Heidegger: Por el sendero más Oscuro— Y llegamos a aquel punto (aquí→ por qué Heidegger no-es o no puede ser→ de otra manera: más claro (en colores y formas manifiestas) a la hora conducirnos a su idea última, mostrándose impenetrable como una sombra: a todos. Desde la perspectiva que a la razón ha quedado a la vista para que los escritos de Heidegger sean herméticos i-es→ porque abordan los mismos problemas que los primeros filósofos para explicar-se→ ordenar-se (del término griego κόσμος-cosmos→ orden de las cosas a partir ellos mismos (su conocimiento de estas cosas / las que son del medio y horizonte común) y por ello Heidegger se ve, digamos que obligado (tentado) a concebir un lenguaje (ruidoso) que le sea útil; pero útil ¿para qué?, nos preguntaremos de inmediato pues parece que quiera más despistarnos, en lugar de comunicar algo, y ni los propios colegas de la época lo entienden y le critican (y esto hemos de considerarlo). Pues bien: considerando-lo (después) entendemos que esto le será útil→ en tanto el ruido de las palabras es útil” para distraer”) a la opinión y que pasemos por encima de aquellas palabras ruidosas “rápido”, pero sin dejar de recordarlas.
Como cuando salimos a la calle de una necesidad por algo bonito→ una cosa concreta ( no olvidamos el por qué salimos→ o tenemos la necesidad primero i de salir) y después de aquello además nos hemos traído a casa una blusa por ejemplo→ que nos sienta bien) Pero que luego al ser preguntados de cómo nos fue la mañana ¿si había cosas nuevas de moda en la tienda? Respondemos de la tienda más del ruido del martillo percutor (neumático) del obrero que estaba en la puerta. Y estaremos respondiendo justo→ con lo otro que no fuimos a buscar: una blusa nueva de colores puesta y música: lira, arpa pandero y flauta (y→ a veces vino) donde lo que ocurre es que escuchas la música (del otro), sin atender demasiado a los colores y las formas (bailando a su ritmo la letra que entiendes de una canción que no comprendes).
Pero esto ocurre→ refiero a la necesidad del ruido en las palabras cuando Heidegger pretende que su escrito trascienda —mientras atendemos a ruido de sus palabras— a las academias de su tiempo y el nuestro, y donde solo puede contar abiertamente con el hombre que es lo que le queda, aunque, Heidegger lo hará ruidoso: y llamará la atención, con el ruido que hace (el Dasein). Mas Sin atender a este (ruido) se diría que nos encontramos frente al mismo y propio reflejo del hombre de su tiempo, y del nuestro: despojado de creencias e ídolos (no solo en lo actual, sino también bíblicamente: expulsado del paraíso / en el infierno) con todas sus cargas atávicas y carencias. Y que a fuer (por ser y como consecuencia de ser) esencialmente cadente, y sin esperanza "está siempre por caer (en la tentación) y destruirse". Un hombre (ese hombre-ahí / Dasein) que está, por su misma constitución, de sí mismo, y de la sociedad propia de su, y nuestros tiempos a la que pertenece en la 'no verdad', (pero recordemos que el hombre. Ahí (él-es), y eso es una verdad. Pero en sentido ontológico existencial (si atendemos a ello), al afirmar: 'el Dasein está en la verdad', implica originariamente que 'el Dasein está en la no verdad' (no ve ni reconoce su sombra) y, por tanto en la carencia (o caída), sujeto a la duda y predispuesto a ese vacío / caída existencial o Nada de Heidegger; entiéndase: el ser, por ser: y ser verdad (que-es), está igualmente en no-ser: en la no verdad (y que yo llamo engaño/ cuando al no reconocer nuestra sombra no reconocemos una parte de nosotros) pues no es exactamente: no-ser.... sino que: él-es (es) (en la no verdad / La realidad “de la cosa” el mismo / “ente” o persona entonces no sería “solamente” lo que ella es: aquello que ella revela (su verdad) a la razón y los sentidos ( de el), sino que también sería su doble, o proyección y cuya representación no expresa precisamente sino la función de la imagen que aún hay que determinar, en esa, su sombra que eludimos, y nos dispone al engaño y a engañar, primero a nosotros, de nosotros mismos, y luego, en consecuencia a los demás
Precisamente, esta proposición cambiante del hombre y de las cosas, (en su sombra, que no reconoce/ o reconoce como nada) y que estas cosas ( y su sombra) se encuentran en la alteración del aparecer y desaparecer (cambiar), corresponde a esa misma existencia y ser del Dasein (el hombre engañado , así mismo—o dispuesto a engañar— y despojado, aparentemente, no solo de Dios (sino de todo su completo ser (parte de si, su sombra) y sentir: pues ignora su (sombra) que proyecta en cada uno de nosotros es/ oscila en el borde de esa angustia, abismo, precisamente, entre la "caída" que es la "inautenticidad" (no-ser / y no estar en la verdad / no reconocer su sombra) y que le lleva a ese vacío o carencia y a la duda (primero a la destrucción de sí mismo y luego de los demás); e igualmente luego a la "autenticidad" de Heidegger, que es el amplio acontecer como movimiento fundamental, y allí el aparecer entonces del ser (que es la sombra manifiesta): por tanto en la "no verdad" y "en la verdad" del Dasein; y que es tanto como decir, que no-está en Nada, o esta-en-Nada, en la Nada y en ningún lugar: El sujeto trascendental aparece como un devenir en el tiempo, que es su propio tiempo, y nunca exterior a él.
Por tanto, Heidegger empuja a este Dasein, que habremos de ser nosotros, a cminar reconduciéndolo por la vía de la auto experiencia reflexiva: angustiado y despojándose en el mundo, pues por él (el uno) y a él (los otros) se dirigen sus textos, a buscarse a sí mismo, a andar el camino… adentrándonos en la nada (el desierto): lo que implica plenamente la búsqueda de esa verdad, que es la verdad de sí mismo (descubrirse a sí mismo, y descubrir, a la vez: su verdad incompleta en la alteración del ser y no-ser (en la Nada / su sombra: y reconocerse allí), pero lo importante, es hacerlo por sí mismo, en un proceso donde cabe primero apartarse (literalmente, y repito: digo literalmente) de la opinión, de los otros y de la lira, el arpa, el pandero y flauta, y sobre todo del vino: de la música del mundo, para una vez apartado y en el silencio del acontecer poderse encontrar y a la vez poder (reconocer aquello que nos está esperando),reconocer al ser: encontrar “la verdad” nuestra verdad absoluta, no la luz, sino nuestra luz en la oscuridad (a partir de esa oscuridad y no verdad de la que partimos, y del vacío o carencia (la nada) en que luego se encuentra el mundo, y nos encontramos nosotros mismos). A partir de aquello que significa al sujeto, estar interesado en las vivencias (y experiencias) posibles y de la posibilidad: se llega a una afirmación de su realidad.
Tomás de Aquino, refiere: el hombre es el ser superior y más digno, pero también es auto-perfectible para obrar de manera virtuosa y escoger libremente su meta en la vida, sin importar su edad o condición física: y encontrar la felicidad. Una felicidad, que solo puede hallarse en la verdad, si ha de ser esta felicidad permanente, como lo es la verdad. Y luego, la pregunta que siempre surge es: quién puede conocerse, cómo conocernos verdaderamente a nosotros mismos, si no es elevando la mirada al ser: En otras palabras, y no excluyendo la palabra casi prohibida en la filosofía: ¿Cómo podremos conocernos a nosotros verdaderamente, y la verdad, sin antes elevar la mirada a Dios? Aunque sea, como en tantos casos, para luego negarlo.
El mismo Heidegger, aunque se insista en lo contrario desde algunas esferas, niega ser un nihilista cuando lo proponen (Dios no está muerto para él, si acaso lo mantiene secreto, ni siquiera olvidado). No se considera, ni quiere ser considerado nihilista, pues su obra estudia las diferentes entidades como la búsqueda de la verdad, y la existencia divina. Es más, el mismo Heidegger afirmo (invierno 1920/21, lección sobre fenomenología de la religión, (Cf. Poggeler, Otto, Der Denkweg Martín Heideggers, Neske, Pfullingen, 1963, cap. II;) y lo encontramos en un texto al que desde los años 60 del siglo pasado se le presta creciente atención, que “su vocación es la filosofía y, por tanto, no el acatamiento de lo que él llama: el sistema del catolicismo (religiones). Pero que su justificación ante Dios vendría dada, de forma única y exclusiva, por el cumplimiento de esa vocación filosófica”. Y no acatar el dogma de la religión, no es precisamente —y se entiende perfectamente— negar igualmente a Dios, el ser, (o si queremos la divinidad). De ahí precisamente que se mueva luego al protestantismo. En consecuencia, y a partir de las que son sus propias palabras, y no mías, cabria preguntarse si Heidegger pretende, discretamente, justificarse y dar testimonio del ser (en cuanto a Dios) como algo, muy por encima y más real (que cualquier expresión dada de este en las religiones)—sobre que aquel motor inmóvil, que Aristóteles alcanza y demuestra en la Física VIII—, y por el cumplimiento de esa: su ahora vocación filosófica y los medios que le son suministrados por esta filosofía. (Pues anteriormente su vocación fue otra: otro camino, muchos caminos pero (no) otro pensamiento o idea: solo una idea) Pero ¿qué ocurre, cuando una sociedad ya ha renunciado hace tiempo dios (Quiero decir: la idea de dios de las religiones)… Pues que ahí, no lo reconoce. “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Dios, (la verdad) y no la hallarán”. (Amos 8- 12). Pero, quizá ese hombre, ya no quiere reconocer ese dios que le confunde, y levantado por los hombres (sobe las religiones, las ideas e intereses de los hombres): ni lo encuentra tampoco en las palabras, unas palabras que no busca ni atiende… pero sin embargo, busca una verdad, aunque sea una sola verdad de.(En el jardín del Edén, hay dos árboles notables: el árbol de la vida, en el centro del jardín (Gn 2,9), y el árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal). LA IMPERIOSA NECESIDAD DE SABER ( The urgent need to know) - Texto completo
De este modo hallamos un hombre: el Dasein (al ser humano y por supuesto al mismo Heidegger, pues él remite la experiencia) que paulatinamente se aparta de sus creencias religiosas, al mismo tiempo y gradualmente acepta esa otra religión del hombre que aspiraba a ser Dios, enunciada por ilustrados en el siglo XVIII, y sostenida desde entonces por todas aquellas ideologías que creían, erróneamente, poder instaurar el paraíso en este mundo, y en una ciencia fatalmente deificada y sin control moral alguno, que solo ha traído mayor destrucción y angustia, y carencias y desigualdad al mundo: a una sociedad que se encuentra perdida entre la música del lira y arpa, pandero y flauta, y vino, y entre “la no verdad” y “la verdad del hombre" al mismo tiempo. Un hombre (y su ser que no puede ser, sino parte del ser total, pero que no se reconoce incompleto) y que se halla, según su propio estar ahí-en hoy el mundo, siendo en el límite móvil entre lo inmediato y casi superficial de lo que él es, y de lo que no es (ni sabe que puede ser) / de lo que es verdad para él, y de lo que desconoce de la verdad, y al que solo le resta el puro existir en la conmoción de ese estar “en suspenso” en un vacío sin esperanza, viéndose como aquella araña (Kierkegaard) que desde un punto fijo se precipita hacia sus propias consecuencias; y ante sí solo ve un enorme espacio vacío, un abismo en el que no encuentra donde apoyarse (pies no reconoce su propio abismo), y a la espera de una luz ajena (cualquiera) ajena que le ilumine el camino, como unos huérfanos, que desean ser devueltos al hogar
Pero Seamos realistas, el sentimiento trágico de la vida está pasando de moda; Es más, la consecuencia de vivir en una sociedad de individuos afanosos y siempre apresurados; pero, sobre todo, de huérfanos. Huérfanos, de mitos que olvidamos y dioses que nos abandonaron, bajo la creencia —en estos últimos— que volverían, y no lo hicieron. Personas, que hoy viven en un mundo liso y suave, chato, aplanado.. Apisonado… sin aquel imaginario desbordante de lo mítico y primitivo (que no reconocen en su sociedad, sino como pasatiempo) con todo lo que ello supone. Vemos películas de superhéroes, pero no somos capaces de ir solos de vacaciones, fuera del país. Y luego Nos afligimos, pero quien se aflige es porque quiere, o quiere llamar la atención. Nadie, absolutamente nadie con un mínimo de sentido común ha dicho o dijo nunca, que la vida fuese fácil (necesitase garantías), ¿garantías de qué? de larga y próspera, o debamos estar a salvo de desastres. ¿Qué pasa si la vida luego es corta, o si morimos en un desastre) Tragedias como las que hoy o mañana nos puedan alcanzar a nosotros, ya alcanzaron antes a otros, e igualmente, y como especie, alcanzaron a todas en este planeta en un momento u otro y, al universo entero: cada día muere una estrella. pero El problema es que no vivimos, no sabemos vivir, viviré-viviremos mañana: nos decimos, mañana hare, mañana seré: pintor, loco, o me meare en medio cella calle, pero mientras tanto corremos a mear donde nadie nos ve: somos hoy lo que jamás queremos, querríamos ser (imbéciles, siervos y esclavos de lo que nos dicen que debemos ser, y como debemos ser), y estamos mal, claro. Pues hay una parte de nosotros que quiere ser: Nuestra sombra, eso que a veces pensamos, y que no queremos hacer ( porque pensamos, nos dicen que está mal: es pecado, es delito, mear en la calle), no atendemos a esa parte también nuestra que si no la reconocemos, nos aflige y domina y nos hace sentir mal, por eso renegamos de ella: por su sinceridad, nos dice los memos que somos, y esto no puede ser , cuando somos nosotros lo que temeos que dominarla, no a la fuerza, sino siendo a la vez aquello que se quiere ser y nosotros dejamos para mañana. y lo dejamos, sencillamente, porque la sociedad nos recriminaría: como no ir hoy al cole e irme al , o a jugar a ping pong, hacer campana (esto hacia yo en el insti: claro que suspendí ¿y Qué? aquí estoy ), o ir a ver unas aves quedándome sentado en un banco, o irme en lugar de trabajar a al rio, a ver pasar la nubes, a tomar el sol un lunes a la 11.am; todo eso que no hacemos ni somos, pues nos dejamos ser ( a nosotros mismos lo que queremos ser) luego explota en nosotros y somos ( lo peor que podemos ser, cuando la sombra, esa otra parte más rebelde nuestra, quiere ser y no la dejamos ser)
Más allá, esa la burbuja placentera y cómoda en la que vivimos, la desolación y desconfianza que sentimos al salir de esta, a muchos aterra. Y miramos al cosmos, no para aprender o conocerlo, sino buscando en él todo aquello que antes teníamos, que olvidamos y ya no encontramos en la tierra (esa divinidad perdida, como o parte de nietro ser, con la que entablar una relación). Y para ello, nos apoyamos en esos nuevos dioses: bien sea de la filosofía, o en ese otro llamado ciencia y, muchos otros en el trabajo (que hasta tiene, se han puesto: sus patronos y santos). Sin embargo, este alejamiento de lo natural hace que sigamos preguntándonos muy adentro, y precisando continuamente de explicaciones —como niños de vacaciones fuera de su casa— explicaciones para todo. Y la ciencia, puede explicar bastante, aunque luego no esté del todo en lo cierto, aun así, tampoco las explicaciones nos consuelan, sabemos que existen 2000 exoplanetas; pero menos aún, esto solucionará nuestros más inmediatos problemas. Al alejarnos de lo natural, ahora nos damos cuenta, dejamos atrás una parte importante y esencial de nosotros mismos. No solo nos convertimos en huérfanos, sino que también nos quedamos vacíos: solos y vacíos (en nuestro interior), en ese pequeño lugar, en medio de un vasto universo que reconocemos violento, inconcebiblemente violento y destructivo: así es... nos hemos quedado solos, incluso sin un parte de nosotros mismos, la más pura, y por ello más irracional, la parte feroz, y a la vez la única capaz de enfrentarse y frenar, como una cobra (madre) se levanta frente a otra ( su hija), esa otra parte de nosotros que llamamos luz y razón, que no es otra que una razón destructiva y que hoy, define a nuestra especie no como feroz, sino como sanguinaria y atroz→ así, nos mirándonos unos a otros, y sin poder entender nada. Como un padre mata a porrazos a su mujer e hijos..
DEL OTRO LADO MOVIENDONOS ( DE LA (Tर ) EN OTRO ANGULO abajo la R
esta parte del texto esta pendiente
Heidegger: Por el sendero más Oscuro (DEL OTRO LADO DEL ROLLO) Heidegger es uno de aquellos tipos insólitos y extraños y sus escritos son de los más originales e inspiradores del siglo XX, que igualmente aparecen como aquellos más herméticos que podemos encontrar (una selva espesa que evoca “caóticos ídolos de la sangre y la tierra” — decía Borges al respecto) pero como bien afirmaba Karl Löwith: Heidegger es el autor de una obra impulsada por una apasionada seriedad.
Y llegamos a aquel momento (ea aquí→ cuando Heidegger no-es o no puede ser i es→ de otra manera: no claro→ en colores o formas manifiestas que podamos a-priori reconocer) a la hora conducirnos a su idea "última" mostrándose impenetrable (como de una sombr-a es hacia→ todos / desde la perspectiva que me propongo teorizar (no explicar: la razón obvia que ha quedado a la vista a mi modo de ver en los escritos de Heidegger de una forma herméticos es→ porque aborda no igual no de la misma manera→ si los mismos problemas que los primeros pensadores para (i-de la palabra explicar-se: ordenar)-se (es→ del término griego κόσμος o cosmos→ él desde un orden propio / o de un orden propio de las cosas a partir ellos mismos (de su conocimiento de las cosas / que les son dadas (información→ de un medio y horizonte común) Por ello Heidegger se ve, o digamos mejor que (aparece) de un lenguaje (ruidoso→ útil) Pero útil ¿para qué?, nos preguntaremos nosotros cuando de inmediato (parece pretender despistarnos más que comunicarnos algo7 pues ni los propios colegas de la época entienden antes Lo→ que le critican después (y esto hemos de considerarlo).
Luego de considerar- -Lo entendemos útil aquello7 en tanto el ruido que hace→ con las palabras pues: es→ distracción y opinión de otros: mientras del ruido de la palabras siendo lo mismo nosotros seamos después igual moviéndonos de nuevo por encima del "ruido" de las palabras al sentido inverso de estas / es decir desde i hacia→ Lo- de antes de-ser (la palabra ruidosa que leerán i pronunciaran otros / sin dejar nosotros de recordar-lo y... por qué hay ser→ de res / nada i-del revés y luego de todo se(r)es uno-ahí (moviéndose→ (de un pensamiento antes) y después→ afuera i del horizonte de aquello luego lo mismo moviéndonos (antes del pensamiento). Pues entendemos que veces necesitamos salir por algo (de algo que será al menos una cosa o razón concreta→ antes del pensamiento (la cosa concreta de lo que después no movemos a ello (Lo hacemos→ pues significa i es Todo para nosotros) y después de hacer-lo (además nos hemos traído una blusa por ejemplo→ que nos sienta bien) Mas luego de ¿Cómo fue la mañana? somos del ruido del martillo percutor (neumático) que maneja el obrero en la puerta / respondiendo justo→ con lo otro que no fuimos a buscar: una blusa nueva de colores puesta i esto con música: lira, arpa pandero y flauta (y→ a veces de-vino acompañando / después en la conversación ) donde lo que ocurre es que escuchas la música (de otro) atendiendo demasiado a los colores y las formas que ves ahora (bailando al ritmo de una letra i palabras de uno→ que entiendes de una canción que refiere algo que de-l(ς) cual (ha-s-ido de lo mismo antes i de un nombre (que no puedes hoy comprender) de antes la necesidad del ruido en las palabras: i otro nombre del texto η (abajo (moviéndose→ Σωκράτη(ς→ como βουστροφηδόν ←?
Luego no estará de más entonces recordar que el-ser-qué-es ―según la misma metafísica i es→ el mismo ser→ que la filosofía occidental ha olvidado) “en algún momento”. Pero si lo que queremos es volverlo a (traer), debemos iniciar atrás / esto es→ Una Aproximación al Origen: anterior / desde el final de las grandes síntesis doctrinales iniciado en el siglo XVII→ con segregación de estudiantes (escolarización) locos (instituciones mentales o psiquiátricas) prostitutas (casas llamadas de tolerancia) que (“entendemos”) ha concluido. Pues hoy los adolescentes reclaman salir del ghetto de los campos de escolarización y conciliar el aprendizaje con la vida (S. Paniker― Con quien coincido en que→ Si desapareciesen las escuelas (centros sociales de producción y formación de trabajadores cualificados) al fin podríamos instruirnos i proclama no-solo Iván Illich→ pues la educación tradicional acaba con la curiosidad y creatividad propia y no permite desarrollar otras habilidades (las propias i-de cada uno→ las naturales que son i están→ ahí (aquellas para lo que uno nace… podríamos decir si tenemos fe en lo que sentimos al afirmar esto (y para muestra un botón aquí mismo→ el de este texto). Desde luego / la idea de “desescolarización” ha tomado i no ha tomado vertientes alguna en el mundo educativo después: des-apuntando ese pluralismo transdisciplinar que deberá ser de lo natural→ physikós o "relativo a la naturaleza (él→ que antes observa i experimenta o de la naturaleza i-de uno aquello abajo i de las cosas que son / una cosa después que-es i es / luego lo mismo i-de uno su pensamiento i arriba de una metafísica de lo→ de uno antes lo mismo afuera i abajo (o metafísica del physikós "relativo a la naturaleza lo→ anterior sentido (tratado después desde el pensamiento luego consigo mismo / esperando del dialogo propio i de las palabras (la→ conclusión / o de una idea movernos (después cuando la lechuza trae su mensaje a los mortales y el día terminaς Zo que nos presente esa otra noción de (él→ ser) que ahora busca y no encuentra la filosofía (quizá porque esta filosofía de hoy no sale a él / siendo→ uno del medio común i del horizonte lo propio que reconocemos ( a buscarlo) y entenderlo desde una pureza original (como aquello de uno mismo) Pues lo que es hoy el ser→ es (i es para nosotros lo mismo que anteriormente para aquellos otros que hablaron antes de él→ un nombre) Acercándonos de este modo a una mejor comprensión mejor de lo→ que-es-i-es ser: (de él-ser→ haciéndolo o moviéndonos en este caso sobre la línea de pensamiento a partir de Santo Tomás. Pues entiendo, el encuentro de Tomás de Aquino con las obras de Aristóteles es de gran de importancia a lo que propongo; pues después de explicar (Tomás) convenientemente las obras del estagirita sin añadir otra cosa a estas; luego en cuanto teólogo: Tomás va a descubrirnos a dar un paso (Paso de Mahoma en el Aneto (de uno (hacia la cumbre→) y él ser de > lo→ mismo que le permitirá desarrollar una doctrina en consonancia con la Revelación que-es→ ser él precisamente de la labor que se propone ( luego aquello de si mismo) que proponen todos los filósofos escolásticos.
St. Tomás y
Aristóteles (sobre el ser) ―Es sabido que para
Aristóteles, la metafísica es la ciencia que estudia (arriba de la física / y
por tanto del pensamiento moviéndose→ de él ser: de las cosas en cuanto la
cosa-es (ens commune) lo→ más general de
todo cuanto es-alguna cosa i de un nombre) en lo que es llamada filosofía
primera. Pero, además, estudia las causas posibles→ de la cosa-ahí (por el
pensamiento desde la misma cosa que es→ de alguna manera y por alguna razón de lo→ aquello-ahí) así se denomina desde
este aspecto y del pensamiento arriba apartado de la física i del pensamiento después: metafísica. Y como todo lo que lleva la
denominación de ser (considerado uno), entra en la consideración de esta
ciencia pensada desde lo que es→ que es el ser por excelencia pertenece con
mayor razón a su objeto, pudiéndose denominar entonces Teología cuando se
refiere con (ser) a los seres divinos (en tanto lo inalterable en el tiempo).
De modo que toda la oscuridad (referida de Heidegger y su obra que percibimos al leerla) no significa que sus proposiciones carezcan de sentido, como pretendió la Escuela de Viena en su momento, acusando a Heidegger de limitarse a jugar con el lenguaje, y que yo mismo he referido su posibilidad. Luego a lo que nos conduce Heidegger, entiendo es→ a una idea (ya olvidada y desatendida hoy por la filosofía contemporánea→) de un acontecer para él, en aquella Nada que en el aparecer no es nada y es él→ ser: luego de “verdad” moviéndose de "su verdad"→ Heidegger: por el sendero más oscuro
Y esto ocurre (refiero a la necesidad del ruido en las palabras) cuando ya no está Dios en la filosofía y no puede contar con la divinidad abiertamente, o mencionar esta, como antes de la ilustración, o, incluso anteriormente, atendiendo a los presocráticos cuando el mismo Parménides se comunicaba por el espíritu, con (las divinidades). Pero debe ser así, cuando Heidegger pretende que su escrito trascienda —mientras atendemos a ruido de sus palabras→ a•hacia→ las academias de su tiempo y el nuestro, y donde solo puede contar abiertamente con el hombre (que esta–ahí→ de carne y hueso que vive, ama sufre y muere) que es lo que le queda, aunque, Heidegger lo hará ruidoso: llamará la atención, con el ruido que hace (el Dasein). Mas Sin atender a este (ruido) se diría que nos encontramos frente al mismo y propio reflejo del hombre de su tiempo y del nuestro: despojado de creencias e ídolos (no solo en lo actual, sino también bíblicamente: expulsado del paraíso / en el infierno mismo) con todas sus cargas atávicas y carencias. Y que a fuer (por ser y como consecuencia de ser) esencialmente cadente y sin esperanza "está→ siempre por caer (en la tentación) y destruirse".
Un hombre (ese hombre-ahí que se mueve del→ Dasein) a estar, por su misma constitución, de sí mismo y de la sociedad propia de su y nuestros tiempos a la que pertenece en la 'no verdad', (pero recordemos que el hombre. Ahí (él-es), y eso es una verdad. Pero en sentido ontológico existencial (si atendemos a ello) al afirmar: 'el Dasein está en la verdad', implica originariamente que 'el Dasein está en la no verdad' (no ve ni reconoce su sombra (el Dasein /se-ahí→ aún no se ha movido y, por tanto en la carencia (o caída es→ sujeto de la duda y predispuesto a ese vacío / caída existencial o Nada de Heidegger / entiéndase: el ser, por ser: y ser verdad (que-es i no es), es igualmente→ en la no verdad (y que yo llamo engaño/ cuando al no reconocer nuestra sombra ― de no movernos del medio en la luz→ no reconocemos una parte de nosotros en la roca) Luego no-es exactamente no-ser.... sino que: él-es i (es) en la no verdad “de la cosa-ahí” lo de él aquello de sí mismo→ “ente” / que no sería “solamente” lo que ella es: aquello que ella revela (su verdad) a la razón y los sentidos (de él), sino que también sería de su doble, o proyección y cuya representación no expresa precisamente sino la función de la imagen que aún hay que determinar de esa, su sombra / nuestra sobra que eludimos y nos dispone primero a nosotros, de nosotros mismos movernos i del reflejo luego ( lo mismo de los otros) y ( en consecuencia de haber entendido a•hacia→ los demás
Precisamente esta proposición proyectada del hombre y las cosas (perceptible en su sombra, que no reconoce / o reconoce como nada) y que estas cosas→ su sombra misma) se encuentra en la alteración del aparecer y desaparecer (o cambiar), corresponde a esa misma existencia del hombre engañado a sí mismo —dispuesto a engañar—despojado pero en apariencia de Dios / que ignora su (sombra) que proyecta en y hacia → cada uno de nosotros-es→ en el borde de esa angustia y el abismo, precisamente, entre la "caída" que es la "inautenticidad" (no-ser / y no estar en la verdad / no reconocer su sombra) y que le lleva a ese vacío o carencia y a la duda (y destrucción de sí mismo→ luego de los demás); e igualmente luego a la "autenticidad" de Heidegger, que es el amplio acontecer del aparecer entonces del ser (que-es→ la sombra misma i manifiesta→ de él ser: por tanto en la verdad" del Dasein / que es tanto como decir, que no-está, o esta-en-Nada y en ningún lugar: aquel sujeto que aparece como un devenir en el tiempo, que es su propio tiempo nunca exterior a él.
Po tanto, Heidegger empuja a este Dasein, que habremos de ser nosotros, a caminar (moverse de él) reconduciéndolo por la vía de la auto experiencia reflexiva: angustiado y despojándose en el mundo, pues por él (uno) se dirigen sus textos a otros i buscarse a sí mismos→ andar el camino… adentrándonos en la nada (el desierto): lo que implica plenamente la búsqueda de esa verdad, que es la verdad de sí / de uno mismo (descubrirse a sí mismo y descubrir, a la vez: su verdad incompleta en la alteración del ser y no-ser (en Nada / de su sombra y reconocerse allí del reflejo igual de los otros). Pero importante (es→ hacer-lo por sí mismo, en un proceso donde cabe primero apartarse (literalmente: de la opinión de los otros→ de la lira, el arpa, el pandero y flauta, y sobre todo del vino: de la música del mundo, para una vez apartado y en el silencio del acontecer poderse uno encontrar ( de si mismo) de aquello mismo que nos está esperando) y reconocer “la verdad” que es solo nuestra verdad absoluta, que es nuestra luz en la oscuridad (a partir de esa oscuridad y no verdad de la que partimos, y del vacío o carencia (que encontramos de nosotros mismos). A partir de aquello que significa al sujeto, estar interesado en las vivencias (y experiencias) posibles y de la posibilidad: se llega a una afirmación de su realidad.
Tomás de Aquino, refiere: el hombre es el ser superior y más digno, pero también es auto-perfectible para obrar de manera virtuosa y escoger libremente su meta en la vida, sin importar su edad o condición física: y encontrar la felicidad. Una felicidad, que solo puede hallarse en la verdad, si ha de ser esta felicidad permanente, como lo es la verdad. Y luego, la pregunta que siempre surge es: quién puede conocerse, cómo conocernos verdaderamente a nosotros mismos, si no es elevando la mirada al ser: En otras palabras, y no excluyendo la palabra casi prohibida en la filosofía: ¿Cómo podremos conocernos a nosotros verdaderamente, y la verdad, sin antes elevar la mirada a Dios? Aunque sea, como en tantos casos, para luego negarlo.
El mismo Heidegger, aunque se insista en lo contrario desde algunas esferas, niega ser un nihilista cuando lo proponen (Dios no está muerto para él, si acaso lo mantiene secreto, ni siquiera olvidado). No se considera, ni quiere ser considerado nihilista, pues su obra estudia las diferentes entidades como la búsqueda de la verdad, y la existencia divina. Es más, el mismo Heidegger afirmo (invierno 1920/21, lección sobre fenomenología de la religión, (Cf. Poggeler, Otto, Der Denkweg Martín Heideggers, Neske, Pfullingen, 1963, cap. II;) y lo encontramos en un texto al que desde los años 60 del siglo pasado se le presta creciente atención, que “su vocación es la filosofía y, por tanto, no el acatamiento de lo que él llama: el sistema del catolicismo (religiones). Pero que su justificación ante Dios vendría dada, de forma única y exclusiva, por el cumplimiento de esa vocación filosófica”. Y no acatar el dogma de la religión, no es precisamente —y se entiende perfectamente— negar igualmente a Dios, el ser, (o si queremos la divinidad). De ahí precisamente que se mueva luego al protestantismo. En consecuencia, y a partir de las que son sus propias palabras, y no mías, cabria preguntarse si Heidegger pretende, discretamente, justificarse y dar testimonio del ser (en cuanto a Dios) como algo, muy por encima y más real (que cualquier expresión dada de este en las religiones)—sobre que aquel motor inmóvil, que Aristóteles alcanza y demuestra en la Física VIII—, y por el cumplimiento de esa: su ahora vocación filosófica y los medios que le son suministrados por esta filosofía. (Pues anteriormente su vocación fue otra: otro camino, muchos caminos pero (no) otro pensamiento o idea: solo una idea) Pero ¿qué ocurre, cuando una sociedad ya ha renunciado hace tiempo dios (Quiero decir: la idea de dios de las religiones)… Pues que ahí, no lo reconoce. “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Dios, (la verdad) y no la hallarán”. (Amos 8- 12). Pero, quizá ese hombre, ya no quiere reconocer ese dios que le confunde, y levantado por los hombres (sobe las religiones, las ideas e intereses de los hombres): ni lo encuentra tampoco en las palabras, unas palabras que no busca ni atiende… pero sin embargo, busca una verdad, aunque sea una sola verdad de.(En el jardín del Edén, hay dos árboles notables: el árbol de la vida, en el centro del jardín (Gn 2,9), y el árbol prohibido, el árbol del conocimiento del bien y del mal). LA IMPERIOSA NECESIDAD DE SABER ( The urgent need to know) - Texto completo
De este modo hallamos un hombre: el Dasein (al ser humano y por supuesto al mismo Heidegger, pues él remite la experiencia) que paulatinamente se aparta de sus creencias religiosas, al mismo tiempo y gradualmente acepta esa otra religión del hombre que aspiraba a ser Dios, enunciada por ilustrados en el siglo XVIII, y sostenida desde entonces por todas aquellas ideologías que creían, erróneamente, poder instaurar el paraíso en este mundo, y en una ciencia fatalmente deificada y sin control moral alguno, que solo ha traído mayor destrucción y angustia, y carencias y desigualdad al mundo: a una sociedad que se encuentra perdida entre la música del lira y arpa, pandero y flauta, y vino, y entre “la no verdad” y “la verdad del hombre" al mismo tiempo. Un hombre (y su ser que no puede ser, sino parte del ser total, pero que no se reconoce incompleto) y que se halla, según su propio estar ahí-en hoy el mundo, siendo en el límite móvil entre lo inmediato y casi superficial de lo que él es, y de lo que no es (ni sabe que puede ser) / de lo que es verdad para él, y de lo que desconoce de la verdad, y al que solo le resta el puro existir en la conmoción de ese estar “en suspenso” en un vacío sin esperanza, viéndose como aquella araña (Kierkegaard) que desde un punto fijo se precipita hacia sus propias consecuencias; y ante sí solo ve un enorme espacio vacío, un abismo en el que no encuentra donde apoyarse (pies no reconoce su propio abismo), y a la espera de una luz ajena (cualquiera) ajena que le ilumine el camino, como unos huérfanos, que desean ser devueltos al hogar
Pero
Seamos realistas, el sentimiento trágico de la vida está pasando de moda; Es
más, la consecuencia de vivir en una sociedad de individuos afanosos y siempre
apresurados; pero, sobre todo, de huérfanos. Huérfanos, de mitos que olvidamos
y dioses que nos abandonaron, bajo la creencia —en estos últimos— que
volverían, y no lo hicieron. Personas, que hoy viven en un mundo liso y suave,
chato, aplanado.. Apisonado… sin aquel imaginario desbordante de lo mítico y
primitivo (que no reconocen en su sociedad, sino como pasatiempo) con todo lo
que ello supone. Vemos películas de superhéroes, pero no somos capaces de ir
solos de vacaciones, fuera del país. Y
luego Nos afligimos, pero quien se aflige es porque quiere, o quiere llamar la
atención. Nadie, absolutamente nadie con un mínimo de sentido común ha dicho o
dijo nunca, que la vida fuese fácil (necesitase garantías), ¿garantías de qué?
de larga y próspera, o debamos estar a salvo de desastres. ¿Qué pasa si la vida
luego es corta, o si morimos en un desastre)
Tragedias como las que hoy o mañana nos puedan alcanzar a nosotros, ya alcanzaron
antes a otros, e igualmente, y como especie, alcanzaron a todas en este planeta
en un momento u otro y, al universo entero: cada día muere una estrella. pero
El problema es que no vivimos, no sabemos vivir, viviré-viviremos mañana: nos
decimos, mañana hare, mañana seré: pintor, loco, o me meare en medio cella
calle, pero mientras tanto corremos a mear donde nadie nos ve: somos hoy lo que
jamás queremos, querríamos ser (imbéciles, siervos y esclavos de lo que nos
dicen que debemos ser, y como debemos ser), y estamos mal, claro. Pues hay una
parte de nosotros que quiere ser:
Nuestra sombra, eso que a veces pensamos, y que no queremos hacer (
porque pensamos, nos dicen que está mal: es pecado, es delito, mear en la
calle), no atendemos a esa parte también nuestra que si no la reconocemos, nos
aflige y domina y nos hace sentir mal, por eso renegamos de ella: por su
sinceridad, nos dice los memos que somos, y esto no puede ser , cuando somos
nosotros lo que temeos que dominarla, no a la fuerza, sino siendo a la vez
aquello que se quiere ser y nosotros dejamos para mañana. y lo dejamos,
sencillamente, porque la sociedad nos recriminaría: como no ir hoy al cole e
irme al , o a jugar a ping pong, hacer campana (esto hacia yo en el insti:
claro que suspendí ¿y Qué? aquí estoy ), o
ir a ver unas aves quedándome
sentado en un banco, o irme en lugar de trabajar a al rio, a ver pasar la
nubes, a tomar el sol un lunes a la
11.am; todo eso que no hacemos ni somos, pues nos dejamos ser ( a nosotros
mismos lo que queremos ser) luego explota en nosotros y somos ( lo peor que
podemos ser, cuando la sombra, esa otra parte más rebelde nuestra, quiere ser y no la dejamos ser)
Más allá, esa la burbuja placentera y cómoda en la que vivimos, la desolación y desconfianza que sentimos al salir de esta, a muchos aterra. Y miramos al cosmos, no para aprender o conocerlo, sino buscando en él todo aquello que antes teníamos, que olvidamos y ya no encontramos en la tierra (esa divinidad perdida, como o parte de nietro ser, con la que entablar una relación). Y para ello, nos apoyamos en esos nuevos dioses: bien sea de la filosofía, o en ese otro llamado ciencia y, muchos otros en el trabajo (que hasta tiene, se han puesto: sus patronos y santos). Sin embargo, este alejamiento de lo natural hace que sigamos preguntándonos muy adentro, y precisando continuamente de explicaciones —como niños de vacaciones fuera de su casa— explicaciones para todo. Y la ciencia, puede explicar bastante, aunque luego no esté del todo en lo cierto, aun así, tampoco las explicaciones nos consuelan, sabemos que existen 2000 exoplanetas; pero menos aún, esto solucionará nuestros más inmediatos problemas. Al alejarnos de lo natural, ahora nos damos cuenta, dejamos atrás una parte importante y esencial de nosotros mismos. No solo nos convertimos en huérfanos, sino que también nos quedamos vacíos: solos y vacíos (en nuestro interior), en ese pequeño lugar, en medio de un vasto universo que reconocemos violento, inconcebiblemente violento y destructivo: así es... nos hemos quedado solos, incluso sin un parte de nosotros mismos, la más pura, y por ello más irracional, la parte feroz, y a la vez la única capaz de enfrentarse y frenar, como una cobra (madre) se levanta frente a otra ( su hija), esa otra parte de nosotros que llamamos luz y razón, que no es otra que una razón destructiva y que hoy, define a nuestra especie no como feroz, sino como sanguinaria y atroz, así, nos mirándonos unos a otros, y sin poder entender nada. Como un abuelito, mata a porrazos a su mujer y nietos..
No hay comentarios:
Publicar un comentario