Uno se siente extraño en la angustia, ¿Qué quiere decir? No nos están diciendo yo me siento extraño, o aquel tipo se siente extraño; se encuentra en un estado de ánimo especial, capaz de hacerle ‘tambalear’, y permitiendo esa fractura que luego permita vislumbrar sobre el horizonte la posibilidad de la existencia propia y no determinada por la masa: los medios, la opinión, los otros... uno que va a moverse (Obsérvese cierto retorno a Parménides, cuando nos habla de evitar el camino de la doxa: la opinión, tomando el camino de la verdad).
Entonces, ¿Qué entendemos de esto? Acaso (es) la angustia ese estado de ánimo (en el que estamos atrapados del infinitivo (es→ no igual ser) que, por medio de ella permite revelar la Nada→ aquel ser (él) que es i no se mueve de su pensamiento) Efectivamente: así entendemos a Heidegger. Mientras, en Kierkegaard se nos revela la angustia como aquello que constituye, el punto de partida hacia un acuerdo sobre una vida: la nuestra, ya sin angustia ni desesperación; en Heidegger, esta angustia ―con sus propios matices― es la encargada de revelarnos la Nada (del que está en la nada (otro→ del ser (que no-es) i es en nada. La angustia, por lo tanto, será aquel estado de ánimo que se caracterice (siempre de manera subjetiva y según Heidegger) por su capacidad revelarnos la Nada (que no olvidemos, luego nos revela en sí misma al ser que- no-es i es→ el que piensa la nada no siendo después / ni antes consciente de su estado de él tener que ser / luego siendo).
Pero Que revelar la Nada sea su característica ontológica (de la angustia), no implica que reconozcamos la angustia de esa manera, sino más bien la reconocemos por ser un tipo particular de miedo: “un miedo sin objeto” (nos dice Heidegger). Sin embargo, discrepo, pues no es ese mi caso ni el caso de muchos creo; pues no me angustio sin objeto y menos aún tengo ninguna clase de miedo sin razón alguna. Y quizá, sea en este punto es donde encontramos la eficacia de Heidegger y su constructo, basado en la fe o (veracidad) que tienen para algunos sus palabras, cuando nos atenemos no solo a lo que dice, sino que igualmente creemos a pies juntillas aquello que nos dice: “pues generalmente tenemos miedo de esto o aquello, pero en la angustia uno tiene miedo de todo y nada a la vez (lo que nos hablan o puede pasar que no conocemos), pues nada en particular está provocando la angustia (en lugar i tiempo concreto→ una amenaza real manifiesta del horizonte; sin embargo, uno se siente completamente amenazado en la angustia y lo que le amenaza está tan cerca que corta la respiración. ¿Pero qué puede ser lo amenazante en este estado de ánimo de la angustia?: La nada” nos dice (la usencia de lo que fue ahí) pero entonces qué es la Nada→ presente, quiero decir: ¿Qué es esa ‘Nada’ de otros que nos hace sentirnos tan amenazados en nuestra propia angustia (por lo que no es-ahí) si del horizonte propio todo está en su lugar-ahí y uno moviéndose de él?
Pues bien, Heidegger llega a ella, a la Nada, y la define como la completa negación de la totalidad de lo ente, es decir: negación, pero no ausencia de todas las cosas (negar todas las cosa que son) con lo que no hablamos de ausencia del ser, sino de negación (de las cosas que son) negación del ser (que no está (él) de otra manera y diciendo… Yo seré (él) que–seré " ich werde sein Yo seré (él) que–seré… afirmando que alcanzarás o lograrás algo (alguna cosa concreta de todo lo que es i existe del horizonte) hacia el futuro (es / en el presente) una declaración sobre tu existencia o propósito. Voy a estar→ Ich werde da sein (ir hacia→ (moverse de la idea i el pensamiento a la cosa / de un lugar i en tiempo concreto-ahí (de algo que se proyecta hacia mi o llama mi atención / sin dejar que me la explique otro)
De modo que Olvidando por un momento nuestra
desilusión, pues el constructo no nos lleva donde esperábamos, pero,
centrándonos ahora en lo que Heidegger, en líneas generales, nos quiere decir,
entendemos: que el hombre/Dasein se comprende no solamente como siendo en el
mundo de una manera que no-es , sino también como la posibilidad desde ser, o
llegar a ser / luego (él) estando-ahí. Que no es un ente acabado (definido y
auténtico) sino que debe hacerse a sí mismo (moverse)asumiendo el compromiso
que deriva de sí, y de su existencia: hacerse/construirse moverse hacia i de
las cosas; pero todo esto no es nuevo, ya se adivina en Santo Tomas: cuando
habla de que el hombre es autoperfectible para obrar de manera virtuosa y
escoger libremente su meta en la vida, sin importar su edad o condición física;
y más próximo a nosotros en el tiempo, lo encontramos también en el mismo en Kierkegaard
—hombre religioso, por cierto— cuando nos habla de la responsabilidad del
existir, del sufrimiento, angustia e indeterminación que ello: el “estar (él) aquí”
en “el mundo” le supone al hombre Kierkegaard, y que para evitar esta
desesperación, él debe construirse a sí mismo: y dar un “salto de fe” similar
al de una vida religiosa, donde dios nos alumbra el salto (Kierkegaard). Luego,
Heidegger prosigue: La aptitud de la conciencia es fundamental en el camino
hacia la propiedad (autenticidad del individuo) ―afirma Heidegger― por lo que
es necesario escuchar su llamada y decidirse a asumir la responsabilidad, que
es primera elección del Dasein/hombre, y que debe tomar en libertad, fuera de
las ataduras (de los otros), trascendiendo el propio mundo hacia sí mismo,
incluso, si queremos ir un poco más allá, hacia ese horizonte de uno a la vista
de sí-mismo que aún no-es.
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