OBSERVACIONES : ACERCA DE LA NADA


OBSERVACIONES DE LA NADA 
PRIMER LIBRO

 (tema) 
PRIMERA PARTE (ir a la página→ )

¿Por qué me hago preguntas? ¿Por qué desconfió de todo?


 (tema) 
SEGUNDA PARTE (ir a la página→ )
¿Por qué la nada de una idea que el otro tiene que explicarle a uno?¿Qué es la Nada?¿Es posible la Nada?Visualizar la Nada Contemplar la Nada¿Existe realmente algo que podamos llama la nada o Nada?

 (tema) 
TERCERA PARTE (ir a la página→ )
¿Por qué me pregunto entonces por la nada? Sobre la acertado de preguntarme por la nada ¿Tiene algún sentido hablar hoy de la Nada?  de la Necesidad (de apartarse y hablar diciendo de Nada)  ¿Entonces tiene sentido hablar de nada? 
 
(tema) 
CUARTA PARTE (ir a la página→ )

De la nada absoluta Entender la Nada la Nada: a lo largo del tiempo Perspectivas: desde nada pensando uno la nada ¿La relevancia de la nada? (La emergencia de la Nada abordada desde distintos campos) ¿queremos relamente interpelar a la nada? ¿Una (LA Sociedad) De La Nada? (¿Cómo explicar la sociedad (gente que sabe de todo) pero es de nada?) ¿Qué quiero yo de la Nada? La divulgación de la nada 

 

 (tema) 
QUINTA PARTE (ir a la página→ )

 (ES POSIBLE HABITAR LA NADA) 
― DEL HABLAR POR HABLAR DE NADA (Nadie Desde el horizonte: hablando de nada) ―DESDE EL HORIZONTE HABITABLE DE LA NADA (DE UNO MISMO) NO-SER― EL PROBLEMA DE NO-SER (Y DURANTE UN TIEMPO DE NADA (que podamos recordar) ― DEL DESTINO Y DE TODO / DESPUES /DE NADA (Camus i su sombra de una Roca) ―
(DESDE (UNO MISMO) NO-SER DE NINGUNA COSA O SER DE NADA) 
―DEL MAESTRO ECKHART Y LA RESIGNIFICACIÓN DE SUS TEXTOS― SOBRE EL PENSAMIENTO Y GRACIA DE ECKHART―





 LO QUE PARECE: SI APARECE DE LA NADA―
―LA NADA NECESARIA―

 



―LA NADA CREADORA / O LO QUE PARECE: SI APARECE DE LA NADA―LA NADA NECESARIA―EL ÁMBITO ACTUAL DE LA NADA: PSICOLOGÍA FE Y BUDISMO―DEL MAESTRO ECKHART Y SOBRE LA RESIGNIFICACIÓN DE SUS TEXTOS―SOBRE EL PENSAMIENTO Y LA GRACIA DE ECKHART―RELIGIÓN o LA NADA (Pero ¿Qué finalidad tiene la religión para nosotros?―NADA Y AUSENCIA A TRAVÉS DEL LENGUAJE―EL SER o DIOS o LA NADA―AUSENCIA Y CONCEPTO SINGULAR DE VERDAD EN DIOS―LEIBNIZ, HEIDEGGER, DIOS Y LA NADA―LA NADA COMO SIGNIFICANTE DIFERENCIADO o POTENCIAL INDIFERENCIADO―DE LA AUSENCIA OBJETAL (El arte, entre la Nada y el Vacío)―EL PROBLEMA HABLAR POR HABLAR DE LA NADA―LA CONDICIÓN DE LA NADA ¿SE CUMPLE?

 





 

(NADA)

PRIMER LIBRO /PRIMERA  PARTE


— DESCONFIAR DE TODO / CUESTIONARLO TODO—
¿POR QUÉ ME HAGO PREGUNTAS?

  

— DESCONFIAR DE TODO / CUESTIONARLO TODO—

“La juventud —decía Rousseau— es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla”. Recuerdo la primera vez que compre un libro de filosofía: Nietzsche, Humano demasiado humano -1886, donde revelaba, a su modo claro está, el padecimiento del hombre. Para mí, amante de la astronomía y la naturaleza, entonces con tan solo 16 años de edad, y que no quería estudiar —al menos lo que no me atraía— fue como descubrir otra dimensión antes desconocida, tan intrigante como el propio cosmos que me disponía a descubrir en la asociación astronómica de mi pueblo (Barbera del Valles). Desde entonces y a la par, libros de filosofía, astronomía y cosmología saturaron estanterías de mi habitación… y ahora la memoria del ordenador. Leer, muchas veces sin entender y volver a leer, y leer a otros que explicaban aquello que no entendía: envuelto en esa felicidad absurda que da el conocimiento parcial e incompleto de las cosas — ¿acaso hay otro conocimiento?— ha transcurrido buena parte de mi vida, siempre entre libros y viajes a selvas, desiertos y volcanes, sumada una creciente afición tardía por las plantas y la jardinería.

Pero entiendo que mi caso no es único —no refiero mi afición tardía— y son muchas las personas que, igual que yo, comenzaron en algún momento a advertir esa terrible seducción, atracción, hacia temas que van más allá de su quehacer cotidiano. Digamos, que son seducidos hacia cuestiones “metafísicas”. Preguntas, que como a otros en el pasado y desde tiempo inmemorial han inquietado de manera fabulosa: tanto   comunes como notables, pues todo ser humano, en algún momento de sus vidas, siente de esa necesidad de saber, saber de algo y practicar eso que llamamos filosofía, incluso sin ellos mismo saberlo, haciéndose preguntas e intentando comprender a los otros y comprenderse a sí mismos, cuestionando su origen o el del mismo cosmos. En palabras de José María Calvo, “el ser humano es filósofo por naturaleza y si se le ofrece la oportunidad, se hace preguntas a todas las edades” (Calvo, 2003: 36).  Luego, es un hecho que comprender la razón de las cosas, en tanto como estas cosas son, se nos representan y entendemos, ha llevado a dotarnos de valiosos mecanismos por los cuales se premia con placer, recompensando ese entendimiento. Pero esta hambre de saber no tendría razón de ser, si no partiese, de una necesidad real de conocer respuestas: una necesidad tan real y apremiante que nos deje dormir. De ahí, que algunas personas problematizamos lo que se da por sentado, cuestionándonos, a partir de nada (de esa falta y ausencia total de saber que experimentamos). Un déficit o carencia de conocimiento del que se sabe objeto y le caracteriza y distingue, pues “para apropiarse de un problema no es importante entenderlo, hace falta vivirlo, sentirlo en la piel, dramatizarlo, sufrirlo, parecerlo, y sentirse amenazado por él” (Calvo, 2003: VIII).

¿POR QUÉ DESCONFÍO HOY DE TODO? 

Quizá “desconfiar de todo” no sea la expresión correcta, pues parece se afirme dudar de la propia razón y juicio, en cuyo caso: al desconfiar radicalmente y por completo de la propia razón para obtener el conocimiento y verdad, también estaríamos desconfiando, aún más radicalmente y por completo, de la razón de los otros, y de cualquier producto o fenómeno que se dé nos dé—a través de esta: nuestra mente— del mundo. Luego esta aptitud, resbaladiza, aunque tenga su vaga razón, podría conducirnos erróneamente a afirmar, primero: que ninguna verdad (lo es) salvo la mía; y segundo: que ni en la mía, en mi verdad, hallaría toda la verdad, condenándome de ese modo y, por lo tanto, a un solipsismo donde mejor no pensar ni decir nada, a fin de evitar juicios incompletos.

 Sin embargo, para mí es natural la actitud de cuestionar y estar enfrente de todo y todos. Solo tengo que echar un vistazo al pasado y absolutamente nada me revela que en adelante las cosas puedan ser diferentes, más cuando la misma historia (historiografía/ciencia) me da la razón: si no es más contundente todavía: en tanto a mostrar como aquel conocimiento (o certezas) que se creían inmutables permaneciendo por siglos, finalmente eran suplantadas por otras certezas, más precisas, aunque igualmente incompletas. Luego, y lo que antes tardaba siglos en cambiar hoy lo hace apenas en unas décadas; y es en este sentido, cuando parto de la “certeza absoluta” que actualmente todo conocimiento de las cosas es incompleto y, por lo tanto, las interpretaciones o explicaciones posibles acerca de esas mismas cosas: qué son, a qué sirven, su razón, etc. de esas cosas, es igualmente incompleto, más allá de un relativo conocimiento de estas concernientes a nuestra incapacidad de entender, en tanto a qué son realmente, pues lo que entendemos de estas cosas, es: en relación directa a nuestro entendimiento / o capacidad de entendimiento y lo cierto es, que “No sabemos casi nada” y esto lo firmaría ante notario cualquier físico o científico. Pero, y casi más importante, parto igualmente de la premisa sobre nuestra mente: poco evolucionada todavía, pues somos una especie apenas salida de las sombras: egoísta, que asesina, esclaviza, y que destruye cuanto pisa incluso a sus propios semejantes: a veces vecinos y hermanos, y no hablo exclusivamente del pasado lejano, pues si bien la historia ha registrado períodos de crueldad y eventos de extrema barbarie que bien pondrían en aprietos a cualquiera que pretendiese rebatir el salvajismo inherente a nuestra especie, así como los argumentos de quienes hoy entienden aquella concepción más pesimista del hombre.  Pero, y como dije, no hemos de mirar muy atrás en el tiempo, solo prestemos atención al siglo pasado: un siglo XX particularmente ejemplar a la hora de mostrar el catálogo de los horrores propios a nuestra especie. Los cien años que cerraron el segundo milenio han sido pródigos en alumbrar —a quien tuviese alguna duda— aquellas circunstancias que exhiben un singular y profundo horizonte de maldad y ensañamiento, llegando a instrumentalizar (racionalizar): normalizando procesos de arresto, custodia y exterminio sistemático de nuestros semejantes.

Así y sobre esta triste realidad de nuestra mente perversa/ entre otras muchas cosas: mejores o peores, todas las interpretaciones a cuantas cosas queramos entender o dar a entender de esas mismas cosas, lo son desde y a esa misma mente: igualmente, pobres, esquematizadas, vagas y propias de un “individuo, que llamaré: poco evolucionado” que las percibe y describe… mas es incapaz, de hallar en ellas la luz, el amor y la compasión, solo hallando en su representación oscuridad y tinieblas: la Nada. Pues esta búsqueda estéril de la nada que se ha dado en la filosofía, su interpretación. No sería un mal ejemplo: revelada como hija del hombre (nadificador) y de su tiempo. Un hombre y un tiempo que rehúsa todavía la luz y solo busca refugio y razón en sus propias tinieblas pasadas: en la oscuridad.

Pero me quedaría corto, muy corto, solo al decir que este individuo apenas atisba reflejos y no percibe la esencia, y menos la comprensión completa de nada de lo que le rodea, observa o toca: sea la luz o las cosas bañadas por esta, así como de todas aquellas sustancias y cuerpos que no ve e ignora, y que de estar a otro nivel cognitivo —esperemos esto sea en un futuro posible— serían interpretadas y entendidas de forma muy distinta, más aproximada a la realidad de su ser y razón de ser. Sin embargo: “El hombre mejorará no solo cuando se le muestre lo que es, sino cuando él lo acepte y entonces, igualmente, vea lo que puede llegar a ser”. Este hombre entretenido y fascinado en buscar otros planetas mientras destruye el propio y que piensa en descubrir civilizaciones lejanas en lugar de acabar con la miseria y el hambre de sus semejantes: este hombre está condenado, al menos, mientras insista en ser, en lugar exhortar aquello que puede llegar a ser… pues no hemos evolucionado en absoluto, solo hacemos las mismas cosas (sobre todo destructivas) en mayor volumen, más rápido, más lejos y más eficientemente. En resumen: llevados por la tecnología, extendemos nuestras sombras y horrores sobre el mundo y los seres que lo habitan.

Nuestras funciones mentales son el reflejo y consecuencia de un proceso que se originó hace cerca de cuatro mil millones de años, y donde evolución es un continuo despertar de la consciencia a la realidad, determinado muchas veces por el proceder o dirección que toma la especie: tomar una buena dirección es, por tanto, imperioso.  El mundo material, hoy a todos los niveles, se nos empieza a mostrar como una vasta inteligencia y un inmenso sentir, que ¿quién sabe?, pueda juzgamos en cualquier momento. En el transcurso del proceso evolutivo esa inteligencia y ese sentir se deberán ir haciendo cada vez más profundos y explícitos e integrados en aquello a lo que pertenecen / a lo que pertenecemos: integrándonos en ese todo, en lugar de distanciarnos más de él.

  

(NADA)

PRIMER LIBRO /SEGUNDA   PARTE


POR QUÉ LA NADA Y UNA IDEA DE NADA QUE EXPLICAR
¿QUÉ ES LA NADA?
¿ES LA NADA POSIBLE?
VISUALIZAR LA NADA
/ CONTEMPLAR LA NADA
¿EXISTE REALMENTE ALGO QUE PODAMOS LLAMAR NADA?

  

POR QUE LA NADA Y UNA IDEA DE NADA QUE EXPLICAR

Generalmente, observamos cuando alguien filósofo o  científico nos va a hablar de la Nada —siempre en su libro— aportando por sí mismo a la Nada alguna idea, siempre antes de abordar el tema, primero nos remite a una historia —a veces tediosa— que poco menos es similar a consultar una biblia, donde asienta el origen y desarrollo de una idea que él va a continuar: esa procesión de eventos, relatada a partir de razonamientos anteriores hasta llevarnos a su idea y explicarla, es la que le da valor a su argumentación, y a él mismo, aunque luego la idea sea falsa: no verdad, en tanto nos quiera presentar la Nada, como algo que es, o bien, está en algún lugar (da igual el lugar) y, la podamos encontrar: absurdo… La Nada no existe, quede esto claro. Ni existe la Nada, ni un desde la Nada, porque la Nada, y precisamente por ser nada, no es ni tan siquiera un “desde” (X. Zubiri). Pero, aun así, el hombre es un ente que no puede desentenderse de la verdad, pues constituye parte esencial de su propia identidad, y la razón de un ente crítico siempre será desenterrar esa verdad que le habita, incluso, cuando se trate de la verdad de nada, y en ella no halle verdad, ni halle tampoco nada.

¿QUÉ ES LA NADA?

Una de las ideas o conceptos más difíciles de definir para el ser humano, es aquel que hace referencia a la Nada. No recuerdo ahora si ya lo he mencionado anteriormente, en todo caso lo seguiréis leyendo aún más veces en adelante, pues tal y como está estructurada esta empresa, no de manera lineal, sino en forma de textos independientes, algunas partes o textos necesariamente se repiten a modo de contexto o de aclaración; y debe ser así, cuando lo que queremos es preguntar por la Nada, entendiéndola en todas sus formas posibles: principalmente, aquellas relativas a la ciencia y la filosofía, aunque, como veremos existen otras, en fin: podría decirse que ando, o andamos todos errando «en busca de una Nada que se muestra a todos esquiva». Y, aunque no me extenderé, me gustaría explicar antes, aunque solo sea para hacernos una idea de lo que supone este trabajo: definir y la Nada en sus formas posibles conocidas (a partir de nada: de una ausencia total de coordenadas) y que inicia no siendo para un público —al menos en principio, pues igualmente ignoro si alguien lee o no las entradas del blog— sino, más como proyecto personal, a modo de descubrimiento e investigación: una aventura, esta vez no hacia selvas y volcanes, como acostumbro, sino al propio conocimiento— pues para escribir lo que me propongo, hoy (12 de octubre de 2022) cuando llevo más de 5 meses trabajando en ello, y decenas de libros y textos leídos sobre la Nada, aún me veo incapaz de darla por cerrada y completa esta empresa, siendo hoy esta, otra actualización más a la que seguro seguirán otras.

Lo primero que a uno se le viene a la cabeza a la hora de definir la Nada es, que “la Nada es lo que nos queda cuando uno lo quita todo”: absolutamente todo; no quedando nada: absolutamente nada. Y esa es la base de la que parto y por la que afirmo que la nada no existe, pues aquí estamos nosotros, y la Nada, en su condición de Nada absoluta, implica la no existencia de absolutamente nada, para que esta pueda ser y ser posible. Aunque luego, y como veremos, no es tan sencillo; pues la pregunta de cuándo 'nada' es nada, y cuándo 'nada' es algo, ha confundido y viene confundiendo a muchos, sino a todos durante milenios, y sigue actualmente confundiéndonos como también veremos. El filósofo griego Tales de Mileto pasó mucho tiempo pensando en Nada (600 a.c). Tales insistía en que no había tal cosa que fuese ninguna cosa. Incuso para él era algo complejo y muy difícil entender como algo (existente / no-existente) pudieses ser, y más aún que pudieras sacar algo de ello. Como analogía, encontramos hoy el mismo problema que nos sigue intrigando en relación con ¿qué había antes del Big Bang? ¿Era la nada? (se preguntan algunos). Y en ese caso, ¿pudo empezar el universo a partir de esa Nada?, bien, como vemos, parece que no hemos avanzado demasiado en más de 2500 años desde tales de Mileto y Parménides. Es más, se diría, incluso podríamos afirmar, que hemos retrocedido, al afirmar, que de la Nada pueda surgir algo, y además: algo como el universo (como pretenden hoy algunos físicos y astrofísicos). Si bien, y como apunte recordar (más adelante se desarrollará) la idea de la Nada surgió precisamente en la Grecia clásica, para justificar la existencia de algo anterior al universo, que bien podíamos formular de esta otra manera: ¿había algo anterior al ser?, idea (luego de esa Nada) que pronto desestimaron.

Pero no nos engañemos, aunque en un principio definir la nada pareciera algo sencillo que pudiera ser simplificado rápidamente, señalando la Nada como ausencia absoluta de cosas (obsérvese: ausencia de cosas/ luego antes son las cosas y en su ausencia… La nada) esto luego ya no parece tan sencillo, cuando observamos que el término ha llevado a siglos de debates e intentos de resolución, siendo tratado desde diferentes perspectivas, tanto de la filosofía como desde la ciencia. Debates como digo, antes internos, pero que ahora van camino de enfrentamiento entre los bloques filosófico/científico —ver por ejemplo Lawrence M. Kraus “Un universo de la nada”, en conflicto abierto con filósofos y teólogos. (Ambos bloques defendiendo su tipo de nada, y dentro de sus bloques, discutiendo sus propiedades)— pues cuando hablamos con propiedad de la Nada, que ya es mucho decir: hablar de aquello que no se conoce, surgen dificultades sobre su conceptualización, representación y potencial realidad. La función simbólica de esta “no cosa” se torna aún más extraña e indescifrable, no hay forma, ni forma de entenderla, cuando la semiótica se torna igualmente inservible y defectuosa, al comprobar que con lo que tratamos es con lo indiferenciado, o como lo califican algunos: potencial informe e indiferenciado. Terreno pantanoso este, y reino de lo indescriptible, pues “la Nada” no tiene caracteres que la diferencien de otra cosa, siendo a la vez metadiferente y, no solo diferente de todas las “cosas” o "ente"; sino diferente más allá de todas las cosas: en la ausencia de todas las cosas.

La nada: la desconocida, referida como potencial indiferenciado, en esencia nombra y se revela en la ausencia infinita: de algo, igualmente infinito. Luego, encontramos que el término 'Nada' utilizado para referir nada o ausencia: a través del lenguaje, con gran variedad de formas creadas a lo largo del tiempo, y que sirven para relacionarnos con la ausencia y la nada, desde lo no expresado, a aquello que se dice a medias (en ese límite entre el pensamiento y palabra pronunciada) y hasta aquellos términos relativos a una negación absoluta y rotunda. Igualmente, referimos la nada en situaciones concretas en las que se da una ausencia objetal manifiesta, que muestra un lugar previamente ocupado, donde nos preguntamos cómo podrían estar constituidos dichos bordes o límites (la forma de la cosa ausente) y, que rememora aquellas situaciones primigenias del psiquismo, cuando habido una ausencia objetal era imprescindible resolver la constitución de este, donde nuestros antepasados ya tenían el impulso de conocer y resolver diversos fenómenos.

Pero quizá es en la filosofía, la teología y hoy en algunas ramas de las ciencias donde la discusión es mucho más profunda. En este aspecto, muchas veces la filosofía ha intentado reflexionar sobre la Nada (tratada esta como nada absoluta) definiéndola como ausencia total de existencia. Si bien, dentro de la corriente existencialista, Heidegger, Nietzsche, Sartre, o Nishida, Tanabe y Nishitani (Escuela de Kioto) han intentado definir la Nada, si bien cada uno a su manera, dotándola de entidad, pasando luego a ser considerada dentro de las posibilidades del ser y del mundo. En términos generales, para estos filósofos se trata de algo que forma parte de nuestra existencia y queda ligada de manera directa a la angustia del ser humano frente a la complejidad de la existencia, y no como una forma de razonamiento típica del pensamiento científico. La Nada, en ese sentido “existencialista” es causa y consecuencia de nuestra realidad como seres vivos y comprender eso es comprender «La disposición afectiva fundamental de la angustia como modo eminente de la aperturidad de la persona – nos dicen los filósofos, algunos de ellos» donde Heidegger tendrá muy en cuenta las reflexiones de Kierkegaard sobre la angustia otorgando a esta un papel fundamental, de la misma manera que Kierkegaard le otorgaba un carácter educativo, y que resulta del mayor interés para nuestras consideraciones sobre la nada. Heidegger nos propone, como desde el horizonte incierto de la angustia acontece la nada, que libera al ser, léase: “solo en la clara noche de la nada de la angustia surge por fin la originaria apertura de lo ente como tal: que es ente y no nada”. (Heidegger). Lo que entra en choque directo frente a la frase Nada surge de la nada, o de la nada, nada proviene, y que indica un principio metafísico atribuido al filósofo Griego Parménides, según el cual ningún ente puede empezar a existir a partir de nada o de la nada. La idea también fue expresada por Aristóteles, «la naturaleza aborrece el vacío» (todos los griegos lo aborrecían, por cierto); o Lucrecio afirmando "ex nihilo nihil fit", finalizando: Porque si las cosas fueran creadas de la nada, cualquier raza podría nacer de cualquier otra; nada requeriría una semilla. La gente podría emerger del mar, las tribus escamosas surgir de la tierra, y las aves aladas podrían salir del cielo. Nacido de cualquier manera, cada animal, tanto salvaje como domesticado, habitaría la tierra cultivada y el desierto por igual. El mismo árbol no produciría siempre la misma fruta: lo que puede dar una manzana una vez, puede, al siguiente, producir un membrillo o una pera. Dado que no habría partículas generadoras, entonces tampoco ciertas cosas surgirían de solo un cierto tipo de madre. Pero como en realidad cada especie surge de semillas específicas, Cada cosa brota de la fuente que tiene la materia que necesita, las partículas primarias, y entra en los límites de la luz, y por eso cada cosa no puede dar lugar a todas las demás, porque hay un poder separado en cosas distintas. Lucrecio, con sus ejemplos, pretende mostrar la absurdidad de pensar que nada surja de la nada, aunque no nombra al ser… un detalle por parte de este, dejando este absurdo, para la posteridad… pues de eso ya se encargarían otros, siglos después. Finalmente, y en una línea científica, estos, los científicos, en los últimos años han dado con la resolución a cómo fue el origen del universo: lo llamaron Big Bang, en alusión a una enorme explosión que, según los estudios, hubo en el universo y a partir de la cual fue posible que con muchos millones de años de evolución se diera la vida en nuestro planeta. Ahora, la pregunta difícil y muchas veces imposible de resolver es: ¿qué había antes del Big Bang? La respuesta a esta cuestión bien podría ser la Nada, como algunos afirman. Pero, no hay acuerdo, ni pruebas de ella, pues ¿qué es la Nada? ¿Es el vacío cuántico?, ¿el vacío cuántico y la Nada, son lo mismo? Parece que no, si somos consecuentes con las pruebas. Pero surge igualmente la pregunta, aquella pregunta ancestral ¿Por qué de repente empezó a haber algo? ¿De dónde surgió todo? Todas estas cuestiones son de difícil resolución y la ciencia no puede resolverlas o, al menos no podrá hacerlo de forma inmediata, aunque existen teorías como la “propuesta sobre ausencia de fronteras” que nos avanzaron Hawkins y Hartle con muy interesantes posibilidades y que a resultas de ella, como siempre, han surgido quienes ya anticipen, consideren y afirmen, que el universo y, por tanto, el Big Bang y todo lo demás, surgió precisamente a partir de la Nada: lo que me resulta más absurdo todavía, y demuestra que la evolución de la inteligencia no va a la par con la evolución tecnológica, pero entonces, viendo como la ciencia pretende lo imposible: quizá dudamos, y volvemos a hacernos, de nuevo aquella misma pregunta ¿será la Nada posible?

ES LA NADA POSIBLE

Bien, ante la duda, siempre es positivo volver a replantearnos las cosas: veamos si es la nada posible, y en ese caso: ¿Dónde está la Nada? Empecemos por el espacio, que es muy grande y en parte “vacío”. ¿Será allá donde encontraremos la Nada? Pues, lo cierto es, que “dependerá de lo que se quiera decir, con Nada”, pero la mejor respuesta que podemos dar a día de hoy es 'no': siempre hay algo, incluso cuando hablamos del espacio vacío profundo (deep space). La estructura del espacio, observamos que está hecha de cosas muy densas, como galaxias, estrellas y planetas, además, de aquellos otros espacios en apariencia desocupados. Pero hasta en lo que llamamos 'espacio vacío', ese espacio desocupado: incluso ahí hay cosas (nos dice y demuestra la ciencia). Probablemente una partícula por cada 10 metros cúbicos. Así que no tienes que ir muy lejos para encontrar algo” aunque sea difícil de observar o detectar. ¿Entonces sí hay áreas en las que no hay nada?, sí, pero tenemos que volver al principio: ¿qué queremos decir cuando decimos 'nada'? Nada perceptible, sí: pero siempre hay algo ahí. Incluso si nosotros mismos, si pudiésemos aislar ese mismo espacio vacío nosotros por cualquier medio, no podríamos aislarlo por completo tampoco de la gravedad, por ejemplo.

VISUALIZAR LA NADA / CONTEMPLAR LA NADA

Para hacernos una idea de la complejidad que supone hacerse siquiera una idea de la nada, podemos cerrar los ojos, dejar la mente vacía, y no pensar en nada; no en blanco: en nada, absolutamente en Nada. Cierra tus ojos e intenta imaginar “Nada” en tu mente. Es difícil, ¿cierto?, cuando no imposible. Pensemos, ahora en eso, que se nos representa cuando pensamos en “la Nada”: posiblemente, sea un espacio vacío del cosmos. Pero ¿Hay algún lugar en el Universo donde realmente no haya nada en absoluto?, consideremos los espacios entre las estrellas y las galaxias, o los espacios entre los átomos. ¿Es esto la nada? No. Ya lo hemos explicado antes, siempre hay algo. Entonces, ¿Cuáles son las propiedades de la nada?, precisamente, las propiedades de la nada no las hallamos, no son posibles, no son y no existen en el universo.

Podrá sonar para alguno contradictorio, o paradójico lo menos. La cuestión consiste adentrarnos ahora en otra posibilidad, entendiendo, primero: que la Nada no se contempla, ni siquiera de la forma como algunos proponen, a saber: que la nada se contempla al no contemplarla. Bien, lo diré otra vez: la nada no se contempla de ninguna manera, no se puede, no existe. Y menos aún: no contemplando lo que de entrada no es, y que raya absurdo. Contemplarla, por lo tanto, es imposible: que nadie os engañe (si pudiese observarse no sería la nada). La nada es ausencia, y ausencia es ausencia de algo, así será en ausencia de algo, en la única forma que podremos “entender” eso que nos dicen que es, la nada: jamás ver, o contemplar, eso de ninguna manera. Con lo que volvemos al principio: la nada sería quitarlo todo, absolutamente todo lo existente: hasta el último quark del universo. Otra cosa será, que de alguna manera se nos proponga, y entendamos, eso que nos quieren decir con la nada. Y, por lo tanto, que encontremos aquello que en la ausencia nos la pueda revelar, en su ausencia, una ausencia tan infinita, aquella, como habría de ser infinita, luego en lo ausente esta. Es así de simple, y a la vez así de complicado.

PERO ¿EXISTE REALMENTE ALGO HOY QUE PODAMOS LLAMAR NADA?

Durante mucho tiempo la humanidad relacionó el vacío con la realidad observable, de modo que cuando no veíamos nada era porque sencillamente no había nada. Desde tiempos de la civilización helena, los hombres pensaban que la realidad estaba compuesta solamente por los elementos básicos como el agua, la tierra, el fuego o el aire. Sin embargo, tras los avances en el conocimiento pudimos conocer que hay un mundo inmenso en el reino material de lo infinitamente pequeño. Entonces, ¿Qué sucedería si lo "vaciásemos" todo? ¿Qué nos queda?

Existió una de esas preguntas que siempre me rondo la cabeza desde muy joven (15 o 16 años tendría a lo sumo) cuando andaba casi a diario por la AAB (Asociación astronómica de Barberà) donde mientras dirigía algunas de las sesiones de observación de la luna, los planetas y sus lunas, los jueves —día de puertas abiertas para los curiosos— en más de una ocasión, mientras disponía el refractor de 210 mm que teníamos para tal evento me preguntaba, siempre hacia mis adentros ¿Qué pasaría si no hubiese planetas? Parecerá una tontería, pero aquella pregunta, aquella inquietud, no quedaría ahí, y con los años tomó un carácter más formal: ¿puede existir el espacio con independencia de todos los objetos que lo pueblan? Quiero decir: si pudiéramos ahora mismo apartar toda la materia del universo: los planetas, estrellas, galaxias y la luz, ¿el espacio seguiría existiendo? O bien: la eliminación de todo lo material acabaría también con el espacio, dando lugar a la Nada. Luego de esta, se viene otra pregunta a la cabeza, aquella consideración más profunda: ¿en ese caso no quedase nada y ni nadie para ver lo que queda y saber que no hay nada, podríamos considerarlo realmente la Nada? Me di cuenta de inmediato de los problemas que planteaba la pregunta así formulada (ya más del ámbito de filosofía) y la replanteé de otro modo, más concreto: si fuese posible eliminar todo el universo, incluyendo todas esas partículas: la energía, gravedad... todo. ¿Nos quedaríamos con un verdadero vacío? ¿Sería eso La Nada? Pues parece que tampoco sería esto la Nada, o al menos si queremos ser formales, claro está. Este sería un vacío, pero en el que incluso en su nivel más bajo de energía existirían fluctuaciones del vacío cuántico: partículas cuánticas que aparecen y desaparecen junto a antimateria en todo y cualquier lugar del Universo. No hay nada, y luego “algo aparece, las partículas chocan y te quedas sin nada otra vez. De modo que, incluso si pudiésemos eliminar todo del Universo, aún quedarían estas fluctuaciones cuánticas incrustadas en el espacio-tiempo, pues incluso quitando todas las cosas físicas, nos quedaría todavía un fondo latente.

 

Como vemos, el asunto es embarazoso, no solo para mí, pues hasta para las mentes más avezadas en Antigua Grecia, como vimos, ya desestimaron el problema, pues se creía —a mi entender acertadamente— que el Vacío/La Nada no podía existir. Parménides, igualmente, pronto la negó e incluso Aristóteles se afirmó en ello pensando, precisamente, que de la nada, nada puede surgir. Sin embargo, la humanidad es muy cabezona. Y allá por en el siglo XVII se descubrió que con unas bombas de vacío se podía quitar todo el aire de un recipiente y dejarlo vacío; y, desde entonces, hemos creído que quizá el vacío podía existir en la naturaleza… y, si podía existir el vacío, quizá, aquella Nada de la que habíamos oído hablar fuera posible, y pudiese también existir: ser ese “Vacío”. Pero pocos siglos después, buena parte de la sociedad científica vuelve a dar razón a aquellos antiguos griegos, y ahora los científicos: al menos los más sensatos, afirman que el vacío como tal, una nada absoluta, no existe. Pues, en el vacío, al menos el vacío que conocemos, siguen sucediendo muchas cosas y no solo refiero la luz de las estrellas o la misma gravedad, pues Incluso en los rincones más lejanos y desiertos del espacio intergaláctico, hay cientos o miles de partículas en cada metro cúbico, e incluso aunque pudiésemos aspirar o eliminar aspirar todas esas partículas, todavía habría radiación que se extendería a través de grandes distancias en el espacio. Además, está el alcance inevitable de la gravedad que se extiende a todos los lugares, incluso a los más recónditos y distantes del cosmos; o el débil campo magnético de un cuásar distante que, aunque infinitesimalmente débil e insignificante, todavía es algo.

 

Filósofos y algunos físicos argumentan que esa Nada no es, por tanto, la Nada- “absoluta” y "real". Si bien, diferentes físicos ven cosas diferentes al referir “Nada”, desde una nada como “vacío clásico”, hasta la idea de la Nada como potencial, informe e indiferenciado —que no tiene caracteres que lo diferencian de otra cosa— lo que anticipa, que no nos vamos a ponernos de acuerdo fácilmente en qué es la Nada; o bien, habremos de tratar el tema considerando de dos a tres clases de nada. Dejando ya aparte esa “nada” minúscula, referida cuando hablamos y decimos aquí no hay nada. Luego, tendríamos la Nada de Heidegger y otros filósofos como Sartre (Deleuze Establece que “la filosofía es el arte de formar, de inventar, fabricar conceptos”).  Luego, encontramos la Nada de los físicos que serían dos: vacío clásico y Nada absoluta. Pero recordemos, en términos físicos de la física actual (experimental), Incluso si pudiésemos eliminar todas las partículas, de cualquier lugar, y proteger o aislar este de todos los campos eléctricos y magnéticos, aún tendríamos la gravedad, pues esta nunca puede aislarse o cancelarse. La gravedad no desaparece nunca, y siempre es atractiva: no podemos hacer nada para bloquearla. En la física clásica eso se debe a que es una fuerza, pero en la relatividad general el espacio y el tiempo es la misma gravedad. En relación con la idea de la Nada, afirmada por algunos Físicos, en otra línea de pensamiento, como Lawrence Krauss, "el universo de la nada (2012)"este argumenta: “una potencialidad" (se trataría de un “potencial” que puede crear algo, no tanto de una auténtica nada) explicado en resumen: se reduce, a que si sumas toda la masa y la energía del universo, toda la curvatura gravitacional... parece que todo suma cero, tomando en consideración las ecuaciones de Hawkins,  y que vienen de aceptar (verdadera)  aquella proposición que referí en una entrada anterior: como propuesta de ausencia de fronteras, (esto lo explicaré más adelante). Entonces, ¿es posible que el universo realmente viniera de la Nada, como pretenden algunas ecuaciones? Pero, y si damos solo por un momento por cierto el caso, ¿qué avendría esto decir?, que "nada" es todo lo que vemos a nuestro alrededor, y "todo" lo que vemos es Nada. Como se puede comprobar, empezar a pensar en la Nada, de forma, digamos seria, propicia que todo se complique muchísimo. Y cuanto más pensamos en ello, más complicado nos parece. Llegados a este punto, y sin siquiera saber aún hoy que es la Nada, pues no tenemos noticia de ella por ningún lugar, es absurdo, por tanto, seguir haciendo preguntas; aunque podríamos seguir en el absurdísmo, y considerar el espacio que contiene al universo como aquello, que si falta o desaparece seguiría este en su extensión, conteniendo luego la Nada. Pero si está ahí (esta), y ¡ahí va!, entonces ya no es la Nada); pero podemos hacernos preguntas, más absurdas todavía, por ejemplo: ¿si cojo dos melocotones y los chocó a toda velocidad, uno contra otro, dentro de un tubo: ¿saldrán membrillos o ciruelas? Y si… Estoy seguro, de que las ecuaciones también nos dirían algo al respecto: de las posibilidades de membrillos, o ciruelas.

Observamos que nos adentramos, por lo tanto, hacia una Nada, en efecto, con una historia tan larga como interesante que, además, se enriquece continuamente con el paso del tiempo. Unos han luchado y luchan por comprenderla, otros, “los místicos” soñaron que podrían imaginarla, y los científicos, hoy andan buscando o intentando crearla. En todo caso, aquí “el sueño de lo posible y la posibilidad del sueño se han articulado, donde se transforman y tergiversan: unos en formas supersticiosas y otras veces, en formas más oscuras… cuando a la razón dormida, el sueño de la razón produce luego sus monstruos.

LA NADA

TERCERA   PARTE


¿POR QUÉ ME PREGUNTO POR LA NADA?
SOBRE LO ACERTADO DE PREGUNTARME POR LA NADA
¿TIENE ALGÚN SENTIDO HABLAR HOY DE LA NADA?
DE LA NECESIDAD (APARTARSE Y HABLAR DICIENDO DE NADA)
¿TIENE ALGÚN SENTIDO HABLAR HOY DE LA NADA?

¿POR QUÉ ME PREGUNTO POR LA NADA?

Dicen que el conocimiento es un edificio que se levanta con el tiempo, y las conclusiones o certezas derivadas de un texto que escribimos hoy, mañana, serán otras: seguramente más certeras. Por ello y aunque la Nada me ha intrigado desde siempre, preguntándome, primero por ese espacio aparentemente vacío entre las estrellas, y más allá de las galaxias observables, nunca antes me atreví a cuestionarme seriamente y menos aún a escribir públicamente acerca de ella, pues si bien me planteaba profundas y apasionantes cuestiones, y aunque nadie aparentemente parecía hacerle mucho caso: unos la detestan y otros la ignoran, lo cierto es que observé que todos se acercan a ella en un momento u otro, aunque solamente sea para manosearla, mas también los hay que haciendo de ella su guía y/o razón verdadera; encontrándose, por todo ello hoy como una tela de araña por diversos hilos sustentada, que penden de muy heterogéneos hilos—unos más flojos que otros —alimentados estos por la física, filosofía, matemáticas, astronomía, cosmología, lógica, matemáticas: lo que resulta, que hablar hoy de la Nada es irrumpir en “todo”; guerrear contra “todo” y hacerlos contra “todos” más aún en el ámbito sajón y a la orilla de la ciencia.  Precisamente por esto, y para poder obrar con cierta propiedad, que no certeza “de la Nada” incursionando en ese todo, se prioriza  de un cierto bagaje de nociones “transdisciplinares” o sustrato de conocimientos: lecturas y nuevas nociones actualizadas y asimiladas, además, de una aptitud mental holística que permita entender la Nada (si es esto posible, o aquello/o aquellos que la promueven) desde toda perspectiva que se dé y reconozca abierta a hipótesis a considerar y de ese modo poder luego refutar: no tanto la Nada... como “la idea” de esta.

SOBRE LO ACERTADO O NO DE PREGUNTARME POR LA NADA

Sobre lo acertado o no de preguntarme acerca de la Nada públicamente, desde mi perspectiva, el enriquecimiento que supone esta incursión ya de por sí lo justifica: al alzarnos hacia los límites o fronteras del pensamiento. Pero, además, encontramos que la Nada no es tema marginal, estando hoy presente en los temas más candentes de la actualidad, cuando su importancia —nos dicen— inicia en la misma consideración del origen del Universo, la vida y el hombre, así como todos los cambios reales y abstractos de nuestra realidad social, se puede entender  mejor mi actitud; y más aún, cuando algunas interpretaciones de la Nada actualmente, observo, abren las puertas a la instauración de la (no diferenciación) entre el Vacío y Nada, diluyéndose la una en lo otro —no reconociendo ya aquello (la nada) en sí mismo, sino como lo conoce o le parece al hombre que lo conoce— así, nuestra relación con la Nada, hoy surge rehaciéndose a partir de un fondo, donde ya no se distinguirá lo uno (el vacío)  de la otra (la Nada). Quizá todo lo que pretendo pueda entenderse y resumirse a partir de una línea de pensamiento sencilla, y que se mantendrá sucinta en todos y cada uno de los siguientes textos: “la Nada, abierta a todas sus posibilidades” incluido, por supuesto, y sobre todo ((el de no-ser)), pues es esa su verdadera esencia (no ser), pero no sin antes considerar y tratar cuantas posibilidades y exposiciones sean necesarias escuchar y luego, si es necesario, refutar.

La Nada, aunque muchos no lo consideren así, no es tema única y exclusivamente de confrontación y formación académica sino de apreciación: Reconociendo en ello, en su estudio, la existencia de nuevas posibilidades como concepciones (reales o metafísicas) que sin necesidad de ser, luego del pensamiento aquello en una representación 8 que es satisfacción de un deseo / de ser) es después de uno aquello (que no-es i-de otra manera  indirecta (como habíamos hablado sobre la propia ciencia que estudia aceptando ideas especulativas cuando estudia más allá de nuestro planeta / con esa intuición o clarividencia) y por tanto no cerrando puertas, admitiendo esas otras posibilidades validas del pensar y la existencia (que no son una verdad manifiesta) del más allá ( lo improbable) pretendiendo de no ver nada / entender más nada y de más lejos de lo que hacen o donde no se atreven a llegar del pensamiento otros.

¿Qué quiero decir con esos otros? Pues que cuanta más cátedra más se radicalizan las posturas y posiciones enfrentadas hacia un lado y otro de lo inamovible: cientificista o filosóficamente hablando, obviando unos a los otros y lo mismo otros las posibilidades que se les ofrecen desde el lado contrario (opuesto) para un mejor razonar desde nada concreto; así como priorizar de una mente abierta y no cerrad. Esta última muy propia de las escuelas tanto filosóficas y del paradigma  (los cientificistas) pues es lo que medra y razón última de ser hoy de las universidades: de pensamiento único no crítico, amputando cualquier voz o aniquilando cualquier otra forma de pensar que no sea en línea a escuela o pensamiento dentro del paradigma (lo correcto). Por consiguiente, no habrá de tomarse en consideración la posición de aquel que se atreve aquí, hoy, a incursionar  lo mismo desde Nada bajo riesgo de ser reprendido o perder lo que no tengo (reputación) precisamente, por ser como es (uno).

DE LA NECESIDAD (APARTARSE Y HABLAR DICIENDO DE NADA)

La necesidad es una categoría social y la «pulsión» (el impulso - natural) resulta de uno  lo contenido antes a lo incontenible que-es después dentro de ella→ la necesidad social:  de ser no igual y hacer de lo mismo diciendo  de las cosas igual que los demás). Luego de lo social y necesidad igual (es) la propia necesidad (de un deseo lo mismo i necesidad cuando encontramos de él: la satisfacción del deseo que –es resuelto en su representación  (de un texto)  si aquel que lo pretende puede ser de moverse a separar-se i de nada ser para luego siendo escribir / entender / desde luego lo que son de las satisfacciones después sido de otra necesidad (que- no-es necesidad de lo mismo que la otras / pero es necesidad igual desde el deseo de uno) en una jerarquía que lo reconoce cuando-se demuestra de eso de él / de un o una necesidad igual de apartarse del medio para poder ser algo i luego de pensar aquello de lo que se va a hacer escribiendo que (es-ser (él de su texto) / i-que no es necesidad primaria o superficial igual social / pero- es (de lo mismo i consecuencia del impulso luego lo que (de hacer moviéndose de algo y ser de eso él) de cada uno luego la razón entiende después  (que-es i no-es→ primera necesidad de cada uno / pero-es i se puede entender de distinguir de las necesidades primarias o básicas no igual de la misma forma pero tan profundas como las otras en el ámbito de un sentido particular / de lo social no-ser o no participar / i- ser lo opuesto i singular de carácter primario es (ser de uno mismo lo que sea i antes de nada i apartado / que tener que ser igual al resto) y luego sean las otras (refiero de las necesidades todas de carácter secundario llamémoslas→ necesidades superficiales. Luego no es tanto de una necesidad hablar de Nada (i-como la lógica no aconseja) como lo que de uno-es i es de lo mismo necesidad de no moverse de casa por mi madre  / luego tener que hacerlo i moverme no de la misma forma desde el pensamiento de la idea de otro (como necesidad) de Nada.

Luego advirtiendo del desconocimiento el desconcierto en tanto, a esa idea que «Nada-es» supone i manifiesto más presente que nunca en nuestra sociedad: planeando de un lado a otro de forma errante i ambigua en el mejor de los casos pero igualmente de la sociedad filtrándose vez más hacia todas sus capas, donde se esgrime de un nombre no siempre lo fuera de lugar i tiempo (ser) no como aquel absoluto que debería de ser- lo explicado de uno i no-es de una forma / lo que luego se mal entiende de la forma ausente nada: o inexistencia de "lo que no es-ahí de la forma: una que podemos reconocer i explicar de un texto" / En un espacio siendo de uno después en lugar i tiempo concreto siendo “no siendo” en lo finito de cada Ser que la nombra. Pero la pregunta es: ¿Tiene sentido hoy hablar de la Nada?,

¿TIENE ALGÚN SENTIDO HABLAR HOY DE LA NADA?

Quizá otra muy buena pregunta sería preguntarnos ¿por qué estamos hablando hoy de la Nada? ¿Por qué no hay debate y hablamos sobre la felicidad, la luz o la armonía del universo? Qué sentido tiene (para nosotros) hablar hoy de Nada: lo que—la lógica nos dice—tampoco podemos hablar. Estas palabras al principio del texto son por una buena razón: observemos el nombre de aquello de lo que ahora vamos a tratar; luego, qué quiere decir aquello sobre lo que vamos a tratar, y finalmente fijémonos en el título del texto, en resumen: ¡Nada! ¡Nada!, y ¡Nada! Podíamos entonces dar ya el tema por resuelto. Sin embargo, no es así: ni de lejos parece estar el tema resuelto. 

Luego la respuesta es: por supuesto y la razón principal es que es i preciso discutir y no aclarar sobre de lo que este nombre dado (la Nada) representa, pues aparece con lo que parece que nos hayamos olvidado que fue desestimada (como absoluto) mientras la realidad es hoy otra i-discutible cuanto menos “cuando se considera→ la ” como determínate de un nombre que no-es  La Nada luego entendiéndose nada i nombre mas no la usencia de la forma que-no-es de un nombre en su lugar cuando nada no-es en absoluto Nada (una nada absoluta). 

 


LA NADA

CUARTA PARTE

DE LA NADA ABSOLUTA
ENTENDER LA NADA
LA NADA: A LO LARGO DEL TIEMPO
PERSPECTIVAS: DESDE NADA PENSANDO UNO LA NADA
LA RELEVANCIA DE LA NADA
La emergencia de la Nada abordada desde distintos campos
¿QUEREMOS REALMENTE INTERPELAR A LA NADA?
¿UNA (LA SOCIEDAD) DE LA NADA?
¿Cómo explicar la sociedad (gente que sabe de todo) pero es de nada?
¿QUÉ QUIERO YO DE LA NADA?
ACERCA D LA DIVULGACION DE LA NADA

  

DE LA NADA ABSOLUTA

La Nada absoluta ha sido, o fue (tras ser concebida su idea) por siglos, ocultada, y negada a lo largo de la historia. Curioso parece ahora, cuando nos quedamos huérfanos, en ideas y espíritu, ante la magnitud de aquellos límites i fronteras inalcanzables (no a la razón) explicando lo que se muestra i demuestra  inalcanzable de nuestros instrumentos, que aflore de nuevo aquella idea de una Nada i de un nombre propio de alguien que aparentemente conoció algo i-que no-es (la nada). Lo que resulta i una vez más como otras veces y alternativa a una ausencia de saber de algo luego el deseo de aparentar saber i esclarecer, cuando no aflora de sí mismo el deseo de aquello mismo i de nada moviéndose la nada: ser al punto de pretender monopolizar el entendimiento de nada hacia propios interesas. Pues la Nada parece ese espacio (del ser ausente que no-es / de las cosas luego lo mismo y propicio por tanto a nuevas ideas: que de la nada se hace presente más allá de la negación i ausencia de una cosa: en el espacio que no-es el silencio lo que no escuchamos de las esferas pero-es lo que queda al hombre del hombre  de aquella misma Nada que antes rehusó, y que nunca más quiso enfrentar (y que quizás, incluso la filosofía tema reconocer, pues esta jamás podrá revelar: más cuando lo que comparece en revelación no viene dado a entender ( sino a reconocer de que i quien las palabras que son. en palabras.

ENTENDER LA NADA

Pensemos por unos instantes: si la Nada es nada, ¿Cómo es que podemos concebirla? Si la Nada es nada, ¿por qué una palabra para referirla? Si la Nada no es nada y es, por tanto, algo que no es, siendo: solo en su idea, ¿a qué tanto hablar a darle vueltas a ella o ello? Lo cierto es que a poco se profundiza, encontramos que nada parece a primera vista más interesante que la Nada, nada es más intrigante que la Nada, y nada más importante que la Nada… Y, sin embargo, ¡no es nada! La Nada es uno de aquellos temas que se muestran atractivos a las ciencias y la filosofía: de esos que te agarran y ya no te sueltan; una verdadera caja de sorpresas, repleta de paradojas que espera ser abierta a la que se llega a través de un lenguaje hermenéutico al límite de lo prudente y expresable. Y todo ello obedece a una sola razón. Pero para poder entenderlo, primero hemos de entender esa Nada, y entender el rol de esta en nuestra sociedad y en nuestras vidas. Debemos pensar y entender antes qué ha ocurrido con ella, con la Nada a lo largo del tiempo, aunque sea muy brevemente

LA NADA A LO LARGO DEL TIEMPO

La Nada a lo largo del tiempo se la ha visto con muy distintas caras y funciones, perfiles estos, de una Nada, siempre ajustada y modelada por la subjetividad humana y unos intereses propios o religiosos (antaño) cuando no ocultada, por los propios miedos. A aquella Nada original e “inasible” en su origen, se le fueron asignando papeles y relaciones con un mundo al que no pertenecía: el nuestro, a modo de sofocar la angustia original que causaba saber de ella, pero no poder entenderla y ubicarla, al mismo tiempo, que de esta manera se cubría su carácter original con un sucinto velo: “pues si hay algo que teme el hombre, es precisamente, el desvelo de la Nada” — nos dicen: de aquello que es contrario a ser y al Ser; de aquello que todos han rechazado como opuesta o contraria a de lo más propio en el ser humano. Como si con ella, al desvelar la (Nada) fuese como desvelar y reconocer aquello más terrible que nos atormenta desde el inicio de los tiempos: la inexistencia absoluta…

PERSPECTIVAS: DESDE NADA PENSANDO UNO LA NADA

La consideración de la Nada no precisa hoy de una nueva perspectiva: otra más, o explicar de nuevo dando una nueva capa de barniz a lo ya antes y tantas veces expuesto (durante años) y que lleve a más confusión y controversia de la existente. Lo que precisa la Nada es entender su significado (no revelarla, como afirman otros). Si bien, igualmente precisaremos entender el papel de (esa otra nada falseada) que anda entre nosotros: en la sociedad, ocupando ciertos roles —en la cultura, la ciencia, y que no la pertenecen: me refiero a esa Nada que se ve sin verla y que todos más o menos entendemos, para y como he dicho,  primero reconocer entre la nada y La Nada y luego de esta última apartar el velo que la cubre (y que, entiendo, no oculta nada), dando paso así (no a lo que no entendemos / sino a lo que no queremos entender) revelándola tal y como, lo que es (no-es)  y aceptando esta como: una Nada absoluta (lo que no-es / y no existe) y quizá, más revelando en ello aquello que tememos pueda ser: un error, y no otra cosa.

LA RELEVANCIA DE LA NADA

La emergencia de la Nada abordada desde distintos campos

Para entender la importancia y relevancia de la Nada en nuestros días, tan solo hemos de comprobar cómo esta Nada ha sido y es abordada desde distintos campos del conocimiento. No en vano, desde su carácter inicial, esta ha sido generadora de atractivo y seducción desde los distintos planteamientos del saber y una cuestión persistente desde tiempos de la Grecia clásica, donde los filósofos clásicos, en un esfuerzo, intentaron comprenderla: para luego ser los primeros en negarla y rechazarla (La Nada absoluta). Sófocles, en sus trabajos, ya intento describirla; los atomistas y ahora los matemáticos descifrarla asociándola con el cero. En la Edad Media desde san Agustín se le ha tratado de negar, para reivindicar la divinidad. Elkhart la unificó con la Deidad; algunos pensadores clásicos la ubicaron más allá del universo, y los astrónomos (astrofísicos) tratan hoy de localizarla, donde algunos  físicos, la conciben como origen del universo y otros: los filósofos, en dialéctica con el Ser. Podemos comprobar, dado el número de disciplinas en las que se encontró y encuentra implicada, que la hallamos igualmente relacionada con algunas de las preguntas fundamentales que el hombre ha podido hacerse y sea lo largo de los tiempos y aún hoy se hace, como la vida y la muerte, la existencia o no, sobre el ser o  no-ser, el espacio, la materia, el vacío, o el mismo “origen del universo”, y comprobamos como en todos ellos la Nada siempre está presente.

Pero, la pregunta es: cómo algo que debería estar excluido de nuestra realidad, como lo está de nuestra percepción, luego está presente y la referimos como algo-cosa: sencillamente, porque al hablar de la Nada hoy, ya no pensamos en un significante indiferenciado o como antaño hicieron los griegos, y pensamos y hablamos, por el contrario, habiendo cosificado una idea, algo abstracto, que sin reconocerlo habitaba de alguna manera desde antaño nuestra mente, convirtiéndolo hoy en una cosa o realidad:  algo concreto, que podemos no solo representar, sino dar sentido y lugar, sea en el vacío, el cero, o en un sentimiento de angustia en nuestra mente. Pero, de este modo, lo que enfrentamos no es la Nada —que sigue (y de momento) tras su velo— sino aquello o aquel significado de algo (la Nada) con que a nosotros, al hombre de hoy se nos representa y la entendemos y representamos. La misma razón, por cierto, por la que aquello que no debería ser “es”, y al ser ya entendemos o deberíamos entender, que, precisamente: eso no es la Nada.

¿QUEREMOS REALMENTE INTERPELAR A LA NADA?

Entre las dos grandes ideas de la Nada siempre enfrentadas, la filosófica y la cientificista —en estos tiempos aún más enfrentadas, si cabe (David Z. Albert Vs. Lawrence Krauss) — la idea primera “filosófica” parece mejor entenderla (refiero aquella parte de la filosofía que afirma que no deberíamos ni nombrarla), sobre la última “cientificista” que, y en principio ella misma (negaba) pero ahora no todos niegan: refiero Lawrence Krauss y otros. Pues, mientras el pensamiento lógico, y varias concepciones filosóficas han impedido la posible fructificación de una idea de la Nada vinculada a la vida real del hombre durante siglos (recordemos que el pensamiento occidental no ha dado la suficiente credibilidad a las cuestiones sobre la Nada como, por el contrario, sucede en Oriente) es la filosofía ahora, o una parte de ella, la que entiende y afirma que “al haber excluido a la Nada del pensamiento, nos estamos perdiendo buena parte del Todo” (nos dicen algunos filósofos). Pero ¿de qué todo nos hablan?, ¿a qué todo nos refiere?, y aquí es donde se rompen todos los moldes en un “tótum revolútum”… o Acaso la Nada de Heidegger, Sartre o David Z. Albert es más real que la Nada de S. Hawkins & Hertog, Viatcheslav Mukhanov o Lawrence Krauss; o bien, y únicamente ocurre que es más fácil de aceptar para los filósofos esa Nada: más cercana, reconocible y próxima, mientras la otra Nada (relacionada con el vacío absoluto) permanece en un limbo, sin ser cuestionada; acaso, no son la una (de los Heideggerianos) y otra (de los científicos que la relacionan con el vacío) igualmente, dos velos distintos que ocultan el mismo miedo /la misma no-cosa, tan desconocida a los mortales como siempre lo ha sido... La situación nos requiere, y requiere igualmente de solución.

¿UNA (LA SOCIEDAD) DE LA NADA?

¿Cómo explicar la sociedad (gente que sabe de todo) pero es de nada?

La ciencia, la filosofía luego la sociedad si cabe aún más la sociedad occidental, ha incidido en todos nosotros —en nuestra forma de pensar e interpretar el mundo i las formas— de tal forma, que hemos concebido desde ese principio de entendimiento que nos explican otros: después la propia la existencia, nuestra la vida y el mundo de manera dirigida, miope y rudimentaria, parecida más a servir a un artificio (este como ente social que sirve a unas propia necesidades) que como una realidad que es nuestra: nuestra propia realidad. Esto es: primero no hay necesidad de fijarse ( no entendemos la amenaza de medio) luego cuando miramos las cosas no las vemos (esto es observar de uno mismo i (desde nada entender de ellas) a entender las cosas por nosotros mismos, no las miramos (salimos al campo y damos por sentado conocer todo aquello que nos rodea (de la explicación que no dieron otros) que miraron y catalogaron antes por nosotros todo aquello (que no son además los mismos que nos las explican luego 8 i no tienen memoria de aquello que nos explican desde una propia experiencia / i que son los mismos que después nos dicen no solamente qué y cómo son esas cosas, sino igualmente, cómo han de ser otras; Incluso, nos dicen que está mal o está bien (casi siempre en función de su practicidad o una utilidad). A ese punto hemos llegado.

QUE QUIERO YO DE LA NADA

Quizá interpelar la Nada por uno mismo, lanzándose contra ella, sea el mayor acto de sedición que puede hacer hoy una persona, cuestionando los fundamentos de todo aquello que damos por sentado (en palabra de otros): conocimiento cierto e inamovible, científica y filosóficamente yendo no, contra todo, sino hacia todo y de frente. Es este sentido preguntarse si es oportuno despertar el espíritu la Nada / hacerle saber que dudamos de ella/: y negarla, pues no se nos revela / a la vez de poder considerarla en ese su sentido mayor —ese mismo sentido que ciencia y filosofía ignoran— parece un interesante viaje, donde como tal, el descubrimiento mayor, consecuente y de todos, será finalmente el de uno mismo: sus propios límites y capacidades, al emprender un camino a la comprensión de una Nada, que (partiendo de nada) aporta un potencial transdisciplinar (donde se priorizan unas necesidades nuevas de conocimientos para poder luego conceptuar y juzgar) dentro de la que será una actitud holística que permitirá, quizá, entender la Nada desde toda perspectiva que se reconozca abierta y honesta en nuestro camino de descubrimiento y su posible revelación o refutación.



OBSERVACIONES DE LA NADA 
SEGUNDO LIBRO

QUINTA PARTE (ir a la página→ )

ES POSIBLE HABITAR LA NADA 

Desde una primera lectura de sentido de la nada, algunos entienden que falta mucho por decidir si el horizonte de la Nada es un horizonte habitable en todo su sentido práctico o existencial: que no lo es, a mi parecer. Aunque es posible pensar, y pensar la nada, pudiendo constituirse en un horizonte desde el cual es posible vislumbrar algo: aunque no se sepa muy bien que es. Creo que el pensamiento debe empezar por acallar la urgencia y empezar por lo más fundamental, comprender. Pero ¿es posible comprender lo que no existe, ni puede existir?, ¿es posible explicar o hablar de lo que no existe? ¿Es posible habitar la nada?


 (ES POSIBLE HABITAR LA NADA) 
― DEL HABLAR POR HABLAR DE NADA (Nadie Desde el horizonte: hablando de nada) ―DESDE EL HORIZONTE HABITABLE DE LA NADA (DE UNO MISMO) NO-SER― EL PROBLEMA DE NO-SER (Y DURANTE UN TIEMPO DE NADA (que podamos recordar) ― DEL DESTINO Y DE TODO / DESPUES /DE NADA (Camus i su sombra de una Roca) ―
(DESDE (UNO MISMO) NO-SER DE NINGUNA COSA O SER DE NADA) 
―DEL MAESTRO ECKHART Y LA RESIGNIFICACIÓN DE SUS TEXTOS― SOBRE EL PENSAMIENTO Y GRACIA DE ECKHART―

DEL HABLAR POR HABLAR DE NADA

Desde el horizonte de la nada

Lo peor que te puede ocurrir si estás hablando de —cómo es (no-siendo) y dónde está (no-estando) —es que un niño fije su atención en ti y, mientras explicas aquello que ni tú mismo concibes o entiendes, este interrumpa y pregunte de aquello: ¿por qué no existe? Posiblemente, el niño con esa lúcida ingenuidad propia de la infancia, haya percibido que algo —y ciertamente es así— no tiene sentido, y estás hablando de una “cosa” mientras te esfuerzas en explicar que esa misma “cosa” no existe: Por suerte, para los padres, esa lucidez inquisidora desaparece paulatinamente con la edad, créanme, pero el niño no anda mal encaminado.

 

Como refiere John D Barrow: El Libro de la Nada "la pregunta es razón suficiente para escribir un libro". Pero la cuestión entonces es la siguiente: ¿Cómo podríamos hablar o saber y menos escribir sobre algo que no solo no existe sino que no existió jamás?, pues no tenemos conocimiento de ella ni de su existencia. En situaciones normales, podemos hablar de algo que existe y podemos también hablar de algo que no existe pero existió que con anterioridad y conocemos, aunque sea vagamente: por referencias —otros lo vieron, descubrieron— o bien, porque existen pruebas. Lo cierto, es que los niños pueden estar siempre distraídos y a sus cosas, no muy atentos a lo que dicen los mayores —o eso creemos— pero aunque habiten el reino de la fantasía o precisamente por ello a esas tiernas edades parecen distinguir claramente todo aquello que proviene de ese otro reino que tan frecuentemente moran los mayores: "el reino de lo absurdo". De modo que si insistimos como lo hacemos tantas veces e insistimos en explicar —y en este caso concreto— aquello que no conocemos y nadie ha visto, que ni siquiera se sabe dónde está, o, si estuvo, o fue alguna vez: luego es posible que alguna mente joven que esté escuchando se pregunte y después nos pregunte a nosotros por aquello mismo que explicamos que no existe, pero de lo que estamos hablando (no sé si me entienden, en tanto a lo absurdo como queda uno hablando de algo que no puede ser, como si lo conociera de haber sido o estado de aquello). Además, es igualmente posible, como la historia nos revela “interminable”, que al escuchar el nombre de “la Nada” en la mente de alguna persona (joven o no) salte un resorte de mecanismos ocultos i ancestrales que alerta, de seguir ese camino nos conducirá hacia “una frontera” —más allá del horizonte o frontera  (configurada por la perspectiva de la ciencia y la técnica) a un retorno a las tradiciones fundadas en sus inicios, sobre una libertad en términos estrictamente hermenéuticos. —. Pues el propio nombre conlleva reminiscencias arcanas que hacen que nos volvamos (de alguna forma) hacia aquello, cuando escuchamos un nombre, aunque no sea de nada i no queramos escuchar y, si esto ocurre dará igual lo que podamos hacer o creer: i de la nada aquello siempre en tránsito se presentará justo en ese espacio donde Nada y Ser colapsan infatigablemente en un conflicto del que dialécticamente tenemos reflejo en algunos textos donde la mente es retenida de aquello en algún instante reflejo de uno (que no es de ningún lugar) .

Pero volviendo a la charla que si ya complicada Era la noche teniendo que explicar Nada como una inexistencia absoluta de algo que estamos explicando que no-es pero parece que conocemos. Créanme que la noche más se complica cuando ahora tenemos que explicar: de lo mismo explicado que no existe aquello mismo de lo que hablamos y con ello refutar o contradecirnos de lo anterior e igualmente a nosotros mismos. Pues no se tratará de explicar la inexistencia de algo sino más de explicar ahora y razonadamente la no existencia de nada en absoluto (cuando estamos hablando de algo / como poco i de la palabra que no-es (algo i del verbo es→ definido del tiempo del verbo i de una cosa (i-de su nombre del texto) en lugar i tiempo sino del indefinido (o del ser). Y Llegados a este punto, y si queremos ser formales en aquello que tratamos vemos que no podremos dar uno nombre: llamar cosa i Nada a (nada) pues “no es: nada significante de algo ( que hemos explicado) de lo no hay cosa” y, precisamente, porque no “es” i no cosa  no puede tener nombre o categoría, ya que ni conocemos, ni podemos conocer aquello (?) en absoluto i tampoco llamar nada a algo de ninguna cosa, como ninguno de nosotros es capaz ni puede hablar de lo que no existe i no conoce, ni podremos nunca justificar o explicar de ninguna manera “la inexistencia –de algo” que hemos explicado —(“algo, pues ya sería algo de alguna cosa”)— que no conocemos ni existe y, menos aún deberíamos divagar en conceptos y mecanismos que rayan, cuando no superan lo inaudito, del mismo modo que a nadie se le ocurre explicarnos la inexistencia de cualquier otra cosa que no existió jamás; pues y además con solo nombrar (“algo: su nombre - darle nombre”) aunque no exista, sería empezar a dimensionar: primero, de una forma abstracta / para de inmediato empezar a dar “mentalmente” forma a una idea o concepto desarrollando la identidad de aquello; esto sería: crearlo —(auto-crearlo)— nosotros mismos.

Una vez dado ese paso, al “conceptualizar” lo que habremos hecho es traer aquello al plano existencial, a la vez que nosotros nos sumergimos en un laberinto y horizonte de aquello mismo / antes algo que comenzamos a habitar del pensamiento, por tanto, sería entonces hablar de uno hacia una “cosa” siendo de "algo" que todavía no conocemos del todo esa cosa como para darle un nombre. En consecuencia, y en este caso concreto que tratamos (al haber dado nombre a lo inexistente: la Nada) no estaríamos hablando de aquello que "no es -absoluto", sino de algo ya representado / en nuestra mente “encarnado”, pero que solo cabe existir en la mente de quien la concibe, pues repito, en este caso concreto: de Nada y lo que con ella se quiere decir (la nada→ como absoluto i del concepto (más allá del concepto i) de uno lo mismo más allá de su representación subjetiva, no podrá existir jamás; precisamente, dada la contradicción con lo existente, pues ambas realidades se dan como absolutas, y allí donde existiere “Nada-absoluta” (Inexistencia total o carencia absoluta de todo ser) no cabe el “Universo” (lo existente) siendo, igualmente a la inversa. Resultando: que toda investigación sobre la Nada-absoluta, será una divagación singular i propia haci dentro, que en las más de las ocasiones no nos llevará a conclusiones, sino a: Nada real adentro i de nosotros eso. Pero ¿Por qué, entonces, tanta obstinación con "La Nada"? (esta, debería ser también la pregunta obligada a desarrollar).

Parménides, igualmente, se obsesionó con ella no por mucho tiempo i  como otros. En filosofía esto ocurre más de lo que creemos… “Anduvo, no hace demasiado por el mundo, igualmente, una doctrina que hizo bien y mucho mal: Y entre sus males, uno fue el de traernos, un género de análisis donde los hechos se pulverizaban con él: “Y el hombre, esta cosa, ¿es una cosa?” Por absurdo que nos parezca la pregunta, hay quienes se la habían propuesto”. (Revista Filosofía, Vol13 No2 - El hombre de carne y hueso)— M. Unamuno. Por lo tanto, y siguiendo con la no existencia, concluiremos: que despojar a la Nada de nombre en su momento, no pensarla, hubiese sido despojarla igualmente de todo: desterrarla de nuestra mente. Pero no fue así, es más, aquí sigue (lo vemos no de la misma forma ni igual pero de este texto). Entiéndase por tanto que cuando hablamos hoy de la Nada, hablamos sin duda de algo… “Algo” circunscrito a la mente i quien sabe de: y que en el ámbito cual / de lo que de la filosofía se revuelve negando / lo miso es afirmándola con todas sus fuerzas a desaparecer: a no existir i pueda ser Nada —curioso esto cuando menos— como, que cada cierto tiempo gusta descorrer las cortinas, revelándose a alguien o en alguien, allá donde anida".

En este sentido y a lo largo del tiempo ha habido quienes de si mismos han logrado ubicarla y razonarla desde de su ámbito: Heidegger, Sartre u otros filósofos, que no solamente no la extrajeron fuera de este (su ámbito/concp.) sino, que le dieron dimensión y campo de acción en la mente, lugar y donde medra según estos o en estos, relacionándola con una angustia: o vacío existencial del Ser.

 

DESDE EL HORIZONTE HABITABLE DE LA NADA (DE UNO MISMO) NO-SER


EL PROBLEMA DE NO-SER

Y DURANTE UN TIEMPO DE  NADA (que podamos recordar)

Hace mucho tiempo quedé en coma cuando solo tenía ocho años de edad. Después no hace tantos años me ocurrió algo parecido: un accidente me dejo sin casi sangre y de la pierna uno colgando en unas condiciones en las que me fue de muy poco i minutos ir buscando casa en el otro barrio y estando un par de días de aquella manera i luego años en lo que llamo ahora (la frontera) de un pie a cada lado (entre el ser y el no-ser). De ambos sucesos recuerdo más bien poco del cómo y principio casi nada del primero luego del segundo nada entre el golpe y despertar (del segundo abajo /luego a este de un tercero).

Quizá cuando me he preguntado durante estos años a fuerza de recordar lo que después me venía i viene siempre a la mente cuando pienso en ello la misma no-imagen de siempre: donde el silencio es oscuro azulado no negrura i total sino usencia silenciosa de otros colores (si caminaron bajo la luna entenderán eso más oscuro de azul profundo mas allá). Luego ninguna forma es del plano de frente donde nada veía solo paz) que se extiende del que está del instante antes: en aquel otro que no sabe si es otro o el mismo de ahora donde de otra manera de la nada esta y no parece lo que había pasado (lo mismo sin recuerdos uno del instante hasta después despertar / siendo de ese momento entre medio de antes y después de una imagen finita siempre la misma con aquella sensación extraña de un lugar tranquilo donde esperando puede ser / o despertar es después ser otra vez de todo tránsito y muchas veces luego preguntándome si aquello→ entonces lo pienso de azul-oscuro si había un después (o nada más) i solo del acto / del que después otra pregunta fue tomando forma los últimos años ¿Me encontré de frente a Nada? Pues lo cierto es aquello que parecía ser i-de ninguna forma / luego de nada me lleva a dudar del propio pensamiento Y Quizás sea la particular experiencia de Nada Lo pensado eso de uno después cuando antes no-es i es después de la misma a forma de antes (él) pero no lo mismo de la misma manera i de la misma forma igual como antes… y esa-es→ la terrible realidad: i de uno de lo que puede o no hablar / al asomarse a ella temeroso del rostro de frente que lo abandera / chocando de frente con el motor de toda voluntad de lo que un hombre que-es de su propio sentido en la comprensión de sí mismo: no abocarse a los abismos en busca de Nada azotado por la zozobra de unas circunstancias adversas. Cuando solo leer de otro antecede de esta su propio significado: no digo de esta la experiencia.

Pero si este es el camino consciente luego no es de extrañar que hayamos hecho de la Nada aquello conocido soportable y cercano a nuestra realidad i propia comprensión. Luego la pregunta es por qué relacionamos la nada con la angustia en este entorno del ser (que no-es- ahí de la forma todavía (para angustiarse de nada) y no de antes diciendo lo después (y de haber sido / siendo lo que le condujesen a uno hasta tales conclusiones de la angustia y… no a otras / Pues no parece cualquier lugar (la angustia) lugar para otra cosa que no sea la misma angustia.

 

DEL DESTINO Y DE TODO / DESPUES /DE NADA

Camus i-de su sombra la Roca

Camus es uno de esos escritores cercanos (i-de un amigo conocido): que Influenciado de joven de los mismos autores (igual que mi caso) nos influenciaron casi a la misma edad somos: de lo que a otros parece costarles entender “no lo que expresaban aquellos de sus palabras” sino más lo que sentían antes ( siendo de alguna manera y luego de lo que pensaban (después la influencia que representa para algunos de nosotros la lectura de "aquellos otros" que son, a los que pocos siendo tan jóvenes (i de nada antes / o de la nada) se aprestan a leer. Sobra decir, que siempre he sentido admiración por aquel tipo con su cigarro a medias en la boca tan parecido a la vez y tan distinto a mi padre que saltó como un espontáneo de la filosofía llevado la valentía de no aceptar una existencia irreflexiva  definiéndolo sus detractores como filósofo para jóvenes —creo que los maestros precisamente enseñaban a jóvenes— y que en la actualidad sigue siendo de la opinión de quien solo ve (de sus propias luces) y no ve las sombras que de sí mismo de uno se proyectan y de Camus una sombra destaca proyectándose entre todos ella: “Sísifo” será de él una sombra (que me guie en la propia condena), mostrando lo que ocurre durante una parte de ese nuestro castigo (en los infiernos) justo cuando una vez alcanzada la cima con nuestra la roca ésta vuelve a caer y Camus ve:  “a ese hombre volver a bajar con paso lento pero igual hacia el tormento, cuyo fin no conocerá jamás. Esta hora que es como una respiración, y que vuelve tan seguramente como su desdicha, “es la hora de la conciencia”. En cada uno de los instantes en que abandona la cima y se hunde poco a poco en las guaridas de los dioses, (Sísifo advierte) que es superior a su destino. (Él) “Es más fuerte que su roca” – el mito de Sísifo, Camus. Así es como al principio sentí de entender su libro) del que me siento agradecido por aquel el tiempo (entre un tiempo y otro tiempo) donde no sé cuánto aprendí o desaprendí pues en mi caso cuesta distinguir cuánto puede dejar alguien de él en uno mismo i desde sus razonamiento o escritos / que son→ los que han dejado una huella en nosotros: los que leímos e hicimos nuestros (aquellos) en un momento dado de nuestras vidas / cuando la consecuencia de ello no es evidente ni inmediata sino una sinergia progresiva entre la memoria y la conciencia que en algún momento por alguna circunstancia nos hace perceptible (de algo) pudiendo entonces señalarlo de alguna otra cosa como y me dispongo a mostrar: de ese preciso momento de la bajada en silencio de uno con su conciencia que es como Sísifo y su roca “superiores” lo mismo y más fuertes que nuestro destino” somos Sísifo y la Roca (unos solo elevándose sobre el propio abismo que fue nuestro destino. Un momento (i tiempo) que todos en nuestra vida en la peor de las situaciones encontraremos reflejándonos (espero) en él, como me refleje i después tras de aquellas fatalidades encontrándome; haciendo valer la afirmación de que en “una tragedia no todo momento es tragedia” y que en ella nuestra conciencia —sea al anochecer o cuando libre del dolor actúa— por ella misma de nosotros mismos nos reponemos: sobreponiéndonos a la caída /si no de inmediato y permanentemente (durante un breve periodo de tiempo sobrepuestos frente a ella: siendo, nosotros a cada paso (en cada acto de nuestras partes esparcidas) luego recomponiéndose uno de todas ellas ( i→ de todas nuestras partes luego más fuertes que trágico (es i no-es siempre i trágico nuestro destino. Camus no me enseñó tanto a pensar (ya sé pensar / i moverme del pensamiento igual / pues llegue a través de otros moviéndome a él, dejándome ser para poder a ver desde esa dimensión que otros todavía no ven, donde ser muestra de ese ángulo oculto de uno (que es de otro su experiencia): el camino (sobre el límite que se nos señala de quienes lo recorrieron i antes que nosotros) lo que luego recorremos i después reconocemos de nosotros… y primero de nuestra altura de miras / desde el suelo i bajado uno a los propios infiernos desde el suelo de lo propio luego arriba medimos / no lo que otros desde el nivel del mar.

 



DESDE (UNO MISMO) NO-SER DE NINGUNA COSA O SER DE NADA

―DEL MAESTRO ECKHART Y LA RESIGNIFICACIÓN DE SUS TEXTOS―
―SOBRE EL PENSAMIENTO Y GRACIA DE ECKHART―



DEL MAESTRO ECKHART: SOBRE LA RESIGNIFICACIÓN DE SUS TEXTOS

Pero vayamos con el maestro Eckhart. Opino del caso de Meister Eckhart —quien pronto ingresó a la Orden de los Dominicos en Erfurt, yéndose a estudiar luego a Colonia y posteriormente a París, donde fue en dos ocasiones Lector de Teología, privilegio que solamente había alcanzado Tomás de Aquino—que bien merece no una entrada, sino todo un libro pero ahora llevado por la premura de terminar este proyecto, me limito a puntos importantes de su pensamiento, con el fin de aclarar de su posición igual la mia y salvaguardar lo que realmente fue: un místico que amaba a nuestro señor: Jesucristo, frente aquellos que suponen. que era de una i su posición con respecto a esa Nada que algunos refieren al hablar de él y en todo caso malentendida a mi modo de ver. En este sentido…, primero hemos de dar un paso atrás y pensar antes en lo que nos dice Gadamer, cuando refiere la situación hermenéutica (interpretación de los textos) definida como “ángulo de visión que determina las posibilidades de ver”, así como a la noción de horizonte, entendido como el “ámbito de visión que abarca y encierra todo lo que es visible desde determinado punto”. Se infiere aquí que toda perspectiva da a un horizonte vasto, pero limitado, igualmente al observador… Esto es importante para la comprensión de una lectura de textos, más aun cuando se trata de textos medievales y religiosos, donde se pudiese dar la posibilidad de re -significación, luego otorgando un significado distinto a un determinado autor, exposición o documento: llegando a un sentido diferente, que desde otra perspectiva resulte menos angustiante: pero sobre todo, (y para aquellos laicos que no están en la comunión) les sea  favorable a sus propios interesas a partir de dar nuevo sentido a aquello en el presente, tras una re-interpretación distinta (de aquello mismo i textos) que encontramos en el pasado. Entendemos pues aquí las nociones, situación y horizonte que dan cuenta del hecho de que nuestro trato con aquellos documentos, textos y autores está mediado por nuestra posición i contexto como “observadores” e intérpretes de un texto; esto es: de nuestros saberes previos, intereses, expectativas, pero y sobre todo por nuestros prejuicios [“prejuicio” como referente previo de cualquier interpretación, y que constituye el punto de partida del proceso de comprensión (Gadamer, 1987: 333)]. Entiéndase: muchas veces no entendemos lo que se nos dice, sino lo que nosotros entendemos que se dice, sobre todo debido a cómo se nos ha educado y somos dirigidos basándonos en nuestras propias ideas o expectativas y nociones sobre todo al respecto de lo que tratamos, así como por nuestros propios deseos de ver y encontrar algo que buscamos en ello, y para lo que otros, posiblemente, ya nos han encaminado y preparado, por ejemplo: en las universidades. Pero como advierte Eckhart, ahora extrapolando y del mismo modo para entenderle a él, cabría que aquellos mismos que tanto hablan ahora de vaciamiento comulgasen con el ejemplo vaciándose ellos primero: leyesen y entendiesen lo que el místico leía (los evangelios) luego pensasen en lo que creía: en su fe, para poder así entender, mínimamente, lo que este nos decía… y no pretender “ellos por cómo piensan” lo que “él místico, por sus propias palabras” no nos decía.

 

SOBRE EL PENSAMIENTO Y LA GRACIA DE ECKHART

En 1323 se inició contra Eckhart un proceso inquisitorial por herejía, y el 27 de marzo de 1329 se declaró por parte del Papa que veintisiete de sus textos eran peligrosos y su obra fue prohibida, incluso quemada, después de su muerte en 1328. Algunos de sus sermones fueron conservados y leídos de un modo clandestino, y bajo pseudónimos. Fue a comienzos del siglo XIX cuando se rescató buena parte de su obra, especialmente las predicaciones, y se reconoció la importancia subyacente que tenía este religioso, e insisto en lo de religioso, luego para la filosofía, pero sobre todo para teología alemana. Leamos directamente uno de sus textos:

Sermón I (Eckhart)

Intravit Iesus in templum et coepit ejicere vendentes et ementes. Matthei.

Leemos en el santo Evangelio (Mateo 21, 12) que Nuestro Señor entró en el templo y echó fuera a quienes compraban y vendían, y a los otros que ofrecían en venta palomas y otras cosas por el estilo, les dijo: «¡Quitad esto de aquí, sacadlo!» (Juan 2, 16). ¿Por qué echó Jesús a los que compraban y vendían, y a los que ofrecían palomas, les mandó que las sacaran? Quiso significar tan solo que quería tener vacío el templo, exactamente como si hubiera dicho: Tengo derecho a este templo y quiero estar solo en él y tener poder sobre él. Esto ¿qué quiere decir? Este templo, donde Dios quiere reinar poderosamente según su voluntad, es el alma del hombre que Él ha formado y creado exactamente a su semejanza, según leemos que dijo Nuestro Señor: «¡Hagamos al hombre a Nuestra imagen y semejanza!» (Génesis 1, 26). Y así lo hizo también. Ha hecho el alma del hombre tan semejante a sí mismo que ni en el cielo ni en la tierra, por entre todas las criaturas espléndidas, creadas tan maravillosamente por Dios, no hay ninguna que se le asemeje tanto como el alma humana sola. Por ello, Dios quiere tener vacío este templo, de modo que no haya nada adentro fuera de Él mismo. Es así porque este templo le gusta tanto, ya que se le asemeja de veras, y Él mismo está muy a gusto en este templo siempre y cuando se encuentre ahí a solas.

Nada hay, pues más lejos de estar en la Nada, que estar con Dios a solas ahí: en espíritu, en nosotros, en nuestro cuerpo: su tempo..., si bien el desapego, la modestia y otros atributos similares habrán de ser condición primera, para recibir al espíritu, pero no estación final, que será con dios en espíritu. Del mismo modo, cualquiera que busque en Dios lo propio, o en sus obras y actos, buscando algo a cambio, en realidad no será aquel templo vacío sino un mercader. De este modo el intercambio, como otras aptitudes mundanas, son es la esencia de una oscuridad y tinieblas que no permiten ver. Y aquí surge el problema para el laico que no entiende y no puede ver, pues… lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es (J,3) luego, "solo el mismo espíritu  da testimonio a nuestro espíritu…"  (Romanos 8-16) y, además, si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?   (Juan 3)

Luego Eckhart reconoce a Dios (nos dicen: como una ausencia (y no es así) o presencia, que solo puede ser vivida y experimentada: en medio de la Nada, nos dicen y nos vuelven a repetir, pero tampoco es así.  Ni siquiera el hecho de un proceso inquisitorial contra él da veracidad a la suposición de que Eckhart estuviese pensando que dios era Nada (o la Nada), o surgiese y apareciese de la Nada…, esto solo demuestra —como la historia también ha demostrado—  la ignorancia y temor en la Edad Media, que la misma iglesia tenía hacia los místicos (maltratados por esta) y a los que condenaban: concretamente condenaban aquella la relación directa con dios, y propiciada por el espíritu; pues la dejaría sin su papel determinante en nuestra relación con dios: pues practicaba Eckhart (y así deducimos de sus sermones) esta relación directa y personal (y mística) con el señor (luego de dios), por medio del Espíritu sin mediadores (al igual que Juan de la cruz y otros).  Entiéndase, dejaba a la iglesia y a los obispos sin trabajo. Lo que nos lleva a tener reinterpretar—  hacia un mejor entender— al místico, más cuando nos refiere aquel abandono de uno mismo, que propicia el llenado por el espíritu: pues al abandonarnos nosotros, entiéndase: es abandonar por completo nuestra voluntad  i nuestro yo, cuando permitimos ser llenos del espíritu santo; leamos: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (No os dejaré huérfanos S. Juan 14:18-31), ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois ya vuestros? (Gálatas 5:22-25), entiéndase: no sois nada en el sentido de lo que antes erais: vosotros, con vuestra voluntad, y ahora sois la voluntad de dios por el espíritu en vosotros). Pero ocurre, que del mismo modo que no podemos entender el concepto de la Nada y su complejo significado hoy día, sin al menos leer por encima  a Heidegger, menos podemos todavía y ni de lejos entender a un místico de la Edad Media, y menos todavía  lo que significa eso de é / lo de uno mismo después el Espíritu Santo, sin leer previamente y “entender” los evangelios y a quienes los escribieron..., de ahí, que el laico, en las escrituras y su significado se empeñe en significar i de nada / el hablar de la Nada y ver la Nada donde está la luz y otro solo ve tinieblas: pues no puede entender “Al Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce" (Juan 14:17). Sin embargo, quien ha aceptado al señor en su corazón, recibiendo el bautismo por el espíritu, si lo reconoce, como le dice Jesús (Jesucristo) a los apóstoles: “más vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros” (Juan 14:17). Luego el problema de este estado de gracia para un místico, es (entonces y ahora) despues explicarlo, a quien no está de él espíritu del hijo (en el padre i señor: con dios, pues en la explicación aquel que escucha se pierde, viendo la Nada allá donde el místico ve la luz de una revelacion. «Tu propio yo ha de ser nada — (y no la Nada) —, solo así atraviesa todo ser y toda nada», Meister Eckhart: Luego este despojamiento trata, en contra de lo que muchos pudiesen pensar no de una práctica ascética de moralidad o piedad  sino de recibir la gracia que sale a nuestro encuentro por medio del bautismo en el espíritu santo, por iniciativa misma de Dios (cuando se obra por la palabra del señor). No hay que hacer mucho para alcanzar el don y seguir solo la voluntad y palabra por el espíritu  de nuestro señor y de el salvador lo mismo dejándose llevar y llenar por el espíritu: él, luego obrará. En otras palabras: se trata de volver a ser como niños, desnudos de toda doctrina [pues "En verdad les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos,(Mateo 18-3)] y dejando hacer en nosotros al espíritu santo ( “este” por voluntad de dios ahora en nosotros) Por lo tanto decimos para posibilitar la obra del espíritu santo hemos de vaciar-nos «del propio yo: que habrá de ser nada» entiéndase uno de la renuncia absoluta al ego y propia voluntad de ser (algo), para permitir obrar por medio de nosotros al espíritu santo: que ya nos somos nosotros: en espíritu el señor en nosotros. Pues quien obra por la palabra del señor atestigua a dios y por ello recibe al espíritu santo en bautismo (no de agua, sino por el espíritu) y renacerá a una nueva vida en espíritu, como explica Jesús cuando habla a Nicodemo en (Juan -3), explicándole, que quien no nace de nuevo no puede ver el reino de dios. Y Nicodemo, le pregunta, ¿cómo puede alguien volver a nacer siendo viejo?, a lo que Jesús responde, en relación al nuevo nacimiento: “Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.… (Entendemos que solo i es consagrado por el bautismo del espíritu santo –nace del Espíritu luego entra al reino de dios) No te maravilles de que te dije, que es necesario nacer de nuevo: el viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, mas ni sabes de donde viene, ni a donde va, así es todo aquel que es nacido del espíritu”; a lo que Nicodemo pregunta ¿cómo puede hacerse esto?, y le responde Jesús: ¿Eres tu maestro de Israel y no sabes esto?... Porque de tal manera amó dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él no se pierda más tenga vida eterna. Pues no envió dios a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo por él, y el que en él cree y lo reconoce no es condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado…// pero esa misma es la condenación: que la luz vino al mundo y los hombreas abrazaron más las tinieblas que la luz… (Juan 3:19-36).  Pero lo más curioso de esto, es que el hombre sigue abrazando hoy las tinieblas y rechazando la luz. Kierkegaard lo ve claro cuando afirma: “el ser humano siempre se siente atraído por la falta y la carencia (la nada), llevándolo a un sentimiento de desesperación”.

Respecto de las enseñanzas de Eckhart observamos el vaciamiento y el desapego, invitando a la serenidad, aprendiendo que la serenidad está más allá del ejercicio de la libre voluntad humana y el dominio sobre las cosas (siendo la serenidad uno de los atributos del espíritu santo). Pero Serenidad es también dejar ser a las cosas lo que son por si mismas, no tener, no saber, no querer nada. Y no Solo esperar que pueda ser llenado. Pues quien busca lo sagrado está siempre en actitud de esperar al espíritu que lo habrá de llenar y conducir a moverse→ siendo entonces cuando dios nace en el alma. «Ruego a Dios que me salve de Dios», dice Eckhart. Con esto, no renuncia a dios, sino que invita a eliminar los elementos que se atribuyen a la divinidad nos alejan de ella. Sin embargo, en contra de lo que tantos afirman, el místico no puede experimentar a dios como la nada, ni mucho menos en la nada, pues está lleno de él: lleno y hacia fuera, alumbrando, como una lámpara al mundo colocada donde más se ve su luz: pues…“no se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, donde alumbra a todos los que están en la habitación”. (Mateo 5-15)

La metáfora es el desierto por último, dispone (al acto: un lugar i aquel lugar de despojamiento de nosotros mismos y al mismo tiempo de encuentro. El espíritu aparece (de repente) cuando estamos al borde de la desaparición: de no ser nosotros para que (Él) ser en nosotros.  El desierto es del camino (el acto: simbólico) de la disponibilidad y la apertura que propicia al espíritu su llegada: no hay de nada y no deseamos de nada más que este nos alcance cuando la última gota de nuestro yo se haya derramado entre los dedos de nuestras manos: muriendo al mundo para renacer de nuevo. Y de aquello que fuimos solo quedara la  huella en la arena que borrara el viento 8 pero no la información), que no sabemos de dónde viene y como el espíritu que nos habita sopla, sin saber a dónde luego nos conducirá. El espíritu santo le habla al místico en los silencios y las señales, mas este responde dando su testimonio por la palabra. Pues… “De cierto, te digo que de lo que sabemos hablamos y de lo que hemos visto testificamos (juan 3-11)


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