SOLO UN DIOS PUEDE SALVARNOS (HEIDEGGER 51) / jordi maqueda



Estoy solo en la oscuridad dándole vueltas al mundo en mi cabeza, mientras paso otra noche de insomnio junto a una copa de vino; otra noche más en vela frente al ordenador, a ratos frente al televisor, sumido en observar la desolación del mundo, mientras Dios parece mirar hacia otro lado. Mi madre está en su habitación, también sola y al igual que yo con el corazón destrozado, tras haber observado esos destellos de luz resplandeciente: como soles fulgurando en el horizonte, por todos los rincones en la oscuridad del cielo en oriente, seguido de la negrura cerrada de la noche, y el silencio de las estrellas que observan quemarse prematuras las rosas, por viento cálido que agita las ramas quebradas de árboles tras el detonar de las bombas. 

Pero no vine hablar sobre el más amargo fruto de la vehemencia y la ira de los hombres, pues hay poco que decir: las personas son fáciles de dominar y quien tiene el dominio tiene el poder. Un poder que surge de ese vacío que queda como una impotencia ciega que nos destruye y destruye el mundo, cuando se ha perdido toda esperanza y sucumbido al reino de la codicia, la quimera y la ilusión. Te puedo decir que allí donde he estado, no importa cuál fuese lugar o a qué lado del océano (incluso en mi propia tierra), siempre he visto sino de ésta: sus consecuencias en la naturaleza y las personas. Siempre es igual: el debilitamiento de la paciencia prende el combustible de las pasiones y los fuegos de la codicia se expanden; la miseria, la rivalidad político o religiosa, la primacía de la envidia y la predisposición hacia el fanatismo amplifican luego esas llamas: el hombre, en definitiva, siempre el hombre y sus conflictos, caminan como hermanos: juntos de la mano.

Es posible que pienses, sobre todo al mirar a tu alrededor, que la guerra y el fuego están venciendo, y sometiendo el mundo al dominio de sus llamas; pero recuerda: el de hoy fue también un perfecto amanecer, y si alzas la vista por encima de las llamas verás que el día rebosa luz; y que hoy en la noche, como ayer,  las estrellas te saludan y al amanecer el sol de nuevo brilla: déjate entonces acariciar por su suave luz y sentirás el vello erizarse y como esas minúsculas partes de ti (que sienten su calidez) enloquecen de júbilo por el nuevo día.

Quizás me llames loco o borracho, y quizás incluso tengas razón, pero una vida llena de pesares hay que pasarla toda en sueño profundo (o embriagado de vino) para atisbar su luz entre tanta oscuridad, y luego atreverse, montando un caballo de madera al revés, a galopar el vacío buscando la revelación que en la tormenta antecede la manifestación de la cólera divina, y gritarle al fuego: ¡¡Hasta aquí llegarás y no más allá; pues es aquí donde fijaré tus confines y romperé el orgullo de tus llamas!!

Quién pudiese hoy mirar atrás a través de una fisura en el tiempo, y vislumbrar luego el devenir de quien descansa sobre la crueldad y la indiferencia, enredado en una conciencia soberbia e ilusa.

       Pero, en realidad ¿qué se yo?,

                    Pero en realidad ¿Qué sabemos nosotros?, 

                                   Pero, en realidad ¿Qué sabe el hombre de sí mismo? 

                                                      Pero en realidad ¿qué Sabe el hombre de Dios?


DExERA DOmini faci Nos Scire

Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!” (Apocalipsis 8:13) 

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. (S. Juan 8:12)

 

 (Mt 24,14) 

1,1 E† prædicabiur hoc Evangelium Regni in Universo OrbeCiertamente Él asombrará a muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante Él; porque lo que no les habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán (Isaías 52:15). Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron (Mateo 13:17), y sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas (Efesios 3:9).

1,2 In estimonium Omnibus genibus: Lo has oído; míralo todo. Y vosotros, ¿no lo declararéis? Desde este momento te hago oír cosas nuevas y ocultas que no conocías (Isaías 48:6,7), que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu (Efesios 3:5). Pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios (2 P 1:2). Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios (1 Corintios 2:10). Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria (1 Corintios 2:6,7). Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en parábolas (Marcos 4:11). Clama a mí, y yo te responderé, y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces (Jeremías 33:3), “y si a otro que está sentado le es revelado algo, el primero calle” (1 Corintios 14:30).

1,3 Ey unc Venirt Consumaio: Prestad, pues, atención, oh cielos, y dejadme hablar, y escuche la tierra las palabras de mi boca (Deuteronomio 32:1); oíd esto, pueblos todos; escuchad (Salmos 49:1). Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y aguacero sobre la hierba (Deuteronomio 32:1). Él convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra, para juzgar a su pueblo (Salmos 50:4), que ejecutan planes, pero no los míos, y hacen alianza, pero no según mi Espíritu (Isaías 30:1); oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que de él brota (Isaías 34:1). Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto, y vuestro gozo en tristeza (Santiago 4:9,10). Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan (Santiago 2, 19).

 

Ve pues, y lee en el rollo que has escrito al dictado mío, las palabras del Señor a oídos del pueblo / en la casa del señor.. 7a Tal vez su súplica llegue delante del Señor, y todos se vuelvan de su mal camino… (Jeremías 36:6,7a). Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, declara a mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob sus pecados (Isaías 58:1) 7b porque grande es la ira y el furor que el Señor ha pronunciado contra este pueblo (Jeremías 36: 7b). El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado (Marcos 16:16)

Escuchadme, vosotros que seguís la justicia, los que buscáis al Señor. Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la cantera de donde fuisteis excavados (Isaías 51:1) ¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan y vuestro salario en lo que no sacia? (Isaías 55:2,3). Si queréis y obedecéis, comeréis lo mejor de la tierra (Isaías 1:19). Los que lo cosechen, lo comerán y alabarán al Señor; y los que lo recolecten, lo beberán en los atrios de mi santuario (Isaías 62:9). No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es para el corazón el ser fortalecido con la gracia, no con alimentos, de los que no recibieron beneficio, los que de ellos se ocupaban (Hebreos 13:9), porque siembran viento, y recogen tempestades. El trigo no tiene espigas, no da grano, y si lo diera, se lo tragarían los extraños (Oseas 8:7). Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed (Juan 6:35).

Él revela los misterios de las tinieblas, y saca a la luz la densa oscuridad (Job 12:22). Él es quien revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con Él (Daniel 2:22). “El que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el Señor, el que hace todo esto” (Isaías 45:7). Los secretos del Señor son para los que le temen, y Él les dará a conocer su pacto (Salmos 25:14). Y respondiendo Él les dijo: porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido (Mateo 13:11,12). Y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Él (Efesios 1:9,18). Y enseguida el Espíritu le impulsó a ir al desierto (Marcos 1:12). Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, siendo tentado por el Diablo (Lucas 4).2,4-1 En cuanto a mí, he aquí, mi pacto es contigo (Génesis 17:4-6):

Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos, ¿o no os reconocéis a vosotros mismos de que Jesucristo está en vosotros, a menos de que en verdad no paséis la prueba? Mas espero que reconoceréis que nosotros no estamos reprobados (2 Corintios 13:5,6). Fortaleced las manos débiles y afianzad las rodillas vacilantes (Isaías 35:3). En consecuencia, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa (1 Corintios 11:28,31). Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendrá motivo para gloriarse solamente con respecto a sí mismo, y no con respecto a otro (Gálatas 6:4). Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo, una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme (Marcos 10:21). 

Enseguida hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de Él al otro lado, a Betsaida, mientras Él despedía a la multitud (marcos 6,45). Y si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará (Lucas 9,23). Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí (Mateo 10:38). Jesús le dijo: si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme (Juan 21:22), y deja que los muertos entierren a sus muertos (Mateo 8:22). En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven, te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras. Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo: sígueme (Juan 21:19). Y el que sea sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza haya sido derramado el aceite de la unción, y que haya sido consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza ni rasgará sus vestiduras (Levítico 21:10-12). Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta (Mateo 16:27). Porque Él paga al hombre conforme a su trabajo, y retribuye a cada cual conforme a su conducta (Job 34:11). 2,4-3 Decid a los justos que les irá bien, porque el fruto de sus obras comerán (Isaías 3:10,11). [(Jeremías 17:10) (Ezequiel 7:27). (Daniel 7:10)]

 

El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguno que entienda, alguno que busque a Dios (salmos 14,2).¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? (Lucas 18,7), aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús (Tito 2,13). Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca" (Isaías 55:6). Porque ciertamente vendrá, no tardará (Habacuc 2,3), y al final se levantará sobre el polvo (Job 19:25-27), para mostrar a sus siervos las cosas que deben hacer y suceder pronto (Apocalipsis 1). "De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre" (Juan 14,13). "Sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído (Isaías 65:24).

He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre Él; Él traerá justicia a las naciones (Isaías 42:1). Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: este es mi Hijo amado en quien me he complacido (Mateo 3:17), porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él (colonenses 2,9). Vosotros sois mis testigos, declara el Señor, y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fue formado otro Dios, ni después de mí lo habrá (Isaías 43:10). Entonces pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; cuando él abra, nadie cerrará, cuando él cierre, nadie abrirá (Isaías 22:22).

Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre (Apocalipsis 3,8). [(Ezequiel 44: 1-3); (Ezequiel 40:19); (Isaías 34:4) (Salmos 102:26)] — [[Entonces me hizo volver por el camino de la puerta exterior del santuario que da hacia el oriente, y estaba cerrada. Y el SEÑOR me dijo: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el SEÑOR, Dios de Israel, ha entrado por ella; por eso permanecerá cerrada. En cuanto al príncipe, él, como príncipe, se sentará allí para comer pan delante del SEÑOR; entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y por el mismo camino saldrá (Ezequiel 44: 1-3) Midió el ancho desde el frente de la puerta inferior hasta el frente del atrio interior por fuera, y tenía cien codos al oriente y al norte. (Ezequiel 40:19) … y los cielos se enrollarán como un pergamino; también todos sus ejércitos se marchitarán como se marchita la hoja de la vid, o como se marchita la de la higuera (Isaías 34:4) Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados (Salmos 102:26)]]— Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios (Lucas 12:9). Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14,6). Y en aquel día se dirá: he aquí, este es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara; este es el Señor a quien hemos esperado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación (Isaías 25:9).

Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados (Efesios 4, 1,13). "Un cuerpo, y un Espíritu; como fuisteis también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, quien está sobre todos, y por todos y en todos vosotros" (Efesios 4, Permaneced, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a ser presos en el yugo de esclavitud (Gálatas, 5:1). He aquí, yo, Pablo, os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo (Gálatas, 5:2). Pues Separados sois de Cristo los que por la ley os justificáis; que de la gracia habéis caído (Gálatas 5:4), y toda la visión será para vosotros como las palabras de un libro sellado, que cuando se le da al que sabe leer, diciéndole: Lee esto, por favor; y él dirá: No puedo, porque está sellado (Isaías 29:11,12). [Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos / Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba (Apocalipsis 5,1 / Zacarías 5,1). Y me dijo el ángel: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos / y vi a un ángel poderoso que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos? (Zacarías 5,2 / Apocalipsis 5,2)] 

Vístete de poder, oh brazo del SEÑOR; despierta como en los días de antaño, en las generaciones pasadas (Isaías 51:9). Te levantarás y tendrás compasión de Sion, porque es tiempo de apiadarse de ella, pues ha llegado la hora (Salmos 102:13). Que expongan y nos declaren lo que ha de suceder… /… Declarad lo que ha de venir después, para que sepamos que vosotros sois dioses. Sí, haced algo bueno o malo, para que nos desalentemos y temamos a una (Isaías 41:22,23) Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo (Juan 4:26) He aquí, vosotros nada sois, y vuestra obra es vana; abominación es el que os escoge (Isaías 41,14), vanidad son, obra ridícula, en el tiempo de su castigo perecerán (Jeremías 10:15). He aquí, las cosas anteriores se han cumplido, y yo anuncio cosas nuevas; antes que sucedan, os las anuncio (Isaías 42:9). Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy (Juan 13,19). En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió (Juan 19, 20).

Tocad trompeta en Sion, y sonad alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes de la tierra, porque viene el día del Señor, porque está cercano (Joel 2:1). Allí gritará el guerrero (Sofonías 1:14) Día de trompeta y grito de guerra contra las ciudades fortificadas y contra los torreones de las esquinas (Sofonías 1,16), pues el señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación por nuestro Dios (Isaías 52:10). Y toda carne a una la verá, pues la boca del Señor ha hablado (Isaías 40,5), (Lucas 3, 6). Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, me levantaré ahora, dice el Señor (Salmos 12:5).

Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí (Salmos 40:7). Y estaba escrito por delante y por detrás (Ezequiel 2:10), y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y “ayes” (Apocalipsis 8:13). Y la séptima trompeta sonó, y se levantaron grandes voces en el cielo, que decían: El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:15). Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube estaba uno semejante a hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada (Apocalipsis 14:14).


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