GEOLOGÍA AHORA / jorge maqueda

 

Geología, Flipa. Mi naturaleza es mirar arriba, de siempre: la astronomía ha sido mi pasión desde chico, mogollón de años en la AAB, la asociación astronómica de Barbará. Y, entonces, porque no deja de resonar ahora en mi cabeza la palabra geología. Una vez y otra. Además, no tengo ni puñetera idea de geología, y si escucho a un geólogo hablar es como si escuchase Klingon. Pero la cuestión es que ahora no dejo de mirar piedras. Además, ayer me leí en francés un tratado geológico del Siroua (“en francés”); pero si no tengo ni papa de geología, y en francés, pues para flipar.  Lo más raro, si cabe, es que lo que leía no se me hacia ajeno, no sé si me explico: parece que me gusta, y me gusta porque voy entendiendo términos y aspectos, y estos se integran con lo que yo ya sé, como llenando huecos. Al leer el artículo del Siroua, le pude poner nombre a las formaciones que yo había visto (de primera mano en el Anti- Atlas) con mis propios ojos. Y esto cambia totalmente el paradigma, mi paradigma.

En estos dos últimos dos años he sido capaz de ver mi vida desde gran altura, como si fuera un paisaje. Espero, del tiempo que me queda (que no es poco / mas cuando bien aprovechado esta), estrechar mis amistades, escribir más, viajar más y ser capaz de comprender y conocer más y mejor a las personas. Para ello hará falta audacia, voluntad de sacrificio y claridad: llamar a las cosas por su nombre; no intento saldar cuentas con el mundo: ya me he divertido bastante. Solo que de repente veo las cosas con mayor perspectiva, no sé si con mayor claridad, ese nunca fue mi fuerte / quizá porque no temo la oscuridad. Pero con los 56 años a punto de cumplir, no queda tiempo para lo superfluo (hace tiempo que no queda tiempo para eso) . Me concentro en lo que debo, en mi trabajo (escribir, fotografiar y entender más y mejor este mundo), en mi madre y en mis amigos: otro día murió Xavi “el xonxa”, a esta edad hay que estar preparado también para malas noticias. En ese sentido no veo la televisión (sino accidentalmente y por medio de madre) tengo suficiente con lo eventual de lo que ocurre alrededor mío y mi vida, para prestar además atención a todo lo demás. No me interesa la política ni a los debates. No se trata de indiferencia, sino de tomar cuanta más distancia mejor. Todavía me preocupa Oriente Medio (pues he visitado alguna de sus zonas todavía en conflicto: Kurdistán), pero entiendo que no es asunto mío: pertenece a otra esfera que yo no controlo ni comprendo. Me conformo pues, con levantarme cada día con una sonrisa, proveniente de esa alegría extraña y absurda, de quien no tiene ni puñetera idea de qué hará cada mañana al levantarse, después de ir a mear.

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