El punto de partida de la reflexión filosófica está determinado claramente por el concepto de ser. En el momento en que este concepto se constituye como tal y frente a la multiplicidad y diversidad de los entes despierta la conciencia de unidad del ser (... Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser uno solo». Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu. 1Cor.6: 16) surgiendo por vez primera la dirección específicamente filosófica de la contemplación del mundo. Pero por mucho tiempo más sigue ligada esta reflexión a la esfera de los entes, pugnando por abandonarla y superarla.
Todos hemos comprobado lo complicado que es, en algunas ocasiones, expresar aquello que sentimos de una experiencia (esa idea que luego formamos en nuestra mente) en relación a lo observado: para la que no encontramos las palabras adecuadas que expresen lo que sentimos, pero que sentimos dentro y de muchas maneras. Pero lo es aún más, si lo observado no está luego bien definido: definido más allá, incluso del propio lenguaje y en relación hacia nosotros, a nuestro conocimiento: entiéndase una comprensión de aquello frente a nosotros (de la experiencia sensible, y lo que percibimos a través de los sentidos) que ha de ser entendida por el sujeto por medio la contemplación misma, del estudio y/o experiencias propias al respecto, o cualquier otro medio de conocimiento que nos motive a entender lo observado. Motivación que nos llega normalmente del propio asombro o admiración, y a veces, extrañeza que nos causa la visión/contemplación de algo, pues entiendo esta la razón (el asombro) como aquella de mayor motivación y predisposición, voluntad hacia la comprensión de la experiencia que proporciona aquello presente.
Pero ver algo, incluso que no hemos visto jamás (como un abismo), hoy no parece ser razón de asombro o admiración, o voluntad de acercamiento a la experiencia y su comprensión para nadie, visto, sobre todo, el desinterés de tantos mostrado al pasar por delante de los diferentes entes: cosas, objetos y personas (sobre todo personas) / que no vieron nunca, y pasan a su lado, sin siquiera mirar o reconocer de ella un igual: otro ser. Caminamos por el mundo mirando sin ver, hablando sin escuchar, ni decir nada. Pensamos que vemos, decimos y oímos, pero la prisa (del reloj) evita que nos detengamos a reconocer y vivir el momento de aquello presente, como acontecimiento (experiencia), sobre todo aquello presente alrededor nuestro; luego no reconociendo de las cosas, lo que son, más allá de la vaga comprensión que muchos tienen/ o tenemos, de tantas y otras cosas ( por medio de las explicaciones de otros), y aún así ignorando todo lo que nos rodea, y no mostrando mayor interés; ya saben: “a veces, una piedra es solo una piedra”.
Lo malo de esta actitud [una piedra es solo una piedra] es que nuestra imagen, o visión del mundo y el universo se empequeñece, achata y aplana, cuando al ver una piedra solo vemos una piedra, o al mirar al cielo sólo vemos oscuridad, y puntos de luz, definidos (nos dicen que son→ estrellas en nuestro cielo: mas no vemos, buscando el significado de esa luz, en ellas: y de lo material, la forma que la proyecta en su espacio concreto, estando ahí y no en otro sitio, de esa forma, y por una buena razón, más allá de aquellas explicaciones ofrecidas por otros (por la razón). Por tanto no se engañen: las cosas son y la estrella está, quizá solo para que la reconozcamos, pero no al definir la estrella, sino para que definiéndonos nosotros antes, podamos luego responder a ella, la estrella, y decirle: yo soy..., en lugar de dirigirnos a otros, refiriéndose de ella (la estrella) y diciendo: ella es...
II
Para Wittgenstein, el mundo era lo expresable (en palabras): así lo que no le era expresable en palabras ―tenía un nombre que le definía―, y lo que no lo tenía, no había sido descrito, quedaba fuera del mundo. «Los límites de mi lenguaje Significan los límites de mi mundo, – afirmaba (Tractatus Logico-Philosophicus). Así pues, la realidad para Wittgenstein era una imagen que resultaba de un lenguaje descriptivo (complejo) y no de la impresión de la realidad en sí misma que precisaba, necesariamente, de ese lenguaje descriptivo y metódico para ser descrita y entenderla. Es por ello que lo no definido, sencillamente “no existe”. De modo que para Wittgenstein como para otros, el origen, y «fundamento» último de todo ser ha de hallar su expresión (locución) por la razón. Pero, ¿cómo conocemos las cosas, entes, para poder luego definirlas y darles nombre? ―“Desde el momento en que se constituye el concepto del ser, y frente a la multiplicidad y diversidad de los entes, surge de inmediato la dirección específicamente filosófica de la contemplación del mundo. Por mucho tiempo la reflexión del ser se encuentra ligada a la esfera de los entes los entes, pugnando por abandonarla y superarla(1Filosofía de las formas simbólicas- El lenguaje /Ernst Cassirer), quizá, ya entendiendo algo más, ahí, de la imagen proyectada del ente: el ser del ente); luego, el «fundamento» último ha de ser "hallar de todo ente la expresión de su ser" y locución en el lenguaje; "pero por claramente que se haya planteado esta cuestión durante siglos, la respuesta hallada, en su determinación particular y concreta no tuvo ni tiene el mismo y universalísimo alcance del problema"(Filosofía de las formas simbólicas- El lenguaje /Ernst Cassirer). ― Generalmente, un ente individual, particular y limitado es entresacado para, a partir de él, derivar genética y genéricamente y luego «explicar» todo lo demás; luego, no nos sorprendamos, cuando comprobemos, que lo que la razón señala y define (proponiendo definición y poniendo nombre) como esencia y sustancia del universo, no lo trasciende en principio, siendo justamente algo extraído de este mismo universo: ordinario y mensurable a la razón. De ahí que, por más que varíe el contenido de la pregunta, siempre permanezca un mismo tipo de explicación en su forma general, y dentro de los mismos límites e idéntico lenguaje metódico, del principio que establece como fundamento de la totalidad de los fenómenos un ser individual sensible (perceptible) una «materia originaria» concreta; luego la explicación se idealiza de aquella materia, y en lugar de la materia surge más firmemente un principio puramente racional de conjetura y fundamentación subjetiva.
Luego ¿Qué me define el lenguaje?, cuando refiero a partir de lo desconocido, el lenguaje me definirá entonces: aquella imagen sensible, y perceptible de lo desconocido, por ejemplo, de universo: "infinito"; entiéndase, igualmente, de lo infinito → "desconocido". Luego la razón aplica: desconocido es… lo que sea que refiere y describa esa misma razón (para cada uno de nosotros) / pero que seguirá siendo, igualmente, desconocido. ¿Puedo definir el espacio?, y refiero ahora, ese espacio, que consideramos vacío, existente entre los cuerpos en el espacio, mas ¿no sabiendo exactamente lo que es? Pero la ciencia ya he definido el espacio, en un lenguaje descriptivo y (complejo) no falto de conceptos relativos, abstractos y/o matemáticos) como: "infinito"―“la filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos”(Deleuze & Guattari, 1997) /"lo infinito es tanto ilimitado como indeterminado, Anaximandro introdujo el concepto de lo ilimitado (infinito): a-peiros) ― pero que, y aunque lo he definido, sigo sin saber todavía qué es el espacio "infinito”, y por tanto, sin una forma concreta) → que, además, considero “vacío”, solo sé, lo que la razón me dice que el espacio es, en tanto a como ella lo ve y entiende, de lo que ve, resultando: que está tan vacío, como la vista y los sentidos lo puedan comprobar. Conclusión, el lenguaje puede describir una imagen del espacio, que resulta de un lenguaje descriptivo (complejo), dado a priori: desconocido e infinito, pero no por la experiencia propia de estar conscientes del espacio, sino que nos refiere a conceptos y abstracciones (teóricas o, y matemáticas) por los que la razón: pretende entender/y explicarse a si misma lo que califica de incognoscible e indeterminado (infinito) y dado a los sentidos ordinarios) lo que es el espacio → a su entender, de ese vacío (oscuridad) que no puede ver forma en el. No aceptando de su ignorancia lo que desconoce, incluido: la forma del espacio, vacío, que no puede entender.
"Sólo pedimos un poco de orden para protegernos del caos. No hay cosa que resulte más dolorosa, más angustiante, que un pensamiento que se escapa de sí mismo, que las ideas que huyen, que desaparecen apenas esbozadas, roídas ya por el olvido o precipitadas en otras ideas que tampoco dominamos. Son variabilidades infinitas cuya desaparición y aparición coinciden. Son velocidades infinitas que se confunden con la inmovilidad de la nada incolora y silenciosa que recorren, sin naturaleza ni pensamiento. Es el instante del que no sabemos si es demasiado largo o demasiado corto para el tiempo. Recibimos latigazos que restallan como arterias. Incesantemente extraviamos nuestras ideas. Por este motivo nos empeñamos tanto en agarrarnos a opiniones establecidas. Sólo pedimos que nuestras ideas se concatenen de acuerdo con un mínimo de reglas constantes, y jamás la asociación de ideas ha tenido otro sentido, facilitarnos estas reglas protectoras, similitud, contigüidad, causalidad, que nos permiten poner un poco de orden en las ideas, pasar de una a otra de acuerdo con un orden del espacio y del tiempo" (Deleuze y Guattari 1993, p. 202).
Pero... yo estoy en un espacio, en tanto mi forma ocupa un espacio definido, al que rodea todo ese otro espacio en su perímetro. Por tanto, yo mismo soy un espacio, dentro de otro espacio. Luego, qué define la razón cuando me define a mí, a partir de aquella persona que me observa y percibe mi reflejo ―Define al hombre de su imagen proyectada―me contestarán; pero, diga lo que diga y defina la razón, hay algo más que una forma en una imagen visible y proyectada: hay también un espacio que la contiene y proyecta la imagen, que yo veo del lado de mi forma, que igualmente me define en mi forma concreta y (temporal). Luego, si al definir al hombre, no puedo ni definir, a la vez, aquel espacio (forma) del espacio que lo contiene y concreta (temporalmente) en su forma en un lugar, y no en otro del espacio natural que habita: pues entonces, lo que defino, no es otra cosa que la ignorancia existente tras el velo de la razón. Quiero decir, que por muchas y enrevesadas palabras, escuelas o cátedras: todo tiene una forma, y toda forma un perímetro que la define en su forma: a partir de su borde, o sombra. Luego, si algo no está definido en su forma, a partir de su sombra (considerando esta, a partir de lo observable de la imagen: de su perímetro, como aquel borde o lado de la imagen) pues sencillamente “no existe", no puede existir en la naturaleza nada, que no se encuentre, en aquel espacio natural que contiene y define su forma concreta (temporalmente) en sí, y que a la vez, contiene en su forma concreta a todos los entes que habitan en ella, en su espacio natural: y que establece/ condiciona (propicia) las correspondencias, así como relaciones de causa efecto de una forma (indirecta) en otra, o (directa: consciente) hacia otra.
De modo, que mi madre me condiciona, a través de dicho espacio (cuando se dirige a mi; me habla (y el sonido se traslada por ese medio ―o forma entre las formas materiales, dado del límite entre las formas) “condicionando mis actos: y definiéndome” a partir de que dicho espacio me propicia la información desde ese momento (en el que por el se proyecta: escucho, reflejada la voz de mi madre): yo me giro; la veo, pero igualmente puedo no ver a mi madre, solo escucho su voz del espacio circundante, espacio con información que me condiciona y define, en mi espacio a actuar (en ese momento/ tiempo y lugar concreto), y de todo ello, luego reconocer de dicho espacio (una forma/y medio) para comunicarme, con mi madre; luego, (y a mi entender) la forma limitante del lado de las formas visibles, concreta, en su relación con todas las formas, las relaciones de estas entre todas ellas.
III
De la oscuridad vemos unas imágenes proyectadas, por la luz, de las sombra. Bien: este es un primer límite o frontera que se nos impone a la inteligencia y dado a la razón (a entender/fuera de sus propios límites de lo observable), cuando de lo observado en la forma visible, de su límite no vemos la forma invisible que la contiene: dos formas, contenidas una en la otra (forma): dos formas, un solo ser. Pero luego y desde la propia razón se nos impone: cuando, ingenuamente aceptamos de su explicación “a priori” (por la razón) la teoría, sobre una verdad o principio “de localidad, sin ir nosotros de la mano de la propia experiencia a recorrer dicha sombra (si es o no algo) y comprobarlo, ni siquiera mirando la oscuridad con nuestros propios instrumentos (los más avanzados sobre este mundo: los ojos y la consciencia): Luego, y para que algo sea presente a los sentidos y exista, antes debemos reconocerlo, en un acto nuestro →de ser →hacia a aquello que queremos entender y reconocer: de la luz, de la forma→ la sombra que la proyecta. Por tanto y antes de aprender ciencia alguna, deberíamos aprender a reconocer y mirar, y mirar reconociendo igualmente lo extraño del espacio, a partir de la forma de la sombra que proyecta en este, y que se proyecta igualmente de las formas (visibles), en su perímetro. Reconocimiento del que hallemos un significado que lo defina, constituyéndose (esa forma) como la que la contiene otras formas, dentro de una forma mayor, que nos contiene a todos: la forma de la sombra, que conduce al ser que la proyecta, y proyecta todo lo demás.
IV
EL LENGUAJE COMO LÍMITE EN EL CAMINO HACIA EL SER, o EL CAMINO ASINTÓTICO DE LA RAZÓN
La razón contra la razón, o superar la razón por la razón: determinar los límites de la razón, esto es: revelarla de sus propios límites. Así, el infinito, propuesto como idea (contra idea), y en su calidad de horizonte absoluto de la actividad del pensar, referiría no meramente concebido por Deleuze y Guattari como lo ilimitado e inconmensurable, sino igualmente también a lo infinitamente pequeño dentro de lo que tiene unos límites (la razón), o como lo infinitamente variable a partir de un conjunto finito de elementos, o expresiones, y propuestos por el mismo lenguaje de la razón: la filosofía y la ciencia.
I
De la lectura de algunas mentes racionales, y no poco reconocidas e instruidas en nuestro País, como es el caso de Carlos Blanco, surgen temas y preguntas, cuestiones de lo más interesantes e inspiradoras y relacionadas con el ser (y el infinito) y todas a rebatir, y que me he molestado en contestar, y hacerlo, más allá de solo leer, como ejercicio o proyección de la mente.
Creo que hay mucho sobre lo que contestar a Carlos, pues escribe mucho y bien. Pero en este caso y texto se cuestiona, sobre si el ser, dios ¿es totalmente ahora mismo todo?, entiéndase: si este ya es todo lo que es, o puede todavía ser más de lo que es... En este sentido se propone al ser como idea y límite asintótico de la mente, no como ser (manifiesto, existente). Luego, Carlos plantea al ser como una pregunta (infinita), no como un ser realizado en el aquí y ahora del universo existente", sino el ser o [“dios, como término y final de un proceso de búsqueda e interrogación (idea) que proyecta la mente humana hacia un límite y potencial Igualmente, infinito. (nos dice:“¿No llegamos también a la noción de Dios por medio de un razonamiento, de un itinerario argumentativo? ¿No descubrimos la idea de infinitud, sobre la que no atesoramos experiencia positiva alguna, a través de un razonamiento lógico que nos impulsa a trascender lo finito?”] — (La belleza del Conocimiento - de Carlos blanco).
Pero surge ya el primer problema antes incluso de comenzar, para Carlos. Pues para que algo le sea presente y exista (y de ahí su pregunta o propuesta) para siquiera poder hablar (de lo que sea) con propiedad, antes debemos reconocerlo: darle existencia, presente, en un acto nuestro, consciente →de ser →hacia a aquello que queremos entender, y reconocerlo: eso es-ahí, (dado de algo, por la experiencia propia y sensible de la persona, percibido de ahí) mas quiero ahora entenderlo (no explicarlo sin entender, o explicar sin conocer lo que no reconocemos en ningún lugar y de ninguna forma, sino del estudio o la curiosidad, en ambos casos, a partir la percepción de aquello, hacia algo, sensible de otros, interpretado por otros) / de otro modo, sería imaginar algo y luego representarlo, en un razonamiento, por la razón). Por tanto deberíamos lo primero es aprender, y reconocer, mirar, y saber mirar reconociendo, igualmente lo extraño, en mi caso, también del espacio (como aquella pizarra donde aprender a reconocer lo que no podemos ver, ni entender), a partir la sombra que se proyecta de las formas en este espacio, y que es reconocible de su perímetro (de las mismas formas).
Un reconocimiento este del que encuentro un significado que define, constituyendo (esa forma) como la que la contiene otras formas, dentro de una forma mayor, y que nos contiene y define a todos: en ese sentido, la respuesta que propongo (siempre a mi entender) es que sí, y no. Primero, (el ser- o dios) no va a ser más, de lo que ya sea, ahora en todas sus partes y dimensiones; y, segundo: sí, lo es, es todo, y más allá de cualquier especulación, en tanto, aquella que se afirma sobre la base del espacio el infinito, y que este se sigue desarrollando. Otra cosa, será, la forma en que se proyecta, o proyecte el ser, en tanto, una mente consciente de su desarrollo lo pueda reconocer, e igualmente proyectar.
En este sentido y propuesto (por carlos) al ser como idea y límite asintótico de la mente, y no como ser manifiesto, existente y, planteado como una pregunta (infinita), vamos a hablar, a partir, primero, del comportamiento y límite asintótico de la mente (cartesiana) de dos dimensiones, desde el simple gráfico de una curva plana (creo que este ejemplo nos sirve: la curva plana/ como imagen de una mente cartesiana y racional, en dos dimensiones. Generalmente, las funciones racionales tienen un comportamiento asintótico; esto es, tienden a estar juntas en el infinito ―que es una idea o abstracción de la mente: no existente― a medida que se extienden indefinidamente (sobre la idea /de estar juntas) es decir que la distancia entre las dos tiende a ser cero (0) juntarse en el infinito (que repito: no existe).
La mente racional, entonces pretende, que en el infinito racional, la idea de dios, llegará, en algún momento a juntarse, con una comprensión completa y racional de dios, pero ambas líneas racionales (la idea de dios, y la comprensión racional de esta idea) nunca llegarán a juntarse, racionalmente, pues se refiere dicha idea y desarrollo final, a una curva que no cae junto (a algo). Esta interpretación intuitiva es plasmada por Apolonio de Perga, en su conocido tratado (Sobre las secciones cónicas), para referirse a una recta que no interseca a una rama de una hipérbola. Luego partiendo como inicio de la curva de la interrogación de la pregunta por dios, y su final propuesto (una distancia cero) en la realización del hombre y para el hombre que proyecta su mente hacia un límite y potencial Igualmente infinito (a encontrarse / con aquella idea de su mente propuesta) sepamos, que no se encontrarán jamás…
Dicho de otro modo: la idea de de Dios (entendido en nuestro caso como el ser por antonomasia. Ontoteología), y propuesta por Carlos de su pregunta, se plantea como una rama suelta proyectada al infinito, que no injerta al tronco del árbol para dar su fruto: o conocimiento real de la cosa propuesta (se suele dar definición de asíntota a una curva que «no interseca nunca) avanzando en un infinito, ambas, en este caso: idea y mente que busca respuesta a su la idea, evolucionado a la par, sin llegar nunca a juntarse (reconocerse) en el tiempo y espacio físico real, pues hablamos de una curva/pensamiento racional que busca encontrarse con aquella respuesta (hallada del infinito), como la curva busca finalmente unirse en el infinito (a una distancia cero del lado), pero al tratarse del infinito racional, dicha la curva o pensamiento de curva hiperbólico /de la razón, o sin razón- de quien busca la respuesta en el infinito indefinido (jamás hallará fruto: respuesta, como un conocimiento sólido y válido ―que cae junto a algo que luego define: como cae junto a newton la manzana― y, donde el único fruto de aquel pensamiento, es la razón que lo justifica y se justifica a sí misma, de su pensamiento (asimétrico) / y propia sombra: revelada en hipérbole irracional por quien la traza.
Así de lo propuesto por Carlos blanco, para reconocer al ser/ o dios habríamos de recorrer el infinito, que por infinito racional, no tiene fin dentro de la misma razón; una razón pero, limitada a sus propios límites: donde el conocimiento del ser / o dios: habrá de ser dado, sobre la abstracción de ideas en un tiempo infinito e ilimitado, pero reducidos igualmente a lo infinitamente absurdo, a partir de nuevas ideas: conjunto finito de elementos, o expresiones, y propuestos de ideas infinitas por el mismo lenguaje y la razón: donde un nunca llegamos, como no llegaríamos de cero a uno, por medio de fracciones infinitas, mas solo reconociendo la existencia del la unidad, puedes empezar a reconocer, de una forma: entendiendo de aquello: parte del todo.
El está, el espacio donde surgen las partículas, en alteración. Pero mas allá de lo que surge, sirvamonos del lenguaje del que se sirve igualmente ciencia y filosofía, por la palabra y episteme o verdad, y digamos de …el espacio (el→ nombre) ( ahí→ delante y detrás d- el espacio d-el→ que surge las partículas en su alteración, ahora quitemos la partículas que surgen, y tenemos que el espacio (es)→ aquello (ahora volvamos a meter las partículas→ donde surgen (en él) las partículas) La bomba de vacío crea un espacio (que nos definen luego: la ciencia→ vacío). Luego el espacio (que nos define la ciencia: vacío→ está (es) y solo→ la primera bifurcación ) y luego… vació que nos refiere el significante de la palabra (es) realmente Hueco oquedad i por tanto un espacio ( y sentimos corregirles)→ espacio, que es aquello donde (dicen que viaja la luz→ como yo con mi coche) . Pero anem a veure (fullarets) .. si viaja la luz por (él)→vacío Hueco oquedad ¿ cómo va a estar vació el espacio?..respuesta del fullarets → par que p0or el pueda viajar la luz en el vacío (repuesta al fullaret (pero fil meu→ si ”el espacio es la luz” y radiación, luz de otra manera y que ni vemos de esa form, luego vacío referido donde esta (la luz→ y radiación del espacio entre las partículas y ( no paramos→ pues la llamada partícula virtual surge espontanea―mente de (el) la mente al espacio vacío ( como mi madre surge→ de-repente de detrás de la puerta (spin de la f) del armario empotrado→3d de la pared de mi habitación (plana→2d) →definición de vacío ( que ya de por si lo define como algo que no es (en tanto a si mismo.. , aun sin determinarlo ni entenderlo. Luego si decimo la botella vacía, no afirmamos que la botella es→ nada.) sino que esta vacia ( vacio→ el huevo de su contenido para) del que originariamente fue ocupado por otra cosa (un Espacio→ dejemoslo aquí ,igual de otra manera lo mismo, no lo mismo de aquella manera) . entanto todo lo que es referido es, algo ( con forma y volumen) siempre, aunque no entendamos (de ver) ese algo de la (f) forma, respecto de x (minúscula) entre a y b (del área de la f (x)
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