dado
nombre a lo inexistente: la Nada) no estaríamos hablando de aquello que "no
es -absoluto", sino de algo ya representado / en nuestra mente
“encarnado”, pero que solo cabe existir en la mente de quien la concibe y en de
los que lo leen, pues, y repito, en este caso concreto: La Nada, y lo que con
ella se quiere decir (nada / como absoluto) más allá de su representación
subjetiva, no podrá existir jamás; precisamente, dada la contradicción con lo
existente, pues ambas realidades se dan como absolutas, y allí donde existiere
“Nada-absoluta” (Inexistencia total o carencia absoluta de todo ser) no cabe el
“Universo” (lo existente/ la naturaleza de las cosas que , si, son) siendo,
igualmente a la inversa. Resultando: que toda investigación sobre la
Nada-absoluta, será una divagación por una razón Práctica, que no nos llevará a
conclusiones, sino a: Nada.
El hombre Kant no se resignaba a morir del todo (un cobarde, en otras palabras, y luego un enfermo patológico, al que apartaron de la universidad). Y porque no se resignaba a morir del todo (dio el salto aquel, el salto inmortal de una a otra crítica. “Quien lea con atención y sin anteojeras la Crítica de la razón práctica, verá que, en rigor, se deduce en ella la existencia de Dios de la inmortalidad del alma, y no esta de aquella. El imperativo categórico nos lleva a un postulado moral que exige a su vez, en el orden teológico, o más bien escatológico, la inmortalidad del alma, y para sustentar esta inmortalidad aparece Dios (el sujeto en el último capítulo de trías). Todo lo demás es escamoteo (Centauros y limitaneis) del profesional de la filosofía…