Sobre la Manipulación: la realidad que no se ve, pero se siente


Muchas veces hemos escuchado aquello de las dos Españas: la España de derechas y la España de izquierdas. Cada una con sus ideales, medios y personajes más o menos mediáticos o representativos. Pero muy pocos hablan de esa otra España: la de las elites. Una España esta, también con sus medios y sus personajes, menos mediáticos, pero más influyentes que los anteriores: la España que manda. Las de las grandes multinacionales: empresarios y banqueros. La España que no se ve en la calle, la que siempre gana pero no se critica en los bares ―por lo velado de sus actos, al cargar el peso de sus decisiones, responsabilidades sobre el ejecutivo de turno (del ideal que sea), y que luego ya será recompensado: todos sabemos el modo―. Como hemos podido comprobar esta misma semana, al ver a 5.000.000 de trabajadore/as teniendo que volver a sus trabajos “obligados” por esas mismas leyes que hablan de las libertades democráticas… frente a los que se quedan recluidos en sus palacios y palacetes, y que dicen siempre estar con nosotros, marcando, eso sí: siempre las distancias con nosotros―, exponiéndolos al riesgo, sin más justificación que activar una escomía que no salva vidas.

Y quizá muchos nieguen esta realidad, aludiendo, que los ricos son de derechas y se expresan ya en esos medios más conservadores, pero: no es así. Los ricos son ricos y no tienen filiación, más que aquella que manda el capital y que tiene sus propios medios de expresión y presión, y que difiere en opinión tanto con los de derechas como con los de izquierdas. Y, como ejemplo quiero mostrar estos tres titulares recogidos en la prensa nacional esta semana: ABC, EL PAIS y EL ECONOMISTA. En relación a en relación a la posibilidad, todavía no real, de que las fronteras del estado permanezcan cerradas al turismo extranjero y, donde se aprecia la maquinaria empresarial y patronal comenzando a ejercer su presión, desde mucho antes de que aparezca el problema. Veamos: 

(1)El Gobierno prepara el escenario de un verano sin turismo exterior por el coronavirus: Varias fuentes del Ejecutivo reconocen a ABC que estudian impedir la llegada de turistas extranjeros y se contemplan restricciones en el transporte y control de aforos incluso en el ámbito del turismo nacional. ―(ABC Periódico leído por españoles de derechas). 

(2)El sector turístico español da por perdido el verano. Tras una Semana Santa desierta por el estado de alarma, la industria del sector cree que serán los últimos en recuperarse. ―(El PAÍS (periódico leído por españoles de izquierdas) 

(3) El Gobierno amenaza de muerte al turismo con un cierre en verano. El Ejecutivo estudia impedir la llegada de turistas extranjeros, además de restricciones en el transporte y control de aforos incluso en el turismo nacional ―(elEconomista.com) periódico leído por españoles empresarios, a los que le da igual los españoles de derecha o izquierda) 

Creo que a buen entendedor pocas palabras. Parece que en principio, las dos Españas primeras no discrepan de la lógica de cerrar fronteras, ante la amenaza que supone tenerlas abiertas, y que nos entren hordas de turistas, por Madrid principalmente y con la que ya ha caído y está cayendo. Se aprecia entonces, una vaga dirección (hacia quien responsabilizar de la decisión- algo normal) en el ABC. Y en el PAIS, simplemente se alude a la realidad posible (evitando concretar y levantar el debate y criticas sobre una decisión polémica, y a la vez necesaria—algo también normal). Sin embargo, en el Economista la cosa cambia, y poco menos que se llama a la Guerra Santa en su titular: el gobierno amenaza de muerte al turismo con un cierre en verano. Pero, veamos la sutileza de este: (amenaza de muerte al turismo). Si uno lo lee sin más, parece dirigirse a los turistas en sí, entiéndase, como si el gobierno nos fuese a nosotros a quitar algo “imprescindible” y que, además, si es cierto que nos quita: y nos enfada (quien no), igual que están enfadados los industriales del sector, y que, no es ni más ni menos, los pretende con ese titular (conectar con la ciudadanía, enfadar a la ciudadanía, por algo que les afecta a ellos en lo económico) porque veamos: si se enfadan los españoles que hacen vacacione, madre de dios: se enfada España entera. Y de ese modo, el grito de unos miles lo repiten y hacen propio muchos millones; al compartirlo y comentarlo en redes, ya como un noticia. Poco menos que dirigiendo la atención y acusación hacia el gobierno… cuando al gobiernos esto, es lo que ahora menos le interesa, y distrayendo de lo crucial hacia lo banal, con las consecuencias que pueda tener no para ellos (los que distraen), sino para nosotros ( los distraídos). Pero qué tiene el sector, la industria del turismo que perder? Nada. Al contrario: si el gobierno ya está cediendo terreno, permitiendo la activación de diversos sectores en la economía, otros no esenciales para la ciudadanía. ¿Que pueden perder ellos? Se ―Se preguntarán. Y, llegados a este punto, viene la otra pregunta, la que importa: que pueden ofrecer ellos a los políticos ¿un sillón de presidente de agencias de viajes, o de la patronal de hostelería? No creo que les interese, la verdad, habiendo sillones en las eléctricas y bancos, por lo que pienso que si el país tiene que cerrar fronteras, las cerrará, por mucho que se tiren de los pelos los hosteleros. Un saludo!!! 

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