Resumen→ El texto reflexiona sobre el nihilismo y su evolución desde Nietzsche, pasando por el existencialismo de autores como Sartre, Heidegger y Unamuno, hasta su impacto en la filosofía europea del siglo XX. Explica cómo las guerras mundiales alimentaron el pensamiento nihilista y existencialista, marcando una generación con conceptos como la Nada y la angustia. Estos filósofos, influenciados por la destrucción y el sufrimiento, cuestionaron valores tradicionales y desarrollaron nuevos ideales basados en la individualidad, la dignidad y el esfuerzo creativo, enfrentando con valentía la muerte y el vacío existencial. Además, se explora la tradición filosófica más amplia sobre el problema de la Nada, remontándose a Parménides, Gorgias, y otros pensadores clave.
Nihilismo: Todo pensamiento es hijo de su tiempo que todos reconocemos a partir de F. Nietzsche (una alemán), luego exaltado por otros, a través de sus obras y escritos, las cuales se dieron a conocer durante el siglo XIX, extendiéndose luego su lectura al principio y mediados del S. XX, sobre todo durante los años anteriores y posteriores a segunda Guerra Mundial. Guerras, sobre todo la última, que debería haber mejorado el mundo, pero que por alguna razón no lo hizo, alargándose luego la sombra de este Nihilismo, de la mano de aquellos filósofos llamados existencialistas: Sartre o G. Marcel en Francia, Jaspers en Alemania y otros, que también formaban parte del movimiento llamado existencialismo, muy propio de la Europa de entreguerras, y que arrollaría a la filosofía de su tiempo. Pues recordemos, tanto Heidegger, al igual que los autores antes mencionados crecen y maman de la primera guerra mundial, así como después padecerán la segunda, en todo alcance y consecuencias. De modo que términos como angustia o Nada van a ser sintomáticos de una generación europea: de su forma de pensar y hacer las cosas / lo mismo filosofía, en una Europa (Alemania, sobre todo) asfixiada tras la gran guerra y luego desolada por la segunda y cuya ciudadanía, pensadores incluidos, vacilaban frente aquellas soluciones políticas y científicas que habían heredado del siglo XIX, por lo que no es de extrañar, que recuperarán para la filosofía, no precisamente aquellos pensadores herederos de la Ilustración que los habían llevado literalmente a la Nada: a la destrucción de toda una generación y sumisión a otras potencias; sino que estos escribirán a la sombra de autores como Kierkegaard o el mismo Nietzsche, y creando a partir de estos una serie de valores con los que poder guiarse en su tragedia y miseria, hacia una vida más fructífera, pero sobre todo: intensa, a pesar del reconocimiento una muerte inevitable manifiesta y difundida durante aquellos largos años de guerra, pero que ellos enfrentan. Siendo, precisamente de ese enfrentamiento ―y reconocimiento de haber sido para la muerte― lo que curiosamente más les refuerza; y rechazando aquellos valores tradicionales como la fama, la riqueza o el prestigio social, en favor del libre albedrío, la dignidad, el amor íntimo y personal y el esfuerzo creativo.
La lucha y sufrimiento personal, por tanto, cobran un valor tangible en la sociedad, en cuanto que añaden una comprensión del sentido trágico de la vida (de ese ser que se reconoce para la muerte / que esta-ahí ( en lugar i tiempo concreto), marcando este pensamiento luego, toda la segunda mitad del siglo XX en Europa, de la mano de aquellos pensadores existencialistas y hasta nuestros días, en lo que se podría denominarse “la victoria de la intrascendencia”; y que se suma a la falta ya de interés por las cosas en general y dentro de la sociedad del momento: ese gusto por no-ser y desprecio por todo, que vemos reflejado en el aburrimiento, el absurdo y las ganas de no hacer y estar en nada, donde uno de los temas filosóficos y científicos prevalecientes fue (y sigue siendo) precisamente esa idea de La Nada (como algo que es: tangible y explicable). Tanto así, que uno de los textos filosóficos más representativos del pensamiento filosófico europeo, habla y remite precisamente a esa Nada: ¿Qué es metafísica? - (Heidegger) cuyo entendimiento de este, en tanto a entorno y pensamiento de aquel momento histórico, puede darnos a entender o permitir hacernos una idea sobre la preeminencia del pensamiento a partir de lo que no-es-ahí: una Nada reconocida y reconocible en aquellos días y los que la siguieron luego tan presente como el dolor y la carencia, sumado a la posterior devastación que asolará después toda Alemania y Europa, siendo a partir de dichas experiencias, de la que el alma angustiada antes de la nada esperaba después diese a luz la posibilidad de algo (moviéndose del ser→ verbo infinitivo / siendo Luego el existencialismo o mejor será decir: "el existencialista" es, por tanto él→ un individuo (para sí: auténtico) que reconoce su finitud de antes (lo) que afronta después→ la muerte con valor y dignidad (sentido último de ser y tiempo). Su existencia es un esfuerzo de hacerse más individual y menos mero miembro de un grupo (o de la masa: en Ortega) es "Uno" que reconocemos luego de Heidegger cuando este presenta su dimisión como rector el 21 de abril de 1934, un año después de haber accedido al cargo. Tampoco aceptó el nombramiento como rector en Berlín; es más, en uno de sus Cuadernos negros, Heidegger explica: «Dejo mi cargo a disposición porque ya no es posible ninguna responsabilidad. ¡Vivan la mediocridad y el ruido!». Al mismo tiempo se trasciende la universalidad —del hombre "en general"—en favor de una mayor individualidad, o sea, el "hombre de carne y hueso" de Unamuno.
Pero si bien el interés por la nada y el nihilismo, sitúan igualmente a Heidegger y Nietzsche ―sálvense diferencias— en la prolongación de una tradición filosófica (Nihilista) que se remonta a Jacobi, de igual forma hay otra tradición filosófica, todavía más lejana, como nos recuerda Remedios Ávila Crespo (Pensar la nada, 2007) y que estos dos pensadores prolongan también, donde encontramos aquel interés primero por el problema de la Nada. Una tradición, que desde Parménides (o deberíamos leer “ΠΑ[ ]ΜΕΝΕΙΔΗΣ”) y luego Gorgias, pasando por Scoto, Eckhart, Dionisio, Juan de la Cruz, J. Beihme, Ángelus Silesius, Leonardo da Vinci, Francisco Sánchez, y que llega hasta Schelling; y donde prevalece todavía hoy, aquella interrogación que ha constituido uno de los núcleos de la filosofía: «¿Por qué hay algo más bien que nada? Pues la Nada es más simple y más fácil que cualquier cosa», (Leibniz ―De Los Principios de la Naturaleza y la Gracia). Pregunta esta, por cierto, que parece luego quedar al margen del pensamiento de Heidegger por alguna razón — me entenderán luego, seguro— pensando no ya este: ¿Por qué hay algo?, o ¿Por qué hay algo más bien que nada?, sino, y a mi modo de ver y entender, cambiando, pero sin expresarlo abiertamente el signo de la pregunta: ¿qué es metafísica? lanzándose directo él antes de un nombre (Metafísica→ más allá de la fisca) lo que podríamos entender directo a la nada (es) En cuanto metafísica→ el preguntar i moverse del pensamiento más allá (de lo que se conoce i-ser un-o de una idea→ luego de un nombre metafísica) que-es i no-es→ por sobre lo que es: físico (i se conoce) / moviéndonos de aquello mismo i nada antes (de lo que-es después) de recuperarlo como (algo i alguna cosa) que-es→ concepto (a partir de él→ ser (un-o) que se mueve del nombre i-de una cosa antes concreta) después: en su generalidad. Luego ¿por qué no hablarles antes de la nada?
Cuestión
esta / que no lo mismo (es→ ¿y por qué no la nada?) lo que se plantean sutil, o
no tan sutilmente hoy muchos: profesores y estudiantes de filosofía, tal y como
se deduce de innumerables escritos haciendo oídos sordos al (inicio de ¿Qué es
metafísica? acerca preguntarse por la nada→ del mismo Parménides que ya
advertía de lo infructuoso del asunto y abocarse a la Nada:. Cuando de cierto,
se trata de una pregunta por lo que no-es-ahí de una forma / lo que-es después
de otra manera y no solo parece una pregunta absurda: sino que lo es, pues no
sobrepasa los límites de la lógica y el sentido común, sino que carece por
completo de toda lógica y sentido común preguntarse por qué es (de un nombre) lo
que no-es (cuando no-es siguiera de una forma i nombre que pódemelos del
significante ―por su significado― entender). Como tampoco entiendo, o me cuesta
muchísimo, que la angustia sea (de lo que no-es) la respuesta orgánica que-es
(a lo que no-es “pero existe” (al menos cuando hablamos de Heidegger que
refiere→ de un nombre / lo que refiere (explica) de otro nombre). Quizás e
incluso peor que el nihilismo sea (el desgobierno) en negarse a ver antes y
escuchar (lo que es de una forma y un nombre) antes de las cosas que se
refieren de otro nombre Y sin embargo: esforzarse en aprender y hacerlo después
a partir de la Nada de un nombre antes (Pues hay nada / más nada hay en la Nada
para el hombre, sino una inmensa oscuridad (cuando no entendemos que nada es de
algo i una cosa de un nombre antes que no-es después / luego nada de… aquello /
teniendo que ser (siendo de un nombre i de una cosa antes a moverse de aquello hacia→
(del pensamiento igual) de uno es después.
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