REGRESO A ÍTACA / jordi maqueda (ingresado a L)

Etiquetas: REGRESO A ÍTACA, Jordi Maqueda,

Desde hace años me dedico a mirar; digamos que a mirar de otra manera. Algunos llaman a esto contemplación; para mí es sencillamente: ser-frente-algo, y para ser-sincero he de decir que me ha causado más de algún problemilla, pues a veces me paro, y me quedo (ahí): absorto, dejando que se sucedan los instantes. Da igual si voy o no acompañado, si es en la montaña, en la calle, en casa y, o frente a aquello más insignificante, pero que siento se proyecta hacia a mí como una margarita hacia el sol. Entonces me olvido de lo que es (y de lo que dicen que es) incluso, de lo que yo mismo podría pensar que es, desprendiéndome así de toda subjetividad, y respondiendo a lo que entiendo una llamada como podría ser la de aquel vecino que sabes que esta-ahí: en su casa, a sus cosas, pero no que conocías /nunca nos habíamos cruzado la vista, dirigiéndonos la palabra); otras veces como aquel desconocido que te pregunta ¿eres de por aquí?, pues no andas cerca de tu casa; incluso ―alguna vez me ocurrió― cuando desde el coche notas y luego al mirar por la ventana de este ves (entiendes) que te saluda ( nos sabes qué, o quién). La cuestión es que entonces me dirijo a allí.., unas veces de forma más serena (que otras veces), pero casi siempre respondiendo, y en ese caso de responder: siempre buscando (generalmente y primero con la vista) entender, comunicar de alguna manera, esto es, proyectándome y profundizando igualmente hacia aquello, por lo que tímidamente procuro alcanzar algún tipo de experiencia (y conocimiento).

Cabe señalar, aunque algunos lo ignoren, que muchas personas carecen objetividad, pues a menudo andan sirviendo a su voluntad (subjetividad), según sus deseos, lo que quiere decir que pocos están capacitados para librarse del lastre de su misma voluntad cegadora y (poder apartarse de su camino) y seguir su instinto, que le señala algo que (siempre) deberían atender.; es decir: escucharse, y escucharse su propia voz interior (no siguiendo la voluntad de los otros). Pero este problema ―pues debernos llamarlo así― no es de ahora: La utilidad (material) es el gran ídolo de nuestra época, y a él deben complacer todos los poderes y rendir homenaje todos los talentos”. ―Cartas sobre la educación estética de la humanidad—.Friedrich Schiller (1759-1805). Lo que quiero decir, es que llegado el momento, hemos de abandonar ese conocimiento fundado en la razón y la practicidad ―de creer que ya lo sabemos todo ignorando los reflejos― y que reconocemos impuesto, y al servicio de la voluntad (y el deseo/ a través de lo que muestran y señalan otros). Voluntad, que tiene que ver con nuestras necesidades (que no lo son, y son por tanto creadas) “a partir del deseo generalmente”, y por tanto, igualmente “tiene que ver con nuestro sufrimiento”, haciéndonos esclavos (e incluso victimas) de aquella (voluntad). Se separa así, del modo expuesto (lo señalado → y observado de la voluntad) concibiendo solo entonces el mundo: los objetos, las personas y todos los demás seres, libres de sus relaciones con el deseo (con nuestros propios deseos, que son voluntad de los otros), consiguiendo de este modo la autoconciencia del sujeto “puro” de conocimientos y (sin voluntad) haciaun lugar); es decir: un conocimiento pues objetivo, donde (todo es estaren camino hacia  → en algún lugar...

DE LA ESCRITURA / jorge maqueda

De la escritura: escribir puede expresarse de dos formas distintas ―incluso con Microsoft Word― como podrán comprobar, ocurre lo mismo que con la realidad; una forma de escribir es: solo en blanco y negro; la otra, es escribir y “aunque sean solo letras” en colores. Ahora la decisión es suya: cuándo y cómo escribir (y como vivir): pero después, al salir a la calle y ver la realidad (si nos parece triste y gris), no nos quejemos (ni a Dios) si no escribimos  (ni vivimos) en colores-.

(LA PESTE - 00) - LA PALABRA


Pero la palabra tiene además otros peligros, de los que muchos, digamos pretendidos productores intelectuales son dramáticamente inconscientes; y así Heidegger lo afirma, basado en la consideración de que a través de ella, de la palabra, es fácil caer en el error y la desilusión, pues el producto de su poder creador, al verse probado con la realidad, puede, muchas veces, no encontrar correspondencia y, así, el hombre queda sumido en una irrealidad como sucede tan a menudo a muchos autores: poetas de lo banal o novelistas de lo absurdo, que confunden lo esencial con lo no esencial, difuminando así el genuino decir (a lo que la palabra debería servir), poniendo en peligro su función esencial. Un peligro además, que va más allá, pues afecta no solo a los que escriben y difunden esa palabra o pensamiento inútil, sino sus interlocutores o lectores. Pues la calidad, o línea de pensamiento de una persona, lo es precedido, instruido e influenciado en buena parte por las lecturas realizadas a lo largo de su vida, así como por las experiencias propias y adquiridas de ésta. Sin embargo, encontramos hoy las estanterías repletas y rebosantes de lecturas inútiles cuando no absurdas, que no aportan nada más que distracción con poco o nada nuevo o relevante que decir al ser que lee. Coincidirán conmigo que "Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros" — Marco Tulio Cicerón. Nada pues, que ver con la literatura clásica, no es lo mismo leer Orlando Furioso que un manga japonés, o Hölderlin y a su joven Hyperion que crece y vive según los ideales de la Paidea griega: por el que el individuo se considera parte de la totalidad y unido a ella en armonía: “Ser uno con el todo es la vida de la divinidad, es el cielo del ser humano” ¿Dónde está hoy Hiperión? me pregunto, cuando un poeta inspiraba a un filósofo, tomándose como referencia para sus escritos. Pero la gente escribe, y no paran de escribir, cualquiera lo puede hacer, lo difícil es que lo escrito tenga algún sentido, más allá del que le atribuyen el significado de sus propias palabras.

Sin embargo, y como hemos podido ver, es cierto que la palabra no sólo puede ser, sino es, la herramienta más peligrosa dada al hombre; muestra de ello es el mal uso que se hace de ésta, y el sometimiento que a través de ella, el hombre hace del hombre, mediante la educación y adoctrinamiento privándole de su individualidad. Pero a pesar de estos peligros, la palabra es para el hombre un bien, al que no puede ni debe renunciar, no sólo porque a través de ella pueda comunicar sus pensamientos y vivencias, sino porque gracias a ella el hombre obtiene y ratifica su lugar en el mundo. “Únicamente donde haya palabra habrá mundo, esto es: un ámbito, con alcance variable, de decisiones y realizaciones, de actos y responsabilidades, alborotos, caídas y extravíos. Pues solamente donde haya mundo habrá historia” entendemos en Heidegger. pues, el hombre es un ser que ha de dar testimonio de lo que es”, y es el testimonio de su realidad lo que hace al hombre ser lo que es, y dicho testimonio sólo podrá hacerse a través de la palabra, sobre la cual tiene su advenimiento la historia misma, pues es la palabra un bien del hombre y sólo a través de ella puede realizarse como tal, sino perece frente a ella.

 


HACIA UNA NUEVA T. C. DE LA SOCIEDAD (2-5) / DESDE UNA FILOSOFÍA DEL LÍMITE (6) - DE LA “TEORÍA DEL LÍMITE” DE LA RAZÓN, A LA EXPERIENCIA DE LA FRONTERA— jordi maqueda



DE DE LA “TEORÍA DEL LÍMITE” DE LA RAZÓN,
A LA EXPERIENCIA DE LA FRONTERA

Debemos preguntarnos qué nos atrae al límite, por qué tantos hablan de él, incluso sin conocerlo. Un límite que rechaza la curiosidad superficial, desentendiéndose de quienes pretenden un saber por saber, y que solo responde a la necesidad: una necesidad vital y entendida hacia un propósito no determinado, posibilitando que puede ser alcanzado, aunque seguramente velado al mismo sujeto (dispuesto) pero posiblemente señalado, a partir de algún suceso, o predisposición del tipo con lo que en matemáticas se conoce como catástrofe – Zemam. Básicamente, la teoría de las catástrofes representa la propensión de los sistemas estructuralmente estables a manifestar discontinuidad: cambios repentinos del comportamiento; divergencia: tendencia de las pequeñas divergencias a crear grandes divergencias; e histéresis: donde el estado depende de su historia previa, pero si los comportamientos se invierten, conducen entonces a que no se vuelva a la situación inicial. Lo que nos lleva a un lugar, un punto concreto de nuestra vida justo, ese es el instante ―que no siempre reconocemos― donde debemos ser y estar:   donde decidimos nuestro destino, más allá del límite y de la razón del límite. Erik C. Zeeman generó una gran controversia al considerar su aplicación en las ciencias humanas. La teoría de las catástrofes comparte ámbito con la teoría del caos y de los sistemas disipativos, desarrollada por Ilya Prigogine, sobre el estudio de los procesos irreversibles.

Pensemos ahora por un momento, dejando de un lado las catástrofes, y pensemos en el habitar. Pensar, construir, habitar el límite, entiéndase: movernos actuar iniciar el acto de ser-ahí, en el camino, hacia la experiencia del límite (a través de la propia existencia), que conduce a aquel (sujeto- ahí) y no al supuesto, a un saber manifiesto o conocimiento mismo que proporciona la experiencia del límite (de la frontera). Conocimiento y entendimiento de este límite, un saber, solo por la propia experiencia en el límite. Pero qué ocurre con el límite ¿Dónde está la frontera? — ¿Estamos, en ella?, o me imagino, supongo que estoy. Leamos sobre el habitar:

Habitar-es-estar / en el habitar, a decir de Heidegger, ingresamos por medio del construir. El construir, tiene por meta a aquel, el habitar. Pero, sin embargo, no todas las construcciones son simultáneamente habitaciones. Un puente y un hangar, un estadio y una central eléctrica son construcciones, pero no son habitaciones; la estación de ferrocarril y la autopista, el dique y el mercado techado son construcciones, pero, no son habitaciones. Sin embargo, las construcciones mencionadas están en el ámbito de nuestro habitar, el cual va más allá de esas construcciones y “no se limita a la vivienda”. El conductor de un camión de carga está en la autopista como en su casa, pero no tiene allí su hospedaje; la trabajadora está en la hilandería como en su casa, pero, no tiene allí su habitación; el ingeniero director está en la central eléctrica como en su casa, pero no habita allí. Todas estas construcciones encasan al hombre; este las habitúa, pero “él” no habita en ellas, si habitar quiere decir únicamente que poseemos un alojamiento. Por cierto “que en la actual crisis habitacional” ocupar una vivienda es ya tranquilizador y alegra; la construcción de viviendas permite perfectamente alojamientos; las habitaciones pueden estar, incluso, bien repartidas y organizadas para facilitar la vida práctica; pueden ser deseablemente baratas y estar abiertas al aire, a la luz y al sol; pero, ¿las habitaciones albergan ya en sí todo lo que implica un habitar? Por una parte, las construcciones que no son habitaciones quedan determinadas, desde el habitar, en cuanto que sirven al habitar del hombre. Desde este punto de vista, el habitar sería, siempre, el fin que preside a todas las construcciones. Habitar y construir estaría mutuamente referido en una relación de fin a medio. Pero, mientras opinemos de esa manera, estamos tomando el habitar y el construir por dos actividades superadas. Con ello pensamos algo correcto, peroal mismo tiempo, con dicho esquema medio-fin nos cerramos el camino hacia aquel rasgo esencial. Porque construir no es solo medio y camino para el habitar; el construir es ya en sí mismo habitar — (M. Heidegger). Mas no vemos el camino, sino en camino al que anda la frontera del olvido, que va recomponiéndose a sí mismo.

Hay un viaje personal (éxodo) de revelación y conocimiento a través de tinieblas y sombras, que conducen a la tierra del olvido, al desierto de cada uno de nosotros, donde se le revela el misterio de aquella verdad, única que nos resultara personal. Este es un viaje que debe ser realizado por cada uno y, sin embargo, lo ignoramos: no escuchamos ni vemos las señales, pero ¿por qué? Las cuestiones, las preguntas que nos hacemos, incluso las grandes preguntas, son siempre respondidas: cuando son acerca del universo por la ciencia, y en otros ámbitos, por las ciencias sociales, la filosofía, y cuando atañen al espíritu, por la religión. No hay necesidad de ir a la frontera a ver qué hay tras el horizonte, cuando te dicen lo que encontrarás allí. Pero no todos quedamos satisfechos con tales certezas. Sin embargo, si nos decidimos a ir más allá, hacia la frontera, de camino, cuando nos acercamos en la penumbra del anochecer, al límite que anticipa las sombras, algo siempre se ilumina: una luz que nos detiene y distrae mientras nos devuelve a nuestra propia oscuridad. Como si no fuese necesario ir más allá, somos devueltos atrás, pues todo está resuelto, ¿Dónde vas?, y nos dejamos enredar. Nos volvemos, sin haber reconocido en esa luz su oscuridad, ni reconocer qué la habita: lo mismo que no nos permite ir más allá y acércanos por nosotros mismos a la oscuridad, al abismo donde en su borde espera aquello que se revela y no queremos ver / ni escuchar, pero debemos atender, de modo que podamos discernir… qué es la luz, y qué es la oscuridad, donde está y como reconócela.

Pues a lo largo de la vida: ciencia, religión y la misma sociedad nos ha disuelto la memoria y en ella a nosotros mismos, y en nosotros nuestras preguntas y temores, cuando desde todos los ámbitos se nos detalla y explica del universo, la vida, el infinito, el caos y la salvación; respuestas, por cierto, que se dan desde las instituciones muchísimo antes que por nosotros mismos las podamos ni siquiera plantear: todas, ya las encontramos resueltas, a lo, largo de las instituciones de la sociedad, a no ser, que individualmente desviemos la mirada, alzando esta sobre el horizonte del que algunos hablan, pero que aún no podemos reconocer. Se precisa entonces dar el paso moverse en acto de ser-ahí: pensar y preguntarnos si hay algo que desconocemos. Heidegger propone un camino, en la vecindad: propone un adentrarse en la nada (en el desierto). Habla, por tanto, igualmente de un viaje que todos debemos hacer (estar-ahí) embarcarnos; pues “Alguien me habló una vez, de lo que el ojo izquierdo debe mostrar / para que el derecho pueda ver”.

En otras palabras, si uno tiene suerte (y se muestra valeroso) es posible que acepte el desafío y elija ese camino difícil, que de una necesidad interior se propone de inicio, para ser conducido a una encrucijada mayor, donde ninguna de las opciones pueda satisfacernos, y nos encontremos perdidos y sospechemos, “que el camino que vemos la izquierda lleva al infierno, que el camino que se muestra a la derecha lleva, igualmente al infierno, que la carretera que tenemos delante lleva al infierno y que, si damos la vuelta, terminaremos en el infierno” (P. Kingsley -In the Dark Places of Wisdom, 1999). Entiéndase, un lugar y momento a partir del cual, todos los caminos llevan al mismo y a ningún lugar (a la frontera, el desierto, a la nada) sin otra alternativa que enfrentar, superando dicha situación: de frente. Justo en ese lugar y momento, es cuando uno, si antes comprendió a dónde, y por donde iba, pero sobre todo intuye cuál es su destino por encima del sugerido, y tiene fe, en su camino y posibilidades, quizá, solo quizá consiga despertar descubriendo aquello olvidado que ni podía imaginar: poder ver sin mirar, y a la vez entender más allá, sobre los límites mismos de los sentidos. Dicho suceso, a la razón encubierto en su razón, luego frente a la necesidad (vital) de conocer, ahora, su porque, propicia la manifestación, en función, de aquello velado, que irá siendo revelado (necesario) en el trayecto, y solo para el trayecto, a seguir sobre el borde de lo que llamamos (límite)  de aquella frontera. Hacia lo que oculta el horizonte, y que desde su borde ya nos traslada en un “retorno”. Ciertamente, y hablo por mí, algo nos lleva aun desconociendo sus consecuencias o motivos más allá de nuestra voluntad, saliendo al límite, conducidos. Pero, como reconoceremos el límite: bien, lo reconocerás, interpretando de la propia experiencia aquello que nos indique, un límite (real) a lo que no entendemos y debe ser explicado (donde ahora nos encontramos: ahí dentro, y que, ciertamente, será revelado solo desde dentro)... "Jamás desde fuera". Y, del límite, luego, ¿se entiende que volvemos? Bien, la respuesta es obvia: el límite, como frontera, es destino luego a penetrar avanzando sobre esta: no se vuelve, entiéndase: no vuelve el mismo hombre. Un hombre muere para que otro pueda nacer, cuando de la frontera se abre un nuevo cielo y una nueva tierra ante sí, mas cuando aquel “traspasando” ese límite vuelve, es para mostrarnos, advirtiendo que la luz es también oscuridad, y que solo desde el límite se aprecia esta singular realidad. Que aquello que, como una luz  atrae, más nos hunde en la propia tiniebla. 

Una de las conclusiones fundamentales, si no la fundamental de la nueva física reconoce que el observador crea la realidad; la emergencia de una realidad, hace posible dicha realidad: no en un avance manifiesto en el caminar, sino en un proceso inflacionario de la propia conciencia… pero hay que atreverse a observar, mirar y querer movernos hacia allí, dejándose guiar, luego dejándose llevar en aquello luego observado “ya de otra manera”: no lo que de aquello o en ello “ahora” nosotros queremos interpretar, sino lo que aquello “a la puerta” nos quiere mostrar, invitándonos a ir un poquito más allá: momento grande y terrible este ¿quién aceptará?

 

Jordi Maqueda

Badajoz – España

2023

HACIA UNA NUEVA T. C. DE LA SOCIEDAD (2-6) / DESDE UNA FILOSOFÍA DEL LÍMITE (7) - LA FRONTERA, UN LUGAR PARA PENSAR (el ser) Y EMPEZAR (por ser) / jordi maqueda


LA FRONTERA, UN LUGAR PARA PENSAR EL SER

Resumir la idea de frontera, es resumir la idea de Frederick Jackson Turner. Mucho se ha escrito sobre la frontera. Pero debemos preguntarnos qué nos atrae a esta: al límite, y por qué tantos hablan de él, incluso sin conocerlo. Un límite que rechaza la curiosidad superficial, desentendiéndose de quienes pretenden un saber por saber, y solo responde a la necesidad: una necesidad vital y entendida hacia un propósito no determinado, posibilitando que puede ser alcanzado

Resumir la idea de frontera, es resumir la idea de Frederick Jackson Turner. Mucho se ha escrito sobre la frontera desde el punto de vista de la guerra en ella desarrollada o de la caza —nos dice—, pero se ha pasado por alto la importancia que presenta como campo de estudio serio, aplicado a otros campos del conocimiento. En este sentido, y como un campo de conocimiento, lo más curioso de cuanto nos dice Frederick J. Turner, es que dentro del desarrollo americano “la frontera” no ha representado meramente un adelanto a lo largo de una línea única, sino un retorno a condiciones primitivas en una línea fronteriza continuamente en movimiento. En ese avance, la frontera es el borde exterior de la ola, el punto de contacto entre la barbarie y la civilización. Pero la frontera americana se distingue claramente de la europea, que es una línea fronteriza fortificada que corre a través de territorios densamente poblados; mientras el elemento más importante de la frontera americana es el hecho de que va por el límite de las tierras abiertas a la expansión sobre un horizonte amplio. Por suerte, tan amplio como indefinido, todavía podemos encontrar lugares en nuestro planeta, en los que, de su descripción, podemos considerar como una frontera.

En la frontera, a medida en que uno se adentra en ella, la tierra virgen domina al colono: como en un retorno a los orígenes, cuando más se adentra, es un volver más atrás en el origen, al propio origen. El colono llega vestido a la europea, viaja a la europea y como europeos con su manera de pensar y las herramientas que utiliza. Pero la tierra virgen le saca del coche de ferrocarril y le mete en la canoa de abedul. Le quita los vestidos de la civilización y le hace ponerse la zamarra del cazador y los mocasines. Le hace vivir en tiendas o cabañas de troncos. El colono, casi de manera inconsciente, deja de serlo, y se adapta a las costumbres de un pasado lejano en la memoria ya olvidada. Pronto se empieza a reconocer en el medio mismo. Luego construye como los habitantes de la frontera, como los cheroquis, los iroqueses, y en torno a sí levanta una empalizada india. Durante un tiempo, el colono antes civilizado se encuentra a sí mismo, se reconoce en el medio, y el mismo medio: cazando como cualquier otro ser donde no hay leyes, ni moral, ni nadie que lo juzgue: solo vive, tratando de sobrevivir.

No pasa mucho tiempo sin que el colono siembre maíz. En una palabra, el medio ambiente de la frontera resulta al principio demasiado duro para el hombre blanco. Que poco a poco va a ir transformando la tierra salvaje. Pero otros no lo harán. Esos otros son los que se encontraron a sí mismos (renacidos) en la frontera, estos se han convertido en habitantes y frontera, que ante el empuje de la civilización, se retiran atrás con ella, buscándose a la vez que buscan en la experiencia sin saber que les espera.

EL LENGUAJE COMO LÍMITE EN EL CAMINO HACIA EL SER (01): DE LA GRAMATOLOGÍA→ A GEOGRAFÍA (para que podemos entender de lo que es, lo que no-es, y puede ser Nada) / jordi maqueda


EL LENGUAJE COMO LÍMITE EN EL CAMINO HACIA EL SER (01):
DE LA GRAMATOLOGÍA, A→ LA GEOGRAFÍA
(Para poder entender de lo que es, lo que no-es)

De La  Gramatología (de Derrida) es la ciencia (o digamos mejor un libro, que hay que comprar) y estudia la escritura, o “pretende hacerlo”estudiar su evolución, historia, etc.., pero este (estudio) no se resuelve al servicio de un conocimiento de las formas (refiero las formas de las palabras→ como aquel lado curvo, dibujado a partir de un punto, que es el lado, de una forma, a partir de este y dibujada en un plano (𐤂‏‏‏), y que revela de la forma curva (del plano) otra→ con volumen forma, → un lado curvo, escrito por delante y que puede leerse por detrás, de recorrer la sombra y de la vista la forma→ del corazón que la proyectó a→ servicio solo de la razón, ampliando el horizonte de desconocimiento (de materias y conceptos basados en (Nada o ideas que nos atrapan en su misma Nada y que jamás nos llevarán a Nada (concreto) más allá, de llegar a tiempo a trabajar (y en el camino, tras mirar el reloj, pararnos a comprar con nuestra sangre y sudor dicho libro, del que no derramó, su autor, una gota de sangresudor). [Desconocimiento este, que no sólo ha ocurrido (como (bifurcación) de un apresurado reconocimiento y de una absoluta incomprensión del significado de las formasde las palabras) sino que, y según parece y se comprueba, este (desconocimiento ocurrió antes incluso de ocurrir realmente)→ es decir: mucho antes de que, después, nos diésemos cuenta (conscientemente O la filosofía, se diera cuenta, manifestando luego) que había ocurrido algo, que no podemos entender (necesitando un poco de orden) pues ni saben definir…explicar qué ocurrió― y vale decir que a partir de exponer la proposición de una reflexión propia “pensada” desde dentro (luego escrita  a nadie concreto (como La proposición escrita de una reflexión ―en lugar de compartir (una información real contrastable de la realidad (de su mismos) Y llevándonos luego esto, a verificar (de sí misma de la filosofía (como pensamiento subjetivo de uno dentro (hacia fuera) el obstáculo presente y límite, específico y referido a la escritura (proyectada del lenguaje (de uno) que reconoce (a otro) pero, que en este caso (de la filosofía / no reconoce a nadie su objeto concreto de conocimiento (de su experiencia d él) Y, por tanto, alejándose ésta del conocimiento (y verdad, de los otros como advertencia hacia todos nosotros)  de sus operaciones (que son ideas (proyectadas de uno cuyo (objetivo medio: todos nosotros) luego por el lenguaje como instrumento).

Esta verificación, da lugar a la anulación inmediata de esta (de la filosofía como escuela sofística) Y a una redoblada necesidad de construcción de una nueva forma de entender el lenguajecuando escribimos (moviéndonos en conciencia hacia otros) que habrá de ser, al menos “uno” en concreto)  que  pueda reconocer y reflejarse del sentido fiel y verdadero de las palabras) de aquel preso en la proyección de conceptos abstractos Y dirigidos (a nadie en concreto→ luego a una sociedad (en general ajena, y enajenada), en tanto distanciada cada vez más de la realidad en todas sus formas); pero, y sobre todo, que distrae a olvidarnos de ampliar el horizonte de la realidad, limitándonos a una sola esfera y razón instrumentalizándonos, luego, adentro del  cerco de sus propios límites...,  cuando sin estar agotadas todas las esferas de la realidad, se advirtió (la necesidad del deseo de ampliar conocimientos, no de la naturaleza, sino por medio solo de representaciones (subjetivas, de verdades que no lo son) superando (a partir de esta  filosofía o forma de pensar) aquellos límites dados (y establecidos del sentido “común”, y de la propia razón objetiva (hacia los límites abstractos de una realidad subjetiva (hasta "el infinito" Y "más allá") de la propia razón de Nada, hacia→ nada.--- traspasando aquellos límites que no reconocemos de una sombra (luego atravesados, como si de un lanza se tratase superando sombras  hacia la forma ―sin entender de la sombra "ésta" en la forma (que todos reconocemos) luego…. 

     He aquí, con El está su galardón, y delante de El su recompensa (Isaías 40:10)


Imagen fue tomada por el soldado Walter Kleinfeld durante La Batalla del Somme: una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, con más de un millón de muchachos muertos (con apellidos, nombres familias y muchisimo miedo) entre ambos bandos, mientras se desangraban, llorando, y llamando a sus madres, tirados en el barro... Cuando acabó la batalla, ambos bandos habían comprobado hasta qué punto podía ser mortífera la guerra moderna (pero no aprendimos, y tampoco los pensadores aprendieron, pensando de aquello, luego si podemos llamar pensar y pensado a lo siguiente pensar, la humanidad es precisamente (moverse  a esto). 

I

I  Marte y las, verdades (no divinidades) creadas.

Nombramos (y damos nombre a las cosas) según, a nosotros nos parece que aquella cosa es (en base a unos saberes adquiridos) a veces, saberes de otros personas (concretas de su razonamiento y, que no es (otra cosa que un nombre) que a lo que sirve (es) a ellos) ― saberes por tanto: dados, y anteriores a la propia experiencia sensible de la cosa, a partir de otros sin saber nosotros ―y por nosotros mismos― si aquello de lo que se nos habla es real (y verdad del árbol)  si es un árbol concreto real Y Conciencia (Fiel y Verdadera  “del sujeto, que afirma que lo conoce”de alguna forma él (por el propio lenguaje que explica (al pensamiento adentro) de la propia experiencia (del objeto) desde afuera adentro (luego a→ fuera (hacia mi (el objeto), que pueda reconocer también (verdad de él ahí /y conciencia suya Fiel y Verdadera  de aquello hacia mí, por él ahí→() ahora) Y frente a mí, proyectado de su experiencia (y de mi experienciade un árbol (igual) poderlo (Y-o) reconocer de él-que me lo refleja, igual (de otro-lugar y tiempo concreto).

O bien… (el objeto árbol   [(es) →dentro←)]   y solo para (él) de esa persona (y verdad, solo de la representación mental de un árbol (en general / propia de esa persona) pero, que en realidad Y por el mismo (No conoce) tal árbol, de su realidad manifiesta a los propios sentidos pues, no existe de la realidad manifiesta en el mundosino en representaciónmental); pero que luego pretende sea conocido (el objeto) y exista, reconocido para y de todos nosotros lo que solo es objeto de su representación) y, por tanto, que pretendeimponerme, es decir: que su realidad (fantasía e δέα, de un deseo resuelto en una representación, de lo que no-es ahí en ningún lugar, o, lo que no que no-puede-ser (SEA  Ser ) Y (SEA también) de nuestra realidad Y, por tanto (yo sea) realidad de las concepción de unas δέα-s, concebidas y resueltos) luego como representación (de los deseos de otros hacia nosotros como medio e instrumento de satisfacción (del deseo resuelto en su representación (de un horizonte dado a todos nosotros)

¿Han soñado alguna?, quiero decir a Uds. Repito… ¿soñaron de verdad paisajes posibles? Bien, pues si no lo hicieron, es porque se van dormir muy cansados y hartos de trabajar (para otros) y pagar facturas, de piso, coche y colegios de niños, para que luego esos niños (en el futuro inmediato) trabajen también) (para otros) y los mantengan, y mantengan como tú, satisfaciendo deseos ajenos de otros). Pero sepan, que hay gente que sí. Si lo hace Y Sueña, y lo mejor de todo es ―esto no lo van a creer que lo hacen a lo grande, luego deseando, y haciendo ansia del deseo de sus sueños Y realidad…  y lo hacen sus deseos realidad a partir de que los otros (……) no puedan hacerlos, es decir: haciendo que todos vivan (dormidos) en los sueños (hechos realidad) de otros (de ellos).  No debemos olvidar que para “existir” no hay que despertar, sino primero despertar (a Marte) Y gritarle ¡Desperta Ferro! Ahí a la vida, que es sueño (Y) LUEGO (SER Uno (lo mismo (igual de otra manera O en otro lugar) hacia ese camino donde las cosas no son, sino lo que ellas quieren ser, de ti, hacia ellas luego en tiO / sueño y realidad manifiesta de lo que hacemos (en el mundo) hacia el mundo en el que somos, también… por los otros). Luego (las instrucciones viene en arameo) Y para que algo pueda realmente existir (de (algo) es) necesario reconocer primero (y de uno mismo (algo) existente que se muestra (a reconocer) en la medida que el observador la puede advertir (del corazón a sus sentidos) pues no podemos reconocer, ni reconocernos en lo que no reconocemos (de corazón) de nosotros mismos (como propio) sino de un horizonte dado, donde no sabemos bien interpretar de lo concreto (y no podemos ser (uno / en los otros) al reflejarnos de ellos.

Así, dos personas que miren al cielo por la noche, podrán ver o no, y una solo ver estrellas (y oscuridad), mientras otra, verá Capella en la Auriga, Cástor y Pólux en Géminis, Proción en el Can Menor, Sirio en el Can Mayor, Rigel y Betelgeuse en Orión, Aldebarán en el Tauro, la Liebre, el Unicornio: esa misma persona vera mundos, que son reales (aunque no los pueda entender, de su propia experiencia); pero vera algo, que todos llamamos Marte, o vera Venus cuando mira al amanecer o anochecer, al que se unirá Mercurio. Pero nadie advierte el infinito, de mirar al espacio. Y con esto quiero decir que el lenguaje (al contrario de cuando miramos al espacio y nombramos Marte o Venus) no apunta a un objeto real (siempre) ni en todo momento (apuntando igualmente abstracciones y conceptos, que ahí no-son). Por tanto, el sentido del lenguaje es meramente arbitrario por no decir absurdo, en muchas ocasiones (derivando de una voluntad de…), pues el significado de las palabras, o de una palabra (concreta viene a depender de aquello que refiere (significante en si misma) luego Y de otro lado: las palabras cuando no son Fieles y verdaderas significante de algo concreto, / lo que representan (es) a quien las nombra y de ellas se refleja, proyectándose (como en un espejo (hacia los demás, afuera, de la propia ignorancia)

Si le digo a alguien, al “Melli” mi vecino (mecánico), que vi a Marte, este se puede representar la imagen de algo del planeta posiblemente, que igual no conoce, o lo conoce de mirar al cielo, o solo ha visto de él unas fotos, y del que cree que sabe algo (o todo), por lo que le han dicho y estudiado de otros que Marte es: rojo, y algo más pequeño que el nuestro (poco más sabe “el Melli” de Marte, como que (Marte (es) nombre de un dios).  De modo, que cuando ahora le diga que lleva casco prusiano, quizá “el Melli”, mi vecino no entienda, y le tenga que reconducir al Dios de la guerra y el hierro del cuadro de Velázquez, que (él) no ha visto jamás, y entonces lo imagine (mal) a partir de opiniones y visiones de otros, de cualquier manera (a la guerrera) de todas la maneras (seguro), menos de una forma como yo lo vi y entendí de la experiencia propia del cuadro de Marte (de Velázquez) frente a mí,pensando, y en calzoncillos”. De modo que una palabra dice de Marte, o de una piedra (cuando hablamos de una piedra), lo que otras palabras dicen, de esa piedra, o de Marte que es, en conciencia fiel y verdadera de quien se proyecta de esta (de su conocimiento propio de ella (sensaciones e impresiones de una pedrada en la cabeza, por ejemplo, no-es lo mismo, ( aunque sea la misma piedra) que sostenerla en la mano de su peso y forma) luego difícilmente las palabras (de uno de alguien concreto que refiere la piedra, dicen de ella o de Marte lo que (de si piedra y Marte dicen que es) si no es en relación a nosotros  (de los objetos) y de la sensaciones frente a estosla piedra o de la piedra (impresiones en la cabeza) luego del sentido adentro (pensado) en relación.

        “Pero -cuando yo uso una palabra ―Insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso― quiere decir lo que yo quiero que diga… ni más ni menos. La cuestión ―insistió Alicia― es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. La cuestión ―zanjó Humpty Dumpty― es saber quién es el que manda… eso es todo”.

Luego, lo mismo, de otra forma ocurre, cuando hablamos y se refiere del espacio (o refieren de él, (uno (que manda) que esinfinito” (ilimitado). Cuando, precisamente y de lo finito (y antes de mirar arriba, no sabemos reconocer (abajo) del propio mundo (lo proyectado hacia nosotros, de una forma mayor) y nosotros reflejados de las formas, luego proyectados hacia (el) (espaciocomo algo que (es) una forma concreta que no llegamos a reconocer ni comprender, pero que (entendemos razonablemente que lo contiene todo en unas formas que son limitadas Y reconocemos proyectadas (de otra forma mayor (espacio entre las formas Y espacio del que hablamos sin reconocerlo), Y esta, es, delante de nosotros, aunque no  sepamos reconocer (la forma del espacio / entre las formas / desde el lado de la forma, visible, que SI podernos reconocer (del propio espacio, en él) es decir: reconociendo y observando aquello, que entendemos una forma, a partir de recorrer su lado de la forma  con la vista borde (de una estrella) que vemos, y de su borde entendemos ( la forma del espacio entre las formas, que no vemos, pero  entendemos aquella forma mayor que la contiene, y contiene a todas las estrellas.

II

Nos educan (a la fuerza) mediante el lenguaje y de una manera a partir del entendimiento de unos de unas formas (que no reconoce, de sus principios, sino de sus fines (entendidos estos fines de ellos mismos). Una educación presente en nuestra formación desde edad muy temprana, siendo casi lo primero que aprendemos (nuestras lengua); pero, el lenguaje, como todo lo pretendidamente humano y creado por nosotros nos resulta incompleto (a algunos); en tanto, que no sirve universal y enteramente a su fin: comunicarse, no es hacerlo únicamente con los semejantes. Cierto, que de una parte el lenguaje permite ejercer el pensamiento hacia otro, pues es a través de las representaciones simbólicas desde donde se da, al mismo tiempo, la captación mental de los hechos del mundo y luego su expresión lingüística, pero igualmente, (ese lenguaje de símbolos a las propias representaciones que nos podemos hacer) nos limita de otro lado: una veces por la propia limitación del (lenguaje) y símbolos “insuficientes”; otras veces , por la propia limitación y conocimiento que tiene el individuo (por su educación) del mismo lenguaje y de las cosas, que luego por este quiere referir (y hace necesario el propio conocimiento por la experiencia de las cosas que son, a referir de uno). En cambio, uno hoy puede hablar y saber de todo (aceptando los demás, esta paradoja) sin haber salido de la propia casa ( o en el caso de Kant de su propio pueblo en toda la vida). ahora:  imaginen a alguien definiendo, hablando de un volcán  ―hablo o de lo que puedo hablar y conozco ― pero que no vio en la vida (pero que no lo conoce, y no puede entender lo primero las proporciones, de la forma, y de esta un lado, del otro lado (una potencia, solo (entendible parcialmente) desde el borde mismo de la forma del cráter (y de lo que allí sucede, a la vista, en cada volcán concreto, diferente , cada uno de otro)

Esto es:  no podemos reflejarnos, (en conciencia Fiel y verdadera) a otra persona, igual “describiendo(le) de palabra” un volcán concreto: Momotombo  como si lo conociésemos de la propia experiencia- nosotros ahí), a partir de la forma, o actos de otro volcán que conocemos (y luego generalizando) lo que (se conoce en /1\ la experiencia propia en este) (extrapolado este saber a los /\volcanes) a-aquel otro volcán concreto, pero, que no conocemos propiamente Y) del mismo modo, no podemos definir a Juan propiamente, pretendiendo conocerlo y explicar, a partir del Pedro que nosotros conocemos (del lado, curvo, surgido a partir de un (punto→ lugar y T- Tiempo concreto) luego dibujado- explicado- de un lado curvo en un plano (𐤂‏‏‏), que revela subjetivamente (a nosotros de nuestra experiencia) una forma concreta (con volumen y forma definida del borde (de la misma forma), de la que reconocemos (ahora→ de Pedro, igualmente→ una sombra (del borde mismo→ espacio entre) y reconocible esta,  a partir de los muchos puntos (y posibilidades reconocidas)de cada punto (potencia Y voluntad de… (otro) que se puede mover a (hacia→ reconocer  (igual) desde otro punto (concreto) del lado curvo de la forma del cono del volcán (es decir: desde el suyo propio)  

          (la misma / forma\ de Pedro)  igual, no exactamente, de la misma manera (igual&/ y reflejada del lado (punto) que reconocemos lado curvo borde de la forma, del Telica) de otra manera (en Lugar y Tiempo concreto)  Y, del que re-conocemos (ahora) un ángulo (otro ángulo→ ese ángulo concreto (de otro  que lo puede recorrer)(de él / Pedro), para reconocer de una misma forma () otros ángulos, pero solo una forma y verdad →del volcán, experimentada de muchas maneras  muchos ángulos o pequeñas verdades, que son recorridas de unos y otros (contenidas en una sola verdad mayor, como piezas de un puzle a componer) de recorrer desde el borde del cráter (sin excederse de El (hacia →la forma de la sombra (dentro) luego a→ dentro (sentida) hacia fuera→ de una imagen que todos podemos reconocer, pero ninguno queremos ver del volcán de Pedro con El  Cuando casi agotadas todas las esferas se advierte necesario (la necesidad / que es solo deseo) de complementar y ampliar nuestros conocimientos de la naturaleza, y superar estos límites dados (e impuestos de ella misma) por la razón) luego hacia unos límites no establecidos ni reconocidos, partiendo de los límites mismos que reconocemos absurdos→  de ellos que superan formas y sombras (sin entenderlas) hasta "el infinito" más allá de la propia razón de Nada, hacia→  nada.



Derrida expone afirmando que un signo puede ser repetido, y también puede ser citado en diferentes contextos. “Todo signo, lingüístico o no lingüístico, hablado o escrito (en el sentido ordinario de esta oposición) en cualquier unidad, puede ser citado, puesto entre comillas; y por ello puede romper con todo contexto dado, y engendrar al infinito nuevos contextos (y tener sentido real se entiende), de manera absolutamente no saturable.” Por ello, las palabras pueden tener distintos significados cuando son puestas en diferentes contextos y, por tanto: Marte puede tener, perfectamente, casco prusiano y estar sentado en calzoncillos dentro de un marco (en el Prado) más allá de orión. Parece absurdo, pero tiene sentido y significado real (dentro de la sociedad intelectual) que sabe de arte, museos y relojes. Razón por la cual para Derrida (y la imaginación a partir de las ideas) no hay un contexto absolutamente determinable ni tampoco un solo significado, pues es tan innecesario (como inútil) cuando difícilmente, el individuo educado e instruido en las escuelas (por la razón), especula más allá del supuesto-aparente y significante (limitado). Esto es, se extralimita incluso más allá de lo expresable (a partir de unos saberes previos) y de lo expresado en el texto que, aunque absurdo, le encajaría en alguna idea representativa de mi realidad / cuando este nada tiene que ver conmigo, y solo a partir mis breves palabras sobre de ese cuadro. Pero no encontrando en el lenguaje nuevos códigos, ni mayor conocimiento de la realidad, de mi experiencia y realidad del momento frente cuadro, de mi mismo, o de qué quería decir con: “más allá de Orión”... Pero atiendan, pues había estado viendo a Marte, este invierno desde enero en Tauro, más bien a un lado, o más acá de orión, pero no nunca más allá. Entonces ¿por qué escribí orión?, algo se me pasaba por alto al querer explicar algo aquí, que el subconsciente (sombra que nadie entiende) me iba a enmendar. Orión, no tardé en buscar: es también un reloj, una marca de relojes que, como todos los relojes marca el tiempo, que está detenido: y fijado un instante representado sobre el lienzo, Marte está más allá de un tiempo  no representado (pues no hay movimiento), sino aquel instante atemporal y bidimensional: más allá de Orión.

Luego, lo que (dicen) las palabras no es solo del cuadro, sino de la sombra (subconsciente que nos proyecta hacia los demás) sobre los límites de la propia razón, presentándonos, por encima de lo que el mismo lenguaje, o nosotros mismos, pretendamos que el lenguaje represente (de nosotros). Siendo el lenguaje un ángulo proyectado del lado de nuestra sombra desde adentro→ hacia afuera, y que nos define, en una forma: imagen visible por la palabra que nos proyecta, y se proyecta hacia los demás (nos pone en contacto) ―el lenguaje― como aquello, en el (espacio de comunicación entre dos consciencias: aquella sombra (o espacio) entre sujeto y objeto, o (otro) sujeto, mas en este caso por la sombra de la razón: el lenguaje; como necesidad inmediata (de la razón, por la razón del individuo, como instrumento,  para sus medios y fines), en tanto (precisa comunicarse (él) y describir aquella realidad aparente, vagamente construida sobre su paradigma, por ese mismo lenguaje.

Luego Todo lo que no encaja en este paradigma está condenado, sin atender a la condena que nos supone del propio paradigma, pues desde dentro, no la podemos reconocer (no nos reconocemos presos) Pero no podemos considerar al hombre como una entidad separada, y radicalmente desligada o extraña a la naturaleza. Es precisamente por ello que, quizá, habiendo abandonado el hombre el lenguaje natural ―que antaño servía a este para comunicarse entre semejantes y el medio ― hemos perdido, igualmente, la capacidad no para comunicarnos, sino para reconocernos a nosotros mismos, y reconocer el medio natural (la naturaleza) a través del ese espacio que ha sido usurpado por la razón, distanciándonos trágicamente de todo lo que es (de Un paradigma ahora perdido) por medio de ser, iguales, pero de otra forma: encerrados en nuestras ignorancia, que nos devuelve, por la razón hacia los sentidos primarios, como bestias depredadoras (ahora calculadoras, tecnificadas y más precisas, además de eficientes sobre cualquier tipo de objetivo que sea nuestra presa ( incluso cuando la presa somos nosotros mismos). Un paradigma ahora perdido, pero que habremos de recuperar, si queremos algún día ser (hacia, y reconectar no solo con la naturaleza, sino, primero con nosotros mismos, luego con la naturaleza de casa y quizá, un día: con el cosmos por entero.