Melancolía - E Munch |
Ludwig Josef Johann Wittgenstein (1889-1951)
Desde hace años me dedico a observar; digamos, que a mirar de otra manera(0) y, para ser sincero, he de decir que me ha causado más de un problema. A veces me paro ahí: absorto. Me da igual si voy o no acompañado, si es en la montaña, en la calle o frente a aquello más insignificante: me olvido de lo que es, de lo que dicen es, incluso, de lo que yo mismo pienso es, desprendiendome de toda subjetividad. Contemplo en silencio, de forma serena y profunda: como si se tratase de un regalo, que de pronto surge frente a mis ojos y por el que tímidamente pretendo alcanzar algún tipo de experiencia (1). Cabe señalar, aunque algunos lo ignoren, no es fácil desprenderse de la subjetividad pues, a menudo nos servimos de ésta, de la voluntad, valorando según nuestros deseos, lo que quiere decir que no todos están capacitados para librarse del lastre de la individualidad y, por tanto, de la propia voluntad. Pero, esto no es de ahora: “La utilidad es el gran ídolo de nuestra época, y a él deben complacer todos los poderes y rendir homenaje todos los talentos”. Cartas sobre la educación estética de la humanidad—.Friedrich Schiller (1759-1805). Lo que quiero decir, es que llegado el momento, hay que abandonar ese conocimiento fundado en la razón y la practicidad que se encuentran al servicio de la voluntad; una Voluntad, que tiene que ver con necesidades y, por tanto, con el sufrimiento, nuestro sufrimiento: haciéndonos esclavos de aquella. Separamos así lo observado de la voluntad, concibiendo entonces solo los objetos libres de sus relaciones con el deseo, e incluso con el mundo, alcanzando de este modo la autoconciencia y un conocimiento objetivo, donde todo es representación... y belleza
0- estética
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