EL SUJETO DEL INCONSCIENTE (UNA FILOSOFÍA DESDE EL LÍMITE O, FILOSOFÍA DEL LÍMITE) / La nada y el Hombre - Jodi Maqueda


Se dice que el siglo XXI será el siglo del pensamiento Místico, o no será. En esa línea Una filosofía racionalista que no considere posible el diálogo que nace de una experiencia espiritual sin duda va a tener dificultades a la hora de entablar un diálogo fructífero con los otros modos de pensar, así como encarar esa otra manera de pensar a la que remite Heidegger. La filosofía del límite (desarrollada por trias) reconoce estas formas espirituales y simbólicas y a ellas les otorga su espacio, pues resulta más apta que otros planteamientos para llegar a un entendimiento mutuo. En la filosofía española contemporánea ha habido interés en la integración de lo espiritual, en el sentido amplio del término, pero no siempre contando con tradiciones más allá de las propias del cristianismo y de la teología occidentales. No faltan ejemplos, desde Zubiri a Zambrano, pasando por Marías. Sin embargo, Salvador Pániker (Filosofía y mística) se adelanta, en su apelación a un entendimiento entre el pensamiento racional y la dimensión espiritual, que no confesional, en sintonía con la tradición oriental. No obstante, ninguno de ellos desarrolló un sistema donde lo espiritual formará parte intrínseca de él, junto con un elemento esencial e imprescindible de universalidad, es decir, teniendo en cuenta lo que podríamos considerar como fenómeno espiritual, independiente de su tradición, pero manteniéndose en los límites del estudio filosófico. Eugenio Trías, por su parte, habiendo alcanzado un alto grado de madurez y mientras exploraba todas las posibles implicaciones que supone el concepto de límite, vio natural la integración del componente espiritual, simbólico, en su sistema filosófico. No es fácil encontrar un filósofo, que se atreva a revelar vías de conocimiento, disidentes del pensamiento filosófico más escrupuloso occidental.

Aunque el propio Trías llamase propuesta a su filosofía del límite, lo cierto es que está es pensada como un sistema, superando así, desde el punto de vista metodológico, dogmático a algunos de sus contemporáneos y la condición de universalidad para el diálogo intercultural : imprescindible para que tal diálogo sea efectivo. El material onírico que está tan presente en El árbol de la vida (Eugenio Trías) sobre todo en su «primer movimiento», destaca algunos sueños como particularmente relevantes y decisivos para comprender la manera como se constituye y construye una identidad. En la ontología topológica de Trías se dice que el límite viene definido por tres «cercos»: el «cerco del aparecer», que es la existencia presente en la que se engloba la realidad física y natural; el «cerco hermético», que es el arcano, lo misterioso, donde muchas tradiciones sitúan lo divino, lo santo, lo sagrado, el lugar de la memoria de los eternamente muertos, y donde se encierra la memoria de la humanidad; y un espacio entre ambos que denomina «cerco fronterizo». El límite es en razón de los dos primeros cercos, pero de manera distinta. El límite lo es «de» con respecto al cerco del aparecer y sin embargo lo es «en referencia a» con respecto al cerco hermético. Es decir, se define como parte «de» la existencia, pero «en referencia a» la Nada, entendiendo esta como la existencia que deja de ser. Ontológicamente hablando, el límite no separa al Ser.

La relación de Trías con el inconsciente o el sujeto del inconsciente se hace evidente esa decidida y valiente relación que tiene con sus propios sueños, y con un síntoma capital en su vida (y que, a la vez, es un concepto fundamental en su filosofía): el vértigo. Cuando Trías introduce la cuestión del vértigo llega a decir que es algo del orden de la confesión. De hecho es mucho más: asignando al vértigo un papel en el desarrollo y en la fundamentación de su escritura filosófica. Es algo que va mucho más allá de la simple confesión, algo que resulta ser necesario respecto a sus desarrollos teóricos, y Razón fronteriza y sujeto del inconsciente en el mismo sentido, la exposición minuciosa y con un peculiar encanto de todo ese material onírico, incluso del que usted promete, mencionando que hay varios cuadernos de meticulosas anotaciones según las prescripciones freudianas de escribir al despertar. E Trias Ha querido dar una prueba biográfica de una de las ideas cruciales de su proyecto filosófico. Asignando al vértigo un sentido semejante al que en las «filosofías de la existencia» (desde Kierkegaard hasta Jaspers, Heidegger o Sartre) se asigna a la angustia. Se trata, para Trías o para la filosofía del límite, de una emoción fundamental, en el sentido de que permite convalidar, desde el ángulo de los afectos, o de la inteligencia emocional, como suele hoy decirse, lo que en forma objetiva se puede determinar como el espacio del límite. El vértigo es la emoción que nos muestra el límite como una evidencia metodológica y filosófica. Y el límite aparece entonces como lugar de prueba, de experimentación, y hasta de definición de lo que se es, de lo que somos, pero (y yo añado), de lo que nos atrevemos a conocer, adentrándonos en ese límite: atreviendonos a ser (cuando en el penetrar y regresar del límite: un nuevo hombre emerge). 

DE LOS LÍMITES DEL MUNDO A LA LÓGICA DEL LÍMITE

a la forma de E.Trias: "Los romanos llamaban limitanei a los habitantes del limes. Constituían el sector fronterizo del ejército que acampaba en el limes del territorio imperial, afincado en dicho espacio y dedicándose a la vez a defenderlo con las armas y a cultivarlo... En cierto modo el cercado imperial tenía un carácter insular en relación con esa tiniebla y oscuridad de lo asilvestrado y bárbaro... La metáfora del limes sirve entonces de hilo conductor de una investigación filosófica, como la que aquí se emprende". (Lógica del límite, p. 15). Sin embargo, de otro lado, la experiencia de límite conduce aquel (sujeto), no al supuesto, sino un saber, al conocimiento mismo que proporciona  la experiencia.

FILOSOFÍA DEL LÍMITE

La filosofía del límite bebe de las mismas fuentes que Nishida y otros miembros de la escuela de Kyoto, y tienen en común haber enraizado sus sistemas respectivos mediante sus propias relecturas de Kant, Hegel, Fichte, Schelling, Goethe, Nietzsche, Husserl, y por supuesto Platón, por citar algunas influencias comunes. La deuda de la Escuela de Kyoto con Kant, Hegel y Nietzsche es todavía especialmente palpable (véase por ejemplo la obra de Masao Abe), lo cual no ha sido óbice para que incluso desde los años treinta del pasado siglo los discípulos de Nishida no se acercaran a otras corrientes, como fue el caso de Miki o Kawakami con el marxismo [ El pensamiento de Nishida ha estado en continua revisión, que incluso afecta a los conceptos centrales de su pensamiento, incluida la noción de «nada». Para una visión de conjunto y un resumen de las críticas principales a su pensamiento puede consultarse Nishitani, K., Nishida Kitaro, the Man and his Thought, Chisokudo Publications, Nagoya 2016.] .
 

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