37 - HEIDEGGER: UNA LECTURA DIFERENTE SOBRE LA ANGUSTIA Y LA NADA QUE REVELA AL SER —/ Jordi Maqueda

HEIDEGGER: UNA LECTURA DIFERENTE SOBRE LA ANGUSTIA Y LA NADA QUE REVELA AL SER —/ Jordi Maqueda

Palabras clave:
  Heidegger; La Nada; Nihilismo; Conocimiento; Reflexiones; Teorías; Filosofía;


Heidegger 

UNA LECTURA DIFERENTE SOBRE LA ANGUSTIA Y LA NADA 

QUE REVELA AL SER — HEIDEGGER (   )

 

A Partir de la “carencia”, falta o privación, y desde esa otra manera de pensar 

[ ...hay quienes un día escucharon una llamada, partiendo, no sabiendo nadie de ellos durante semanas, meses o incluso años —llegando a dárseles por muertos— ahogados o perdidos en la tormenta. Sin embargo, un día volvieron, regresados quizá por la misma tempestad que se los había tragado, y portando aquellas mismas ropas que cuando se fueron; raídas por el tiempo, y evidenciando su tormento, miserias y penalidades si bien, quienes los vieron llegar, afirmaron que al hablar con ellos parecían ser otros: personas muy distintas de las que un día partieron y, que al ser preguntados sobre donde estuvieron jamás, lograron sonsacarles o que hablaran de ello. Como si un fiel juramento sellara sus labios para la eternidad, y la vida les fuese en ello. Tan solo, se podía observar una delicada sonrisa y un brillo radiante de paz en su mirada al ser preguntados, que les delataba sobre aquellos rostros, magullados por el frío o la sal. Aquel brillo, decían los viejos, era el reflejo de quienes alcanzan un destino utópico a la razón, inimaginable al simple mortal, donde se encuentran todos los matices de la tierra. Un lugar, en el que la naturaleza (que gusta de ocultarse) se muestra al hombre y le hace partícipe de su grandeza, velada hasta entonces a sus sentidos. Ese lugar donde el hombre, solo después de mucho batallar, desafiando a la muerte y a riesgo de perder la cordura y la propia vida puede alcanzar en su destino la verdadera felicidad y paz: para con sus semejantes y consigo mismo (Un lugar más allá de las sirenas: texto completo)


"Sólo un Dios puede aún salvarnos" (M.Heidegger)

 "Un Dios se forma en el mundo" (Henri Lefèbvre) 

En el principio Cuando arriba los cielos no habían sido nombrados (y) la tierra firme abajo no había sido llamada con nombre; (y) nada sino el Apsu primordial, su progenitor, (y) Mummu —Tiamat, la que los dio a luz a todos, sus aguas, como un solo cuerpo, confundían; (y) los desechos del junco no se habían hacinado, el carrizal no había aparecido; cuando cualesquiera de los dioses no habían sido traídos al ser ni llamados con nombre, no destinados sus destinos entonces sucedió que los dioses fueron formados en el seno de ellas. Generaciones de dioses Lahmu y Lahamu fueron producidos, con nombre fueron llamados. (Enuma Elish —“Cuando arriba”— poema babilónico de la creación)

I

La razón principal de estos textos ha sido, desde un principio y hasta este punto, tratar de argumentar la inexistencia de una Nada Absoluta —que ya hemos visto que no puede existir—, a partir de aquellas diversas formas de Nada que hoy todos entendemos por la Nada, pero que no refieren la Nada Absoluta (algo que no puede existir sino en la mente de los que la nombran para ellos y para los demás, y los que al escuchar, igualmente, la afirman). No espero haber conseguido mi propósito en la medida deseada, pues conozco bien a las personas, al menos lo suficiente como para saber que aquellas que defienden sus posturas sobre la Nada o cualquier otra cuestión, seguirán defendiendo estas sus posturas, aportando argumentos, y afirmando su posibilidad, Por lo que no apelaré repetidamente a su razón, pues ya nos refirió advirtiéndonos Descartes (1556–1650) de esta, como "la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él, que incluso los más difíciles de contentar en otras materias, no suelen apetecer más del que ya tienen" (Discurso del Método. 1637). Pero estos textos, los anteriores y los que siguen, no son para aquellos tan bien servidos de razón, aunque puedan perfectamente leerlos —como el libro de la revelación no es para los no creyentes, que nada hallarán en claro de sus palabras (e ignoro si muchos de los creyentes tampoco) — pues son para los que todavía tienen la mente abierta a otra posibilidad, no cerrada por escuela, religión, ciencia, falta o carencia de mejores argumentos... 

II

Es, por tanto, un hecho explicado por mi parte, y probado por la ciencia, que la Nada absoluta: no existe. En este sentido estamos nosotros aquí (aparentemente solos) "aparentemente" / pero estamos, estamos nosotros aquí, y estamos ahora; en consecuencia, es un hecho y verdad, que la Nada absoluta ¡No existe! Y hemos afirmado también y argumentado, que la Nada Absoluta no es lo que trata Heidegger (pues no existe, no puede existir), y esto lo deja el mismo claro al principio de su metafísica (como aquella primera piedra de tropiezo): "El preguntar por la Nada (qué y cómo sea la Nada) trueca lo preguntado en su contrario. Pues la pregunta despoja a sí misma de su propio objeto" — (¿Qué es Metafísica? 1929 - Martin Heidegger). Entendiendo, literalmente, y de sus propias palabras, "y quien  quiera entender que entienda", que ni es camino practicable para Heidegger, ni para nadie, como comprobamos, igualmente, del principio de no-contradicción, y del que entendemos, no solo que la Nada no puede existir, sino que tampoco puede ser buscada como lo que es, tal como quedó expuesto anteriormente en (lo que la Nada no es) con el auxilio de algún fragmento del libro: Sobre la etiología de la Nada, escrito por Carlos llano Cifuentes. Más bien, observamos, y tenemos que entender que Heidegger nos habla de una “carencia” o “falta”, resuelto esto en una Nada subjetiva o vacío interior, que surge a partir del que está angustiado: por su propia angustia, pero que no está angustiado porque quiera, o quiera estar ahí "angustiado", sino por una causa “posible” o aflicción, venida a partir de esa carencia o falta (de una muleta que ha estado siempre), y refiero con dicha carencia o falta: muleta, aquella espiritualidad ya desde el hombre primitivo, luego no siempre bien entendida (aunque muy bien aprovechada por las religiones)  y que ahora no está... por ejemplo, entiéndase la fe del creyente, cuando de alguna manera sus creencias fallan, tambaleándose: y no estando firme en su fe, cae; momento este, donde se manifiesta luego de su angustia algo que llamamos Nada, en aquella: su búsqueda personal de la verdad del "ser" y por tanto de Dios . Una Nada, que es un vacío interior del hombre (o desierto) surgido a partir de esa misma carencia: viéndose envuelto ahora por esa Nada (o desierto) apreciable en el sujeto mismo de la experiencia y de su búsqueda, y que se revela como aquel vacío en el que (de repente) pende "colgando" sin nada donde agarrarse (kierkegaard), pero que luego y a la vez este vacío (o Nada)  se le revelará como Ser (a Heidegger), y que podríamos entender como una luz surgida en la oscuridad, así lo afirma Heidegger. Pero no solo habremos de creerle, sino que a partir de su experiencia deberíamos, entenderlo.., del mismo modo él mismo, intento entender a Eckhart, a quien se le atribuye una poesía de profundo misticismo llamada Granum sinapis («El grano de mostaza» der wek dich treit,in eine wûste wunderlîch, dî breit, dî wît, unmêzik lît. dî wûste hat noch zît noch stat, ir wîse dî ist sunderlîch./El camino te conduce a un maravilloso desierto, a lo ancho y largo, sin límite se extiende. El desierto no tiene ni lugar ni tiempo, de su modo tan solo él sabe. Pero, a que se refiere Eckhart con él, o, y mejor dicho: a ¿quién?... Una voz clama en el desierto: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios? (Isaías 40,3). "Fuimos bastante valerosos: no tuvimos clemencia ni para nosotros ni para los demás; pero por largo tiempo no sabíamos dónde nos conduciría nuestro valor". (F Nietzsche)

Observamos a un Heidegger que busca a dios (pero así no llama en su filosofía). Lo busca primero en los seminarios, y después: mas allá, en la filosofia despojado y vacío de religiones ídolos y creencias, y por lo tanto habiendo allanando el camino a ese dios del que nos habla la Biblia, el dios de Eckhart e Isaías, precisamente, aquel mismo Dios(?) al que de muy joven siempre buscó al punto de hacerse seminarista, y que Heidegger ahora lo llama ser: en todo caso un Dios(?) real para los filósofos y la Metafísica, que Heidegger quiere alcanzar... y además, mostrarnos como hacerlo. Y entendemos esto: quiero decir que nos muestra cómo hacerlo  (entendido de su búsqueda) no tanto al leer ¿Qué es Metafísica? - (1929) que es un paso posterior  donde podemos entender que es conducido por el espíritu, a probar su fe — como todo aquel que busca a Dios— y ha enfrentarse con sus demonios en el desierto— en esta Nada, donde Heidegger se encuentra irrumpiendo (ese mismo desierto subjetivo— una Nada — que él ha propiciado en sí mismo despojándose de toda creencia religiosa: un cuerpo ya vacío (templo) propicio ahora para el encuentro con su ser (dios), el mismo dios de Isaías, y Eckhart. Un lugar (o desierto) que él nombra y bautiza con un nombre: la Nada, y donde se afirmará en ella (en una Nada) antes siempre llamado (desierto): y único modo este, de poder entender nosotros, o  descifraren palabras de Foucault— lo que ocultan las palabras  “en lo dicho - lo no dicho” ; de lo que luego, el mismo Foucault añade al respecto (1972): a falta de aquella pureza originaria ahora perdida, hemos de remontarnos a aquel momento, a aquella decisión, que separa a la vez que une a la razón y a la sinrazón. Entendiendo: Aquel punto (escisión: … donde nos apartamos de algo/aquello necesario para comprender y comprendernos a nosotros mismos); y donde la investigación tiene que tratar de elevarse y descubrir, la oscura raíz común y la originaria confrontación: aquel límite o frontera que presta un sentido tanto a la unidad como a la oposición, de sentido y desvarío (razón y sin-razón). Así podrá volver a “aparecer” esa fulminante decisión, de lo heterogéneo dentro del tiempo histórico (la razón), inaprensible fuera de éste, que separa a aquel rebullir de oscuros insectos del lenguaje, que oscurecen y nublan el horizonte posible, de una verdad y conocimiento de esta) de la razón y de las promesas de una época que llamábamos ilustración, cuya “mimesis” se ha tornado, no en promesa sino en sombría realidad y manifiesta de una Nada que nos es referida por Heidegger, donde, además, en esta se le aparece algo, que él entiende y nos muestra como el ser / (dios) al que igualmente afirmará y nombrará: como el ser, y que ha convertido en su destino final, destino final de un dios (extrañamente ausente: nos revelará en la década de los 60). Pero, y reclamo de nuevo su atención…. como he dicho anteriormente, yo refiero (hemos de remontarnos) incluso a unos años antes de que es metafísica, antes de 1929, y dirigir la mirada sobre a aquel otro texto mayor  y anterior expuesto por Heidegger: Ser y Tiempo (Heidegger, 1927) donde ( y prestemos atención a esto) Heidegger parece decirnos desde el inicio del texto , o decirle al lector o lectores (y sin posiblemente ni el saber a dónde le dirige su camino: hacia la Nada, pues todavía ni la había escrito)… parece decirles: "y tú, que tampoco crees en ídolos y religiones deja lo que tienes, ven, te mostraré algo (S. y T.  1927), presentándonos unos años después, y tras  habernos purificado, alejándonos del mundo la "Nada: el ser/ Dios” (Q.es M.T.F. 1929)... donde a modo de pastor (un Moisés intelectual) desconocedor igualmente del destino al inicio de su periplo (y que es seguido por algunos intelectuales, y otros que no lo son, y que tampoco saben a dónde son dirigidos); circunstancia esta, que en modo alguno quedó o quedará limitado al estrecho círculo de quienes se dedicaron antes y/o dedican hoy a la filosofía, trascendiendo incluso aquel pensamiento su propio tiempo y contexto y lugar: Alemania. Como si, no de una nueva religión mal entendida, se tratase: mejor digamos un misterio que acontece en la tragedia. Un Prometeo, portador del fuego, signo de aquel tipo de relato tradicional (o Mitologema) que se entiende por un complejo de material mítico tenido por sagrado y de carácter simbólico que es continuamente revisado, plasmado y reorganizado, a través del tiempo y enriquecido con elementos propios de una cultura, que da origen al mito. Por ejemplo, el abandono de un hijo que sobreviviendo se vuelve grande, es causa de profundas transformaciones: la historia de Moisés, de Paris y de Rómulo son mitos así originados. Estos mitologemas, según la nota teórica de Vladimir Propp, habrían sido aquel material mítico que habría dado origen a los cuentos de hadas, unidas a reminiscencias históricas y arcanas. Del mismo modo las imágenes primordiales de Carl Gustav Jung, con el cual Kerényi colaboraba asiduamente, pueden ser igualmente reconducidas al concepto de mitologema. Dando función al mito y proporcionando la catarsis (conocimiento) a través del espíritu de la tragedia y el mito de consolación. Lo trágico aparece «tras la inseguridad consiguiente a la caída del antiguo orden… y a la aparición de nuevas fuerzas desconocidas».

En este sentido, nada obvio para aquellos, es tomando para sí por muchas personas aquel singular, y "quizá" malentendido y confuso (para algunos) ensayo o mensaje de Heidegger Ser y tiempo, pero qué vieron en este un intento radical llevado a cabo por el hombre, por el que tenerse a sí mismo (al hombre) única y enteramente como eje de referencia y salvación del ruido y del infierno en que se había convertido el mundo: conducidos, estos "muchos de ellos acólitos", sin siquiera saber a dónde se les conducía — Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos (Mateo 8:11)— hacia ¿un saber o verdad? Pero ¿qué verdad es esa? Quizá debieron preguntar antes, al pastor, pero ni este, el autor, concluye su texto; siendo su siguiente trabajo relevante y publicado ¿qué es metafísica? 1929: donde los conduce por el desierto (la Nada) a conocer al ser, ser del que poco o Nada luego se desarrolla. "Os servirá, pues, Ezequiel de señal; según todo lo que él ha hecho, haréis vosotros; cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor DIOS" (Ezequiel 24:24). "Ve, pues, y lee en el rollo que has escrito al dictado mío, las palabras del Señor a oídos del pueblo" (Jeremías 36:6).

Al mismo tiempo, muchos de aquellos hombres de entonces y ahora, de aquella: su  vaga interpretación de Ser y tiempo, y la posterior revelación de la Nada y el ser en (¿qué es Metafísica?) les sirvió como guía en su caminar, como empujados por unas buenas nuevas, aunque solo fuera, porque en medio de la oscuridad, de las revoluciones y las guerras que se avecinaban se sintieron fuertes y animados (en su interpretación) frente a la adversidad, como antaño lo fueron otros hombres por lecturas de héroes legendarios como aquiles... o al grito de: porque dios lo quiere... (Día de trompeta y grito de guerra contra las ciudades fortificadas y contra los torreones de las esquinas (Sofonías 1,16), pues el señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación por nuestro Dios (Isaías 52:10). Y toda carne a una la verá, pues la boca del Señor ha hablado (Isaías 40,5), (Lucas 3, 6). Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, me levantaré ahora, dice el Señor (Salmos 12:5). Luego, por esta obra, también aprendieron "ellos" todos, a morir y “aceptar la muerte «su muerte»”: ¿les recuerda esto a algo? Ya mucho antes de Heráclito y Platón, hubo en Grecia un singularísimo ejercicio de exorcismo, de asunción de la guerra y de la condición humana. Literatura, intensidad, gloria. Aquiles, el héroe griego por antonomasia, es casi inmortal, y por consiguiente (como ha señalado Roberto Calasso), más mortal que los mortales. O sea, más intenso. Su vida es la más breve, su cólera la más funesta, su pie el más ligero.. Los héroes de la Ilíada son casi exclusivamente combatientes. Luchan y mueren en un despilfarro de juventud y fiebre efímera. ¿Cómo trascienden?, ¿cómo atajan el agravio supremo de la muerte? Cuando Héctor Priámida descubre que Atenea le ha engañado y que su fin es inminente, acepta su destino, «pero no quisiera morir cobardemente y sin gloria, sino realizando algo grande que llegare a conocimiento de los hombres venideros» (Ilíada, XXII). De esta forma el mitologema va a adquirir aquella función para la que es creado y cumple con la función primera, la pregunta y su misterio.Porqué es necesario que el hombre se ofrezca en holocausto y que muera para que Dios nazca". Inversamente (luego) ¡lo humano exige la muerte de Dios! .../ Estos dos rivales, estos dos grandes antagonistas no pueden realizarse juntos. La realización supone la aniquilación” — F. Nietzsche: El anticristo). Pregunta de la que ya se advierte su respuesta: el hombre debe morir, para volver a renacer: Nicodemo le dijo: «¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su madre, y volver a nacer?» Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es (San Juan 3:4-6). De ahí la revelación se dé por este proceso. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí (Salmos 40:7). Y estaba escrito por delante y por detrás (Ezequiel 2:10)  y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y “ayes” (Apocalipsis 8:13). Y la séptima trompeta sonó, y se levantaron grandes voces en el cielo, que decían: El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo…/ (Apocalipsis 11:15). Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube estaba uno "semejante a hijo de hombre", que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada (Apocalipsis 14:14). 

El mitologema, el mito, nos lleva directamente a la pregunta, al misterio, para que por esa puerta (del mito) seamos sumergidos, lo que surge en la escena trágica es la actitud del hombre que se siente liberado del Destino, que cobra contacto con su libertad sometido a “nuevas fuerzas desconocidas” que tienen un origen muy remoto. Literalmente, tragedia significa “canción del macho cabrío” (trag oidia), y probablemente se refiere al ritual totémico, al sacrificio de un macho cabrío a Dionisos. Luego El héroe (el hombre) se encuentra conducido al conocimiento, pero –oh sorpresa– se encuentra  accediendo a este  no por donde esperaba, entiéndase: aquello que nos siguiere la duda (o el misterio: en nuestro caso la cruz), sino por un camino distinto, aquel a donde hemos sido atraídos, entrando por la madriguera del conejo donde espera el espíritu que está oculto en la madera, a la espera: que nos recoge entre sus cuernos, momento este terrible y maravilloso ¿quién lo superará?, y superará luego sus pruebas (aquellas montañas a ascender y aguas que navegar) un camino por el que (con su ayuda, y solo con su ayuda, reconciliándonos con el compañero y hermano, que antes había sido una sombra a la razón, ahora se muestra complemento nuestro: con el que primero habremos de ir superando nuestras dudas y miedos, como el héroe griego enfrentándolos, mientras somos conducidos caminado el filo entre luz y oscuridad; entre el límite del bien y del mal en el inframundo, en un viaje, rememorante donde recordar se convierte en mandato y vamos superando contingencias, que son referencias a nuestra vida, enfrentándonos a los propios demonios y a nuestras propias mentiras y falsedades que nos son mostradas, siendo guiados en aflicción entre las astas del hermano hasta el borde mismo  del abismo, para conocer su verdad, para entender, siguiendo siempre el mismo borde (limite y frontera de la razón) entre luz y oscuridad (y que se nos muestra camino: nuestro único y verdadero camino) hasta salir finalmente, por aquel otro agujero (madriguera) agujero donde veremos asombrado y  clavada, a “la tierra” la cruz: señal y misterio, que solo uno puede revelar, rompiendo sus sellos.

Sin embargo. Heidegger, por su parte, no podía ver/entender nada de esto entonces, ni por tanto entender en el interés (no obvio para tantos) despertado por su obra —y entendamos, que de carácter aún fragmentario esta — sino observando, lo que él ve y concibe como un malentendido (que el espíritu con l tiempo le resolverá) respecto a su propio objetivo, un objetivo que todavía parecía él mismo desconocer, y que le es ajeno: como a todos nosotros en la vida nuestro destino y final. Sin embargo, "a otros" —no sabemos si mejor o peor encaminados— (Ser y Tiempo) sirvió de ayuda (o quizá incluso de “advertencia” - añado yo), para hacer perceptible de “un modo nuevo” el hablar humano sobre Dios?, o incluso, atiendan: de la palabra que Dios, o lo que entendemos por dios (el espíritu)  dirige al hombre", nos refiere O. Pöggeler (El camino del pensar de Martin Heidegger,)... Quien quiera entender que entienda. Estas son las palabras {los dichos} secretas {ocultos} que Jesús el Viviente dijo y que escribió Dídimo Judas Tomás. 1, Y dijo Él (Jesús) dijo esto: «Quien encuentre la interpretación {el sentido} de estas palabras {dichos} no gustará de (la) muerte» — Evangelio Según Tomás (texto copto de Nag Hammadi)).

Precisamente, en este sentido de posible apertura al ser, e indirecta, o directamente al espíritu, de lo que entendemos por Dios(?) de Heidegger, es sobre lo que me gustaría argumentar “para los que todavía tienen la mente abierta a otras posibilidades” sobre aquella hipótesis posible, juna revelación que no parte únicamente y enteramente de lo que dicen las palabras, sino también de aquello que no nos dicen, e incluso sepultan,  intencionadamente o no: como Sargón con su nombre; pues ((«cuando se da a compartir el pensamiento propio no se lo ama suficientemente» (N. I, 265 s.)). "Y del mismo modo que Nietzsche guardó silencio sobre su «único pensamiento», así también Heidegger guardaba silencio entonces" del suyo. Si bien, no estará de más recordar, que el mismo Heidegger propuso como título de la edición completa de sus obras: “«caminos, y no obras», reivindicando de ese modo para su pensar ("inacabado"), una pluralidad de caminos (entradas "sin fin")”. (Epílogo a la Segunda Ed. Alemana - 1983, El camino del pensar de Heidegger / O. Pöggeler)


I 

En las últimas décadas hemos atravesado un tiempo peculiar de latencia o de carencia, que por cierto no sólo ensombreció a un pensador como Martin Heidegger” 

(Hans G. Gadamer: Los Caminos de Heidegger).

Habrán notado ya unas citas de O. Pöggeler en este nuevo texto, sobre el que me voy a apoyar (pero, recuerden, ni siquiera este texto o entrada está terminado) a la hora de desarrollarlo. Precisamente, el planteamiento que Pöggeler presenta en su libro: las cuestiones, exigencias y desafíos que propone —no al lector de su ensayo El camino del pensar de Heidegger, sino al lector de Heidegger— poseen actualmente la misma vigencia que en 1963, si bien la frecuente apelación al pensamiento heideggeriano, las siempre nuevas lecturas e interpretaciones de su obra, y la presencia en variadas corrientes filosóficas de su nombre o sus ideas, podrían hacernos creer, por el contrario, que poco puede sernos dicho ya desde tal distancia temporal. Pero esto es erróneo (recuerden: caminos) cuando no apresurado (recuerden: caminos sin fin)."Aun aceptando todas estas influencias, lo que sigue siendo pertinente y objeto de polémica es de qué trata en definitiva el pensar de Heidegger", y todavía hoy hay que preguntarse por el camino o caminos que este ha seguido, por aquel sentido mayor (mas que seguirlo, en su camino, o caminos: sin fin)  y cuestionarnos sobre qué sentido tienen esos caminos descritos en su obra para la filosofía,  la vida, y a qué responden y en qué dirección pueden conducir al hombre, si es que tiene alguna verdadera utilidad, más allá de darle siempre las mismas vueltas, sin fin.

Volvemos, por tanto, pero con una mente más abierta y de nuevo a Heidegger, entendiendo este pensar de Heidegger como un camino —no de muchos pensamientos, sino como aquel camino o caminos, restringido o restringidos a un solo y único pensamiento o dirección, del cual espera nuestro pensador que «algún día quede detenido, como una estrella, en el firmamento del mundo»: «Ponerse en camino hacia una estrella, nada más» (Desde la experiencia del pensar, 7; tr. 67).O. Pöggeler). Pero sabemos, entendemos que una estrella, cualquiera, está lejos y, además, la tierra no para jamás en su rotar. Por lo tanto entendamos, da igual el punto de partida, o qué dirección y hacia qué estrella caminemos o caminos tomemos, y cual sea el punto de partida hacia cual sea tu estrella, no la podremos alcanzar "jamás": «Ponerse en camino hacia una estrella, nada más»... en una Nada a la que dirigirnos (y que existe - en una idea imposible, pero que se siente adentro (posible), en el individuo que luego la padece (le ciega y se pierde al penetrar en ella). A la espera de que ese pensamiento «algún día quede detenido, (revelado) como una estrella (fija), en el firmamento del mundo».

Es por ello, que el camino o pensamiento Heidegger, precisa ser interrogado /desarrollado en sentido más amplio, más allá de las explicaciones ya dadas por “otros”, o “los otros” entre ellos: filósofos (académicos o estudiantes: a favor o en contra) pues estos hablan, entienden /malentienden, se enredan, adulan o critican, desde su propio ámbito, experiencia e intereses, y muy probablemente seguro-algunos (o mejor dicho: casi todos) desde el tropezón o error (a mi entender, entender este que es solo mío), respecto al objetivo del "pensamiento único" de Heidegger, como él mismo advierte: "pues era el destino de su propio pensar lo que él se afanaba en concebir cuando, en su curso sobre el «único pensamiento» de Nietzsche (el pensamiento del eterno retorno) incidía siempre sobre el hecho necesario de que discípulos y coetáneos deban malentender al pensador que plantea una pregunta esencial" (N 1, 269, 288, 337 s., 403 s.) (O. Pöggeler). Lo que ahora, y no entiendo muy bien por qué, me lleva a pensar; primero: ¿era necesario que Jesús muriera en la cruz para que después todos, incluidos sus discípulos, entendiéramos?; y segundo: ¿entendimos?; pero, y lo pregunto de verdad, de nuevo ¿entendimos? "Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» (Dijo Jesús): «No vendrá con expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los hombres no lo ven» .v 113 (51 12-18).  Evangelio Según Tomás (texto copto de Nag Hammadi

nota: antes de seguir, creo importante decir que este texto (sobre la Nada y Heidegger, incluido esta entrada) quedó interrumpido entre finales de abril hasta mediados de agosto de 2023, tiempo que, a decir verdad, y sin saber entonces muy bien cómo , o por qué (por algo sería) y como llevado por el espíritu... intenté, dejando de un lado la Nada, dar sentido al Apocalipsis o libro de la Revelación de Juan (un libro que tampoco parece entenderse muy bien), repasando para ello y como es lógico, casi la totalidad de los libros proféticos y otros que entendí necesarios del AT.  Ahí durante 4 meses estuve perdido, por llamarlo de alguna manera, escribiendo: de un lado a otro, siguiendo lo que llamaré un espejismo, por llamarlo de alguna manera... precisamente aquel mismo espejismo del que antes y en estos mismos textos (la entrada anterior creo) había hablado. En todo caso ahí estuve: buscando una respuesta o verdad imposible a mí, Pues solo uno, uno solo, puede revelar abriendo sus sellos. Al comprender esto, luego de aquel mismo conocimiento propio y que ya venía conmigo, acerca del espejismo y que ya tenía (o se me había dado, como una espada al héroe) antes de entrar, me permitió reconocerlo, superarlo, y poder seguir este: mi camino... escribiendo sobre la Nada. Lo sé: es una historia extraña ¿verdad? Díganmelo a mí... Bien sigo... 

De modo, que intentemos ahora desarrollar el asunto para entender lo que tenemos entremanos (pues Ser y Tiempo, de cierto no es el Apocalipsis, aunque podríamos decir que lo precedió, o al menos precedió no solo la mayor destrucción y dolor hasta entonces en el mundo, sino igualmente al arma más desoladora creada jamás, y que el hombre usó, contra el hombre: dos veces). Y hagámoslo, digamos que (como sugiere el mismo Heidegger a su Dasein) a partir de aquel ser-ahí-en-el-mundo: pues "el pensar de Heidegger solo podrá hacerse comprensible cuando quien lea sus escritos esté, en cada caso, dispuesto a entender lo leído como un paso: su propio paso y hacia delante, hacia lo que verdaderamente hay que pensar (un misterio por el momento), aquello hacia lo que el mismo Heidegger estaba en camino, y nosotros seguirlo: tomar nuestra cruz.., y subirnos a su barca; o digámoslo de otro modo: como ovejas que siguen al pastor saliendo de Egipto hacia... ". Y empezando  entonces, nosotros a emanciparnos del uno y los otros (del mundo: de Egipto, y llevándonos de allí todo lo que podamos cargar), así cada uno busque la verdad por sí mismo leyendo, releyendo e interpretando, por medio de este Dasein (que somos nosotros en camino y siguiendo al pastor: sus palabras y textos (de Heidegger), pero no pretendiendo un comprender ya concluido por potros, sino más en  iniciar un giro al pensar "hacia la disposición de ánimo fundamental a partir del cual sea posible captar paulatinamente aquello que debe ser dicho" (N I, 269, 266); pero sin olvidar el contexto. Y no, como ya hemos advertido: por medio de lecturas o interpretaciones de unos y los otros, pues no hay un único análisis hermenéutico (camino correcto/ sino caminos) o única perspectiva válida para interpretar “la palabra escrita" ni tampoco "el pensamiento principal de Heidegger” y que en sus publicaciones encontramos «silenciado» lo propio: sobre lo que hay que pensar; pues "es verdad que todos los pensamientos conducen a ello ( hemos de entender), pero en ninguna parte está directamente abordado o formulado" — Otto Pöggeler, El camino del pensar de Martin Heidegger

Por lo tanto se tratará de aportar algo nuevo y totalmente transversal (no dicho) a lo anteriormente expuesto por otros, pues ¿qué sentido tiene, sino, repetir otra vez más lo tantas veces dicho y no acertado? Y hemos de saber, que "aquello que Nietzsche pretendía con lo «poco, y oculto como tras un velo» y que Nietzsche comunicó sobre su «pensamiento único», Heidegger lo pretende, igualmente, con sus ensayos, conferencias y cursos publicados" (O. Pöggeler). De ahi, que para hallar el meollo de la cuestión: su pensamiento y camino, será bueno cualquier análisis que, razonadamente establezca alguna relación clara y ordenada en el tiempo, y a la vez de las principales ideas de sus escritos (y de lo que no está escrito en estos) y, por tanto, en este caso en particular, también del contexto: a partir de acontecimientos biográficos, esto, si pretendemos tener un horizonte de mayor rango y perspectiva, que desde aquel del que normalmente se parte: los propios textos (y que por el momento, a mí ya me sirve ya para argumentar algo). Haciendo entonces una lectura propia y a partir de nosotros mismos, y lo que no dice y dicte nuestro corazón, de aquellos textos y acontecimientos, y que nos lleve a nuestro propio entender y para nosotros, en nuestra propia búsqueda a una verdad, y que será nuestra verdad, pues los textos están ahí, primero, para ser leídos/escuchados, y luego para poderles preguntar:  ¿por qué?; e igualmente, para que estos nos respondan y poder entender, por qué esta angustia revela la Nada y la Nada luego muestra al ser (y será esta, la única lectura que habrá de servirnos a nosotros y para nosotros). Pues a las preguntas: dónde estaba y por qué ahí: en la angustia, vemos ya la respuesta, a través de la misma historia y biografía de Heidegger, como ya hemos expuesto, quedando este aventurado (en la propia nada) a su mundo y su tiempo: un mundo y tiempo que le tocó vivir, como igualmente le tocó vivir la actitud , decisiones y dimensiones irracionales de un país, el suyo primero (el del vencedor después), y que no fueron fáciles de entender ni siquiera para él (me gusta pensar), y menos aún para el mundo; y cuyas consecuencias (angustias y aflicciones) sufrió, como las sufrieron todos entonces, alemanes, europeos, americanos y por extensión buena parte del mundo, y ahora todos nosotros (refiero la amenaza nuclear). Algo que parece repetirse, una y otra vez... en el mundo. Y centrándonos igualmente, y de nuevo repito, en aquello que “no sabemos” de cierto, al menos de forma clara, todavía: por qué, y a la vez, simultáneamente, de aquella situación en la angustia, esa Nada luego es ser, y se le revela en ella a Heidegger: donde "Nada es ser, al mismo tiempo y a la vez". Pues Acaso (Dios/el ser - es Nada) y (Nada es Dios/el ser), algo que cuesta mucho entender, o incluso no podemos racionalmente hacerlo, sino que más bien nos hace pensar en algo incompleto, faltando algo ahí: como he expuesto anteriormente. De ahí, entiendo, que me dirigí a la biblia, sin saber bien por qué: por algo sería. Pues aparece el ser de repente, como aquella planta de mostaza surgida a la vida en un desierto cuando es regada, cuya diminuta semilla hubiese pasado desapercibida a todos, alterados en la oscuridad del vacío en medio de la Nada por la que vagamos. Pero si cabe esta posibilidad, y por poco que fuese posible cabría preguntarse entonces ¿hay algo más que quiere decirnos Heidegger con lo que nos dice?, incluso algo que él no sabía, o quizá mejor sería decir: no quiere, no quería o.... no puede, no podía decirnos claramente, pues quizá él mismo lo desconoce, o desconocida: con la alteración del desaparecer y el aparecer de la Nada luego en ser, justo en aquel momento 1929 (y no digo ya después: pues explicaciones de años posteriores son más, o como las excusas, o la misma afirmación de que antes... no sabía); aunque: ¿quizá somos nosotros los que no estamos entendiendo? Pero tal y como nos recuerda y advierte Otto Pöggeler en relación con el pensar de Heidegger, y esto lo entiendo importantísimo, pues estamos un en una etapa todavía temprana de Heidegger: ¿Acaso puede hablar un pensador del camino seguido cuando aún está en camino, cuando todavía busca ese camino? (O. Pöggeler).34. Dijo Jesús esto: «Un ciego, si debiera guiar un ciego delante de éste, los dos caen al fondo de un hoyo».65.(Evangelio Según Tomás - texto copto de Nag Hammadi) pero no menos importante todavía, sería saber cuándo fue plantada, de serlo, o de dónde viene dicha semilla: (el ser) que luego brota, digamos “en la Nada” como en un desierto, y justo a su paso. Quiero decir: ya estaba allí la semilla, en aquel lugar, esperando, o sencillamente él mismo se la llevo en las botas al pasar por algún lugar, como el que trae una espiga oculta a casa tras pasear por el Monte.

Cabría pues una lectura profunda pero no solo o tanto del texto, y biografía, sino igualmente a partir de la propia e íntima persona de Heidegger,  luego razonada en alguna dirección, por ejemplo: de su sentir, teniendo presente que pudiera tratarse de algo a interpretar, o que él mismo entienda que  ser revelado —en un contexto de revelación, y camino (por el propio Dasein, en camino)— entiéndase: por cada uno de nosotros mismos: en nuestro camino/ su camino, a través de nuestra propia  nuestra fe (y no refiero necesariamente religión alguna con fe) y para sí (para nosotros), pues no figura abiertamente en el texto (justo en la línea se propone Heidegger al hablar de revelación) y por lo tanto,  es algo que se sugiere, pueda ser para cada uno: individualmente) y que igualmente entiende Pöggeler, en el sentido de silenciado a propósito y, por tanto, una respuesta que no cabe por el mismo Heidegger ser expresada abiertamente, que no está “en apariencia: a la vista”, pero está ahí, (como una semilla diminuta e imperceptible) que ha estado siempre y al mismo tiempo, en ese vacío o Nada (clamando ser "regada" en el desierto) un lugar al que por nosotros mismos hemos de dirigirnos, ponernos en camino, y llegar .. ¿A dónde? ¿A qué? pero, que en todo caso sea también nuestra propia revelación, solos, en un camino, como de Santiago, a través del desierto interior: la nada. Sin el uno y los otros: también sin Heidegger, pero entiendan: y entiendan que llegados a determinado punto, es donde debemos superar en ese desierto/vacío: la Nada (el espejismo) frente a nosotros, y que Heidegger, entiendo, de primeras que no superó, aunque quizá luego, y ya al final, sí, sí entendió: Cuando lleguéis a estar en la Luz, ¿qué haréis? . Dijo Jesús esto: «Un ciego, si debiera guiar un ciego delante de éste, los dos caen al fondo de un hoyo» El día en que erais uno, llegasteis a ser dos. Cuando lleguéis a ser dos ¿qué haréis?» Heidegger: era uno; Heidegger y la luz o Heidegger y el ser: cuando llegasteis a ser dos: ¿qué haréis? Dijo Jesús <esto>: «En modo alguno puede uno entrar en la casa del fuerte y tomarle por fuerza a no ser (que) ate sus manos. Entonces saqueará su casa»: (entiéndase: que le abra. Pues recordemos que Heidegger lo está y ha estado esperando y buscando, o bien, cree reconocer aquello que está buscando/esperando, en lo que ve) pero, que quizá, incluso aquello ya había entrado antes (conduciéndole) como un ladrón /oculto en la noche, y que (tú) no reconociste, o no quisiste reconocer al empezar a escribir, aquello, que ni tú mismo podrías, antes ni después, terminar... (Especulación)

Pero, y volvamos ahora a la cuestión: el desierto y su espejismo / la Nada y el ser. (EL MINOTAURO, EL LABERINTO Y LA PARADOJA). Solos frente el abismo; un vacío que no promete nada, más allá de ese vacío, sin vuelta atrás, nada más... y sobre éste una estrella fija, una luz: una promesa. Y creo que este es el punto clave de la lectura de Heidegger: soltarse, dar ese salto, sin la certeza de hallar nada. Sabemos lo que dejamos atrás “pues tenemos presentes las aflicciones del tiempo presente (un infierno de vida y guerras, enfermedad y sufrimiento, que llevamos con nosotros)” pero no lo que encontraremos cada uno de nosotros al saltar. De ahí, precisamente, que se hable de un salto de fe hacia lo que no se ve, hundiéndonos: como en un bautismo, sumergiéndonos, donde se aliente la propia semilla que de inmediato germinará (el ser); pues no es algo material, como lo que dejamos atrás, hacia lo que nos dirigimos, y por tanto a lo que nos podamos en la caída agarrar. ¿Tu saltarías? en palabras, primero de de Nietzsche (El anticristo n/3), y luego sobre las de este "El problema que presento aquí no consiste en aquello que la humanidad debe realizar en la serie de las criaturas (el hombre es un fin), sino en el de tipo de hombre que se debe educar, que se debe querer como el de mayor valor, como más digno de vivir, como más seguro del porvenir. Este tipo altamente apreciable ha existido ya muy a menudo; pero como un caso afortunado (y casi excepcional), como una emoción, no fue nunca querido. Quizás, por el contrarío, fue querido, cultivado, obtenido, el tipo opuesto: el animal doméstico, el animal de rebaño, aquel animal enfermo (necesitado de ser conducido, guiado como una oveja) que se llama hombre.../ - F. Nietzsche: El anticristo 3. La idea del dios de los hebreos y musulmanes, de los cristianos igualmente, se da y se forma realmente en el mundo, en el hombre, al mismo tiempo que el hombre conoce a este dios y lo revela para sí: en el hombre. En este caso, El hombre puede realmente servir a ese, su señor... y he ¡aquí el bien y el mal! sus leyes: no cumplirlas, unas leyes que, por cantidad o dificultad, vemos que, como a posta, se oponen a la propia naturaleza humana, como personas humanas. Mas luego, y de nuevo me pregunto... ¿Porque es necesario que el hombre se arroje y ofrezca en holocausto y que muera para que dios nazca, y luego: para gloria de dios? 

Pero ni siquiera va a ser fácil, para un cristiano, abandonar este infierno terrestre y saltar, sacrificarse (en el silencio de la soledad: sin la música, las arpas y los himnos) cuando delante solo vemos una caída mayor. Cómo decidir entonces abandonar esta oscuridad del mundo material, de la sociedad y la opinión, del ruido, y de los otros, del dolor y el sufrimiento, del el amor a la familia y los hijos; si, en la soledad y el silencio, solo vemos aquello: un vacío mayor ante de nosotros y que estaremos solos en una eterna caída, al apartarnos del mundo, sin saber dónde vamos a caer, o siquiera si vamos a caer a algún sitio; o si en algún momento nos van a sujetar en nuestra caída. Pues el hombre (el Dasein / nosotros mismos) no solo ha perdido la fe (buscando desesperadamente una luz en el camino), sino que incluso ha perdido la confianza, o la fe, en sí mismo: en ese hombre que, primero, pretendía alzarse como un semidiós, y que se encuentra ahora suspendido en el vacío, frente al abismo de la Nada, y en sus dudas y miedos  quiere encontrar al ser, a dios?. Y, sin embargo, incluso ante esta pavorosa perspectiva, se nos dice y anima a saltar: a dar el salto… aceptar  (esa luz ahora fija y frente a nosotros, que nos salvará, la salvación, y vida eterna., precisamente haciendo necesaria la mano del salvador, y abogado nuestro ante este. 

Pero, amigo mío, tú escucha: y sobre todo... Ten fe, esa fe: la mayor fe de todas. Aquella existente en nosotros mismos, esa misma que tienes tu, y a algunos nos conduce a través de continentes desiertos y selvas, a montañas y volcanes: ten fe en lo que tu corazón siempre ha sabido, en aquello precisamente de lo que ni queriendo podrás desprenderte porque es lo que  irá, y ha estado siempre contigo  41. Jesús dijo esto: «A quien tiene en su mano, se le dará; y a quien no tiene, lo poco que tiene, será quitado de su mano». 24. Dijeron sus discípulos esto: «Muéstranos el lugar en el que estás, pues nos es necesario buscarlo». Dijo entonces  esto: «El que tenga oídos para oír, que oiga». «Hay Luz existiendo dentro de un Hombre de Luz y él deviene Luz {ilumina} para todo el mundo {el mundo entero}; si él no deviene Luz {si él no ilumina}, son las tinieblas»: (La NADA). — Evangelio Según Tomás (texto copto de Nag Hammadi). Me pregunto (yo) Quién puede amar al mundo y la vida, y decir que ama, además, con todo su corazón y fuerza a los demás, si este no ama su propia vida: el regalo más maravilloso y divino, dado por el mismo Dios y, o luego, y en el caso de una imperiosa necesidad... Que clase de dios necesita que un miserable hombre muera por él, que miserable dios necesita gloriarse en la sangre de un hombre.

Recuerda, por tanto amigo, no hay abismo alguno sino el tuyo, solo es un espejismo de nuestros miedos (una la luz) en la Nada, como la misma Nada es espejismo, además, Dios no te puede hablar, ni tu lo puedes ver, a Dios no lo ha visto nadie, ni nadie lo puede ver.. por lo tanto entiende y solo sigue adelante a tu instinto ( espiriyu), sin pararte frente a esa luz detenida frente a ti...  y si te paras.... que tu fe, no sea la que te arroje al abismo de salvación donde te reclama, sino que sea aquella que (con tus cargas propias, dolores y sufrimientos) con todas ellas, te lleve a superar la curva: el espejismo frente a ti; esa luz que te muestra el espíritu y  llama atrayendo la atención (para que te pares frente a ella) y luego te reclama, hacia el abismo mismo que es la luz que en la oscuridad te sumerge a la total negrura (pues Dios es luz y no hay oscuridad, y en Él no hay tiniebla alguna. “y si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad (1 Juan 1: 5-6). En su caso (Heidegger, en este punto, ignoro si de primera lo supero, lo entendió, o quizá, lo hizo ya muy al final: "solo un dios puede salvarnos" - dijo. No hay dios ni ser en la Nada...allí, espera otra cosa, con una doble intención, una para consolarte y aliviarte tu carga: de aquello pesado que trajiste contigo, y que luego van a ser dos, y ¿ahora qué harás?, frente a tu misma sombra, Jesús dijo: «No mintáis y lo que aborrecéis no hagáis, pues todo está visible en la {ante} la Presencia del Cielo. Pues nada hay oculto (que) no será manifiesto y nada encubierto quedará {permanecerá} sin revelar».

II 

Heidegger es uno de aquellos tipos insólitos y extraños, y sus escritos son, a la vez, de los más originales e inspiradores del siglo XX, pero igualmente son los más herméticos que podemos encontrar: una selva espesa que evoca “caóticos ídolos de la sangre y la tierra” decía Borges al respecto; pero como bien afirmaba Karl Löwith: igualmente, es un autor y una obra impulsada por una apasionada seriedad. Alumno y acrítico también de Heidegger, Löwith consideraba el desarrollo del pensamiento europeo como un proceso de secularización/laicismo de la visión teológico-bíblica de la historia, caracterizada a su vez por la esperanza de un «futuro escatológico» relacionado sobre aquel conjunto de creencias referentes al fin de los tiempos (o Apocalipsis), que da paso o concierne a lo posterior a la vida terrenal del hombre y a la historia humana... Para distanciarse de la violencia del (pensamiento) occidental, Löwith se orienta a una naturaleza no considerada como historia, destino ni creación, y en la que la muerte es una componente ante la cual el sujeto no encuentra su autenticidad. Löwith fue uno de los primeros discípulos de Heidegger a quien conoció a través de Edmund Husserl en Friburgo, allá por los años veinte, y luego uno de sus más agudos críticos; si bien reconoce que Heidegger pertenece a la historia de la filosofía occidental, aun cuando su intención última (de Heidegger) era demoler esa misma tradición filosófica, que precisamente se había olvidado del ser (de dios); y esto lo habremos de tener muy en consideración; sobre todo, cuando nos hacen lecturas de Heidegger, desde aquellos mismos lugares y pulpitos, personas que todavía pertenecen a esa misma tradición filosófica que él pretendía arrasar, y desde la que ahora juzgan e interpretan. Y no estará de más, por tanto, recordar qué es el ser, e igualmente qué es, según esa misma metafísica: aquella que la filosofía ha olvidado, olvidándose del ser, o sería mejor decir: que se ha atascado en algún momento en el ser. Pero si lo que queremos es volverlo a desatascar, debemos volver atrás: a una metafísica, o metafísicas, que nos presenten esta noción de ser (que busca la filosofía), entendido en una pureza original; pues lo que es hoy el ser y «Óntico», adjetivo de ente, para nosotros, lo fue igualmente para ellos, acercándonos de este modo a una mejor comprensión mejor de este ser: y haciéndolo en este caso, sobre la línea de pensamiento a partir de Santo Tomás. Pues entiendo, el encuentro de Tomás de Aquino con las obras de Aristóteles de gran de importancia a lo que me propongo; pues además, de explicar (Tomás) convenientemente las obras del estagirita, sin añadir otra cosa a estas; luego en cuanto teólogo, Tomás va a descubrir un paso (de Mahoma) hacia el ser, que le permitirá desarrollar una doctrina en consonancia con la Revelación, que es precisamente la labor que se propone, y se proponen todos los filósofos escolásticos.

St. Tomás y Aristóteles (sobre el ser) 

Es sabido que para Aristóteles, la metafísica es la ciencia que estudia el ser: ente, en cuanto ente (ens commune), lo más general de todo cuanto es; en lo que es llamada filosofía primera. Pero, además, estudia las causas del ente, y así se denomina desde este aspecto: metafísica. Y como todo lo que lleva la denominación de ser, entra en la consideración de esta ciencia, lo que es el ser por excelencia pertenece con mayor razón a su objeto, pudiéndose denominar entonces Teología cuando se refiere (ser) a los seres divinos. Está claro que en sus comentarios, Santo Tomás está de acuerdo con Aristóteles, pero posteriormente Tomás da un paso adelante en el pensamiento del ser, al percatarse de que esta homogeneidad entre teología: ser, en cuanto a seres divinos; y metafísica: ser en cuanto a ente, que posibilita unirlos bajo un mismo concepto genérico, que obliga a tener que escoger entre dos metafísicas (ahora) distintas. Una: la que se refiere al ente en cuanto ente (ens commune); y otra: que se dirige a (un- ser) particular, individual: el ser divino. De aquí se sobreentiende que "Aristóteles no conociera más que una teología, aquella que formaba parte y dentro de la metafísica (que ya se ha había atascado en el ser, como toda la filosofía que le seguirá posteriormente); mientras Santo Tomás y entendía dos: la que forma parte de la metafísica y la que la trasciende, pues está fundada en la palabra de Dios". “ALTO” (esto lo desarrollo aparte). Pero, y esto es lo más interesante: las dos no podrán contradecirse, es más, deben integrarse. Y en este sentido, las reflexiones de Aristóteles, iluminadas por los datos de la Revelación (palabra de Dios a los profetas, entiendase: la biblia misma revelada), aparecen más claras y con una enorme potencialidad. Tanto que mientras Aristóteles habla de que lo que constituye la felicidad del hombre: la contemplación del objeto de especulación más perfecto; Santo Tomás va más lejos y declara: que la felicidad suprema del hombre es la “visión” de la misma esencia divina por toda la eternidad estar frente a Dios (¿entendemos?) Luego el hecho es, que aquellas mismas fórmulas aristotélicas, se presentan con una extraordinaria novedad en la obra Tomás: pues la filosofía primera, se hace Teología cuando se ordena al conocimiento de Dios, y el ser-divino es un fin (el conocimiento de este),  mientras que en el filósofo griego, y la filosofía griega clásica (como en la filosofía contemporánea) no dejaba, ni deja de ser (el ser/de dios) algo inalcanzable. Dicho de forma más contemporánea y no con mis palabras: el ser/de  “Dios", es la «realidad divina», razón de ser, causa trascendente y fundamento último de todo lo que hay: es el Ser que hace que las cosas sean” nos recuerda Garrido (pero, y recordemos al hablar de dios: Dios al que nadie ha visto ni puede ver, ni concebir, ni entender, pues nadie supo de él jamás, ni está en nuestro alcance conocerlo – les recuerdo yo). Luego, ante las realidades personales que ocupan ontológicamente el lugar superior, definimos el ser: con aquellos seres con más plenitud de ser que los puramente exteriores: pues poseen mayor perfección en su ser. Y de ahí entendemos que ser, igualmente, refiere en ambos casos lo verdadero: pero en el primero es “la verdad” del ser/ de dios, por encima de la verdad que subyace bajo la apariencia, que vela la esencia última y verdad de las cosas, que tambien son . Pero, ¿qué es la verdad?  Los conceptos de verdad y de evidencia en Husserl dan margen a diferentes consideraciones criticas que, finalmente, dicen relación a las insuficiencias ontológicas del pensamiento husserliano, insuficiencias que, en buena parte, están en el origen del derrotero o trayectoria seguido por la reflexión filosófica de Heidegger.

De modo que toda la oscuridad (referida de Heidegger y su obra, o que percibimos al leerla) no significa que sus proposiciones carezcan de sentido, como pretendió la Escuela de Viena en su momento, acusando a Heidegger de limitarse a jugar con el lenguaje, y que yo mismo he referido su posibilidad. Luego a lo que nos conduce Heidegger, entiendo, es a una idea (ya olvidada y desatendida hoy por la filosofía) de un acontecer para él, en aquella Nada que en el aparecer, no es nada y es ser: la “verdad”: "su verdad".(Dijo Jesús esto:) «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios. No encontré a ninguno de ellos sediento. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, pues están ciegos en su corazón y no ven que han venido al mundo vacíos. Buscan además salir del mundo vacíos, pues ahora están ebrios. Cuando arrojen {vomiten} su vino, entonces se convertirán {arrepentirán}».)

(DEL CONCEPTO SINGULAR DE VERDAD EN DIOSHay una verdad absoluta, y otra verdad en relación a, aun marco “dado”, nuestro marco (o límites), en relación, a nuestras capacidades: saberes y entendimiento. Nosotros, cuando hablamos de verdad, lo hacemos refiriéndonos siempre en singular a una verdad: la verdad, pero esa verdad —o realidad—bajo el prisma imperfecto y humano puede mostrarse como muchas verdades, del mismo modo que cuando una luz blanca y pura incide sobre un prisma, observamos surgir de esta todo un arcoíris de colores  y tonos de estos: del mismo modo al iluminar Dios con su verdad la creación y a las personas, surge un arcoíris de verdades grandes y pequeñas  o verdades a medias (las que captamos, y captamos en nuestro marco), no dejando de ser por ello verdad aquello se muestra y revela a uno, pero igualmente, lo es que se muestra y revela a otro; pues la verdad está siempre bajo la subordinación de aquel marco dado: a los sentidos propios y la capacidad de entendimiento (saberes), en tanto a educación y cultura y por tanto también del modo de acceso, completo o parcial de “la persona” a una “la verdad” y su dilucidación posterior por medio del juicio y la prudencia, fruto meditando en el amor de su corazón: receptáculo de la iluminación divina.

Pero al referirnos a Dios —o preguntar por dios—, a nadie escapa que entramos en aquella categoría de preguntas que carecen de solución firme (nos recuerda el amigo Carlos blanco). Aun así, comprobamos que sabemos, o al menos creemos saber mucho sobre Dios por los colores de este, que cada uno de nosotros vemos/percibimos, o no vemos, pues incluso parece a veces, que los que más saben de (Dios) son aquellos que niegan a Dios, ¿entienden? Y que continuamente están hablando de Él: que no existe (al menos a la manera que se entiende hoy en las religiones), pero igualmente hablando de Él; y es por ello que encontramos gran cantidad de comentarios, notas y libros que afirman múltiples verdades sobre Dios. Pero, (a mi entender) bastaría captar un solo reflejo limpio de Dios, para que de inmediato entendamos que todas esas montañas de miles y millones de libros, como aquel conocimiento que pretendíamos: no son nada, absolutamente nada, cuando siquiera vagamente atisbamos la idea de lo que pudiera ser “la verdad absoluta de Dios”.

Sin embargo, no tener acceso a esa verdad absoluta de Dios, para nada priva de su realidad: de percibirlo, de alguna forma en la medida que se muestra y que luego uno sea capaz de reconocerlo, y reconocerlo “en su creación”: pues dios es la luz y en la luz, pero "es más que la luz": una luz tan “pura” como  inaccesible; que ningún hombre ha visto ni puede ver,

No se siquiera si conviene [pensarlo] como un Dios o algo parecido ( a lo que nosotros entendemos por dios), pues es más que un Dios, ya que nadie hay por encima de él, ni nadie lo domina, siendo más que todas sus partes juntas: que aún no se veía pero ya existía, hasta que por la misma luz reveló al mundo su verdad, en las cosas que son y la reflejan, pero también y en algún momento, por el entendimiento, de aquello que es supratrascendente, pues si algo existe sabemos que es verdad, y si no lo vemos (por nuestros sentidos) pero sentimos algo en el corazón: “entendemos” también verdad de Dios, en todo y todas las cosas, que vemos y no vemos pero entendemos, sintiéndolas ocultas. Luego verdad de Dios hallaremos en todas estas cosas ocultas o no, pues dios muestra en ellas una verdad, mas tanto propiciemos que (por sí mismo) él nos muestre, luego nosotros hallaremos de verdad, y su verdad, en ellas.17. Dijo Jesús esto: «Os daré lo que ojo no vio y ni oído oyó y ni mano tocó y no ha venido {surgido} de mente 49 de hombre».50

Hay, por lo tanto, muchas verdades… pero solo una verdad como vemos, en todo caso lo que no podemos olvidar, es que la verdad es siempre silenciosa, y la apariencia (la mentira o la falsedad) lo que hace ruido. Y se trata, precisamente de apartar y apartarnos del ruido y de las voces, para poder atender a una verdad, que dios, por sí mismo, y de sí, ha querido mostrar. Pues no está de nosotros ver ni entender más, de aquello que no podemos ver ni mucho menos entender, sino atender a lo ante nosotros y accesible a nosotros (y en nuestro marco de entendimiento) expuesto, aunque solapado por el ruido, ya está.

 

DEL SER Y EL TODO, O SOBRE LA GRANDEZA DE DIOS

Sobre si dios ya es todo, o puede ser aún más de lo que es respuesta a Carlos blanco @AltiusSociety

Esta entrada, como la siguiente, surgen de la lectura de unas propuestas de Carlos blanco, en la que se hace, o nos hace proponiendo unas preguntas, cuestiones de lo más interesantes e inspiradoras y relacionadas con dios o el ser, y que me he molestado en contestar, o, contestarme a mí mismo, más allá de solo leer, y como ejercicio o proyección de la mente, como él mismo Carlos propone y sugiere, pero ya bajo la premisa de la existencia, y no de la idea, (fe) de Dios, pues es este nombre que doy a lo que siento pero no puedo expresar de modo alguno. Se cuestiona aquí, en esta primera entrada, entonces sobre la grandeza de Dios y si dios (y no refiero el dios de las religiones)  ya es todo, o puede ser aún más de lo que es, en tanto, ese todo: el universo, que se extiende y desarrolla a cada segundo que pasa

«Pues hay ser; pero nada, no la hay» (Parménides de Elea). Desde el comienzo del pensar la idea del Ser, o dios este ha sido uno de los temas y problemas, si no el tema principal de la filosofía. Desde esta cuestión así formulada «Pues hay ser; pero nada, no la hay» afirmamos que el Ser, es. Pero hay una pregunta que se nos hace o propone, una duda que surge en algunos pensadores en tanto al ser (a Dios) sobre si ¿es totalmente ahora mismo todo?, entiéndase: si este ya es todo lo que es (en tanto lo que eso implica… entienden?).. , o puede todavía ser más de lo que es... y la respuesta que propongo y desarrollo brevemente, es que sí: lo es, ya todo y en todo… más allá de cualquier especulación, descripción o cocimiento de este, en tanto, aquello que se afirma, sobre la base de que el infinito se sigue desarrollando. Pues encontramos, que precisamente este infinito en expansión que refieren, es en última instancia la misma materia original, la misma energía original que dio luz al universo (espacio / tiempo) que se desarrolla, extendiendo ese espacio y tiempo con ella. Luego Dios, el Ser es, ahora mismo todo y está en todo, como lo estuvo antes y estará después. Más aún, para los estados de energía, para los que el tiempo lineal no existe. Solo existiendo en forma circular el ahora (física cuántica) y, por lo tanto… si el ser es, es igualmente ahora, un ahora para el ser: desde cuyo perímetro y dentro de este (nuestro ahora) lo abarca “todo”: en expansión (expansión es, lo que entendemos nosotros por pasado, presente y futuro /antes o después)

 

DIOS ¿LÍMITE ASINTÓTICO DE LA MENTE?

respuesta a Carlos Blanco: @AltiusSociety

Se propone (propone carlos Blanco) a Dios como idea, afirmando este, como límite asintótico de la mente, y no como respuesta o solución que revela al ser /ente y, por tanto, como una pregunta (infinita) o entelequia, no un ser realizado en el aquí y en el ahora del universo, sino como término y final de un proceso de búsqueda e interrogación y realización del hombre y para el hombre que proyecta la mente humana hacia un límite y potencial Igualmente, infinito.

Así propuesto como refiere Carlos, habríamos de recorrer el infinito para llegar a dios, Infinito, este entendido como tal, y que por infinito no tiene fin, para llegar a esteno llegando hjmas a ese pretendido conocimiento de dios en un tiempo infinito... como del cero, nunca llegaríamos a uno, por medio de fracciones infinitas. Pero además, si Dios (el ser) "es", es y será todo lo que "es" (en todo-momento y tiempo), como propongo en el texto anterior y se presupone de un Verdadero Dios… pues este no va a cambiar y menos con/por nuestra manera de entenderlo: pues, él ya "es" y "es-como-es", más allá de cómo podamos nosotros entenderlo/concebirlo y, por tanto, la pregunta no lleva sino a infinitas especulaciones. Pero todo cambia, si entendemos a Dios como una realidad que además, ciertamente "es": pues el ser ("es" ). Y, sí, también se podría y se puede potenciar el crecimiento (sobre todo espiritual) y guiar la mente, su evolución y los sentimientos por medio de reconocerlo y reconocer su existencia, en un proceso de conocimiento profundo de de Dios: un hombre que como consciencia es capaz, en su libertad, de reconocerlo y compartir con él su felicidad y amor en aquello que de por si mismo de el nos muestra; pues Dios, estar en Dios, es amor, es vivir y contemplar todo a nuestro alrededor, sentir en ello la presencia de dios: Lo demás será embarcarnos en un proceso infinito de búsqueda racional infinita con final, pero sin fin, en una interrogación permanente del hombre, y perpetua, hacia el desarrollo personal (del hombre – el yo) y no universal, y que en algún momento desistirá, no hallando el prometido fin, pues inalcanzable es el infinito y, por tanto, igualmente pretender el conocimiento infinito de Dios, más todavía cuando no se buscaba (a Dios), al entender la pregunta como vía para el hombre y hacia el hombre y no hacia Dios, y  solo hallando al final: al hombre (que dibuja finalmente a un Dios /que solo él conoce); pero si bien, es cierto: el infinito (entendemos aquí límite, expandible ) de la mente humana, va aumentando su poder conforme avanza en el conocimiento y explora sus posibilidades, pero me pregunto: si al mirar hoy a nuestro alrededor, no somos capaces de encontrar a Dios en su creación, sintiéndolo en el corazón, por qué pensar que mañana lo encontraremos; o mejor incluso: qué hace pensar que Dios se vaya a mostrar, de otra forma a como ya lo pueda estar haciendo) más allá de cómo ya se muestra en su creación, por infinitamente inteligentes que seamos?, y entonces me pregunto, ¿qué es la inteligencia?, construir máquinas, coches, tanques (... y Dioses)… Cierto es que el ser humano es un animal que se interroga por el mundo y el cosmos, y en su búsqueda de respuestas halla conocimiento avanzando, incesantemente en su propio desarrollo —pero conocimiento es tener una idea, no necesariamente profunda o completa: no es saber, que implica conocimiento profundo —cuando precisamente pocos parecen entender, que si bien este avanza en su desarrollo, ni él mismo hombre sabe en qué dirección, o adonde este desarrollo le conduce.

De ahí la necesidad de saber interpretar el mensaje que nos llega de todas partes allá donde busquemos a Dios: yo lo llamo amor, pues entiendo, en el corazón que rebosa amor, no cabe en este ya otra cosa; y quizá será ahí, en el amor y amor a su creación, donde sin saberlo podemos estar más cerca de Dios, y a salvo de nosotros mismos, de nuestra tecnología y desarrollo, pues "todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a, en esa forma, por el amor, a Dios". (Juan 4:7/8) pero es mucho más que amor. Es mucho más de lo que ninguno de nosotros pueda mínimamente explicar o entender. Cómo, entonces, una persona podría u hablar de él? Cuando nada ha existido existe antes de él, ni él tiene necesidad de otras cosas. No necesita vida, pues la vida es limitada, y él es eterno que existe eternamente]. No tiene necesidad de nada de modo que no tiene ninguna carencia que lo haga perfectible,, ni de adulaciones, o oraciones de quien es imperfecto, porque es ya imperfectible, antes bien en todo momento es una realidad perfecta y luminosa» Es [indefinible], porque nadie lo [precede] para poderlo definir: así ni puede ser definido, determinado o precisado.

Es inescrutable, porque nadie | lo precede para [poderlo escrutar], ni puede ser averiguado o comprendido. Es inconmensurable, porque nadie [lo precede para poderlo medir]. Ni nadie puede de medir o valorar aquello que es, o supone su ser. Es [invisible, porque] nadie lo ha visto jamás (completo para reconocerlo). Es [inexpresable] porque nadie lo abarca para poderlo expresar. Es innominable, porque [nadie lo precede] para poderlo nombrar. Es luz inconmensurable], simple, santa y [pura]. [Es absolutamente inexpresable], (no) por el hecho de poseer | incorruptibilidad, [perfección], felicidad y divinidad, sino porque sobrepasa todos estos (atributos). No es corpóreo ni incorpóreo, ni grande ni pequeño. Acerca de él no se puede expresar ni la cantidad ni [la cualidad], pues nadie puede [comprenderlo]. No es nada de lo que [existe, sino absolutamente superior, y aun no simplemente superior], sino que su ser no participa ni de los eones ni | del tiempo. Pues el que participa [del eón] ha sido hecho anteriormente». No ha sido determinado por el tiempo, ya que nada puede recibir de otro que sea determinante. «Efectivamente, [lo que se recibe es] un préstamo; ahora bien, el que existe antes que todo [no tiene necesidad alguna] que pueda ser satisfecha, pues este ser se contempla en su propia pura luz.

Él es una grandeza, una grandeza sin medida. Es un eón principio de eón, una vida que da [vida], una felicidad que da felicidad, un conocimiento que da conocimiento, un bien que da bien, una misericordia que da misericordia y salvación, una gracia que da gracia, y no porque posee todo esto, sino porque da [una misericordia] inconmensurable | e incorruptible. ¿cómo te podría hablar del? Apócrifo de Juan

 

 

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