4- HEIDEGGER: Evolución de Heidegger ante la cuestión de la nada / Jorge maqueda merchán / jordi maqueda

 


Resumen: El texto explora la evolución de Heidegger ante el concepto de la Nada, identificando tres enfoques principales: su relación con la afectividad, su conexión con el problema del ser, y su vínculo con el nihilismo, basado en una lectura de Nietzsche. Se sugiere además un cuarto aspecto implícito: la imposibilidad de concebir la Nada absoluta sin partir de los "entes" y su ausencia como revelación de la Nada. El texto también analiza el concepto de Dasein ("ser-ahí") como una proyección del ser hacia su existencia concreta, conectando estas ideas con nociones de revelación y trascendencia,.

Evolución de Heidegger ante la cuestión de la nada― Se podría considerar y así lo hacen algunos interpretando que el problema de la Nada tiene en Heidegger a lo largo del tiempo tres aspectos bien diferenciados / si bien tales aspectos serían entonces cuatro a mí entender /esto es→ siempre según estudiantes o profesores y catedráticos de filosofía: primero que el problema de la Nada hasta los años treinta Heidegger lo relaciona con la afectividad; más tarde lo relaciona con el ámbito específico del problema del ser (aunque cabría mejor decir el problema con la ausencia del ser); y finalmente lo aborda bajo una óptica que considera de una forma especial la cuestión del nihilismo (una lectura de Nietzsche)

Pero todo ello (a mi entender) nos dirige hacia un cuarto aspecto o problema, no aludido, pero a la vista de todos y de lo (no resuelto) que subyace de los otros: la imposibilidad (lo mismo para Heidegger) y desde un principio de concebir y describir la Nada total y absoluta: en ningún lugar y de ninguna manera, si no-es (nada) partir de "entes" reveladores que de manera subjetiva (siendo o estando (i conocidos) revelan después por su ausencia lo que no-es- ahí (en su lugar (el propio ente) / un vacío por tanto a partir de lo que es i conocemos que no-es después en su lugar al menos de la misma manera i forma en que podemos reconocer /o lo que no-está de una forma i se esperaba fuese-ahí (de alguna manera lo mismo) y que no puede ser al lógico entender sino ausencia de lo que se entiende que fue antes (una cosa de alguna forma) aquello mismo i de un nombre antes que conocemos que no-es-ahí después / lo que luego es (a la conciencia que lo busca) revelado cómo un angustia→ una forma esta del estado de ánimo) que revela subjetiva mente esa ausencia de → o Nada de lo que esperábamos (antes de un nombre→ que fuese ahí ( del que está ahí (da sein→ de él) de alguna manera una forma que pudiésemos reconocer aquello antes de un nombre y razón de buscar (a partir de la idea propia de aquello de un nombre moviéndonos hacia lo-aquello mismo que queremos conocer i después no-es /quedando-se en nada después (que revela→ al ser-ahí que del infinitivo en ausencia del nombre→ que esta- ahí pero igual no-es. luego que nos revela la Nada / La Nada revela al ser (que no-es) / es decir→ la nada revela a la persona que no fue / nos se movió del pensamiento i la idea propia a la cosa concreto / que luego explica ( de logos) de una representación de la cosa (aniquilando almito o al héroe que sale a buscar esa misma cosa i reconocerla del medio). O de otra manera la nada nos habla del Dasein quienes inmóviles (del infinitivo) imponen a otros sus ideas acera a la realidad de los hechos y las propias cosas (impidiendo a los otros conocer ich werde sein "Ich werde sein" puede interpretarse de distintas maneras según el contexto. En alemán, la frase puede significar "Yo seré" o "Yo estaré" (nos vamos amover / de algunas cosa que conocemos) , dependiendo de cómo se quiera usar. Por ejemplo: Expresión de futuro: Podrías estar afirmando que alcanzarás o lograrás algo (alguna cosa concreta) en el futuro. En un contexto reflexivo o filosófico: Podría ser una declaración sobre tu existencia o propósito. Voy a estar→ Ich werde da sein (ir hacia→ (moverse de la idea i el pensamiento a la cosa / de un lugar i en tiempo concreto)

Y para qué precisamente de ese modo Dasein expresión que significa "ser-ahí" " (y en ningún lugar sino es de un nombre antes y del verbo en tiempo. Heidegger la expresa para (al menos en mi caso) comprender la existencia del pensamiento alemán de principios de siglo) en el mundo, es la conciencia que determina al (alemán en general de entonces) a través de la continuidad propia en el tiempo y en el espacio (de un horizonte dado: tener que moverse de él mismo i sus ideas (atrapado en un forma atemporal ) de la existencia propia que precisa de él ser antes reconocerse de ser de un punto • ― • para después moverse de otro (otro punto ― uno dos puntos / Dasein es una expresión alemana que significa "ser-ahí" Es un concepto filosófico que (no-es i es o se utiliza para comprender la existencia de alguien → que tiene que moverse a conocer: siendo de "ser-ahí" (del infinitivo) a "estar ahí (proyectándose de una idea " ich werde sein Yo seré (él) que–seré / que-es i está antes de un lugar en tiempo presente-ahí. Lo que quiero decir, es que una revelación () viene siempre con un mensaje implícito: es un mensaje o un conocimiento a partir de algo que se nos revela: es porque y para qué necesitamos saber (i casi siempre que otro te hable de ello) pues implica siempre la resolución o respuesta a aquello trascendente que buscamos entender (algo), y que ha de servir a un fin relevante (lo mismo este texto / ahora a otro texto otro punto → El libro de Juan,).

El libro de Juan, es el medio L para entender la voluntad de dios (arriba) por medio de Cristo (abajo): un mensaje al creyente del mismo Jesús (cristo) i señor (de dios a su siervos), a partir de las visiones de Juan, para poder conocerlo a Él, Cristo, y de re-conocerlo también conociendo de su voluntad (la de dios), para con los que están en Él, en cuerpo y espíritu. En este sentido propio de revelación, la revelación de Heidegger no sería tanto de la Nada (como reconocer de la ausencia el ser / de otra manera lo mismo antes de otro nombre) —como en Juan tampoco accedemos a dios por medio de Jesús (que no-es físico y corpóreo) sino de otra manera Cristo—un cómo entender (lo mismo en el caso de Heidegger lo que es ausente de una forma conocida antes: que se quiere revelar de otra manera (Dios i no-es) de la misma forma de antes) lo que luego nos revela al ser ausente de una forma / en otra→ Yo seré (él) que–seré " ich werde sein Yo seré (él) que–seré / que-es i está antes de un lugar en tiempo presente-ahí / que-es i está antes de un lugar en tiempo concreto presente-ahí (de un texto) y que lo hace por alguna razón por medio de Heidegger (que no se mueve) de Parménides a mirar → Yo seré (él) que–seré ( siendo ahí de "lo ausente del cielo (y comprobando después que el cielo esta lleno estrellas)

3- HEIDEGGER: Los mundos intermedios / La nada y el Hombre - Jorge maqueda merchán / jordi maqueda



(Resumen→) El texto analiza temas filosóficos centrales a partir de Heidegger e Ibn 'Arabî, explorando la metafísica occidental, el Ser, la Nada y los mundos intermedios. Heidegger redefine el Ser como aquello que trasciende a los entes, posicionando al Dasein como el ser humano único, abierto al Ser y a su revelación. Reflexiona sobre la Nada, no como ausencia, sino como una experiencia fundamental ligada a la angustia, que permite comprender al Ser. Paralelamente, Ibn 'Arabî introduce los mundos intermedios —imaginativos y espirituales— que conectan lo material y lo divino, destacando la percepción interna (jayâl) como clave para captar ideas más allá de los sentidos físicos. Estas reflexiones inspiran una forma de pensar rememorante, que equilibra razón y fe, como sugiere la espiritualidad sufí al buscar una relación constante con lo divino a través del recuerdo (dhikr).

Los mundos intermedios - Encontramos pensadores aluden en ocasiones a cosas, y formas de ver o ver estas cosas (los entes) que cuesta, a priori, entender, hacerse una idea de ellas: como el ser, que supera dialécticamente el mundo de las formas, el mundus asdpectabilis, trasladándose a otro contexto, «más allá del horizonte de las formas», y de toda la "morfología / estructura cósmica", (siendo aquello que trasciende y rebasa todos los entes sin ser él mismo un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, lo agote) (1). Luego tenemos al Dasein —pensado con la finalidad de repensar la tradición metafísica (ontológica) occidental— que “propone” el ámbito en que se produce la apertura de la persona hacia el Ser (Heidegger). Inicialmente, el término identificado con la existencia de la persona, pero Heidegger (Carta sobre el Humanismo de 1947) rechazó la interpretación, pues el Dasein, según este, alude a la persona como único ente que vive fuera de sí, y abierto constantemente al Ser y a sufrir una revelación de Él (este Dasein Heideggeriano despertó gran interés en la psicología debido a la renovada concepción expuesta del ser humano). Y por último tenemos La nada —ya de por si tema controvertido y difícil—de la que Heidegger se ocupó, no sé si con hondura en su escrito ¿Qué es metafísica?, de 1930, donde tras plantear y elaborar la cuestión, aborda esta con un reiterado interrogante: «¿Por qué hay ente en su totalidad y no más bien la nada?». En la obra, se afirma que la nada le está vedada al pensamiento científico, porque la ciencia nada quiere saber de ella; pero sostiene, igualmente, que la nada es significativa, pues sobre ella reposa o asienta el ser.

Como vemos, el tema ya se presta complejo incluso antes de empezar a pensar sobre este (intuimos que va más allá), pues de entrada se nos remite, o invita, a repensar la tradición metafísica (ontológica) occidental; esto es, repensar la ontología Metafísica occidental: buscar, identificar y aclarar las condiciones esenciales que determinan la identidad y la existencia de las cosas (entes) y hace que estas sean lo que son, pero de otra manera: superando la vieja metafísica (recordemos que para Heidegger la metafísica es el nihilismo propio y que este nihilismo consiste en el olvido del ser. La pregunta por el ser queda desplazada por la pregunta por el ente: Lo digno de cuestión para la metafísica es la entidad del ente: de lo que está-ahí) cuando Metafísica es, precisamente, lo que no está: lo que no entendemos bien, o no podemos percibir en el mundo presente. Y aquí brotan ciertas preguntas, que emborronan aun más el paisaje ¿Qué es real? ¿Qué es existente o no existente? ¿Solo lo que vemos es real? ¿Existen otras cosas reales, fuera de nuestra percepción, que sencillamente no podemos ver ni percibir? Y aquello que si percibimos pero no vemos, no escuchamos ni tocamos ¿existe en realidad? Luego por ultimo: ¿podemos considerar aquello que percibimos, pero no vemos no escuchamos ni tocamos, de alguna manera?

Ibn 'Arabî introduce los mundos intermedios —imaginativos y espirituales— que conectan lo material y lo divino, destacando la percepción interna (jayâl) como clave para captar ideas más allá de los sentidos físicos: todo difícil de concebir a priori cuando entendemos desde un pensamiento racional y lógico, que desestimó desde hace siglos una forma de pensar rememorante, que equilibra razón y fe, como sugiere la espiritualidad sufí al buscar una relación constante con lo divino a través del recuerdo (dhikr). Sin embargo, no es del todo así —Schopenhauer si lo hizo— pues encontramos una influencia mística oriental, abiertamente expuesta en (unos más que en otros) muchos de sus textos: una aproximación a los mundos intermedios, aunque nuevamente redefinidos, que habían sido prácticamente desterrados del pensamiento occidental, y Cuya consecuencia entonces, dio como resultado que sólo nos quedasen dos niveles de pensamiento: Dios y la esfera de lo material o físico. Mientras este retornar, permite de nuevo pensar desde otro lugar: desde esos mundos intermedios. Pero ¿por qué los llamo mundos intermedios? Podría denominarlos también mundos invisibles, entendidos así en el mundo musulmán, pues estos jamás perdieron de vista estos mundos intermedios o invisibles que separan la esfera de lo visible del propio Dios y, que son básicamente dos: el de los espíritus y el de la imaginación: este último con clara influencia sobre la imaginería poética y de las ideas. Las obras de Ibn 'Arabî, por ejemplo, deben entenderse a partir de la naturaleza de estas esferas intermedias. El ser o la propia Nada En Heidegger, no es diferente, partiendo de una nueva idea, hacia la conceptualización de la Nada a partir también de ésta (la imaginación).

Heidegger la define la Nada como la completa negación de la totalidad de lo ente, es decir, de las cosas del mundo. Con lo cual no es ausencia, pues ausencia implica ausencia de algo determinado. Lo interesante en este planteamiento no es tanto la determinación metafísica de la nada (su comparación con el no-ser, el vacío, la ausencia, la negación… o lo paradójico de que la nada pueda ser algo) como el modo en que nos vamos a relacionarnos con la nada, eso que Heidegger llama “experiencia fundamental de la nada”. Pero ¿Qué nos revela esa experiencia? “solo en la clara noche de la nada de la angustia surge por fin la originaria apertura de lo ente como tal: que es ente y no nada”. Dice Heidegger. Pero aquí hay un problema, una experiencia no es una reflexión sobre una experiencia, reflexionar sobre la selva no es una experiencia en la selva o de la selva: “La selva es la experiencia” (doy fe de ello). Imaginar la angustia tampoco es una experiencia de la angustia, y por lo tanto reflexionar sobre la angustia y la nada no nos lleva a experimentar la nada a través de esa angustia. Necesitamos una vía la experiencia.. ¿Pero dónde? Y ¿Cómo? ¿Podemos acercamos a ella, o tan solo podemos definirla como hace Heidegger desde los límites y paradojas del lenguaje?

El mundo intermedio (imaginal) es un mundo sensorial, mientras que el mundo racional está despojado de estos atributos sensoriales. Por tanto, la facultad racional ('aql) relacionada a la filosofía funciona de modo distinto, y con distintos resultados, por medio de un proceso de encadenamiento de conceptos llegando luego a conclusiones, un proceso que el Shayj [Ibn 'Arabî] denomina "reflexión" (fikr). Esta reflexión, entenderla, nos puede llevar a entender la nada, y a entender al Dasein del ser, incluso hasta nos puede orienta, dar una idea o camino de cómo llegar hasta ellos, pero toda esta reflexión no sirve a absolutamente nada, a nada cuando nos hablan de una experiencia / estado, que no se puede experimentar de ninguna manera. Lo que nos lleva a una filosofía que no sirve más que el asunto que se propone elucidar: nada.

Por el contrario, la facultad imaginal (jayâl) funciona por medio de una percepción interna que percibe ideas de forma sensorial. Por lo tanto, la percepción imaginal puede ser visual, pero esta visión no tiene lugar con los ojos físicos; puede ser auditiva, pero no se escucha con los oídos físicos. ((Así es como podemos entender por ejemplo, al Ser «no ser nada para ser, y ser nada»)). Precisamente es a partir de sueños, que estos nos demuestran que todos tenemos experiencias de los sentidos no físicos. Para el Shayj [Ibn 'Arabî], la temática de la poesía, tan relacionada a los últimos escritos de Heidegger, por ejemplo, no es algo que se piensa como se podría pensar acerca de un problema de teología o filosofía dogmática por ejemplo. Más bien, se trata de algo que observamos de esa otra manera, con ese ojo interno y se oye con el oído interno. Sólo entonces se describe. Solo entonces se entiende; solo entonces se percibe. [Texto Desarrollado a partir del escrito (fragmento) de William C. Chittick, Mundos imaginales: Ibn al-'Arabî y la diversidad de creencias, Mandala, Madrid, 2003, pp. 133-134].

así como un pensar rememorante, una noción particular, un pensar que se distingue del pensar representativo y lógico que, en distintas variantes, se ve presente ( en palabras de Heidegger) en la metafísica, la ciencia y la técnica moderna. Se trata pues, de un pensar que ni goza en la contemplación de lo que no necesariamente comprende, ni se afana ante la incomprensión, sino que tiene lugar como lenta y paciente actividad, que sigue la marcha, cuidadosamente; del asunto que busca elucidar, y que atiende a lo que este mismo le indica.

Este es un pensar al que se refiere Heidegger no forzosamente como el pensar de la filosofía, convertida hoy según él en un mero oficio o en una mera ‘sabiduría mundana’ (Heidegger, 2000, p. 19; GA 14: 5), y sin embargo se encuentra en estrecha relación con ella, como su destino o como la tarea en la que esta se convierte luego de su final. No obstante, más allá́ de su relación con la filosofía (o con lo que queda de ella luego de la superación de la metafísica), este pensar es en esencia una forma de praxis, esto es una acción humana fundamental presente, por ejemplo, en muchas practicas elementales del cuerpo, y una praxis que en su simpleza da testimonio de la cercanía originaria del hombre con el ser.

«Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor», reza un célebre hadiz muy caro a los sufíes que define a la perfección la idiosincrasia de la senda espiritual sufí. El ser humano posee entendimiento para conocer a Dios, aunque no siempre lo cultive, y memoria (dhikr) para recordarlo en todo momento, a pesar de su habitual desmemoria. En ese sentido, piénsese que los sufíes son conocidos en la tradición islámica como la «gente del recuerdo». En definitiva, el «homo islamicus» prototípico es un hombre que cree, sin por ello dejar de pensar, y que piensa, sin tener que renunciar a creer; pues la inteligencia no puede matar la fe, pero la fe no puede resultarle repugnante a la inteligencia.

Ser: Con la palabra «ser» se intenta abarcar el ámbito de lo real en sentido ontológico general, esto es, la realidad por antonomasia, en su sentido más amplio: «realidad radical». El Ser es, por lo tanto, un trascendental, aquello que trasciende y rebasa todos los entes sin ser él mismo un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, lo agote. Dicho de otro modo: el Ser desborda y supera dialécticamente el mundo de las formas, el mundus asdpectabilis, trasladándose en otro contexto, «más allá del horizonte de las formas», más allá de toda la "morfología cósmica".

Dasein: el propio Heidegger, en su Carta sobre el Humanismo de 1947 rechaza esta interpretación. De forma más precisa, podemos decir que Dasein alude a la persona como único ente que vive fuera de sí, abierto constantemente al Ser y a sufrir una revelación de Él.

La nada: en el existencialismo. Martin Heidegger se ocupó con hondura del problema de la nada en su trabajo breve ¿Qué es metafísica?, de 1930. Allí, después de plantear y elaborar la cuestión, la aborda con un reiterado interrogante: «¿Por qué hay ente en su totalidad y no más bien la nada?». En la obra, se estima que la nada le está vedada al pensamiento científico, porque la ciencia nada quiere saber de ella. Empero, se sostiene que la nada es significativa, pues sobre ella reposa o se asienta el ser.

2- HEIDEGGER: frente al problema de la nada / Jorge maqueda merchán & jordi maqueda / Aceuchal (Badajoz - España)

 



ResumenEl texto analiza la problemática filosófica de la Nada en la obra de Heidegger, particularmente en su ensayo ¿Qué es metafísica?. Se destacan las dificultades interpretativas de su discurso y la controversia generada por su aproximación al concepto de la Nada, percibido como irracional por algunos críticos. Heidegger propone una manera diferente de pensar, acercándose al origen del conocimiento, aunque su enfoque suscitó críticas por desviarse de la lógica convencional. La reflexión aborda cómo la Nada plantea contradicciones inherentes que requieren un replanteamiento del pensamiento racional y destaca la influencia de perspectivas filosóficas místicas, como la del sufí murciano Mohidin Abenarabi, en el intento de superar las limitaciones del entendimiento humano convencional.

Heidegger frente al problema de la nada―Si hay algo que no podemos criticar a Heidegger es su insistencia o énfasis en explicarnos y hacernos entender lo que nos quiso decir en su ensayo ¿qué es metafísica? En este sentido y años después de la publicación del ensayo original, Heidegger escribió un Epílogo a este donde se apuntaban las dificultades que impedían la comprensión para muchos lectores de su escrito: Epílogo a ¿Qué es metafísica? que reúne tres textos de Martin Heidegger sobre la metafísica. El tema central de estos textos es la "pregunta por la metafísica" en el que abordaba el tema de la Nada y reconociendo así la dificultad que entrañaba aquello: la Nada (y entenderlo) si bien, Heidegger, en su argumentación, distinguió entre aquellos que descontentos que procedían de lo enigmático descrito, y los que lo hacían de «la incapacidad o falta de voluntad de pensar» (apuntemos aquí —no estará de más— refiere pensar de otra manera) y que algunos dirán: pensar a su manera→ luego no desde nada sino de un nombre antes (vacío) Metafísica (que precisa de otro nombre que-es ( en aquel supuesto: la nada (es) sobre lo que vamos a pensar i movernos igual (desde arriba más allá de la física esto es: del pensamiento) de aquello mismo pero que entendemos de alguna manera del nombre ( lo que no-es de una forma i del medio común que vamos a reconocer).

De este modo respondía (respondemos) a quienes criticaban su ensayo, acusaciones que todavía perduran y no solo a ese escrito, pues recordemos que el interés surgido a partir de Heidegger hacia el problema de la nada, vendría a insuflar a su filosofía de un halo extraño, sumado luego la deriva que toma su discurso hacia un angustia, concediendo un papel a los sentimientos entonces fuera de lugar y en particular a esta angustia, y de lo que numerosos críticos entendieron cruzar a la órbita de lo racional; sin reparar aquellos mismos (críticos) en que la Nada, o precisamente: pensar en la Nada, ya es de alguna manera disparatado y por supuesto irracional. De ahí que se precise de otra manera de pensar (digamos que aproximándonos al origen). Si bien, y sobre aquella dificultad manifiesta a la hora de entender su discurso o cualquier discurso siempre se ha dicho (y sobre cualquier discurso que se precie) que si precisa de demasiadas explicaciones, no llegando a reducirse una definición sencilla, es posible que esté en un error, cuando no sea mentira (mientras no exista alguno que de aquello y sin más explicación ya entienda)

Pero de todos aquellos censores, luego igualmente ninguno reparó, explicando el “por qué” se desvía Heidegger de su objetivo aparentemente principal: la Nada total y absoluta, que va a quedar al margen de nuevo y que posiblemente ya denotaba haciendo patente el problema primero y contradictorio propio del asunto: “Pensar la Nada: absoluta” de manera racional, claro está, que es como luego sería expuesto o se pretendió exponer; incluso cabe el hecho mismo de saberse el propio Heidegger, incapaz para abordar la forma, en tanto a superar las primeras entradas a su propio texto dándole continuidad, entiéndase: sin tener que contradecirse previo el mismo había expuesto "El preguntar por la Nada — qué y cómo sea la Nada— trueca lo preguntado en su contrario. Pues la pregunta despoja a sí misma de su propio objeto". (¿Qué es Metafísica?, Martin Heidegger), lo que le llevaría a precipitarse y moverse ( del nombre) a ubicarla racionalmente luego donde solo podía estar lo de un nombre antes de otro nombre que no-es y que luego precisaría, además (para mostrarlo a todos) de un lenguaje propio e incómodo de interpretar. Algo sobre lo que algún místico lejano en el tiempo tendría alguna cosa que decir, a un Heidegger entonces novato en nuevos menesteres y pensares, que pretendió o lo que no entendía o no estaba a su alcance, o al menos de la manera racional: “Tres formas asume el conocimiento…/… La segunda estriba en comprender tanto las emociones como ciertos estados de ánimo a través de los cuales el hombre percibe conscientemente algo sublime que todavía no sabe aprovechar”. (Mohidin Abenarabi, sufí, murciano y panteísta) (1)

Contradicciones, dificultades, hay muchas en el mundo. Y, sin embargo, tan solo alguna, o algunas, han llegado a ser problema para el hombre. Es preciso, por lo menos, que el hombre "descubra" esa contradicción. Los problemas no se fabrican, se descubren. ¿Cuándo y cómo? No al margen de los objetos, y como si los "problemas" fueran nuevos objetos junto a los "objetos" del problema. En realidad, descubrir un problema no es otra cosa, sino descubrir un objeto como problemático o contradictorio.

1) Tres formas asume el conocimiento. La primera es solo información y acopio de hechos con objeto de alcanzar mediante ellos los niveles hiperbóreos de la Inteligencia. La segunda estriba en comprender tanto las emociones como ciertos estados de ánimo a través de los cuales el hombre percibe conscientemente algo sublime que todavía no sabe aprovechar. La tercera se llama Conocimiento de la Realidad; es el último estadio. En él los mortales aciertan a separar lo verdadero de lo falso, a distinguir lo justo de lo injusto, y a traspasar con la mirada los límites del pensamiento y de los sentidos.(nunca quedan atrapados en ellos: en sus pensamientos, aciertan a separar lo verdadero de lo falso, a distinguir lo justo de lo injusto, y a traspasar con la mirada los límites) Científicos y estudiosos se encierran en la fase inicial del conocimiento: es la vida intelectual. Los aficionados a emociones y a la acumulación de experiencias se sirven de la segunda etapa: es la vida sentimental. Un tercer grupo de personas recurre contemporánea o alternativamente a los dos instrumentos citados. Solo el verdadero sufí alcanza el estadio superior”. (Un verdadero sufí jamás queda atrapado en el momento, si no que cada momento de su experiencia le lleva a otro donde la realidad se renueva)(MOHIDIN ABENARABI, sufí, murciano y panteísta.

1- HEIDEGGER: Nihilismo: Todo pensamiento es hijo de su tiempo / Jorge maqueda merchán & jordi maqueda / Aceuchal (Badajoz - España)



ResumenEl texto reflexiona sobre el nihilismo y su evolución desde Nietzsche, pasando por el existencialismo de autores como Sartre, Heidegger y Unamuno, hasta su impacto en la filosofía europea del siglo XX. Explica cómo las guerras mundiales alimentaron el pensamiento nihilista y existencialista, marcando una generación con conceptos como la Nada y la angustia. Estos filósofos, influenciados por la destrucción y el sufrimiento, cuestionaron valores tradicionales y desarrollaron nuevos ideales basados en la individualidad, la dignidad y el esfuerzo creativo, enfrentando con valentía la muerte y el vacío existencial. Además, se explora la tradición filosófica más amplia sobre el problema de la Nada, remontándose a Parménides, Gorgias, y otros pensadores clave.

Nihilismo: Todo pensamiento es hijo de su tiempo que todos reconocemos a partir de F. Nietzsche (una alemán), luego exaltado por otros, a través de sus obras y escritos, las cuales se dieron a conocer durante el siglo XIX, extendiéndose luego su lectura al principio y mediados del S. XX, sobre todo durante los años anteriores y posteriores a segunda Guerra Mundial. Guerras, sobre todo la última, que debería haber mejorado el mundo, pero que por alguna razón no lo hizo, alargándose luego la sombra de este Nihilismo, de la mano de aquellos filósofos llamados existencialistas: Sartre o G. Marcel en Francia, Jaspers en Alemania y otros, que también formaban parte del movimiento llamado existencialismo, muy propio de la Europa de entreguerras, y que arrollaría a la filosofía de su tiempo. Pues recordemos, tanto Heidegger, al igual que los autores antes mencionados crecen y maman de la primera guerra mundial, así como después padecerán la segunda, en todo alcance y consecuencias. De modo que términos como angustia o Nada van a ser sintomáticos de una generación europea: de su forma de pensar y hacer las cosas / lo mismo filosofía, en una Europa (Alemania, sobre todo) asfixiada tras la gran guerra y luego desolada por la segunda y cuya ciudadanía, pensadores incluidos, vacilaban frente aquellas soluciones políticas y científicas que habían heredado del siglo XIX, por lo que no es de extrañar, que recuperarán para la filosofía, no precisamente aquellos pensadores herederos de la Ilustración que los habían llevado literalmente a la Nada: a la destrucción de toda una generación y sumisión a otras potencias; sino que estos escribirán a la sombra de autores como Kierkegaard o el mismo Nietzsche, y creando a partir de estos una serie de valores con los que poder guiarse en su tragedia y miseria, hacia una vida más fructífera, pero sobre todo: intensa, a pesar del reconocimiento una muerte inevitable manifiesta y difundida durante aquellos largos años de guerra, pero que ellos enfrentan. Siendo, precisamente de ese enfrentamiento ―y reconocimiento de haber sido para la muerte― lo que curiosamente más les refuerza; y rechazando aquellos valores tradicionales como la fama, la riqueza o el prestigio social, en favor del libre albedrío, la dignidad, el amor íntimo y personal y el esfuerzo creativo.

La lucha y sufrimiento personal, por tanto, cobran un valor tangible en la sociedad, en cuanto que añaden una comprensión del sentido trágico de la vida (de ese ser que se reconoce para la muerte / que esta-ahí ( en lugar i tiempo concreto), marcando este pensamiento luego, toda la segunda mitad del siglo XX en Europa, de la mano de aquellos pensadores existencialistas y hasta nuestros días, en lo que se podría denominarse “la victoria de la intrascendencia”; y que se suma a la falta ya de interés por las cosas en general y dentro de la sociedad del momento: ese gusto por no-ser y desprecio por todo, que vemos reflejado en el aburrimiento, el absurdo y las ganas de no hacer y estar en nada, donde uno de los temas filosóficos y científicos prevalecientes fue (y sigue siendo) precisamente esa idea de La Nada (como algo que es: tangible y explicable). Tanto así, que uno de los textos filosóficos más representativos del pensamiento filosófico europeo, habla y remite precisamente a esa Nada: ¿Qué es metafísica? - (Heidegger) cuyo entendimiento de este, en tanto a entorno y pensamiento de aquel momento histórico, puede darnos a entender o permitir hacernos una idea sobre la preeminencia del pensamiento a partir de lo que no-es-ahí: una Nada reconocida y reconocible en aquellos días y los que la siguieron luego tan presente como el dolor y la carencia, sumado a la posterior devastación que asolará después toda Alemania y Europa, siendo a partir de dichas experiencias, de la que el alma angustiada antes de la nada esperaba después diese a luz la posibilidad de algo (moviéndose del ser→ verbo infinitivo / siendo Luego el existencialismo o mejor será decir: "el existencialista" es, por tanto él→ un individuo (para sí: auténtico) que reconoce su finitud de antes (lo) que afronta después→ la muerte con valor y dignidad (sentido último de ser y tiempo). Su existencia es un esfuerzo de hacerse más individual y menos mero miembro de un grupo (o de la masa: en Ortega) es "Uno" que reconocemos luego de Heidegger cuando este presenta su dimisión como rector el 21 de abril de 1934, un año después de haber accedido al cargo. Tampoco aceptó el nombramiento como rector en Berlín; es más, en uno de sus Cuadernos negros, Heidegger explica: «Dejo mi cargo a disposición porque ya no es posible ninguna responsabilidad. ¡Vivan la mediocridad y el ruido!». Al mismo tiempo se trasciende la universalidad —del hombre "en general"—en favor de una mayor individualidad, o sea, el "hombre de carne y hueso" de Unamuno.

Pero si bien el interés por la nada y el nihilismo, sitúan igualmente a Heidegger y Nietzsche ―sálvense diferencias— en la prolongación de una tradición filosófica (Nihilista) que se remonta a Jacobi, de igual forma hay otra tradición filosófica, todavía más lejana, como nos recuerda Remedios Ávila Crespo (Pensar la nada, 2007) y que estos dos pensadores prolongan también, donde encontramos aquel interés primero por el problema de la Nada. Una tradición, que desde Parménides (o deberíamos leer “ΠΑ[ ]ΜΕΝΕΙΔΗΣ”) y luego Gorgias, pasando por Scoto, Eckhart, Dionisio, Juan de la Cruz, J. Beihme, Ángelus Silesius, Leonardo da Vinci, Francisco Sánchez, y que llega hasta Schelling; y donde prevalece todavía hoy, aquella interrogación que ha constituido uno de los núcleos de la filosofía: «¿Por qué hay algo más bien que nada? Pues la Nada es más simple y más fácil que cualquier cosa», (Leibniz ―De Los Principios de la Naturaleza y la Gracia). Pregunta esta, por cierto, que parece luego quedar al margen del pensamiento de Heidegger por alguna razón — me entenderán luego, seguro— pensando no ya este: ¿Por qué hay algo?, o ¿Por qué hay algo más bien que nada?, sino, y a mi modo de ver y entender, cambiando, pero sin expresarlo abiertamente el signo de la pregunta: ¿qué es metafísica? lanzándose directo él antes de un nombre (Metafísica→ más allá de la fisca) lo que podríamos entender directo a la nada (es) En cuanto metafísica→ el preguntar i moverse del pensamiento más allá (de lo que se conoce i-ser un-o de una idea→ luego de un nombre metafísica) que-es i no-es→ por sobre lo que es: físico (i se conoce) / moviéndonos de aquello mismo i nada antes (de lo que-es después) de recuperarlo como (algo i alguna cosa) que-es→ concepto (a partir de él→ ser (un-o) que se mueve del nombre i-de una cosa antes concreta) después: en su generalidad. Luego ¿por qué no hablarles antes de la nada?

Cuestión esta / que no lo mismo (es→ ¿y por qué no la nada?) lo que se plantean sutil, o no tan sutilmente hoy muchos: profesores y estudiantes de filosofía, tal y como se deduce de innumerables escritos haciendo oídos sordos al (inicio de ¿Qué es metafísica? acerca preguntarse por la nada→ del mismo Parménides que ya advertía de lo infructuoso del asunto y abocarse a la Nada:. Cuando de cierto, se trata de una pregunta por lo que no-es-ahí de una forma / lo que-es después de otra manera y no solo parece una pregunta absurda: sino que lo es, pues no sobrepasa los límites de la lógica y el sentido común, sino que carece por completo de toda lógica y sentido común preguntarse por qué es (de un nombre) lo que no-es (cuando no-es siguiera de una forma i nombre que pódemelos del significante ―por su significado― entender). Como tampoco entiendo, o me cuesta muchísimo, que la angustia sea (de lo que no-es) la respuesta orgánica que-es (a lo que no-es “pero existe” (al menos cuando hablamos de Heidegger que refiere→ de un nombre / lo que refiere (explica) de otro nombre). Quizás e incluso peor que el nihilismo sea (el desgobierno) en negarse a ver antes y escuchar (lo que es de una forma y un nombre) antes de las cosas que se refieren de otro nombre Y sin embargo: esforzarse en aprender y hacerlo después a partir de la Nada de un nombre antes (Pues hay nada / más nada hay en la Nada para el hombre, sino una inmensa oscuridad (cuando no entendemos que nada es de algo i una cosa de un nombre antes que no-es después / luego nada de… aquello / teniendo que ser (siendo de un nombre i de una cosa antes a moverse de aquello hacia→ (del pensamiento igual) de uno es después.