SOBRE LO HUMANO Y LO DIVINO
ESPIRITUALIDAD
(NUESTRO PASADO Y PRESENTE)
“Entramos en una nueva era que debemos alumbrar, cada uno con nuestra luz, y no ensombrecer con las propias tinieblas…”
LA VIOLENCIA
"Caín estaba maldito y con él la humanidad"
“Caín estaba maldito y con él maldita parte de la humanidad "— dicen las escrituras. No podemos reflexionar, y menos todavía hacerlo sobre el fututo sin antes pararnos a pensar, y hacerlo sobre el presente en el que nos asentamos y lo circunstancial de este. Pues mas allá de la pandemia y accidentes graves, desgracias naturales y violaciones de personas y derechos, o de las matanzas que aún se siguen en el nombre de dios, hoy, ucranianos y rusos — parientes y primos algunos enfrentados desde el comienzo del conflicto— todavía se matan estos días, los unos a los otros después de catorce meses de conflicto, en una guerra absurda e inadmisible de consecuencias todavía inciertas para la humanidad, en lo que parece la representación eslava de aquella barbarie cainita que condenase a media humanidad, ahora ejecutada sobre los mismos escenarios de la segunda guerra mundial: algo inimaginable en Europa tan solo un par de años atrás, cuando buena parte de la ciudadanía erróneamente pensaba y creía, que la tras la devastación sufrida durante la segunda guerra mundial, de alguna manera habíamos reflexionado y cambiado: evolucionado... para bien, y que desde entonces (desde el fin de la mayor irracionalidad de todos los tiempos) la guerra, había quedado arrinconada y desterrada de la mente "racional” del hombre, conjurándose para ello estados y pueblos con el propósito final de evitar la siguiente contienda.
Fue precisamente la creencia en aquel “nuevo hombre” y renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó (Colosenses 3:10) y una “nueva sociedad” basada en el perdón, sumado luego a la determinación de no volver a pasar por aquel sufrimiento y devastación, lo que llevaría a aquellos mismos pueblos de vencidos y vencedores, antes enemigos— aún con la sangre en las ropas y el olor a pólvora en las calles— a construir, lo que por la fuerza de las armas, otros no consiguieron jamás: una Europa unida, renacida de ruinas y las cenizas todavía humeantes sobre las mismas ciudades destruidas, dando lugar al anhelado sueño de occidente: Europa. Una Europa moderna y unida; la Europa pacifista y sin ejércitos; la Europa confiada… la Europa de la inflación controlada y crecimiento económico que premia con tesoros y bienestar a sus ciudadanos a la vez que con el tiempo se vuelve más ingenua y descuidada; y empieza a practicar una moral ajustada, a sus nuevas necesidades, que no cuestiona el acercamiento negligente a regímenes autoritarios, proveedores de materias primas y que crecería con el tiempo, creando: a cuanta mayor importación, mayor dependencia. Problemas estos, de dependencia, siempre solapados por las grandes posibilidades: beneficios y ventajas que ofrecía el negocio, pasando por alto aquellos signos y señales que advertían que algo se estaba pudriendo del otro lado del continente, a la misma velocidad con la que crecía de este la riqueza. Aquellos mismos europeos que construyeron un sueño que parecía imposible, basado en una sociedad más justa, y un 'hombre nuevo' que daba espalda a la violencia y al pasado, se topan hoy de bruces con el advenimiento del 'hombre viejo': ‘el hombre de siempre’, que reaparece con aquellas mismas cargas ancestrales y ondeando, de nuevo ante la sorpresa del mundo la bandera del apocalipsis.
© Copyright 2023 / Jorge Maqueda Merchan/ Jordi Maqueda- All Rights Reserved
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento - NoComercial - SinObraDerivada 3.0 España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario