Título: No tiene.
Trabajo: Estudio de Un solo texto, proyectado de muchos textos sin ordenTema: Dialéctica del Ser
Forma: Variaciones hacia→ Potencias /dejándose (uno) llevar
Dirigido a: quien se pueda reconocer y reflejar de (él)
Núm. entrada web 00013 /
Título Entrada: Sobre la filosofía, o, del acto
Eduardo Le Roy (1870 -1954) se
relaciona con el modernismo y la filosofía de la acción, la obra del más
importante seguidor de Bergson: Eduardo Le Roy, y
sucesor de aquel en el colegio de Francia. Los escritos de este coinciden
prestando gran atención a los problemas gnoseológicos y metafísicos (pero dentro
del interés que los domina: el religioso, en el sentido de catolicismo
modernista). Le Roy, como uno de los críticos más radicales de la ciencia
contemporánea, hace suyos llevando hasta las últimas consecuencia los temas
fundamentales de la crítica de la ciencia, (al igual que Mach, Duhem, y
Poincaré, y otros), pero para él, la crítica de la ciencia no tiene su fin en
sí misma (en esa crítica); esto es, desvaloriza su saber en provecho del pensamiento
intuitivo y la fe religiosa. Le Roy cree que el mérito de
Bergson ha sido haber afirmado la subordinación de la idea,
a la realidad→ y
de la realidad a la
acción; y por tanto haber visto en la acción el
principio y fin de las cosas; y en la inteligencia
solo una luz, que nos guía, y no ya una fuerza que se baste a sí
misma.
El pensamiento discursivo y razonado
sustituye al dato primitivo, absolutamente
heterogéneo: fluido, continuo y móvil, por
una construcción ordenada, en la cual las cosas se perfilan con netos contornos
en el tiempo y en el espacio: sobre una construcción que el espíritu humano ha
construido por unas necesidades (que no lo son, o no son realmente
necesidades, sino necesidades creadas, de la acción → hacia→ la
representación), y que, por tanto, son fruto (estas necesidades: que
no lo son) de abstracciones y simplificaciones
arbitrarias. Y aun mas arbitrarias son las abstracciones y
simplificaciones arbitrarias de la ciencia (como sistemas luego
estadísticos de simplificación, añadiría Gasset), la cual construye por
sí misma el llamado “hecho científico”, donde Las
pretendidas confirmaciones del experimento son en realidad círculos viciosos,
cuando de un método o aparato, se tienen estos solo por buenos, si
nos dan aquellos mismos resultados que nosotros hemos decretado
arbitrariamente. El rigor y la necesidad de los resultados existe
solo en el lenguaje que la ciencia emplea, y son por ello mismo, fruto
de una pura convección; de tal modo: “todos los cuerpos
pesados caerán siempre según las leyes de Galileo, porque estas leyes constituyen
la definición de la caída libre”. / “La
definición de unidad de tiempo, supone la noción de movimiento uniforme, y esta
no puede constituirse, sino se posee ya una unidad de tiempo”.
Fundada en estos círculos viciosos la ciencia no tiene valor teórico, sino que
busca y encuentra solamente constantes útiles, y las encuentra… pues la
precisión humana no comporta una precisión absoluta, y
exige que la realidad esté solo aproximadamente representada, en sus relaciones
con nosotros, por un sistema de constantes simbólicas,
llamadas leyes. La ciencia así entendida es un producto de la libertad del
espíritu, así como es un producto de la libertad del espíritu, el mundo rígido,
muerto y necesario, al que se orienta la ciencia… pero la esencia
misma de esa libertad escapa a la ciencia: encontrarla,
esa esencia y hacerla progresar es el fin de la filosofía.
La teoría física se ha ido progresivamente
convirtiendo en un sistema de leyes estadísticas. Esto significa leyes de
probabilidad -sobre todo, las más próximas a la enunciación de hechos-. Por
tanto, la física no nos habla hoy del «Ser real», sino del «Ser probable». Qué
signifique claramente el «Ser probable» es cosa que aún no ha sido congruamente
definida, si bien para el asunto que ahora nos interesa es suficientemente
clara: el «Ser probable» no es el «Ser real», no es la Realidad. (Ortega y
Gasset)
La ciencia, entiendo de mi parte ― más
allá incluso de lo que le exigía Le Roy entonces― debe dar cuenta de la
evolución que ha hecho surgir de la materia la vida. Luego [exigimos
más aún: y si esto de lo que hablamos se quiere llamar a sí misma ciencia,
es decir, ciencia sensu estricto, debería ser capaz de
explicarnos qué es la vida, (pero sobre todo: y más allá de decirnos
lo que hace la luz, explicarnos: qué es la luz /o, qué es la consciencia].
Aunque, siempre se lo podemos poner fácil, y que nos digan, no, porque la vida
necesita el agua / como al revés: ¿por qué el agua
necesita la vida?, pues seamos coherentes:
nadie pensó, si el agua necesita la vida (pues en si, el agua "es"
vida, fluyendo hacia la vida, tanto como la vida fluye hacia ella). Además en
nosotros es vida de una forma concreta y no de otra manera, que sería lo
mismo (agua), pero no igual (en otros seres), que lo mismo: agua, siendo en
todos los seres vivos de alguna otra manera, de aquella manera…en la que somos
(toda la vida) agua, y el agua "es-en todo lo diverso" vida.
(Variaciones acerca
del ser a partir de algunos enunciados de Le Roy)
(§ 1) Para poder hablar-
con propiedad- de lo que sigue, es necesario hablar de lo que se
conoce, sino es mejor callar; me
sirvo, pues de lo que conozco, y de mi experiencia, en relación a aquello.
Aunque, me explicaré. Desde hace años me dedico a mirar; digamos que a mirar y
reaccionar de otra manera, hacia lo que miro (reconozco) y luego
observo con atención. Algunos llaman a esto contemplación; para mí es
sencillamente: ser-frente-algo, y (para ser-sincero,
además) he de decir que me ha causado más de
algún problema, pues a veces me paro (ahí) absorto, dejando que se sucedan (instante
tras otro instante). Da igual si voy o no acompañado, si
estoy en la montaña, en la calle, en casa y, o frente a aquello más
insignificante, pero que siento proyectado hacia a mí como una margarita hacia
el sol. Entonces (y de alguna manera) me olvido de lo que es (y de lo que dicen
que es) incluso, de lo que yo mismo podría pensar que es, desprendiéndome así
de toda subjetividad, y respondiendo a lo que entiendo una
llamada como podría ser la de aquel vecino que sabes que está-ahí: en su
casa, a sus cosas, y que no conocías /nunca nos habíamos cruzado la
vista, dirigiéndonos la palabra o la mirada; otras veces siento que es como
aquel desconocido que te pregunta ¿eres de por aquí?, pues no andas cerca de tu
casa; incluso ―alguna vez me ocurrió― cuando desde el coche notas y
luego al mirar, por la ventana de este, ves (entiendes) que algo-aquello te
saluda (nos sabes qué, o quién). La cuestión es que entonces me
dirijo (hacia→ allí (algún lugar) Unas veces de forma más serena (que
otras), pero casi siempre respondiendo, y en ese caso, de responder: intento ir
hacia aquello / ahora frente a mi) buscando
(generalmente y primero con la vista) entender, y comunicarme de alguna manera,
esto es, profundizando (proyectándome) igualmente hacia aquello (incluso
hablándole), y por lo que procuro alcanzar algún tipo de experiencia (y
conocimiento), de aquello.
Cabe señalar, aunque algunos lo ignoren,
que muchas personas carecen objetividad, pues a menudo andan sirviendo a su
voluntad (subjetividad) según propios deseos, lo que quiere decir que pocos están capacitados para librarse de su misma
voluntad cegadora y (poder apartarse) y seguir su instinto (otro camino), donde
se señala algo que (entiendo / siempre) deberíamos atender.; es decir: escuchar,
y escucharnos a nosotros mismos (esa voz) que es la propia voz interior que nos
señala (hacia donde caminar― no siguiendo la voluntad de otros―, sino un
camino propio. Pero este problema ―pues debemos llamarlo así― no es de
ahora: “La utilidad (material) es el gran ídolo de nuestra época, y
a él deben complacer todos los poderes y rendir homenaje todos los talentos”. ―Cartas
sobre la educación estética de la humanidad—Friedrich Schiller (1759-1805). Lo
que quiero decir, es que llegado el momento, hemos de abandonar ese
conocimiento fundado en la razón y la practicidad de creer que ya sabemos todo,
o que necesitamos saber todo, y que reconocemos impuesto ― (ignorando
→de la luz (en
las formas) los
reflejos)― estando al
servicio de la voluntad (y el deseo/ a través de lo que nos muestran y señalan
otros). Voluntad, que tiene que ver con nuestras necesidades (que no lo
son, y son por tanto creadas) a
partir, normalmente “del deseo “y,
por tanto, que igualmente “tiene que ver con nuestro sufrimiento”,
haciéndonos esclavos (víctimas) de aquella propia voluntad. Se separa así, del
modo expuesto (lo señalado de la voluntad del deseo)
concibiendo por fin, y solo entonces (cada uno) el mundo: los
objetos, las personas y todos los demás seres libres
de sus relaciones con el deseo (de lo concreto, y que
es voluntad del deseo / pero no necesidad),
consiguiendo de este modo autoconciencia (de la experiencia)
→pura),
es decir una pura voluntad (sin
voluntad – de
(algo) → o
lugar); es decir: un conocimiento y experiencia objetiva,
donde (todo es un querer “ser”)→ en
camino →hacia (aquello) → en
algún lugar... (En algún instante).
(§ 2) La evolución como
movimiento incesante, continuidad y progreso, se podría explicar (quizá)
admitiendo “que el pensamiento es el Ser mismo”, es
decir (el ser) de otra manera: lo
otro, y múltiple (que-es / de
aquella otra manera (o de alguna manera) / que
no-es →el Ser, sino lo otro (que
no-es →lo mismo: que el-Ser) →sino lo otro; como principio
y urdimbre de toda realidad (y relación entre todos los otros seres).
Luego para entender la existencia, la vida
(en este sentido y relación) es necesario admitir que los individuos vivientes
son manifestaciones de una biosfera ―proyecciones de esta― que circunda la
tierra, y que se encuentra (proyectada a si misma de la Héliosfera), y
que los unos (vivientes
o no), son todo aquello (lo otro y múltiple)
en relación dependiente (unos de otros) igualmente por el
pensamiento / (del ser → (hacia)→ los
otros, como lo otro) por las proyecciones que este
suscita y vivifica (de la luz a la conciencia), como parte y múltiple (siendo
en lo otro (de alguna manera igual) que Él es ) proyectado, de lo Uno (a, en,
hacia, para) todos con los individuos (conscientes /en lo otro y múltiple) en
una misma relación. Con la aparición del hombre inicia otro momento (de caos y
progreso / pero igualmente inicia algo que podemos llamar espiritual), es
decir, del mundo donde este (el hombre) advierte de aquel/y aquella (del mundo
y la realidad) algo más (y donde el cristianismo se fundamenta, y después se
orienta hacia el advenimiento, de lo que ya está / más no se
advierte (pues quedó oculto / y de ello un buscar (buscándose a si mismos)
dirigidos →hacia →un nuevo grado de realidad y percepción (del ser) en
la que podemos reconocer: de aquello mismo, de otra manera. Este
nuevo grado parte de la experiencia Y pensamiento intuitivo → de acción, tanto
como luego del razonar objetivo, hacia reconocer (en
movimiento de proceso continuo del devenir incesante
y progresivo (y duración real -Bergson) del
devenir temporal de la conciencia (del ser) (en tiempo ―y
duración― real) → hacia)
lo demás (todo).
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