(12) LA NADA / LEIBNIZ, HEIDEGGER, DIOS Y LA NADA

LEIBNIZ, HEIDEGGER, DIOS Y LA NADA


Leibniz trató el tema entre Dios y la Nada, sobre una la dialéctica entendida como símbolos de presencia y ausencia. Son muchos los aspectos bajo los que Leibniz se considera uno de los máximos exponentes de la filosofía moderna; entre ellos, por cuestionarse aquello que Heidegger ha llamado fundamental a la filosofía, entiéndase la pregunta: por qué hay entes mejor que nada, por qué existen cosas mejor que no existen. Esta cuestión, íntimamente unida en la filosofía leibniciana y universal, sostiene aquella otra que inmediatamente debe formularse: suponiendo que tenga que existir algo, por qué este determinado estado de las cosas resulta mejor que ningún otro, (pregunta, por la que luego se deducirá que habitamos el mejor de los mundos posibles). A partir de Leibniz, muchos pensadores han venido haciéndose estas preguntas, con aquel mismo trasfondo que el mismo Leibniz ya enunciara: «la primera pregunta que tenemos derecho a formularnos será por qué hay algo mejor que nada. Pues la nada es más simple y más fácil que algo». Bien pues en respuesta: entiendo esto, primero que nada hay simple cuando afrontamos la realidad, y si no intente usted entender el viento, lo mas ligero que no facil que podria manejar; luego, la más mínima célula es tan compleja que creemos entenderla, pero no podemos crearla (lo más simple es  pretender entender la realidad sin la experiencia de la realidad (y solo por la razón) afrontarla, y sin salir del salón de mi casa: eso si es simple). Otra cosa muy simple es entender (que por la razón, pues de otro modo es imposible este absurdo, sino por la razon)  que a partir de nada, la nada es más fácil que algo pero.. resulta que yo soy algo: pensando en la nada / hay algo por tanto, (ahora ya no parece tan fácil verdad) , no ser que mi pensamiento sea tan absurdo que me resulte incapaz de entender, que no puede haber una nada "cuando - todo - es - algo".

Leibniz, en su Teodicea podríamos decir, que había empezado el mismo a echarse el lazo de la nada al cuello, al sentenciar que «nada señala mejor la imperfección de una filosofía que la necesidad en que se encuentra el filósofo de confesar que ocurre algo, según su sistema, de lo que no hay razón alguna»; y si «nada existe sin que pueda darse una razón suficiente de su existencia»¿cómo iba a renunciar a dar razón del origen radical de las cosas? ("Alto: y sople aqui") vamos a ver y a ir poco a poco: pero que nada tenga una razón suficiente (a la razon) que yo pueda entender, bien más parece ser razón suficiente para que "yo" me pregunté por qué nada tiene una razón suficiente (a la razon). Luego, las cosas (en la realidad) ya tienen una razón, y más que suficiente (y evidente) para ser, y ser como son (otra cosa es que yo no las vea o entienda de su naturaleza), pero en la naturaleza solo la Nada no tiene la razón suficiente de ser, y por eso no es.

Luego de las cosas que son (del cosmos y la naturaleza) todas tiene su razón, mas no es la razón que nosotros les damos o que dé la razón a estas: a partir de que nada tiene una razón suficiente (para la razon) de ser (y afirmando lo que deben ser), sino que estas ya poseen su propia razón de ser y ser (de aquello, en tanto forma de aquello /ser: de su ser) y a lo que que precisamente nosotros somos por el momento ajenos: de nuestro ser), en tanto no le hallamos razón, ni lo hallamo a él, mas pretendemos dar luego su ser (en forma de  utilidad) a todas las cosas. ¿por que hay algo y no mas bien nada? Pues bien, la razón suficiente es, precisamente: por que debemos reconocer ese algo para no quedar en nada, pues nada que no reconozca a otro ser tendria razon suficiente de existir, al no tener una voluntad, hacia el acto de existir conociendonos, y reconociéndose ser de algo

Mas luego Leibniz afirmaba que no es tan sencillo este misterio, del mismo modo que “la Nada no es asunto fácil” como llegó a afirmar él mismo: parece que las cosas que no son - son dificiles de comprender J  <( Pues cada vez que creía tenerla atrapada entre sus manos y conceptos se le volvía a escapar J , no sin antes dejar otras y nuevas cuestiones que solucionar J. Luego, en su intento de dar razón de la nada, parece que Leibniz no terminará nunca de hacerlo, como se evidencia de sus propios escritos J, y algo parecido, pero no igual, sino de otra manera veríamos y veremos después en Heidegger, por lo que se desprende de sus escritos y conferencias, algunas ya muy posteriores, en tanto, a la imposibilidad de revelar la Nada absoluta. Pues la nada, entendida como nada absoluta, no se deja aprehender ni por las buenas, ni por las malas dando la impresión que se trata de un tema que tenga más que ver con la voluntad de esa nada, o mejor sería decir con la voluntad del que no es nada, y se reconoce en ella en todo momento y lugar. De modo que podríamos afirmar que es la voluntad (y el deseo que la empuja) la culpable de que lleguemos al punto de captarla (deseo de nada, si bien no como verdad, sino como verdad (o potencia) la posibilidad del ser, ausente.. que vive de irrealidades y fantasías entre unicornios y centauros, en una ciudad dormida entre voces ideales y amorosamente queridas muriendo de nostalgia, de rabia un día y de pena al otro dia, son aquellos que ya hemos perdido como si hubiesen muerto, muertos en vida: morir en clamor, al fin y al cabo morir en una ciudad dormida. A veces ellos nos hablan en nuestros sueños; a veces la mente los oye en el pensamiento. En estas salas oscuras, en las que  caminó de un lado a otro, buscando las ventanas.

Pero será luego, en la filosofía existencialista, donde encontramos una mayor relevancia referida a esa, Nada, o idea de la nada, pero no tanto ya, con relación a por qué algo, en vez de nada, sino con respecto al ser humano, por ejemplo: “El Ser y la Nada” de Sartre. Sin embargo, es con Heidegger (mentor de Sartre) donde podemos hablar del renacer de «La Nada» como concepto fundamental, de nuevo en filosofía moderna, revelándose de forma más penetrante a la sociedad y el pensar de las personas, a partir de la introducción de nuevos conceptos con la finalidad de repensar la tradición metafísica (ontológica) occidental, sobre una nueva hermenéutica y renovada concepción del ser humano, donde se retoma el tema de la nada, aunque subjetivamente, en tanto que habita el Dasein y, que poco o nada tiene que ver, a mi parecer, con la Nada absoluta, pero que luego resulta muy práctica, al parecer, como observamos aún hoy en las universidades, conferencias y librerías.

Heidegger, a modo de entrada y presentación de su teoría, nos apunta: que el pensamiento filosófico, como antes la ciencia, había olvidado la importancia de la nada, que es la base sobre la que se construye el ser (debemos mirar qué quiere decir, en lo que dice: ahí hay una sombra). Sin embargo, y como bien afirma Heidegger, ciencia y filosofía se olvidaron antes de la nada y su relevancia, entendida esta relevancia a partir de la afirmación de Heidegger: que sobre la Nada se construye el ser <( Pero Heidegger también parece olvidar u omitir que el ser es increado, y no se construye en, o sobre lugar alguno y menos sobre Nada… >( ni tampoco el ser de las cosas (o las personas) pero esto quiere aclaración; entiéndase:  que cuando referimos la Nada, cuando yo refiero la Nada, refiero la Nada (absoluta) luego cuando hablamos del ser, este ser ha de ser absoluto: todo lo que es (en la creación y lo creado) entiéndase igualmente dios, o bien un concepto aproximado a dios, como referí anteriormente. Luego el ser que habita en las cosas y el propio hombre, es y habita como parte de ese ser absoluto, que está: es presente en todo lo creado, en todo lugar y cosas e (igualmente en nosotros). Para Algunos, esta parte del todo que habita en las cosas, es precisamente, el ser o alma de las cosas, otros refieren el “el espíritu” que anida en nosotros: dos en uno, y uno en todo lo demás, como entendemos que se desprende no solo de las enseñanzas orientales, sino igualmente de la misma religión cristiana, que habla de iglesia, no como una construcción de piedra, sino iglesia como el cuerpo espiritual, donde el espíritu del de dios anida en cada uno de nosotros, y todos nosotros en un mismo cuerpo espiritual o iglesia (el cuerpo del señor / el padre) en espíritu, por voluntad de Dios. No es tan difícil entender lo que se quiere decir, menos aún si tomamos y entendemos las escrituras (la palabra escrita en estas) para entender al ser, y al ser que reconocemos en todas las cosas (de la creación). Luego, cualquier referencia a otro Ser (no absoluto) y, por tanto, de una Nada (no absoluta), entiéndase: una nada hallada aquí o allá, de esta u otra manera, es abandonar el tema fundamental a tratar de una Nada absoluta como concepto absoluto contrario o en contraposición al ser, volviendo este un asunto menor y subjetivo en todo caso: una nada egoísta y diminuta que pretende alguna relevancia. Pero ya desde Parménides se definió al “ser” y entendemos este como contraposición a la “nada” y la "nada" en contraposición al "ser", ambos, por tanto, conceptos absolutos y opuestos. Pero cuando absoluto es el ser: que es, y al mirar doquiera vemos todo aquello que es... en absoluto puede ser la Nada, pues hay Ser.

Sin embargo, también reconocemos que no sabemos en propiedad que es el ser, sabemos que existe, sí, pero no qué es (más allá de la teología y la filosofía, pues la ciencia hoy no habla de él); y aunque también entendemos que, en ausencia del ser, cabria su ausencia, no podemos y es imposible saber de aquello a lo que nos referimos por esa ausencia, o ausencia de ser (a la que muchos dieron nombre, y para mayor confusión de las personas: la llamaron la nada, pero que no-es, no existe), pues hay presencia. Luego mi pregunta es: como quien afirma la nada: la ausencia del ser (como absoluto), puede firmar luego al ser/ o a dios / o la misma creación por medio de la Nada, o a partir de la Nada, al ser. Cómo, quien no conoce al ser, afirma a este a partir de la nada que no conoce, que no se deja ver, pues no puede verse... o, a partir de la Nada, la creación. ¿De qué manera podríamos entender lo increado y menos lo que no es, y no existe?, o, como Dice Dionisio, De qué manera, pues, podrá lo creado ver lo increado?, que ni los profetas lo han visto. Sin embargo, hay quien encuentra, o encontró algo, y nos habla de aquello de un modo subjetivo: de un ser que primero no está, si no lo revela una nada diminuta, que es la que lo revela en nuestro diminuto ser, subjetivamente, claro está. Pero cómo... si ningún entendimiento creado, puede entender lo increado en esencia, sino muy vagamente y teniendo mucha fe, como además entender lo que no es y no existe, y entender que lo que no existe pueda alumbrar, o propiciar de alguna manera al ser (pues por que existe) De modo que por todo ello, entiendo un constructo o idea sobre el ser, que sí existe y es, como todos cada día podemos comprobar —aunque no todos lo puedan reconocer— a través de todo aquello que existe, y es. Pero un constructo ¿para que? para hablar de la muere y que tenemos que morir: es lo que se aprecia (a priori J  )/ construir una pirámide, pero ¿para que? para luego enterrarnos cuando hayamos muerto, o mas bien para  habitar

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