SOBRE ESCRIBIR UNA NOTA


Por qué escribo. Pues no hay una razón - al menos práctica- que ni yo nin nadie encuentre para ello: no tengo ambición literaria alguna, registro el material pero no entrego éste a editoriales e, ignoro, a quién pueda interesar nada de lo que escribo. No me dirijo a nadie, ni quiero decir nada: quiero decir que, a nadie digo nada con lo que escribo. Y con escribir sólo pretendo -a veces, hurgando en las propias heridas- cosas que entiendo yo. Pero, decir algo no es, necesariamente, decírselo a alguien. Más, cuando de mis palabras, al extraño, muchas veces queda velada su razón al sentido. Sentido al que ya se refiriera Descartes (1556–1650) como «la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él, que incluso los más difíciles de contentar en otras materias, no suelen apetecer más del que ya tienen. —Discurso del Método. 1637—». 

«Was Tarquinius Superbus in seinem Garten mit denMohnkopfen sprach, verstand der Sohn, aber nicht der Bote». (Hamann) 



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