La dialéctica unamuniana distingue, contraponiendo dos términos entre historia e intrahistoria. La historia es, para Unamuno “el presente momento histórico, que cristaliza en los libros y registros”; sin embargo, esto apenas sería la superficie de un profundo océano, teniéndose que rasgar esta superficie, para encontrar bajo ella la intrahistoria: la vida íntima, “la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo, se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir su oscura y silenciosa labor cotidiana”. Por tanto, la guerra desde el enfoque de esa misma dialéctica, apenas sería entonces la "superficie de un colosal piélago ensangrentado", donde rascando la capa superficial de sangre reseca, de matices de honorabilidad e ideales, encontraríamos bajo ella la IntraGuerra:"Los hechos silenciosos con nombre y apellidos de millones de verdugos y víctimas: las muertes y masacres más atroces, los abandonos más dolorosos y las más terribles agonías". Nada honroso hallaríamos allí, sólo el sinsentido y el horror que supone la Guerra para la vida y los hombres.
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