(1) -Nos preguntamos [en Epílogo a qué es Metafísica – M.
Heidegger] ¿En
qué suelo afirma sus raíces el árbol de la filosofía? en qué fundamento reciben
las raíces, y a través de ellas todo el árbol, las fuerzas y las savias
nutricias? ¿Cuál es el elemento que, oculto en el fundamento y suelo, se
entreteje con las raíces que sostienen y alimentan el árbol? ¿En dónde descansa
y se mueve la metafísica? ¿Qué es la metafísica vista desde su
fundamento? ¿Qué es en el fondo y en general la metafísica? [Bien, La
respuesta, ya la dio Heidegger en su momento] “Lo
que hay que inquirir es tan sólo el ente y, por lo demás-nada; el ente sólo y-
nada más; únicamente el ente, y fuera de él- ( ) ― (Qué es metafísica- M. Heidegger).
Variaciones /Heidegger (Epilogo a que es Metafísica)/Platón (Sofista). (1)La metafísica piensa al ente (se lo representa) en cuanto ente. Cada vez
que se interroga qué es el ente, el ente en cuanto tal está a la vista (representado). El representar metafísico
debe
estar visto a la luz del ser: esto es, aquello que un tal pensar
experimenta como luz e imagen (por la representación mental), pero que no llega
a ser “luz proyectada hacia nosotros” → es decir: no llega a ser “luz
proyectada hacia nosotros “de algo (donde la luz se refleja) en
un lugar e instante real y observado de la vista (proyectado del exterior): de la
realidad externa, a los sentidos → (observando, una violeta, por ejemplo, en la calle santa Eulalia, de Mérida,
el 1 de Abril 2024 desde las 3,15,04pm, y hasta las 3,15,07pm); pues tal pensar (metafísico) se representa
al ente siempre / (representado) en la mente (no estando ―cosa o sujeto alguno→ frente
a un observador, que dejase (a aquello/algo/lo
que sea) manifestarse por sí mismo, a la conciencia “instante a instante”, revelándose (“de la
luz proyectada) a la conciencia (instante
a instante) tal y como es.
Luego el “pensar metafísico” desde (tal representación-mental / ausente de la realidad externa) se pregunta, igualmente, por (la fuente del ente representado de la mente) sin ni buscar→ con la mirada (y de la observación auscultativa de la naturaleza) objeto (alguno) / sino que se lo pregunta (proponiendo)→ de la misma la razón el ente, que es representado mentalmente; y respondiéndose a sí misma (por medio de la misma razón), que le dice a la conciencia “lo que es”→ aquello que se representa ( objeto de su indagación), alegando: que “la fuente de tal representación “es “el ser”; preguntándose, entonces por el (autor de la luz) pero → desde la oscuridad de (esa razón subjetiva) siempre (recordemos): sin observar →de las cosas reales (el medio y contexto) ni por tanto, recibir la luz natural (instante a instante) de la realidad material de estas. [Hay cosas / pero igualmente sujetos, capaces de moverse, (incluso sin moverse) que tienden a un fin, y hacen esfuerzos para conseguirlo. Pues bien, si en cada uno de estos arranques pasan al lado del fin o meta (asintóticamente), es decir: sin tocarla… ¿procede esto de que se mueven con medida o, por el contrario, de que se mueven sin ella? (Sin medida, afirmaremos). Luego sabemos que la ignorancia, es involuntaria en todas las almas; pero → la ignorancia, para “un alma” que se lanza en busca de la verdad, no es otra cosa que “la desviación de un pensamiento extraviado” (Sofista / Platón)]. Esta luz es suficientemente clara y transparente a toda mirada, mostrando aquello (extraviado) tal como se parece y es (de cada uno de nosotros / observado de otro).
[Desde la observación: aquello (un objeto) frente a la vista observado es (luz a la conciencia proyectada: instante a instante) mientras permanecemos frente a Élla, (y forma: instante a instante) en la consciencia (de lo proyectado por la luz → hacia) la conciencia objetiva → que lo reconoce (pues reconoce siempre algo), en todo momento frente a (Él –Ella) y en el que, por reflejo de la luz, igualmente se proyecta hacia él objeto (dicha conciencia)/ reconociéndolo y reconociéndose (de la luz (en la luz) por la luz proyectada del objeto, en el objeto, igualmente reflejada. (Nota) Por la mirada-consciente, hacia otro ser consciente reconocemos la conciencia / y se reconocen las conciencias entre sí. Luego la vista (mirada-consciente: siempre de algo) reconoce (todos) los seres, pensantes o no, y todas las cosas que son, mas solo cuando miramos, a la vez con el corazón es cuando hayamos, lo que ya estaba: y antes no se (mostraba) ni veía.]
Desde la representación o “representación mental”. La “representación mental” es (a lo más) un vago y borroso (espejismo subjetivo de la realidad), y (aun si fuese una representación de una imagen perfecta, sería esta un problema terrible, pero esto lo dejo para el final, aunque es algo que siempre debería haber estado al principio, para no tener necesidad de entrar, donde vamos a entrar). Bien, (desde el “pensar metafísico”) o (la representación mental)… De cualquier modo que se interprete al ente / por la (razón subjetiva –o- representación mental) está razón (subjetiva) se dirige a la conciencia, pero… sin que aquella (pregunte nada). Pues (la conciencia (es) →conciencia de algo / de algo que es); es decir: de las cosas que son, “reales” frente a ella, por los sentidos. Luego, nada delante hay realmente y a la vista de los sentidos (a la conciencia) cuando le viene a mostrar→ “(la razón subjetiva)” –o- (pensar metafísico) algo → a la conciencia. Es decir: no hay frente a la conciencia objeto (real) alguno) de cuestión, sino representado, por medio de una representación mental, que es imaginación /o (espejismo de realidad), interpretado luego esto, bien sea: como espíritu en el sentido del espiritualismo, o como materia y fuerza en el sentido del materialismo, o como devenir, como representación, como voluntad, como sustancia, sujeto, energía, o como eterno retorno de lo mismo; es decir: “aparece” aquel ente del “pensar metafísico” en cuanto ente es, a la luz del ser / (El Ser-pensado igualmente desde el “pensar metafísico” / es decir: a la luz de una razón (subjetiva) y una conciencia en la más absoluta oscuridad. Luego […imaginar (es decir: (pretender) saber lo que no se sabe / o que se sabe→ (a la luz de un espejismo mental/ o representación mental); puede muy bien ser el origen de todos los errores en que incurrimos (y desgracias que nos acontecen). Pero además, de todas las clases de ignorancia, es la única, a mi parecer, que merece completamente ser llamada con este nombre.― (sofista / platón)]. Por cierto, alguien ya refirió alguna cosa de las imágenes /representaciones en el mismo sentido, pero no de la misma forma.
[“El ser es lo mismo que el pensar; el ser está determinado por el pensar; el pensar es el principio de determinación del ser. Según la interpretación idealista antigua (del ser), debe significar que el ser tiene la naturaleza del pensamiento, es decir es un votjtóv, esto es: la idea suprasensible que sólo se capta con el pensamiento”. (Es decir: con la razón) ― (Ingeborg Schüssler.)]
Cada vez que la metafísica se representa
el ente (a partir de la idea representada de aquel ente), el ser del “pensar metafísico”
representa, y “aclara” ―por
medio de la razón subjetiva― despejándole a la conciencia lo que esta tiene
que ver y entender. El ser, de este modo, ha llegado a un des-ocultamiento (por
la razón
subjetiva / o pensar metafísico), mas no venida de la (alétheia). [Y a esto
respondemos, nosotros, que tenemos necesidad (ahora) de saber y entender de
ellos (Los filósofos), y con claridad aún (les preguntamos), si ¿están de
acuerdo en que “el alma conoce”, y en “que el SER es (ahora) conocido”, conocido: “por medio de lo que llamamos sentido o
(sentido común) revelado
de la misma razón (subjetiva) o “pensar
metafísico” que
lo llamó (designó) y después lo ocultó? Y, volvemos
a preguntar: no creo que nos acusen de mal educados por ello… ¿Qué hay, de
común, entre todas estas cosas representadas de vuestro ser, por el Pensar
Metafísico, es
decir: ¿qué hay de común en todo lo representado?
que a pesar de ser multitud, las habéis designado con un solo nombre (entes), como
si formasen una unidad?, y esto, cuando ya se
ha dicho que para hablar con propiedad (en filosofía), no se puede determinar (lo que: no-es),
ni por la unidad, ni por la pluralidad, ni siquiera nombrar, porque con sólo
nombrarlo, se le ponía en la categoría de la unidad. Unidad, por tanto (“ente”)
de “todas las cosas que: (no son- el ser): pero, (son- ente).
(2) Así pues, el Ser del pensar de la Metafísica (implica desencubrimiento de lo que “está oculto” (por la misma razón / subjetiva) que lo afirma oculto; entendiendo de ello, por tanto, la forma como [(Él) mismo – El Ser ] se da a la metafísica: algo que permanece “oculto a la razón”, por la misma razón-subjetiva, o pensar metafísico) que lo afirma oculto, de (en) la representación mental (del ente) proyectada en la mente, y que a la vez lo revela a [(Él) - (el Ser)] estando-ahí (de lo revelado (el ente), pero de otra manera), es decir: oculto en la representación (en-sí). Entonces, y me remito de nuevo preguntándole a nuestros filósofos: no concebís, por lo que precede, que quien intente hallar el SER (por la razón) se encuentra entorpecido (de la misma herramienta: o pensar metafísico, por la cual “además” lo buscáis, sabiendo: que él “está “oculto, en “aquello” mismo (la representación) y que a la vez se niega), apenas se comienza a buscarlo (más allá) de lo ya (revelado)→ en representación), y que lo oculta en sí); es decir: que (Él) “es” (de otra manera) donde ahora está: que (No es /El SER pero existe (luego como ser) pero de otra manera, o de alguna manera. Y de nuevo preguntamos: ¿Qué encontramos?, quiero decir: al buscar (el Ser) en aquello donde (Él) está oculto, si precisamente (está oculto) por la misma razón, por la que se da a conocer / y lo buscamos luego por, esa misma esa misma razón (o pensamiento metafísico) por la que (Él) se reconoce oculto, y al que (razonablemente) le permanecerá oculto). Pues bien, lo que hallaremos será el Ser del (ente)-ahí / (oculto), o dicho de otra forma: encontramos el [Ser-del ente (ahí) oculto → manifiesto de otra manera], al menos, será así siendo honestos con la investigación y principios (de razón metafísicos) de los que se parte /entendiendo esto de nuestros filósofos y de sus mismos principios: que el ser (del pensar metafísico) “está- ahí, del mismo ente manifiesto en sí→ por aquello (que es- ahí / y lo oculta a razón subjetiva de aquel pensar metafísico) → que a la vez lo busca /siendo pero (igualmente) revelado (Él) de aquello encontrado y “encontrándose” de ese mismo diálogo) por la razón (objetiva→ o sentido común) revelado en lo otro / que ”es” lo mismo, pero de otra manera… (Pues solo a un ser, se le puede unir otro ser): es decir: solo a algo que es: algo, se le podrá unir otra cosa, cuando también sea: algo. Aunque no sea lo mismo, pero que “es” lo mismo, de otra manera… es decir: que (Él) “es” (de otra manera) donde ahora está: que (No es /El SER pero existe (luego como ser) de otra manera (de alguna manera), en lo otro.
Sin embargo: de esa “otra manera” parece (el ciudadano común): “al ser “no entenderlo: de lo otro / lo mismo, de alguna manera (es decir: de otra manera, lo mismo). Luego esto, mal, pero que extraordinariamente mal resuelto, y peor todavía expuesto de aquellos (mismos ciudadanos) adelantados en el extravío manifiesto de sus afirmaciones, encontraremos, que cuando no hallaron ser ―pues está oculto en lo que no-es (el ser), pero “es” (lo otro), otra cosa que no es lo mismo/ pero es igual no de la misma forma ― recurrieron absurdamente [aquellos (mismos ciudadanos)] a lo opuesto/contrario y (no a lo otro) entendiendo de su malentendido (lo que solo ellos podían entender, y hallar ( →de sus propias representaciones← ). Entonces: y me remito a vosotros, aquellos que le habéis dado nombre a lo opuesto; decidme: si alguno de los que nos escuchan tuviese que responder a esta pregunta: ¿A qué es preciso dar la denominación de NO-SER?, ¿creéis que él sabría a qué objeto y cómo aplicarlo, y que podría explicarlo al que se lo había preguntado? Bien, es una pregunta difícil: pero al menos, un punto es claro de esta: que el NO-SER no puede ser atribuido a ningún ser.: Por consiguiente, si no puede ser atribuido a ningún ser: el que lo refiera a alguna cosa, lo hará sin razón, colocándose más que en contradicción consigo mismo, sino igualmente: ridiculizandose a sí mismo. Pues En un discurso, el que habla de alguna cosa, hablará de alguna cosa; y es evidente que, cuando pronunciamos esta frase “alguna cosa”, y referimos, nombrando “alguna cosa” queremos hablar de un ser; porque emplear esta frase sola, desnuda, por decirlo así, y separada de todos los seres, es imposible. ¿No es así? Bien, Sentado esto, reconoceremos necesariamente que quien dice alguna cosa, dice una cierta cosa. Porque “alguna cosa” significa “una cosa” (Pero igualmente→ “el que no dice alguna cosa, es de toda necesidad, a mi parecer, que no diga absolutamente nada”) pues si al hablar: no se refiriese a nadie, ni a ti, ni a mí, ni al plato, ni (a ningún otro ser): aun y al hablar, (y observemos lo absurdo) no habría absolutamente discurso, pues no se referiría a nada, y porque es imposible un discurso sobre la Nada. Por consiguiente, no puede concederse que el que intente enunciar el NO-SER, es decir (“ “) hablará sin decir nada; antes bien, es preciso afirmar que no habla. (Y De esta manera, dejaríamos a un lado las dificultades de esta discusión) (Variaciones de el sofista / Platón). Es decir: aquellos (mismos ciudadanos) adelantados que de lo que “está oculto” (el ser) del ente (en el “ente “pensado y representado de la razón / hallan, no lo otro que “es” (en esencia) lo mismo (pero que no es lo mismo y oculto: el ser “oculto”; en lo otro: que “es” ahí, en representación) /resultándoles lo que oculta al ser en sí ( la imagen) /ésta ateniéndonos a la razón del ser:como algo falso (que NO ES), y por tanto (dicen) que no existe (―referido aquello de lo que se afirma es: falso―) pero que, por tanto, es y existe (cuando toda negación, es una afirmación de →aquello negado). No siendo lo mismo, pero siendo lo mismo de otra manera,Todo esto nos lleva, nada menos que a comprobar que el SER es una Realidad (y lo mismo no-es (que lo otro y múltiple) que es (ser)de otra manera, de forma que (Él) es, pero no de la misma forma que lo Uno.
“El gran Parménides, mi querido amigo, cuando comenzaba a hablar y concluía, en prosa o en verso, no cesaba de repetirnos esto a nosotros, que éramos niños, entonces: “No; jamás comprenderás que lo que no existe, lo que no-es existe. Haz que tu pensamiento en sus indagaciones se separe de esta senda”. Tal es el testimonio de Parménides (Sofista/ Platón). El problema aquí tratado, es la escisión entre pensamiento y realidad, y es tan antiguo como la conciencia del hombre. “Y esto se prueba, sobre todo ―como decía el amigo Pániker― por el razonamiento, y sin necesidad de mucho insistir, como acabamos de comprobar. La filosofía, al fin y al cabo, es una mayéutica sin fin, un ejercicio crítico que ha estado poniendo en cuestión toda realidad en bloque (cuando lo debería cuestionar es la interpretación de la realidad) al tiempo, que todo planteamiento problemático arrancaba ya de una matriz teórica latente / de otro lado, el budismo descubrió miles de años antes que Wittgenstein, que no hay “problema” con la realidad / sino que el problema esta de la interpretación o interpretaciones que hacemos de esta. Pero la cultura humana se constituye, precisamente (y sobre todo la filosofía: vive y se nutre) a través del circuito problema-solución al problema (como ya afirmo Pániker).
(3) Por el hecho de interrogar al
ente (continuamente) en cuanto ente, la metafísica se mantiene todavía en pie, pero
esta “no se atrevió” jamás, a volverse hacia el ser (del ente) en cuanto Ser, del Uno. Por ser raíz del
árbol de la filosofía, envía todas las savias y fuerzas al tronco y a las ramas
“nuevas”. Las raíces se ramifican en el fundamento y suelo, a fin de que el árbol,
al crecer, salga de él y abandone (el suelo). El árbol de la filosofía se
emancipa del suelo en que arraiga (que dio fundamento y origen luego a la – metafísica).
El fundamento y suelo es por cierto el elemento en que se da la raíz del árbol;
pero el árbol, en su crecimiento, jamás puede recoger en sí al suelo de la
raigambre, suelo desde el cual crece, de modo tal que éste, el suelo, se agote
en lo arbóreo del árbol. Son las raíces, más bien, las que hasta en sus más
finos filamentos se pierden en el suelo. El fundamento es
fundamento para la raíz; en él la raíz se entrega al olvido (de si), en
beneficio del árbol. Aun y si a su modo se entregara al elemento
del suelo, la raíz pertenece al árbol. A este prodiga su elemento y su ser.
Como raíz no se vuelve hacia el suelo; al menos no de tal manera que su esencia
consista en crecer vuelta hacia tal elemento y ramificarse en él. “La metafísica,
en la medida en que sólo representa al ente en cuanto ente, no piensa en el ser
mismo (que la proyecta); la filosofía,
no se reúne en su fundamento (lo abandona) y, en verdad: por obra y culpa de la
metafísica. Y, Sin embargo, ella (la sabiduría), jamás le salió al
encuentro. En cuanto un 'pensar toma por el camino que conduce al experimentar el
fundamento (mismo) / aquel del que partió, igualmente la metafísica, en
la medida en que dicho pensar intenta pensar la verdad del ser mismo-ahí (de Todas las cosas que Son), en
lugar de representar al ente en cuanto ente, ya ha abandonado, en cierto modo a
la metafísica. Este pensar retrocede, visto desde la metafísica, al
fundamento de la metafísica (esto es a lo anterior de la metafísica). Pero aquello
que, de ese modo, aparece ahora como fundamento, es, posiblemente, y si es
experimentado a partir de sí mismo, algo diferente y aún no dicho…).
(Variaciones del Epílogo a qué es Metafísica / Martin Heidegger).
El
fundamento de la metafísica, es decir: la base de la que partió (y que no
debió ser propiamente y en aquel momento y fundamento: metafísica, tal y como
hoy la conocemos, sino y propiamente física, más allá de como incluso hoy entendemos esta ―una experiencia pura de la
realidad hacia los sentidos / así mismo asistidos de la intuición y propia razón―,
ciertamente debió ser algo muy distinto, incluso de lo que a día de hoy atisbo
y a partir de “mis propias experiencias”, y que yo pueda (de estas) en
este momento, y a día de hoy, algo más que entender, lo siguiente: que no se puede, sino que experimentar, lo que
solo puede ser explicado de (él) mismo, y hacia sí mismo, pero como lo otro:
(todo lo demás) que es reflejado de lo mismo /es decir: TODO Y
TODOS los demás, cuando somos (aquello)
lo otro: proyectados de lo mismo.
(4) De la Metafísica (volviendo de nuevo a ella) tal y
como la observamos, y si observamos, parece esta darle vueltas siempre al pan, un
pan que ya era un buen pan (llamémosle pan original y auténtico) para, no
sabemos si por el olvido, la imposibilidad, o “quizá por necesidad”, haberse luego
y en algún momento dejado de hacer aquel buen pan (con aquella masa), y de la misma manera, pero no con la misma masa, empezar hacer
otras cosas (…)
(ya no orientadas al resultado de la experiencia compartida de reconocerse,
reconociéndonos entre todos los seres (donde el observador (que reconoce)
igualmente es observado y reconocido / reconociéndose en lo que lo reconoce)
sino dirigidas ―a partir de algún momento― al gusto e interés del que habiendo llegado de sus propios
límites hacia algo (aquello - llamémosle)
o quizá, que no intentó siquiera llegar, pero (cegando el camino a los
demás), cuando de este descubriese, (más allá) de sus propios límites y
necesidades, igualmente ―(otra realidad)― aquella realidad (regida y dominada) de la
propia voluntad y el deseo―,
que es aquella misma realidad y voluntad
de (los otros) que igualmente desean, o que pueden desear (aquello mismo → que uno desea), pero
que son incapaces, o no pueden / o ignoran) siquiera, la posibilidad que
implica observar y “ver” la realidad entendida y expuesta de una orquídea: a través de (aquello mismo→ que uno es).
Unos
límites estos (hoy), que son dados a una sociedad, y entendidos como frontera: dentro
de cuyos límites dados, y hacia dentro: nos reconocemos huérfanos de una
verdad (sentida dentro de cada uno) y en busca de ella (pero que a la
vez (no se busca→ dentro de cada uno → en aquello que (cada uno siente). sino conformes
con la representación (de la imagen imperfecta) de una verdad perfecta (en
la creación), que tampoco observan (deteniéndose ante ella).
Luego,
aquel nuestro metafísico sujeto (como ciudadano de lo más común) de lo
adquirido hace comercio (de realidades y almas) por medio de aquella misma
(representación) de la verdad, y voluntad que (es, sabiamente, convertida en
necesidad) y deseo general (de los que son gran mayoría)... Buen ganado y mucho para engordar, con el que
poder obtener pingües ganancias. Pero ¿qué nombre le daríamos a esto. Bien: “en cuanto a la cosa designada por nombre, ya [podría-(mos)
cada uno de
nos-(otros) formar-(nos) una idea diferente]
de cualquier objeto que se trate, pero vale más extenderse sobre la cosa,
definiéndola, que sobre el nombre sin definirlo”― (Sofista/Platón). No
es fácil, por desgracia, reunir los caracteres de esta especie de hombre, pero
quizá podamos compararle con… aquel que nos refiere el Extranjero,
(o mejor dicho, que le refiere (el extranjero), a Teetetes, en su diálogo sobre
el Sofista).
Un pensar que piensa la verdad del
ser (de Heidegger tomo de nuevo ―variaciones― de sus
palabras) ya no se satisface con la metafísica; pero tampoco piensa ya contra
la metafísica. Para hablar de acuerdo a la metáfora, no trata de arrancar la
raíz de la filosofía. Pero esta “No alcanza” al elemento primero del pensar. La
metafísica queda superada (y atrapada en la razón / de su propia razón metafísica)
en
el pensar “la verdad” del ser. Sin embargo, tal "superación
de la metafísica" (y de la razón metafísica) no desplaza a
la metafísica. Mientras el hombre siga siendo el
animal rationale (estando por delante el razonar que el actuar→ observar → reconocer)
es el animal metaphysicum.
Mientras se conciba a sí mismo como el ser viviente racional, la metafísica y según
palabras de Kant, forma parte de la naturaleza del hombre. Por
el contrario, y si el pensar lograra retroceder al fundamento
mismo (de la metafísica), podría a su vez provocar un cambio de la
esencia del hombre, cambio con el cual se pondría en marcha una transformación
(de la metafísica). Luego, si al desplegar la pregunta (en
acción) → hacia la verdad del ser, se habla de una superación de la metafísica,
esto
quiere decir: pensar (estar
/reconocerse) → en el ser mismo).
Tal pensar va más allá de (de pensar (el hasta
ahora no pensar) hacia→) la raíz de la filosofía (al
fundamento→ a ser); es decir: es moverse → a
actuar→ a
buscar→ a encontrar →a observar → a reconocer (reconociendo y reconociéndose) →de
lo observado).
El pensar intentado en Ser y Tiempo
(1927) se pone en camino hacia una superación, así entendida, de la metafísica
(es un actuar /es ser →hacia→). Pero lo que pone en camino a un
tal pensar puede ser aquello que hay que pensar (pensar → en la acción (de ser)
/ en actuar: moverse hacia es ser→ hacia). Luego, que el ser mismo aborde aquí
un pensamiento, cómo (Él) lo aborda (pero: respondiéndonos a la luz de la conciencia, más que
proponiéndonos), no es ya un poder del pensamiento (sino acción
/ del ser) del hecho: que el ser mismo y como ser mismo llega a pensar (en
nosotros), llevándonos a dar el salto, por medio del cual (un pensar objetivo
hacia→ las cosas que son frente a nosotros) hace surgir al ser para→ de este
modo ( al ser en cuanto tal (y en nosotros (otra cosa) /(no lo mismo: el ser)
pero (lo mismo / ser- en nosotros)→ hacia
→todo lo demás que es (Uno)
existente, de otra manera: en todo lo demás. (Bajo este punto de vista, podría decirse, con
exactitud, que (todo ser que es: lo otro, que no es lo mismo, y es diferente / del Ser)
por la participación en el SER, (Es lo mismo) es decir:, que todo lo otro, y
múltiple ―(es decir igualmente, cada uno de nosotros)―, cada
uno, que no es lo mismo y es diferente (de lo uno / es ser) pues lleva consigo,
en gran manera el SER, sin ser lo mismo que Él / es / siendo entonces: lo otro
“que es” distinto, y no es lo mismo (que lo Uno) pero que es (en esencia) lo
mismo, esto es: ser.
Luego, y… sobre lo expresado igualmente de
Heidegger, acerca de la pregunta ¿por qué es necesaria la superación de la
metafísica?, ¿Debe ser cimentada y reemplazada por otra más originaria
aquella disciplina de la filosofía que hasta ahora fue la raíz? ¿Se trata de
una modificación del edificio doctrinal de la filosofía? No. (Afirma
Heidegger) /o la siguiente: ¿más bien se trata, gracias al retroceso al
fundamento de la metafísica, de descubrir un supuesto de la filosofía hasta
ahora inadvertido, y de demostrarle así a ésta que, por no descansar aún sobre
un fundamento inquebrantable, no podía aún ser la ciencia absoluta? No. (Repite nuevamente Heidegger) / Pero… (Nosotros
nos respondemos / por variaciones reconociéndonos de él, de lo no dicho (y
escrito por detrás), esto de lo expresado de sus palabras y escrito por delante ):
Lo que está en juego con la llegada
(“de la verdad”- del ser): no es
sino la oportunidad de entenderlo a (él), a aquello mismo desde lo cual la filosofía, como pensar (lo descubre de otra manera) y a
partir de lo cual, aquella recibe su esencia y su necesidad (de existir / pero
que a esta (al filósofo) le permanece oculto). Semejanza será aquella: de como
moisés conducen al pueblo a una nueva tierra, a la que aquellos no van a
entrar). Luego la cuestión más allá del reconocimiento es, si (Él), esto es: si
el [Ser mismo] engendrado, de otra manera del pensar, racional), a
partir ahora y de su propia verdad (y realidad racional), puede dar lugar,
propiciando aquella vieja relación (del hombre con su propia alma) al nosotros
reconocerlo: lo mismo, pero no igual (en nosotros: lo otros). Esto es, si (el
pensar racional), en su desviarse continuo de su fundamento objetivo / hacia
una razón subjetiva, habrá de seguir impidiendo o no (por la razón misma que se
proclama, y derivada a medios y fines, individuales) aquella relación del ser
con el nuevo hombre (más objetivo de todo), desde aquella esencia (primera)
de esta misma y antigua relación, volviéndose ahora tan esclarecedora que
restituya al hombre en Su ser, como diferente al ser, pero y a la vez lo mismo,
e igualmente de lo Uno, como lo otro (y múltiple). Pues… observemos la
situación actual (y racional) venida del iluminismo, y que deriva en la
siguiente pregunta
¿Es posible que un hombre lo sepa
todo? (añadamos: a partir de las últimas causas). En tal caso (aquel hombre) se nos mostrará, como el que
tiene ciencia (o apariencia de ciencia) pero no una ciencia verdadera, y al que
parecerá que muy poco puede faltarle ―al menos a
algunos― para poder abrazarlo todo. Pero ¿es esto posible?, lo cierto
es que nuestra especie sería, entonces, demasiado dichosa. ¿No creen? Que un filósofo ―un hombre al fin y al cabo y simple mortal: uno más entre todos
nosotros―, los supiese todo (por sí solo) y por tanto capaz, de solucionar todo
(como pretendían aquellos ilustrados entonces: y no pocos ahora). Luego me
pregunto, siempre lo hice: ¿en qué consiste, pues, este poder de los filósofos
que tanto se admira?, filósofos, por cierto, y a los que no vemos por ningún
lugar indagando, ni en nuestras calles, ni entre las gentes, se diría que les diese
miedo (salir) la realidad misma (más allá de un círculo de adeptos muy concreto).
Pero entonces: ¿De qué medio se valen hoy estos, para convencer a los jóvenes
de que son ellos los más sabios entre todos y sobre todas las cosas? (Y hoy día
no faltan gentes que así lo entienden y pretenden). Quizá, Es porque aparentan,
a lo que creo, estar muy instruidos en las cosas sobre las que discuten. Pero
(pensemos) pues decimos que discuten
sobre todas las cosas. ¿Luego, se presentan como conocedores de toda las
ciencias? (y poseedores de la ciencia absoluta) Pero
no lo son, porque esto nos ha parecido imposible.
Luego, tomemos un ejemplo más claro.
Si un hombre pretendiese saber ―no digo decir y contradecir― sino hacer y
ejecutar, por medio de un solo y mismo arte, “todas las cosas…, de
inmediato, y si sois sensatos (preguntaréis pero
¿Cómo “sobre todas las cosas”?) y he aquí que se comienza por no entender (de
principio) puesto que no se comprende, de fondo que significa “todas las cosas”. Por
todas las cosas, quiero decir tú y yo y, además, todos los animales y todas las
plantas, pero ( igualmente el mar, la tierra, el cielo, los dioses, y todo lo demás;
y aun después de “haber hecho” todas estas cosas en un abrir y cerrar de ojos, entenderíais
que las vendiera a un ínfimo precio, os pregunto ¿las vendería a un ínfimo
precio?, sé que podra parecer una burla / pero Pretender que se sabe acerca
de todas las cosas y que todas se pueden enseñar a otros, a precio módico y en
poco tiempo, ¿no es también una burla que se hace de nosotros?
¿No estimaremos entonces que el
hombre, que se alaba de ser capaz de hacer todas las cosas mediante un solo
arte, es lo mismo que el que, por medio de la pintura, imita seres, les da los
mismos nombres y, mostrando estas imágenes de lejos a los niños, que no tienen
uso de razón, hace que formen una idea ilusoria de su habilidad, y les convence
de que puede fabricar perfectamente, con sus manos, cuanto quiera? Y bien, ¿no creemos que pueda darse, en los discursos, un arte
semejante? ¿No es posible que se engañe a los jóvenes, alejados aún de la
verdad de las cosas, haciéndoles oír vanos discursos, mostrándoles, de palabra,
imágenes de todos los seres, convenciéndoles de que estas imágenes son la
Verdad misma, y que el que se las presenta es, en todo, el más instruido de los
hombres?
Respecto a la mayor
parte de los que oyen estos discursos, ―he de decir: me ocurre a mí con 56 años ya― que con el
transcurso del tiempo, habiendo llegado a la edad madura, ¿no es una necesidad
que, encontrándose entonces (uno mismo) con las cosas mismas (reales), y forzados, por las mismas impresiones que recibe de la
realidad, a fijar en ellas su atención, y modifiquen (aquellas) sus primeras
opiniones, y juzguen pequeño lo que
les había parecido grande, y difícil lo que habían visto fácil, y que vean, por fin, desvanecerse, por
todas partes, los fantasmas de aquellos discursos engañosos, al contacto de los
hechos y la realidad. He
aquí por qué los presentes (y no presentes ahora) nos esforzamos, y nos
esforzaremos (nos esforzamos aquí y ahora), en aproximaros a la
Verdad, aun antes de que lleguen, para ti (amigo), las advertencias (amonestaciones,
referencias y consejos) de la experiencia, que en justicia (siguiendo tu
camino) habrás de tomar. (Hasta aquí hemos
avanzado…no ha sido sencillo el camino: pongamos pues aquí una pica, justo
donde estamos, y hagamos campamento: pero mantengámonos muy despiertos.)
(6) Volviendo, de nuevo, a (ante-contra) la Metafísica. Esta en sus respuestas a la pregunta por
el ente en cuanto tal, había representado ya (mostrando), de antemano, al ser.
Necesaria y continuamente, nos hablaba desde la perspectiva del ser. Pero la
metafísica no llevaba al ser mismo al lenguaje, porque considera al ser, no en su
verdad, y a la verdad no como el desocultamiento, y a éste no en su esencia.
Por tanto, a la metafísica siempre antes ―cierto, se dieron cuenta: estamos
hablando en pasado) se le aparecía la esencia de la verdad solo en la
forma ya tradicional de la verdad del conocimiento y la expresión del mismo.
Pero desocultamiento podría ser algo más originario que la verdad en sentido de
la veritas. Alétheia podría ser la
palabra que diera una señal, y aún no experimentada― nos decía Heidegger― para
introducirnos en la impensada todavía esencia del esse. Y Si así fuera, es indudable entonces que el pensar
representativo de la metafísica jamás hubiese podido alcanzar, por sí misma y
de su razón esta esencia de la verdad, aun cuando hubiese puesto un gran ardor
erudito en el estudio histórico de la filosofía presocrática; pues no se trataba
de un renacimiento del pensar presocrático –tal pretensión hubiese sido
vanidosa y absurda-, sino de atender, al advenimiento de una esencia aún inexpresiva
del desocultamiento, (tras ser ocultada de la razón, por la propia razón) en
cuanto aquella manifestación del ser, que se aleja de nosotros dejando (tras de
sí) solo una sombra proyectada hacia nosotros, esperando que algunos la
recorran hacia (Él).
Entretanto, a través de su historia;
y que va desde antes incluso de Anaximandro hasta Nietzsche, la verdad del
ser se había mantenido oculto→ para la metafísica. Por qué la razón y el
pensamiento metafísico no “pensaba ya en Él, ni en Ella” (yéndose - Él, y Ella-
a otro lugar, y de otra manera). Pero, pensemos, si tal omisión depende
exclusivamente del modo del pensar y pensar metafísico, o bien, y quizá fue
algo propio de un destino (Él) sustraerse al pensamiento de la razón / precisamente
/porque del desocultamiento se retiene, y o no adviene (no sucede) lo esencial
en éste, es decir: no sucede el desocultamiento (en-sí) y a favor de lo manifiesto en (el
pensamiento) y desoculto: y que deberíamos
haber reconocido ambos (los 2) lo
mismo” (aquello) lo Uno, como lo otro de
lo mismo, pero no como lo mismo y múltiple (ente).
Entonces hay que pensar (pero sobre
todo: entender) esta confusión (manifiesta y a la vista de todos), no como
confusión, sino como un acontecimiento y advenimiento de lo que es, y
representa, el hecho: de
que siempre Él ha estado ahí. Pues en modo
alguno puede tener su fundamento en un mero abandono del pensar, o en una
superficialidad del decir, o consecuencia del pensar o en una superficialidad
del decir. No. De hecho y consecuencia de esta confusión permanente, la
representación metafísica llega a su cima de la aberración (donde todos vemos
lo ridícula de esta) cuando luego desde sus murallas
nos afirma la metafísica que se plantea la pregunta por el ser. Hasta aquí hemos
(nos) vuelto avanzar, otro poco más, y levantado aquí y ahora una fortaleza
frente a esas mismas murallas que asediamos, justo cuando ya nadie nos
esperaba: cayeron las de Granada / y con la ayuda de (Dios) con Él: también, caerán estas.
―Digo,
que el método a seguir es lanzándolas preguntas a nuestros filósofos, como
si estuviesen (sobre esas mismas murallas)
y delante de nosotros, y en estos términos. ¡Veamos,
vosotros! que reducís el universo a lo existente e inexistente, a
aquello
que-es, y aquello, que no-es ¿qué afirmareis? ¿Decís de lo uno y de lo otro,
a la vez, o de cada uno, por separado, que existen? Y ¿Qué es lo que deberemos
entender por lo que llamáis Ser? Porque, si limitais el nombre de Ser, a
uno de estos dos, Ser, no habrá más que uno, y no dos. Pero ¿quizá a los dos
elementos, a la par, los apellidáis Ser? (quizá lo dirán, o ya lo han dicho: de lo que no-es: ser, y lo
de que es-ser. Pero, mis queridos amigos, les
diríamos: De esa manera, es más claro que la luz, que vuestros dos elementos no
son más que uno. Y puesto que nos veis confundidos, debéis explicarnos
claramente lo que queréis expresar, cuando pronunciáis la palabra Ser.
Evidentemente, lo debéis tener ya por sabido muy de antemano. En cuanto a nosotros,
habíamos creído comprenderlo, pero, en este momento, nos vemos confusos (y por ello os asediamos). ¡Comenzad, pues,
por ilustramos sobre este punto, a fin de que no nos imaginemos que entendemos
vuestros discursos, cuando sucedería todo lo contrario!
Hablando
así dirigiendo nuestras preguntas a nuestros filósofos y a todos los que
reconocen más de un principio en el universo ¿no es justo que interroguemos a los que sostienen que el
universo es uno, para que nos digan a qué llamar el Ser? ¡Respondednos pues! ¿Decís que no existe más que una sola cosa?
Pero lo que llamáis Ser ¿es alguna cosa? (pongamos
que responden que sí, mientras tanto avancemos y preparémonos a lanzarles esta
roca) Y bien: ¿Y
esta cosa, es decir el ser; es la misma que llamáis, igualmente, lo Uno: aquello que
denominasteis principio y fin de todo, dándole ahora dos nombres a un solo y mismo principio, o
qué debemos pensar? Ser y lo
Uno
Es claro, que una vez admitido y reconocer
que existen dos nombres, después de haber sentado, como principio, que no
existe más que una sola cosa, sería ponerse en ridículo. Pero hay más: pues no es
posible servirse de ningún nombre, sin chocar con la razón. Pues y considerando el
nombre como diferente de la cosa, se reconocen ya de entrada dos cosas; o bien,
y si se considera el nombre como idéntico a la cosa, será preciso reconocer,
que no es el nombre de nada, o bien, y si se quiere que sea el nombre de alguna
cosa: una cosa, resultará que el nombre es únicamente el
nombre /de un nombre; y nada más / (margarita) (es el nombre →que damos a una planta (planta /es otro nombre
/ que designa a un grupo de seres: las plantas)→(y a
las que, nosotros, llamamos: margaritas) /y margarita es como
desinamos, concretamente: a esa planta. Mientras, el ser (reside en aquello
que no tiene un nombre y tampoco una forma, pero que “es”, de aquello
proyectado hacia nosotros (la margarita). Luego y Regalándole nuestra margarita a aquella bonita frase de Edith Stein, podríamos decir “metafísicamente”
que: “aquel que recibe la margarita, recibe
(proyectado) al ser, y lo recibe a (Él) como algo (que es- ahí) frente a
sí, y que no-es, pero que (es algo) que no-es (el Ser) y, por lo tanto “algo” que tampoco es todo.
Luego, entendamos lo que ocurre: nosotros, de la proyección (y la forma) que recibimos y
entendemos de los sentidos (decidimos que llamaremos “a aquello” que esta-ahí frente a nosotros: margarita). Y lo hacemos, pues este es el nombre (o pensamos que es el
nombre: su nombre), pero este es un nombre, que por cierto le dieron otros,
antes que nosotros siquiera la mirásemos, o supiésemos que estaba allí; otros, por tanto que no vieron nunca esa
margarita, ni ninguna otra que yo imagine, ni tampoco la que pudiera ahora
estar frente a mí, caso de ser así. Luego nosotros, la llamamos margarita, pero la
cuestión es: que nos dice (ella) que es,
cuando la miramos fijamente (proyectándonos de su
reflejo igualmente de (Él) hacia ella). ¿Nos preguntará quizá la margarita? y ahora tú (amigo), ¿qué dices que soy? La
verdad: no lo creo. Pero, la cuestión es, la
siguiente: cuando un día cualquiera miremos una margarita, quizá pesaremos como
antes “que aquello proyectado
hacia nosotros a la conciencia (la margarita) y proyectada de una sombra que no
vemos, pero que entendemos ahí, y nos la proyecta hacia nosotros: es solo y
sencillamente “una margarita” más, y como otra cualquiera. Pienso que no, al menos
habiendo entendido, de lo dicho, y hasta este punto. Y sé que es difícil: pues también
para mí lo es, entender lo que por mí, a otro no puedo más allá de esto explicar.
Pues solo puede explicarse (de una manera y a cada uno), y no a partir de otro.
A mi parecer esto es sencillo: él es la luz (y solo la luz) que es y nos atraviesa hacia el inconsciente
que siempre (busca la luz) y nos proyecta del reflejo, de la luz (reflejada) a
la conciencia (consciente), algo que
no-es, aún todo, y (que la razón (objetiva) debe completar, completándose así
misma de ello, para ser, y ser - igualmente en aquello: de otra manera /reflejándose en la luz, para ser igualmente luz
a la consciencia, de lo que aquello es ( al ser en ello)… luego, y en cuanto a la posesión del ser: cuando
somos→ cierta cosa (podemos ser alguna cosa) al no ( pretender) serlo todo,
y esto qué significa: por suerte, no soy filósofo, y no sé todo. Pero lo
que observo de todo esto (y hablo de -por / y según la propia
experiencia), es que más allá de nosotros haber dado un nombre a aquello (con esto
cerraríamos el paso a lo que por sí mismo debe expresarse, y explicarse a, por, y para cada uno), y a la vez (en→ ( para, por , según y hacia) nosotros mismos, al precisamente reconocernos →nosotros por la razón, solo
a nosotros (y subjetivamente de cierta manera completos: en el (yo)
impidiendo, igualmente, con ello poder ser reconocidos de la otra manera por
todo lo demás que es lo mismo, pero de otra manera igual, y negando la
posibilidad de que aquello, sea (también en nosotros) lo mismo, que (Él)
es, pero de aquella otra manera (en nosotros), y, por tanto, (y esto es lo peor de todo) que
nosotros y más allá de lo que decimos que somos, podamos ser aquello que
podríamos ser) igualmente de aquello, pero: como lo otro. (De nuevo hemos avanzado, excavando
bajo y hacia la base de sus murallas, ¿descubriremos los morteros?
La
modificación profunda del modo de pensar en la física, de la física en cuanto «conocimiento»,
radica en dos caracteres completamente ajenos a la teoría de la relatividad
como tal: primero, desde hace más de medio siglo, la teoría física se ha ido
progresivamente convirtiendo en un sistema de leyes estadísticas. Esto significa
leyes de probabilidad -sobre todo, las más próximas a la enunciación de
hechos-. Por tanto, la física no nos habla hoy del «Ser real», sino del «Ser
probable». Qué signifique claramente el «Ser probable» es cosa que aún no ha
sido congruamente definida, si bien y para el asunto que ahora nos interesa es
suficientemente clara: el «Ser probable» no es el «Ser real», no es la
Realidad. (Ortega y Gasset)
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