I
La humanidad tiene necesidad urgente de un nuevo Dogma, o forma de entender e interpretar el mundo, que responda a las necesidades actuales de estos tiempos; y no sólo en cuanto a formulaciones sino, igualmente, al lenguaje pues, el tradicional se ha vuelto extraño y casi sibilino, en manos de algunos medios, de una realidad que resulta cuando menos manoseada y donde la pesadilla "calderoniana" parece a todos perseguirnos, entre callejones pestilentes de basura, dirección a "la ruta hacia la servidumbre"1.
II
Nos hablan, desde pequeños, de los clásicos: Aristóteles, Maquiavelo, Tocqueville, A. Smith y K. Marx y, nos sensibilizan, afirmando que existe un antagonismo natural entre los ricos, multimillonarios y el resto de todos nosotros; nos dicen que los intereses de los ricos no son nuestros intereses; que sus verdades no son nuestras verdades, y que su vida no es nuestra vida. Así, la riqueza material, no sólo engendra desprecio por quienes no la tienen, sino que faculta a millonarios y oligarcas a pagar legiones de publicistas, académicos, periodistas e, incluso políticos, abogados y jueces para acallar, censurar y controlar el debate, sofocando la disidencia. Incluso, y gracias al descomunal aparato de medios que controlan, pudiendo alcanzar puestos de poder en las sociedades, desde donde luego, gobernar sutilmente y en conveniencia a sus intereses. El neoliberalismo y, con él la desigualdad, avanzan galopando a paso ligero en el mundo: la destrucción de los sindicatos, la reducción e incluso la eliminación de los impuestos a ricos y a las corporaciones, el libre comercio, la globalización, el estado de vigilancia, la guerra sin fin y la austeridad son las ideologías: herramientas, que a través de los medios son utilizadas por estos oligarcas para promover sus propios intereses. Unos intereses, que luego a nosotros se nos trasladan y venden como leyes naturales, o mecanismos para el progreso social y económico; incluso, mientras esos mismos oligarcas, dinamitan los cimientos de las democracias liberales y exacerban una crisis climática que, no olvidemos, amenaza con extinguir la vida humana en la tierra. Y, lo peor de todo... ¡todavía hay quien se pregunta qué es, o si existe el infierno!! Algunos, es cierto, se sienten algo confusos, aunque, no saben por qué: es la angustia de esta existencia, que con el tiempo, cada vez se hará lastimosamente más presente.
1-En 1939, cuando residía en Londres Friedrich Hayek proporcionó uno de los análisis más lúcidos de un futuro que tal vez no se atrevía a imaginar —unos años más tarde, iba a denunciar la “ruta de la servidumbre”, es decir, el creciente dirigismo de nuestras sociedades— pero que hoy es nuestro presente, el de los europeos del siglo XXI.
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