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De la razón instrumental― Las relaciones de fuerza y poder―La razón instrumental en la educación―cuando parece natural no querer seguir estudiando―En las escuelas: a los jóvenes hoy no les enseña a pensar (se les enseña a obedecer)― Desde pequeños a los niños se les coloca en grupos homogéneos fomentando así la medianía y la pertenencia―Pero no hablamos de teorías en este blog, hablamos de realidad de la realidad social y la coercividad del estado hacia el individuo consentida por los (mismos sujetos del estado) que lo toleran y consienten―Las escuelas han sido y son aquellos lugares donde aprendemos y nos inculcan, más allá de las materias, unas normas de conducta ( a obedecer) tanto para dentro de las escuelas, como fuera de éstas― Por la palabra― Pero la palabra tiene además otros peligros, de los que muchos, digamos pretendidos productores intelectuales son dramáticamente inconscientes―Pero la palabra tiene además otros peligros, de los que muchos, digamos pretendidos productores intelectuales son dramáticamente inconscientes―Sin embargo, y como hemos podido ver, es cierto que la palabra no sólo puede ser, sino es, la herramienta más peligrosa dada al hombre; muestra de ello es el mal uso que se hace de ésta, y el sometimiento que a través de ella―.
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Un hombre en el castillo ―En el ámbito de la filosofía, a [Posteriori] ―De los niños ―Una forma más definida de critica ―La ruta de la servidumbre ―El neoliberalismo ―"El pasado es recordado muchas veces dramático ―"El pueblo español se entrega al suicidio ―Respecto del sinsentido de la existencia ―Desde un estudio de PD. Ouspensky―.
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La Razón Instrumental
El hombre es un ser social por naturaleza. Es decir, que le resulta imposible vivir aislado: ¿perdón? Pero hable solo por usted: El hombre o sujeto de la sociedad es un cobarde, al que le resulta imposible estar y sentirse solo, ante el caos perceptivo que deviene a sus sentidos de la naturaleza de las cosas y las personas: es un sujeto miedoso, incluso temeroso del vecino, que da forma a estados militarizados igualmente miedosos, del estado vecino, y que teme la oscuridad más que un niño pequeño, y en la tormenta se asusta de su propia sombra.De la razón instrumental― Hoy, próximos a alcanzar el primer cuarto del siglo XXI, y más allá de cualquier duda u opinión, predomina (al igual que mediada la segunda mitad del siglo XX) un sentimiento general de angustia y desilusión. Revelador de ello, y del desencanto de los ciudadanos con la sociedad, es el vago caso que se hace de la realidad o a temas relevantes, enfocada la ciudadanía en todo tipo de entretenimientos, distracciones y circo: el circo de la política (elemento polarizador, como el fútbol que me gusta pero distingo aquí como ejemplo de polarización social), a mayor escala y que mantiene la llama del rencor en la sociedad y a las personas enfrentadas (desconfiando unas de otras: la sociedad española sabe bien de lo que hablo: de hermanos enfrentados y matándose unos a otros): y por lo tanto ocupados los ciudadanos: distraídos de las cuestiones de fondo, más relevantes (lo que son, dónde están y que (sombra) los hace ser como son (en su forma de no-ser, ellos mismos). Pero solo tenemos que poner la televisión, la de toda la vida y echar un vistazo para darnos cuenta de ello y quedarnos perplejos, de lo que los medios nos muestran como realidad: gente chillando y dada al cotilleo, discutiendo sobre la vida de otros, noticias que nos hacen sentirnos seguros sólo en nuestra casa: guerras, pobreza, asesinatos, secuestros; corrupción política, reyes robando, empresas y bancos defraudando, la política bajos mínimos (siempre a ojos del adversario político que alienta con temas de hundimiento a los suyos, contra los otros), todo ello y esto último servido para la comida o la cena en los telediarios, como entretenimiento: el “oscurantismo” es lo que tiene: como si al mostrarse públicamente, de aquel niño que se delata ya no nos debiéramos molestar de lo que ocurre a nuestras espaldas y prestar más atención: en todo caso, ya nos dicen lo que es (y que estamos seguros en nuestra casa, en las manos de otros que manejan nuestra vida a antojo, sirviendo a la irracionalidad). Es más, incluso darnos por satisfechos, y contentos con el castigo y las herramientas que permiten atrapar a la supuesta escoria, en lugar de preguntarnos que las mismas herramientas por las que los atrapan, son las herramientas que las permiten y permiten esa escoria, entiéndase: la sociedad produce su propia basura, que como basura luego, igual que la nuestra la alejamos de nuestra casa, a esta otra la alejamos de las calles y de nosotros: la encarcelamos, todos conocemos a alguna persona, que es hoy socialmente basura, ¿verdad? y todos conocemos a alguien que no merece estar ahí por lo que hizo ¿verdad? no es un criminal, no mato ni hirió a nadie, pero ya no son humanos: como a los enfermos mentales los hemos rebajado a ambos porque no los entendemos, ni entendemos su modo de vida y ser: a escoria social, a basura: personas basura. Lo curioso, es que van bien las ratas, para vender matarratas. No nos dicen que estas ratas son así, invasoras, pero se alimentan y nutren de nuestra propia basura y ser, los convertimos en ese tipo de ratas. Y Nos van bien los asesinatos, para mantener más control en las calles: sobre todos nosotros. Y Nos va bien una pandemia, para ver como de atemorizados están los conejillos, que por sí mismos están encerrados en sus casas y aplaudiendo, aplaudiendo porque están encerrados, pero están seguros de la peste; mientras que yo buscaba cualquier excusa, como creo que tantos otros, solo para escaparme de mi casa. Y tuvo que llegar esta pandemia, para ver y reconocer que es lo mismo que nos ocurre (de esa angustia, pero amplificada) cuando nos quedamos a trabajar por obligación, en vez de irnos al campo un fin de semana; y lo mismo o peor cuando no podemos irnos de vacaciones, y escapar a lo que se llama monotonía, pero que dramáticamente nos lleva a la otra monotonía de las vacaciones, el cerco dentro de otro cerco: la ilusión de salir del cerco. Desgraciadamente, ya no sabemos vivir en el caos de la naturaleza; y como a Kant: nos asusta en su frondosidad durante el día, y en su oscuridad por la noche: nos pone enfermos (a algunos asmáticos de polen), a otros ansiosos e inseguros tanto de sus silencio como de sus sonidos.Luego las nuevas tecnologías han venido a terminar el trabajo para que el conejillo siempre este entretenido en su madriguera: sin mirar la realidad, no aportan nada diferente como en YouTube (quiero decir a la gran mayoría, pues yo he aprendió bastante de YouTube solo dejándome llevar, escuchando, observando y pensando en ello) pero donde no dejamos de observar los residuos estrambóticos de poderes míticos del pasado: médiums y magufos, ufólogos, profetas del devenir y fanáticos de todo tipo, que esperan al mesías destructor, y que conviven con las más obtusas fuerzas del futuro: jovencitos de gran desparpajo dándonos clases de todo lo fútil y situado más allá del bien y del mal a la altura de la mayor estupidez e inmadurez humana, dispuestos a toda (estupidez posible e imaginable) con tal de “triunfar frente a sus semejantes”, sin olvidar la palabra mágica del momento: dale al me gusta, no te cuesta nada, (pero si te cuesta: te cuesta aquella perspectiva heterogénea y necesaria para por el propio juicio aprender a discriminar del contenido y evidente es esto en las cosas que son, a la vista- ahí para que le des más veces al me gusta y estar todavía más presentes ahí, evitando por este acto tan simple, las que deberían estar (otras) dispuestas a nuestro juicio, aunque no te gusten. Entiéndase: que luego vemos solo lo que nos gusta, aunque sea una memez y nos aleje de lo heterogéneo y necesario.Las relaciones de fuerza y poder― Esta es una crítica, dura, al modelo o paradigma (social) presente, que encontramos en las actuales instituciones del estado político-sociales, y a sus relaciones de fuerza: poder (que pretende la nula inteligencia de individuo) por medio de la razón segunda o (razón instrumental) Instrumentalización, en la educación: escuelas y universidades ―pero, igualmente, esto es observable en todos los ámbitos de la sociedad― utilizando todas las formas (instituciones y leyes, dentro del estado como aparato, instrumento por el cual aplicar sistemáticamente (la forma) .Estas relaciones de fuerza se ocultan al instaurar un poder por medio de unos significados legítimos (que son útiles al estado, y no al individuo) e ilegitimando otros modelos (sean de conducta) no convenientes o contrarios y a los que humillan, aíslan y controlan, dejándolas sin libertad y con muy poco de "ellos mismos" (control coercitivo). Este poder es espejo luego en las escuelas (donde unos críos imponen su fuerza sobre otros) a partir del espejo social en el que se representan. En tal sentido, sus efectos no son atribuibles a a ciertos dispositivos que le permiten funcionar plenamente (tolerancia social a la coercividad: nadie hace nada ante el abuso) donde la otra parte de la relación (el sujeto-del estado), fortalece el ejercicio del poder al ocultar la procedencia del poder.Pero no hablamos de teorías en este blog, hablamos de realidad de la realidad social y la coercividad del estado hacia el individuo consentida por los (mismos sujetos del estado) que lo toleran y consienten― por su miedo irracional dándole (aquella forma: coercitiva y disciplinaria) consienten (su forma) a imagen de su propia forma (estado y sujeto, temerosos del individuo libre: una llama que hay que sofocar, no sea que se extienda): No hace demasiado me registró el coche la guardia civil, me venían siguiendo desde dos km atrás. Me bajé, lo registraron, no contestaron a mis preguntas, siguieron buscando y finalmente me dijeron, que fue porque el coche estaba muy sucio. Lo extraño viene después, esto fue en la puerta del súper, y cuando entro me preguntan: ¿qué paso?, qué estaban buscando, querían decir, a lo que respondí, deberías preguntarle a ellos, por qué estaban buscando algo en mi choche que no encontraron, y sin una razón o causa: solo me dijeron que estaba el coche sucio. Todo muy normal para el dueño del súper (¿entonces no paso nada me dice?), a lo que le respondo: Antonio, claro que paso, han hecho lo que les ha dado la gana conmigo y en mi coche, delante de personas que conozco, y sin ninguna razón, eso paso. Pero no lo ves. Ni lo verás así hasta que a ti te pase… (o a veces, ni siquiera entonces: como bien demostró la pandemia: todos aplaudiendo, a la vez…”J”). “Todo poder que logra imponer significados (morales) e imponerlos como legítimos disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza” 33 Pierre Bourdieu. Pero este estado de borregos (dije borregos, si) inicia desde mucho antes cuando se identifica a los zorrillos que podrían espantar el corral (la segregación del que tienen el coche sucio, por los conejillos siempre blancos y reloj nuevo). Iniciado este proceso de segregación entre individuos, y preservando el debate y conocimiento útil social (en su forma racionalista para servir al estado) apartando y seleccionado unos y de otros; además, de por medio de una dogmatización (Afirmando y exponiendo opiniones e ideas, no realidades, propias como si fueran dogmas o verdades indiscutibles), y luego encubriendo la relación existente entre medios y fines de la educación dirigida (a la formación profesional generalizada dentro de una forma o sistema integrador (que no promueve la inteligencia: distingamos aquí entre inteligencia y razón) sino fomentar la razón de unos y otros, universitarios o no, a servir (racionalmente) dentro de la forma (del estado), en su forma (de sujeto del estado) proyectando estos mismos la imagen del estado, en su propia imagen, (por ejemplo de las empresas en su maraca España, o en un europeo o mundial de futbol, el sujeto y su bandera, marca España, o la misma guardia civil), lo que constituye una acción malvada y vil por medio de una maquinaria altamente eficiente, que desnuda y confisca al individuo de todo cuanto habría de definirle, vistiéndolo, luego con cuánto habrá de definirlo homogeneizado: una montera y una bandera. Cuando en España hay muchas luces y sombras, tonos de colores, bombos y gaitas pulpo, cocido, paella y panderetas. Pero Siendo el mismo Poder, el Estado, por sus leyes →sanciones y castigos en última instancia aquel que posibilita estos actos “razonables” a la vez los "Irracionales” (pim pam toma Lacasitos) pero Razonables, en tanto a una especie de razón amparada en el funcionamiento abstracto del mecanismo pensante, sin reparar en el contenido de esa razón o mecanismo pensante: publicitando en los medios, de un lado el estado lo que nos dice que es malo, beber, pero luego permiten la publicidad en medios de la cerveza y licencias a locales donde beber . Una especie de razón, por tanto que puede designarse como razón subjetiva, pero subjetiva de quién o qué, y de carácter eminentemente instrumental, que no evalúa los fines mismos e “irracionales” de la acción→ su causa, sino que manipula la objetividad para favorecerlos al infractor (y multar), y con ello la autoconservación del sistema productivo industrial y de control, policial y coercitivo.Hace tres semanas, me hicieron una prueba conduciendo y di, positivo: positivo en bravo y firme. Y mientras me multaban pregunté si podía decirle algo al guardia civil, este asintió y le dije: Vas de verde y perteneces a un cuerpo que se muestra firme, este me miro y asintió, y le dije igual que ese olivo: verde y firme, como un olivo, pero tú no eres un olivo, ( me volvió a mirar pero proseguí) el olivo aunque está dentro de esa rotonda, como ornamenta, por encima de todo y si te fijas “no solo está firme sino que se eleva firme en sus nuevas ramas hacia arriba, aún ahí dentro; primero es olivo, luego será lo que el hombre quiera: a la fuerza, y donde sea.. pero primero es olivo. Tú me multas por que lo dice una máquina, pero me dices que estoy y me ves bien, entonces no piensas (no eres tu pensando) no obras por ti mismo, por tu razón, no eres tu sino un instrumento que obedece a la máquina. No eres un olivo. Pero, los necesitamos, y necesitamos urgentemente que estos olivos, que precisamente se reconozcan ya, olivos y no nos abandonen. "Y si no puedes hacer que tu vida sea como la quieres, al menos intenta esto tanto como puedas: no la deshonres en el contacto apiñado con el mundo, en los muchos movimientos y la charla" —Cavafis.
La razón instrumental en la educación―Durante siglos la filosofía, los textos filosóficos, han tenido una particularidad, más allá del pensamiento que exponen: es el lenguaje que emplean (racional, muy, muy racional, digamos que casi ininteligible para una persona inteligente). Este lenguaje, académico y técnico (propio de la razón), como antaño ocurría con el latín en los textos de la iglesia, mantiene hoy al margen del entendimiento de éstos (de una forma existente dentro de la sociedad) al grueso de la masa social. Esto es una (forma) de elitismo: o monopolio del pensamiento (racional) y que casi nadie, con dos dedos de frente se avienen a leer, una discusión cerrada por tanto ―de la que en la actualidad la clase obrera, sin formación académica, se ve apartada de las teorías tal como fueron formuladas por los “grandes” pensadores racionales, políticos y sociales del siglo XVIII y XIX y ya no digo algunos del XX― y por el que sólo se accede a él a través de los cauces pedagógicos y dogmáticos de nuestra sociedad, desde la educación en la escuela, desde en el colegio, pasando por el instituto y llegando a las universidades y escuelas filosóficas (en este caso) afirmados luego todos (en una forma reconocible) a imagen de aquellas en aquellas, en las que se reflejan. Un camino largo y tedioso, que muchos repudian (no se dice la causa: les aburre) y, por consiguiente, algo se va a perder en el camino, aunque también algo se gana. Se pierde, precisamente, la educación plena de todos los individuos pero, también con ello dogmatizarse en la razón absurda (y ser un nuevo limitanei o habitante de absurdistan) y de ahí: que algo también se gane. Pero no nos alegremos todavía.
Cuando parece natural no querer seguir estudiando―después de la fastidiosa experiencia en colegios e institutos (aburridísimos) o, tras pasar un tiempo en la universidad: que por cierto y a día de hoy, en poco o nada se parece o tiene que ver con lo que fueron y representaron antaño las universidades, ahora todas al servicio del paradigma, en lugar de cuestionarlo y, en todo caso, como mero ente administrativo del estado, proveedor de visados para trabajadores cualificados, donde muchas veces se otorga este visado, para no dejar entrever las estadísticas y sus pésimos resultados y penosas notas. Pero, tan natural es hoy no querer seguir estudiando, que parece incluso obvio para muchos no querer y no hacerlo, de no ser por la necesidad de ese visado laboral; y tan obvio resulta esta opción de "abandonar", que parece estar ahí como otra opción más, para que se "conciba" y se "abandone". Para dejar de estudiar y no ir a la universidad: llena solo de conejos. Posiblemente parecerá algo accidental o coyuntural; pero no se llega a tal punto por casualidad o accidente ―como no es un accidente que los ricos estudien en unos colegios y los tuyos en otro― pensar, que hoy un acto consentido dentro de la sociedad, en este caso: que más de dos terceras partes de los estudiantes no lleguen a las universidades por propia voluntad o, no terminen sus estudios, o que un ciudadano cualquiera vaya comprase un coche concreto, o que mi madre me pida la laca Pascual, pensando, que todo ello es a razón de accidentes o caprichos o, consecuencia de buenas o malas decisiones, es poco menos que vivir en la ignorancia. Que la gente abandone la universidad se debe, al igual que cuando alguien compra cosas, a una necesidad, pero no personal, sino social y por la cual la sociedad precisa que hagamos algo, pero no nos lo pide, pues es algo que no va en nuestro beneficio sino en el suyo (por tanto se desestimula, tienta e incita de forma velada). Compramos coches que nos lleven rápido al trabajo, lacas y peines para ir bien peinados, y consumimos y dejamos las universidades, porque de otra manera, no habría obreros, para ir al trabajo en coche, con laca y bien peinados. De lo que se entiende una razón técnica en todo ello, de medios hacia unos fines preestablecidos, y a procedimientos que parecen los más adecuados para lograr tales fines: un proceso segregatorio de castas ― que no existe, por cierto, o eso nos dicen― de obreros, comerciantes, intelectuales, políticos, administradores, banqueros, por el que la sociedad desde que somos jóvenes selecciona en tanto aquello que precisa: obreros de un lado (fuertes) y administradores (dogmatizados) aptos y fáciles de domesticar (débiles) del otro, de los que se tragan todo lo que les dan de comer sin rechistar, y luego te aplauden las gracias; y todo ello a través de un proceso prolongado y selectivo, casi imperceptible: pensado, estudiado y ejecutado con gran maestría por una vasta maquinaria instrumentalizadora para sí (una sombra extensa y alargada/ no persona concreta), que ha demostrado por tiempo y a lo largo de la historia su eficiencia, como la propia realidad demuestra, pero y además, de la que muchos que la conocen (esa sombras) luego se aprovechan, a costa de la libertar y salud de los demás.
En las escuelas: a los jóvenes hoy no les enseña a pensar (se les enseña a obedecer)― ni siquiera se les enseña algo práctico (probar su inteligencia y desarrollarla). La practicidad de éstas, de las escuelas o la enseñanza en sus primeros niveles, no va más allá de enseñar lo preciso para poder escalar cursos, nada útil, lo preciso y relativo al colegio o la sociedad, apenas sin juegos o interacciones con otros niños o el entorno: sentados en una silla, en silencio, frente a una pizarra ―cuando un niño es un pequeño explorador, un científico en potencia, un examinador meticuloso de ese entorno― privándole, de toda iniciativa de conocimiento y limitándose a obedecer, aprendemos am obedecer; y a vernos igual que los otros, en fila y mirando a la pizarra, par que nos digan qué hacer, o que nos van a hacer si nos ponemos el cinturón de seguridad, o cuando hace calor, decirnos que el campo se quema. Si nos atenemos a lo que sirven, más que a lo que dicen que sirven las escuelas o se pueda entender de su nombre, estos lugares, no son centros de estudio propiamente, sino guarderías obligatorias: jaulas con batas y pizarras en su interior; un lugar donde cuidar/vigilar a pequeños encerrados (pues no son libres de moverse o salir) mientras los padres que lo ven natural ―pues así fueron ellos educados― se sienten liberados de ir a trabajar tranquilos (que coñazo, y hartura de niños en la pandemia), poniendo toda su preocupación, atención y tiempo parra eficiencia o concentración en el trabajo.
Desde pequeños a los niños se les coloca en grupos homogéneos fomentando así la medianía y la pertenencia― se les coloca junto entre los de la misma edad (e incluso en escuelas de la misma clase social muchas veces) la pertenencia a u grupo concreto, en que poderse reconocer, en la creencia venida de observar un día si, otro también a nuestro alrededor a todos los que nos rodean iguales a nosotros y nosotros iguales a ellos: vestidos con la misma ropa o uniforme y poco más o menos con los mismos peinados y zapatillas, cuando de hecho, cada uno de nosotros somos individualmente únicos, y por tanto, distintos a los otros, con nuestros sueños y anhelos; que con el tiempo se irán disipando y abandonaremos, adoptando unos nuevos sueños, necesidades y objetivos mostrándosenos por otros primero (como posibilidad), luego impuestos (pero que entenderemos normal) por el ente social. "Por otra parte, el hombre, desde su temprana infancia, se ve tan a fondo encasillado en asociaciones, grupos y organizaciones, que la individualidad, vale decir, el elemento de lo peculiar desde el punto de vista de la razón, se halla totalmente reprimido o bien absorbido". (Crítica de la razón instrumental- Max Horkheimer) La escuela, por tanto ―en lugar de avivar una apertura de mente, una proyección propia del individuo a partir de un conocimiento transversal averiguando en ello aptitudes― los dirigirá en la segregación, teniendo pronto, cuando aún no saben lo que quieren o gustaría hacer, que elegir una cosa (tema o materia) entre todas las demás una (a elegir: observemos que no existe el naturalismo ahí, del catalogo) y descartando las demás; y que luego deriva en una especialización concreta sobre algo concreto pero, igualmente, en una ignorancia general sobre el “Todo lo demás” (entendido este todo como “Todo” y no el todo que se enseña) cuya consecuencia es, poco menos, como cuando al desarrollar la bomba atómica dentro del proyecto Manhattan, se entregaban partes separadas e independientes del proyecto a estudio y por separado a los científicos, y cada uno desarrollaba por separado una parte de aquél: pero entre todos haciendo un algo, sin saber en ningún momento, ni ninguno de ellos, de qué algo se trataba; y de igual modo con nosotros, se nos forma (da forma) y construimos a la vez (dando forma) a la sociedad, sin saber que estamos construyendo, pero dando forma a ese leviatán de la razón / irracional por medio de una falsa moral, leyes, estructuras y organismos: los mismos, que luego como individuos nos concretan y delimitan ( en nuestra forma , dentro de la forma) a imagen de aquella, somos (imagen y creamos su sombra: nuestra propia sombra) mientras que lo hacemos bajo la falsa creencia de que al estudiar y formarnos lo que construimos es a nosotros mismos (individuo) y no, de que lo que realmente hacemos y construirnos es ese “uno” como “ente (forma) el estado. Del que luego nos quejamos”.No soy bueno creando mundos de fantasía, pues he comprobado cualquier cosa que elucubro la realidad lo supera. Quiero decir, que no hay que imaginar conspiraciones, del todo inexistentes, cuando observamos determinadas situaciones. Estas y sus procesos están ante nuestros ojos, sólo debemos observarlos y estudiarlos. La forma hoy de enseñar, no es exactamente y como algunos dicen, igual a como se hacía en los tiempos pasados. Aquella servía a unas razones muy distintas a las de ahora. Fue durante la durante la ilustración, esto no es una casualidad, que se dio el desarrollo de los sistemas educativos en Europa, que luego continuó durante todo ese periodo y en la Revolución Francesa (Los pensadores de la Ilustración querían modernizar el sistema educativo y desempeñar un papel más central en la transmisión de estas ideas e ideales, por la razón, de lo irracional de un trabajo que explota y subordina a las personas). Sería a partir de 1800 durante la revolución industrial cuando la asistencia se hizo obligatoria a la escuela. La mano de obra en las empresas era muy necesaria y se precisaban obreros en cantidades notables para la industria; entonces, no sólo fue práctico encerrar a los niños en escuelas sino, igualmente apropiado empezar a formarlos y enseñarles a ser “buenos ciudadanos” “buenos trabajadores/obreros” por medio de una moral subordinada: una Ética moderna, y que desde Kant, se había convertido cada vez más, en una "ética mínima" en la que no se aspira a ayudar al hombre a alcanzar el desarrollo de sí mismo y su libertad, sino que incluso ésta verá amenazada pues, ya no se aspira a determinar la naturaleza o carácter de la persona, sino a determinar las leyes de la voluntad de este hombre: las leyes del deber: mirar el reloj y No llegar tarde al trabajo, lo resume, y en ello la preocupación propia de una moral subordinada (conveniente) a la convivencia (para beneficio de la burguesía) explotadora del sustrato social más indefenso y necesitado. Y Cuando esto sucede, cuando se renuncia a decir el bien, y se limita a enunciar el deber por la moral, es porque aquella idea de una cosmología para y con el hombre, ya ni digo en paz con la naturaleza: ha sido abandonada.
Las escuelas han sido y son aquellos lugares donde aprendemos y nos inculcan, más allá de las materias, unas normas de conducta ( a obedecer) tanto para dentro de las escuelas, como fuera de éstas― además, la inutilidad o falta de motivación que sugieren gran parte de las materias en los primeros años de escolarización para los jóvenes, de inmediato evidencia dos clases de estudiantes: aquellos que son sumisos y manejables que destacarán asimilando cuanto se les ofrezca, sin rechistar y, de otro lado, el grupo de los rebeldes e inquietos (esos en los que el carácter fuerte predomina sobre la sumisión y la servidumbre: los que hacen preguntas, como por qué “Pi” que Se obtiene al dividir el perímetro de una circunferencia (perfecta) entre su diámetro; es un numero imperfecto e irracional, en las matemáticas, que a si misma se definen como exactas y racionales) son los gustarían de aprender de la realidad, los que ven la grieta de la materia, por encima de lo que matera les pretende enseñar, y que pronto estarán descontentos, con muy baja o nula motivación; luego de esta separación, no violenta pero evidente, se distinguirán: aquellos que seguirán los estudios hacia una formación más completa, dirigida, e instruidos por el sistema para en el futuro convertirse en trabajadores de alta cualificación, administrativos (universitarios titulados, obedientes: todos están siempre enfermos: perezosos, solo hay que ver las bajas en la administración cada año de funcionarios) y, luego aquellos otros rebeldes, inquietos e inconformistas ― ya tienen un sitio esperando― de alguna manera serán sutilmente atraídos hacia otros ámbitos de la sociedad, pero ya no el estudio, sino en la formación (muchos profesional obrera) o los autónomos ( estos no faltan ni un día al trabajo, ni con gripe) pero dado que viven en un sistema materialista y consumista, el dinero rápido llamará a su puerta y dirigirá sus vidas ( el débil ve la sombra: no será nada si se distrae de seguir a los conejos, el bravo no la ve: sigue y persigue lo que siente le gusta y lo llama (pero la sociedad: muestra su sombra: los anuncios, y la promesa de emancipación de ser “el mismo”, y no depender de sus padre, ni de nadie ¿pero qué es ser uno mismo? No se hace la pregunta y solo se laza a la luz; y lo hace sin recorrer antes la oscuridad de la luz: sin reconocer tras de ella la sombra; y que esta es la proyección de su propia sombra. Luego El débil ni lo piensa, y la razón lo sabe, que no tiene el valor (seguirá estudiando para no-ser: evitando ser lo que más le asusta: un obrero entre otros obreros: una oveja entre lobos, perdiendo a cada día su instinto: pero entre lobos. Estos bravos son una amenaza al ejecutivo (son iguales a los que mandan) y mucho antes de terminar de formarse o saber que quieren o desean, abandonarán los estudios, serán dirigidos por la sombra del la sociedad, que conoce su sombra: decidirán emanciparse trabajando, con la consecuencia de que aquellos individuos de carácter fuerte serán encaminados a la producción y no al conocimiento (porque no hay nada que conocer de la razón, sino su irracionalidad reptiliana de medios y fines, y se darían cuenta de la infamia de que al fin solo está la nada) del consumo por nada, y el gasto por nada y para nada.
Ignoro, si alguien se percató del hecho, de que si todos los niños aprobasen el colegio, y luego todos el institutos, no habría universidades ni lugar donde acogerlos a todos―como en tiempo de pandemia, cuando debido a la alta incidencia de un virus todos enferman, no habiendo luego lugar para ellos donde estar ( faltaban hospitales), y para lo que la sociedad, tan organizada y diletante en tantas cosas, en esto no ha reparado, ni siguiera se ha preocupado de tapar su grieta (pero somos imbéciles; todos ponemos un clavo y crucifijo allí donde hay una en la grieta de la pared) y así no ver, o no querer ver precisamente lo que se pretende: la exclusión de los de carácter y difíciles de someter del ámbito del conocimiento (de la razón absurda) y de lo falso imaginado y de unas ideas que no conducen a nada; como el cero en las matemáticas), por ser determinantes y mostrase inteligentes y objetivos frente a la realidad, en una sociedad de vagos mansos y racionales. Imaginan: aun autónomo por la mañana desayunando y leyendo a Trias. No hay tiempo para tonterías en la vida real, cuando sientes sus botas sobre ti todos los días. (El artista y la ciudad 1976 / Trias) y en todo el libro, no habla de siquiera aparcamiento para descargar. Así el acceso a las universidades no es por aptitudes, sino por mostrar muy buenas notas en la sumisión a todo conocimiento inútil, sin mostrar duda o reproche por ello y aplicados en conseguir la siguiente meta: a estas alturas los estudiantes ya saben lo que quieren, igual que los que dejaron de estudiar: (trabajar unos / graduarse otros) pero ninguno quiere ser él. Y al ser preguntados unos y otros dirán: seré administrativo, soy albañil, soy abogado, y se someterán sin resistencia a todo aquello que se pida y ofrezca “y aquellos dominados, que han tomado siempre la moral que les venía de los señores, con mucha más seriedad que estos últimos, creerán en el mito del éxito aún más que los propios afortunados” (Dialéctica del iluminismo- Max Horkheimer & Theodor Adorno)
No cabe duda que lo irracional, dentro del sistema democrático, y mediante diversas maneras ha adoptado formas de manipulación, e igualmente de dominación menos ostensibles que en el pasado― pasando apenas inadvertido, frente a una ciudadanía entregada a la locura del consumo indiscriminado y el ocio, bajo el tinglado bien pertrechado de la industria del espectáculo y la información: los nuevos poderes, que dispensan a los valores culturales el mismo trato que el ignorante, que desprecia su finalidad más propia y los juzga sólo en función del lucro que le reportan: donde todo depende del mercado, y la propia razón se instrumentaliza como otro factor de rentabilización del producto, perdiendo su potencial emancipador. Tal es la situación denunciada por Horkheimer en Crítica de la razón instrumental, donde se demuestra la actualidad de su obra. Es por ello, que procede ser revisado esta obra, su idea, pues de inmediato se podrán observar analogías del pasado en el presente
Por la palabra― “…se le dio al hombre el más peligroso de los bienes, la Palabra, para que creando y destruyendo, haciendo perecer y devolviendo las cosas a la sempiterna viviente…dé testimonio de lo que él es”. Hölderlin.
Desde pequeños estamos sometidos a la palabra, en las escuelas en un principio, que nos adoctrinan en un pensar, sentir y unas necesidades para que posteriormente las hagamos propias, por medio de unas ideas y creencias necesarias y defendidas por el colectivo social, representado por el estado. Para ello utiliza sus métodos propios, incidiendo en valores o creencias como la religión, la lengua, la política o el sexo.
luego e Independientemente de los estudios que tomemos cada uno, es fácil a lo largo de nuestro camino como estudiantes que nos encontremos con aquella sentencia, apoyada por pensadores y científicos, que nos dice que lo que no consigamos entre los veinte y los veinticinco años ya no lo conseguiremos jamás, referido, a una idea bien asentada y extendida, de que la mente humana explota a esas edades para luego sencillamente decaer. Esto lo oirás más a profesores y científicos sobre todo. Sin embargo, es poco menos que decir que un hombre se desarrolla y explota intelectualmente a esa edad, y que allá donde se encuentre en cualquier ámbito de la vida, antes de los veintiocho años, es donde va a permanecer por siempre; y así encontramos a esa edad médicos, científicos y filósofos titulados en las universidades pero, también a carpinteros, albañiles y amas de casa, que como los primeros, no serán más que eso según el aserto: carpinteros, albañiles y amas de casa, según sentencia el mismo y, por lo tanto: no aspires a más, pues aunque lo hagas tu mente no te va a ayudar, confórmate con lo que eres, lo que tienes y lo que haces; pero, sobre todo, Trabaja: y trabaja todos los días. Y todos lo creen así: desde el Médico, al ama de casa, y así conviene al estado que lo crean. Sin embargo, es curioso que antaño fuesen los mayores, esos mismos a los que ahora no hacemos caso y metemos en residencias, los encargados de administrar las sociedades antiguas, debido a su experiencia y sabiduría derivada de esta misma experiencia alcanzada a lo largo de los años (Algo ya a mi ya no me encaja) Y os diré que, en mi experiencia, es cierto que a los 25, por poner un ejemplo, uno ya toma decisiones, pero ahora que tengo 55 puedo afirmar que aquellas decisiones tomadas no eran las más acertadas, no eran las mejor pensadas, las más estudiadas, y ni siquiera las que más necesitaba, quería o deseaba. Eran las que debía tomar, no las que quería tomar. Y tomé las que debía porque a esa edad, tras estudiar y tener una “vaga” idea de lo que podía ser o hacer, lo que quería era también encajar en el mundo al que pertenecía, influenciado, y de algún modo condicionado por éste y la sociedad. De tener que tomarlas hoy, con mi experiencia, mandaría al mundo a tomar viento, de hecho lo hago y hago lo que quiero hacer, y aunque la sociedad espere otra cosa de mí, es su problema y no el mío. Pero, cuando con veinticinco años eres albañil y sabes o crees -porque así te lo hacen creer-, que eso es lo que serás toda la vida, dejas pasar el tiempo y cuando te das cuenta con cincuenta años has formado una familia, tienes hijos, responsabilidades, deudas y compromisos y, en resumen, una vida social sea la que sea; entonces, ya no mandaras al mundo a la mierda, aunque así lo pienses. De ahí, que si te convencen de que con veinticinco años ya con lo que tienes te basta y sobra, y si además te embaucan y facilitan piso, coche y negocio, con ello esperarán que, si alguna vez despiertas a la realidad, sea ya demasiado tarde y tus compromisos y amor para con los tuyos y tu miserable y rutinaria “vida cómoda” te inmovilicen y obliguen tanto o más de lo que te somete el propio estado; y, entonces, habrán conseguido su propósito: No sólo que tú les sirvas, sino que tengas hijos para que le sirvan también.
Pero la palabra tiene además otros peligros, de los que muchos, digamos pretendidos productores intelectuales son dramáticamente inconscientes― y así Heidegger lo afirma, basado en la consideración de que a través de ella, de la palabra, es fácil caer en el error y la desilusión, pues el producto de su poder creador, al verse probado con la realidad, puede, muchas veces, no encontrar correspondencia y, así, el hombre queda sumido en una irrealidad como sucede tan a menudo a muchos autores: poetas de lo banal o novelistas de lo absurdo, que confunden lo esencial con lo no esencial, difuminando así el genuino decir (a lo que la palabra debería servir), poniendo en peligro su función esencial. Un peligro además, que va más allá, pues afecta no solo a los que escriben y difunden esa palabra o pensamiento inútil, sino sus interlocutores o lectores. Pues la calidad, o línea de pensamiento de una persona, lo es precedido, instruido e influenciado en buena parte por las lecturas realizadas a lo largo de su vida, así como por las experiencias propias y adquiridas de ésta. Sin embargo, encontramos hoy las estanterías repletas y rebosantes de lecturas inútiles cuando no absurdas, que no aportan nada más que distracción con poco o nada nuevo o relevante que decir al ser que lee. Coincidirán conmigo que "Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros" — Marco Tulio Cicerón. Nada pues, que ver con la literatura clásica, no es lo mismo leer Orlando Furioso que un manga japonés, o Hölderlin y a su joven Hyperion que crece y vive según los ideales de la Paidea griega: por el que el individuo se considera parte de la totalidad y unido a ella en armonía: “Ser uno con el todo es la vida de la divinidad, es el cielo del ser humano” ¿Dónde está hoy Hiperión? me pregunto, cuando un poeta inspiraba a un filósofo, tomándose como referencia para sus escritos. Pero la gente escribe, y no paran de escribir, cualquiera lo puede hacer, lo difícil es que lo escrito tenga algún sentido, más allá del que le atribuyen el significado de sus propias palabras.
Sin embargo, y como hemos podido ver, es cierto que la palabra no sólo puede ser, sino es, la herramienta más peligrosa dada al hombre; muestra de ello es el mal uso que se hace de ésta, y el sometimiento que a través de ella― el hombre hace del hombre, mediante la educación y adoctrinamiento privándole de su individualidad. Pero a pesar de estos peligros, la palabra es para el hombre un bien, al que no puede ni debe renunciar, no sólo porque a través de ella pueda comunicar sus pensamientos y vivencias, sino porque gracias a ella el hombre obtiene y ratifica su lugar en el mundo. “Únicamente donde haya palabra habrá mundo, esto es: un ámbito, con alcance variable, de decisiones y realizaciones, de actos y responsabilidades, alborotos, caídas y extravíos. Pues solamente donde haya mundo habrá historia” entendemos en Heidegger. Pues el hombre es un ser que ha de dar testimonio de lo que es”, y es el testimonio de su realidad lo que hace al hombre ser lo que es, y dicho testimonio sólo podrá hacerse a través de la palabra, sobre la cual tiene su advenimiento la historia misma, pues es la palabra un bien del hombre y sólo a través de ella puede realizarse como tal, sino perece frente a ella.
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— Un hombre en el castillo— En el ámbito de la filosofía, a [Posteriori]— De los niños —Una forma más definida de critica —La ruta de la servidumbre —El neoliberalismo —"El pasado es recordado muchas veces dramático — "El pueblo español se entrega al suicidio— Respecto del sinsentido de la existencia— Desde un estudio de PD. Ouspensky,—
Un hombre en el castillo— Los siguientes textos y pensamientos no responden a otro deseo, por el momento, que a ampliar los escenarios de este blog con nuevos textos y criticas, así como a desarrollar algunos trabajos, y publicaciones que inicie recién llegado a Extremadura 1998, y que surgieron al margen de mi actividad entonces (trabajo), y de mi pasión por la exploración. luego y Si lo piensan, puede parece absurdo estar en un palacio Palacio de Ishak Pasha del que se dice que es la última gran obra otomana en pie, y que nada más llegar, yo me sumerja directo hacia las Mazmorras, justo después de haber divisado el horizonte más extenso que vi jamás, abarcando la vista de Armenia, Irán y Turquía, desde los 5000m de altura, en un solo giro de vuelta. Luego, y esto es lo que pueda resultar más curioso, es que precisamente (esta foto Arriba) es la que mejor define la realidad social observada.Estamos tan poco habituados a observar los individuos, por nosotros mismos los hechos sociales de una manera objetiva, que algunas afirmaciones aquí contenidas podrán sorprender a algunos. Sin embargo, existe, además de una ciencia de las sociedades, igualmente, la posibilidad de una observación individual (subjetiva) de esta, y de la que, cuando ocurre (habiendo esquivado aquellos comentarios acerca de unos prejuicios tradicionales) deberíamos poder esperar que consista, haciéndonos ver las cosas de un modo o ángulo distinto (singular) al acostumbrado de cómo le aparecen al pueblo/ la mayoría (en sus comentarios), pero igualmente distinto, al de los propios científicos (de sus estudios sociales). Luego toda observación tiene por su objeto esclarecer /revelar: hacer descubrimientos, y todo descubrimiento, cuando es tal descubrimiento, suele desconcertar en mayor o menor grado, tanto al observador, en mi caso, como (en el caso del lector) al que luego se le revela lo observado. Así pues, y en lo que respecta a la observación, en este caso de la sociedad, es preciso que el observador, se decida resueltamente a no dejarse intimidar, tampoco por aquellos resultados a los que le lleven sus exploraciones, si fueron conducidas libres de prejuicios: luego, además, nada mejor que la experiencia (en este caso de lo pasado), como aquello que nos afectó de un determinado hecho, después de conocido el resultado de su desarrollo, y revelado a [Posteriori], o literalmente→ a partir de lo sucedido.En el ámbito de la filosofía, a [Posteriori], se emplea para referirse al conocimiento inductivo, esto es→ conocimiento adquirido a partir de observaciones específicas (de alguna cosa y moviéndose a ella para del acto de la misma observación como experiencia extraer conclusiones, como forma de razonamiento en que la verdad de las premisas apoyan la conclusión, ascendiendo de los efectos (después→ a sus causas (primeras): El conocimiento puede ser a priori o a posteriori. El primero (a priori) es el que no funda su validez en la experiencia (en este conocimiento a priori reconocemos en Kant); el segundo: el conocimiento a [Posteriori] funda su validez en la experiencia del acto antes de uno-ahí-moviéndose hacia→ una cosa y observando Y de la observación específica de uno (hacia→ una cosa concreta) luego un conocimiento dado de la propia experiencia de uno hacia aquello concreto y observado / A posteriori, significa 'con posterioridad a un hecho o una circunstancia determinados, y se opone radicalmente a [→ a priori]. Luego, si buscar la paradoja es propio de un sofista, esquivarla cuando los hechos la imponen es propio de un espíritu sin coraje o sin fe en sí mismo. Después hay una forma de razonamiento, o razonar de uno, que va ligado a un argumento "necesario" en el que existe una premisa capaz de identificar patrones de los que se extrae una conclusión general. luego este razonamiento inductivo→ consiste en considerar varias experiencias individuales moviéndonos del acto hacia personas y cosas para extraer de ellas un principio más amplio y genérico... en el sentido de un principio→ capaz de representarlos a todos.IICuando inicie este blog, cuyas primeras publicaciones aleatorias e impulsivas datan de 2001/03-2011, lo que me había propuesto no era nada concreto, y al margen de publicar en este algunas de mis correrías, escribía igualmente manifestando de algún modo, lo que desordenadamente (o eso pensaba yo) me venía a la cabeza, y que parecían entonces más las simplezas propias de un descontento / lo que de cierto no encajaba demasiado conmigo. Mas sería con el tiempo, cuando asocié determinados escritos a un malestar propio, sí, pero igualmente generalizado, aunque no manifiesto abiertamente por los demás→ por otros. Sin embargo, algunas personas que conocía se quejaban de diferentes aspectos su vida (consecuencias sociales, no siempre relacionado con obligaciones y con la falta de tiempo). Pero lo cierto es, que ese mal estar existe, cómo igualmente cierto es que nadie parecía, ni parece volverse loco por volver al trabajo los lunes, obligadamente; pero sobre todo después de las vacaciones ¿verdad?; ni siguiera a ese trabajo que parece que incluso algunos aman.De los niños — Luego están los niños, y que podemos decir de los niños. El sistema educativo actual basado en datos y valoraciones es el mayor crimen contra la libertad del individuo, ya desde que se es muy joven (de niño). El resultado es (lo evidente hoy en la sociedad) la creación de un ciudadano robotizado y pendiente del reloj, y únicamente capacitado para sobrevivir y prolongarse en un sistema (o ambiente cerrado) y competitivo, cuyos valores son, únicamente, la producción y explotación del medio y las personas. Al niño que se le enseña a considerar necesaria la existencia de un maestro, y a definirse a sí mismo en términos de cuantitativos, en tanto a las notas que aquel le proporciona, le destruimos la capacidad de respetarse: de mirarse al espejo y valorarse a sí mismo como una persona o individuo; pues lo hacemos dependiente y sujeto→ siempre de la opinión y valoración de los otros, de los demás (entendiendo aquel sujeto a la opinión, que somos como los demás nos ven y valoran, lo que se invierte→ en hacer cosas, solo para que los demás nos vean bien: como comprar ciertas zapatillas o un tipo determinado de móvil, o coche, o hacer determinadas actividades) → eres una persona interesante porque tienes, hace o dices… aquello, que gusta a los demás que te valoran (o te odian) por ello→ opinan (públicamente) / lo que terminará, porque aquel sujeto de mayor siga precisando siempre de dicha aprobación social: del me gusta / no me gusta (esto lo conocemos y reconocemos todos y sabemos por tanto de lo que hablo: la necesidad de reafirmarnos en el me gusta de los demás). Con todo esto, lo que quiero decir, es que le inculcamos ya de joven al niño como dogma que existen unos valores sociales / dependiente de la doxa (δόξα) y no de ser→ uno, en relación a si mismo / sino de estar condicionado todos los días en relación a la opinión de los demás) y que son más importantes incluso que él mismo — y ser el aquello i moviéndose de de si mismo— haciéndole creer que es incapaz de una creación propia, y por tanto de llevar y crear una vida propia e independiente, alimentándolo constantemente con la idea que lo único importante es lo establecido, en tanto a seguir aquellas normas y patrones aprendidos y que siguen los demás las dos principales: parecer igual que todos y “obedecer” al maestro.De modo, que casi sin darme cuenta me vi expresando, públicamente una denuncia—sobre aquello que observaba, no con ojo clínico (que diría Foucault) sino crítico, y relativo al acontecer la propia experiencia, pero igual y en relación la sociedad en general→ pero a partir de personas que conozco y de nacionalidad principalmente la española que expresan igualmente y del descontento una critica hoy de la sociedad, comparable a la de otros antaño. No tarde entonces en identificar a aquellos precursores de la que sería la teoría crítica: luego (Escuela de Frankfurt) a razón de su pregunta, re-formulada hoy en este blog, de ¿por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde, más aún en un nuevo género anestesia (robotizada) y generalizada?Una forma más definida de critica tomo forma durante la pandemia de 2020 en este blog. Con la llegada de esta (en Mar. 2020) a España, y visto lo que acontecía, pensé—y así lo creía entonces— que tras la evidencia del sometimiento al que nos vimos todos obligados, amanecería después de desaparecido el virus un nuevo día en todos los países (occidentales), dando comienzo la verdadera historia de la humanidad. Sin embargo, precisamente 2020 fue todavía más terrible, en tanto que me hizo ver y darme cuenta de lo evidente: que las esperanzas de la humanidad parecían haber capitulado o hallarse todavía mas alejadas de su cumplimiento que aun en la época de los inicios de la misma Teoría Critica; además, de lo solo que se puede uno encontrarse levantando la voz en defensa de una libertad arrebatada, en medio de una sociedad absurda, anestesiada y sometida a los medios y la cultura (de masas), que aplaude cuando los encierran en sus casas, imponiendo a la fuerza un toque de queda (ilegal) que aceptan y obedecen del miedo inculcado sin más o pensar cuando les dicen (o una autoridad les dice) que “es por su bien”: mas luego no darse cuenta y reaccionar cuando “y por su bien” les golpean igualmente (las mismas fuerzas de seguridad) si salen de sus casas sin permiso, aunque solo para tomar algo de aire. Por no hablar de aquellos ciudadanos que se arrestaron de forma voluntaria en sus domicilios, y denunciaban a los que se negaban a ser arrestados / y aunque no podían reclamaban, en la calle (protestas), y ejercer su libertad y derecho de salir y estar en la calle, siendo después forzados a encerrarse igualmente en sus casas: ilegalmente (como muchos de ellos denunciaban y la misma policía hoy te reconoce) debido, en ocasiones, a la misma vigilancia y denuncia ciudadana de los que ya habían renunciado a sus libertades y derechos voluntariamente i sometiéndose, a una voluntad ajena e impuesta a la fuerza... luego pretendiendo que como ellos, todos igualmente hiciésemos: someternos. Lo que experimenté en aquel momento y desde entonces, no ha dejado de afectar a mi pensamiento.Sin duda los estados que hoy se llaman democráticos, no se encuentran más próximos al advenimiento de aquel nuevo día esperado, que los países en los cuales se ha extinguido la libertad del individuo: pero que son, precisamente, el ejemplo y guía para la represión y control hoy a las democracias occidentales (las mismas escenas que vimos primero en china (sorprendentes) de arrestos violentos y golpes a los ciudadanos, y vigilancia con drones (que a todos nos parecieron surrealistas: luego se reprodujeron en algunos lugares de España). En tal situación de incredulidad dieron inicio, junto con aquellos ensayos unas nuevas reflexiones sobre la razón, e inherentes a las publicaciones anteriores y posteriores / reflexiones sobre la razón bien podrían servir hoy de base a la duda —de máxima gravitación— respecto a una libertad inexistente (sobre todo denunciable en la educación), pero extensible a todos los ámbitos, de una sociedad (libre) que no habría de transformarse necesariamente en su contrario, y en la automatización sistemática la sociedad, los individuos y la conducta humana.Después en 2022 fue la guinda a mis preocupaciones y temores, cuando el 24 de febrero de 2022, de nuevo la barbarie de la guerra se manifestó en la misma Europa (ciertamente no habíamos cambiado en nada después de la II guerra M. como ya nos advertían en la Dialéctica de la Ilustración M.Horkheimer y T.Adorno); o quizá sí habíamos cambiado en una cosa: éramos / somos más estúpidos e imbéciles que antaño ( hablo sobre todo de los alemanes), habiendo subestimado las cuestiones inherentes a la naturaleza y condición humana, depositando demasiada fe en la conciencia actual, como antaño ocurrió a la conciencia que creyó el discurso iluminista, que proclamaba (por la ciencia) aquellas aspiraciones humanistas de libertad del ser humano, aspiraciones convertidas hoy en la propia condena (del individuo a la servidumbre (la ruta de la servidumbre) ― como advertía Horkheimer―, al no existir el suficiente valor para descubrirnos la verdad mediante la confrontación de unos argumentos de libertad, que luego se demuestran contrarios (e irracionales) entre sí, como por ejemplo: cómo, si vivo en el país más libre de Europa (España), o eso nos dicen nuestros gobernantes, no había podido salir me mi casa a la calle (solo a la calle o pasear por el campo) durante dos meses, teniendo que estar encerrado en casa (por decisión de una persona → o poder), y de otra persona que obedece a dicho poder sin cuestionarse la legalidad, y ejerce un poder restrictivo (fuerza) sobre mi libertad, que yo ejerzo saliendo a la calle), luego siendo perseguido, denunciado y golpeado en algunos casos: como en China, o Pakistán se golpeaba sus ciudadanos / ciudadanos entonces igualmente golpeados por las mismas razones en muchos lugares de España), aun cuando yo solo quería salir de mi casa a la calle o ir al campo, al lado de casa / mas ningún cuerpo de seguridad me protegía, sino que aquellos mismos agentes de la policía (los cuerpos de seguridad del estado) obedecían al estado contra la libertad libremente ejercida de las personas y (como en china o Pakistán): obligándonos por la fuerza, a golpes si se resistían, a volver a encerrarnos en nuestras casas. Los datos comunicados por el Ministerio de Interior, a 20 de Marzo de 2020 (tan solo 10 días transcurridos desde la entrada en vigor (por decreto del gobierno) 463/2020, de 14 de marzo, del Estado de Alarma y vigilancia, confirmaban que en todo el territorio del Estado 926 personas habrían sido detenidas por desobediencia o resistencia grave a la autoridad y más de 102.000 habrían sido sancionadas por incumplir las restricciones impuestas (estas no se resistieron).La ruta de la servidumbre—. La humanidad tiene necesidad urgente de un nuevo sentido, o forma de entender e interpretar el mundo, que responda a las necesidades actuales tanto de individuo como de comunidades en estos tiempos; y no sólo en cuanto a formulaciones sino, igualmente, al lenguaje pues, el tradicional se ha vuelto extraño y casi sibilino — en manos de algunos medios dirigido como instrumento—, de una realidad social que resulta cuando menos manoseada y manipulada donde sueño es pesadilla "calderoniana" que parece a todos perseguirnos, entre callejones pestilentes de basura, dirección a "la ruta hacia la servidumbre" [En 1939, cuando residía en Londres Friedrich Hayek, economista, jurista y filósofo austriaco, ganador del Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel en 1974, proporcionó uno de los análisis más lúcidos de un futuro que tal vez no se atrevía a imaginar —unos años más tarde, iba a denunciar la “ruta de la servidumbre”, es decir, el creciente dirigismo de nuestras sociedades— pero que hoy es nuestro presente, el de los europeos del siglo XXI.]Nos hablan ya desde pequeños de los clásicos: Aristóteles, Maquiavelo, Tocqueville, A. Smith y K. o Marx que nos sensibilizan, alguno de ellos en que existe un antagonismo natural creciente entre los ricos, multimillonarios y el resto de todos nosotros; que los intereses de los ricos no son nuestros intereses; que sus verdades no son nuestras verdades, y que su vida no es nuestra vida. Así, la riqueza material, no sólo engendra division social, sino igualmente desprecio y envidia de una parte de quienes no la tienen / Lo que faculta a millonarios y oligarcas a pagar legiones de publicistas, académicos, periodistas e, incluso políticos, abogados y jueces para acallar, censurar y controlar el debate, sofocando la disidencia. Incluso, y gracias al descomunal aparato de medios que controlan, pudiendo alcanzar puestos de poder en las sociedades (presidentes de estados) e influencia y control en las redes desde donde luego gobernar sutilmente y en conveniencia a sus intereses / pues seria absurdo pensar que gobernarán en contra de si mismos / y por lo que han trabajado toda una vida.El neoliberalismo y, con él la desigualdad, avanzan galopando a paso ligero en el mundo: la destrucción de los sindicatos (o sumisión de estos), la reducción e incluso la eliminación de los impuestos a ricos y a las corporaciones, el libre comercio, la globalización, el estado de vigilancia, la guerra sin fin y la austeridad son las ideologías que se nos imponen a través de unos medios de comunicación que son herramientas utilizadas por estos oligarcas para promover sus propios intereses. Unos intereses propios y de ellos, que luego a nosotros se nos trasladan y venden como leyes naturales, o mecanismos para el progreso social y económico; incluso, mientras esos mismos oligarcas, dinamitan los cimientos de las democracias liberales y exacerban o niegan (dependiendo de los propios intereses) una crisis climática que dicen que amenaza con extinguir la vida humana en la tierra (relacionada por cierto con la explotación de la naturaleza y las personas / personas ignorantes que son las que propician que todo esto pase. Y, lo peor de todo... luego ¡todavía hay quien se pregunta si existe el infierno!! Algunos, es cierto, se sienten algo confusos, aunque, no saben por qué: bien, es la angustia de esta existencia impropia y dirigida por otros, que con el tiempo y como una ponzoña, cada vez se hará lastimosamente más presente.Orwell, novelista, periodista, ensayista y crítico británico nacido en la India, autor entre otras obras de las novelas distópicas Rebelión en la granja y 1984 donde presento de una idea→ un futuro en el que un estado totalitarista interfiere hasta tal punto en la vida privada de los ciudadanos que resulta imposible escapar a su control. Aproximadamente un año y un par de meses más tarde del inicio de la pandemia y de la puesta en marcha del estado de alarma y vigilancia→ el 14 julio 2021 — El T. Constitucional declaraba ilegal el confinamiento proclamado por el gobierno (así como la suspensión de la actividad parlamentaria) decretado en el primer estado de alarma / que no podría exceder de quince días, o se podía prorrogar con autorización expresa del Congreso de los Diputados: “La declaración de los estados de alarma, excepción y sitio no debe interrumpir el normal funcionamiento de los poderes constitucionales del Estado Ley Orgánica. 4/1981, de 1 de junio “. Después, el 27 octubre 2021 — El T. Constitucional declara de nuevo, e igualmente inconstitucional el segundo estado de alarma y considerando que el plazo de seis meses de prórroga tuvo un carácter (irracional) e injustificado…, se entiende que para la población."La sentencia explica, según una nota de prensa difundida por el tribunal, que lo que merece censura constitucional es el carácter no razonable o infundado del periodo de seis meses, visto el acuerdo adoptado por el Parlamento... / ...la determinación temporal de aquella prórroga de seis meses se realizó de un modo por entero inconsistente con el sentido constitucional que es propio del acto de autorización y sin coherencia alguna, incluso, incoherente con las razones que el Gobierno hizo valer para instar la prórroga finalmente concedida". entonces la pregunta es ¿A qué se debió entonces esta actitud irracional?, y ¿Qué fuerzas la provocaron?Pienso que la defensa de los derechos y libertades civiles es una cuestión que nos atañe a todos, sin excepción, debiendo poner de manifiesto: manifestar, y exponer las vulneraciones de derechos (o aquellas situaciones que parezcan susceptibles de de serlo) y acaecidas de lo que en principio se podrían considerar Hechos Sociales pero que identificamos sobrepasados en su razón y forma, a las causas que los preceden, para que sean luego corregidos, o bien tratados por las autoridades (competentes/ incluso internacionales) y no se vuelvan a producir. Hacerlo (denunciar) “mediante confrontación de argumentos contrarios (e irracionales) entre sí,” parece: es un modo igualmente válido para hallar respuestas a las causas y manifestar públicamente una verdad / que señale hechos y personas los motivos de actos y consecuencia (razón o razones) irracionales: del abuso de poder y, o autoridad, y que se antojan esquivas a primera vista y peligrosas ( cuando un policía te dice que sabían y pensaban ( lo mismo sus superiores) que no estaba bien lao que hacían, pero lo hacían.. por que eran ordenes.En este sentido hablar y tratar de de un dialéctica de la ilustración no es precisamente banal / ni lo antes escrito en relaciona a esta esta es un monumento a una crisis, como se pretende; sino la sombra hoy de un reflejo pasado (donde nos podemos mirar y reflejar de los actos y consecuencias de estos), pues se proyecta al presente en imágenes reales y actuales; además, por supuesto: de ser un llamamiento desesperado ante la bancarrota de la civilización occidental. Pero sobre todo, encontramos en ella esa interpretación de la Modernidad “como proceso de cambios que buscan homogeneizar a la sociedad”, que la somete a la característica mirada del proceder genealógico, y pone en perspectiva el presente, remontándose al origen del que procede: una “Genealogía De La (Modernidad)”:El 15 de diciembre de 1961, Adolf Eichmann era condenado a morir en la horca en Jerusalén. Durante aquel juicio, Eichmann se defendió argumentando que “solo cumplía órdenes”: muchos tomaron nota de aquellas palabras. Entre ellos, Hanna Arendt que escribió su célebre ensayo “Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal” en el que, entre otras cosas, dudaba de que Eichmann fuera un genio del mal (un malvado criminal) tal y como lo presentaron los fiscales israelíes. ¿Y si ‘tan solo’ era un obediente peón que cumplía órdenes de una autoridad considerada por él como ‘legítima’? Y se legitima asimismo la policía, después de pasada la pandemia. “Un tanto por ciento muy grande de la población hace lo que se le dice que tiene que hacer, sin tener en cuenta el contenido de su acción (o legalidad), y sin trabas impuestas por su conciencia, siempre que perciba que la orden tiene su origen en una autoridad legítima”. Puede parecer terrible pero este axioma es una de las conclusiones del experimento de Stanley Milgram (que se demostró sobradamente durante la pandemia), uno de los grandes ensayos de psicología social del siglo XX que puso el foco en conceptos tan poliédricos como la autoridad: “No perseguí a los judíos con avidez. Fue el Gobierno quien lo hizo. La persecución, por otra parte, solo la podía decidir el Gobierno, pero en ningún caso yo, que acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia”- Adolf Eichmann.La dialéctica de la ilustración nos advierte al referir Aquellas Relaciones de fuerza, que tanto Horkheimer como Adorno sostenían (al igual que Anna Arendt) y que trataban de mostrarnos, advirtiéndonos de ellas (en lo que hoy no parecía pero se hizo evidente de la Pandemia), analizándolas como un fenómeno irracional, y circunscrito no sólo a los totalitarismos políticos del pasado, sino como un proceso civilizatorio o, deberíamos decir incivilizatorio, más amplio, profundo y más presente en la sociedad de lo que todos imaginamos, en el sentido de que muchas de las actitudes irracionales de los totalitarismo pasados subsisten de diversos modos, moderando y disolviendo su apariencia en la locura cotidiana de la cultura de masas, habiéndose establecido sutilmente en algunas de nuestras instituciones actuales. Por tanto. “La debilidad o fortaleza de una sociedad (o un estado), se manifiesta siempre en la fortaleza o debilidad frente a las injusticias sociales, desde sus jueces pero igualmente y antes desde sus ciudadanos ”. j. maqueda
"El pasado es recordado muchas veces dramático; el presente angustioso y el futuro se intuye incierto", dominado por ese miedo que amenaza con apoderarse del alma" sobre todo, si tu madre acabó de cumplir 92 años. Todos temblamos ante el dolor i la pérdida necesarios para toda comprensión de la vida del hombre. Diríase que la existencia de las personas se halla permanentemente en un estado de profunda miseria, y pendiente siempre de dar sentido a aquellos avatares que devienen de la propia vida. En todas las épocas, culturas y religiones el hombre tuvo que enfrentar la misma cuestión del dolor y sentido de su existencia. En definitiva, cada persona (como uno mismo) ha tenido y tiene que vivir y convivir con el propio drama continuo que supone existir en este mundo. Pues cada uno de nosotros parece nacer a una vida: en un solo sentido y hacia un determinado destino; pero si ese es nuestro sino, también es cierto que otra cosa es nuestra condición y reflejo de la propia naturaleza que habita este hermoso planeta" y que empuja a una planta, a una persona o a una nación a seguir hacia adelante, y que aún atrapada entre baldosines y aplastados por el asfalto llegará a florecer (con la metralla de toda una existencia hundida en su carne). Luego si nuestro sino es vivir con dolor, nuestra condición es "seguir adelante aún con dolor”. El ser humano desde que nace se forja y crece con retazos de dolor, y cada dolor es preludio y anuncio de aquello ineludible. Pues existen tantas cruces plantadas en este mundo como vidas de personas ha visto nacer, y cada nacimiento no anuncia otra...
"El pueblo español se entrega al suicidio es la primera frase de «El resentimiento trágico de la vida", la última obra de Miguel de Unamuno. «Volvieron a mi mente viejos y dolorosos recuerdos ante la imagen desgarrada de esas notas escritas por un hombre en su agonía, enfrentado en solitario a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor (…) En estas notas estaba reflejada la lucha de un hombre que fue fiel a sí mismo en contra de unos y otros, rodeado del ambiente hostil de la propia ciudad a la que tanto quiso (…) Estas notas fueron escritas con la urgencia de no saber si llegarían a un final, con la desesperación de quien ve cómo se va quedando solo mientras se tambalea su mundo, su propia vida y hasta sus creencias». Miguel Unamuno (de sus apuntes)
Respecto del sinsentido de la existencia, Encontrarán ensayos, libros y tratados escritos por algunas personas y que pueden resumirse en que la vida no tiene sentido para estas: esa es la principal declaración y obviedad que encontramos por parte de quienes afirman experimentar la desgarradora sensación de apatía por vivir, por medio de una especie de desconexión de todo lo “real y natural” que les envuelve. En este punto encontramos personas, muchas reflexivas, que profundizan en cuestiones de trascendencia: a partir de aquella falta de libertad que acusan —(donde me reconozco yo mismo de un tiempo muy crítico)—, derivado después en una presencia impulsiva en las redes sociales, donde se revelan de las propias declaraciones, trasladando la responsabilidad tanto del aislamiento como de la propia apatía a las injusticias o situaciones sociales, empezando por la inseguridad, y terminado por las guerras, pero sin hacer nada por acercarse (entender — moverse ellos a comprender por si mismos—y explicarnos de sus propias experiencias aquellas injusticias de las que nos hablan: luego no proponiendo, ni saliendo del aislamiento de su habitación, el móvil o el ordenador) y avocándose, por momentos cada vez más a un profundo vacío existencial (no evidente) de un sueño “real”, pero “un sueño sobrepasado a pesadilla ” el cual le engulle y devora con más fuerza a cada día.
Pero para comprender esto que quiero decir el párrafo anterior arriba, (me remito desde un estudio de PD. Ouspensky,) debemos primeo entender la diferencia entre los estados de conciencia, y para ello tenemos que regresar al primero: el sueño, un estado de conciencia completamente subjetivo, donde un hombre está sumergido en sus sueños, no importa si luego los recuerda o no, esa no es la cuestión ahora… Aún así, estando dormido a este le llegan algunas impresiones reales: sonidos, voces, calor, frío, sensaciones de su propio cuerpo, que no suscitan en él sino fantásticas imágenes subjetivas. Luego el hombre se despierta. A primera vista (estar despierto) sugiere un estado de conciencia completamente diferente al anterior (el sueño) pues uno puede moverse, hablar con otras personas, publicar en internet, hacer proyectos, ver peligros, evitarlos y así sucesivamente. Parece lógico pensar que se encuentra en una situación mejor que cuando estaba dormido. Pero si profundizamos un poco más, y echamos una mirada dentro de su mundo interior, dentro de sus pensamientos (a través de lo que publica, por ejemplo, o de sus acciones: dentro de las causas de estas (luego sus fines), comprenderemos que está casi en el mismo estado que cuando estaba dormido: sigue soñando, pero es peor aún porque en el sueño él es pasivo, esto es, no puede hacer nada. Por el contrario, en el estado de vigilia, puede hacer algo todo el tiempo (por él, por su familia, por los demás) y los resultados de sus acciones repercutirán sobre él (e igualmente sobre su familia) y sobre todo, y sobre todos los demás que lo rodean, escuchan y observan. Y, sin embargo, es como si no se recordase a sí mismo: todo le sucede: está en una deriva.., No puede detener el flujo de sus pensamientos, no puede controlar su imaginación, sus emociones, su atención; sus pulsiones-impulsos —y ahora voy a generalizar—a los que la sociedad (ente social) contribuye y potencia respondiendo (por medio hoy de las redes sociales) con sus continuas propuestas de mensajes relacionados con valores y proyectos individuales (y subjetivos) de necesidades satisfacción inmediata (que no son) necesidades en si mismas y entiéndase: esta persona vive en un mundo subjetivo de «quiero», «no quiero», «tengo ganas», «no tengo ganas»; esto es, vive en un mundo hecho de lo que él cree que le gusta o no le gusta ( en relaciona a lo que piensa y dice / pensando en la respuesta positiva de los demás , de lo que él cree que desea o no desea, y de deseo imperante de reconocimiento por el ente social ( los mismo las redes): me hago una foto en casa o en la montaña, publico (y tú dale al «me gusta», para que me sienta bien, y yo le doy al tuyo) y venga otra vez: No ve el mundo real. El mundo real le está oculto por el muro de su imaginación. Vive en el sueño (su sueño) en lugar de despertar e intentar completar ese vacío (esa despensa vacía que llenamos de fantasías y tonterías) sin darle un sentido, de utilidad —en sentido objetivo— a nuestra vida, y con ello empujar a los demás…yéndonos (saliendo) observar la realidad de manera crítica y objetiva (esto es dar luz y voz proyectándonos hacia quienes sabemos que lo necesitan (necesitan una voz y de este modo ayudarnos desde nosotros mismos antes luego hacia los demás), saliendo del aislamiento al que nosotros mismos nos habíamos condenado, mojándonos de una vez los pies y que es decir (como única forma de despertar y luego moviéndonos, yendo más allá de proponer absurdeces (en redes sociales) una tras otra todos los días. Pero muchos siguen durmiendo, Y lo que ellos llaman su «conciencia lúcida» no es sino sueño — un sueño mucho más peligroso que su sueño de la noche, en su cama.
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