30-DE HEIDEGGER: “Solo un Dios puede aún salvarnos”―/ Jorge maqueda merchán / jordi maqueda

“Solo un Dios puede aún salvarnos”―. Es muy difícil cerrar un texto, cuando este no tiene un cierre... sino un por qué. ¿Qué opinas lector? cuando se te advierte Heidegger que ante el Dios ausente vamos a desaparecer", pero, a la vez, se nos dice:   “Solo un Dios puede aún salvarnos”. ¿De qué nos está hablando? en mi opinión, la oscuridad que referimos (frente al Dios ausente) no se puede retirar abriendo solo las ventanas y dejando entrar la luz: se trata de abrir los corazones a un misterio mayor, elevarnos sobre algo: a la vida, y de la necesidad, más que del deseo de hacerlo, esa necesidad que nos lleve no aceptar certezas y permanecer en ellas, huérfanos en la tiniebla, sino a seguir adelante...quizás, hacia algún tipo de limite o frontera. Pero en aquel tiempo, cuando no conocíais a Dios, erais siervos de aquellos que por naturaleza no son dioses (Gálatas 4:8). Estas son palabras de Pablo, que a mí me dan mucho que pensar; por cierto, Pablo no conoció a Jesús en persona (al nazareno carpintero). Luego Aquel carpintero también dijo algo: el que ve al hijo, ve al padre. Pero al ser preguntado si era el hijo de dios… (Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Y Él les respondió: Vosotros decís que yo soy... (Lucas, 22: 70 (entiéndase: no lo digo yo). Pilatos entonces le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús respondiendo, dijo: Tú lo dices (Lucas 23:3) (entiéndase: no lo digo yo).  Y que quiero decir con esto: parece que el Nazare-o es nos quiera decir algo... y precisamente... a través de lo que otros dicen que él es.

Me gustaría terminar de momento, pues ando en continua revisión y ampliación de estas reflexiones, con estas palabras del mismo Heidegger: Lo que permanece extraño al Dios, los aspectos del cielo, esto es, lo familiar al hombre. ¿Y qué es esto? Todo lo que en el cielo y así bajo el cielo y así sobre la tierra brilla y florece, suena y huele, crece y viene, pero también va y decae, pero también grita y calla, también palidece y oscurece. En esto familiar para el hombre, pero extraño para el Dios, se destina (schicket sich / se ha enviado) el desconocido para permanecer allí cobijado: como el desconocido. El poeta empero convoca (ruft / llamadas) a toda claridad de los aspectos del cielo y a todo sonido de sus caminos y aires, a la palabra que canta y trae allí lo convocado a lucir (Leuchten / brillar: como una estrella) y sonar. Pero el poeta no describe, si es poeta, el mero aparecer del cielo y de la tierra. En los aspectos del cielo el poeta convoca a aquello que en el descubrirse precisamente deja aparecer al que se oculta, y por cierto como el que se oculta. En las manifestaciones familiares el poeta convoca lo extraño como aquello en lo que lo invisible se destina para permanecer lo que él es: el desconocido (Heidegger)... 

Heidegger habla de lo que se oculta; en el desconocido, y a la vez de lo desconocido: habla de nuestros miedos… y habla de lo que se muestra y a la vez se oculta "en nosotros"; habla del lucero de la noche y de una promesa de luz en nuestra noche más oscura: de la promesa de vida tras la muerte: muerte que todos tememos. El poeta empero convoca (llamada) a toda claridad de los aspectos del cielo y a todo sonido de sus caminos y aires, a la palabra que canta y trae allí lo convocado a lucir (brillar: como una estrella) y sonar. Pero el poeta no describe, si es poeta, el mero aparecer del cielo y de la tierra. En los aspectos del cielo el poeta convoca a aquello que en el descubrirse precisamente deja aparecer al que se oculta, y se desprende que delante solo hay “es” una roca inerte, lucero radiante e infierno abrasador para la esperanza, que resplandeces en una convocatoria al Olimpo, camuflado tras el deslumbrante brillo de una luz que es solo reflejo / como aquel espejismo de nula esperanza (que aleja de sus caminos y propósitos al hombre en la vida) tomando el lugar y fingiendo el poder (de vida) de una verdadera estrella. 

Heidegger escribe en Ser y tiempo: [«La presente investigación se halla tan solo en camino hacia tal meta» (Heidegger - Suz 437; tr. 470). Veinte años más tarde escribe Heidegger que estas frases tienen todavía mayor valor: «También en los días venideros seguiremos en camino, andariegos en la vecindad del ser» (PL 93: tr. Hum, 42 s.). (O. Pöggeler - el camino del pensar en Heidegger)]. Y aquí cabe que pensemos un momento: También en los días venideros seguiremos en camino... andariegos en la vecindad (inmediaciones) del ser. 

Pero recordemos: hay un problema cuando pretendemos llegar al ser, o Dios que nadie lo vio o reconoce ahí (de alguna manera) (y al que le le es ajeno todo lo nuestro /en tanto: somos ajenos a él  /  un Dios al que nadie  puede ver, ni sabe cómo es, ni siquiera se le puede intuir, ni conocer. Y, sin embargo, San Pablo cuando, de pie, en medio del Areópago, se dirige a los Atenienses: "En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré, entre otras cosas, un altar con esta inscripción: Al dios desconocido. Y Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer". (Hechos 22,24). Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre; así que en aquel día comprenderán que yo soy, el que dice: ``Heme aquí (Isaías 52:6).

64. Dijo Jesús esto: «Un hombre tenía algunos huéspedes {invitados} y cuando hubo preparado la cena, envió a su sirviente para que pudiera invitar (lit. «Llamar») a los huéspedes. Fue al primero. Le dijo esto: “Mi señor te invita”. Él dijo esto: “Tengo algún dinero para algunos comerciantes; ellos están viniendo a mí (por la) tarde. Iré y les daré órdenes; me excuso de la cena”. Fue a otro. Le dijo esto: “Mi señor te invitó. Él le dijo esto: “He comprado una casa y me requieren por un día; no estaré disponible”. Vino a otro. Le dijo esto: “Mi señor te invita”. Él le dijo esto: “Mi amigo se casará y yo, que haré la cena, no puedo venir; me excuso de la cena”. Fue a otro. Le dijo esto: “Mi señor te invita”. Él le dijo esto: “Acabo de comprar una granja (y) me voy a cobrar la renta; no podré ir, presento mis excusas”. Vino el sirviente (y) dijo a su señor: “Los que invitaste a la cena se han excusado”. Dijo el señor a su sirviente esto: “Sal afuera, a los caminos (y) tráete a todos los que encuentres para que puedan cenar; los compradores y comerciantes no [entrará]n en los lugares de mi Padre». 

Es posible que pienses: pues en ocasiones pienso en eso que crece dentro de mí y dentro de toda persona; y lo más terrible es que no puedo dejar de pensar en él, y a su vez pensar que con ello lo que hago es alimentarlo. Sin embargo, tampoco puedo dejar de sentir y sentir es igualmente otra forma de cebar. Pues su alimento está allá donde progresa: en el corazón, donde alimentarse de lo que hay es su condición, lo que de otra forma solo le queda morir. Si sientes ese gusano dentro no te sorprendas, pero antes de nada o escribir piensa, con qué alimentaste tu corazón y luego no te sorprendas, de aquello que surja de tu interior. Pues la palabra actúa como un hechizo, que separando al gusano de su medio obliga a éste salir, renaciendo en aseveración bruta, frente al estupor del cara a cara que supone vernos ante aquello ausente i-de uno mismo oscuridad  que habita las  propias tinieblas → oscuridad sobre todo al mirar alrededor que la guerra y el fuego están venciendo y sometiendo el mundo al dominio de sus llamas; pero recuerda: que el de hoy fue también un perfecto amanecer, y si alzas la vista por encima de las llamas verás que el día rebosa luz; y que hoy en la noche, como ayer,  las estrellas te saludan y al amanecer el sol de nuevo brilla: déjate entonces acariciar por su suave luz y sentirás el vello erizarse y como esas minúsculas partes de ti (que sienten su calidez) enloquecen de júbilo por el nuevo día. Quizás me llames loco o borracho, y quizás incluso tengas razón, pero una vida llena hay que pasarla toda en sueño profundo (embriagado) para atisbar su luz entre tanta oscuridad, y luego atreverse, montando un caballo de madera al revés a galopar el vacío buscando la revelación que en la tormenta antecede la manifestación de la cólera divina, y gritarle al fuego: ¡¡Hasta aquí llegarás y no más allá; pues es aquí donde fijaré tus confines y romperé el orgullo de tus llamas!!

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